Oposición

No hace falta -como solicitan algunos analistas- que se constituya un liderazgo único y centralizado de la oposición, que de esa manera mejor enfrente los desbarajustes gubernativos que apreciamos a diario.

Primero, porque las circunstancias no son tan dramáticas como para justificar semejante coordinación. Castillo no va a poder convocar a una Asamblea Constituyente, ni va a poder disolver el Congreso, ni va a poder estatizar o expropiar una empresa. Va a haber mucho ruido político -por sus desatinos verbales y nombramientos impresentables-, pero pocas nueces reales.

Segundo, porque es más eficaz que se mantengan en ristre diversas fórmulas opositoras. Los partidos en el Congreso, los medios de comunicación, los gremios empresariales, los líderes de opinión, la tecnocracia liberal, etc., juegan un papel fundamental como cadena de transmisión frente a la ciudadanía de una postura vigilante y crítica del régimen. Es mejor una “guerra de guerrillas” para minar al adversario gubernativo y contenerlo en su mediocre inocuidad, que afrontar una “guerra convencional”, con mando centralizado.

Eso debe continuar así. No hay la tal división de la oposición, que algunos acusan, señalando que eso le pone en bandeja el camino a Castillo para lograr sus propósitos radicales de llevarnos a la deriva chavista o socialista. No es preciso en estos momentos trazar una agenda explícita de coordinaciones transversales para hacerle frente al fallido monstruo gubernativo.

Lo que sí es importante es empezar a pensar en el recambio del elenco estable político que vaya a representar a la oposición en el futuro inmediato y mediato. Primero, en las elecciones municipales y regionales, donde la legislación obliga a los partidos de centroderecha a competir entre sí (tienen que presentarse a un número mínimo de circunscripciones para mantener a salvo la inscripción) y, luego, en las presidenciales, que ojalá se lleven a cabo, como corresponde, el 2026.

Ya están apareciendo nuevas figuras. En anteriores columnas hemos mencionado varias. Es menester imponernos como agenda castigar a los repitentes, al statu quo partidario, si buscase nuevamente tentar el acceso al poder. Eso sí supondría servirle en bandeja de plata el triunfo a la izquierda, a pesar del enorme desgaste y desprestigio que ésta va a sufrir por formar parte de la coalición partidaria que apuntala un gobierno tan malo como el de Castillo.

La oposición basará su triunfo en la próxima justa electoral, si traza una correcta estrategia de contención del gobierno, sin excesos ni tibiezas. Mantener la estrategia múltiple, dispersa y, por ende, más eficaz, es lo que corresponde en estas circunstancias.

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Asamblea Constituyente, bancadas, Congreso de la República, Oposición, Presidente Castillo, Presidente de la República

A poco de cumplirse los 100 días de gobierno Pedro Castillo, podemos dar a conocer el carácter que asumiría su mandato, caracterizado por la poca capacidad de orientar al país y a sus ministros y funcionarios públicos hacia los grandes temas de política exterior para sitiar al Perú en el contexto internacional, aprovechando el buen costo del precio del cobre y del litio por muy buen tiempo. Se caracteriza también por su poca capacidad para orientar su gobierno hacia la unidad que requerimos políticamente para salir de esta situación crítica en la que se encuentra el país económicamente.  

Claro, hay razones para entender ese proceder. Castillo, que obedece a una agenda orientada al socialismo del siglo XXI que sus aliados les exigen que cumpla, se ha propuesto copar las instituciones del Estado para el objetivo que tiene en mente que es la Asamblea Constituyente. Allí tenemos al nuevo directorio que preside Julio Velarde en el Banco Central de Reserva, en la que no tiene mayoría. Podemos apreciar también a Palacín en Indecopi y a Barranzuela y Gallardo en el ministerio del Interior y Educación respectivamente para solo poner algunos ejemplos. 

Si nos detenemos a pensar en esos cambios en el interior de estas instituciones claves para el Estado, podemos sostener que hay tácticas bien utilizadas -dentro de una estrategia que tienen que es generar las condiciones desde diversos frentes- para cambiar ciertos procedimientos administrativos que permitan a sus aliados (léase el senderismo vinculado al narcotráfico y al Conare por ejemplo) seguir operando sin ningún problema, así como generar presupuesto para más gasto social. 

La oposición política debe tomar conciencia de esta situación. Ya lo expresé en reiteradas oportunidades: vivimos una situación de atmósfera de confrontación que -desde un inicio- el Ejecutivo lo generó. La oposición y la prensa deben, para ello, fiscalizar responsablemente los trabajos que se vienen realizando desde los ministerios y otras entidades públicas. 

Las bombas de tiempo que va dejando este gobierno, si es que sale mal las estrategias para el objetivo de la Asamblea Constituyente, son los que se debe identificar para evitar cualquier tipo de amenaza al Estado de derecho.

No caigamos en la ingenuidad de la moderación de grupos leninistas en el poder. Desde mi paso por San Marcos hasta mis diversos trabajos por regiones -por estos tiempos- como sociólogo, puedo advertir que generar confusión en el oponente es forma de jugar a la política. Puedo advertir también que tienen en mente siempre esta premisa: “salvo el poder, todo es ilusión”. 

¡Advertidos estamos!  

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Asamblea Constituyente, Ejecutivo, Oposición, Pedro Castillo

Muchas voces reclaman la aparición de un líder de la oposición que capitalice el descontento de un sector de la población con el gobierno y que galvanice y potencie los ánimos disidentes, que irán creciendo conforme el régimen se vaya deteriorando, producto de su inmensa mediocridad administrativa y desparpajo político.

Se habla, inclusive, de la necesidad de conformar un gabinete en la sombra que le respire en la nuca al oficialismo y vaya generando en la población la sensación de que hay mejores alternativas, o siempre las hubo, respecto de lo que está aplicando Palacio a trompicones, en medio de una confusión programática feroz (donde coexisten castillistas, cerronistas, caviares e improvisados, en un guiso políticamente indigesto).

Así, se menciona la posibilidad de buscar cuadros nuevos, distintos al establishment o elenco estable de la política de centro y derecha (mucho del que aparece en los mítines de Erasmo Wong), para que aglutinen fuerzas y reemplacen inclusive a quienes fueron candidatos presidenciales en la última jornada electoral (Keiko Fujimori, Rafael López Aliaga, César Acuña, Yonhy Lescano, Alberto Beingolea, Daniel Urresti, etc.).

En verdad, no les falta razón a quienes creen que ya ese conjunto de figuras cumplió su ciclo y que la única forma de derrotar la aparición de una izquierda disruptiva (que hoy ha sido Castillo, pero que mañana puede ser Antauro Humala o Indira Huillca), es cultivar la presencia de figuras nuevas, fuera de la caja, novedosas.

Pero también es cierto que a estas alturas del partido, cuando aún existe absoluta incertidumbre respecto del rumbo que va a tomar el gobierno, si moderado, con un Castillo desprendiéndose de Cerrón y el Movadef y, por ende, de la Asamblea Constituyente, si acaso un Castillo manteniendo esa alianza y ese propósito, haciendo de su afianzamiento en el poder una herramienta para radicalizarse antes que para centrarse, es mejor mantener en ristre todas las fórmulas opositoras, cada una con su afán y su estrategia, funcionando libremente.

La oposición como un racimo, no como un puño único, parece ser la mejor manera de transitar esta fase de lucha política. Y en esa medida, bienvenidos los mítines de sábados y domingos, la radicalidad de cierta derecha, la oposición congresal, las organizaciones sociales populares, la manifestación principista de gremios empresariales, el rol mediático de denuncia -tan importante en estos días-, la aparición en la prensa de diversos líderes de ese amplio espectro que va del centro a la derecha. Todo suma, nada resta.

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EL PODCAST DIARIO DE OPINIÓN DE JUAN CARLOS TAFUR.

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Congreso, Oposición, Pedro Castillo

La oposición busca forzar la renuncia de Guido Bellido. Los líderes del bloque opositor apuestan por presionar desde todos los frentes para que el primer ministro dimita antes de que se presente en el Congreso para pedir el voto de confianza. El objetivo es no gastar tan pronto las “dos balas de plata” que tienen para censurar gabinetes, pues eso podría facilitarle al gobierno el cierre del Parlamento. “No hay que caer en la jugada de los cerronistas, que lo que quieren es desaparecer el Congreso”, dice Luis Iberico, el secretario ejecutivo nacional de Alianza Para el Progreso (APP), uno de los presentes en las conversaciones entre las fuerzas opositoras. 

El plan de la oposición trasciende la esfera del Poder Legislativo. Apunta a que la calle ejerza la presión suficiente para forzar la salida de Bellido, hoy atrincherado en el cargo, ante el alza del precio de los alimentos, el dólar y los recibos de luz. “La movilización tiene que continuar porque a estos señores no les entran balas. Lo positivo es que los ciudadanos, al margen de cualquier bandera partidaria, están saliendo a movilizarse”, dice Ibérico. 

En las negociaciones que se vienen dando entre las fuerzas de oposición participan la excandidata presidencial de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, y el líder de Alianza Para el Progreso, César Acuña, además de voceros de Renovación Popular, Avanza País y Podemos Perú. El asunto es sumar fuerzas para derribar al Gabinete Bellido. 

Incluso, se ha propuesto llevar a cabo una suerte de cumbre de líderes políticos de oposición para mostrar unidad. “Sería importante un pronunciamiento. Deberíamos aprender de Venezuela, donde la oposición se demoró demasiado en reaccionar y paraban divididos porque tenían la inteligencia cubana infiltrada”, dice Luis Galarreta, secretario general de Fuerza Popular, quien coordina las acciones con los congresistas fujimoristas. 

A este encuentro, según Galarreta, serían convocados excandidatos presidenciales para fijar una posición frente a la crisis política. La idea es sumar a políticos de centro para no repetir los mismos rostros que denunciaban fraude hasta hace poco. Todo esto forma parte de las negociaciones entre los opositores. 

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Un grupo de personas protesta contra el gobierno frente a la sede del Congreso. (Foto: Expreso).

En paralelo, los voceros de las bancadas trazan la estrategia para la batalla que se debe librar en el Parlamento en los próximos días. En el corto plazo la oposición citará al primer ministro Guido Bellido para que responda sobre los nombramientos cuestionados en el Ejecutivo, antes de que pida la confianza del Gabinete. “Vamos a citar al primer ministro para hacerle una serie de preguntas y cuestionamientos. Dependiendo de sus respuestas, veremos si lo interpelamos”, dice el congresista José Cueto, de Renovación Popular. 

Al cierre de esta edición, la bancada de alias ‘Porky’ ya presentó la moción para citar al jefe del Gabinete, como parte de esta estrategia de acorralamiento. 

La bancada de Rafael López Aliaga también anuncia una cascada de interpelaciones a ministros. El primero en la mira es el titular del Interior, Juan Carrasco, quien está contra las cuerdas por jurar en el cargo sin renunciar al puesto de fiscal de crimen organizado en Lambayeque. Los otros ministros en la mira son Héctor Béjar (Relaciones Exteriores), Anahí Durand (Mujer), Walter Ayala (Defensa) e Iber Maraví (Trabajo). 

“Hay varios ministros que, eventualmente, podrían ser censurados. Pero hay que tener cuidado. Porque recordemos que la censura de un ministro puede devenir en un pedido de confianza del gobierno [para todo el Gabinete]. Y, si cierran el Congreso, significaría estar varios meses con una Comisión Permanente que no puede impedir que el gobierno haga lo que le venga en gana”, dice Ibérico. 

moción guido bellido
Bancada de Renovación Popular presentó una moción para invitar al primer ministro Guido Bellido al pleno del Congreso.

¿Qué va a pasar si Bellido sale airoso de la presión y sigue en el cargo para cuando le toque presentarse a pedir el voto de confianza? Galarreta e Ibérico hablan, por el momento, de una “salida inteligente”. Es decir, darle luz verde al Gabinete Bellido mientras acelera los pasos para ponerle límites a la cuestión de confianza y cambiar a los seis magistrados del Tribunal Constitucional que tienen el mandato vencido. Con estas decisiones, estiman, pondrán freno a un eventual cierre del Congreso. Pero todo puede cambiar con el paso de los días. 

“El Congreso tiene que ganar tiempo para fortalecerse. Nosotros intentamos poner límites a la cuestión de confianza en la cuarta legislatura del Parlamento pasado, pero todo eso se cayó porque muchos opinólogos, constitucionalistas, salieron a atacar al Congreso anterior, cuando lo único que se buscaba es que estuviera más fortalecido”, dice Ibérico. 

“La oposición requiere de un movimiento inteligente y de unidad. Conversamos permanentemente”, dice, por su parte, Galarreta. 

El candado a la cuestión de confianza que prepara el bloque opositor consiste en que el Ejecutivo no use este mecanismo con proyectos de ley para plantear referéndums, reformas constitucionales o sobre competencias exclusivas del Parlamento, como la elección de magistrados del Tribunal Constitucional. El TC ya se pronunció al respecto en su sentencia de enero del 2020, pero los parlamentarios consideran que aún queda un espacio para limitarla aún más. El objetivo es evitar que el presidente Pedro Castillo use los mismos argumentos que Martín Vizcarra para cerrar el Congreso. 

En la pugna de poderes la elección de los magistrados del TC es crucial. La presidenta del Congreso, María del Carmen Alva, opinó que los candidatos deben salir de una invitación y no de un concurso público. Los voceros de oposición coinciden con esta propuesta porque permite acelerar el proceso de selección. Patricia Chirinos, tercera vicepresidenta del Poder Legislativo y congresista de Avanza País, ya presentó una moción para reactivar la comisión que se encargue de seleccionar a los magistrados. El tema es de máxima prioridad. 

Mientras tanto, sigue el fuego cruzado con el gobierno. “Esperamos que recapaciten en el gobierno antes de la presentación del Gabinete. Más allá de la pésima decisión del presidente Castillo de plantearnos este Consejo de Ministros, hay una repercusión en el bolsillo de la población. Para muchos la presencia del señor Pedro Francke (en la cartera de Economía) iba a calmar la situación. Sin embargo, siguen aumentando los precios. La gente quiere cambios en el Gabinete”, dice Galarreta. 

El gobierno y la oposición miden sus fuerzas en el primer test del mandato de Pedro Castillo. La pugna no tiene fecha de caducidad.

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