A través de las páginas del libro uno va a poder sentir -producto de una forma de escribir tan fácil de entender- que uno pudo estar ahí, junto a los del boom de la literatura latinoamericana, como un extra, como un tercero caminando por las calles de Londres, Madrid, Barcelona, París o Nueva York. Ese extra que se da el lujo de ver, más que comprender, cómo los egos literarios diseñan -a través de sus vidas- historias. Historias que movieron la racionalidad occidental al punto de llegarse a convertir en premio nobel.
El comentario que aquí realizo sobre “Los Genios” no es la de un crítico literario, en lo más mínimo; por el contrario, es la de un aficionado, un aspirante a escribidor. O la de un simple lector de literatura.