Jorge Luis Tineo

Nicko McBrain y el exigente trabajo de los bateristas

“La decisión de Nicko McBrain es un acto de responsabilidad hacia su propia vida, por supuesto. Pero también hacia su banda y sus fieles seguidores, consciente de no poder seguir cumpliendo el exigente rol dentro de uno de los ensambles de heavy metal más potentes, con canciones rápidas y extensas, además de trabajar “junto al bajista más rudo del mundo” como él describe a Steve Harris, con quien conformó una de las secciones rítmicas capitales para entender el género del cuero negro y las guitarras afiladas…”

[Música Maestro] A pesar de la importancia que tiene la batería, como instrumento, en cualquier estilo derivado del pop-rock y del jazz, son muy raras las ocasiones en que sus ejecutantes ocupan el centro de la noticia. Esto ocurre tanto en el cerrado microcosmos de medios especializados en música popular como en el universo amplio de la información cotidiana, en que esa invisibilidad es aun mayor, una regla que solo se quiebra cuando, lamentablemente, algún músico importante fallece. 

Por ejemplo, hace apenas tres años, Charlie Watts (1941-2021) fue titular en las secciones culturales y de espectáculos de casi todos los periódicos y noticieros del mundo. Pero claro, se trataba del integrante de una banda de rock conocida hasta por el más impresentable de los reggaetoneros. Y, aun así, no podríamos decir que fuera masivamente cubierto como hecho noticioso, si lo comparamos, por ejemplo, con las barrabasadas de Shakira, Christian Cueva o Puff Daddy. Quizás cuando, triste e inevitablemente, el ex Beatle Ringo Starr (84) fallezca pase, a nivel de medios de comunicación, algo similar a lo que vimos tras la muerte del sobrio y elegante baterista de los Rolling Stones.

Sin embargo, la semana pasada sucedió algo atípico. La comunidad metalera recibió una noticia que la mantendrá hablando del tema durante meses, aun cuando no tenga que ver -en buena hora- con el fallecimiento de uno de sus soldados. Nicko McBrain, baterista de Iron Maiden, emblemática banda que lideró a comienzos de los ochenta la New Wave Of British Heavy Metal y que es, además, uno de los grupos más queridos y exitosos entre oyentes de todos los géneros del rock por su consistencia, influencia y carisma, anunció su retiro después de pasar 42 años de su vida detrás de esos tambores con los que estremeció a multitudes que lo vieron a nivel mundial. Y lo hizo por todo lo alto, tocando ante más de cuarenta mil fanáticos de la Doncella de Hierro en Sao Paulo, Brasil, el 7 de diciembre pasado.

Los expertos en Iron Maiden lo saben. McBrain, el segundo de los dos bateristas oficiales que ha tenido la banda en su larga historia y el tercer integrante con más tiempo dentro, después de Steve Harris (68) y Dave Murray (67)- se convirtió en el alma del grupo. Si Harris es el cerebro y comandante en jefe, Bruce Dickinson (66), el piloto de la nave -literalmente hablando- y Dave Murray, Adrian Smith (67) y Janick Gers (67), los incansables guerreros de primera línea, McBrain puso la sensibilidad y la contundencia desde el fondo, la base sobre la cual todo comenzaba a levantarse hasta alturas insospechadas de energía pura en cada interpretación, desde el brillante periodo comprendido entre Peace of mind (1983) y Fear of the dark (1992); la difícil transición de 1995-1999, con Dickinson fuera del cuadro; y el renacimiento de la banda, ya como sexteto, que se dio a partir del décimo segundo álbum, el sorprendente Brave new world (2000) hasta el denso y algo repetitivo Senjutsu (2021). 

Y en concierto, ni qué decir. Desde que se sentó, a fines de 1982, en la batería de Iron Maiden, que ya tenía tres poderosos álbumes en el mercado en ese entonces y una fanaticada que crecía por el mundo entero sin publicidad alguna, para reemplazar a Clive Burr (1957-2013), McBrain convenció a los hinchas del quinteto con su soltura y extravagancia, esa mirada de zorro viejo y su capacidad para darle combustible, en presentaciones cada vez más largas, al grupo desde su enorme batería de un solo bombo y decenas de tambores. Tocando siempre con la boca abierta y, desde los dos miles, descalzo, McBrain era una fuerza de la naturaleza y parecía imparable.

Parecía imparable hasta inicios del año 2023, en que sufrió un derrame cerebral que dejó paralizado el lado derecho de su cuerpo, desde el hombro hacia abajo. Como cuenta en este video, el dinámico baterista ingresó por sus propios pies a una clínica y, tras las pruebas de rigor, comenzó un exigente proceso de rehabilitación física que duró aproximadamente tres meses. Gracias a su convicción y al apoyo del personal médico, logró no solo recuperar la movilidad de brazo y mano derecha, sino que se puso a tono para salir con sus compañeros, en lo que se llamó The Future Past World Tour, ochenta shows entre mayo de 2023 y diciembre de 2024. Precisamente, el último concierto de esta larga gira mundial fue aprovechado por la banda para anunciar el retiro de Nicko McBrain, que se despidió vitoreado y celebrado por una multitud agradecida por tantas décadas de buena música y harta bulla.

A lo largo de la historia del rock, ha habido varios casos de bateristas que, debido a la exigencia física de su trabajo, han tenido que dejar de tocar por motivos de salud. El más conocido probablemente sea el de Phil Collins (73), uno de los músicos más famosos de los años setenta y ochenta, tanto con Genesis como en solitario y, a la sazón, uno de los mejores percusionistas de todos los tiempos. Sus múltiples problemas, desde auditivos hasta neurológicos, lo alejaron por completo de su adorado instrumento, un hecho que comunicó oficialmente en el año 2014 y que lo sumió en una profunda depresión que terminó reactivando otra de sus enfermedades, el alcoholismo. 

Según un informe de www.drumeo.com, página web especializada en todo lo relacionado al mundo de la batería, “los problemas de salud son especialmente frecuentes entre los músicos que trabajan a tiempo completo. Un reciente estudio alemán demostró que más de dos tercios de los músicos profesionales viven con dolores crónicos, lo que significa que incluso después de meses o años de lesión, muchas personas siguen tocando a pesar del dolor, lo que podría provocar daños permanentes y el fin prematuro de su carrera”. El mismo artículo señala que “muchos de los problemas de salud que separan a los bateristas de su actividad surgen con la edad. Se vuelve más difícil curarse de lesiones físicas a medida que pasa el tiempo. Y para algunas personas, tocar durante largos periodos de tiempo puede resultar mentalmente agotador”.

Esto último parece ser el caso de Tim “Herb” Alexander (59), un baterista norteamericano muy respetado que surgió en la década de los años noventa como integrante original del trío de funk-rock Primus. Aunque no tiene una edad muy avanzada, Alexander viene tocando ininterrumpidamente desde 1985 y, de manera profesional, en prácticamente toda la discografía de la intensa entente, desde el vertiginoso Frizzle fry (1990) hasta su última producción oficial, The desaturating seven (2017), además de interminables giras y apariciones en festivales. En el año 2014 fue sometido a una operación a corazón abierto, luego de sufrir un infarto. Posteriormente, siguió tocando con Primus hasta hace pocos meses en que, abruptamente, anunció su retiro de la actividad musical.

La noticia del alejamiento del gran “Herb” no fue tan llamativa como la de McBrain, pero ciertamente causó gran revuelo en la comunidad mundial de seguidores de Primus, una banda de estilo virtuoso y frenético que registró clásicos noventeros como Jerry was a race car driver, Tommy The Cat (Sailing the seas of cheese, 1992) o My name is Mud (Pork soda, 1999). En su comunicado oficial, Alexander se despide de sus fans y declara necesitar tiempo para cuidar su salud y estar más cerca de su familia. “Tocar durante tantos años me ha generado serios problemas físicos y de estrés” dice el batero. Su público, comprensivo y agradecido, no le reprochó nada, por supuesto. 

Además de permitirnos entrar en contacto con esta dimensión humana de los bateristas, poco explorada por el público convencional que es, generalmente, indiferente a las situaciones que atraviesan quienes ejecutan las melodías con las que llenan sus reproductores digitales -también envejecen, se enferman, se estresan-, los casos de Nicko McBrain y Tim Alexander nos muestran cómo funciona la lealtad y admiración que generan sus respectivas bandas. En un mundo de espectáculos vacíos y masas que pierden el control por personajes de pacotilla, ver a una multitud coreando el nombre de Nicko McBrain y sosteniendo carteles dándole las gracias, resulta conmovedor. Cómo olvidar la estrecha relación de Iron Maiden con el público brasileño, desde aquella legendaria primera edición de Rock In Rio en 1985, donde el grupo se lució como protagonista, hasta sus posteriores participaciones en los años 2001, 2019 y 2021.

En el caso de “Herb”, las redes sociales de Primus se llenaron de mensajes de apoyo, preocupación por su bienestar y deseos de buena suerte. Sus compañeros de siempre, Les Claypool y Lary Lalonde, también mostraron comprensión y ofrecieron palabras muy sentidas elogiando el legado de Tim, su extremado talento, amistad y ética de trabajo. Luego, lanzaron una convocatoria abierta para encontrar a quien lo reemplace, colocando “términos de referencia” que evidencian la dificultad que tendrán para hallar alguien nuevo con tantas cualidades y destrezas. Un viejo amigo de la banda, considerado el mejor de su generación, Danny Carey (Tool, Beat), ocupará el lugar de su colega durante las próximas fechas de Primus, correspondientes a la gira 2025 que ya tenían pactada y en medio de la cual llegó la drástica pero necesaria decisión de Tim Alexander, quien también fuera baterista temporal de A Perfect Circle y del colectivo de percusionistas The Blue Man Group.

Cuando se trata de bateristas que se ven forzados a abandonar sus actividades por temas médicos, un caso que estremeció a la escena rockera fue, definitivamente, el de Bill Berry (66), fundador y pieza fundamental en el armazón creativo y sonoro de los norteamericanos R.E.M., importante banda de rock alternativo que fuera protagonista de la escena musical anglosajona durante buena parte de los ochenta y todos los noventa, con álbumes como Document (1987), Green (1988), Out of time (1991) o New adventures in Hi-Fi (1996), aclamados tanto por la crítica especializada como por las radios convencionales y el público en general. Berry sufrió, durante un concierto en Suiza en 1995, un colapso sobre el escenario a causa de un aneurisma. 

Berry, que se encargaba de varios instrumentos en las grabaciones de R.E.M. -bajo, piano, guitarras- se recuperó de aquel evento pero, dos años después, anunció su retiro pues no se sentía bien, aunque se le ha visto participar esporádicamente en reuniones de su banda, incluyendo una presentación especial en New York, en junio de este año, tocando el exitazo de 1991, Losing my religion. Para los trabajos en estudio y las giras posteriores a 1997, Bill Berry fue reemplazado por varios músicos, entre ellos Bill Rieflin (1960-2020), conocido por haber sido miembro de diversos grupos de géneros menos comerciales como Ministry (metal industrial), Swans (noise rock) y King Crimson (prog-rock). Rieflin también tuvo problemas de salud, mientras andaba de gira con el Rey Carmesí y, lamentablemente, falleció de cáncer poco antes de cumplir 60 años.

En Aerosmith, el baterista Joey Kramer (74) tuvo también que alejarse por asuntos de este tipo. El año 2020 anunció que dejaba el grupo tras ser operado del corazón, una situación que le generó, además, problemas legales porque cuando quiso regresar, denunció que le impidieron hacerlo, a pesar de sentirse “recuperado al 150%”. Después de algunos tires y aflojes, el quinteto anunció en sus redes sociales en el año 2023 que Kramer, uno de los fundadores del grupo, no formaría parte de una gira de despedida llamada Peace out: The Farewell Tour que iba a extenderse, supuestamente, hasta inicios del 2025 pero que fue cancelada de manera definitiva, debido a una serie de problemas vocales de Steven Tyler, vocalista y frontman de esta banda de blues-rock, conocida por los permanentes ingresos a clínicas de rehabilitación de varios de sus miembros, a causa de sus excesivos estilos de vida.

No podemos dejar pasar el dramático caso de Joey Jordison (1975-2021), baterista de Slipknot, una de las preferidas entre las nuevas generaciones de metaleros. Casi como una paradoja, quien asomaba como el músico más talentoso de este colectivo que no se caracteriza necesariamente por su trascendencia musical, sino por andar más preocupados en los aspectos teatrales de su actuación -pogos sobre el escenario, hábitos físicamente agresivos, disfraces y máscaras horripilantes-, tuvo que retirarse a causa de una mielitis que terminó quitándole movilidad en las piernas, lo cual obviamente le impidió seguir tocando. Lamentablemente, Jordison falleció muy joven, a los 46 años, a causa de esta terrible enfermedad neurológica.

La decisión de Nicko McBrain es un acto de responsabilidad hacia su propia vida, por supuesto. Pero también hacia su banda y sus fieles seguidores, consciente de no poder seguir cumpliendo el exigente rol dentro de uno de los ensambles de heavy metal más potentes, con canciones rápidas y extensas, además de trabajar “junto al bajista más rudo del mundo” como él describe a Steve Harris, con quien conformó una de las secciones rítmicas capitales para entender el género del cuero negro y las guitarras afiladas. La retumbante batería de McBrain en todos los clásicos de Iron Maiden que grabó durante más de cuarenta años (como este, de 1983), es el fondo perfecto para los frenéticos riffs y solos de Dave Murray, Janick Gers o Adrian Smith, un catálogo de canciones que producen emoción y vértigo.

En marzo de este año, casi un año después del derrame cerebral, Nicko McBrain se sentó al frente de la orquesta y coros de la Marina Británica para presentar The Maiden Legacy, una recopilación de clásicos de su banda montada para la edición 52 del Mountbatten Festival of Music, arreglados para dicha ocasión. En el concierto, realizado en el Royal Albert Hall, vemos al buen McBrain totalmente recuperado, tocando la batería que usó en The Future Past World Tour con Iron Maiden, que muestra aquí en un video en el canal de YouTube oficial de Iron Maiden. 

Curiosamente Clive Burr, a quien McBrain reemplazó, también abandonó la música por graves problemas neurológicos. A fines de los noventa, casi 15 años después de su salida, fue diagnosticado con la temible esclerosis múltiple, por lo que quedó sumamente endeudado y, a medida que el mal fue avanzando, postrado en silla de ruedas. La banda organizó varios conciertos para ayudarlo económicamente y estuvieron a su lado hasta su fallecimiento, en el año 2013, a los 59 años. 

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#Rock, Batería, heavy metal, Iron Maiden, Nicko McBrain

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