La situación de la concesionaria Innova Ambiental y su relación con el manejo de residuos sólidos en Lima se encuentra en un punto crítico. La empresa, encargada de operar el relleno sanitario Portillo Grande y otras infraestructuras de gestión de residuos, está sumida en una serie de irregularidades y denuncias que cuestionan su compromiso con la salud pública y el medio ambiente. Mientras el Ministerio del Ambiente (MINAM) continúa con el proceso de evaluación del Programa de Adecuación y Manejo Ambiental (PAMA) de este relleno sanitario, los vecinos de la zona han tomado medidas drásticas ante lo que consideran una gestión negligente y perjudicial. El futuro de Innova Ambiental está hoy en la cuerda floja, en medio de luchas vecinales y una administración que todavía no ha dado respuestas claras.E

El contexto del conflicto: el fin de un contrato y la lucha por la transparencia

La controversia sobre Innova Ambiental comenzó a tomar fuerza en 2024, cuando el Ministerio del Ambiente rechazó la solicitud de la empresa para realizar una reunión sobre el PAMA de Portillo Grande. La solicitud había sido presentada por el Comité de Gestión Parlamento 10, compuesto por ciudadanos y organizaciones de la comunidad, con el objetivo de discutir la evaluación del manejo ambiental del relleno sanitario ubicado en el distrito de Lurín. Sin embargo, el MINAM denegó la reunión, alegando que la evaluación del PAMA aún está en proceso, lo que generó un clima de desconfianza tanto en los vecinos afectados como en las autoridades locales.

La empresa, que operaba hasta recientemente el relleno sanitario Portillo Grande, así como otros centros de disposición de residuos como El Zapallal y Huayna Cápac, ha estado en el centro de la polémica. A partir del 30 de mayo de 2024, Innova Ambiental cesó sus operaciones en estas infraestructuras debido a la culminación de su contrato con la Municipalidad Metropolitana de Lima, que abarcaba la gestión de estos sitios. Tras este fin de contrato, la empresa devolvió las instalaciones a la Municipalidad, transfiriendo todos los derechos y obligaciones legales y ambientales. Sin embargo, la situación dejó varias interrogantes sin responder sobre el futuro de la gestión de residuos en la ciudad y las condiciones en las que quedaron las infraestructuras.

Irregularidades y la solicitud de actualización del Registro Autoritativo

Con el fin del contrato con la Municipalidad de Lima, Innova Ambiental procedió a solicitar al Ministerio del Ambiente la actualización de su Registro Autoritativo para excluir varias de las infraestructuras de residuos sólidos que operaba. Esta solicitud fue enviada por Marcelo Socoowski Azev, Gerente General de la empresa, quien firmó una carta dirigida al Director General de Residuos Sólidos del MINAM, Luis Alberto Bravo Barrientos. En esta misiva, la empresa adjuntó los documentos correspondientes, incluyendo una copia de la vigencia de poder del representante y comunicaciones oficiales con la Municipalidad Metropolitana de Lima.

A pesar de este esfuerzo por formalizar la finalización de las operaciones, el Ministerio del Ambiente aún no ha emitido una respuesta oficial sobre la solicitud. La incertidumbre persiste, ya que las autoridades competentes no han dado un pronunciamiento claro, dejando en suspenso el futuro de la empresa y la situación de las infraestructuras que quedan bajo su responsabilidad.

La inquietud vecinal y las movilizaciones

A lo largo de los últimos años, la presencia de Innova Ambiental en Lima ha estado marcada por la insatisfacción de los vecinos y las denuncias de contaminación ambiental, desinformación y negligencia en la gestión de residuos. La comunidad de Lomas de Carabayllo, por ejemplo, ha sido una de las más afectadas por los problemas derivados de la operación de los rellenos sanitarios de Portillo Grande y El Zapallal. La acumulación de residuos, las malas condiciones de higiene y la falta de un manejo adecuado de los desechos ha provocado una crisis ambiental que no ha sido tomada en serio por las autoridades responsables.

Los habitantes de las zonas cercanas a estos rellenos han expresado su desconfianza en la capacidad de Innova Ambiental para manejar adecuadamente los residuos y han exigido a las autoridades una respuesta más contundente ante la situación. En consecuencia, los vecinos han comenzado a organizarse para realizar movilizaciones y plantones frente a las instituciones encargadas de la fiscalización y la gestión de residuos, exigiendo transparencia y justicia para los afectados por la ineficiencia de la concesionaria.

El vínculo de Innova Ambiental con la corrupción municipal

El escándalo no termina ahí. En medio de este contexto, la relación de Innova Ambiental con funcionarios municipales y el manejo de recursos públicos ha sido objeto de críticas. Según denuncias recibidas, la empresa habría cobrado excesivas sumas a la Municipalidad de Lima durante los 29 años de su contrato. Estos pagos habrían sido hechos por el uso de infraestructuras como los rellenos sanitarios de Portillo Grande y El Zapallal, que supuestamente fueron operadas de manera deficiente, sin tener en cuenta los impactos negativos que esto causó en la salud de los vecinos.

Una carta enviada al alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, detalla las presuntas irregularidades cometidas por la concesionaria y señala a funcionarios municipales como responsables de haber favorecido a Innova Ambiental. En el documento, se acusa a la empresa de haber dejado los rellenos sanitarios en un estado deplorable tras la culminación del contrato en 1995, afectando gravemente las condiciones de vida de los residentes cercanos. Además, se menciona que ciertos funcionarios de la Municipalidad habrían obstruido las investigaciones sobre las irregularidades cometidas por la concesionaria, protegiendo así sus intereses.

La remoción de la Licenciada Mariana Jiménez Jara, Gerente de Servicios a la Ciudad, también ha sido señalada como parte de un intento por frenar las acciones que estaban siendo tomadas contra Innova Ambiental. Jara, quien había mostrado firmeza en su lucha por la transparencia, fue retirada de su puesto en un acto que, según las denuncias, favoreció los intereses de la empresa.

Una concesionaria sin credibilidad y el futuro incierto

Hoy, Innova Ambiental se enfrenta a una situación difícil. La desinformación y las irregularidades cometidas durante su gestión han dejado una mancha en su reputación, mientras los vecinos continúan luchando por recuperar el control de sus tierras y por que se haga justicia por los daños ambientales. La empresa, que en su momento fue vista como una solución a los problemas de residuos de Lima, ha quedado atrapada en una serie de escándalos que la han colocado en el ojo del huracán.

Mientras tanto, la Municipalidad de Lima se enfrenta a presiones por parte de los vecinos afectados y las autoridades para que asuma su responsabilidad en la supervisión de estos proyectos. Aunque se ha prometido una reorganización en el servicio de limpieza pública, la falta de acción concreta y el desinterés por solucionar los problemas de fondo sigue siendo una preocupación.

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Carabayllo, INNOVA, munilima

En la última encuesta de Datum, el 95% desaprueba la gestión de Dina Boluarte. Eso ya no es novedad. Todas las encuestadoras coinciden con porcentajes similares de rechazo al gobierno.

Lo interesante de la encuesta referida es que pregunta a ese 95% las razones por las cuales desaprueba la gestión y las respuestas son reveladoras del estado de ánimo de la población. Son todas respuestas emotivas.

Un 33% señala que la decepciona cómo está manejando el país; a un 20% le enfurece su indiferencia hacia los problemas reales de la gente; 18% siente que su presencia es una burla para el país; 17% considera que cada decisión suya empeora la situación; y 9% siente una rabia profunda cada vez que la ve o escucha.

No aparecen discrepancias ideológicas, razones programáticas, divergencia del modelo que aplica, no, es un sentimiento general que aflora de diversos ángulos respecto de una gobernante absolutamente impopular.

Por eso es que se equivocan profundamente los candidatos de centroderecha cuando se amparan en las encuestas que señalan que la mayoría de la población se autodefine ideológicamente como de centro o de derecha, siendo la gente de izquierda minoritaria.

La ciudadanía no va a acudir a votar en abril del 2026 apertrechada de su andamiaje de ideas y a votar por aquel candidato que más se acerque a su propio perfil ideológico. No, la gente va a ir a las urnas de muy mal humor, irritada, con furia, inclusive.

No solo buscarán a alguien que se distinga del gobierno vigente sino de quien represente mejor que otro un voto antiestablishment. Claramente las encuestas así lo revelan. Ese factor va a primar por encima de las identidades ideológicas o políticas de los votantes. Recordemos que ya el 2021, más del 20% de los votantes de López Aliaga en la primera vuelta votó por Pedro Castillo en la segunda. Esta vez, ese fenómeno se va a apreciar desde la primera vuelta, a la que la gente va a acudir con ánimo tumultuoso.

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[La columna deca(n)dente] En un acto de flagrante desvergüenza, el ministro de Educación, Morgan Quero, pronunció una declaración que atenta contra los principios fundamentales de un Estado democrático y refleja la naturaleza autoritaria del gobierno de Dina Boluarte: “Los derechos humanos son para las personas, no para las ratas”. Con estas palabras, Quero intentó justificar la ejecución extrajudicial de 49 ciudadanos a manos de las fuerzas del orden, despojándolos de su dignidad y presentándolos como enemigos a eliminar.

Esta afirmación no solo refleja un profundo desprecio por la vida humana, sino que también busca legitimar el uso de la violencia por parte del Estado, un patrón característico de los regímenes autoritarios. En un país que aspira a respetar los derechos humanos, un alto funcionario público debería ser un defensor inquebrantable de la dignidad y el respeto hacia todos los ciudadanos sin distinción. Sin embargo, al recurrir a un lenguaje deshumanizador, Quero se posiciona como un apologista del abuso de poder, alimentando un discurso que justifica la impunidad y perpetúa la violencia institucionalizada.

La historia ha demostrado que las palabras tienen consecuencias, especialmente cuando provienen de quienes ejercen el poder. Al calificar de “ratas” a las víctimas de ejecuciones extrajudiciales, Quero recurre a una retórica que despoja a las personas de su humanidad, creando un contexto en el que la eliminación de “los otros” parece legítima. Este tipo de discurso desvía la atención de las responsabilidades legales y morales del Estado, presentando las víctimas como prescindibles y, por ende, justificando su exterminio. Esta estrategia de deshumanización tiene un paralelismo directo con la utilizada por regímenes totalitarios del siglo XX, como los de Pinochet y Videla, quienes emplearon discursos similares para trivializar masacres, desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales.

Las palabras de Quero no deben quedar impunes. Es imperativo que la sociedad civil, los medios de comunicación, las instituciones y los partidos políticos democráticos condenen enérgicamente estas declaraciones. Asimismo, es necesario que los organismos internacionales de derechos humanos presten atención a este caso, el cual refleja una alarmante deriva autoritaria del gobierno de Boluarte. En este sentido, deben activarse mecanismos de rendición de cuentas, incluyendo la exigencia de disculpas públicas por parte de Quero y la implementación de sanciones por las instituciones correspondientes.

Los derechos humanos son universales, sin excepciones ni condicionamientos. Cuando un ministro de Educación justifica la exclusión de ciertos grupos de estos derechos, no solo atenta contra las víctimas de hoy, sino que pone en peligro los principios democráticos que deberían protegernos a todos en el futuro. Si dejamos que este tipo de discursos se normalicen, estaremos abriendo la puerta a un futuro en el que la violencia estatal sea vista como una herramienta legítima de control social.

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derechos humanos, Dina Boluarte, Ejecuciones Extrajudiciales, Morgan Quero

Resulta encomiable la labor que viene realizando el PPC de cara a las elecciones del 2026. No solo ha logrado un tándem de precandidatos de lujo (Carlos Neuhaus, Fernando Cillóniz, Javier Gonzáles Olaechea y Óscar Valdéz) sino que, además, ha formado un comando técnico de primer orden.

Se han conformado comisiones especializadas por temas de gobierno que visitan regularmente provincias y se reúnen con los actores regionales para registrar la problemática local y poder armar así un plan de gobierno detallado y aplicado a la realidad.

Están haciendo la tarea que corresponde a un partido político. Tienen, además, un membrete partidario conocido, no achicharrado como el de Acción Popular o puesto en salmuera como el APRA, los otros dos partidos “tradicionales”.

El PPC siempre ha sido un partido que ha merecido mejor suerte. Adelantado a su tiempo con la prédica promercado, no cosechó electoralmente lo que correspondía (otro hubiera sido el Perú si en 1980 ganaba Bedoya y no Belaunde las elecciones), pero hoy hay mayor receptividad a ese tipo de mensaje.

No se cierra a alianzas, pero -hay que decirlo con pena- nadie en la centroderecha está dispuesto a sumar esfuerzos y malcreen que ir por separado será mejor para todos (cuando haya dos candidatos de izquierda disputando la segunda vuelta o uno de ellos contra Keiko Fujimori, allí los quiero ver).

Si la labor que vienen desplegando el PPC da frutos, hasta les convendría ir solos. Han empezado con antelación, como corresponde, y la campaña electoral lo agarrará preparados y no improvisados, como otros partidos. Ya con que tengan un plan de gobierno detallado y sustentado ya es bastante en un país donde nadie prepara nada para llegar a gobernar desde el primer día y no esperar a ver qué pasa el 28 de julio cuando tienen que asumir las riendas del poder.

El PPC merece que la suerte le sonría. Un trabajo serio merece cosechar buenos resultados. Ojalá el tiempo político le sea favorable, si no para ganar las elecciones por lo menos para colocar una potente bancada congresal, que sea un pivote de buen gobierno para quien salga electo.

Este 2024 nos dejó varias lecciones sobre la lucha constante de los dirigentes en las diferentes partes de Lima y, en general, en todo el país. Una lucha que puede arriesgar hasta su propia vida. Fue el caso de Santiago Guardamino, cuya vida acabó en manos del sicariato y después de iniciar una batalla legal por la relevancia y respeto de Quipan. 

El 21 de junio de 2024, la Tercera Fiscalía Supraprovincial Corporativa Especializada Contra la Criminalidad Organizada inició una investigación que está tomando un giro trascendental en el ámbito judicial. En el centro de este proceso se encuentra el asesinato de Santiago Guardamino, un líder comunal de Quipán que luchaba contra una red de corrupción que involucraba a empresarios, funcionarios públicos y actores clave en distintas instituciones estatales. A través de sus investigaciones, Guardamino destapó una serie de delitos que no solo amenazaron la integridad de su comunidad, sino que ahora podrían poner en evidencia una red criminal de dimensiones insospechadas.

El Contexto: Un Caso de Corrupción a Gran Escala

Santiago Guardamino no fue simplemente una víctima más de un crimen de violencia. Su muerte está directamente vinculada a una serie de investigaciones que él mismo inició contra Industrias Arguelles y la exdirectiva de la Comunidad Campesina de Quipán. Estos procesos legales revelaron un cúmulo de irregularidades y abusos que afectaron no solo la seguridad y salud de los comuneros de Quipán, sino también el medio ambiente de la región. Industrias Arguelles, una empresa vinculada a la familia Arguelles, había operado un vertedero de residuos en tierras de la comunidad obtenidas mediante fraudes legales, lo que generó múltiples denuncias por parte de Guardamino.

Benjamin Zevallos 

Entre las figuras clave involucradas en este caso se encuentra Aniceto Elvis Arguelles Loayza, socio principal de Industrias Arguelles, y su gerente general Karen Marianella Pasco Flores. A ellos se les suman otras personas como Abel Cruz Mosquera Ortiz, ex presidente de la comunidad, y Elizabeth Ochoa Torres, ex especialista en impacto ambiental del Ministerio de Ambiente, quienes también están implicados en el proceso judicial. Las denuncias presentadas por Guardamino sugieren una coordinación entre estos actores para cometer delitos de homicidio calificado, falsificación de documentos, usurpación agravada y otros crímenes graves.

Este grupo, según las investigaciones, no solo actuaba de manera ilegal en su entorno cercano, sino que también aprovechaba sus vínculos con funcionarios de diversas entidades gubernamentales, como la Dirección General de Gestión de Residuos Sólidos y el Ministerio de Salud, para facilitar sus acciones delictivas. Esta compleja red criminal, según los fiscales, podría tener implicaciones tanto a nivel nacional como internacional, pues sus actividades involucraban el tráfico de influencias y la manipulación de procesos administrativos para favorecer intereses privados a costa de la comunidad.

La Fiscalía y la Ley Contra el Crimen Organizado

El caso ha atraído la atención de las autoridades debido a su complejidad y magnitud. La Ley N° 30077 – Ley Contra el Crimen Organizado establece que cualquier grupo de tres o más personas que actúen de manera coordinada y cometan delitos graves puede ser considerado una organización criminal. Según las denuncias, los implicados habrían actuado de forma concertada para cometer una serie de delitos que no solo dañaron la integridad de la comunidad de Quipán, sino que también afectaron a las instituciones públicas encargadas de regular estos procesos.

Benjamin Zevallos

La Fiscalía Supraprovincial Corporativa Especializada Contra la Criminalidad Organizada tiene bajo su responsabilidad el caso debido a la gravedad de los hechos denunciados. Esta fiscalía está encargada de procesar casos con repercusiones nacionales e internacionales, como el presente, lo que subraya la seriedad con la que se está tratando el caso. Aunque la investigación está en sus primeras etapas, el proceso judicial ha generado un gran interés debido a la magnitud de los delitos implicados y el perfil de los actores involucrados.

La Muerte de Santiago Guardamino: Un Acto de Silencio Forzado

El asesinato de Santiago Guardamino no puede verse solo como un crimen de violencia. Aparentemente, la urgencia de su muerte está relacionada con su intento de presentar pruebas clave sobre las irregularidades cometidas por Industrias Arguelles. Guardamino estaba a punto de declarar ante el Ministerio Público sobre la nulidad de un acto jurídico que involucraba a la empresa, cuando fue asesinado, un día antes de hacerlo.

Este hecho plantea serias preguntas sobre las motivaciones detrás de su muerte. ¿Por qué temían tanto las personas involucradas en este entramado a las pruebas que Guardamino tenía en su poder? ¿Qué era tan peligroso en sus testimonios que los implicados decidieron eliminarlo antes de que pudiera presentar su denuncia ante las autoridades? Estos interrogantes son cruciales para entender la magnitud del crimen que se estaba cometiendo en Quipán y el nivel de corrupción que se estaba gestando en el seno de la comunidad.

La Compra Fraudulenta de Tierras: Un Acto de Despojo

Una de las investigaciones más relevantes que Guardamino emprendió fue sobre la compra fraudulenta de tierras de la comunidad. En 2016, Karen Marianella Pasco Flores y Aniceto Elvis Arguelles Loayza adquirieron ilegalmente 10,000 hectáreas de terreno de la Comunidad Campesina de Quipán por 600,000 soles, una suma significativamente inferior al valor real de las tierras, que rondaba los 5.5 millones de soles. Esta operación fue facilitada por documentos falsificados, y se llevó a cabo con la complicidad de Abel Cruz Mosquera Ortiz, el ex presidente de la comunidad.

La documentación presentada por Guardamino demostró que el pago se realizó mediante un cheque de gerencia, lo que sugiere un intento de ocultar el verdadero valor de las tierras y, de esta manera, beneficiarse de manera ilegal a costa de los comuneros. La denuncia de Guardamino también desveló que la venta fue parte de una estrategia para evadir un juicio de nulidad de contrato que la comunidad estaba buscando para recuperar sus tierras.

La Necesidad de Justicia y Transparencia

La muerte de Santiago Guardamino no solo representa una gran pérdida para su familia y la comunidad de Quipán, sino también un golpe a la lucha por la justicia y la transparencia en un contexto donde la corrupción y el crimen organizado siguen socavando la confianza en las instituciones. El asesinato de un líder social, como Guardamino, plantea serias dudas sobre la integridad de los procesos judiciales y la capacidad del sistema para proteger a aquellos que luchan por defender los derechos de las comunidades.

A medida que avanzan las investigaciones, es de vital importancia que la Fiscalía Supraprovincial Corporativa Especializada Contra la Criminalidad Organizada continúe con el proceso de manera rigurosa, para identificar a todos los responsables y garantizar que los crímenes cometidos sean castigados con todo el peso de la ley. Este caso destaca la urgente necesidad de fortalecer las instituciones encargadas de combatir el crimen organizado y la corrupción, para evitar que más vidas sean sacrificadas y que más comunidades queden a merced de aquellos que operan en las sombras para proteger sus intereses a costa del bienestar colectivo.

La memoria de Santiago Guardamino, quien dio su vida en la lucha por la justicia, debe ser un recordatorio constante de la importancia de continuar esta batalla por la verdad, la transparencia y la rendición de cuentas.

[Migrante al paso] De vuelta en Lima.

Mientras aumentan los viajes, las aventuras, los errores, los riesgos, las diferentes culturas y paisajes increíbles, mi propia ciudad cada vez se vuelve más ajena. Es un sentimiento del que no me enorgullezco; de hecho, llega a ser doloroso. Como todos esos héroes épicos que emprendieron su aventura y están instalados, cómodos y bien acomodados, en mi psique o alma. No suelo inclinarme por el reduccionismo académico, así que le llamo simplemente “ser”. En mi caso, siento que es una especie de oso; siempre me gustaron, y si algo tenemos en común es hibernar.

Camino entre mis calles barranquinas de madrugada. Toda la ciudad se ha vuelto borrosa, pero mi querido distrito tiene una barrera memorial que no me permite olvidarlo, y no quiero hacerlo nunca. Paso por la esquina donde salí volando en bicicleta cuando recién aprendía a frenar. Cruzo la calle donde, cuando era menor de edad, tuve que defenderme a los puños de una decena de policías abusivos; hasta ahora recuerdo el dolor que producen las porras de los oficiales. Borracheras en la plaza. En la bajada de baños, me siento en el mismo jardín donde me fumé mis primeros cigarros, ocultándome de mis padres. Despertarme para ir a almorzar a mi hogar familiar, donde la comida de siempre es reconfortante. Las cosas cambian y yo no logro hacerlo. Ver la ventana de mi abuela, luego de evitar que mi perro salga disparado, y no verla sentada viendo Netflix con algún dulce que invitarme, me genera una nostalgia incontrolable. Extraño esas navidades llenas de regalos, extraño a mi querido amigo que se encuentra en Londres, extraño a mi hermano que se mantiene resiliente como mi ejemplo a seguir, desarrollándose en la ciudad de los bravos, Nueva York. Muchos me ven como un hombre violento, descuidado, un caso perdido o un centro de expectativas; pero soy un humano más. De carne y hueso. Aquí me encuentro como Bilbo en la Comarca, ansioso de ver montañas nuevamente.

Francisco Tafur 

 Hiroshima.

La ciudad que vio al cielo prenderse en llamas. Un templo alejado de la ciudad. Entre montañas boscosas. Senderos de piedra con incontables estatuas de Buda. Grabadas en la misma piedra de la montaña o esculpidas y desperdigadas en los jardines, fuentes, riachuelos. Envueltas en el rosado de las hojas de sakura que se amontonaban en el suelo. Te cubres de paz y tranquilidad. Parte de mi locura es perseguir la paz sin creer en ella, pensaba. No somos más que nuestras contradicciones. Cruzando los puentes para atravesar numerosos riachuelos, subiendo el sendero te puedes refrescar con unas bandejas de bambú que se llenan constantemente por el sistema de agua artesanal. Mientras me echaba agua en la cabeza con otro bambú cortado, sentía que estaba alimentando mi espíritu samurái, que todos tenemos sin querer; es arquetípico. Estos templos, normalmente cuidados por generaciones de una misma familia, toman un rol divino en el folclore japonés. Mitaki Dera, desde el año 805.

Vi a una anciana que subía las escaleras, acompañada de sus hijos, que la ayudaban, y de un bastón en cada brazo. Estaban sonriendo. Avanzaban a paso lento. Pude ver la mirada de la señora: solo veía determinación en su cara arrugada. En este terreno surreal éramos los únicos; no notaron mi presencia. Después de una hora de descanso y contemplación, retomé la escalera de piedra para seguir encontrando áreas realmente bellas. Es algo único. Antes de llegar a la cima, me volví a encontrar a la familia; estaban arrodillados, con las palmas juntas y los ojos cerrados. Frente a ellos había un pequeño altar rústico. Si existen los momentos sublimes, este era uno de ellos.

Francisco Tafur

6 a. m. Aeropuerto Jorge Chávez, hace 10 días.

Tomé un taxi de las compañías que se encuentran antes de salir. Era un chato, panzón, que caminaba encorvado. Salimos del aeropuerto y veo en su ventana un sticker de la PNP.

—¿Eres policía? —le pregunté.

—Era, hace un par de años que ya no estoy en servicio —respondió.

A pesar de que era muy temprano, el tráfico y la bulla eran abrumadores. La neblina era densa, pero en cierta forma familiar y acogedora. Es un curioso cariño por mi caótico lugar. Nos cruzamos, entre las trochas que se tienen que usar para salir del embrollo de la avenida Faucett, con un patrullero que había detenido una camioneta. El policía estaba en la ventana del conductor.

—Ya se acercan fiestas, están sacando su beneficio —me lo decía como si estuviera orgulloso—. Así era, te ganabas unos buenos mangos en estas fechas.

—Yo, un poco asqueado, le dije: “¿Y qué tan seguido es eso?”, mientras dejaba mostrar mi inocencia.

—Cada vez más, así se gana, y los jóvenes son los peores —soltó una risa desagradable.

Qué lástima sentí. Si cuando el personaje de Vargas Llosa se pregunta sobre lo jodidos que estábamos, ahora estamos peor. No se me fue el disgusto hasta llegar a la Costa Verde y que la brisa me despejara un poco. El contraste con lo contado es también muy exigente; cuando hablamos de Japón, hablamos de otro mundo.

Desde ese momento, se podría decir que me he dedicado a dormir y escribir. La cotidianidad de mi propio lugar me dio un martillazo que me agitó. Como cuando a veces sientes que la vida te deja atrás. Todo eso es mentira; solo es mi propio cuerpo somatizando la lucha interna de crecer, cuando he sido un niño hasta la adultez. A veces se necesita descansar, y es mejor darle su tiempo. Ordenar tus pensamientos para no actuar prepotentemente. Este oso viajero que ya se acostumbró a la soledad anhela más calor del que estoy dando. Mi realidad y la colectiva están en conflicto, así que el tiempo tomado fue necesario. Después de todo, Bilbo volvió a ver montañas.

Al ausentarse vergonzosamente de la votación para impedir que sentenciados por crímenes graves puedan postular, Fuerza Popular ha mostrado claramente cuál es su carta jugadora para el 2026: una segunda vuelta entre Keiko Fujimori y Antauro Humala.

La apuesta del fujimorismo es que en ese escenario sí le sería posible a Keiko Fujimori ganar las elecciones dado que el antifujimorismo sería menor que el terror que despierta en gruesos sectores de la población el líder etnocacerista.

Es de una supina irresponsabilidad el juego de Keiko. Primero, porque nadie asegura ese triunfo. Si a Castillo, acusado por sus vinculaciones con el Movadef, no le pudo ganar, mucho menos lo podrá hacer con alguien infinitamente más articulado como Antauro Humala. Segundo, porque al dejar libres las fuerzas radicales de izquierda, hace que Antauro arrastre consigo a otros de su perfil, y dado el profundo malestar antiestablishment que existe, probablemente pasen a la segunda vuelta dos radicales y no solo Antauro. Tercero, si la gente busca a alguien que salve al Perú de estos radicales, es más probable que piense en un López Aliaga o en un Butters que en una perdedora como Keiko Fujimori.

Keiko Fujimori confía en el 10% que más o menos le dan todas las encuestas como intención de voto. Lo que no estima es que ese también es su techo, Su complicidad abierta con el desprestigiado gobierno de Dina Boluarte le va pasar factura sí o sí en las elecciones del 2026. Cualquiera que sea socio del régimen va a sufrir las consecuencias electorales ineludiblemente.

Keiko Fujimori y sus asesores demuestran una vez más su profunda desconexión del Perú político, que ya la llevaron a tres derrotas electorales que debió haber ganado (quizás con la de Ollanta Humala sí tenía menos posibilidades, pero con PPK y Castillo perdió por su propia culpa estratégica). Si logra pasar a la segunda vuelta -cosa que se hace dudosa- lo más probable es que también vuelva a perder.

-La del estribo: muy recomendable la película María Callas, con la que quizás sea la mejor actuación de Angelina Jolie. Dirigida por Pablo Larraín. Cónclave, dirigida por Edward Berger con Ralph Fiennes. Firebrand, la última reina, dirigida por Karim Ainouz, sobre la vida de Catalina Parr, la sexta y última esposa de Enrique VIII. Todas con su proveedor favorito.

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2da. vuelta 2026

[Música Maestro] A pesar de la importancia que tiene la batería, como instrumento, en cualquier estilo derivado del pop-rock y del jazz, son muy raras las ocasiones en que sus ejecutantes ocupan el centro de la noticia. Esto ocurre tanto en el cerrado microcosmos de medios especializados en música popular como en el universo amplio de la información cotidiana, en que esa invisibilidad es aun mayor, una regla que solo se quiebra cuando, lamentablemente, algún músico importante fallece. 

Por ejemplo, hace apenas tres años, Charlie Watts (1941-2021) fue titular en las secciones culturales y de espectáculos de casi todos los periódicos y noticieros del mundo. Pero claro, se trataba del integrante de una banda de rock conocida hasta por el más impresentable de los reggaetoneros. Y, aun así, no podríamos decir que fuera masivamente cubierto como hecho noticioso, si lo comparamos, por ejemplo, con las barrabasadas de Shakira, Christian Cueva o Puff Daddy. Quizás cuando, triste e inevitablemente, el ex Beatle Ringo Starr (84) fallezca pase, a nivel de medios de comunicación, algo similar a lo que vimos tras la muerte del sobrio y elegante baterista de los Rolling Stones.

Sin embargo, la semana pasada sucedió algo atípico. La comunidad metalera recibió una noticia que la mantendrá hablando del tema durante meses, aun cuando no tenga que ver -en buena hora- con el fallecimiento de uno de sus soldados. Nicko McBrain, baterista de Iron Maiden, emblemática banda que lideró a comienzos de los ochenta la New Wave Of British Heavy Metal y que es, además, uno de los grupos más queridos y exitosos entre oyentes de todos los géneros del rock por su consistencia, influencia y carisma, anunció su retiro después de pasar 42 años de su vida detrás de esos tambores con los que estremeció a multitudes que lo vieron a nivel mundial. Y lo hizo por todo lo alto, tocando ante más de cuarenta mil fanáticos de la Doncella de Hierro en Sao Paulo, Brasil, el 7 de diciembre pasado.

Los expertos en Iron Maiden lo saben. McBrain, el segundo de los dos bateristas oficiales que ha tenido la banda en su larga historia y el tercer integrante con más tiempo dentro, después de Steve Harris (68) y Dave Murray (67)- se convirtió en el alma del grupo. Si Harris es el cerebro y comandante en jefe, Bruce Dickinson (66), el piloto de la nave -literalmente hablando- y Dave Murray, Adrian Smith (67) y Janick Gers (67), los incansables guerreros de primera línea, McBrain puso la sensibilidad y la contundencia desde el fondo, la base sobre la cual todo comenzaba a levantarse hasta alturas insospechadas de energía pura en cada interpretación, desde el brillante periodo comprendido entre Peace of mind (1983) y Fear of the dark (1992); la difícil transición de 1995-1999, con Dickinson fuera del cuadro; y el renacimiento de la banda, ya como sexteto, que se dio a partir del décimo segundo álbum, el sorprendente Brave new world (2000) hasta el denso y algo repetitivo Senjutsu (2021). 

Y en concierto, ni qué decir. Desde que se sentó, a fines de 1982, en la batería de Iron Maiden, que ya tenía tres poderosos álbumes en el mercado en ese entonces y una fanaticada que crecía por el mundo entero sin publicidad alguna, para reemplazar a Clive Burr (1957-2013), McBrain convenció a los hinchas del quinteto con su soltura y extravagancia, esa mirada de zorro viejo y su capacidad para darle combustible, en presentaciones cada vez más largas, al grupo desde su enorme batería de un solo bombo y decenas de tambores. Tocando siempre con la boca abierta y, desde los dos miles, descalzo, McBrain era una fuerza de la naturaleza y parecía imparable.

Parecía imparable hasta inicios del año 2023, en que sufrió un derrame cerebral que dejó paralizado el lado derecho de su cuerpo, desde el hombro hacia abajo. Como cuenta en este video, el dinámico baterista ingresó por sus propios pies a una clínica y, tras las pruebas de rigor, comenzó un exigente proceso de rehabilitación física que duró aproximadamente tres meses. Gracias a su convicción y al apoyo del personal médico, logró no solo recuperar la movilidad de brazo y mano derecha, sino que se puso a tono para salir con sus compañeros, en lo que se llamó The Future Past World Tour, ochenta shows entre mayo de 2023 y diciembre de 2024. Precisamente, el último concierto de esta larga gira mundial fue aprovechado por la banda para anunciar el retiro de Nicko McBrain, que se despidió vitoreado y celebrado por una multitud agradecida por tantas décadas de buena música y harta bulla.

A lo largo de la historia del rock, ha habido varios casos de bateristas que, debido a la exigencia física de su trabajo, han tenido que dejar de tocar por motivos de salud. El más conocido probablemente sea el de Phil Collins (73), uno de los músicos más famosos de los años setenta y ochenta, tanto con Genesis como en solitario y, a la sazón, uno de los mejores percusionistas de todos los tiempos. Sus múltiples problemas, desde auditivos hasta neurológicos, lo alejaron por completo de su adorado instrumento, un hecho que comunicó oficialmente en el año 2014 y que lo sumió en una profunda depresión que terminó reactivando otra de sus enfermedades, el alcoholismo. 

Según un informe de www.drumeo.com, página web especializada en todo lo relacionado al mundo de la batería, “los problemas de salud son especialmente frecuentes entre los músicos que trabajan a tiempo completo. Un reciente estudio alemán demostró que más de dos tercios de los músicos profesionales viven con dolores crónicos, lo que significa que incluso después de meses o años de lesión, muchas personas siguen tocando a pesar del dolor, lo que podría provocar daños permanentes y el fin prematuro de su carrera”. El mismo artículo señala que “muchos de los problemas de salud que separan a los bateristas de su actividad surgen con la edad. Se vuelve más difícil curarse de lesiones físicas a medida que pasa el tiempo. Y para algunas personas, tocar durante largos periodos de tiempo puede resultar mentalmente agotador”.

Esto último parece ser el caso de Tim “Herb” Alexander (59), un baterista norteamericano muy respetado que surgió en la década de los años noventa como integrante original del trío de funk-rock Primus. Aunque no tiene una edad muy avanzada, Alexander viene tocando ininterrumpidamente desde 1985 y, de manera profesional, en prácticamente toda la discografía de la intensa entente, desde el vertiginoso Frizzle fry (1990) hasta su última producción oficial, The desaturating seven (2017), además de interminables giras y apariciones en festivales. En el año 2014 fue sometido a una operación a corazón abierto, luego de sufrir un infarto. Posteriormente, siguió tocando con Primus hasta hace pocos meses en que, abruptamente, anunció su retiro de la actividad musical.

La noticia del alejamiento del gran “Herb” no fue tan llamativa como la de McBrain, pero ciertamente causó gran revuelo en la comunidad mundial de seguidores de Primus, una banda de estilo virtuoso y frenético que registró clásicos noventeros como Jerry was a race car driver, Tommy The Cat (Sailing the seas of cheese, 1992) o My name is Mud (Pork soda, 1999). En su comunicado oficial, Alexander se despide de sus fans y declara necesitar tiempo para cuidar su salud y estar más cerca de su familia. “Tocar durante tantos años me ha generado serios problemas físicos y de estrés” dice el batero. Su público, comprensivo y agradecido, no le reprochó nada, por supuesto. 

Además de permitirnos entrar en contacto con esta dimensión humana de los bateristas, poco explorada por el público convencional que es, generalmente, indiferente a las situaciones que atraviesan quienes ejecutan las melodías con las que llenan sus reproductores digitales -también envejecen, se enferman, se estresan-, los casos de Nicko McBrain y Tim Alexander nos muestran cómo funciona la lealtad y admiración que generan sus respectivas bandas. En un mundo de espectáculos vacíos y masas que pierden el control por personajes de pacotilla, ver a una multitud coreando el nombre de Nicko McBrain y sosteniendo carteles dándole las gracias, resulta conmovedor. Cómo olvidar la estrecha relación de Iron Maiden con el público brasileño, desde aquella legendaria primera edición de Rock In Rio en 1985, donde el grupo se lució como protagonista, hasta sus posteriores participaciones en los años 2001, 2019 y 2021.

En el caso de “Herb”, las redes sociales de Primus se llenaron de mensajes de apoyo, preocupación por su bienestar y deseos de buena suerte. Sus compañeros de siempre, Les Claypool y Lary Lalonde, también mostraron comprensión y ofrecieron palabras muy sentidas elogiando el legado de Tim, su extremado talento, amistad y ética de trabajo. Luego, lanzaron una convocatoria abierta para encontrar a quien lo reemplace, colocando “términos de referencia” que evidencian la dificultad que tendrán para hallar alguien nuevo con tantas cualidades y destrezas. Un viejo amigo de la banda, considerado el mejor de su generación, Danny Carey (Tool, Beat), ocupará el lugar de su colega durante las próximas fechas de Primus, correspondientes a la gira 2025 que ya tenían pactada y en medio de la cual llegó la drástica pero necesaria decisión de Tim Alexander, quien también fuera baterista temporal de A Perfect Circle y del colectivo de percusionistas The Blue Man Group.

Cuando se trata de bateristas que se ven forzados a abandonar sus actividades por temas médicos, un caso que estremeció a la escena rockera fue, definitivamente, el de Bill Berry (66), fundador y pieza fundamental en el armazón creativo y sonoro de los norteamericanos R.E.M., importante banda de rock alternativo que fuera protagonista de la escena musical anglosajona durante buena parte de los ochenta y todos los noventa, con álbumes como Document (1987), Green (1988), Out of time (1991) o New adventures in Hi-Fi (1996), aclamados tanto por la crítica especializada como por las radios convencionales y el público en general. Berry sufrió, durante un concierto en Suiza en 1995, un colapso sobre el escenario a causa de un aneurisma. 

Berry, que se encargaba de varios instrumentos en las grabaciones de R.E.M. -bajo, piano, guitarras- se recuperó de aquel evento pero, dos años después, anunció su retiro pues no se sentía bien, aunque se le ha visto participar esporádicamente en reuniones de su banda, incluyendo una presentación especial en New York, en junio de este año, tocando el exitazo de 1991, Losing my religion. Para los trabajos en estudio y las giras posteriores a 1997, Bill Berry fue reemplazado por varios músicos, entre ellos Bill Rieflin (1960-2020), conocido por haber sido miembro de diversos grupos de géneros menos comerciales como Ministry (metal industrial), Swans (noise rock) y King Crimson (prog-rock). Rieflin también tuvo problemas de salud, mientras andaba de gira con el Rey Carmesí y, lamentablemente, falleció de cáncer poco antes de cumplir 60 años.

En Aerosmith, el baterista Joey Kramer (74) tuvo también que alejarse por asuntos de este tipo. El año 2020 anunció que dejaba el grupo tras ser operado del corazón, una situación que le generó, además, problemas legales porque cuando quiso regresar, denunció que le impidieron hacerlo, a pesar de sentirse “recuperado al 150%”. Después de algunos tires y aflojes, el quinteto anunció en sus redes sociales en el año 2023 que Kramer, uno de los fundadores del grupo, no formaría parte de una gira de despedida llamada Peace out: The Farewell Tour que iba a extenderse, supuestamente, hasta inicios del 2025 pero que fue cancelada de manera definitiva, debido a una serie de problemas vocales de Steven Tyler, vocalista y frontman de esta banda de blues-rock, conocida por los permanentes ingresos a clínicas de rehabilitación de varios de sus miembros, a causa de sus excesivos estilos de vida.

No podemos dejar pasar el dramático caso de Joey Jordison (1975-2021), baterista de Slipknot, una de las preferidas entre las nuevas generaciones de metaleros. Casi como una paradoja, quien asomaba como el músico más talentoso de este colectivo que no se caracteriza necesariamente por su trascendencia musical, sino por andar más preocupados en los aspectos teatrales de su actuación -pogos sobre el escenario, hábitos físicamente agresivos, disfraces y máscaras horripilantes-, tuvo que retirarse a causa de una mielitis que terminó quitándole movilidad en las piernas, lo cual obviamente le impidió seguir tocando. Lamentablemente, Jordison falleció muy joven, a los 46 años, a causa de esta terrible enfermedad neurológica.

La decisión de Nicko McBrain es un acto de responsabilidad hacia su propia vida, por supuesto. Pero también hacia su banda y sus fieles seguidores, consciente de no poder seguir cumpliendo el exigente rol dentro de uno de los ensambles de heavy metal más potentes, con canciones rápidas y extensas, además de trabajar “junto al bajista más rudo del mundo” como él describe a Steve Harris, con quien conformó una de las secciones rítmicas capitales para entender el género del cuero negro y las guitarras afiladas. La retumbante batería de McBrain en todos los clásicos de Iron Maiden que grabó durante más de cuarenta años (como este, de 1983), es el fondo perfecto para los frenéticos riffs y solos de Dave Murray, Janick Gers o Adrian Smith, un catálogo de canciones que producen emoción y vértigo.

En marzo de este año, casi un año después del derrame cerebral, Nicko McBrain se sentó al frente de la orquesta y coros de la Marina Británica para presentar The Maiden Legacy, una recopilación de clásicos de su banda montada para la edición 52 del Mountbatten Festival of Music, arreglados para dicha ocasión. En el concierto, realizado en el Royal Albert Hall, vemos al buen McBrain totalmente recuperado, tocando la batería que usó en The Future Past World Tour con Iron Maiden, que muestra aquí en un video en el canal de YouTube oficial de Iron Maiden. 

Curiosamente Clive Burr, a quien McBrain reemplazó, también abandonó la música por graves problemas neurológicos. A fines de los noventa, casi 15 años después de su salida, fue diagnosticado con la temible esclerosis múltiple, por lo que quedó sumamente endeudado y, a medida que el mal fue avanzando, postrado en silla de ruedas. La banda organizó varios conciertos para ayudarlo económicamente y estuvieron a su lado hasta su fallecimiento, en el año 2013, a los 59 años. 

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Gisela Ortiz, exministra y activista por los derechos humanos, conversó con Sudaca sobre las escandalosas declaraciones del ministro Morgan Quero. Ortiz señala que el Congreso “no está fiscalizando y no existe ningún contrapeso” por lo que descarta que el titular del Minedu deje su puesto.

¿Cree que el ministro Morgan Quero será retirado del Ministerio de Educación tras llamar ratas a las víctimas de las protestas?

Creo que no. No debemos olvidar que quien sostiene este gobierno es ese pacto político que hay con el Congreso y las fuerzas mayoritarias de extrema derecha e izquierda. Entonces, no lo van a interpelar ni exigir su renuncia. Por otro lado, Quero siempre se ha mostrado fiel a Dina Boluarte y creo que, por parte de ella, no va a haber un pedido de disculpas, que debería ocurrir, y tampoco le quitará el cargo.

¿Es una declaración desafortunada o representa la política del gobierno actual?

Las palabras del ministro Quero son un fiel reflejo de lo que es este gobierno que no cree en los derechos humanos y carga con cincuenta personas asesinadas que también ha dejado mil personas heridas que vivirán con  las secuelas y familias destrozadas. Estas expresiones son un reflejo de lo que ellos creen. Tenemos a un ministro reincidente en esta forma como se expresa, con esta falta de respeto y maltrato que lo dice con total naturalidad.

¿Las declaraciones del ministro Quero y el desinterés por parte del gobierno ante este caso se puede interpretar como una amenaza para futuras manifestaciones?

No tengo la menor duda que este gobierno no tiene el más mínimo respeto por los derechos humanos y va a hacer de la represión policial una forma de mantenerse en el poder. La violencia con la que la policía ha actuado en las últimas manifestaciones es una expresión de esa forma de gobernar por la fuerza. Es un peligro para quienes expresamos una opinión en contra de este gobierno y quienes ejercemos el derecho a la protesta.

Mencionaba el rol del Legislativo, ¿se podría decir que el Congreso ha dejado de cumplir un rol fiscalizador y de contrapeso del Ejecutivo?

Desde diciembre del 2022 hay un acuerdo político para mantenerse en el poder hasta el 2026. Ahí radica la priorización de estos proyectos de ley que se discuten y que son en favor de grupos de delincuentes y vanrestringiendo  la función del Ministerio Público y el Poder Judicial. El Congreso hace tiempo no está fiscalizando y no existe ningún contrapeso sino que son parte de este gobierno que se impone por la fuerza.

En los últimos días la presidenta Dina Boluarte ha intentado instalar el debate sobre la pena de muerte, ¿qué opinión tiene sobre esta iniciativa que el Ejecutivo está impulsando?

Estamos en un contexto de una fragilidad tremenda de nuestras instituciones. No hay una garantía que realmente se va a determinar la responsabilidad de los violadores para aplicar la pena de muerte. Qué pasa si esto se convierte en una nueva forma de chantaje y amenaza para cobrar dinero a los familiares con extorsionadores dentro de la policía. Lo que aquí no hay es prevención, que debe trabajar el Estado, y lo que ocurre es que cuando los familiares acuden a los centros policiales no hay una respuesta inmediata y se tiende a culpar a la víctima y la familia. Imponer la pena de muerte en este contexto es una utilización banal para tapar los delitos que siguen apareciendo cada día y están relacionados con este gobierno. No es una discusión seria.

Aprovechando este debate, diversas bancadas han apoyado que Perú se retire de la Convención Interamericana de Derechos Humanos, ¿existen segundas intenciones detrás de este pedido?

Quienes plantean eso son congresistas que tienen algúntipo de vinculación con las Fuerzas Armadas, han sido partícipes del conflicto armado interno y alguna responsabilidad tienen. También son parte de agrupaciones políticas que, en procesos y juicios, se ha evidenciado su accionar criminal durante el conflicto armado interno. No son personas que no tienen nada que ver con las responsabilidades y violaciones de derechos humanos. No es un planteamiento desinteresado sino parte del afán de imponer o garantizar la impunidad para los delitos que se cometieron, como hemos visto en la ley pro impunidad presentada por el congresista Rospigliosi.

¿El Perú está atravesando un momento crítico en lo que respecta a darle importancia a los derechos humanos?

Antes, de alguna manera, los partidos políticos cuidaban las formas de expresar este repudio a los derechos humanos a diferencia de como lo hacen actualmente. Ahora están a favor de los criminales, legislan a favor de los criminales y arrebatan derechos de las víctimas. Partidos políticos que no incorporan una mirada de los derechos humanos no deberían tener ningún tipo de oportunidad en nuestro país. No solamente porque somos un país post guerra con secuelas que no han sido atendidassino porque, lamentablemente, no tenemos una democracia sólida. Ese es el mayor miedo. El no tener libertad para expresarnos ni movilizarnos.

El Congreso también está abordando un proyecto de ley que busca un mayor control sobre las ONG, ¿qué consecuencias podría dejar esto para el país?

Es un proyecto que trata de tener mayor control no sólo sobre los recursos que reciben las ONG sino también sobre el uso que se les da. En nuestro país ya existe una organización que se llama APSCI, la cual está vinculada al Ministerio de Relaciones Exteriores y ejerce esta función. Lo que quieren ahora es incrementar el control y con frases ambiguas. Hablan de prohibir el uso indebido sin decir qué sería exactamente indebido. Todos los proyectos que tienen financiamiento internacional se hacen en función a objetivos. No es que uno invente las actividades en el transcurso del desarrollo del proyecto. Lo que quiere hacer el Congreso es prohibirlas porque las denuncias internacionales se canalizan a través de las ONG de derechos humanos y también porque el trabajo de estas ha sido la capacitación en materia de derechos humanos. Ellos ven ahí un peligro político.

¿Considera que el gobierno de Dina Boluarte, con situaciones como las declaraciones del ministro Quero, ha profundizado la división entre Lima y el resto del Perú?

Creo que desde la frase desafortunada de “Puno no es el Perú” que expresara Dina Boluarte empezamos con esa mirada de desconfianza a quienes estaban defendiendo su derecho a protestas. Cada vez que tienen oportunidad los representantes de este gobierno lo que hacen es seguir negando que hay un Perú distinto al de Lima y marcando sus frases racistas comparándolos con animales. Me parece peligroso porque en ese contexto de una mayor brecha política y social se van a dar las elecciones del 2026.

El último gobierno vinculado con represión a manifestantes fue el de Manuel Merino y, años después, no hubo responsables por estos actos, ¿será diferente lo que ocurrirá con Dina Boluarte en el futuro?

Justamente por eso son las movidas que están haciendo en el sistema electoral buscando qué más pueden hacer para asegurarse que van a tener un control absoluto en el JNE para que quienes salgan elegidos sean partidos políticos que les van a garantizar impunidad. Ese es el peligro para las víctimas, porque no están garantizados sus derechos y siempre está el poder político que negocia, como pasó con los asesinatos de Inti y Bryan. Qué democracia vamos a construir en un país que ningunea a sus víctimas y las trata con una falta de respeto total.

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