Juan Carrasco

La impactante historia de una prisión preventiva injustificada que le costará dos millones a la justicia peruana y deja inconcluso un caso de asesinato.

En la legislación peruana, la prisión preventiva aparece como la medida de mayor magnitud que pretende, mediante la privación de la libertad del imputado, garantizar que esté presente en el proceso y evitar que este pueda convertirse en un obstáculo en la investigación en marcha. 

Al restringir la libertad personal, para que se dicten este tipo de medidas se requieren sustentos sólidos que justifiquen su necesidad. Sin embargo, en más de una oportunidad, los criterios para solicitar y dictar la prisión preventiva han pasado por alto detalles claves que finalmente han derivado en que personas inocentes vean esfumarse varios meses y hasta años de sus vidas detrás de las rejas.

LAS CONTRADICCIONES DETRÁS DEL ENCIERRO

En diciembre del 2016, Heráclides Antonio Arenas Delgado recibió una de las peores noticias que había recibido en sus sesenta y cinco años de vida al escuchar que el Sétimo Juzgado de Investigación Preparatoria de la Provincia de Chiclayo había dispuesto que permanecería en prisión un año y medio.

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A Arenas Delgado  se le acusaba de ser presunto integrante de una organización criminal y corrupción de funcionarios en un caso que había tenido como desenlace fatal al asesinato de Luis Roberto Cieza Herrera, quien se venía desempeñando como funcionario de la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (SUNAT), en diciembre del 2015.

Heráclides Arenas había terminado involucrado en este caso porque había sido señalado como el contador de los hermanos Samuel y Carlos Roncal, quienes supuestamente tenían una investigación pendiente en SUNAT por defraudación la cual  se encontraba a cargo de Cieza Herrera.  

Acorde a la hipótesis del fiscal, Arenas había tenido la tarea de convencer a Cieza de modificar el informe que tenía a cargo ofreciéndole una considerable cantidad de dinero y, como el funcionario de SUNAT no aceptó la oferta que Roncal le hizo mediante su contador, se dio la orden de asesinar a Luis Cieza.

Para justificar la prisión preventiva de  Heráclides se había usado la declaración de Liliana Arenas Abanto, la viuda de Luis Cieza Herrera, quien había indicado que conocía a Arenas porque era padre de uno de los compañeros de aula de su hijo y, además, agregó que “trabajaba como contador para una empresa que no sé exactamente cuál es, pero mi referido esposo le había hecho una auditoría a dicha empresa”.

A ello se le sumó lo dicho por un testigo cuya identidad no fue expuesta pero que acusó a Arenas Delgado de ofrecer un soborno  al funcionario. “Un aproximado de 500 mil dólares para dejar de investigar a sus jefes de Agropucalá”, indicó quien fue identificado como el testigo con clave N° 04-2016.

Si bien estas declaraciones parecen comprometedoras, no tardaron en evidenciarse grandes contradicciones. La primera fue que la viuda de Cieza había declarado inicialmente desconocer dónde trabajaba y luego mencionó que lo hacía para Agropucalá. Aunque lo más llamativo al respecto fue que, tal como lo informó el propio Departamento de Personal de la azucarera en el Oficio N° 63-2017/DP, Arenas nunca prestó servicios para Agropucalá.

Aunque Heráclides Arenas no había sido trabajador de Agropucalá, sí trabajó para Samuel Roncal, uno de los sindicados como autores intelectuales del asesinato de Cieza. Pero el trabajo que realizó Arenas para uno de los hermanos Roncal como parte de un proceso de fiscalización había culminado para 2013 con la cancelación del impuesto y multa correspondiente.

Además, en diciembre del 2013, el propio Cieza Herrera había tramitado el Memorando N° 1102-2013-SUNAT-210200 con el cual se disponía el traslado de Samuel Roncal como contribuyente a Lima, por lo que tanto Cieza como la Sunat Lambayeque dejaron de estar facultados para la revisión de sus estados tributarios.

En el caso de Carlos, el otro hermano Roncal Miñano, se le había realizado una fiscalización por presunto delito tributario, aunque esta había concluido en junio del 2015 y, para julio del mismo año, Carlos Roncal ya había pagado el impuesto omitido que ascendía a los 250 mil soles.

Estos hechos llevaron a que la tesis del fiscal Germán Montero Ugaz, con la cual se había justificado la prisión preventiva de Heráclides Arenas, sea fuertemente cuestionada debido a que no parecía existir una razón para que los hermanos Roncal ofrezcan un soborno a Cieza Herrera y menos para que estos ordenen sus asesinato. 

Claro que esta información no llegó a evitar que Heráclides Arenas pase más de un año tras las rejas. Si bien abandonó la prisión sin ninguna sentencia en su contra, los meses que pasó privado de su libertad por un caso en el que no parecían existir argumentos sólidos representan una indiscutible injusticia.

Cabe resaltar que el fiscal Montero Ugaz se desempeñaba como fiscal adjunto del fiscal Juan Carrasco Millones, quien ha estado involucrado en varios casos de un mal uso de la prisión preventiva y que han sido relatados en informes periodísticos de Sudaca. Además, fue el propio Carrasco Millones quien estuvo presente en el relato del testigo clave 04-2016 cuyas declaraciones fueron usadas para solicitar la prisión preventiva de Arenas.

TIEMPO DE REPARACIONES

Si bien nadie podrá devolverle a Heráclides los meses de su vida que pasó detenido, la justicia contempla la posibilidad de exigir una indemnización por el daño sufrido. Es por ello que Arenas Delgado ha presentado recientemente una demanda por daños y perjuicios.

Arenas Delgado exigen la suma de dos millones de soles por concepto de lucro cesante, daño emergente o patrimonial, daño moral y daño a la persona, aspectos que se habrían visto afectados por su ingreso a prisión como consecuencia de la prisión preventiva que se dispuso años atrás.

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Además del dinero que el Estado tendría que pagar ante una demanda que Heráclides Arenas tiene grandes chances de ganar, lo que esta insólita historia expone es el uso que se le está dando al recurso de la prisión preventiva que le puede costar al país varios millones y, como consecuencia más grave, le puede costar a personas inocentes varios meses y años de una vida que no podrán recuperar.

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Chiclayo, Heráclides Arenas, Juan Carrasco

La impactante historia sobre uno de los policías que pasó de ser uno de los protagonistas en operativos contra la corrupción a ser señalado como el que alertaba a los investigados.

La madrugada del jueves 29 de noviembre del 2018, la gente de Chiclayo volvía a presenciar que, al igual que había pasado años atrás con Roberto Torres, un alcalde en funciones era detenido por presuntamente liderar una organización criminal. Ese día, el burgomaestre David Cornejo Chinguel terminaría arrestado y, días después, ocurriría lo mismo con otros funcionarios de su confianza. 

Si bien la caída del líder suele representar el golpe definitivo para  las organizaciones criminales, en este caso parecía que apenas estaban abriendo la puerta de un escándalo todavía mayor que no sólo había involucrado a funcionarios municipales sino que también incluía a un informante disfrazado con uniforme policial. Sudaca accedió a documentos de este insólito caso que, además, ha evidenciado una serie de irregularidades en las investigaciones posteriores.

EL INFORMANTE

Cuando se realizó el operativo en el cual se capturó al alcalde Cornejo Chinguel también fueron arrestados doce funcionarios y, como corresponde, se les tomó declaraciones para conocer su participación en la organización criminal. Uno de estos funcionario era Nilton César Monje Sampen, quien se había desempeñado en varios cargos de confianza en la Municipalidad Provincial de Chiclayo tras la llegada de Cornejo Chinguel a la alcaldía.

Por su cercanía con el alcalde arrestado se esperaba que Monje Sampen pueda aportar una declaración valiosa. Sin embargo, lo que terminó relatando fue una situación que pocos podían imaginar. En su primera declaración del 22 de diciembre del 2018, el exfuncionario reveló que, en una visita a la casa del alcalde, el propio Cornejo Chinguel le había contado que tenía un amigo en la policía que le advertía de los operativos hacia la municipalidad.

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Tal como se puede apreciar en estos documentos, Monje no sólo expuso la existencia de este infiltrado sino que lo identificó como el comandante Romel Díaz y, en otra parte de la declaración, señala que este aliado del alcalde incluso le había advertido que se estaban monitoreando sus llamadas y hasta se jactaban de haber frustrado un operativo a la Gerencia de Transportes gracias a la colaboración de este policía.

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Como era de esperarse, esta impactante revelación no tardó en llegar a los medios de comunicación y fue el diario Correo el que expuso a la opinión pública que el detenido alcalde de Chiclayo contaba con un policía como infiltrado para estar al tanto de cualquier operativo que lo pudiese perjudicar. Además, en dicha publicación se mencionaba que esta protección que recibía el alcalde era a cambio de diez mil soles mensuales.

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Pero lejos de tomar el camino de la transparencia, este caso empezó a tomar uno que generó un sinnúmero de sospechas y el 28 de enero se produjo uno de movimientos más llamativos de esta historia cuando Nilton Monje Sampen realizó una extraña ampliación de declaración en la cual negó que Romel Díaz haya sido el policía que filtraba información. Monje alegó que, debido a un cuadro de diabetes emotiva, se refirió a Romel Díaz sólo porque fue un nombre que surgió en comentarios y, además, afirmó no conocer a Díaz en persona y que ignoraba el rango que ostentaba.

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Pero esta no sería su única ampliación de declaración. En diciembre del 2019, Monje Sampen volvió a declarar y en esta oportunidad señaló que esta persona, a quien decía conocer sólo por el apellido Díaz, era un técnico de la policía que pertenecía a la religión evangélica. El exfuncionario municipal indicó que esta información la conoció por el propio alcalde Cornejo.

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EL EXPEDIENTE DÍAZ

Pero esta no es la primera vez que el policía Romel Díaz es noticia. En el pasado, tal como informó Sudaca en el informe titulado Informes fantasmas y castigos reales, Díaz estuvo involucrado con la elaboración de un informe que presentaba muchas irregularidades y fue usado para conseguir la detención preventiva de varios funcionarios que fueron involucrados con el caso “Los Limpios de la Corrupción”  pese a que el tiempo demostraría que esta medida era innecesaria y que no existían pruebas en su contra.

Es por esta razón que también resulta sospechoso el accionar del fiscal Juan Carrasco Millones, quien trabajó con Díaz en el caso “Los Limpios de la Corrupción”. Cuando este caso del posible infiltrado que proporcionaba datos de los operativos al alcalde cae en manos de la Fiscalía Especializada en delito de Corrupción de Funcionarios, la fiscal provincial Karim Ninaquispe le solicitó a su colega Carrasco Millones la información al respecto.

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Es a partir de este punto se empiezan a evidenciar algunas decisiones extrañas en el accionar de Carrasco Millones. Por ejemplo, en el documento correspondiente a la apertura de investigación preliminar, se observa que la fecha indica 28 de enero y, al mismo tiempo, se programa una ampliación de declaratoria para el mismo 28 de enero pese a que deberían avisarse con 72 horas de anticipación.

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Además, como parte de otro movimiento extraño por parte de Carrasco Millones previamente, decide citar a declarar a los policías que sólo habían sido testigos de la declaración que brindó Nilton Monjes en la cual inculpaba a Romel Díaz.

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Si bien la captura del alcalde Cornejo Chinguel parecía representar el fin de una organización criminal, lo expuesto por Nilton Monjes revela un problema incluso mayor, como lo es la filtración de información de operativos. Sin embargo, pareciera que por tratarse de un infiltrado inesperado la investigación de este caso ha terminado plagada de cambios inexplicables.

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Chiclayo, Juan Carrasco, Romel Díaz

La historia de los documentos que llevaron a la detención de más de veinte personas por el recordado caso “Los Limpios de la Corrupción” y que no figuran en los registros de la policía.

Como lo ha relatado Sudaca en informes previos, el caso “Los Limpios de la Corrupción” que supo captar la atención de todo un país hace casi una década no estuvo exento de serios cuestionamientos que, con el paso de los años, han despertado un sinnúmero de interrogantes y han llevado a que el trabajo del exministro Juan Carrasco Millones esté bajo la lupa.

Uno de los puntos claves en el desarrollo de este caso fue la fecha en que se ordenaron las detenciones del entonces alcalde Roberto Torres y los más de veinte funcionarios a pocos días de las elecciones municipales del 2014 en las que Torres iba por la reelección y podría no ser una simple coincidencia.

Sudaca ha conversado con uno de los más de veinte detenidos en aquella fecha y se ha podido revisar una serie de documentos que invitan a dudar sobre la verdadera motivación detrás de un caso que hoy parece estar lejos de representar el espíritu de la lucha contra la corrupción.

EL INFORME DESCONOCIDO

 Juan Miguel Valdivia Goycochea fue uno de los funcionarios señalados como parte de la organización criminal contra los que se dio la orden de detención. En aquella época, Valdivia se desempeñaba como gerente de la Entidad Prestadora del Servicio de Saneamiento de Lambayeque (Epsel).

Esta situación llevó a que Valdivia Goycochea pase cerca de tres años en prisión preventiva por, supuestamente, estar involucrado en lavado de activos y ser parte de una organización criminal. Sin embargo, casi una década después y con una investigación que terminó en 2018, Valdivia no ha sido acusado. “No tengo ninguna sanción por falta administrativa ni una sentencia penal”, indicó a Sudaca.

Como probablemente haría cualquiera persona que ve pasar tantos meses de su vida detenido sin una sentencia, Valdivia empezó a investigar sobre el caso que lo llevó a atravesar este episodio traumático y, para su sorpresa, se terminó encontrando con más preguntas que respuestas.

Estas sospechas se produjeron, principalmente, por el informe de inteligencia en el cual se había respaldado el fiscal Carrasco Millones para conseguir la detención de Torres y los funcionarios. “Nos llegó la información que quienes estaban haciendo las escuchas legales estaban de vacaciones y no podían hacerlas”, cuenta Juan Valdivia.

Las personas a las que hacen referencia son el mayor Romel Agustín Díaz Paz y el teniente Víctor Javier Chafloque Oliden. Según la información que brindó la propia OFINTERPOL de Chiclayo, el día que emiten el oficio dirigido al entonces fiscal adjunto Carrasco Millones que permitió gestionar la detención preliminar, lo apellidos Díaz y Chafloque no figuraban en la lista de personas que estaban de servicio en aquella fecha.

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Pero esta situación toma un tinte más turbio al conocerse que se podría estar ante un caso de usurpación de funciones. Cuando en 2019 se tomó la declaración de Luis Enrique Farfán Silva, quien en 2014 se desempeñaba como jefe de la OFINTERPOL, Farfán dijo desconocer el trámite del cuestionado informe de Chafloque y Díaz, y agregó que ellos no estaban bajo su mando.

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Sin embargo, el informe incluía el sello y forma de Farfán Silva como jefe de la OFINTERPOL de Chiclayo. Aunque un detalle que ha llamado la atención es la innegable diferencia entre las firmas del entonces coronel Farfán Silva en otros documentos del mismo año 2014 y aquel que afirma desconocer. El sello usado aquel 29 de septiembre también muestra diferencias del que usó en otros documentos debido a que omite su segundo nombre y agrega un “JEFE OFINTERPOL – CHICLAYO” que no se encuentra en otros documentos sellados por Farfán.

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EL INFORME FANTASMA

Pero hay otros documentos que generan dudas sobre este caso. En 2015, se solicitaron copias certificadas de documentos supuestamente emitidos por Contraloría general de la República, Unidad de Inteligencia Financiera de la SBS, equipo de lavado de activos de la PNP, equipo de la Comisión Nacional de Bienes Incautados, peritos contables y equipó de inteligencia Operativa de la Dirección General del Ministerio del Interior que habían sido mencionados en el informe de 29 de septiembre que avalaron que el exministro Carrasco pueda conseguir la detención de más de veinte funcionarios.

No obstante, la respuesta que se recibió no sólo indicaba que estos documentos no existían sino que agregaba que los oficiales que supuestamente habían sido los autores trabajaban en Chiclayo pero no habían prestado servicio en la jefatura en cuestión.

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Juan Valdivia no niega que hayan existido hechos ilícitos en la gestión del exburgomaestre Roberto Torres, pero considera que la manera en que el fiscal Juan Carrasco Millones procedió con el caso “Los Limpios de la Corrupción” no fue idónea. “No digo que sean inocentes todos, pero no se hizo bien”, indicó a Sudaca y, con respecto al considerable número de personas para los que pidieron detención preventiva, agrega que “se hace un show mediático y al final no hay sentencia”.

Casos como el de Juan Valdivia demuestran que, aunque estas irregularidades en los informes que se usan para combatir a los políticos involucrados en casos de corrupción pueden desvirtuar una lucha necesaria en el Perú, lo más grave es que personas cuyas acusaciones en su contra no son claras pueden terminar perdiendo varios años de su vida detenidos como parte de lo que parece ser un show mediático. 

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Juan Carrasco, Ministerio del Interior

Tal como lo expuso Sudaca en la primera parte del informe sobre Juan Carrasco Millones, los primeros momentos de fama del exministro estuvieron ensombrecidos por las contradicciones y mentiras que se dijeron con respecto al misterioso apoyo en recursos que recibieron los involucrados en el caso “Los Limpios de la Corrupción”.

Sin embargo, la historia detrás de uno de los casos que supo concentrar la atención de todos los peruanos hace casi una década tiene todavía muchos vacíos que despiertan suspicacias así como testimonios que generan desconfianza sobre lo que realmente ocurrió en el detrás de escena de lo que en su momento fue la mediática detención del alcalde de Chiclayo.

Sudaca ha revisado la información de aquella época para completar esta segunda parte del expediente sobre Juan Carrasco y conocer a fondo cuáles han sido los cuestionamientos que existieron sobre el proceder de Carrasco Millones en la época que se intentó instalar como un luchador contra la corrupción.

MENTIRAS E IREGULARIDADES

Si bien la detención del alcalde Roberto Torres y más de veinte personas había sido vista en su momento como un acto valiente por parte de los fiscales a cargo del caso, entre los que se encontraba el exministro Carrasco Millones, la información que se ha conocido años después con respecto a los argumentos y pruebas para conseguir estas detenciones han expuesto una serie de irregularidades alarmantes que comprometen seriamente a los que en su momento fueron los responsables de la caída de “Los Limpios de la Corrupción”.

Durante el año pasado, Diario La Verdad, un medio regional de Chiclayo, contó la versión de uno de los funcionarios de la Municipalidad Provincial de Chiclayo sobre lo que realmente habría ocurrido con las colaboraciones eficaces. Según Jorge Matallana Peralta, sus declaraciones no sólo fueron tomadas como si él fuese un aspirante a colaborador eficaz sino que, además, los hechos que figuraban en esos documentos no correspondían a sus relatos y habían sido elaborados por los fiscales a cargo.

Matallana Peralta incluso expresó que, usando el temor de terminar en una cárcel, le hicieron firmar documentos con preguntas que nunca se le habían formulado y respuestas que no correspondían a su versión. Para Matallana, el objetivo del fiscal Sergio Lucio Zapata Orozco no era conocer los hechos verdaderos sino reforzar su teoría, aunque para ello tenga que ampararse en mentiras.

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Pero lo relatado por Matallana está lejos de ser un caso aislado. En el siguiente video, otros implicados en el caso cuentan las presiones que recibían para realizar declaraciones que sean funcionales a los intereses de los fiscales y la evidente falta de interés que existía por conocer los hechos que realmente involucraban a los integrantes de “Los Limpios de la Corrupción”.

En la grabación de la audiencia se puede escuchar a Ernesto Sánchez Vásquez y Carlos Mendoza Oliden, exfuncionarios de la municipalidad, retractarse de las declaraciones que habían hecho previamente ante el Ministerio Público y acusar a los fiscales a cargo de haberlos presionado con frases como “si tú los echas, te vamos a pasar como testigo y no te va a pasar nada”.

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EL FACTOR POLÍTICO

Sudaca conversó sobre estas irregularidades en  el caso “Los Limpios de la Corrupción” con Rubén Fernández Morales, presidente de la asociación civil Pro Actione, quien explica la participación del exministro Juan Carrasco en este caso. “Carrasco Millones, con informes falsos de inteligencia, respalda un requerimiento de más de treinta funcionarios de la Municipalidad de Chiclayo”, expone en declaraciones a este medio.

Además, Fernández hace énfasis en el momento elegido para pedir la prisión preventiva del entonces alcalde Roberto Torres, que se respaldó en los mencionados informes falsos, ocurrió a pocos días de las elecciones municipales y benefició la llegada a la alcaldía de Chiclayo de David Cornejo Chinguel, el candidato de Alianza Para el Progreso, debido a que ocurren precisamente días antes de las elecciones.

Pero, además de manipular declaraciones de falsos colaboradores eficaces, los documentos usados para la detención de más de veinte funcionarios también habría contado con la colaboración de integrantes de la policía y los nombres de estos oficiales serían Romel Díaz Paz y Víctor Chafloque Oliden.

“Firman un informe de inteligencia donde relatan una serie de una organización criminal”, comenta Rubén Fernández sobre el rol de estos oficiales que le proporcionaron a Carrasco Millones otro de los documentos claves para lograr la prisión preventiva. Sin embargo, ninguno de estos oficiales estaba en condiciones de poder firmar un oficio de la Oficina de Inteligencia Territorial Policial (Ofinterpol) debido a que no cumplían funciones en este lugar y, posteriormente, fueron acusados de usurpación de funciones.

Desmantelar una organización criminal vinculada con políticos es, sin lugar a dudas, una tarea valiente y necesaria en un país tan perjudicado por la corrupción. Pero, cuando se utilizan métodos por fuera de la ley con el propósito de acortar caminos, la finalidad de cualquier detención y operativo queda totalmente desvirtuada, tal como parece haber ocurrido con el emblemático caso del exministro Carrasco Millones.

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Juan Carrasco, Ministerio del Interior

Sudaca accedió a documentos que exponen a Juan Carrasco Millones, el exministro castillista, y el polémico caso que impulsó su carrera.

En septiembre del 2014, a pocos días de las elecciones regionales y municipales, un escandaloso caso llevó todas las miradas de los peruanos a la ciudad de Chiclayo. La razón: El alcalde en funciones y candidato para una tercera reelección, Roberto Torres Gonzales, tenía una orden de captura en su contra junto con un grupo de casi treinta personas compuesto por funcionarios e integrantes del entorno familiar del burgomaestre.

Torres era acusado de lavado de activos, corrupción de funcionario y asociación ilícita para delinquir. El caso tomó tal magnitud que incluso el entonces ministro del Interior, Daniel Urreti, siguió de cerca la captura del alcalde chiclayano. En un país en el cual existe la sensación que los políticos sin intocables,  no era un hecho menor que un personaje que había sido la máxima autoridad de su ciudad no pudiese escapar de la justicia.

Sin embargo, aunque ese parecía el final ideal de lo que se había vendido como un caso de corrupción, esta historia de justicieros no estaba exenta de sus propias sombras. Sudaca tuvo acceso a documentos que despiertan dudas sobre lo que ocurrió detrás de lo que en ese entonces se conoció como el caso de “Los Limpios de la Corrupción” y tuvo como uno de sus protagonistas al exministro Juan Carrasco Millones, quien desempeñaba el cargo de fiscal y fue uno de los impulsores de estas detenciones.

EL APORTANTE MISTERIOSO

Si en política se despiertan suspicacias cada vez que se conocen los aportantes a las campañas de los candidatos por los intereses que pueden existir detrás de las supuestamente desinteresadas contribuciones, cuando se trata de colaboraciones con la justicia resulta lógico que la desconfianza sea todavía mayor por todas las herramientas que podrían estar a disposición de intereses ajenos a la justicia.

En 2014, mientras el caso del alcalde Torres acaparaba las portadas, el trasfondo ocultaba detalles que generan dudas razonables sobre los que podrían haber sido los verdaderos intereses detrás de la detención del entonces alcalde de Chiclayo y el emblemático caso de “Los Limpios de la Corrupción” que hicieron famoso al exministro Carrasco Millones.

Por aquella época, aprovechando la conmoción que había generado la detención de alcalde de Chiclayo, Juan Carrasco Millones, quien en ese entonces todavía era un fiscal adjunto, empezó a ser protagonista de entrevistas e informes periodísticos que lo hacían ver como un referente de la lucha contra la corrupción que era perseguido y amenazado de muerte como represalia por haber permitido la detención de un político corrupto y su organización criminal.

En estas entrevistas, Carrasco Millones aparecía acompañado por César Fernando O´Phelan Pérez, quien se presentaba como el presidente de la ONG Projusticia que estaba auxiliando a Juan Carrasco ante las amenazas que recibía y, durante las declaraciones que daban a los medios, O´Phelan detallaba los pormenores de la caía del alcalde.

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Según relató el propio César O´Phelan en compañía de Carrasco Millones, un programa denominado “Cooperación para el Fortalecimiento del Sistema de Justicia de Lambayeque” impulsado por el gobierno británico había permitido la asignación del presupuestos que permitió alquilar un local, adquirir equipos computarizados y hasta realizar capacitaciones del equipo que integraba Carrasco Millones.

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Si bien el apoyo a la logística de “Los Limpios de la Corrupción” puede parecer una buena noticia, se puede convertir en un escenario desconcertante cuando el generoso apoyo deja de tener un rostro confiable, como lo podría ser el gobierno británico, y pasa a ser un desconocido. Además, el silencio de Carrasco Millones, quien por el cargo que desempeñaba podía saber los detalles del supuesto convenio, llevan a que este caso sea todavía más sospechoso.

En abril del 2018, Mariana Del Pilar Vásquez Zagaceta, presidenta de la Juntas de Fiscales Superiores de Lambayeque, recibió una solicitud en la cual le pedían el convenio de la mencionada cooperación internacional, los documentos de la asignación presupuestal producción de este programa y otros detalles del programa “Cooperación para el Fortalecimiento del Sistema de Justicia en Lambayeque” que O´Phelan relataba a los medios en compañía del fiscal Carrasco Millones.

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Cinco días después, la fiscal superior respondió a esta solicitud e informó que el famoso convenio no existía y que el Distrito Fiscal de Lambayeque nunca había suscrito nada relacionado con un programa denominado “Cooperación para el Fortalecimiento del Sistema de Justicia en Lambayeque”.

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¿QUÉ ESCONDEN?

Sudaca conversó con Rubén Fernández Morales, presidente de la asociación civil Pro Actione, para conocer cuáles podrían ser las motivaciones de Carrasco Millones para haber guardado silencio cuando se detallaba información clave sobre el grupo que él integró y el apoyo logístico que había recibido.

Al respecto, Fernández señala que “Carrasco millones usa esa imagen para decir que lo querían matar por haber desarmado una red criminal y que el poder corrupto de altas esferas de jueces y congresistas los querían perjudicar”. Sin embargo, según Fernández Morales, el exfiscal no buscaba protección sino un ascenso. “Usa esa imagen para tres o cuatro días después logre su ascenso a fiscal titular”, explicó.

“Él está recorriendo el país aduciendo que está formando un partido político”, comenta Fernández sobre el presente de Carrasco Millones y se muestra indignado debido a que considera que nunca se investigaron sus acciones. “Lamentablemente, la fiscalía de Lambayeque nunca lo quiso investigar”, agrega.

LA PALABRA DE O´PHELAN

Sudaca pudo conversar con César O´Phelan para conocer los detalles de su participación en este polémico caso. Según relató, él nunca habló de ningún tipo de convenio con el gobierno británico y explicó que “no es ningún convenio. Yo fui seleccionado y preparado por el Crown Prosecutor Service, que es como el FBI de Gran Bretaña”.

Además, O´Phelan señala que desconocía detalles del operativo para las detenciones en el caso  “Los Limpios de la Corrupción”. Agrega que sí promovió a Carrasco Millones porque consideraba que “su trabajo había sido limpio”. “Lo acompañé a varios canales de televisión en Lima para que se sepa lo que se había hecho en Chiclayo para que sirva de modelo de otros fiscales jóvenes del Perú”, comenta con respecto a sus apariciones en medios. O´Phelan relata que, tiempo después, Carrasco Millones se distancia y hasta  abre una carpeta de investigación contra él, sus padres, hermano y sobrino como venganza por haber investigado casos relacionados a las mafias azucareras.

La caída de políticos corruptos siempre representará una noticia favorable para un país tan golpeado por esta clase de personajes. Sin embargo, este tipo de operativos corren el riesgo de desvirtuarse cuando carecen de transparencia y, además, planean con premeditación una mentira que repiten o permiten que se siga propagando, como habría hecho el exminsitro Carrasco Millones. 

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