padre de goleador

Al padre del goleador de la U le sacan tarjeta roja en club de playa

Durante toda la historia humana, el abuso ha sido una constante. Siempre de los más contra los menos, de los poderosos contra los indefensos, y, entre iguales, de los que tienen la posición dominante, el control y el poder contra los individuos en solitario. Hace años, un antropólogo escribió que la ira es roja y el odio verde. Leamos las vicisitudes de un socio de un club exclusivo y famoso en un ambiente tan verduzco como las playas atacadas por las algas llamadas zargazos.

El viernes 11 de febrero del año pasado, bajo el sol abrasador del mediodía chorrillano un socio del Country Club de Villa llegó en bicicleta a las puertas del local central de la institución, se identificó ante el vigilante con su clave, ingresó a las instalaciones y, como lo hacía desde hace muchísimo tiempo, se dirigió al tópico, donde había un bidón con agua fresca y vasos descartables, para saciar su sed. Cuando terminó de beber, el socio llamado Alexander Succar, sí Alexander Succar como el goleador de la U, pues es su padre, escuchó detrás suyo una voz femenina que lo reconvenía por haber ingresado al tópico sin pedir permiso. Succar le respondió que esa era una práctica habitual suya, y que la realizaba antes de dirigirse a las duchas para luego sumergirse en la piscina grande porque él practicaba diariamente para estar en forma, ya que era salvavidas honorario del club. Como la señora, de quien luego sabría que era una médica contratada recientemente por la administración del club, no bajaba el tono de sus reclamos, y él el de sus descargos, varias personas llegaron a la locación y se inició la pesadilla más que kafkiana de Succar.

Alexander Nasim Succar Hampton no es un peruano común y corriente, pues por sus venas corren la sangres libanesa e irlandesa, practica el ciclismo, la natación y el surf, que cultiva desde que era un alumno aplicado pero movido del colegio jesuita más importante del país, y, además, es padre de dos centro delanteros destacados, Alexander y Matías, los números 9 de Universitario y Manucci, ni más ni menos.

Succar es un salvavidas con más de cuarenta años de experiencia y más de 200 vidas salvadas durante ese periodo. Ha trabajado con destacamentos primerizos de la 52 comandancia, quienes tenían miedo al mar de Villa, siempre bravo y traicionero.

A mediados de esta semana, fuimos a buscar a Alexander Succar para que nos contara de primera mano cómo fue el incidente de febrero del año pasado, por qué los administradores y los miembros del Comité de Disciplina se ensañaron con él, lo suspendieron, y, cuando el mes de suspensión acabo, un vigilante aleccionado por el club, dijo que Succar había falseado sus datos para entrar subrepticiamente a las instalaciones del club aquí su testimonio:

“Yo soy socio del Country Club Villa desde hace más de cuarenta años y también he trabajado en el Club como salvavidas ad honorem, he salvado más de doscientas vidas y muchas de ellas socias del Club, como salvavidas he llevado a muchos salvados a ese tópico donde me han negado un vaso de agua.

El once de febrero de 2022 llegué en bicicleta como siempre lo he hecho entre la una y las tres de la tarde luego de haber recorrido más de doce kilómetros, y como venía deshidratado entré al tópico a tomar agua, como lo he hecho siempre si tener ningún tipo de problema o amonestación por parte del club. Además, que si me tiro a la piscina deshidratado yo puedo sufrir un infarto por desequilibrio de electrolitos; sin embargo, en esa ocasión cuando estaba tomando agua del bidón que se encuentra detrás de la hoja izquierda de la puerta del tópico, una señora vestida de civil y sin identificación alguna, comienza a increparme en voz alta el hecho de haber ingresado al lugar a beber agua. ¡Retírese! ¡Está prohibido beber agua del bidón del tópico! Me gritó de forma prepotente y agresiva, violando mis derechos, porque la señora debió preguntarme por qué yo estaba tomando agua. Yo, seguro que no estaba violando el estatuto ni el reglamento del club, le respondí: señora yo no la conozco a usted, no tiene identificación ni uniforme, usted me dice que no puedo beber agua, entonces, pongan un cartel que diga que han cambiado los estatutos. Acabé de tomar el agua y me retiré. Yo estaba vestido con ropa de baño y sandalias y sí me bajé la mascarilla para poder tomar el agua y luego del incidente me dirigí a la piscina a realizar mis ejercicios de natación, porque esa ha sido mi rutina casi todos los días desde que soy socio en el club.

Tópico del Country Club de Villa donde ocurrió el incidente entre Alexander Succar y la doctora Cristina Villa.

Yo soy un hombre honesto y de bien, que cuando fui a poner mi queja en el libro de reclamaciones por el maltrato recibido por la señora en el tópico, puse como estaba vestido, cómo la señora pretendió impedirme que yo tomara agua siendo ese es el único lugar en el club que tiene vasos para poder tomar agua y porque estoy completamente seguro de no haber violado ninguna regla. Pero pasado 36 días, el club me responde que la persona relacionada al incidente era la doctora Cristina Villa, médica ocupacional de M&G Consulting S.A.C. y que me iban a suspender justamente por lo que yo había dicho en el reclamo y que podía hacer mi descargo dentro de diez días calendario. De locos yo al actuar honestamente me estaba auto inculpando.

Hice mi descargo con la ayuda de mi hijo, porque yo soy una persona con más de 60 años que no maneja muy bien la tecnología. En el escrito enviado a la gerencia solicito la documentación, los audios y los videos donde se compruebe que fui yo la persona que estaba incumpliendo o violando las reglas del club; sin embargo, el club y el Comité de Disciplina, conformado por Augusto Giancarlo Price Passalacqua, Jorge Gerardo Eulert Pinto, Mónica Eliana Mojovich Matellini y Lia Alexandra De La Puente Estremadoyro, no quisieron entregarme dicha información; no solo eso, sino también omitieron informarme quién o quiénes habían denunciado el supuesto comportamiento impropio de mi parte. Me pregunto yo, en qué momento pase de agraviado a ser el agresor. O sea, están usando mi sinceridad en contra mía, y por ello me castigaron; y como se dieron cuenta que en los estatutos no hay nada que prohíba tomar agua del tópico, cambiaron la figura y me siguieron maltratando, porque dijeron que yo había ingresado de una manera brusca a una sala de emergencias. Entonces, se ve la exageración porque eso es un tópico donde se ven cosas menores, no es una sala de emergencias.

Finalmente, el Club me envía un comunicado poniéndome en conocimiento que me suspendían a mí, a mi esposa y a mis hijos. Lo de mis hijos quedó sin efecto porque ellos ya son socios independientes, pero también los querían contaminar a ellos. ¡Ojo! La suspensión no me exonera del pago. Y aún no contentos con ello luego de algunos pocos meses me abren otro proceso administrativo disciplinario porque supuestamente ingresé al club con un código falso, según lo dicho por el agente de seguridad Alexi Tapía Rengifo, cuando yo estaba separado del club por el incidente con la doctora. Y yo no me acuerdo ese hecho.

También suspendieron a los hijos de Alexander Succar pero el club tuvo que dejarlo sin efecto porque ellos son socios independientes.

Sí, fui un día después de un mes de la suspensión a pedir mi estado de cuenta, porque si no pago me expulsan del club, pero no recuerdo que lo dicho por el agente de seguridad haya ocurrido, y a las dos semanas me indicaron que vaya a disciplina porque había dado un código falso. Es evidente que el agente de seguridad aleccionado por alguien mintió porque si fuera que yo le hubiera dado un código incorrecto, cómo me hubiera dejado pasar al área administrativa. Si dice que vio en la pantalla que ese código no era el mío, es ilógico que me hubiera dejado pasar. He pedido los audios, los videos de las cámaras de seguridad y los testimonios de los testigos, pero no me quieren dar nada.

Ahora ellos me suspenden a mí, me siguen maltratando con lo dichos por el agente de seguridad, pero sin embargo la doctora no acabó el verano porque el club la retiró por conflictiva porque tuvo problemas con otros socios. Acá lo que han debido de hacer es expulsar a la doctora no a mí y la forma que actúa el club deja mucho que desear. Siempre que solicité pruebas el comité del club lo declaró improcedente.

Yo estoy a cuatro años de ser socio vitalicio, ese es otro de los problemas, porque yo no tendría que pagar la mensualidad y me convertiría en una carga para el club. Yo soy una víctima que ha pagado sus cuotas sin entrar al club un solo día durante los dos años de pandemia al club. Yo solo uso el Club para bañarme en la ducha y entrar en la piscina, yo tengo un año sin entrar al club para no exponerme a que ellos me siembren algo más. Ahora mi honor no tiene precio porque el club me ha pasado de un héroe salvavidas en solitario a ser la persona más conflictiva y malcriada del club, es por eso que decido demandar a todo al comité disciplinario del Club por mancillar mi honor e impedirme el goce equilibrado y adecuado del desarrollo de mi vida dentro de Club Country de Villa”.

Para contrastar los dichos del señor Succar y tener los testimonios de todas las partes, llamamos al Gerente General del Country Club de Villa. Luego de llamar infructuosamente durante toda la mañana de jueves la señora Breaga Gervacio Rojas, Asistente Ejecutiva de la Gerencia General del Country Club de Villa, me dijo:

“No sé qué caso es ese ni tengo la menor idea. Le pregunte si el señor Succar era socio del Club y me respondió: Sí, el señor Succar es socio, pero qué es lo qué ha pasado, no tenemos ninguna noticia formal acá en el Club”.

Como no podía conseguir formalmente la respuesta del club, decidí localizar al gerente general para que él me dijera cuál era la situación general del socio Alexander Succar Hampton, y este, Sandro Pezo Lanfranco me dijo vía telefónica:

“El club tiene un estatuto en primer lugar y luego tiene una serie de procedimientos para tratar este tipo de casos con sus asociados, ese un tema interno del Club y el tema se ha tratado siguiendo los procedimientos internos establecidos en el estatuto y en función a ello se han tomado las decisiones que se han tomado, y yo no estoy en capacidad de darle ninguna información porque es un tema interno.

No le podría decir en qué parte del estatuto está la prohibición, porque ese caso pasa por un comité de disciplina que es totalmente independiente y autónomo, dentro de la directiva del Club; entonces, los miembros de ese comité son los que hacen esa evaluación. Y como le digo es un tema interno del Club y nosotros no tenemos por qué dar información a terceros”.

El señor Alexander Succar luego de ser suspendido por 30 días, el 26 de marzo de 2022, recibe dos meses después un comunicado informándole que el club había iniciado otro proceso disciplinario contra él por dar un código falso. Y el 9 de junio le comunican la suspensión por 60 días.

Recién el 15 de julio Succar demanda al agente de seguridad, demanda que es resuelta como improcedente por el juzgado el 2 de setiembre.

Denuncia contra el agente de seguridad del Country Club de Villa.

El 7 de setiembre de 2022 se apela la sentencia en primera instancia del 2 de setiembre. El 21 de noviembre de 2022 se vuelve a declarar improcedente en segunda instancia la demanda del 7 de setiembre.

El 8 de noviembre Succar denuncia ante el juzgado de Chorrillos a todo el Comité Disciplinario del club. El 2 de febrero de 2023 el Juez declara improcedente la denuncia contra el Comité.

Finalmente, el 8 de febrero de 2023 se ingresa la apelación para la denuncia que se declaró improcedente el 2 de febrero de 2023 y siguen en espera.

En este caso de abuso evidentísimo, parece que Goliat se impondrá definitivamente a David.

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Alexander Succar, Chorrillos, Country Club de Villa

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