Juan Carlos Tafur

Castillo arrinconado

“Castillo no tiene la menor idea de los cambios constitucionales que desea, carece de visión de Estado, ya aprendió a mentir como estrategia política y no tiene una barrera moral que lo haga marcar clara distancia del terrorismo”

La entrevista que el presidente Castillo le ha dado al periodista Fernando del Rincón, de la cadena internacional CNN, tiene muchos matices y lecturas, pero resaltan algunas conclusiones:

-Castillo no tiene la menor idea de los cambios constitucionales que desea. Sus propósitos de mejorar la salud y la educación, son, como bien le reiteró el periodista mexicano, sin hallar eco cognitivo en nuestro Primer Mandatario, políticas de Estado, que, por ende, dependen de lo que haga o no el gobierno al respecto, no de una modificación del texto constitucional. Si Castillo quiere una educación y salud públicas de primer orden, lo que tiene que hacer es cambiar el Presupuesto y reformar el Estado en ambas áreas, no cambiar la Carta Magna.

-Castillo es un ave de paso palaciega que carece de visión de Estado. Pretender, por asomo, que se puede consultar al pueblo, vía referéndum, la cesión de una franja territorial soberana para darle salida al mar a Bolivia, muestra la pasmosa improvisación e indigencia de nuestro gobernante en materia de política exterior. Lo reafirma con su cobarde evasiva de pronunciarse respecto de las dictaduras en Cuba, Nicaragua y Venezuela. El orden democrático regional no tiene en Castillo a un aliado, ha quedado sentado con claridad.

-Castillo ya aprendió a mentir como estrategia política. Para ello, aunque fallidamente, ha dado estas entrevistas: para justificar su mediocridad victimizándose y anticipar argumentos que le brinden impunidad respecto de su participación en actos reñidos con la moral pública, como son su injerencia en los ascensos militares y su participación en la gestión de intereses privados. Fue vergonzoso, al respecto, su vano intento de demostrar que no tenía relación alguna con la lobista Karelim López. El problema de su performance es que demuestra que no parece haber propósito de enmienda y obliga al país a seguir vigilante respecto de estas inconductas palaciegas.

-Castillo no tiene una barrera moral que lo haga marcar clara distancia del terrorismo. Para él, puede haber personas que hayan estado vinculadas a Sendero o al MRTA, que estuvieron confundidas y que en el presente merecen tener la oportunidad de participar en asuntos de Estado. Así lo dijo explícitamente. Su indolencia en este tema, por supuesto, ofende la memoria de millones de peruanos afectados por la violencia terrorista y da argumentos para seguir haciendo de este tema uno de acuciante vigilancia. No es terruqueo reaccionario el estar alertas al respecto, sino sana actitud democrática y cívica frente a una persona con laxitud ética sobre la materia.

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