Emilio Lafferranderie

“Y de pronto aparece Lionel Messi, «pulga» atómica que todo lo puede, que patea pizarrones, tacha bisectrices, destroza libros de teoría, borra ángulos rectos con un despliegue de quiebres y gambetas, de velocidad pegada a la pelota, de zigzag eléctrico, de fútbol fiesta para finalmente —no se le cruzo ni siquiera un perro suelto— no tener más remedio que enviarla adentro. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que Messi inició la jugada? 11 segundos. El alemán Schuster, técnico del Getafe 2007, dejó un reproche a su defensa: «Faltó una patada». Quizás bajo su punto de vista, aunque yendo a un plano ideal, creyendo en la pureza del juego y las buenas artes de sus cultores —¡qué hermoso sería!— se produjo un fenómeno muy especial: los rivales se extasiaron tanto con la demostración de magia y talento de Messi que se limitaron a mirar cómo culminaba su creación para sentirse parte de ella. 

Con los pies en la tierra, con una voz que surge de nuestra vieja raíz de hincha que precedió y dio base al periodista de hoy, sólo nos queda decir lo siguiente: loado sea el fútbol, único deporte que en 11 segundos, en tan brevísimo tiempo, puede montar cada tanto una obra de arte tan perfecta”

La introducción del «yo» que aparece en las últimas líneas la podemos notar más nítidamente en el homenaje que le rinde —a propósito de su fallecimiento— al que, a su juicio, fue el mejor futbolista uruguayo: Juan Alberto ‘Pepe’ Schiaffino. En aquella nota se remite a su adolescencia, época en la cual iba al Estadio Centenario a verlo jugar desde el Talud —entrada que valía 25 centavos y le permitía al espectador observar el juego parado detrás del arco— para elaborar su ‘despedida’. No solo destaca su excelso juego; introduce, para completar la semblanza, episodios inéditos de su vida y un recuerdo personal en una cena junto a los campeones del A.C Milan en 1981. “Y al poner el punto final seguimos viendo al crack, pasando entre forzudos con quiebres de cintura, como si estuviera patinando sobre el verde y obligándonos a pensar en los 25 centavos del Talud para el partido que viene. ¡Nos vemos el domingo, Pepe!”, concluye ‘El Veco’.

Fuente de la imagen: El Gráfico.

En cuanto a las piezas dedicadas a deportistas que supieron brillar e imponerse en sus respectivas disciplinas como Luis Horna y Sofía Mulánovich o aquellas donde muestra sus conocimientos sobre automovilismo —especialmente la última de la obra, en la que rememora su entrevista a Juan Manuel Fangio en 1962— y boxeo —otra de sus especialidades— tampoco pierden interés. Aquí nos hemos centrado principalmente en lo futbolístico, pero no deja de ser sugerente la posibilidad de una recopilación de artículos que sea más equitativa en cuanto a la temática. Más allá de este último punto que puede ser un proyecto editorial futuro, Fútbol es pasión reluce lo señalado por Pedro Ortiz Bisso, a saber que ‘El Veco’ “era dueño de una pluma irresistible, generosa en imágenes y colores”, que “podía ser agudo sin necesidad de estridencias o entrañable sin suplicar por la lágrima fácil”; es un libro que, en definitiva, merece se retomado por haber reunido y presentado verdaderas notas antológicas en las que queda desplegado todo el talento de don Emilio Lafferranderie, maestro del periodismo latinoamericano.


*Fotografía perteneciente a tercero

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Emilio Lafferranderie, Periodismo
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