Austin

Con respecto a los problemas sociales, el alcalde debe resolverlos, pues tienen gerencias sociales que velan por el bienestar de los vecinos. Prohibir la mendicidad o el trabajo ambulatorio no va a cambiar en nada la necesidad de mendigar de aquellos que no tienen hogar o de vender lo que pueden o de limpiar parabrisas o bailar bajo semáforos. Ellos y ellas son vecinos y vecinas que necesitan incluirse con servicios de calidad; si son jóvenes, buscarles estudios o trabajo y, si son personas con adicción, buscarles centros de salud. Prohibiendo su existencia no resuelve el gran problema de inseguridad de la ciudad ni los temas de fondo que la alimentan. 

Las grandes ciudades hoy tienen problemas parecidos de inseguridad, retos que avanzar, pero la óptica es desde una mejor calidad de vida para los vecinos y no con engaños o ideas poco sostenibles. Los limpiaparabrisas no son trabajadores ni emprendedores, sino vecinos que carecen de oportunidades y terminan en esa situación. La inseguridad no es solo un tema policial y judicial, tiene que ver con factores sociales que ponen en riesgo la calidad de vida de los ciudadanos. Las ciudades modernas llevan a retos constantes. En el caso de Austin y las personas en situación de calle se optó por agruparlas en un parque, llevarles comida y abrigo, pero eso afectó el barrio y bajaron los precios de los inmuebles. Las decisiones de nuestras autoridades deben pensar en el bien común, tanto del limpiaparabrisas como el de restos de ciudadanos. 

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