Juan Carlos Tafur

El repunte presidencial y la oposición fallida

“Según la última encuesta de Ipsos, la aprobación del presidente Castillo sube de 20 a 25%. Lo mismo decía la reciente encuesta del IEP, que ascendía de 19 a 24%”

Según la última encuesta de Ipsos, la aprobación del presidente Castillo sube de 20 a 25%. Lo mismo decía la reciente encuesta del IEP, que ascendía de 19 a 24%. En espejo, la desaprobación, según Ipsos, cae de 74 a 69% y de acuerdo al IEP, de 71 a 67%.

¿Cómo explicar esta evidente y significativa mejoría, a pesar de la avalancha de denuncias que cada vez comprometen más al primer mandatario en algún círculo de corrupción? Las investigaciones fiscales abiertas y las denuncias que se filtran a la prensa, nos muestran a un presidente claramente partícipe de actos por lo menos irregulares.

De hecho, su plan de victimización (hay un complot de los poderosos en contra del hombre del pueblo) y su exposición mediática mucho más frecuente, le han ayudado políticamente a recuperar el espacio perdido por su silencio político y mediático inicial. Acorralado, ha decidido dar la batalla y ello le está dando resultados, por lo que se aprecia.

No es posible saber si le alcanzará para adquirir algún blindaje suficiente para evitar las opciones de vacancia (César Acuña ha llamado a “87 valientes” a votar por la vacancia), el adelanto de elecciones o la suspensión judicial (que es la última opción ensayada por diversos juristas de nota), pero tornan más difícil que el factor ciudadano -movilizaciones y marchas- pese a la hora de tomar alguna de esas decisiones.

Tarde o temprano, la calle puede terminar echando a Castillo del poder. La indignación creciente por la corrupción de su círculo de poder, la irritación por el grado incontrolable de delincuencia y la zozobra que va a seguir generando el alza del costo de vida, son un combo perfecto para agitar y propender a una mayor presión.

Pero, a tenor de las encuestas, el presidente está teniendo un respiro inesperado, que -tampoco es un garbanzal- le podría alcanzar para sobrevivir un tiempo, mientras no cambie su formato de gobierno y lo torne más efectivo, o se diluyan las acuciantes pruebas de corrupción que lo cercan.

La oposición, para variar, con su somnolencia política, ha coadyuvado a este repunte. Simplemente no ata ni desata y el Congreso solo genera rechazo ciudadano, mayor inclusive que el del Ejecutivo. Sin liderazgos potentes y claros, y acciones coordinadas, poco o nada es lo que va a poder hacer frente a un presidente que está usando todos los resortes del poder para quedarse en Palacio a como dé lugar.

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Pedro Castillo

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