Crisis política

EL PODCAST DIARIO DE OPINIÓN DE JUAN CARLOS TAFUR.

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Crisis política, crisis social, Democracia, Presidente Castillo, Vacancia

Algunas de las virtudes que toda democracia debe exhibir son las de la tolerancia y la paciencia concomitante respecto de los decires y haceres del adversario. Pero Castillo juega al límite de los niveles propios de una democracia que se precie de tal.

La sumatoria de errores groseros, gazapos, declaraciones insensatas y procedimientos irregulares que este gobierno ha cometido en apenas cien días de gestión, rompen los récords históricos de gobiernos aún tan inexpertos como éste (Alejandro Toledo y Ollanta Humala no tenían ninguna experiencia de gobierno cuando llegaron al poder y no mostraron el rosario de barbaridades que esta administración derrocha).

Castillo juega aún con el viento a favor, con niveles de aprobación si bien decrecientes, todavía importantes (alrededor del 40% de la ciudadanía lo respalda), pero se avecina un año horroroso, donde se van a juntar todas las piezas del rompecabezas del descrédito: crisis sanitaria con la tercera ola, crisis económica con el bajonazo de las inversiones privadas, producto de las desastrosas declaraciones ideológicas del Presidente, crisis política con mayores fricciones entre el Ejecutivo y el Congreso, y crisis social, con conflictos desatados por su inercia natural, a los que se sumarán aquellos originados por las expectativas frustradas de un régimen que prometía un cambio que no se aprecia ni se va a apreciar.

Va a llegarse a un “momento destituyente”, donde la vacancia va a estar a flor de piel de la oposición congresal. Y si en esas circunstancias, por ejemplo, ocurriese algo semejante a lo que acaba de acontecer con los ascensos militares y la destitución irregular y caprichosa de los comandantes generales del Ejecito y de la Fuerza Aérea, lo más probable es que la ola vacadora sea indetenible (el caso se ha agravado con -hasta el momento de escribir esta columna- la permanencia insostenible de Walter Ayala, como titular de Defensa).

La vacancia no es una opción deseable. Lo correcto, en términos políticos y sociales, es que Castillo dure los cinco años. Va a ser, inevitablemente, un gobierno mediocre, sin mayores logros, y que llegará exhausto al final de su mandato, pero el pueblo lo eligió, se equivocó garrafalmente, y es bueno que el país aprenda democráticamente lo que implica votar por la izquierda. Sería una gran lección histórica que una vacancia descartaría y nos asomaría, más bien, al riesgo de que en el futuro vuelva a aparecer triunfal una opción de este perfil.

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Crisis política, crisis social, Democracia, Presidente Castillo, Vacancia

La situación de permanente tensión entre los principales miembros del gobierno con el Congreso, muy común en el desarrollo de la política local, está siendo peligrosamente desplazada por los conflictos entre los que disputan el poder dentro del Gobierno y el partido Perú Libre.

Los protagonista de la Agenda Setting son las disputas dentro del gobierno para demostrar quién tiene el verdadero poder de decisión en este país. Y ha quedado certificado que al presidente que elegimos se toca de nervios cuando de tomar decisiones importantes e inmediatas se trata. Decisiones que ante la opinión pública deberían ser acertadas, aceptadas y avaladas, y dejarían sin armas al Congreso para próximos ataques o excusas de vacancia.

En el 2016, cuando el programa de investigación Panorama reveló que Mariano González, el llamado «ministro del amor», tenía una relación con su guapa asesora, fue despedido del cargo de inmediato. El presidente Kuczynski no necesitó reunirse con Fernando Zavala, el primer ministro de entonces. Bastó con su decisión, porque la falta era evidente. Pero a Pedro Castillo le tomó dos días decidir si destituía o no a un ministro que puso contra las cuerdas a su propio gobierno. ¡Increible¡

El gobierno de Pedro Castillo es el único culpable de esta crisis. El presidente es el único responsable de que el sector empresarial, en todas sus inversiones, sienta que, además de no existir evidencia de un rumbo claro y seguro; el conductor de barco no sabe manejarlo y lo está desgastando. El presidente es el responsable de las excusas para que diversos sectores griten: ¡vacancia!

El poder de la toma de decisiones en el momento oportuno puede hacer la diferencia entre un gobierno pusilánime que tiene miedo a ejercer un poder que realmente dirija un país; y otro gobierno, que si bien jamás será perfecto y cuerdo, proyecta la imagen de saber qué rumbo quiere. El gobierno de Pedro Castillo es el primer caso. Es pusilánime no por miedo a lo que haga el Congreso o sus enemigos de otros sectores, sino por lo que hacen sus propios miembros y cómo los fanáticos de Perú Libre están acorralando al presidente y este no sabe qué hacer.

Miramos con horror desde nuestras casas la forma en cómo el presidente ha demorado dos días en sacar del gabinete a un elemento llamado Luis Barranzuela. No sólo era tóxico, sino que además era la imagen de una repartija de poder para blindar corruptos dentro de un gabinete, que ni siquiera recibía el voto de confianza.

La primera ministra Mirtha Vásquez ha tratado de hacer lo correcto. Lo que Barranzuela y Perú Libre le hicieron con ese inaceptable e injustificable acto del pasado domingo 31 de octubre, era una clara muestra de obstrucción interna contra el gabinete recién formado. Lo que hicieron con Mirtha Vásquez y Pedro Castillo fue escupirles en la cara y voltear para decirle al Perú que ellos no hicieron nada, armando un show al estilo Laura Bozzo y Vladimiro Montesinos: ¡Qué pase la vecina!

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Crisis política, política peruana, Presidente Castillo, sector empresarial, Vacancia

Estimado lector,

¿Ha experimentado usted alguno de los siguientes síntomas en el último año? Hartazgo de la política, discusiones y alejamiento de familiares y amigos a causa de las recientes elecciones, profunda e incontrolable necesidad de calificar a personas que piensan distinto a usted con la finalidad de reducir argumentos y opiniones a etiquetas.

Si se siente identificado con uno o más de estos síntomas, no se alarme, no esta solo, se trata del fenómeno de los extremos, del que viene siendo víctima el mundo. Este mal nos ha tomado por sorpresa a muchos, aunque no debió ser así: su desarrollo ha sido lento y calculado, a la espera de que nuestra sociedad le cediera espacio para avanzar. Cada noticia falsa que difundimos sin corroborar, cada vez que utilizamos un argumento ad hominem, cada vez que dejamos el diálogo respetuoso de lado, cada vez que permitimos insultos o insultamos a una persona por pensar distinto, le damos más espacio a los extremos.

Es una tarea difícil no caer en algunas de estas prácticas, especialmente en tiempos en los que volverse “experto” en una materia está a un click de distancia. Nuestras interacciones se vuelven espacios para demostrar por qué tengo razón, pues los iniciamos teniendo ya una conclusión, independientemente de los argumentos o evidencia que nos puedan ofrecer. El problema de ceder a esta tentación es que destruimos todos los puentes de diálogo que nos permiten enriquecernos, como personas y como sociedad. Nos perdemos de recibir información valiosa que aporte nuevas perspectivas.

Pero en el plano social la pérdida es más grave aún. La polarización nos ha alejado unos de otros, arrinconándonos en nuestro extremo, llevando cada acontecimiento a una batalla de “ellos” contra “nosotros”. ¿Qué clase de país podemos construir bajo esa perspectiva? ¿Cómo podemos llegar a acuerdos y consensos que nos permitan salir de la crisis política y sanitaria que enfrentamos? No hay diálogo que resista llamados a golpes de estado, a ignorar la Constitución, a la muerte de tal o cual líder, o a justificar las acciones irresponsables de una autoridad solo porque su ideología es afín a la mía y tampoco a adjetivos que buscan descalificar de entrada a cualquier interlocutor que se encuentre al otro lado de la mesa. 

Es urgente que busquemos un diálogo empático y respetuoso, en la política y fuera de ella, que tienda puentes para acercarnos con quienes alguna vez nos alejamos. Que las nuevas generaciones escuchemos de la experiencia de quienes vinieron antes que nosotros y aprendamos de aciertos y errores pasados, y que a su turno podamos compartir nuestros planes para el futuro del país. 

Madeleine Albright, diplomática de los Estados Unidos, rescató un extracto del testimonio de una persona que formó parte del régimen Nazi, en el que comenta “entonces, un día, cuando ya es demasiado tarde, te vienen a la cabeza todos tus principios, si alguna vez los tuviste. La carga del autoengaño ha crecido hasta hacerse demasiado pesada, y un incidente sin importancia hace que todo se venga debajo de repente; y entonces ves que todo, absolutamente todo, ha cambiado, y que lo ha hecho delante de tus narices.” 

La forma de hacer política está cambiando drásticamente. De cada uno de nosotros depende si dejamos pasar las señales de extremismo al que estamos encaminados o retomamos los puentes que nos acerquen para construir democracia juntos. 

 

 Atentamente, una tibia.

 

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Crisis política, Democracia, Política

El reciente incidente político, que ha comprometido al premier Bellido y a la Cancillería, donde el primero le ha llamado la atención a su colega ministerial a través de un tuiter, invitándolo a renunciar si no sigue la presunta “línea” del gobierno en materia de política exterior, solo corrobora la inmensa precariedad política con la que se maneja este gobierno, con la anuencia silente del holograma que tenemos de Presidente, el profesor Castillo.

Tiempos muy difíciles, signados por la inoperancia y la mediocridad, se avecinan, si el presidente Castillo, no se empodera del cargo, no asume su investidura, y no toma decisiones radicales respecto del guiso indigesto que ha armado de gabinete.

Tienen que salir Bellido, Maraví, tres o cuatro más, tiene que romper definitivamente con el cerronismo, expectorar al Movadef y adláteres, tiene que bajarle los decibeles al absurdo tema de la Constituyente, y luego de eso dedicarse a gobernar un periodo que, si no fuera por su propia medianía, se ofrecería como propicio y promisorio.

¿Lo podrá hacer? Habría que guardar un pequeño atisbo de optimismo. Esperar a que reaparezca el Castillo líder de la huelga magisterial y que se imbuya de ese mismo ánimo beligerante, que entonces puso en jaque a todo un gobierno, y que con ese talante sea capaz de tomar las decisiones referidas, que no son fáciles, pero que son imprescindibles si se quiere construir un escenario mínimo de gobernabilidad.

Si no lo hace, serán cinco años de espanto, donde a la crisis política en curso se le sumará pronto una crisis económica, producto del desplome de la inversión privada, y seguramente crisis social, con protestas en las calles, producto de la frustración de las sobreexpectativas que ha generado un gobierno surgido de abajo.

Mantener el statu quo es condenar el país a perder cinco años, en medio de una situación externa económica que debería, por el contrario, convertir este lustro en un ciclo de prosperidad. Se espera que al regreso de su periplo por el exterior, Castillo tome las decisiones necesarias. Si, por el contrario, cree que puede seguir postergándolas, “jugando a la casita” en Palacio, simplemente se confirmaría, para desgracia del país, que elegimos a un inepto crónico, muy por debajo de la talla mínima para ejercer algún rol de mando.

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Crisis política, crisis social, Inversión privada, Presidente Castillo

Desde que la pandemia se apoderó del mundo, las empresas se han ido adaptando a las circunstancias que surgían con el comercio electrónico o el trabajo remoto, sin embargo, la planificación a mediano y largo plazo todavía contiene mucha incertidumbre.

Algunos especialistas consideran que, cuando pase la crisis, la economía resurgirá. Boris Herrera, profesor del curso Nuevos Modelos de negocios en entornos disruptivos en el sector B2B del Programa de Especialización para Ejecutivos de ESAN, escribió recientemente que, después de la crisis de 1929, hubo un fuerte plan de estímulo de parte de los gobiernos que echó a andar la economía. En las actuales circunstancias, considera que muchas áreas desde la logística o la educación requerirán soluciones más duraderas.

“Los gigantes Alibaba y Amazon se han beneficiado de la primera etapa de la pandemia, pero los cambios están en progreso. Ahora no solo será necesario facilitar el acceso a la tecnología para la educación y la necesidad de reunión (aprovechado por Zoom), también será necesario para facilitar que los gobiernos lleguen con ayuda y mejoren las condiciones de la población”, explicó.

Diagnosticar y ver tendencias

Si bien todavía es desconocido lo que vendrá después de la crisis, existe una teoría, denominada entorno VUCA, que permite enfocarse en cuatro elementos: la Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad, hecha acrónimo por sus nombres inglés (Volatility, Uncertatinty, Complexity y Ambiguity). La estratega permite establecer supuestos en factores como el ritmo de crecimiento de la demanda o las preferencias de los clientes. Estos datos son los que se consideran al formular la visión y diseñar el plan.

Una de las sugerencias que Mariana Garland, presidenta de la Asociación de Empresas Familiares del Perú (AEF Perú), ofrece a las empresas familiares que están afrontando estos periodos de incertidumbre es que siempre hagan diagnósticos de la situación y se preocupen por entender bien los posibles impactos de cualquier medida sobre sus negocios.

“Lo más importante es prever la multiplicidad de escenarios y reconocer las oportunidades y los aliados que se encuentran a nivel local y global. De este modo, los planes de contingencia pueden incluir acciones como la diversificación o el ahorro estratégico para cuando las situaciones se vuelvan tangibles”, señaló como parte de sus recomendaciones.

En lo que respecta al sector turismo, que ha sido particularmente afectado con la pandemia, también hay tendencias que serán importantes para la reactivación. Mónica Lovera, docente de la carrera de Administración de Negocios Hoteleros y Turísticos de la Universidad Le Cordon Bleu, considera que priorizar la experiencia del viajero va a seguir siendo clave.

“En este contexto de pandemia esas tendencias se están afianzando y están perfilando una demanda muy particular respecto no solo al tipo de servicio a recibir sino, sobre todo, respecto a la experiencia que desean vivir”, precisó.

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Crisis política, económica, Emprendimiento, Empresa
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