Programas sociales

En el presente, la crisis sanitaria que ha generado la pandemia de la COVID-19 con sus consecuencias, que aún nos afectan, pone sobre la mesa del gobierno la obligación de destinar más recursos a sus programas sociales. Considerando que no solo en nuestro país, sino que en todo Latinoamérica los niveles de pobreza se han incrementado y seguirá haciéndolo.

Los recursos que el Estado destina para la lucha contra esta pobreza, o para ayudar a las poblaciones llamadas vulnerables o para desarrollar una mejor infraestructura para mejorar condiciones de vidas cotidianas, se ven reflejados en los programas sociales que existen en el Perú.

Sin embargo, un gran porcentaje de estos programas van tomando de forma constante y perenne, una marcada línea asistencialista y con rasgos paternalistas que frenan y limitan, creo yo, el verdadero sentido de lucha contra la pobreza y no se aproximan en nada a ser generadores de desarrollo y progreso en las comunidades atendidas. Y digo un alto porcentaje, al referirme a los liderados por los programas sociales estrellas y más conocidos, los otros son ensayos que para mi modesta opinión deberían ser fortalecidos. El lector sabrá sacar conclusiones de aquellos y no aquellos programas.

Lo que se busca en los programas sociales es encontrar eficiencia y eficacia al ser desarrollados y si bien, es importante la asistencia a las poblaciones que más lo necesitan, es también muy importante considerar qué tipo de asistencia se está dando en la actualidad.

En todos estos artículos que preceden y que tienen que ver con el tema del emprendedurismo, se están tocando temas que desde la perspectiva social y cultural abren caminos de análisis y consideración para conseguir un mejor desarrollo y crecimiento a niveles poblacionales y comunales. Es tratar de darnos cuenta de la importancia de involucrar a la misma población no solo en las decisiones propias de las comunidades sino de las decisiones propias para su autogestión. Y para eso, es importante anexar a todos los programas una coordinación, un programa o una oficina que se encargue de capacitar y fortalecer capacidades, habilidades, por un lado, o hurgar un poco en la historia y en la cultura de estas poblaciones, buscando potenciar sus recursos y darles la capacidad de crecimiento auto sostenido.

Es un papel importante del Estado, generar empleo y crecimiento económico, y para ello existen muchos mecanismos, y las posibilidades de lograr ese crecimiento está, aunque no lo creamos, en la sociedad misma como puntal. Una sociedad que tiene a nivel nacional muchas particularidades que deberíamos comenzar a aprovechar, y que en la mirada del desarrollo que buscan los programas sociales, seria de mucha utilidad, solo es importante generar en las personas atendidas y beneficiarias la idea de que la ayuda del estado tiene un cierre y este va a llegar en cualquier momento y para cuando se dé, existen los instrumentos necesarios para paliar esa falta dejada.

Ante programas que brindan alimentos, a los que cuidan niños, o a los que brindan asistencia a las comunidades para infraestructura, no sería interesante pensar en buscar que no solo recaigamos en esa asistencia, ¿sino en la que menciono líneas arriba? Es decir, fortalecer o brindar asesoría voluntaria para que aquellas madres que reciben atención con sus hijos puedan generar comedores propios de auto sostenimiento, generen en las necesidades propias la formación de sus propios proveedores formales, o que la infraestructura no vaya en los caprichos de cualquier alcalde entusiasta y se ponga relevancia a infraestructura que beneficie a la población misma en lo que se refiere a algún producto estrella: quesos, truchas, taras o cacao. Si el estado promueve integralmente este desarrollo, fortalecimiento de capacidades, aprovechamiento de recursos naturales, se estaría muy cerca de ver hecho realidad en principio de unos muy estructurados micro corredores económicos a través de todo nuestro país. Tema de otro artículo.

A esto me refiero con la importancia de darle una nueva mirada a los programas sociales, no solo la asistencia ortodoxa, ongista, sino una asistencia integral de un estado comunicante y coordinante, convocante. Y de esta manera podremos apuntar a seguir en una etapa de reactivación económica, es decir, camino a alcanzar mejores niveles productivos y de empleo antes de la pandemia.

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Hans Behr, Programas sociales
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