tren de aragua

¿Cómo entender que el Ministerio de Cultura haya recibido ayer en la tarde, para dialogar sobre la democracia, la tolerancia y la paz social, a los integrantes del grupo violentista, protofascista y delictivo, denominado La Resistencia?

Este grupo se ha hecho conocido como autor de ataques virulentos contra determinados personajes de centro o de izquierda, inclusive de derecha liberal, con incursiones a los propios domicilios de las personas afectadas, profiriendo insultos, amenazas (el presidente del JNE fue amenazado de muerte), y en razón de ello, aunque un poco tarde, la Fiscalía les ha abierto investigación a sus promotores.

¿Cómo puede el ministerio encargado de velar por la diversidad cultural y la tolerancia, recibirlos, muy orondamente, y sentarse con ellos a dialogar, como supuestas víctimas de racismo? ¿Hay alguien caído del palto en el Mincul o estamos ante una estrategia premeditada en la que el gobierno, a través del citado ministerio, avala y promueve?

Luego de las duras críticas recibidas, el Mincul emitió anoche, tarde, un aguachento comunicado, en el que señala: “Es necesario enfatizar que rechazamos de forma enérgica todo tipo de violencia, venga de donde venga, de persona natural u organización, y reafirmamos que la cultura es una vía que nos debe unir como hermanos y hermanas”.

¿No consumen medios de comunicación en el Mincul? ¿No están enterados de que La Resistencia es un grupo violentista? ¿Acaso lo consideran un grupo cultural que organiza performances? Mañana entonces, como bien ha señalado con sarcasmo César Hildebrandt, que se reúna con el Tren de Aragua, organización mafiosa venezolana, que podría argüir que sufre de xenofobia. O que atienda al Movadef, organismo proveniente de Sendero Luminoso, bajo el pretexto de que es marginado legalmente por ser de origen andino.

O el viceministro de Interculturalidad, Juan Reátegui, anfitrión de la cita, es sacado del cargo de inmediato, o se pondría de relieve que el gobierno de Dina Boluarte ve con buenos ojos las acciones delictivas de estos grupos que arremeten contra periodistas, autoridades, jueces, intelectuales y políticos, que tienen en común, la mayoría de ellos, un cierto perfil crítico del régimen.

 

 

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La policía le ha recomendado a Martín a no seguir pagando porque esto se convierte en un círculo vicioso de nunca acabar, sin embargo, el dueño del restaurante nos cuenta que tiene miedo que un día lleguen a su local lastimen a sus clientes o a sus colaboradores o lo terminen asesinando es por ello que ha tomado la decisión de cerrar su negocio e irse para poder reencontrarse con sus niñas y su esposa y así empezar una nueva vida lejos de la extorsión y de la inseguridad que se vive en el Perú.

“He tenido que cambiar fechas de pago a mis trabajadores porque los delincuentes también están al tanto de los días que hago los pagos, pero esta será la última vez que lo haga, en una semana cerrare mi negocio por el que tanto luché. No puedo seguir exponiendo a mi familia, no puedo soportar más, yo estoy casi seguro de que la Policía no podrá hacer nada, ella en ningún momento ha garantizado ni mi seguridad ni la los míos”.

El emprendedor detalla que los delincuentes lo tienen mapeado, saben su rutina, si se comunica con la Policía o con su familia.

Los extorsionadores no discriminan si eres un empresario o un dueño de una pequeña bodega, el fin es obtener el dinero a como dé lugar para mantener el estilo de vida que es una de sus características, así como la ferocidad con la que matan, es violencia que lleva a que la mayoría de las víctimas terminen pagando el dinero que piden estos sicarios

En los últimos años el tren de Aragua se ha expandido por Colombia, Chile, Ecuador y Perú donde está en una constante disputa por el poder de la criminalidad, nada los parece frenar, en la actualidad esta organización extranjera es considerada una de las más poderosas y la que opera la mayor cantidad de negocios ilícitos.

Analistas en los temas de seguridad desde hace muchos años y ministros del Interior en los regímenes de Alejandro Toledo y Francisco Sagasti, el sociólogo Fernando Rospigliosi y el abogado Rubén Vargas Céspedes coinciden en que la permisividad del gobierno de Castillo con la delincuencia nacional y extranjera han hecho crecer un problema que tiene varias aristas. La primera es la flexibilidad adoptada por las autoridades migratorias a partir del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski con los extranjeros indocumentados que han ingresado por miles al país en los últimos años. La segunda es que entre la gigantesca masa de inmigrantes venezolanos y colombianos han entrado al Perú lo peor de lo peor de las estructuras sociales de ambos países: extorsionadores y sicarios de Colombia y proxenetas, asaltantes que disparan a matar a sus víctimas y rateros de todo tipo de Venezuela. “Es como si fueran dos selecciones nacionales de los basureros sociales de ambos países”, nos dijo un colega con muchos años más que nosotros en el oficio.

El ex ministro del Interior Rubén Vargas nos explica ¿Qué diferencia a un delincuente migrante, sea colombiano o venezolano, del delincuente peruano, por qué esos antisociales extranjeros matan con tanta ferocidad?

La delincuencia es igualmente corrosiva, genera daños absolutamente críticos en nuestro bienestar, en nuestra integridad personal, en nuestras vidas, en nuestro patrimonio. La delincuencia en realidad no tiene nacionalidad no tiene bandera, ahora a partir de esa premisa lo que sí sin duda hay, es  diferencias en la forma como operan los delincuentes extranjeros de los locales y tiene que ver esa forma diferente de actuar principalmente en las disputas territoriales en las disputas de poder que se están observando en las distintas partes precisamente tratando de imponerse uno sobre otro y en esa disputa el delincuente extranjero sin duda que tiene una especie de escuela del delito en el que se observa que recurre a la extrema violencia con absoluta facilidad con absoluta frialdad, el delincuente extranjero estamos viendo que esta asesinando por un celular por una cartera, mata para ver si sus víctimas tienen unas monedas en el bolsillo, eso es un forma de ferocidad, ese hecho de asesinar a mansalva con ferocidad ese tipo de delito patrimonial en realidad en el fondo subyace un mensaje en esta disputa que se está produciendo con el delincuente nacional y esa disputa tiene que ver por territorios por preminencia tiene que ver con una de circunstancias propias de la ley del hampa. La incidencia delictiva y los delitos violentos en países como Venezuela y Colombia tiene muchísimo antecedente mucho más compleja que la de Perú, en realidad el Perú aun cuando la percepción de inseguridad siempre ha sido alta, pero el Perú es visto por los delincuentes extranjeros casi como una tierra virgen del delito acá no conocíamos por ejemplo los delitos gota a gota, las extorsiones en la forma como se está desarrollando ahora, en cambio en Colombia el gota a gota tiene una larguísima historia, en Perú no conocíamos por ejemplo los temas vinculados al manejo territorial de las calles, de las avenidas de las grandes ciudades pero en Venezuela sí, entonces digamos que se está trasladando al Perú patrones de países donde la violencia tiene una larga historia.

¿Cuáles son los factores que han permitido que ese fenómeno delictivo importado crezca como la espuma en diversas regiones del país?

Básicamente tiene que ver con la responsabilidad política y la responsabilidad operativa, la responsabilidad política del gobierno que en su momento abandonó las ciudades recordemos que en los dieciséis meses de desgobierno de Pedro Castillo la Policía fue convertida en un brazo operativo de una organización criminal, los comandantes generales de la Policía estaban al servicio de una organización criminal estaban al mando de un sujeto conocido como “El Español”, entonces obviamente que en esas circunstancias en ese contexto no había forma de enfrentar a la criminalidad organizada eso ayudo muchísimo a que crezca el crimen organizado.

¿Cuáles son las acciones que deberían tomar las autoridades nacionales para mitigar la gigantesca inseguridad que se vive en el país?

Se necesita recuperar la institucionalidad de la Policía, los temas de corrupción siguen bastante grandes al interior de la Policía, necesitamos que el Gobierno tenga estrategias claras contra el crimen organizado y en la prevención del delito, necesitamos que el gobierno se comprometa priorizando presupuestos para fortalecer la logística policial especialmente en la tecnología de las unidades especializadas de la Policía contra el crimen organizado, es muy importante en la lucha contra el crimen organizado fortalecer la inteligencia electrónica.

Según distintas fuentes, los venezolanos vinculados a la organización llamada el Tren de Aragua han empezado a controlar todas las modalidades delictivas en el país, ¿cuánta responsabilidad tienen los gobiernos de PPK hasta hoy de ese crecimiento exponencial?

Yo no diría que los gobiernos que usted menciona tengan una responsabilidad especifica, obviamente que se abrieron las puertas a la migración venezolana de manera demasiado lasta especialmente cuando se producían situaciones humanitarias en Venezuela, seguramente que eso se pudo haber hecho de una mejora manera sin ninguna duda, pero la delincuencia venezolana empieza a ingresar después de la segunda oleada migratoria en donde básicamente las fronteras se abrieron, en todo caso lo que necesitamos es recuperarnos de esa situación en la que nos dejó Pedro Castillo.

El también ex ministro del Interior y analista político, Fernando Rospigliosi nos indica que los delincuentes que han venido de Venezuela y de Colombia efectivamente son mucho más violentos y que la exportación de los mismos ha disminuido la tasa de violencia en el país llanero.

“Una de las características de los delincuentes que han venido de Venezuela y de Colombia  es que son mucho más violentos que los peruanos si uno revisa por ejemplo la tasa de homicidios de Venezuela en los últimos años es notorio que hace 5 – 6 años Venezuela tenía una de la tasa de homicidios más altas del mundo 80 por cien mil habitantes y en los últimos 5 años eso ha bajado a la mitad 40 por cien mil habitantes el año 2022 eso es altísimo todavía, pero es una muestra de cómo los delincuentes venezolanos son muy violentos  y como al exportar a tantos delincuentes violentos ha disminuido la tasa de homicidios en Venezuela y naturalmente eso tiene un efecto a los países donde van estos delincuentes venezolanos entre ellos el Perú igual o algo similar ocurre con los colombianos que también tienen una tasa de homicidio muy alta y son muy violentos entonces eso ha creado una de las características que tenemos ahora que la delincuencia no solamente ha aumentado el número de robos sino que la violencia es mucho más brutal que antes”.

Para Fernando Rospigliosi es necesario que se actúe con firmeza y energía y también es importante implementar los elementos necesarios para que la Policía Nacional del Perú pueda erradicar la delincuencia en nuestro país.

“Hay que dotar a la Policía de los elementos indispensables para luchar contra la delincuencia. La policía está en una situación crítica básicamente por corrupción, porque no haya habido dinero sino porque se ha malgastado o se ha robado el dinero y la Policía no tiene buenas comunicaciones, no tiene patrulleros. Y se requiere hacer algunas modificaciones como, por ejemplo, devolver la investigación preliminar a la Policía es decir el atestado policial que antes lo hacía la Policía ahora eso ha pasado a manos de la Fiscalía, los fiscales no saben investigar y muchas veces los delincuentes salen libres por eso, entonces hay un conjunto de cosas básicas que son conocidas que hay que hacerlo pero que nadie se atreve a tomar la decisión de hacerlas”.

Sin embargo, nos indica que los gobiernos de PPK hasta hoy “son los responsables de que los delitos hayan crecido con esa rapidez y con esa violencia, es responsabilidad de los sucesivos gobiernos en este caso esta banda que se denomina el tren de Aragua por ejemplo está controlando delitos de extorsión, secuestros, trata de personas y son muy violentos, han exportado toda su tecnología delictiva”.

Hasta bien entrado el siglo pasado, Venezuela era un país donde había muy pocos inmigrantes, pero cuando las industrias derivadas del auge del petróleo requirieron de trabajadores experimentados comenzaron a llegar muchísimos europeos, convirtiendo al país más al norte de Sudamérica en la sede de la segunda colonia española más grande del subcontinente, en la tercera colonia italiana más importante de estas tierras después de la Argentina y la de Brasil, y en la segunda colonia portuguesa más grande del mundo después del Brasil. Ese país de inmigrantes se convirtió en una nación de emigrantes en menos de medio siglo, exportando comerciantes riquísimos, profesionales de altísima calificación, hombres y mujeres con muchas ganas de sacar a sus familias de la precariedad del momento actual y miles de los delincuentes de la peor especie, a tal punto que en la última década el índice de criminalidad venezolano ha bajado de uno de los primeros lugares en el mundo al penúltimo lugar en América del Sur después de Brasil.

A menos que alguien demuestre lo contrario, ese es el único logro del llamado socialismo del siglo XXI.

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