Clasificatorias

[CASITA DE CARTÓN] Esta casita de cartón abre sus puertas con la fiebre alta de las eliminatorias, que han comenzado y con esto otro sueño mundialista al 2026. Y escribe con un ojo en su ordenador y otro en el partido de Perú vs Brasil en un estadio Nacional que revienta de público y cánticos.  Y es que cuando la ‘blanquirroja’ entra al campo de juego, nos acordamos que todos somos peruanos y nos tratamos como hermanos, cantando el himno y celebrando los goles como si fuera la última vez que lo hiciéramos. Y en esos minutos que duran el partido nos olvidamos de todo, hasta de las deudas o que nos dejó nuestra pareja, no existe nada salvo esos hombres detrás de una pelota. ¿Pero qué es este deporte que es capaz de hacernos vender hasta nuestras casas, autos o hasta divorciarnos como sucedió con innumerables personas, para poder viajar al mundial de Rusia?

Odio

Alguna vez, la sabiduría en palabra y ser, según la concepción de occidente sobre este término, Jorge Luis Borges, se refirió sobre este deporte, fiel a su estilo, de esta manera: ‘la idiotez es popular por eso el fútbol es popular’. Como también le preguntaron en los tiempos donde Maradona era más amado que el mismo Dios por estas latitudes: ‘¿De qué equipo es, maestro?’. Y con su deleitosa y sapiente ironía, respondería: ‘Disculpe mi ignorancia’. Alguna vez se le inventó un mito popular, del que fuera hincha del equipo de Messi, Newell’s Old Boys, pero todo quedó en eso, un mito cuya asidero era la ficción.

Amor

También ha habido artistas e intelectuales que han estado en la trinchera contraria, y han amado mucho al ‘deporte rey’, como el autor de ‘Lolita’, Nabokov, quien era un guardameta y señalaba jovialmente que el arquero es el ‘guardián de los sueños’, o el Premio Nobel de Literatura 1957, Albert Camus, quien también era un ‘guardián de los sueños’ y que manifestaría sobre este deporte que amó: ‘Todo lo que sé de moral y obligaciones del hombre se lo debo al futbol”. Y de esto toma este columnista para señalar su amor por River Plate, del que ha sido hincha desde que tuvo uso de razón, desde aquellos años en aquella entrañable quinta de Enrique Palacios, donde lo que siempre rebosaba era felicidad y alegría. Y donde veía infaltablemente los partidos de River, ya que no tenía cable, en el restaurante de los ‘Huachanos’ con una jarrita de limonada o de chicha. Como los partidos de copa, en la época del Boca de Bianchi que eliminó a River en dos ocasiones, o en el que por primera vez un equipo peruano ganara un torneo internacional, justamente ante River, Cienciano, en aquella dramática final en el estadio de la UNSA, en Arequipa, con gol de tiro libre del paraguayo Lugo. Y en donde en ambas ocasiones saldría con la mirada baja, entre lágrimas, y con el consuelo de mi gran amigo, el mesero Gastón, el ‘huachano’, con su frase que me diría y recordaría siempre al irme triste por alguna derrota del ‘millo’: ‘Tranquilo, Renzo, ya vendrán épocas felices para River, y llorarás pero de alegría. Ya verás’. Y dicho y hecho, en estos casi diez años que he vivido en este país, probablemente se vivió la época más gloriosa del equipo Núñez, consagrada con la eterna final de Madrid ante el rival de toda la vida, Boca, en el Bernabéu. Recuerdo muy bien que por aquellos años vestía mi primera camiseta de River, de 10 solsitos, con la 10 de Gallardo, que sería el mejor regalo que me dieran en la vida y del que orgullosamente cada vez que jugaba al fútbol con mis amigos lo vestía.

Entre el amor y el odio

A su vez, ha habido otras mentes brillantes que le han disfrutado entre el limbo del amor y el odio, como el gran Umberto Eco, quien señalaría: ‘No odio al fútbol, odio a sus hinchas’. O como el dandi y el poeta de las flores, el vino y la elegancia, Oscar Wilde, quien acotaría con su magistral y fina ironía: ‘El fútbol es un juego de caballeros jugados por bárbaros’.

Hay textos inmortalizados sobre esta inconfundible pasión, como del escritor Nick Hornby, quien escribiera en ‘Fiebre en la gradas’, un libro del que se respira en todas sus páginas fanatismo y locura, y en este caso por los ‘cañoneros’ del Norte del Londres, el Arsenal. Aquel equipo ‘gunner’, que estaba muy lejos de ser la ‘sinfónica de Londres’, que deslumbraba a muchos de esta generación, ya que esa tradición del toque – toque llegaría recién a mediados de los noventa con  el ‘profesor’ Arsène Wenger, sino de un estilo rústico, de pelotazos. Y a su vez, ha habido grandes jugadores, como el ex campeón el mundo y ex jugador del Real Madrid, Jorge Valdano, quien ha confesado su afición por la lectura, e incluso a escrito libros sobre el tema o el ex técnico de la Juventus, campeón del Calcio, Maurizio Sarri, voraz lector del viejo indecente de Bukowski. Lo cierto es que este deporte paraliza millones de corazones en el mundo y nos hermana más que las guerras y las religiones, y así como la corriente va quizás llegue el momento que se cumpla la profecía de nuestro nobel, MVLL: ‘¿El próximo año le darán el Premio Nobel a un futbolista?’. Tal vez el tan controvertido nobel de la paz.

Esta casita de cartón cierra sus puertas con la tristeza de jugar como nunca y perder como siempre de nuestra selección ante Brasil. Que como muchas veces sucede en el amor, entregamos todo y al final siempre terminan dejándonos. Cuando estuvimos a punto de llamar a nuestras ex si ganábamos (en alusión al meme que se hizo viral si Perú ganaba), o hasta con el empate milagroso bastaba, como habíamos quedado con la Hermandad de los Bohemios Rotos. Ahora las cartas, las flores, los vídeos de Tik Tok con dedicación, y las palabras a flor de piel… ¿dónde nos lo vamos a meter? Nos queda esperar 4 años más o hasta que Perú vaya a otro mundial. Y es que el futbol remueve tantas pasiones inexplicables como el amor, que tiene razones que la razón nunca entenderá. ¿Y en qué lugar habrá consuelo para esta locura? En una cancha de fútbol, con el grito sagrado de ¡¡¡goooolll!!!

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Clasificatorias, Eliminatorias, Fútbol, Mundial 2026, Perú VS Brasil
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