Por distintos lugares del Perú, hemos visto a mujeres con mantos coloridos en su espalda cargando ahí adentro a sus pequeños hijos. Si queremos buscar el significado de lliclla en la Real Academia española, para los devotos del idioma español, tenemos como resultado: «Manteleta indígena, vistosa, de color distinto al de la falda, con que las mujeres se cubren los hombros y la espalda». A las llicllas se les conoce como mantos de «vida» por la unión que genera entre el hijo y la madre, ya que vinculan a ambos al estar diariamente juntos, así como al trabajo diario de aquellas mujeres que, sin importar el peso, los sujetan con fuerza.
Las protestas siguen en Puno y esta semana importante hubo un terrible incidente contra mujeres aimaras que vinieron a Lima a protestar contra el gobierno de la presidenta Dina Boluarte. Se les aplicó el uso de la fuerza sin necesitarlo, mal aplicado porque no había riesgo ni para la vida de los policías ni había bienes críticos que proteger. La violencia extrema contra mujeres aimaras que llevaban a sus hijos en la espalda demuestra el poco entrenamiento del personal policial y sus comandos en temas de derechos de las mujeres, su diversidad y no discriminación, pero también demuestra que no conocen sus funciones dentro de las protestas ciudadanas. Salir a protestar por el Centro Histórico de Lima no tiene por qué ser un riesgo para la vida de ningún ser humano. Aún más grave porque había infantes en la protesta. La respuesta a la violencia ejercida contra estas mujeres aimaras ha sido culparlas y cuestionar la relación con sus hijos. Protestar no debe ser un riesgo y el gobierno de la primera presidenta mujer de nuestra historia –quien se define como andina- debe garantizar los derechos de todas las peruanas en su diversidad.
¿Sabes? Los colores y los diseños de las llicllas comunican las características de las mujeres que las llevan. Me gusta mucho la descripción del cronista Guamán Poma: «Una lliclla (manto) recubierta con diseños cuya configuración semeja mariposas que cubren sus espaldas.» Esas alas de mariposa son para proteger a sus hijos, a su descendencia y para que ellas vuelen no para que sean víctimas de violencia. El Perú sigue siendo una sociedad donde las mujeres son invisibilizadas y juzgadas desde una visión masculina. El actual gobierno no solo las juzga, sino que guarda un silencio cómplice que va contra la constitución, las leyes y la República. Atentar en la vía publica contra madres y sus hijos infantes es atentar contra la nación misma. La presidenta no asume responsabilidad por esta violencia ni le responde a las madres, esposas y abuelas de los 60 muertos durante sus cortos meses liderando el país. Esos infantes sujetados por sus madres son el futuro del país. El 8M de 2023 lamentablemente brilla por el ausentismo del enfoque de género, integridad, cultura, derechos humanos, enfoque de interseccionalidad, enfoque generacional y derechos de los niños.