[INFORME] La presidenta Dina Boluarte busca complicidad en el Congreso para visitar Japón e Indonesia durante el mes de agosto. No obstante, los parlamentarios tienen opiniones desfavorables sobre este nuevo viaje.

Luego de ganarse numerosas críticas con su extenso discurso del pasado 28 de julio, la presidenta Dina Boluarte parece determinada a seguir sumando detractores y puntos en su histórico porcentaje de desaprobación. En esta oportunidad, la mandataria ha sorprendido con un nuevo pedido al Congreso para que la dejen viajar al continente asiático.

SUMANDO MILLAS

Mientras se realizaba la tradicional parada militar del 29 de julio, un oficio fue enviado al nuevo presidente del Congreso, José Jeri. En este documento se da a conocer que el Ejecutivo tiene en mente participar de eventos  que tendrán lugar en Japón e Indonesia durante los primeros días del mes de agosto y, para ello, se solicitaba el correspondiente aval del Legislativo.

Desde su llegada a la presidencia en diciembre del 2022, la presidenta Boluarte ha realizado numerosos viajes al extranjero que la han hecho merecedora de críticas de diversos sectores políticos debido a que casi la totalidad de estos viajes ocurrieron durante episodios críticos para el país.

En declaraciones a Canal N, el canciller Elmer Schialer justificó este pedido señalando que “la presidenta va a ser recibida por el emperador Naruhito. Eso es algo muy especial” y agregó que el país asiático tiene interés en invertir en educación, minería, ciencia, educación e infraestructura.

Durante los dos año y seis meses que Boluarte lleva en la presidencia, la mandataria ha visitado en tres oportunidades a Estados Unidos, tuvo una gira por Europa en octubre del 2023 y hasta visitó el Vaticano para conocer al Papa León XIV. Cabe señalar que muchos de estos viajes fueron cuestionados porque, en más de una oportunidad, se observó que la presidenta no llegaba a tener reuniones oficiales con los representantes de otros países que podrían derivar en un verdadero beneficio para los intereses nacionales.

NO LES HACE GRACIA

Si bien estos viajes fueron aprobados por el Congreso, este nuevo pedido ha despertado nuevas críticas por parte de los parlamentarios que, además, a poco del inicio de la campaña política para 2026 intentan no quedar tan cércanos a un gobierno que recibe tantos cuestionamientos.

Entre estos integrantes del Legislativo que han alzado su voz en contra de esta nueva gira presidencial está la congresista Patricia Chirinos. La integrante de la bancada de Renovación Popular le reclamó a la presidenta que “mientras el país se hunde en crisis, la señora Boluarte sólo piensa en hacer turismo” y pidió a sus colegas del Congreso no avalar este nuevo pedido.

Por otro lado, el congresista Carlos Anderson fue crítico con los resultados de los anteriores viajes. “Nunca he visto una inversión inmediatamente después de estos viajes donde anuncia que va a traer muchas inversiones”, declaró en Radio RPP. Para Anderson, la intención de la presidenta es solamente conseguir fotos con autoridades. “Es un viaje más para que ella tenga la foto con el emperador”, indicó el parlamentario.

La congresista izquierdista Ruth Luque se pronunció en sus redes sociales no sólo criticando el pedido de Dina Boluarte sino recordando que los congresistas han facilitado que la presidenta se pueda ausentar y gobernar a distancia. “Es bueno recordar que fueron sus bancadas las que aprobaron dicha ley y su Tribunal Constitucional el que declaró la constitucionalidad del tele gobierno”, comentó.

 

[INFORME]  Durante su reciente y muy cuestionado mensaje a la Nación, Dina Boluarte buscó en los gobiernos pasados al responsable por la falta de elementos policiales para combatir la alarmante inseguridad que golpea a la mayor parte del país. Sin embargo, sus afirmaciones y promesas terminaron por exponer una situación alarmante que no compromete a los antiguos inquilinos de Palacio de Gobierno sino a la propia Policía Nacional del Perú.

PROBLEMAS INTERNOS

Entre las promesas hechas por Dina Boluarte el pasado 28 de julio estuvo la incorporación de veintiún mil efectivos policiales. No obstante, este déficit policial que obliga a este tipo de medidas parece tener origen en el preocupante presente que atraviesa la institución y podría explicar el fracaso de la lucha contra la criminalidad.

Aunque para la mandataria los responsables de esta situación son sus predecesores, la información de la propia Dirección de Recursos Humano de la PNP arroja cifras que demuestran que el problema es interior. Según esta información de la cual hizo eco el diario La República, entre 2023 y lo meses transcurridos del presente año, pasaron al retiro cerca de diez mil policías y el 26% de este grupo se debió a medidas disciplinarias.

Las fuentes citadas por el medio indican que estos policías expulsados se vieron involucrados en casos de corrupción, narcotráfico, estafas, robos, extorsión y hasta sicariato. Para el exinspector general de la PNP, José Baella, “la presidenta tiene que saber que no queremos cantidad sino policías de calidad”.

¿HAY ALGO QUE CELEBRAR?

Pero esta no fue la primera vez que la PNP estuvo bajo los reflectores en estos días. El reciente fin de semana, el dominical Panorama expuso que los altos mandos de la PNP celebraron hasta horas de la madrugada en un evento que había sido presentado como una cena de gala. Para dicho festejo incluso contaron con la presencia de la Orquesta Candela.

Entre los presentes en dicho evento estuvo Víctor Zanabria, comandante general de la PNP, y Óscar Arriola, jefe del Estado Mayor. Al ser consultado por el equipo periodístico de Panamericana, los integrantes de la Policía Nacional del Perú evitaron responder las preguntas y abordaron sus vehículos.

El comandante general Zanabria se comunicó con Panorama posteriormente y, aunque reconoció no haber informado al Ministerio del Interior, aseguró que este festejo contaba con los permisos y agregó “que si no les gustaba que no celebrara tampoco la misa te deum y la parada militar”.

UN LUJO TREMENDO

Cabe señalar que, días antes, la Policía Nacional del Perú también estuvo cuestionada debido a que se conoció que fue aprobada una costosa compra de una flota de cuarenta y ocho vehículos de alta gama compuesta por camionetas Audi Q5 y Toyota RAV4 que serán entregados a generales y tenientes generales.

Según información publicada por La República, esta costosa adquisición fue aprobada por Víctor Zanabria, comandante general de la PNP que también se vería beneficiado con una de estas camionetas de alta gama. Pero, además, esta operación también recibió el visto bueno del Ministerio del Interior y el Ministerio de Economía y Finanzas.

En declaraciones obtenidas por el diario La República, el exdirector de la PNP, Eduardo Pérez Rocha, señaló que «nunca se han comprado Audis para generales. Ni en las épocas más estables». Si bien es importante tener en cuenta que la norma interna de la PNP menciona que está dentro de lo previsto el acceso a vehículos, no se menciona que deban ser de una determinada marca o costo.

No obstante, también han surgido voces que defienden esta compra millonaria y hasta cuestionan a quienes han criticado a la PNP por la adquisición de estas lujosas camionetas. Este es el caso del exministro Gastón Rodríguez, quien se ha referido al informe periodístico indicando que “los medios de prensa siempre están pendientes de esas compras, pero solamente con la Policía Nacional” y agregó “se hace ver como que la policía es responsable de la vorágine de criminalidad en el país y eso es falso”.

 

 

[INFORME] José Enrique Jerí Oré fue elegido presidente del Congreso de la República para el periodo legislativo 2025-2026 en una jornada parlamentaria marcada por la tensión política, la búsqueda de consensos y las expectativas sobre la transición hacia la bicameralidad. La elección se realizó el sábado 27 de julio y la lista que encabezó obtuvo 79 votos a favor frente a los 40 que alcanzó el congresista José Cueto, de Renovación Popular. El nuevo titular del Legislativo llega al cargo en medio de cuestionamientos por investigaciones fiscales y denuncias públicas, pero con un respaldo amplio de diversas bancadas.

Tras su elección, Jerí brindó un discurso que fue interpretado como un intento por desmarcarse de la confrontación que ha caracterizado al Parlamento en los últimos años y buscar una relación más estable con el Ejecutivo y la ciudadanía. “Somos conscientes del descrédito en el que se encuentra el Congreso ante la opinión pública, por ello nuestro deber será revalorar la política con base en el trabajo honesto y de cara al pueblo”, declaró desde el estrado principal del hemiciclo. Prometió una Mesa Directiva imparcial y neutral, que no actuará como “una oficina más del Ejecutivo, ni un frente de oposición sistemática”, sino como un poder autónomo que hará respetar su independencia.

Uno de los ejes de su mensaje fue la necesidad de que el Congreso recupere la conexión con la ciudadanía. “Hay que volver a escuchar a la población, salir del encierro burocrático y tomar decisiones que reflejen las verdaderas necesidades del país”, expresó. Jerí señaló que su gestión buscará acercar el Parlamento a la gente mediante iniciativas de escucha activa, descentralización del trabajo legislativo y rendición de cuentas periódica. Asimismo, afirmó que se priorizarán proyectos de ley que tengan impacto social y que no respondan a intereses particulares o cálculos partidarios.

Otro de los momentos centrales de su intervención fue la referencia a la transición institucional que representa este periodo. Jerí recordó que esta será la última legislatura en el marco del sistema unicameral y que a partir del 2026 se implementará el Congreso bicameral, tal como lo establece la reciente reforma constitucional aprobada por el propio Legislativo. “Estamos ante un momento histórico. No solo culminamos una etapa, sino que sentamos las bases para una nueva arquitectura legislativa. La responsabilidad de hacer que esta transición sea ordenada, funcional y útil para el país recae en todos nosotros”, sostuvo.

El presidente del Congreso también abordó el tema de la fiscalización, indicando que este rol no se abandonará ni se debilitará. Aseguró que su Mesa Directiva garantizará que las comisiones de control trabajen con total libertad y que se continuará citando a ministros y altos funcionarios cuando sea necesario, sin caer en el obstruccionismo. “El Congreso no debe abdicar a su función de control. La lucha contra la corrupción comienza desde nuestras propias instituciones”, dijo, al tiempo que llamó a sus colegas a actuar con coherencia y transparencia.

En el marco de las celebraciones por Fiestas Patrias, el 28 de julio, Jerí brindó un mensaje institucional en el que reiteró su compromiso con la estabilidad política y el diálogo entre poderes. “Hoy más que nunca debemos generar consensos. El país no puede seguir atrapado en disputas estériles. La gente exige soluciones, no peleas”, manifestó. En esa línea, saludó algunos anuncios realizados por la presidenta Dina Boluarte durante su Mensaje a la Nación, especialmente en el plano social, como el aumento de presupuesto para programas de alimentación y asistencia a poblaciones vulnerables. Sin embargo, fue crítico con la falta de propuestas concretas en materia de seguridad ciudadana y señaló que el Congreso estará vigilante para que el Ejecutivo cumpla con las metas trazadas.

El congresista de Somos Perú también aprovechó su intervención para hacer un llamado a la unidad entre las fuerzas políticas representadas en el Parlamento. Afirmó que más allá de las diferencias ideológicas, existe un interés común en recuperar la credibilidad del Congreso y fortalecer el sistema democrático. Para ello, invitó a los voceros de todas las bancadas a instalar un “espacio de diálogo permanente” con la Mesa Directiva y promover una agenda legislativa compartida que incluya reformas institucionales pendientes, reactivación económica y medidas de protección social.

La elección de Jerí no ha estado exenta de polémicas. En los días previos a su designación como candidato a la presidencia del Congreso, diversos medios difundieron información sobre denuncias en su contra por presunta violación sexual ocurrida durante una fiesta de Año Nuevo en Canta. La investigación está a cargo de la Fiscalía y se encuentra en etapa preliminar, aunque ya se han dictado medidas de protección para la supuesta víctima. A ello se suman cuestionamientos por un aumento sustancial en su patrimonio declarado entre 2021 y 2024, así como señalamientos por presuntos cobros indebidos a alcaldes a cambio de partidas presupuestales. Pese a ello, su lista recibió el respaldo de fuerzas clave como Fuerza Popular, Perú Libre, Acción Popular, Unidad y Diálogo Parlamentario, consolidando una mayoría sólida para asumir el control de la Mesa Directiva.

En sus primeras declaraciones tras asumir el cargo, Jerí evitó referirse a estos cuestionamientos de manera directa, aunque indicó que siempre colaborará con la justicia y que su prioridad es “trabajar por el país desde el Congreso con responsabilidad y sin distracciones”. En los próximos días, se espera que anuncie los lineamientos de su gestión, así como los nombres de los presidentes de comisiones ordinarias, lo cual dará una idea más clara de los equilibrios internos y las prioridades legislativas de este nuevo periodo.

La presidencia de Jerí Oré se inicia en un momento particularmente sensible para la política peruana. Con una ciudadanía cansada de la confrontación y la inestabilidad, y con los ojos puestos en el proceso electoral del 2026, el Congreso tiene por delante la difícil tarea de reconstruir su imagen institucional y demostrar que puede cumplir su rol sin caer en excesos ni en el descrédito. El mensaje del nuevo titular del Legislativo apunta a una gestión más dialogante y enfocada en resultados, pero su éxito dependerá no solo de sus palabras, sino de su capacidad para articular consensos, responder a las demandas sociales y enfrentar con transparencia las controversias que lo rodean.

 

[INFORME] El anuncio hecho por la presidenta Dina Boluarte durante el Mensaje a la Nación del 28 de julio de 2025, al declarar la recuperación del río Rímac como proyecto de interés nacional y convocar a una licitación internacional, no surgió de la nada. Este nuevo impulso se apoya en años de planificación previa que, hasta ahora, no habían logrado concretarse en acciones visibles. La idea de recuperar integralmente el río hablador —uno de los principales afluentes de la ciudad de Lima— ha estado presente en distintos gobiernos, pero pocas veces con voluntad política suficiente para llevarse a cabo.

Uno de los antecedentes más sólidos es el Plan Maestro para la Restauración del río Rímac, promovido en 2015 por la Autoridad Nacional del Agua, en coordinación con la Agencia de Cooperación Internacional de Corea. Este documento técnico definía lineamientos precisos: mejorar la calidad del agua, reducir riesgos de desbordes y huaycos, rehabilitar las riberas, promover usos sostenibles y proteger la infraestructura hídrica crítica de la cuenca, como las plantas de tratamiento y las centrales hidroeléctricas. A lo largo de varios años, dicho plan fue actualizado y reactivado con el objetivo de integrarse a otras estrategias urbanas, pero fue perdiendo protagonismo conforme cambiaban los gobiernos.

Paralelamente, el Proyecto Especial Paisajístico Río Rímac —inserto dentro del Plan Maestro del Centro Histórico al 2035— proponía reconectar el río con la ciudad, a través de un corredor ecológico de aproximadamente 170 hectáreas que combinaba espacios públicos, ciclovías, defensas ribereñas, plazas, zonas de uso mixto, restauración ambiental y valorización del patrimonio histórico. La idea era devolver al Rímac un rol urbano relevante, transformándolo de una fuente de contaminación y abandono en un eje de desarrollo urbano sostenible.

El mensaje presidencial de Boluarte parece recoger el espíritu de ambos esfuerzos. Al declarar el proyecto como de interés nacional, se abre la posibilidad de asignar recursos públicos, convocar a inversionistas extranjeros y convertir lo planeado en obras concretas. En el discurso, la presidenta prometió que la intervención permitirá abrir espacios de recreación, fomentar el turismo, atraer inversión hotelera y gastronómica, y dinamizar la economía del centro histórico. La convocatoria a una licitación internacional es, en teoría, un primer paso firme para iniciar la ejecución.

Sin embargo, el anuncio también debe ser mirado con prudencia y análisis crítico. En el pasado, otras iniciativas similares fueron desactivadas o reemplazadas. Un ejemplo claro es el caso del Proyecto Río Verde, cancelado durante la gestión de Luis Castañeda para redirigir los fondos a la construcción del bypass de 28 de Julio. Esa decisión no solo eliminó una oportunidad de recuperar la ribera del río, sino que también dejó sin solución efectiva a comunidades afectadas, como la población shipiba de Cantagallo. Muchas de esas familias siguen esperando una reubicación digna y definitiva.

Más allá del entusiasmo político que puede generar un anuncio de esta magnitud, lo cierto es que aún no se han presentado cronogramas concretos, presupuestos estimados ni mecanismos de articulación entre los distintos sectores involucrados. El Plan Maestro del Rímac contempla más de 50 intervenciones específicas, muchas de ellas de alta complejidad técnica. Llevarlo a la práctica requiere una coordinación interinstitucional sostenida, voluntad de continuar con el proceso más allá de un solo gobierno y una estrategia clara de sostenibilidad.

Además, se necesita garantizar la participación ciudadana en todas las etapas del proyecto. No se puede repetir la lógica de decisiones unilaterales o de obras impuestas desde arriba. El río Rímac atraviesa distritos muy diversos —desde zonas industriales hasta barrios históricos y comunidades vulnerables— y cualquier intervención real debe considerar sus necesidades, sus riesgos y su historia.

El hecho de que Boluarte haya elegido este proyecto como uno de los anuncios principales de su mensaje en Fiestas Patrias sugiere una intención de dejar un legado visible antes de cerrar su gobierno. En un contexto de aprobación ciudadana muy baja y con un Congreso fragmentado, este tipo de anuncios también tienen una carga simbólica: mostrar gestión, planificación y visión de largo plazo. Pero lo cierto es que ya han pasado varios años desde que el país cuenta con un plan técnico completo y viable. El desafío no es diseñarlo, sino ejecutarlo.

El río Rímac ha sido durante décadas el reflejo de las contradicciones de Lima: vital y contaminado, visible pero olvidado, presente en la memoria urbana pero ausente en las decisiones de política pública. Recuperarlo no es solo una cuestión ambiental o estética, sino un acto de justicia histórica, de reparación urbana y de apuesta por una ciudad más vivible y equilibrada. El mensaje de Boluarte puede ser un punto de inflexión. Pero como tantas veces ha ocurrido en la historia del urbanismo limeño, todo dependerá de si las palabras se convierten en obras y de si el Estado logra superar su mayor obstáculo: la discontinuidad.

 

[OPINIÓN] La oferta inicial fue ambiciosa: Lima, potencia mundial. Dos años después, la promesa se ha reducido al ridículo de un tren fantasma, viejo, chatarra, y que —si algún día llega a operar— solo beneficiará a un pequeño grupo de los 12 millones de sufridos limeños.

Rafael López Aliaga convirtió unos vagones donados en el centro de su gestión. Apareció en videos emocionado, bajando trenes en el Callao, como si estuviera salvando el transporte urbano. Pero nunca dijo que no podía hacerlos funcionar sin la venia y la participación del Ministerio de Transportes ni la Autoridad de Transporte Urbano (ATU). Y no la pidió. Porque, en realidad, nunca se trató de ponerlos a rodar. Se trataba de posar.

Ahora, como el proyecto se ha quedado sin rieles ni destino, el alcalde propone ceder el material rodante a un operador privado, en uso y usufructo. ¿Con qué criterios? No se sabe. ¿Con qué estudios? Tampoco. ¿Quién recupera lo gastado? Silencio.

No hay sustento técnico, no hay plan financiero, no hay integración con el sistema metropolitano. Solo hay una narrativa improvisada, construida con recursos públicos, diseñada para alimentar una eventual candidatura presidencial. Porque lo que no logró como gestor, intenta ahora maquillarlo como símbolo de eficiencia.

El Ministerio de Transportes ya fue claro: poner en marcha un proyecto así tomaría mínimo tres años, si se hace bien. Pero López Aliaga lo quiere “funcional” en meses, sin estudios, sin licitación, y sin coordinación institucional.

Mientras tanto, la ciudad, que necesita soluciones reales, sigue atrapada en el tráfico, en el desorden y en el abandono.

Paredes pintadas con anuncios grandilocuentes y periodistas alineados han reemplazado a los planes urbanos serios. Porque esta gestión no planifica: improvisa. No coordina: confronta. No gobierna: simula.

Y lo más grave es que, pese a todo, aún hay quienes le creen. Como si el ruido mediático pudiera tapar la ausencia de resultados.

El tren de la mentira no tiene pasajeros, pero sí carga: la de una campaña personal que usa a Lima como billetera y escenario. Un show costoso, que será difícil desmontar.

[INFORME] Luego de más de cuatro horas de discurso, los integrantes del Ejecutivo salen en defensa de Dina Boluarte. Mientras tanto, diversas voces manifiestan su descontento con el contenido del mensaje presidencial y hasta se realizan protestas en el centro de Lima.

Este lunes, Dina Boluarte se paró por última vez frente a un micrófono en el Congreso para dar su último mensaje a la Nación por 28 de julio. Durante más de cuatro horas, más precisamente cuatro horas con diez minutos, la mandataria brindó un discurso plagado de elogios a ella misma e interrumpido por cuestionamientos de sus opositores que tuvo como escenario un hemiciclo que terminó la jornada con una muy reducida cantidad de asistentes.

UNIDOS HASTA EL FINAL

Eduardo Arana, presidente del Consejo de Ministros, fue uno de los integrantes del Ejecutivo que se pronunció tras el discurso de la presidenta Boluarte. En declaraciones a Canal N, Arana pidió “no hay que quedarnos en la anécdota” en referencia a las interrupciones que tuvieron lugar por parte de legisladores críticos con Boluarte y calificó esta situación como “parte de un show mediático”.

Pese a las numerosas críticas que recibió la presidenta por la duración de su discurso, el premier valoró este mensaje a la Nación alegando que “tiene importancia filosófica, social, política, económica y esperanzador”. Finalmente, Arana descartó cambios en el gabinete y calificó el trabajo de sus ministros como “una tarea titánica”.

Por otro lado, y aunque su bancada ha señalado en numerosas oportunidades que no respaldan a Dina Boluarte, el congresista fujimorista Víctor Flores salió en defensa de su último mensaje por 28 de julo. “Me parece no tan flojo, porque también ha dado resultados económicos importantes”, señaló el integrante de Fuerza Popular.

Otro de los integrantes del Ejecutivo que se manifestó fue el canciller, Elmer Schialer, quien justificó la duración del discurso alegando que “tenía que hacer un recuento de todo lo que se ha hecho en este gobierno”. Ante el cuestionamiento por la falta de autocrítica, Schialer agregó que “este es un discurso propositivo de aquellas cosas que se han hecho y se deben hacer”.

El ministro de Transportes y Comunicaciones, César Sandoval, también dialogó con los medios sobre el extenso mensaje presidencial. “El discurso ha estado estructurado para que el Perú conozca todo lo que se ha hecho en el gobierno de la presidenta Boluarte”, fueron sus palabras a Canal N sobre este evento.

NO ERA LO QUE ESPERABAN

La congresista Katy Ugarte fue una de las voces que manifestó su disconformidad con las palabras de la presidenta Boluarte. “No hemos escuchado algo concreto. Un gobierno que no tiene una posición clara para luchar contra la inseguridad ciudadana, que es un problema álgido en el país, prácticamente es como darle la espalda al pueblo”, cuestionó la parlamentaria.

Sigrid Bazán fue otra de las congresistas críticas con el gobierno que expresó su postura crítica con lo expresado durante el mensaje de más de cuatro horas. “No es más que un intento desesperado por lavarse la cara frente a un país que no le cree”, escribió la parlamentaria de izquierda en sus redes y acusó la presidenta señalando que “tergiversa la realidad y se victimiza”.

Quien se pronunció en sus redes sociales fue Vladimir Cerrón, líder del partido que llevó a Dina Boluarte en la misma fórmula presidencial que Pedro Castillo, e indicó que “el Perú es un país sin rumbo”. Desde la clandestinidad, el fundador de Perú Libre señaló que “se necesita una revolución social”.

Además, mientras la presidenta Boluarte se dirigía al país desde el Congreso, en la Plaza 2 de Mayo un grupo numeroso se manifestaba en contra del gobierno, exigiendo justicia y en solidaridad con las víctimas que perdieron la vida durante las protestas de finales del año 2022 e inicios del 2023.

[MIGRANTE AL PASO] Heaton Park, Manchester. 20 de julio. 80 mil personas. Las luces del escenario rebotaban en la lluvia que nos dejó empapados a todos. Personas sentadas sobre hombros por todos lados. La gente sin polo. Bengalas prendidas que te asfixiaban de humo multicolor. Nada importaba. Solo un ambiente de cantos que te sumergían en euforia. No eran las cervezas que tomamos. Era pura música, te sentías elevado. La algarabía era tanta que hasta terminé abrazado de un gordo inglés con su hijo. Se podía respirar la locura y el desahogo comunal. Lágrimas y gritos invadían el paisaje. Se estaba celebrando la vida y a tope. Una multitud fanática dejándolo todo a cada salto. Sublime, tal vez podría describirlo, pero queda corto. Todo estímulo entraba en armonía, tomabas conciencia de que lo que te quita y lo que te da es lo mismo. No hay nada que reclamar. Solo disfrutar de los años. No hacerle caso a nadie. Divertirse, caminando sin culpa. De eso me convencí ahí.

Siempre nos complicamos con ideas y problemas imaginarios, ¿por qué no imaginar hacia el lado positivo? Eso logró Oasis. Estos hermanos mancunians (originarios de Manchester) trascendieron sus letras y melodías. No era un concierto normal. Te poseían las ganas de querer vivir más. Todos deben haber salido del concierto queriendo hacer cosas nuevas o buscar aventuras.

“You’re fucking madheads tonight, I love it”, dijo Liam Gallagher, el más problemático de los dos, después de los dos hermanos. Probablemente, ambos serán de los últimos rockstars que existen. De esos que son totalmente libres y hacen lo que quieran. Sin importar lo que digan o piense la gente. Tengo la impresión de que ahora las estrellas se guían más por lo que espera la gente. En este concierto, como lo dicen en una de sus canciones, te hacía sentir como si tú fueras una estrella de rock también. Era como si te hablaran directamente.

La fiesta comenzó desde que llegamos a la estación de bus. Entre darlings y loves, cada esquina nos recibía a modo de festival. Miles de turistas de todo el mundo, todos con ropa de Oasis. Edificios, tiendas y pubs celebraban la reconciliación de los hermanos que crecieron entre esas calles. Desde Adidas hasta Range Rover habían sacado publicidades al respecto. Cada local que veíamos estaba lleno. Lo más cercano que he estado a algo similar han sido mundiales, donde las ciudades se inundan de festividades alrededor de un mismo evento. Personas con las camisetas de sus países, banderas, decenas de idiomas. He visto a Paul McCartney, Roger Waters y a los Rolling Stones; he ido a partidos de la NBA; mundiales, incluida una final; y jamás había notado ese nivel de fanatismo. De repente, en las tribunas de River y Boca, pero eso llegaba a cruzar ciertos límites que no eran de mi agrado por momentos. Conocimos la ciudad, con unas cuantas pints de cerveza en algunas esquinas, y nos hospedamos para descansar y al día siguiente tener la energía que se requería. Se siente un respiro de la intensidad londinense, donde te atropellan y el apuro llega a ser agobiante.

Es admirable el nivel de organización que tiene este país para hacer grandes conciertos o shows. El espacio era bastante abierto por si pasaba algo, había tres bares enormes, miles de baños y centros de comida. Hasta habían tirado pequeños trozos de madera desperdigados por todos lados para que no te resbales con el barro. Al salir, no se armó ni un tumulto y los miembros de seguridad se encargaban verídicamente de eso y no de tonterías.

No recuerdo con exactitud qué pasó. Se siente como un recuerdo de adrenalina y no estaba borracho ni nada. Fue como una especie de trance. El tiempo pasó demasiado rápido y tocaron 20 canciones aproximadamente. En un momento, hicieron que todos se voltearan. Mientras mirabas hacia el lado opuesto, comenzaba a sonar “Cigarettes and Alcohol”, todos se volvieron locos. Nunca había escuchado a tanta gente cantando. Yo no soy de cantar, pero te contagiaban y era inevitable. Aparte que me sabía todas las letras. Al haber vuelto a los escenarios después de casi 20 años, tocaron las canciones más emblemáticas, no se enfocaron en ningún disco específico. Pero se notaba que había sido calculado con exactitud, te balanceaban emocionalmente como querían.

No faltaron las bromas hacia Coldplay y el momento viral de uno de sus conciertos. “Hagan lo que quieran, que nosotros no tenemos esas camaritas”, decían a modo de burla. En una colina que se lleva el nombre de sus apellidos por coincidencia, se reunieron cientos de personas que no lograron conseguir entradas y desde ahí los podían ver, de muy lejos, pero igual. Les dedicaron una canción. Era notorio que ellos también estaban emotivos. Era el quinto y último concierto en su ciudad durante la gira y nadie sabe cuándo volverán. Antes de finalizar el concierto, le dedicaron unas palabras a Manchester y dijeron que deberían estar orgullosos de aún mantener ese ánimo.

Recién cuando dejaron de tocar y se despidieron, sentí cómo me dolían los pies. Después de estar saltando por horas, no podía caminar bien y tuvimos que avanzar varias cuadras hasta poder encontrar un taxi. Eran hordas que salían del parque hacia la calle. Seguían cantando e imitando los particulares gestos de los hermanos al cantar. Probablemente me quedé varios días con sus canciones rondando en mi cabeza. Espero que ese sentimiento me acompañe mucho tiempo más. Tendrán muchas polémicas y escándalos en sus vidas, pero lograron enviar un mensaje que impulsa las ganas de vivir y no entrar en ideas de derrota o rendición. Es algo demasiado difícil de lograr. Probablemente solo se pueda mediante la música.

 

 

[MÚSICA MAESTRO]  Segundos himnos nacionales

La música peruana es, junto con la gastronomía, nuestra mejor carta de presentación ante el mundo. Puede ser una señorial marinera, un triste huayno ayacuchano, un alegre festejo o un valsecito picado. Cada género lleva en sus acordes algo de nuestra rica diversidad étnica y cultural. Pero además de nuestro variado folklore hoy tenemos también toda una variedad de sonidos, estilos y expresiones musicales que reflejan el alma del Perú.

“Sobre mi pecho llevo tus colores / y están mis amores / contigo Perú, / somos tus hijos y nos uniremos / y así triunfaremos contigo Perú” (Contigo Perú, 1977). Esta canción que el ayacuchano Augusto Polo Campos escribió a pedido del gobierno militar de Francisco Morales Bermúdez para acompañar a la delegación futbolística que iría al Mundial de Argentina ‘78, podría ser fácilmente considerada como nuestro segundo Himno Nacional.

Podríamos decir lo mismo de El cóndor pasa (Daniel Alomía Robles, 1913) o La flor de la canela (Chabuca Granda, 1950). La conexión emocional entre estas melodías y los ciudadanos peruanos despierta fuertes sentimientos de identificación con el país, especialmente en quienes somos mayores de 30 años, salvo excepciones. Sin embargo, para las nuevas generaciones esta conexión no es tan evidente ni fuerte por dos razones fundamentales: a) reducida difusión de nuestras manifestaciones artísticas en los medios masivos; b) ausencia de políticas educativas específicas que generen vínculos entre la población escolar y la música peruana como manifestación de nuestra cultura e identidad nacional.

Folklore: Sabiduría popular

Esa es la traducción recta de la palabra “folklore” -cuya versión castellanizada es “folclor”- combinación de los vocablos ingleses “folk” (“pueblo”) y “lore” (“sabiduría”). Por eso, cuando hablamos de folklore peruano, nos estamos refiriendo a aquellas expresiones artísticas -académicas o populares, urbanas o rurales, capitalinas o provincianas-, que representan nuestra esencia, lo que realmente somos.

En la costa tenemos valses, marineras y música negra con sus múltiples variaciones y subgéneros. En la sierra, una inmensa riqueza de tonalidades, cantos y danzas que van desde los recios conjuntos del Valle del Mantaro hasta los danzantes de tijeras de la Sierra Sur, los melancólicos guitarristas ayacuchanos o las brillantes arpas puneñas. Todas estas músicas que combinan raíces oriundas con instrumentos ajenos -saxo, guitarra, arpa, violín- nos pertenecen y nos contienen en sus melodías, instrumentaciones mestizas y mensajes que pueden ser románticos, nostálgicos, festivos o costumbristas.

El folklore peruano ha sido, durante décadas, atravesado por profundos prejuicios y una heredada ignorancia respecto de lo que significa verdaderamente nuestra nacionalidad. La hoy tan mentada pluriculturalidad no era tan popular como ahora. El mejor ejemplo de ello es el poco (o nulo) conocimiento que tenemos de la música amazónica. Más allá de la popularidad masiva de ciertas cumbias grabadas en los setenta por colectivos como Juaneco y su Combo, Los Mirlos o la canción Anaconda, compuesto por la chiclayana Flor de María Gutiérrez, no sabemos prácticamente nada acerca de las expresiones musicales de las más de sesenta etnias que pueblan nuestra selva.

La combinación música-baile es fundamental para entender nuestra música. En ese sentido, la marinera norteña se ha convertido en emblema folklórico del Perú, gracias a su vistosa vestimenta, simbología romántica y el uso característico del pañuelo. Pero también tenemos otras danzas coreográficas costeñas como el festejo, el tondero, la zamacueca y la marinera limeña. En los Andes, las más populares son el huaylarsh (Huancayo), los negritos (Huánuco), la diablada y la morenada (Puno). Por su parte, de la selva tenemos danzas rituales como los Tulumayos, muy popular en Loreto y Ucayali.

Sin embargo, es imposible hablar de música peruana sin remontarnos a siglos pasados. Las investigaciones del guitarrista limeño Javier Echecopar rescataron formas musicales practicadas durante la Colonia. Sus recopilaciones constituyen una continuación del trabajo que realizó el sacerdote vasco (Presbítero) Matías Maestro, a finales del siglo XVIII. Tampoco podemos dejar de mencionar, por supuesto, a José Bernardo Alcedo y José de la Torre Ugarte, músicos criollos que escribieron en 1821 nuestro Himno Nacional, una marcha sinfónica de estilo europeo posteriormente restaurada por el compositor peruano-italiano Claudio Rebagliati.

Música peruana: ¿Qué es exactamente?

Cuando pensamos en música peruana vienen a nuestra mente, primero que nada, valses, marineras, festejos y los géneros asociados a ellos (polka, tondero, landó). Esto se debe, por supuesto, a la preponderancia que siempre ha tenido la cultura costeña por encima de la serrana y selvática, un lastre cargado de racismo y discriminación, atizado desde el inicio de nuestra vida republicana como rezago del colonialismo español.

El fenómeno migratorio de los años cincuenta y sesenta trajo a la capital a destacados artistas como Jaime Guardia, Pastorita Huaracina, Princesita de Yungay, Picaflor de los Andes, Máximo Damián y muchos otros quienes, al ritmo de huaynos, yaravíes, carnavales y mulizas, comenzaron a hacer notar la existencia de otras músicas en el país, más allá de lo que se escuchaba en peñas y jaranas familiares de los callejones afroperuanos y fiestas criollas de la vieja Lima.

Así, al amplio listado de artistas de música criolla, norteña y negra se sumaron los principales exponentes de géneros musicales provincianos, que competían en popularidad con músicos, intérpretes y compositores criollos consagrados como Los Morochucos, Los Troveros Criollos, Los Embajadores Criollos y un larguísimo etcétera. A pesar de los esfuerzos integradores de gente como Alicia Maguiña, Chabuca Granda, Luis Abanto Morales, Manuel Acosta Ojeda o Nicomedes Santa Cruz, a través de las décadas se impuso la “superioridad”, en términos de representatividad nacional, de lo criollo/costeño por encima de los sonidos de otras regiones.

La música instrumental andina, con composiciones como la mencionada El cóndor pasa -que es, además, parte de una composición más grande, una zarzuela-; Valicha, del cusqueño Miguel Ángel Hurtado Delgado (cuya versión original sí tiene letra); o Vírgenes del sol, creación del pianista Jorge Bravo de Rueda, nacido en Chancay (Huaral, Lima); también fue ganando espacio en las preferencias del público peruano, como una opción frente a los conjuntos más tradicionalistas como, por ejemplo, Los Reales (Cajamarca), Lira Paucina (Ayacucho) o Los Campesinos (Cusco/Apurímac), solo por mencionar a algunos de los más populares.

Entre fines de los setenta y mediados de los ochenta, surgieron nombres como Wayanay (Huancavelica), Inkakenas (Lima), La Familia Rodríguez (Cusco) o Grupo Yawar (Lima) que comenzaron a producir discos con canciones clásicas del repertorio andino, en versiones cantadas o instrumentales, siguiendo la estética marcada por bandas bolivianas como Los Kjarkas y Savia Andina, incorporando instrumentos más modernos a las tradicionales quenas y zampoñas. De esta tendencia se derivan grupos de enorme éxito en la década siguiente como Los Hermanos Gaitán Castro (Ayacucho) o Alborada (Apurímac), quienes llevaron a otro nivel su espectáculo con uniformes, puestas en escena y cruces con el pop.

Un caso particular fue el de Yma Súmac, cantante cajamarquina cuyo impresionante rango vocal le permitió destacar en Hollywood, como exponente de un género totalmente nuevo en la década de los años cincuenta, denominado “exotica” pues recogía expresiones musicales de África, Oceanía, Asia, Centro y Sudamérica para fusioarlas con bases orquestales de jazz y mambo.

Música hecha por peruanos

Paralelamente, durante la segunda mitad del siglo XX apareció toda una generación de artistas peruanos que desarrollaron populares estilos de otros países, como por ejemplo los boleristas de cantina (Lucho Barrios, Pedrito Otiniano, Iván Cruz, Guiller), las orquestas de cumbia (Los Destellos, Los Mirlos), pop-rock (Los Belkings, Los Yorks, Saicos) y cantantes nuevaoleros que compartían escenario con las estrellas del criollismo, los conjuntos de boogaloo -una forma primigenia de salsa y rock latino- y la música andina en hoteles, coliseos, restaurantes y las (no muy) recordadas matinales.

Mientras la música costeña iba retrocediendo en las preferencias del público, los sonidos andinos se transformaron en la medida que las migraciones fueron superpoblando los extramuros de Lima Metropolitana, con fenómenos artísticos y sociales como la chicha en los ochenta, la cumbia norteña/amazónica, la salsa y el huayno electrónico en los últimos veinte o treinta años, hasta hoy vigentes en el ambiente musical peruano, con cientos de artistas capaces de llenar estadios en Lima y provincias y hacer cantidades alucinantes de dinero en cada presentación.

Actualmente hablar de música peruana ya no alude únicamente a aquellos géneros musicales oriundos del Perú sino a la música hecha por peruanos. Por ello artistas internacionales como Juan Diego Flórez, Tania Libertad, Eva Ayllón, Gian Marco o Susana Baca combinan constantemente sus estilos habituales –ópera, trova/boleros, pop-rock- con nuestro folklore criollo, andino y negro.

Asimismo, han surgido generaciones nuevas de artistas que fusionan géneros modernos como la electrónica, el jazz y el rock con instrumentos vernaculares, con la finalidad de acceder a públicos más amplios. Artistas como Novalima, Uchpa, Lucho Quequezana o el sexteto de jazz afroperuano de Gabriel Alegría son solo algunos ejemplos de ello.

Rock peruano: Un tema aparte

Hay dos razones por las cuales no ahondo mucho en la historia y evolución del rock nativo. La primera es porque existe profusa literatura sobre el asunto. De hecho, autores como Pedro Cornejo Guinassi, Carlos Torres Rotondo o Wilder Gonzáles Ágreda vienen realizando, desde hace mucho tiempo, grandes esfuerzos personales por acercar el tema a una mirada más académica, historicista, de rescate y reivindicación. Y lo hacen de muy buena manera, por cierto.

Lo hacen tan bien que la bibliografía existente es mucho más interesante que la música en sí misma, puesto que escarba en los contextos que rodearon las diferentes etapas del pop-rock hecho en el Perú, aportando valiosos datos concretos, investigaciones complementarias y apreciaciones analíticas -que tienen la desventaja de ser, en muchos casos, sesgada y sectaria- que la prensa convencional no hace, sea por falta de interés o de pericia periodística. Y, en esa ruta, mucho han contribuido también aquellos colectivos de periodistas musicales que, a través de fanzines y revistas como Esquina, Cuero Negro, Caleta, 69, Freak Out y otras publicaciones derivadas han estudiado -y siguen haciéndolo en formatos digitales o emprendimientos individuales- las múltiples vertientes del pop-rock, tanto en Lima como en el interior del país.

Así hemos logrado conocer, en el siglo XXI, cómo se dieron las cosas para la aparición de bandas tan diferentes como, por un lado, Traffic Sound, We All Together o Telegraph Avenue y, por el otro, Saicos, Los Doltons o Los Incas Modernos. Desde los años setenta de Zulu y Jean Paul “El Troglodita” hasta las primeras asonadas subterráneas de Narcosis -que celebran 40 años este 2025-, G3 y Leusemia, cada movimiento tuvo un trasfondo social, económico y político que determinó sus avances y retrocesos.

Escenas de géneros diferentes entre sí como hard-rock/heavy metal, reggae, electrónica, punk o pop-rock comercial, desde el boom ochentero encabezado por Río, Frágil y Miki Gonzáles, pasando por Libido, Pedro Suárez Vértiz y Mar de Copas -los tres más visibles de una marea de bandas de distintos géneros y capacidades- en los noventa, hasta llegar a la variopinta oferta contemporánea capaz de aglutinarlo todo, desde los odiosos disfuerzos clasistas de We The Lion hasta la fusión andina de La Sarita o Uchpa-, todos adolecen de los mismos defectos, hermanándose en un “sabor nacional” que es inherente y transversal, sin distinción de procedencia, estilos o presupuestos.

Y no es que no haya talento nacional en el pop-rock, pero es necesario buscarlo con lupa, sin apasionamientos chauvinistas ni deseos de quedar bien con alguien. Aquella frase de Gerardo Manuel –“son peruanos y son buenos”- no aplica, lamentablemente, para todos. Esa es la segunda razón por la que prefiero dejar el tema, las idas y vueltas de sus principales personajes, la historia particular de cada etapa- a los verdaderos expertos.

A diferencia de lo que suele pasar en géneros musicales folklóricos, casi siempre ha habido en el pop-rock peruano una tendencia al amateurismo, un conformismo que es mezcla de las limitaciones propias del sistema educativo/artístico que tenemos -poca práctica, nula difusión en medios- con una vocación por el autobombo y la ausencia de autocrítica/autoexigencia, de forma que artistas que no alcanzan un nivel de calidad estimable para estándares globales, se califican a sí mismos de “genios-al-nacer” -frente a periodistas amigos, en Sonidos del Mundo o los programas de Carlos Carlín- y reciben una sobre valoración que les impide enfrentar con objetividad sus aciertos y desaciertos.

El panorama actual de la música peruana

Con fenómenos sociales y tecnológicos como la globalización y la era cibernética, las fronteras han desaparecido para casi todas las manifestaciones culturales y artísticas, y la música no es la excepción. El surgimiento de la world music y la fusión permitió que artistas de otros continentes conocieran los diversos formatos e instrumentos de música peruana y los incorporaran a sus propios lenguajes sonoros, de manera que ritmos negros, andinos y costeños son ahora patrimonio de la comunidad musical mundial.

Además, existe una tendencia que utiliza la identidad nacional como elemento integrador, para campañas mediáticas contra el racismo y la exclusión con un impacto relativamente alto en términos comerciales, turísticos y hasta de estatus social. A pesar de ello, la ausencia de un área de enseñanza en la Educación Básica Regular que incentive el conocimiento y cariño por nuestra música hace que estas campañas sean percibidas como superficiales y efectistas, en lugar de trascender y calar más hondo en el corazón de las nuevas generaciones.

[PIE DERECHO] Mañana, con ese aire de solemnidad impostada que no engaña a nadie, la señora Dina Boluarte se dirigirá al país. Lo hará, como tantas veces en nuestra accidentada historia republicana, no para anunciar un rumbo, una idea clara, un propósito noble, sino para rubricar con su retórica hueca un pacto tácito con la descomposición. Su mensaje será anodino, gris, burocrático, como salido de la pluma de un mal asesor que no cree en lo que escribe, ni espera que alguien lo escuche con verdadera atención.

No será un discurso, será un epitafio anticipado a otro año perdido. La continuidad del desgobierno, del canje impúdico de favores con un Congreso que, en un gesto de cinismo sin pudor, ha elegido como Mesa Directiva a personajes que parecen salidos de una sátira de la política criolla. Ahí están, sonrientes y satisfechos, los representantes de lo peor: el clientelismo, el oportunismo, el mercadeo del poder. Ninguno de ellos es capaz de articular una visión del país, porque no la tienen ni la buscan. Les basta con la cuota, el presupuesto, la impunidad.

¿Y el país? El país asiste, como espectador resignado, a esta comedia sin gracia. Los ciudadanos, hastiados, han aprendido a desconfiar de todo. El hartazgo se palpa en las calles, en los mercados, en las esquinas donde antes se discutía de política con pasión, y ahora solo con desprecio. La democracia, esa gran promesa que nos hizo soñar con un futuro distinto, se ha convertido en una rutina indolente, administrada por mediocres sin imaginación.

Lo peor no es el mensaje de mañana. Lo peor es lo que vendrá después: más de lo mismo. Un Perú sin horizonte, condenado a la inercia. Porque mientras Dina y su corte parlamentaria juegan al poder, el país verdadero se hunde en la abulia, ese cáncer silencioso que corroe las naciones antes de su colapso final.

La del estribo: notable el número de la proverbial revista mexicana Letras Libres (la número 318) dedicado a rendirle homenaje a Mario Vargas Llosa. Entre el dossier de columnistas aparece nuestro escritor Gustavo Rodríguez, y sobresalen las colaboraciones de Enrique Krauze, Carlos Granés, Arturo Fontaine, entre otros.

 

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