De mantenerse la tendencia histórica, mayo y junio no le serán propicios a un gobierno que no halla el rumbo, que falla, inclusive, en algo que le debió haber hecho subir varios puntos en las encuestas, como la respuesta oficial a los desastres naturales, que no refina su perfil político (aunque algo ha mejorado con el reciente cambio ministerial) y que, por ende, no emprende reformas que le den aliento histórico, más aun considerando que su horizonte de gobernabilidad se ha extendido hasta el 2026.
Si recrudece el conflicto social virulento y el gobierno actúa de las dos peores maneras que ha demostrado ejercer en estos días: represión violenta indiscriminada o parsimonia y concesión absoluta, podemos ver nuevamente a un régimen precario jaqueado y en zozobra tal, que su continuidad podría verse en peligro.