Dina Boluarte tiene que ser muy enérgica y a la vez serena respecto de lo que se viene. No es broma. No es una protesta social normal. Hay una lógica desestabilizadora y política detrás de la ciudadanía que, más allá del pliego de reclamos, se suma a la protesta porque acumula décadas de resentimiento frente a las políticas públicas del Estado peruano.
Hay que desactivar con inteligencia política el nuevo golpe que el castillismo y sus cómplices en la izquierda quieren perpetrar contra la democracia. Porque esta es una protesta golpista y antidemocrática, por más razones sociológicas que, en muchos casos, pueda haber detrás.