fenómeno del niño

Según investigaciones históricas, desde la época de la llegada de los españoles en el primer tercio del siglo XVI hasta hoy ha habido alrededor de 120 episodios del fenómeno recurrente llamado El Niño. Pero como en nuestras tierras los instrumentos para la medición del clima recién se utilizaron en la segunda década del siglo pasado -y solamente en algunas regiones del país-, es a partir de 1965 que se instalan las primeras estaciones meteorológicas e hidrológicas para medir las lluvias, las mareas y sus caprichosas fluctuaciones. Por esa razón, en el lugar del mundo que ha sufrido la furia de la mayoría de los Niños antiguos no hay registros precisos de sus apariciones anteriores.

Sin embargo, como vivimos en un país carente de escritura anterior a la llegada de los europeos, pero tenemos una viejísima tradición de transmisión oral de los recuerdos, el sabio italiano Antonio Raimondi recopiló en unos escritos que la Sociedad Geográfica de Lima publicó en 1897 la ocurrencia de eventos extremos asociados al calentamiento marino-costero en el norte del país. Dice Raimondi: “El Niño, como tal, es conocido desde las civilizaciones pre incas que se asentaron en las costas del Perú antiguo, como son los Moche, los Lima y los Nasca. La geomorfología, los estudios de sedimentos y la paleontología señalan que el Fenómeno El Niño ocurre por lo menos hace 40,000 años. Además, estas investigaciones arqueológicas demuestran que los cambios drásticos del clima afectaron la costa central del Perú (Cultura Lima, aproximadamente 400 años después de Cristo). La situación resultó ser especialmente dramática para la nación Moche (200 a 700 años después de Cristo) en la costa norte, pues todo indica que durante las primeras décadas del siglo VII de nuestra era, esta próspera civilización sufrió los estragos de una prolongada, implacable y devastadora serie de episodios El Niño”.

Niño costero Sudaca

Los gobiernos regionales de Tumbes, Piura, Lambayeque, La Libertad y Áncash solo han empleado el 30,2% de manera conjunta de un total de S/260’498.125. 

Como todavía no hay forma de saber científicamente si un Niño Global obligó a Noé a fabricar un gigantesco barco para subir a una pareja de cada uno de los animales que andaban, volaban o navegaban nuestro planeta para salvarlos del Diluvio Universal, tenemos que apoyarnos en las leyendas sumerias, budistas e indias para informarnos que una serie de inundaciones catastróficas está en la génesis de la vida del hombre en el planeta Tierra.

Como el fenómeno El Niño es un evento recurrente que se produce por el calentamiento de las aguas del Océano Pacífico en su extremo oriental sub ecuatorial, y según los cálculos de los paleontólogos viene ocurriendo desde por lo menos hace 40, 000 años, más o menos 25,000 o 30,000 años antes de la llegada de la migración del hombre al continente americano, los hombres de estas tierras sabían de su recurrencia, de los efectos de los diluvios y de las sequías sobre sus cultivos y sus criaderos de animales y, sobre todo, cuánto había que hacer cuando el evento terminaba. Es decir, los sabios de las culturas Moche, Lima y Nasca tenían previstas las acciones para mitigar los efectos del fenómeno y a qué atenerse cuando este terminaba su ciclo destructivo.  

Para saber qué va a suceder con nuestra economía -hoy en recesión- y con la agricultura, sus actividades conexas y las demás ramas productivas que nos aportan las divisas que tanto necesitamos, como son la gran minería, la agricultura especializada en la exportación de frutas y verduras requeridas por los mercados norteamericanos y asiáticos y la pesquería dedicada a la fabricación de harina y aceite de pescado, le preguntamos al doctor Luis Miguel Castilla, ex ministro de Economía, ¿qué semejanzas o qué diferencias -más allá del evidente crecimiento de nuestro PBI- tiene el Perú de hoy y el de los años de los tres últimos Niños más destructivos?

El ex ministro Castilla responde: “Son escenarios distintos, porque en 1983 nuestro país no solamente sufrió el ataque frontal de un fenómeno El Niño Global, sino que también sufría de la crisis financiera internacional, la llamada crisis de la deuda, que tenía al mundo en recesión, la cual exacerbó la caída de la producción que fue tremenda. El siguiente Niño de ingrata recordación fue el que se inició a fines de 1997 y duró gran parte del verano de 1998. Ese Niño coincidió también con una crisis financiera internacional, la conocida históricamente como crisis rusa, que provocó una fuerte devaluación, la quiebra de bancos y de empresas y una recesión grande. Esos son los Niño contemporáneos más fuertes que hemos enfrentado. Y el último de la lista es El Niño Costero de 2017, que no se inscribió en una crisis económica y no coincidió con una recesión, aunque nos llevó a tener algunos meses en rojo en las cuentas nacionales. Al hacer las sumas y las restas del periodo, sabemos que dejamos de crecer 1.5 puntos porcentuales entre 2016 y 2017 -porque eso siempre se distribuye entre la segunda mitad del año en el que El Niño se origina y la primera mitad del año cuando el fenómeno termina-, entonces, fue un menor crecimiento difuminado en dos años. Por eso la economía no entró en recesión. Comparado con los tres escenarios que me ha comentado, El Niño actual que lo hemos venido viendo a lo largo del año, desde que se inició con el ciclón Yaku y que ha tenido características de Niño Costero casi todo el año, unido a otros factores ajenos al fenómeno recurrente, nos hizo pensar que terminaríamos 2023 creciendo a 2.5 por ciento, pero terminaremos con crecimiento nulo. Vale decir que entre 1.2 y 1.5 puntos porcentuales de menor crecimiento se pueden atribuir al impacto de los fenómenos climatológicos en los sectores pesquero, agrario, de la construcción y la manufactura primaria y la otra mitad a la convulsión social de comienzos del año que provocó la paralización de parte de la minería, el frenazo de la recuperación del turismo, pero sobre todo la caída de la inversión privada por toda la desconfianza institucional.

¿No se ha hecho nada para prevenir los desastres de El Niño?

“Es lamentable, porque si uno se fija en la actividad de la Autoridad para la Reconstrucción con cambios o el programa presupuestal que maneja el MEF, uno ve que en el primer caso se gastaron los recursos más en reconstrucción que en prevención, y, por otro lado, de un programa presupuestal de más o menos dos mil millones de soles, grosso modo, 500 millones se dejaron de ejecutar especialmente en las regiones más vulnerables, como en Piura, en Lambayeque y en Tumbes. Entonces la cultura de la prevención no ha funcionado en el país y quizá es porque construir una escuela o una posta médica da más réditos políticos que simplemente descolmatar y reforzar los cauces de los ríos. Ahora este año ha sido particularmente complicado porque se suman los recursos adicionales que el gobierno ha dispuesto para esas actividades de prevención, y acá yo puedo identificar no solamente el dinero del presupuesto 068 que se ha venido gastando un 25 a 30 por ciento en los diez meses anteriores, lo cual es muy bajo.

Niño costero SudacaEl Estado peruano sólo ha gastado el 5,7% de lo presupuestado este año para enfrentar al fenómeno El Niño.

(Como de la inversión privada depende en gran parte el crecimiento del PBI), cuando este PBI no crece, el índice de pobreza se incrementa inexorablemente. La pobreza de este año se publicará, probablemente, para mayo de 2024, y con toda seguridad con crecimiento nulo vamos a tener un incremento de pobreza similar al que tuvimos durante la pandemia. Entonces en mi institución (Videnza) prevemos que la pobreza va a crecer en un millón de personas, producto de la falta de crecimiento y de un costo de vida que todavía permanece muy alto”.

Preguntas sobre El Niño que solo contestará la ciencia del futuro 

Según Josef H. Reichholf, en su libro “La aparición del hombre”, hace más o menos dos millones de años, entre lo que hoy es México -en ese entonces el extremo sur del continente norteamericano- y la actual frontera colombo- venezolana, la zona más septentrional de la Sudamérica del pasado, se formaron una serie de volcanes que unieron ambos continentes y crearon la configuración actual del hemisferio. Ese cambio originó la separación de los mares, produciéndose un Océano Pacífico frío y un Mar Caribe muy caliente y sometido a tormentas tropicales constantes. Entonces, ¿qué designio divino hizo que en ese Pacífico frío y repleto de una abundante fauna marina en su extremo oriental sub tropical se iniciara cada cuatro o cinco años un Fenómeno El Niño?

¿Por qué los científicos de la fauna y flora del pasado sostienen que El Niño solo existe desde hace 40,000 años y no desde la separación de los mares como consecuencia de la “soldadura” de las América del Norte y del Sur?

En el medio de esas y otras elucubraciones habría que aplaudir -hasta que se nos enrojezcan las manos- a los hombres sabios que ordenaron la edificación de Caral en una latitud y a una altitud que la mantuvieron protegida a lo largo de los siglos de por lo menos 1,200 fenómenos de El Niño, según el mismo cálculo que usó Antonio Raimondi en el siglo XIX.

Tiempo al tiempo.

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Se trata de un sistema lento y burocrático, que en lugar de viabilizar los proyectos, los termina retrasando en una maraña de complicaciones que vamos a presentar en esta nueva edición de REPORTAFUR.

Con ejemplos muy concretos veremos como los plazos y los montos de las obras varían de una manera descontrolada generando el retraso y la frustración de obras muy importantes para la población.

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Ni reconstrucción, ni cambios. Hay 1.173 colegios en el país que aún no tienen cómo regresar a clases porque o bien se caen a pedazos, o recién están siendo reconstruidos. El Estado ha sido incapaz de renovarles la infraestructura en los últimos cuatro años, luego del Fenómeno de El Niño del 2017. Desde aquel momento, el proceso para recuperar cientos de escuelas a nivel nacional, principalmente en zonas rurales, ha avanzando como si no se tratase de una tarea urgente. Y tiene vergonzosos capítulos de lavado de manos. 

 

Las dos principales responsables de esta situación son la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC) y el Programa Nacional de Infraestructura Educativa (Pronied) del Ministerio de Educación. Aunque la primera sí se ha puesto las pilas en el último año, aún hay cientos de colegios en condiciones calamitosas. Y un grupo de estos -en especial- sobre los que ambas instituciones se culpan entre ellas. 

«Dadas las condiciones epidemiológicas [se podrá] estar en mayor probabilidad de tener un inicio de clases presenciales para el próximo semestre”, dijo el pasado 7 de julio el ministro de Educación, Ricardo Cuenca, luego de hacer un balance positivo de las vacunaciones a miles de maestros. La noticia fue resaltada por la agencia de prensa estatal Andina. ¿Pero en qué condiciones regresarán los niños a las aulas? 

 

La peligrosa vuelta al cole 

El plan del gobierno, según ha declarado Cuenca desde abril de este año, es que los colegios de zonas rurales sean los primeros en retomar sus actividades presenciales. Por eso a Heydi Berrou, la directora del colegio Santa Sara, en el caserío del mismo nombre en Piura, le hicieron una encuesta telefónica en la que se le preguntó si deseaba regresar a las clases presenciales. Su respuesta fue tajante: las condiciones para ello no están dadas. 

“Nos ha llamado el ministerio de Educación, más o menos en abril, preguntando si queremos regresar. Pero les dijimos que no teníamos condiciones de infraestructura. No tenemos ni agua. Acá se abastecían con cisternas”, dice la docente, que llegó a dirigir su institución el año pasado.

El colegio tiene dos aulas donde estudian cerca de 60 alumnos de primaria. Eduardo Morales Litano (46), secretario general del caserío, cuenta que fueron los vecinos los que levantaron la construcción en 1960. Sin expediente técnico. “En el 2000, Defensa Civil lo declaró inhabitable, pero desde ahí solo se le ha dado mantenimiento”, apunta.

Morales dice que desde el 2018, y por mientras, el Minedu construyó dos pequeños módulos donde los estudiantes tomaban las clases, pero un espacio así de estrecho en plena pandemia es riesgoso. Otros colegios de la región optaron por alquilar la casa de algún vecino. Y en otros casos, como veremos, los menores tuvieron que exponerse y seguir tomando clases en los pabellones que habían sido menos afectados por los huaicos.

colegio piura
Colegio Santa Sara, en Piura. Uno de los afectados por el Fenómeno del Niño del 2017. No tiene ni agua.

Santa Sara es parte de las más de mil instituciones educativas que se vieron afectadas por el Fenómeno del Niño el 2017 y a las que el gobierno de PPK prometió volver a poner a punto.

De las 1.527 instituciones que había que reconstruir o rehabilitar, 932 están a cargo de los gobiernos regionales y locales, y 447 del Pronied, una unidad del Minedu que se encarga de los proyectos de inversión pública de la cartera que tienen que ver con infraestructura de colegios. Todas las obras son financiadas por el Fondo para Intervenciones ante la Ocurrencia de Desastres Naturales (Fondes). ¿Quién se encarga de gestionar la transferencia de los recursos y monitorear el avance? La Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC), que a la vez debe ejecutar 147 obras.

La efectividad de esta maraña de instituciones, sin embargo, ha dejado mucho que desear. Cuatro años después del desastre natural, apenas se han entregado 354 colegios. Desde la ARCC admiten la demora, aunque resaltan que ya hay 530 obras más en ejecución y que lo más probable es que este año se termine la mayoría de estas. Un salto importante respecto a las gestiones anteriores, pero también un anuncio entusiasta que tiene otra cara que no lo es tanto. Hay cientos de colegios que no solo siguen esperando, sino que ni siquiera ven la reconstrucción en el horizonte porque no les habilitan el presupuesto. 

 

El problema Pronied

“Como congresista de la región Piura, puedo decirle que desde el año pasado se ha agilizado la entrega de presupuesto para estos colegios”, dice la congresista Angélica Palomino, del Partido Morado, miembro de la Comisión Especial de Seguimiento a la Reconstrucción.

Palomino señala que en la sierra del país ha habido cierto retraso por temas climatológicos, lo que ha impedido la entrega de materiales de construcción; y también por el alza en el precio del fierro y el cemento. “Sobre los colegios que tiene el Ministerio de Educación (Pronied), sí con mucha pena he visto que algunos que ya debían estar en un 80% de avance, están en 15%”, apunta, sin embargo.   

Amalia Moreno, directora ejecutiva de la ARCC, que llegó al cargo a fines del 2019, también hace un balance negativo del Pronied. “Yo te puedo decir que de estos 354 colegios [los ya reconstruidos], unos 345 lo han hecho los gobiernos locales y, siendo generosa, el resto lo ha hecho el Pronied”, señala. De hecho, en 2020 la ARCC gestionó un financiamiento de S/654.386.284 para el Pronied, del cual apenas se ejecutaron S/14.950.347. Es decir, el 2.28% del presupuesto transferido.

En un reciente ensayo titulado ‘La reforma imposible: enfrentando desafíos del sector educación’, el exministro de Educación Martín Benavides describe así la situación en la que encontró al Pronied en el 2020: “Se trata de la unidad ejecutora responsable de todos los programas de infraestructura del ministerio, y, como tal, maneja un presupuesto considerable, pero tenía muy poca eficiencia en su gasto y siempre estuvo rodeada de sospechas de corrupción”.

amalia moreno arcc
Amalia Moreno, directora ejecutiva de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios: «De estos 354 colegios [los ya reconstruidos], unos 345 lo han hecho los gobiernos locales y, siendo generosa, el resto lo ha hecho el Pronied [del Minedu]».

Durante la gestión de Benavides se hicieron cambios y la unidad pareció tomar un paso importante. En febrero, con los recursos asignados por la ARCC, el Pronied anunció que invertiría S/530 millones en un grupo de 130 colegios cuyas obras debían empezar ese año. El proceso quedó desierto. En agosto insistieron y, finalmente, se adjudicaron más de 100 de estas obras.

Pero llegó setiembre y, en vísperas de firmar los contratos, el programa del Minedu anunció que solo había dinero para 15 colegios ese año. Esto significaba que 115 instituciones de la cartera se quedarían en el aire, como publicó en octubre el semanario ‘Hildebrandt en sus Trece’. Santa Sara fue uno de estos colegios.

La explicación que le llegó a los postores de las licitaciones y a los directores de los colegios en aquel momento fue que se estaban haciendo los esfuerzos de conseguir el financiamiento para el 2021.

En febrero pasado, Nemesio Cayhualla, director del colegio ‘El Tigre’ de Cañete, pidió que se le informe si finalmente consiguieron el dinero. La respuesta lo decepcionó. “Yo he estado enviando constantemente oficios al Pronied pidiendo informes de cuándo va a empezar la reconstrucción. La última respuesta fue que están en proceso de contar con el presupuesto de la Autoridad con Cambios”, dice Cayhualla.

conclusiones el tigre 2019
Informe de Defensa Civil del 2019 sobre el colegio ‘El Tigre’, de Cañete: «Los alumnos están sujetos al daño que pueden ocasionar estas estructuras». Con el sismo del pasado 23 de junio, la situación se agravó.

La respuesta a la que se refiere es del 4 de febrero pasado. La carta revela que no lograron incluir a los 115 colegios en el presupuesto general del 2021: “A la fecha, el Pronied sigue cursando documentos y gestionando reuniones con la ARCC a fin de que se pueda confirmar la transferencia de recursos para el 2021 de todas aquellas intervenciones que no fueron atendidas en el 2020 por el tema presupuestal, con la finalidad de poder ejecutar las obras”.

Cayhualla ha escuchado las noticias sobre el retorno a las clases, principalmente de los colegios de zonas rurales como el suyo, que consta de dos pabellones y que atiende unos 380 alumnos de primaria y secundaria. El 2019, cuenta, el Minedu le instaló un módulo prefabricado, pero el espacio era muy pequeño. Tuvieron que tomar el pabellón del colegio que resultó menos afectado por los huaicos.

Luego del fuerte temblor del pasado 23 de junio, cuyo epicentro fue en su provincia, esta opción ya no es viable. “No podríamos retornar. Más aún porque en este último sismo que hubo [del pasado 23 de junio], la situación empeoró. Se han rajado más las columnas, las paredes y los salones ya están totalmente inhabilitados», dice Cayhualla.

En el distrito de Mariatana, en Huarochirí, los colegios Daniel Alomía Robles y Glorioso San Cristóbal, que atienden a 90 alumnos de primaria y secundaria, también siguen a la espera. “Hice una consulta a Pronied y me dijeron que estaban solicitando una transferencia presupuestal a inicios de este año. Eso fue en febrero o marzo, ¡ya estamos julio! No es posible retornar a las aulas. Hay aulas que están totalmente destruidas, a punto de caerse”, apunta el alcalde distrital Julio Santos.

huarochiri colegio daños
Grietas en el patio del colegio Daniel Alomía Robles, de Huarochirí. Un peligro para los estudiantes.

El pase de pelota entre la ARCC y el Pronied

Los colegios de los que habla Santos también son parte de los 115 supuestamente excluidos por falta de presupuesto. En un comunicado enviado a Sudaca, el Pronied intenta responsabilizar a la ARCC del asunto. “El presupuesto para la reconstrucción de estas instituciones educativas estuvo asegurado desde febrero del 2020, razón por la cual el Pronied pudo lanzar 42 procesos de contratación (15 en febrero y 27 en agosto). Si estos procesos hubieran obtenido la previsión de recursos por parte de la ARCC para el año 2021 se hubieran desarrollado de acuerdo con sus cronogramas, el total de escuelas estarían ya en proceso de ejecución, próximas a culminarse”, dice por escrito.

Desde el Minedu insisten en que fue una situación no prevista. En la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios, sin embargo, precisan que el presupuesto estaba listo para ser ejecutado el 2020, pero que el problema está en que el Pronied quiso postergar su uso al 2021. “Al no haber sido ejecutados en el año que fueron programados, los recursos retornarnon al Tesoro Público como todo presupuesto no utilizado por una institución pública”, señalan en un escrito enviado a Sudaca.

“En agosto o setiembre, prácticamente estamos cerrando el presupuesto del siguiente año. Eso lo sabemos todos [los funcionarios públicos]. Cuando ellos han terminado el proceso en setiembre, me dicen que les asegure S/400 millones para el 2021. Yo tengo que voltear al MEF y decirle que me aseguren esa plata. ¿Qué me dijeron en el Mef? ‘Mira, te felicito por tu preocupación, pero yo no tengo esa plata, pero sí te voy a dar una plata para tus obras que están en ejecución y priorices el trabajo con los gobiernos subnacionales’. Son los gobiernos locales los que están funcionando en estos momentos”, precisa Amalia Moreno, la directora ejecutiva de la ARCC.

Moreno señala que en el MEF ya no querían darle más recursos al Pronied porque los años 2017, 2018 y 2019 (cuando fueron ministros de Educación Marilú Martes, Idel Vexler, Daniel Alfaro y Flor Pablo) lo habían hecho y no habían construido nada. Todo parece indicar que ya no tendrán que hacerlo.

En comunicación escrita a Sudaca, el Pronied señala que ya tiró la toalla con este grupo de 115 colegios y que el pasado 1 de julio “realizó la devolución de la cartera de inversiones del Plan integral de Reconstrucción con Cambios por falta de asignación de recursos presupuestales”. Es decir, los colegios tendrán que esperar quién sabe cuánto tiempo más para que los gobiernos regionales o locales, o la propia ARCC, tengan que ejecutar las obras. Así estamos.

 

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