Gran Teatro Nacional

Cuando Corea, en otro movimiento inesperado, decidió desarmar al cuarteto en 1976, Al Di Meola -entonces de 22 años- encontró el tiempo y espacio perfectos para dar rienda suelta a su propia voz como compositor y guitarrista. Desde ese mismo año, acompañado por grandes músicos como Steve Gadd (batería), Alphonso Johnson (bajo), Barry Miles, Jan Hammer (teclados) y Mingo Lewis (percusiones), Di Meola convirtió los estudios de grabación de Columbia Records en un crisol en el que volcó todas sus influencias e innovaciones. Al jazz-rock que había desarrollado en Return To Forever le añadió su irrefrenable pasión por géneros hispanoamericanos como flamenco español, tango argentino y bossa nova brasileña, edificando un repertorio brillante y multiforme, pero siempre con ese frenético y articulado estilo que desenvuelve con limpieza y precisión. 

Su debut como solista, Land of the midnight sun (1976), tiene además una sorpresa, la participación de Jaco Pastorius (Weather Report) en un extenso jam, Suite Golden Dawn, que -según cuenta el mismo Al- fue la primera vez que el extraordinario bajista entró a un estudio de grabación. La sociedad con el tecladista checo-norteamericano Jan Hammer (The Mahavishnu Orchestra) generó clásicos del jazz moderno como Cruisin’ del disco Electric rendezvous (1982) o Elegant Gypsy Suite de su segundo LP, Elegant gypsy (1977), disco en el que además encontramos una vertiginosa pieza flamenca, Mediterranean sundance, la más conocida de su amplio catálogo, grabada junto a Paco de Lucía, nada menos. En 1982 aparecería su primer larga duración en vivo, Tour de force y al año siguiente lanzó Scenario, álbum en que Di Meola y Hammer experimentan con elementos electrónicos y un acercamiento más elástico hacia el pop-rock vigente en esos años. En ese disco participaron tres megaestrellas del prog-rock, el bajista Tony Levin y los bateristas Phil Collins y Bill Bruford. En medio, Casino (1978, con carátula que recuerda a Al Pacino en Scarface) y Splendido Hotel (1980), dos extraordinarios discos de jazz-rock y fusión latina, confirmaron su estatura musical.

Di Meola se unió a otros dos gigantes del instrumento, el británico John McLaughlin y el español Paco de Lucía, para hacer una gira que quedó registrada en el disco Friday night in San Francisco (1981), un clásico del flamenco moderno que, el año pasado, se reactualizó con grabaciones nuevas de aquel tour que Di Meola rescató bajo el título Saturday night in San Francisco. La química entre ellos fue tal que ingresaron a los estudios para grabar Passion, grace and fire (1983) y luego, doce años después, repitieron la experiencia en el extraordinario CD The Guitar Trio (1995). Un año después, en uno de los shows benéficos organizados por el tenor italiano Luciano Pavarotti, en Bosnia, hicieron una versión relampagueante de Mediterranean sundance, una competencia sana entre tres guitarristas superdotados, que podemos ver en este enlace. En ese mismo tiempo, se reunió con su ex compañero en Return To Forever, el bajista Stanley Clarke, y el violinista francés Jean-Luc Ponty para una gira titulada The rite of strings que, a su vez, generó un álbum en estudio del mismo nombre. En el 2007, Di Meola, Ponty y Clarke se reunieron para varios festivales de jazz y llegaron a tocar en Sudamérica, concretamente en Chile, Brasil y Argentina. Y en el 2008 se produjo el esperado reencuentro de Di Meola con Lenny White, Stanley Clarke y Chick Corea, en el Festival de Jazz de Montreaux.  

Su camino musical prosiguió durante la década de los noventa y las siguientes, con más de veinte lanzamientos en las que explora su evolución como compositor y las fusiones con el tango -incluso grabó dos álbumes tributo a Astor Piazzolla, en 1996 y 2007-, y la música del Medio Oriente, a través de su proyecto World Sinfonia, una formación cambiante que incluye músicos de Turquía, Argentina, Cuba, Italia, Puerto Rico, Estados Unidos, entre otros, con quienes ha producido brillantes álbumes como Heart of the immigrants (1993), Orange and blue (1994), Morocco Fantasía (2011), concierto en un festival de jazz en la ciudad de Rabat, Marruecos; Pursuit of radical rhapsody (2012) o el extraordinario Elysium (2015) donde escuchamos cajones peruanos, bandoneones argentinos y progresiones que van del jazz a la música árabe, con la fluidez armónica y riqueza melódica propias de Di Meola, quien creció admirando a Larry Coryell y a los Beatles.

Precisamente, la música del Fab Four es una de sus más recientes inspiraciones. Los álbumes All your life (2013) y Across the universe (2020) contienen, cada uno, catorce clásicos de los Beatles, tocados por Al Di Meola en guitarra acústica, con arreglos que les dan vida nueva, como por ejemplo en Because, Dear Prudence, Being for the Benefit of Mr. Kite, Strawberry fields forever o Norwegian wood. En una reciente entrevista reconoció que los Beatles son los principales responsables de su decisión de querer convertirse en guitarrista y que hacer esas adaptaciones fue muy complicado para él, por el respeto que siente hacia el espíritu de esas entrañables canciones. 

Al Di Meola (68), la leyenda del jazz-rock, estará tocando en Lima, por primera vez, este 9 de marzo en el Gran Teatro Nacional, gracias a la productora de Jorge Fernández, a quien le debemos también la inolvidable tocada que hizo Pat Metheny hace unos meses. Y llega con una banda multinacional integrada por algunos de sus colaboradores más estables en los últimos años: Mario Parmisano (piano, Argentina), Paolo Alfonsi (guitarra acústica, Italia) y Sergio Martínez (percusión, España). Una cita imperdible para los amantes de la buena guitarra.

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Para el dúo con Gwilym Simcock, Metheny escogió Phase dance, una de sus composiciones más celebradas que formó parte del primer álbum oficial de The Pat Metheny Group, publicado en 1978. Melodías como estas superan el paso de los años por su naturaleza fresca y atemporal. El piano de Simcock sonó inspirado y profundo. Luego fue el turno de Linda May Han Oh de lucirse junto a su líder, con un medley del disco Beyond the Missouri sky (Short stories), que Pat grabara en 1997 con el contrabajista Charlie Haden (1937-2014). Dos temas de Haden –Waltz for Ruth y Our Spanish love song- y una relectura del clásico tema de amor de la recordada película italiana Cinema Paradiso (Giuseppe Tornatore, 1988), que fuera escrita por Ennio Morricone y su hijo Andrea, quien firma esta pequeña e intensa viñeta acústica en que Linda decora el ambiente con el uso del arco sobre las cuerdas de su contrabajo. La respuesta del público fue puro agradecimiento ante esta exhibición de sutileza interpretativa.

El concierto se iba acercando a su final y Pat Metheny parecía no querer irse. Tras un escueto pero emocionado “Thank you for coming, is great to be in Peru!” llegaron los bises, tres en total. Luego de Are you going with me? (álbum Offramp, 1982), una de las más esperadas del recital, y un exquisito popurrí de temas acústicos, tocado a solas con guitarra barítono, el grupo en pleno regresó, por última vez, para cerrar con Song for Bilbao, tema que fuera estrenado en Travels (1983). Aunque faltaron algunas piezas como Have you heard, The first circle o la sensacional September fifteenth (homenaje al pianista Bill Evans), fue un concierto redondo, de los mejores en este retorno de los espectáculos masivos tras dos años de silencio y cuarentenas.

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