Desde hace siete meses, el país se encuentra en una crisis política que -hasta la fecha- no ha encontrado solución alguna. Y es que el presidente Pedro Castillo en vez de mostrar apertura a esa inmensa mayoría que no votó por él mediante un gabinete de consenso, mostró -a todas luces- que lo que busca es un gabinete que le permita repartir cuotas de poder a los grupos que lo “respaldan” para poder sobrevivir políticamente. Eso hemos podido apreciar en todo este tiempo.
Dicha situación trae consigo que, poco a poco, la confianza depositada en su gobierno se vaya debilitando. La reciente encuesta de Ipsos-Apoyo, de este domingo que acaba de pasar, es revelador al respecto. Un 65% desaprueba la gestión de Pedro Castillo. Si esa cifra lo desagregamos a nivel de regiones podemos apreciar que solo el sur del país muestra un apoyo similar a su desaprobación (46%). El resto del Perú lo desaprueba de manera categórica: el norte (69%), el centro (74%) y el oriente (56%).
Y si vamos más allá de la crisis de confianza, y vemos su continuidad como mandatario, podemos apreciar que un 56% de peruanos piden la renuncia de Pedro Castillo. Un 36% estarían a favor de una vacancia presidencial (más un 17% que podrían respaldar dicho proceso). Estas cifras que presentamos no es más que consecuencia de sus pésimas decisiones para nombrar ministros, así como de su impericia para la solucionar los problemas que tiene el país en estos momentos críticos que atravesamos producto de la pandemia. Esa impericia se vio reflejada cuando no vimos respuestas claras ni contundentes en la entrevista que le hizo Fernando Del Rincón para el canal CNN.
Un dato adicional, que es necesario resaltar de la encuesta de Ipsos, es que 74% de peruanos, frente a esta situación, piden que se convoquen a nuevas elecciones presidenciales y congresales si es que Pedro Castillo renuncia o es vacado. Dato revelador que nos permite ver la coyuntura crítica en la que se encuentra el país. No son tiempos normales lo que actualmente vivimos; son tiempos turbulentos en que los populismos vacían los avances que la democracia peruana ha tenido en estos 21 años que hasta el momento tenemos. El más largo de nuestra historia.
Seamos claros, la academia peruana (vinculada a los grupos de izquierda) han generado el relato que durante el segundo gobierno de Alan García el crecimiento promedio de 7% se debió al alto precio de los metales. Nada más falso. En estos momentos que nos encontramos en otro superciclo del precio de los comodities (vinculados al cobre y al litio) podemos apreciar que la tendencia de crecimiento del país no superará el 2% ó 3%, según expertos nacionales e internacionales. Como afirma el exministro de economía, Ismael Benavides: no fue el contexto el que permitió el crecimiento económico, fue la gestión y decisión política.
Esta situación nos muestra que el país debe repensar las consecuencias de votar por políticos inexpertos. Y que las coyunturas críticas por la que atravesamos deben ser resueltas a través de reformas que atenúen los diversos problemas que tiene nuestro régimen, entre los que destacan el enfrentamiento constante entre ejecutivo y legislativo, así como la administración de la crisis (y no la transformación de ella) de los partidos políticos.