Ruido político

La turbulencia política parece ser una de las características de los últimos tiempos en el Perú. Al margen de las razones, los problemas políticos son una marca registrada en la evolución del país. Nos estamos acostumbrando a los pedidos de vacancia, renuncias, conflictos entre el Ejecutivo y el Legislativo, etc. Y así solo se genera inestabilidad.

El ruido político tiene un impacto negativo sobre la recuperación de la economía. Existen varias razones. En primer lugar, cualquier decisión de inversión supone incertidumbre (nadie puede saber qué pasará en el futuro), pero también es cierto que vivimos en una incertidumbre aumentada debido a las contradicciones del gobierno, que parece no tener un rumbo definido. Como consecuencia, los inversionistas postergan decisiones y los consumidores hacen lo mismo, pues el temor a no saber qué puede pasar genera que prefieran esperar antes de endeudarse o realizar ciertas compras. La incertidumbre obliga a tener cautela y eso hace que la recuperación sea más lenta.

En segundo lugar, los estudios empíricos muestran que, desde el momento en que alguien invierte, pasan, en promedio, dos años para recuperar lo invertido y tres o cuatro años, dependiendo del sector, para obtener ganancias. El problema es que la inversión, que es la fuente principal del crecimiento, no está creciendo como debería. Las proyecciones de crecimiento de la inversión privada para 2022 son 0%. El fanatismo a veces hace pensar que eso no importa; pero es un error: si nadie invierte, ¿quién entonces, se encargará de contratar personas, es decir, crear empleo?

En tercer lugar, ¿por qué no mantenemos lo que funciona y mejoramos lo que no funciona? Entiendo que puedan existir muchos soñadores, pero los problemas de muchos ciudadanos son reales: no tienen empleo, seguridad, agua, etc. Eso hay que solucionarlo. Y para eso se requiere decisión política y conocimiento técnico. ¿Por qué se cree que con una asamblea constituyente esas personas que tanto necesitan, van a estar mejor? ¿Cuál es la conexión? La economía no es un acto de fe, ni tampoco es magia.

En cuarto lugar, la historia muestra que, si un gobierno tiene una mayoría de oposición en el Congreso o no tiene bancada, entonces tiene que ganarse a la población para poder gobernar con hechos concretos que eleven su bienestar. O tiene a la población y/o al Congreso. Lo que no se puede hacer es tener gobernabilidad sin alguno de ellos. La popularidad del presidente del país está cayendo y puede terminar sin ninguna de las dos. Ahora deberá recuperar a la población, en un contexto más complejo que cuando asumió el poder, hace solo dos meses.

La economía requiere estabilidad política en democracia para poder progresar. Aunque suene trillado, se requiere confianza y actuar en varios frentes. Solo quienes han invertido y arriesgado entienden a qué me refiero con confianza y credibilidad.

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Carlos Parodi, Entendiendo de Economía, Pandemia, Ruido político

La turbulencia política parece ser una de las características de los últimos tiempos en el Perú. Al margen de las razones, los problemas políticos son una marca registrada en la evolución del país. Nos estamos acostumbrando a los pedidos de vacancia, renuncias, conflictos entre el Ejecutivo y el Legislativo, etc. Y así solo se genera inestabilidad. El ruido político tiene un impacto negativo sobre la recuperación de la economía.

Existen varias razones. En primer lugar, cualquier decisión de inversión supone incertidumbre (nadie puede saber qué pasará en el futuro), pero también es cierto que vivimos en una incertidumbre aumentada debido a la turbulencia política. Como consecuencia, los inversionistas postergan decisiones y los consumidores hacen lo mismo, pues el temor a no saber qué puede pasar genera que prefieran esperar antes de endeudarse o realizar ciertas compras. La incertidumbre obliga a tener cautela y eso hace que la recuperación sea más lenta.

En segundo lugar, los estudios empíricos muestran que, desde el momento en que alguien invierte, pasan, en promedio, dos años para recuperar lo invertido y tres o cuatro años, dependiendo del sector, para obtener ganancias. Y aquí hay otro ruido. Usted, estimado lector, ¿se atrevería a decir qué medidas tomará el gobierno en los siguientes meses? Si lo vemos con ese horizonte temporal, es natural invertir lo menos posible y esperar.

En tercer lugar, ¿no ha sido así en todos los gobiernos previos, en el sentido de que, luego de elegido, mantuvo las líneas básicas de la estrategia económica? La respuesta es afirmativa. Los ciudadanos tenían altas expectativas al inicio del de PPK, del cual Vizcarra fue parte. No sé por qué razón, si se sabía que el Congreso estaba dominado por la oposición y que el entorno económico externo no era favorable, se creyó que la sola presencia del presidente cambiaría las cosas como por arte de magia. La economía no es un acto de fe, ni tampoco es magia. Luego vendría Vizcarra, quien cerró el congreso, pero no planteó reformas. Y ahora un gobierno lleno de contradicciones, con un presidente del partido que suelta ideas que solo aumentan la incertidumbre.

En cuarto lugar, la historia muestra que, si un gobierno no tiene el apoyo mayoritario del congreso, entonces tiene que ganarse a la población para poder gobernar. O tiene a la población y/o al Congreso. Lo que no se puede hacer es tener gobernabilidad sin alguno de ellos. ¿A quién tiene Castillo? Lo más notorio de su estilo de gobernar es que no aparece; eso no necesariamente está mal, sino que requiere de un primer ministro concertador y con muñeca política y tampoco lo tiene.

La economía requiere estabilidad política en democracia para poder progresar. Aunque suene trillado, se requiere confianza y actuar en varios frentes. Solo quienes han invertido y arriesgado entienden a qué me refiero con confianza y credibilidad.

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