Crónica

Diez horas a Munich, 2 horas de espera y 12 horas a Tokio. Un día entero de viaje. Por la diferencia horaria salgo el primero de abril y llego el tercero. He tenido viajes largos, pero ninguno como éste. Y las dudas que surgen antes de viajar se extienden. No conozco el idioma, sólo contar hasta 10 por mis clases de karate cuando era chico. No conozco a nadie que viva ahí. Solo sé un poco de su historia, debido a que los animes despertaron mi interés por este país desde pequeño. No puedo evitar sonreír en vísperas de esta nueva aventura de mes y medio. Tal vez más, uno nunca sabe. Mi única preparación ha sido un mes de Duolingo y un par de libros sobre el país. Nihon es su verdadero nombre, significa Tierra del sol naciente. Japón.

Todos los niños saben que es un samurái, por lo menos cuando yo lo era todos lo sabíamos. Jugábamos a ser ellos. Claramente, desconocíamos toda la historia y el derramamiento de sangre producido por estos guerreros. Sin embargo, tienen alguna característica peculiar que los convierte en una clase de super héroe. Puede ser el honor que envuelve sus leyendas o su perspectiva de la muerte. Los percibimos como un ejemplo a seguir. Un camino de rectitud, lealtad y una filosofía de guerra que vuelve sus espadas en la propia alma de quien la porta. Son ideas que tientan a cualquiera que le guste divagar en su imaginación. En unos días pisaré esas tierras donde se ha logrado desarrollar una modernidad impresionante sin perder costumbres importantes de su cultura. 

Por más que solemos idealizar lugares y personas de nuestro agrado y no es algo que me parezca sano, me es imposible no hacerlo con este lugar. Mi lado geek, sueña con una épica en busca de las esferas del dragón, mi mente infantil y la reciente muerte de Akira Toriyama guían mis pensamientos a mezclar la realidad con la ficción. Mi deseo final sería ampliar mi visión del mundo, agregarle una perspectiva. Finalmente, eso es lo que sucede normalmente después de un viaje. Obviamente tengo miedo de llegar a este lugar desconocido a un mundo de distancia de mi casa y familia.  Pero existe goce en ese miedo y, con todos los beneficios tecnológicos actuales, nunca estás muy lejos. 

Desde hace unos meses que planeé el viaje y comencé a escribir todas las mañanas haikus, como exploración y práctica literaria. Estos son un tipo de poesía japonesa que se remonta hasta el siglo VIII. Los antiguos samuráis tenían una visión poética y artística de la guerra y el Kenjustsu, arte de la espada, pero no solo limitaban esta perspectiva con la guerra sino a todo. Solían escribir estas poesías cortas y disfrutar del teatro. Octavio Paz, Nobel de literatura, define a los haikus como un: Organismo poético muy complejo. Su misma brevedad obliga al poeta a significar mucho diciendo lo mínimo. Su composición es de tres versos, de 5, 7 y 5 silabas respectivamente. Como los míos son bastante malos les dejo el ejemplo de uno de los más famosos. 

El viejo estanque

Una rana salta

El sonido del agua

Matsuo Basho, 1644

Cuando era chico recuerdo que mi padre había viajado a Japón y cuando regresó nos trajo regalos que no podías ni imaginar conseguir en Perú. Estos juguetes nos entretuvieron durante meses, que es bastante cuando eres niño. Mi papá nos contaba que cuando caminaba se le acercaban varios niños y tocaban su barriga, estaba subido de peso. No sabía por qué. Le preguntó al guía y mientras se reía le contestó que eran bromas porque a Buda le soban la barriga para la suerte. Me pareció graciosísimo y, como estoy ahorita, tal vez me pase lo mismo. A él lo salvaba el pelo, yo ya estoy quedándome calvo así que el parecido tal vez es mayor. Igual no suena mal que me confundan con Buda. En Japón el 62% son agnósticos o ateos, el 31% son budistas y solo el 1% son cristianos. A pesar de la enorme mayoría no creyente, siguen atendiendo a sus costumbres por respeto a su historia. En cuanto al cristianismo, han tenido una historia para nada placentera en el lugar. 

A la par de la llegada de los primeros comerciantes portugueses, en el siglo XIV, principalmente la orden jesuita inició sus famosas misiones. La actitud de los japoneses hacia los forasteros, a los que llamaban Anjin, no era muy buena. A muchos les molestaba que introduzcan nuevas culturas. En 1578 se dio un edicto de persecución contra los cristianos. Al menos 5500 fueron asesinados y un caso de crueldad que quedó marcada en su historia se dio en 1597. 26 cristianos fueron ejecutados, crucificados en la cima de una montaña en Nagasaki, ahora son conocidos como los 26 mártires de Japón. No todo es impecable en su historia. En las guerras con Corea y China también cometieron atrocidades que son recordadas hasta el día de hoy.

La mayor influencia japonesa que he recibido viene de los animes. Muchos de ellos están ambientados en eras japonesas y, al ser una expresión muy propia de ellos, están plagadas de formas de pensar, folclore y valores de su cultura. No solo eso, algunos muestran su perspectiva de occidente. No hay que olvidar que su historia, ramas académicas y filosóficas son distintas desde el inicio de las civilizaciones. Desde el lenguaje, no usan letras y se lee de derecha a izquierda. A nosotros nos parece una locura. Si pensamos solo en el lenguaje ya es una diferencia abismal. Nuestra realidad depende casi directamente del lenguaje, la sintaxis y todos sus ámbitos determinan en gran medida el pensamiento. Es solo una idea, pero me imagino que cada lenguaje desarrolla el cerebro de distintas maneras. Por eso aprender lenguas es como abrir una puerta nueva hacia el conocimiento. A eso voy y espero absorber todo lo que pueda de este mundo totalmente nuevo. Cada estímulo va a ser nuevo. Es una prueba que ya quiero comenzar, tratando de mantener la mente lo más porosa posible. 

En fin, todas estas cosas he estado pensando a pocos días de irme. Llegué a la conclusión de que tengo que ir con la mente en blanco. Sin futuro y sin pasado, solo hoy día. De esta manera siento que aprenderé lo máximo posible. Siempre me costó tener la mente así, pero es hora de probarlo. Ser niño y adulto a la vez. Solía ver los viajes como enfrentamientos a mí mismo, pero en éste quiero verlo como una compañía. Tal vez pueda encontrar sorpresa incluso el ver un pétalo caer. 

Es imposible negar la existencia de actividades, acciones y sucesos que no se pueden explicar por la ciencia y permanecen eternamente en un misterio. Tal vez lo más atractivo y tentativo de la veracidad de esta lógica es que el progreso del conocimiento fáctico y, también, espiritual depende de esta búsqueda sin fin en la que obtener un final epistemológicamente absoluto es imposible. Nunca podremos explicarlo todo, ni en siglos o milenios por venir. En el folclor de muchas culturas se lo atribuyen a espíritus, seres que en algún momento tuvieron vida y no encontraron descanso, incluso, a demonios o maldiciones. Pero qué tan contrastable es eso con la experiencia propia de estas situaciones. Yo no creo en dios, pero si en un desarrollo espiritual personal y por lo tanto acepto su lugar en la realidad. Desde niño me tentó el ocultismo, las historias de terror, la demonología y todo este mundo que se encuentra bajo el telón ante una mirada simple. Tal vez esto nace del lado materno de mi familia que está lleno de vacíos de las que no recibo respuestas para rellenarlos, como si hubiera algo oculto. Después de todo hay que tener cuidado con la macumba como aconsejaría mi abuela Mamamora.

Es extraño escribir respecto de estos temas considerándome a mí mismo alguien sumamente racional, pero a lo largo de mi corta vida he presenciado una que otra experiencia paranormal y presenciar estas anomalías me ayudaron a conectarme conmigo mismo y a reprogramar el sentido que le doy a la cotidianeidad. Al parecer, esto no es algo nuevo en mi familia, como ya mencioné anteriormente, por el lado de mi madre aparentemente sucedieron cosas extrañas.

Hay que tener suerte, pero en los días que mi abuela se pone conversadora puede soltar uno que otro dato. Lo que no hay duda es que el animismo y esoterismo está presente en esas ramas de mi árbol genealógico. Dentro de esto hay anécdotas graciosas y otras de temer. Por momentos, cuando recuerdo las palabras de mi abuela siento que es mentira o que yo mismo lo he inventado, pero aparentemente cuando mi madre y mi tío eran niños, algún sujeto desagradable y malintencionado arrojó dos sapos, al jardín donde vivían, y en sus paladares tenían fotografías de los dos hermanos incrustadas con un alfiler. Suena espantoso y si es verdad, no puedo imaginar el terror de mi abuela. Felizmente es fuerte y conociéndola tomó una que otra medida mística.

Francisco Tafur

Desde hace unos días, debido a mi inminente viaje a Japón, me puse a leer historias y cuentos de terror de la tradición japonesa y me di cuenta de que hay narrativas arquetípicas que se van repitiendo a lo largo de distintas culturas: el caso de la llorona o la muñeca embrujada, etc. Recuerdo cuando leí los tomos completos de Lovecraft y Édgar Allan Poe, y también cuando en mi infancia este tipo de relatos me llenaban de una sensación bastante particular donde se generaba una extraña mezcla de la inocencia, la curiosidad, el miedo y, tal vez, un poco de voluntad de aventura infantil. Lo que llama más mi atención es cómo ahora, ya adulto, ante estas situaciones sigo sintiendo exactamente lo mismo.

Nunca fui de tenerle miedo a lo sobrenatural. De hecho, cuando éramos chicos quien bajaba por agua a la cocina a oscuras era yo y quien se pasaba a mi cama en las noches de películas de horror era mi hermano. Yo sentía cierto goce, me encantaba envolverme en leyendas y mitos que me hacían dudar la realidad fáctica. De chico siempre decía que, si se aparecía algún dios ante mí, algún demonio o lo que sea que demuestre la existencia de un sistema paranormal, dedicaría mi vida a su investigación. A ese punto llegaba mi afán por lo oculto. A veces pienso que ver de niño por casualidad El exorcista y Neon Génesis Evangelion me abrieron, a la fuerza, un poco la mente. Una vez que surge una duda existencial, se multiplica.  

Sólo he escuchado rumores de que mi madre una vez leyendo las cartas en su época universitaria le funcionó tan bien que se asustó y dejó de hacerlo. Mi abuela con sus 89 años ha visto distintos tipos de brujería, según lo que me cuenta y sus creencias. A una tía una vez le pasaron el cuy, una actividad tradicional para absorber malas energías, y cuando lo sobaron en su cabeza el pobre animal murió inmediatamente. Está bastante loca. También mi tío me cuenta que de niño solía ver cosas y que de un momento a otro dejó de verlas porque le incomodaban. Y en cuanto a mí, más de una vez me he despertado con Teresita, la ahijada de mi abuela, ahumando mi cuarto para darle una limpieza espiritual. Así que crecí con esta incógnita platónica. 

Francisco Tafur

Tengo anécdotas de chico que se las atribuyo a la imaginación debido a lo niño que era. Todas las mañanas veía a una bailarina pequeña que daba vueltas en uno de los cubículos de un estante del cuarto. Literal veía a monstruos persiguiéndome, pero todo esto es dudoso debido a que en mis recuerdos también vi a Papá Noel volando en su trineo. La imaginación de un niño es de lo más extraordinario que existe.

Ya un poco más grande me di cuenta de que en la casa, esporádicamente, se escuchaba el piano y el único que sabe tocarlo es mi hermano. A veces, parece que alguien te está llamando y cuando vas a preguntar no es nadie. Durante mi adolescencia aparte de un tarro de leche que se cayó sin razón alguna; lo más cercano al misticismo qué he estado fue cuando jugué la Ouija con unos amigos en tiempos de secundaria. Éramos cinco y jugamos cinco veces, es como una adicción porque te mueres de miedo y una vez acaba la ronda vuelves a poner el dedo sobre el vaso casi sin pensarlo. De las sesiones que tuvimos hay tres de las que puedo pensar que era una broma de mis amigos. Las otras dos que sólo jugué con uno de ellos, el más cercano, donde nos comunicamos aparentemente con una víctima de Sendero Luminoso fue demasiado real y me cuesta sospechar de su falsedad.

En fin, todas estas cosas podrían ser atribuidas a una imaginación infantil. Sin embargo, hace unos años, ya adulto, viví lo que llamo mi mayor aproximación a un ente inexplicable. Tenía 27 años y un día sacando a pasear a Gruñón, mi antiguo jack russel, con un amigo, fue que sucedió. En la oscuridad de la sala, camino a la puerta, nos detuvimos los tres casi por instinto. Yo que estaba por delante frené para dejar pasar una gigantesca sombra deforme, brillante y, a la vez, de una oscuridad profunda, que finalmente nos adelantó. Apenas salí de la casa volteé a preguntarle a mi amigo y antes de formular la oración, él me mira y me pregunta ¿qué fue eso? Dentro de todo, la experiencia fue positiva: no hubo miedo, no hubo conflicto y fue todo bastante armónico, pero me quedé pensando unas semanas en lo vivido y en buscarle explicación. Lo cual fue imposible.

Francisco Tafur

No es necesario entender todo y sobre todo es peligroso obsesionarte con intentar hacerlo. Probablemente sea una de las peores obsesiones. El simple hecho de ser humanos con una programación orgánica determinada nos hace estar limitados tanto por el lenguaje como por sentidos físicos. Debido a esto siempre van a existir fenómenos paranormales. El no poder entender todo es parte de nuestra naturaleza. Recomiendo explorar un poco este tipo de cosas, pero no es nada necesario. Depende de cada uno si se divierte con eso o no. A mí me parece divertido y me gustaría volver a vivir situaciones similares. Tal vez, algún día me anime a jugar la Ouija de nuevo, pero que mi abuela no se entere.  

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brujería, cartas astrales, crónica, demonología

«¡Hay que trabajar, hay que aprender, hay que comer, hay que descansar y hay que jugar!» Esas fueron las enseñanzas que el maestro tortuga, el inmortal y pervertido Roshi les enseñó a sus estudiantes Goku y Krillin con más de 300 años. Dragon Ball y Dragon Ball z las creaciones originales del famoso mangaka (quien escribe mangas), Akira Toriyama estaban llenos de este tipo de misterios y lecciones que nos van a acompañar, probablemente, toda la vida a quienes crecimos junto a sus personajes. 

Francisco Tafur

El primero de marzo de este año, murió el sensei Akira Toriyama y como es costumbre en la tradición japonesa, el funeral se mantuvo privado una semana para, después de eso, recién anunciarlo al público. Lamentablemente, en este mundo no existen las esferas para revivirlo. Murió a los 68 años y dejó uno de los legados más grandes en todo el ámbito de la ficción. Todo el mundo del anime se puso de luto y famosos creadores de otros mangas le rindieron homenaje, he visto más de 20 videos en honor al gran Akira. Es necesario explicar un poco su relevancia para quienes no pertenecen al mundo otaku.  

El anime tiene distintos tipos y el más expandido y vendido es el Shonen. La traducción de la palabra es «joven» y, como indica el nombre, se trata de animes juveniles cuyo enfoque se da en la amistad, peleas y un buen personaje carismático, glotón y un poco tonto que da todo por proteger a quienes quiere. Es fundamental para este tipo de anime. La existencia de Dragon Ball influyó en casi todos los animes que vinieron después y ahí recae parte de su gran importancia. Ni Naruto, One Piece, Bleach, Pokemon, y otros nombres reconocidos hubieran existido sin la aventura de Goku, que tuvo su primera publicación en 1985. Todos los protagonistas de estos animes tienen algo de él. Sus ganas de pelear, su hambre insaciable, su sonrisa ante todo, pelos raros, aumento de poder, entrenamiento duro, un sueño y una mirada poco seria de la vida que les permite desarrollarse plenamente. 

El boom de esta serie fue tan grande que se ven fanáticos en todas partes del mundo. En Perú basta con estar en el tráfico unos minutos para ver varios carros con stickers del programa. Cuando nací ya transmitían la primera parte, con un Goku gordito y enemigos que se limitaban a la Tierra, en los canales nacionales. Lo comenzamos a ver de muy niños y el ejemplo del experto en artes marciales se incrustó en nuestras personalidades. Siempre acompañados por el ejemplo de superación, diversión y una particular visión de la amistad. Todos queríamos ser como aquel extraterrestre con peinado loco que entrenaba sin parar y con la capacidad de admirar incluso a enemigos. Acá les dejo algunas frases suyas para comprender su personalidad. 

«Puede que haya perdido todo, pero jamás dejaré de pelear por lo que creo»

«El poder viene de una necesidad, no un deseo. Tienes que crear esa necesidad»

«Eres un ser increíble, diste lo mejor de ti y por eso te admiro. Pasaste por varias transformaciones, fuiste tan poderoso que todos nosotros te odiamos»

«Vas a tener batallas duras y habrá dolor, pero eres un verdadero guerrero, así que levántate. Pelea y gana»

Francisco Tafur

Queríamos parecernos a él. Incontables veces intenté, junto con mi hermano, concentrar la mayor cantidad de ki, energía vital, para poder hacer un Kamehameha, el poder más icónico de la serie que toma el nombre de una calle en Hawái. Akira Toriyama adoraba poner nombres raros y divertirse junto a su audiencia. Intenté aún más veces convertirme en super saiyajin, la transformación de Goku cuando lograba liberar todo el poder de su raza extraterrestre al usar la furia y emociones fuertes como alimento. Su primera transformación es considerada una de las mejores escenas animadas de la historia. Era imposible no enamorarse de su personalidad y tomarlo como ejemplo a seguir, su voluntad inquebrantable motivaba y sigue motivando a niños y niñas de todo el mundo que luchan por sus sueños. No hay disparates cuando se habla de sueños. 

Hace no mucho leí la noticia de un niño que sobrevivió el ataque de 400 abejas africanizadas por la voluntad de Vegeta, el príncipe de los saiyajin. Andrew Kunz, el niño, declaró que solo tuvo que canalizar todo su ki para soportar el ataque crítico. Cuando se presentó a una reportera le dijo: «Soy Andrew, pero puedes llamarme Vegeta «. Cuando vi la noticia me emocioné y sonreí pensando que no existe edad para el heroísmo y que el poder de la ficción es inconmensurable, al punto que trazar una línea divisoria con la realidad a veces se me hace difícil. Al igual que ese niño yo también sigo pensando, ante situaciones difíciles: ¿Qué haría Goku? ¿Qué haría Vegeta? ¿Qué haría Piccoro?

Francisco Tafur

Recuerdo claramente cuando en secundaria, primero o segundo, me dieron un informe de notas en el que había jalado 3 cursos. En ese momento me invadió la pregunta y me eché a reír a carcajadas mientras el profesor me veía con decepción. Desde ese momento las notas ya me parecían nimiedades y estaban alejadas de lo que considero mi sueño. Decidí conscientemente actuar como lo hubiera hecho Goku. Se presentó un problema, que para el pequeño terreno que es el colegio, era de gravedad. Tal vez querían que muestre arrepentimiento o haga promesas vacías, no era lo mío. Había solución y ante adversidades es mejor solucionarlo con una sonrisa que entrar en un torbellino de culpa y preocupación. A esa edad mi obsesión con el personaje era tan grande que mi peor pesadilla fue ser él, pero no poder volar ni tener poderes. Probablemente era yo mismo diciéndome que tengo que superarme yo mismo y usarlo a él como ejemplo, no que soy él literalmente. 

«Sentí que trabajar en una oficina desde la madrugada era imposible para mí. De todos modos, quería liberarme de ese estilo de vida lo antes posible. Quería tomármelo con calma «

«Estoy volando por el asiento de mis pantalones, sin pensar en lo que está por venir»

Akira Toriyama

Esa era la manera de ser de Akira Toriyama y lo transmitió perfectamente en su historia descabellada que mantenía a todo ser pegado frente al televisor por horas. Siempre después de volver del colegio, ponía los DvDs de la serie y las veía hasta el anochecer. Una vez que terminaba toda la historia, volvía a poner el primero de los discos para comenzarlo de nuevo. Fue por mucho tiempo mi refugio infantil y me ayudó a forjar una personalidad con la voluntad de ayudar a quienes no pueden solos, aunque nadie lo puede, y de admirar distintos tipos de fortalezas. Gracias a eso tuve una infancia rodeada de amigos y cariño por todos lados. 

Akira Toriyama ha muerto pero su historia se mantendrá viva en nuestras actitudes y comportamientos. Goku vivirá eternamente en la mente de los niños y niñas que lo vean. Siempre recuerden sonreír ante el fracaso y caídas que con calma siempre es posible levantarse. Parte de sus enseñanzas principales es la de nunca rendirnos por más difícil que se ponga la situación, encuentra un sueño, aférrate a el y por mas que el mundo te dé la contra sigue para adelante con los puños. Muchas gracias, Akira Toriyama, ahora es nuestro turno de cuidar de los guerreros Z.

Francisco Tafur

 

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Akira Toriyama, Goku, Kamehameha

Durante el vuelo de tres horas hacia Colombia pensaba en García Márquez, Botero, Shakira y en los futbolistas de enorme calidad que tiene y ha tenido a lo largo de su historia. Dejé de lado, inocentemente, los estereotipos típicos que ahora rondan alrededor de este país. Siempre he tenido una mirada particular respecto a los estereotipos. Si bien llevan a conclusiones aceleradas y alimentan prejuicios, es verdad que a veces pueden servir de atajos. Pero es peligroso pensar que detrás de ellos se encuentra una verdad o conocimiento fáctico. En fin, me llevé varias sorpresas en mi visita a Bogotá y no todas buenas por más linda que es esa ciudad. 

Viajé con un amigo y después de cruzar migraciones, donde creyeron que mi DNI era falso, comenzaron los hechos de naturaleza extraña y turbia. Lo que hayan tenido dudas de mi DNI lo entiendo, aún tengo el antiguo, azul, que parece una lámina hecha en Polvos Azules y que falsificarlo no debe ser muy difícil. Salimos rápidamente y afuera un taxista nos llamó. Nos acercamos y decidimos ir con él a nuestro hospedaje. 

—Conmigo pueden conseguir de todo —nos dijo mientras nos acercábamos al estacionamiento.

—¿Todo? —le pregunté pensando que estaba bromeando.

—Cocaína, marihuana, mujeres, lo que quieran —siguió.

—La coca peruana es mejor —le digo riéndome, siguiéndole lo que pensé que era un juego.

Llegamos al estacionamiento, dentro del aeropuerto, y ahí mismo nos enseñó la marihuana que nos quería vender. Parecía mentira. No podía creer que ni siquiera habíamos salido del aeropuerto y ya pasaban ese tipo de cosas, en el momento me causó entre gracia y confusión. Dijimos que no y nos subimos a una van maltrecha donde nos esperaba un taxista de pelo largo. El otro sólo dirigía a los turistas a los carros. Subimos porque estábamos apurados por conocer la ciudad. Durante el camino el taxista se prendió un troncho gigante que duró todo el viaje. No era muy lejos, pero es la ciudad con más tráfico que he conocido, después de Lima, así que tomó un tiempo. No tengo nada en contra de fumar marihuana ni que la gente consuma lo que quiera, pero sí me sorprendió la facilidad para acceder a eso. Repito, no habíamos ni llegado al hospedaje. 

Después de llegar y dejando atrás ese momento extraño de bienvenida fuimos al centro de la ciudad. Bogotá es hermosa, está rodeada de montañas boscosas a la vista, calles en relieve, restaurantes y cafés agradables y la gente bastante buena onda con los turistas. Lo primero que hicimos fue ir al Museo Botero, que para mí es el mejor museo de arte que he ido en Latinoamérica. Fernando Botero fue uno de los más reconocidos pintores del continente, murió el año pasado en setiembre, dejando como legado su inmensa obra y también su colección privada. Caminamos entre sus famosos cuadros de retratos y objetos con la particularidad de que todos son regordetes. También varias de sus esculturas de cobre se encontraban ahí. En el segundo piso de esta casona, que se encuentra en el barrio de La Candelaria, había obras de artistas reconocidos de todo el mundo. Encuentras a Picasso, Klimt, Kokoshka, Matisse, Degas, Miró, Chagall, Dalí, Francis Bacon, Lucien Freud y otros nombres que desconocía. 

Francisco Tafur

Luego de almorzar una bandeja paisa, plato típico de Colombia, que personalmente no me gustó, fuimos al museo de oro. Como siempre digo, nosotros los peruanos tenemos una maldición gastronómica porque estamos acostumbrados a comer rico en casa y en la calle, entonces cuando viajamos es difícil sorprendernos con sabor. Otra muestra impresionante. Artesanías prehispánicas y preincas, todas de oro. Y la museografía es excelente. Ya quisiéramos tener en Lima ese nivel de museos, sin contar el museo Larco que cuenta con una puesta de alta calidad. 

Regresamos y nos quedamos tranquilos porque al día siguiente teníamos una excursión a las 8 de la mañana. En la esquina había una tienda Oxxo y fuimos a comprar coca colas y chocolates para ver algo antes de dormir. En solo esa cuadra había como 5 sex shops y en los pocos pasos que dimos nos persiguieron cuatro tipos desagradables que ofrecían prostitutas. Tuvimos que ahuyentarlos prácticamente a gritos porque su nivel de insistencia era incomoda. Felizmente, ya no soy el joven explosivo que era, sino quién sabe cómo hubiera acabado. Un hombre gigante y gordo en terno abrió una puerta invitándonos a entrar a lo que asumo era un prostíbulo clandestino. No hicimos caso y seguimos de largo. Es una ciudad preciosa que en las noches se embarra de un hedonismo turbio. Mi opinión sobre la prostitución no es positiva, nunca he participado de esa actividad y me parece que cuando la gente lo hace aporta, indirectamente, a un mundo oculto a la vista. Donde mafias, trata de personas y maltrato a la mujer son algo cotidiano. Por eso recomiendo pensar un poco antes de vincularse a este tipo de prácticas. Somos humanos justamente porque podemos ir en contra de tentaciones naturales que arruinarían lo que conocemos como sociedad. 

Francisco Tafur

Al día siguiente partimos, en un camino de poco más de una hora, hacia Zipaquirá donde se encuentra la Catedral de la Sal ubicada en lo que una vez fue una mina. Una vez detenida la actividad minera se organizó un concurso de arquitectura para ejecutar una obra en el lugar. El proyecto del arquitecto bogotano Roswell Garavito salió escogido y ahora es considerada como uno de los mayores logros arquitectónicos de la historia colombiana. El recorrido simula el viacrucis, el camino de Cristo cargando la cruz hasta ser crucificado. 

Yo no soy religioso, pero la imponente arquitectura del lugar te llena de energía inmersiva. Parece que estás adentrándote a un terreno divino. Al no ser cristiano, las cruces para mí son un símbolo más del montón así que lo vi como una aventura similar a la de un videojuego. A cada paso vas descendiendo cada vez más por la mina, hay altares con cruces de piedra, sal y mármol, que representan los momentos más icónicos del acontecimiento bíblico. Yo sentía que estaba en una mazmorra superando etapas hasta llegar al escenario final. Me imaginaba en una épica digna del Señor de los Anillos. La iluminación del lugar es precisa y cada parada parece sacada de un cuento. Al finalizar te encuentras con una rampa que se dirige a la catedral. Una enorme cruz de 16 metros de alto se encuentra en el altar, va cambiando de color por la iluminación. Las iglesias tienen un poder especial para hacerte sentir diminuto, pero en ésta si eres reducido a nada. Veas por donde veas, entiendes que no eres más que un pequeño ser vivo rodeado de estructuras inmensas y que si tuvieras la necesidad de escapar de ellas no habría nada que hacer. 

De regreso, paramos en el icónico restaurante Andrés Carne de Res. El restaurante es una locura, hay bicicletas, objetos antiguos, carteles, de todo, colgado del techo. Comimos unas carnes a la pimienta rodeados de meseras que hacían shows para entretener a los clientes. Música, comida y diversión combinado en dosis perfectas. El taxista que nos llevó nos comentó que lo que ahora es un gran emporio gastronómico comenzó siendo un ranchito alquilado que vendía ternera a unos pocos clientes esporádicos. Otro dato que me pareció que habla bastante de la calidad de Andrés Jaramillo, dueño del lugar, es que para trabajar en ese lugar tienes que ser estudiante universitario y es así por la intención de ayudar a los jóvenes que necesitan trabajos para mantener sus estudios. Me causó simpatía y ganas de entrevistar al señor Andrés. Llegamos nuevamente a la ciudad de Bogotá como a las cinco de la tarde agotados, pero increíblemente satisfechos por la excursión. 

Francisco Tafur

El ultimo día, fuimos en la mañana, antes de nuestro vuelo a Cartagena de Indias, al cerro Monserrate. Aplazamos nuestra visita hasta el lunes porque nos comentaron que el fin de semana era un tumulto de personas y que la experiencia no se llega a disfrutar del todo. También tuvimos la suerte que justo ese día no estaba nublado. Se sube por un funicular hasta la cima de la montaña y arriba hay un mirador, al costado de una iglesia, en el que puedes quedarte horas sólo viendo el paisaje. Puedes ver casi toda la ciudad y cómo se pierde entre las montañas que la rodean. A diferencia de nuestra sierra que suele ser de montañas rocosas, acá hay árboles por todos lados. Por momentos me confundía y sentía que estaba en una zona de selva en lugar de sierra. Paseamos por un mercado que también se encuentra en la cima y finalizamos nuestras actividades en esta ciudad. 

Francisco Tafur

Siempre había querido conocer Bogotá y me queda en deuda sólo un lugar que es la laguna de Guatavita. El tiempo no me permitió conocer este lugar donde la leyenda cuenta que un antiguo Cacique tiró un montón de oro para protegerlo de los españoles. Según la leyenda todo aquel que intente sacarlo es víctima de una maldición. Definitivamente, ya volveré algún día para terminar de conocer la ciudad y otros lugares de Colombia que no conocí, como Medellín. Nos tuvimos que despedir de la ciudad para ir a nuestro siguiente destino colombiano que fue Cartagena de Indias.  

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Bogotá, Medellin

Todas las grandes ciudades están compuestas por micro cosmovisiones y grupos con sentido de pertenencia hacia ellas. Hay cientos de planos en el mundo urbano y muchos de ellos cuentan con particularidades que llaman la atención. En esta enorme plataforma de cemento, Lima, se alberga un sinfín de nichos, gremios y comunidades con pactos y contratos sin papeleo, pero tal vez más potentes que la legalidad. Evidentemente, algunos son de niveles conservadores sectarios. La idea es que hay de todo. Los skaters le dieron uso al cemento de Lima y se creó todo un concepto y estereotipo del mundo alrededor de ellos. Yo siempre lo vi como un anarquismo sobre ruedas. Se les asocia con el punk y con un límite bastante flexible hacia la ley. No sé por qué, pero eso es de mi agrado.

Toda mi generación creció viendo a Tony Hawk y su imagen impecable. El creador del truco 900 grados en rampa se volvió una leyenda del deporte, de esos que lo conocen hasta las abuelas y gente que no está al tanto de esa práctica. Esporádicamente aparecen estos personajes. Nosotros crecimos jugando TONY HAWK PRO SKATER, uno y dos. El boom era tan grande que esos videojuegos son considerados joyas de las consolas. Nos juntábamos entre varios amigos y pasábamos toda la tarde y noche pegados al televisor, divirtiéndonos con el juego de skate del Playstation 1

El ahora deporte olímpico, donde Ángelo Caro representó al Perú y quedó quinto puesto del mundo, comenzó a verse por las calles limeñas desde los 70s, las tablas tenían otra forma y se practicaba básicamente en rampas. Es después que la modalidad STREET, callejera, fue ganándole terreno al VERT, rampa.  Lo que antes eran juguetes de niño se volvieron la herramienta de rebeldía más significativa para este grupo disidente. Los que se deslizan entre las rutas que adoptaron el slogan mundial de SKATE OR DIE, patineta o muerte; eso nos ayuda a entender el estilo. Para conocer la historia de este deporte recomiendo la estupenda película Lords ofDogtown que cuenta con actuaciones, elenco y banda sonora precisa y de alta calidad.

De chico me aventuré a aprender a montar, primero con amigos y luego en el Skatepark de Miraflores que estuvo en riesgo de ser clausurado absurdamente hace unas semanas. Tonterías de la alcaldía de Miraflores. Otro lugar miraflorino donde se desarrolla esta sociedad suburbana es en Larcomar, tiene lugares para montar y lo usan como punto de encuentro. De chico me asustaba un poco ya que ves de todo. Drogas, gente excéntrica, alcohol y una hermandad bastante conmovedora, llega a ser tierna, ahora que lo veo en retrospectiva. Diría que la peligrosidad es solo cuestión del prejuicio sobre la moda que utilizan: loca, llamativa, ruda y atractiva. De algo que estoy seguro es que gente rechazada por su rareza, género y etnia se siente cómodo en este lugar. Dentro de sus reglas no escritas se encuentra la inclusión.

Regresando a mi experiencia, era pésimo. Podía trasladarme en la tabla con tranquilidad, pero saltar gradas me daba pánico y los trucos que intentaba siempre terminaban en caídas. Recuerden que es sobre cemento. Mi corta vida de skater terminó cuando intentando hacer una pirueta sobre una grada me fracturé el pie. Tresmeses con yeso. Gané amigos duraderos que pertenecen a este ambiente con los cuales hablaré.

Me reuní con Renato Silva, Gino Schettini y Salvador Canales: el Bomber Maniac y el Full Loco son sus apodos respectivamente; Gino es solo Gino. Me cuentan entre cervezas que en la calle los llaman por sus apodos como si hubieran sido bautizados por esta comunidad underground. Son destacados ejemplares del deporte y conocen ese mundo a profundidad, ya que montan desde la adolescencia temprana.

Apenas entraron a mi casa me di cuenta de su calidad como personas solo por cómo trataron a mis perros, parecían volverse niños junto a los canes y uno de ellos es un pitbull de 55 kilos. Me generó gracia verlos jugar con los animales. De un momento a otro alguien prendió un troncho de marihuana y comenzó a rotar. Comenzamos a hablar sobre quien era goofy y quien regular, el primero significa que montas con el pie derecho adelante y el segundo, al revés.

Francisco Tafur

Nos abrimos otra ronda cervezas, prendimos unos cigarros y les pregunté sobre qué sentían al montar, cuando ya estaban subidos sobre las 4 ruedas.

Personalmente es como una especie de desfogue, te olvidas totalmente de todo, como si entraras a otro mundo. comenta Bomber, quien era el único que tomaba agua.

Gino respondió algo similar, pero referido a los trucos. Para explicar, en la modalidad de skate callejero: encuentran un lugar, sean gradas o tubos e intentan un truco sobre eso. Los intentos pueden durar días o semanas. Salvador hizo referencia al estado de ánimo, mencionó, luego de unos sorbos de chela, que si no se encuentra en un buen estado anímico afecta su desempeño. Todos coincidieron que cuando los trucos salen se siente éxtasis, una sensación de euforia excesiva.

¿Qué opinan de la asociación del deporte con el malvivir, drogas y malas juntas? pregunté antes que me llegue la antorcha que habían armado

Lamentablemente, se asocia a la industria con eso y no es gratuito. De hecho, ha ido empeorando. Antes ibas a Larcomar y aprendías de los mayores. Ahora aprovechan de que el skating es cool y puedes llegar a ver a gente drogándose o chupando frente a niños. En realidad, no me opongo a que se pueda tomar en espacios públicos, pero una de las peores cosas es que no limpian y eso genera una mala imagen. Fuman con la pana y alimentan ese prejuicio. Nosotros lo vemos como diversión o un momento de paz, pero hay otros que lo ven simplemente como un accesorio para llamar la atención y desmedirse,respondió Salvador o el Full, que ya iba por el cuarto cigarro. De tabaco vale añadir.

Francisco TafurFoto: Francisco Chavez

Yo ya un poco movido por las cervezas quería entrar en temas más incendiarios: ¿Cómo es la relación con los policías o autoridad?

Es picante, de vez en cuando se ven enfrentamientos. En pandemia fue peor. No solo porque no podíamos salir a montar sino porque la autoridad se ponía más dura, una vez que permitieron ciertas actividades. Yo vivo por la FAP y me daba miedo ir a montar por los militares. Hay situaciones en las que el serenazgo o policía se acercan pedantes y de mala gana y se genera conflicto. Pero no es el caso de todos los policías. Te ven raro y te tratan diferente según como te ves. A mi antes me trataban feo y ahora que me auspician tengo nuevas zapatillas y nueva ropa, no me dicen nada. Como es un deporte que no discrimina clase social ni nada, me molesta esa actitud. Puede entrar quien le dé la chucha gana. Entonces sí se ve discriminación de parte de la autoridad. Igual existe una especie de pacto no legal que normalmente se respeta. Pero me sigue pareciendo injusto -resalta Renato, que se mantuvo riendo toda la conversación.

¿Qué hay del deporte femenino?

En el mundo está aumentando y cada vez se ve a más chicas y niñas montando, pero hay una percepción de estancamiento. Pero en general el terreno está mucho más lleno de distintos géneros que antes y eso es bueno.  Otro aspecto positivo es que los skaters antiguos suelen ser amigables y apoyan a los menores, incluso los cuidan agrega Gino.

La conversación derivó en que es importante diferenciar entre el deporte olímpico y el Street. Es totalmente distinto. Angelo Caro ya es considerado leyenda por su posición mundial y por quedar 5to puesto en las olimpiadas de Tokyo. En el skating olímpico se estandarizan los trucos para darle un puntaje, en la calle simplemente haces lo que te provoca y puedes, no hay reglas y eso es el principal atractivo de esta modalidad.

Es una cultura de rebeldía definitivamente, somos un grupo que se unió por no pertenecer al sistema. No tenemos una posición política predominante. Hay de todo y no importa tu postura política. Al no haber reglas, el ambiente se suele envolver en un clima antisistema, eso es definitivo- Yo sonreía hacia adentro ante esas palabras porque me dan gusto estas anti-doctrinas

Francisco Tafur

Después de esta larga y divertida charla sobre skate y más, me quedo con esto que Salvador, Gino y Renato, que es auspiciado por Volcom y Nike, me compartieron: es un deporte peligroso, cuando te toca, te toca, puedes tirarte 17 gradas y no te pasa nada. A un amigo se le rompió el brazo y la costilla solo por atracarse con una piedrita. Pero eso también es parte de, sabemos en lo que nos metemos. Nuestra necesidad de botar la rabia y alimentar la furia con este deporte vale cualquier accidente. Es cuestión de dominar a La Bestia. Todos la tenemos dentro y es de doble filo, pero cuando la dominas entras en un estado de Flow en el que todo sale bien. Parafraseo lo que dijeron entre todos.

Al día siguiente, pasé por el skatepark y me quedéviendo un rato. Había niñas y niños aprendiendo, adolescentes rebeldes, adultos con mala pinta y uno que otro padre viendo a sus hijos. Fue encantador y creo que es un deporte que merece recibir más la atención, después de todo somos un país con talento femenino y masculino.  Una vez más me sumergí en una dimensión suburbana que te llena de mundo.

Llevo más de un año escribiendo crónicas semanales y me ha enfermado de curiosidad. No sé si le pase a los demás que relatan sobre momentos y vivencias, pero sueño con acontecimientos del pasado. Una tentación platónica porque a pesar de ser experiencias antiguas, incluso, recuerdos que no presencie, y estos están difuminados. Sin embargo, existe un hambre de expresarlas sobre el papel. Me cuesta elaborar un texto abarcador de algo que no fue vivido para escribirlo. Imagino que la experiencia cambia si tienes el objetivo de describirla. Tengo una lista enorme, pero comentaré las más aproximadas y en las que hubiera gozado soltar la pluma sobre ellas. También, me arrimaré en el tiempo, de lo contrario escribiría sobre los viajes de Marco Polo o de recorrer el Tahuantinsuyo en su máximo esplendor.

Ronaldo Luis Nazario De Lima. El mejor goleador de la historia, en un Brasil y Real Madrid que hacía temblar a quien se le opusiese, llegaba a Lima por una entrevista que le iba a hacer Magaly Medina en su show. Todas sus camisetas, los famosos chimpunes Mercurial que usaba, por la que surgió la marca R9, revistas y posters; lo tenía todo. Era mi ídolo y sigue siendo mi favorito. Fue un boom en Lima, todo el mundo estaba al tanto de su llegada. Mi padre consiguió unos pases para poder tomarnos fotos con él donde se hospedaba. 

Fue uno de los mejores días que he tenido. Hicimos una cola enorme junto a otros niños hasta que llegamos a él. Mis ojos brillaban. Me sorprendió su altura, era imponente. Nos acercamos con la camiseta 9 de Brasil, coge mi hombro y nos toman la foto. Tímidamente, le pedí que me firme la camiseta. Apoyo su cabeza en mi espalda y la firmó. La felicidad me duró semanas, la frente del fenómeno, como se le conoce, había tocado mi espalda. Enmarcamos la foto junto con la camiseta, cuando la vi me llevé una horrible decepción de mi infancia. Un niño de otra familia se había unido a nuestra foto. No sabía ni quién era. Mi foto con Ronaldo fracasó. Eso no fue la peor, la busqué hace unos meses y resulta que la botaron porque estaba vieja, fue terrible. Igual nada superaba haberlo conocido. 

Me hubiera encantado retratar ese momento y registrarlo de manera inmediata, tal vez perdería la magia infantil, pero quién sabe. Otra experiencia con la que se demuestra mi admiración hacia él fue cuando en el estadio, durante un Perú vs Brasil, todo el público le gritaba “cachudo o “gordo”. Yo no quería que él crea que lo estaba insultando, la imaginación de un niño es sorprendente. Me sentía identificado con él porque yo también andaba subido de peso y me quedo con una anécdota suya y Ancelotti, uno de los mejores DT de la historia: El director técnico lo criticaba por haber llegado al club con más de 100 kilos y el astro respondió: —Si quieres goles méteme, si quieres que corra, no. Durante el partido hizo dos. 

Francisco Tafur

Mi padre es periodista desde siempre y de vez en cuando lo visitaba a su trabajo. El ambiente laboral que vi era apresurado, desordenado y con el sonido de tecleos constantes. Recuerdo cuando era chico y mi viejo decía que tenía que escribir su columna, ya de noche, no entendía. Pensaba que tenía algo que ver con su columna ósea. También, cuando me pedía que le lleve el fax. Rarísimo. Según lo que me ha contado, el ambiente era brutal y agresivo. Lo visité cuando trabajaba en Expreso y recuerdo el papeleo infinito, las computadoras enormes y gritos desde todos lados. 

Le pregunté a una amiga periodista, no quiso decir su nombre, sobre cómo describiría el periodismo antiguo: —“En periódicos y revistas eran informales y el sueldo era de hambre, no pagaban a tiempo y te explotaban. Había mucha exigencia a la hora del cierre. El ambiente era caldeado donde los gritos y maltratos estaban normalizados”. Por alguna particular razón me hubiera gustado describir ese ambiente y tal vez experimentar el trabajo, como una prueba de si pudiese aguantar.

Mi otra tentación literaria es escribir sobre un momento más oscuro y, a la vez de liberación. Después de más de una década donde el terror se había apropiado de una nación entera, el 12 de setiembre de 1992, Abimael Guzmán fue capturado, el líder de Sendero Luminoso. Casi un año antes de que nazca. Murió también en setiembre hace dos años. Estaba con mi abuela cuando recibimos la noticia, ella es una devota y cristiana. Verla celebrar la muerte del terrorista me impresionó. Su felicidad me recordó el demonio que representa este sujeto para el Perú. Pensé en cómo habrá sido el ambiente del país el día que cayó. Las casas se deben haber llenado de júbilo y esperanza, que probablemente ya veían perdida. Vivir el declive del grupo terrorista y cómo se recuperaba la ciudadanía debe haber desatado un sentido de euforia colectivo, aunque el miedo no se pierde fácil. 

Pasemos a los hermanos Gallagher y Mick Jagger. Oasis vino y llenó las tribunas con más de 40 mil participantes. Yo tenía el peinado de Liam, con las patillas largas y también vestía de negro. Sus canciones me acompañaban todas las idas y venidas del colegio. Su música me llenaba de ganas de vivir para siempre, haciendo referencia a su canción. Hasta el día de hoy escucho sus canciones cuando busco superación. Lamentablemente, no pude ir al concierto de la banda de Manchester porque aún era muy chico para ir solo. Al día siguiente en el colegio mis amigos mayores me comentaban lo espectacular que fue. Definitivamente es el concierto del que más me arrepiento de no haber ido para poder escribir sobre él.  

El segundo, la legendaria banda Los Rolling Stones, llegó al Estadio Monumental para llenarlo el 6 de marzo del 2016. De más esta decir que verlos fue una experiencia de locos. Veías a grupos de gente mayor que parecía rejuvenecerse. No me orgullezco, pero le dimos unas pitadas de marihuana a un señor que luego se desmayó. Nos sentimos demasiado culpables, pero felizmente apenas comenzó el concierto se levantó. Mick Jagger tenía la energía de un veinteañero a sus 72 años, en ese momento. Keith Richards tocó: Youve got the silver. Era mi canción favorita en ese momento. Fue una locura. Aparte, mi padre es fanático de toda la vida entonces nos pegó su afición hacia ellos.

Francisco Tafur

De vuelta al fútbol, era un ex pelotero empedernido después de todo, pero un momento importantísimo fue la llegada al mundial. Lo de ex es porque hace unas semanas jugué un partido 11 vs 11 y sentí que me iba a dar un infarto o caer desmayado. Parecía tortura. El 16 de noviembre del 2017, estadio lleno, barras por todos lados. Yo con un amigo, vistiendo la camiseta, no parábamos de mover las piernas por la ansiedad. Se jugaba el partido de vuelta por repechaje para llegar al mundial de Rusia 2018. Con gol de Farfán y Ramos le ganamos 2 a 0 a Nueva Zelanda. Las tribunas explotaron, todos quedamos afónicos. He estado en la tribuna popular de la Bombonera y la sensación se le compara. Continuando con el deporte tuve la apreciada oportunidad de ir a Rusia, cuando aún se podía, y ver las dos semifinales y la final. Fue un viaje de puro éxtasis. Debí llevar un diario para escribir cada día. 

Termino este conglomerado de hechos que me coquetean constantemente con una de las principales musas de los cronistas: los viajes. Tengo la suerte de que mis padres nos decían que preferían gastar su plata en viajar que en carros o casas de playa. Tienen mi agradecimiento eterno. Me dieron mundo desde temprana edad. 

Intentar describir el impacto que tuvo la primera vez que Machu Pichu se posaba frente a mí. Comentar sobre Chichen Itzá, Tulum y cuando me empujaron a un cenote congelado. Por primera vez le di sentido a la palabra sublime cuando nadando con tiburones ballena la vi sumergirse y perder su colosal cuerpo en la oscuridad de las profundidades. Pensar que iba a ser secuestrado por unos vendedores en el bazar de Egipto y también entrar en las pirámides. Viajar en un avión tan pequeño que pensé que iba a morir camino a las ruinas de Abu Simbel. El invierno de Praga, donde comíamos embutidos bajo la nieve en una ciudad que te sumerge en un cuento de hadas. Los coffeshops de Ámsterdam junto a mi hermano. Haber conocido Palestina e Israel y entender ese conflicto sin sentido. Caminar entre un cañón para ver la majestuosa Petra. Viajar en carro, por más de 20 horas, hacia Cocachimba en la selva donde se encuentra la catarata de Gocta. Caer bajo el hechizo de Brujas. Sentirme diminuto frente a la Catedral de Colonia. Hedonismo en Berlín. Estos sucesos plagan mi cabeza antes de dormir y nutren mi existencia. Después de todo, estamos formados por recuerdos. 

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Mick Jagger, Ronaldo Luis Nazario de lima

Manejar en Lima es aprender todo un sistema aparte del evidente que cuenta con reglas de tránsito, etc. Todos los conductores de la ciudad han desarrollado el tercer ojo, uno en la nuca y tal vez más. Si no es imposible, puedes terminar consumido por el flujo automovilístico y quedarte, literalmente, estancado. Nunca aprendí a manejar mecánico, de frente automático cuando me llevaban el primer año a la universidad, que aún tenía 17 años. John, mi maestro al volante, me dio una primera lección que hasta ahora no la olvido y la tengo en mente cuando manejo. Estar detrás del timón es como tener un arma me decía. Lo único que impide que te vuelvas loco y atropelles a la gente sin cesar es tu propio control, más allá de querer hacerlo o no. Si pierdes ese control o manejas desmedidamente, efectivamente puede ser letal. Felizmente no me ha pasado nada grave salvo uno que otro choque sin mayores consecuencias. Tal vez, lo peor que recuerdo fue chocar el carro de mi mamá con el de mi papá. Nervios de principiante. 

John me recogía de la Universidad de Lima, cuando estudiaba ahí, y esas fueron mis pruebas de fuego para manejar luego ya solo. Para regresar tenía que entrar a la Javier Prado y cruzar al otro extremo en menos de 100 metros para dar la vuelta en u y entrar al otro sentido de la avenida. Después de varios meses de hacer eso lo logré Aun no experimentaba el temible road rage, furia al volante, por la emoción de las primeras semanas manejando. Iba feliz, con lentes de sol, rock y reggae a todo volumen y una mano salida por la ventana con un cigarro. En ese momento no sabía lo ridículo que me veía, pero no me importaba tampoco. Disfrutaba mi propia ilusión por mi primer carro. 

La segunda prueba para manejar en Lima la tuve en la carretera y Huaylas, la avenida más caótica que conozco. Igual hay un truco para aligerar su tránsito y es ir por el carril del medio. La primera vez, luego de pasar por Huaylas me fui hasta Cerro Azul en el kilómetro 140, mi playa favorita, pero está bien lejos. Me moría de miedo cuando los autobuses gigantes pasaban por el costado a 80 o 100 kilómetros por hora que hacían que mi pequeño carro se sacuda. Como tenía amigos en el carro mi única meta era llegar seguro sin cometer negligencias. Agarré el timón con las dos manos y sin darme cuenta tensé todo el cuerpo. Cuando llegamos me dolía la espalda, parecía que me había quedado en la misma posición. En fin, si puedes manejar en todas las situaciones que he mencionado ya estás preparado para Lima, aunque en esta ciudad no se puede estar ciento por ciento seguro al volante. Ya que para que la viabilidad funcione tienes que contar con los otros pilotos y eso se sale de tu control. 

Cada vez más autos; mayor contaminación y gasto económico improductivo, retrasos en cargas; la segunda ciudad con más tráfico del mundo; se pierden 68 horas extras al año; renovación de vías fuera de la vista; el tiempo medio en hora punta es de 30-60 minutos; según la pérdida de productividad el tráfico genera un costo de 2 mil millones de soles anuales; San Juan de Lurigancho y Ate tienen los peores resultados de contaminación por autos; mal empleo de semáforos y vías mal comunicadas y un paupérrimo trabajo de la PNP en el área de tránsito.

Esta semana salí en San Valentín por el cumpleaños de un amigo y el regreso fue espantoso. Sumado a que vivo en Barranco y se ha vuelto un infierno por su mala viabilidad. Miraflores estuvo pesado, pero avanzaba. Tranquilo en el carro enano de mi madre, un Fiat 500 de hace 10 años, escuchando Oasis y cantando. Llegando al límite con Barranco hasta bajé el volumen para pensar bien qué hacer. Era una estampida de carros que quería ingresar al distrito

Me puse nervioso porque hace dos años que no manejaba en estas circunstancias. Entré en modo tráfico: preparado para unas cuantas mandadas de mierda, meter carro y no dejarse intimidar por los micros de los que vale la pena recalcar su salvajismo. El diminuto carro no es una buena herramienta para las circunstancias, nadie te respeta y se meten como si fueras un triciclo. Antes sí caía en la tentación de pelearme sin límites. Ahora ya soy más relajado felizmente. Si quieres conocer la verdadera cara de un peruano míralo manejar. Muestran lo peor de cada uno. Simplemente no hay respeto y es la ley de la jungla. Por alguna razón la gente cree que se trata de competir y en el caso de los hombres parecen jugar a ver quién la tiene más grande. Bueno, qué se puede esperar de un país con la masculinidad frágil.

Las parejas de mis costados comenzaban felices, parecían coquetearse. Bastaron 20 minutos y ya se estaban peleando. Las motos locas se meten entre los carriles. Los típicos falsos bravucones que creen que pueden hacer lo que quieran por tener camionetas gigantes que no sirven para nada acá. Yo los cerraba a propósito con mi carro de un metro. Me molesta cuando se meten en partes de la ciclovía o se creen vivos por adelantar por donde no se debe. Unas 5 peleas de carro a carro. Nunca llegan a nada, pero es divertido verlas. Lima está mal de la cabeza, pero tiene su gracia.

Cuento dos anécdotas para entender un poco como se rige la psique colectiva del tráfico. Estaba bajo el sol y puse mi carro para que un camión no pueda adelantarnos en contra. Ojo que mi comportamiento infantil también entra dentro del análisis. Se puso a mi lado de alguna forma y me comenzó a insultar. Le expliqué y me contestó: ¿acá dónde está la autoridad? Me quedé pensando y es cierto, en las calles la policía y quienes deben regular están ausentes, en la propia capital. Me quedé sin palabras e igual me quedé ahí, sin moverme. Era conflictivo

La otra se dio cuando vi cómo un policía estaba manejando borracho, su compañero con una cerveza y prendían la alarma para hacer lo que quisieran. Ya todos vimos el video viral de un policía persiguiendo a otro para multarlo. En eso se basa nuestro tráfico. En una carrera sin reglas sin la noción de mi primer aprendizaje: manejar es como tener un arma. Lo olvidaba, me demoré 1 hora y 20 en llegar a mi casa. 

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barranco, caos, Tráfico, transporte limeño

Después de muchos viajes y mi experiencia en mi propia ciudad puedo decir que el calor no es lo mío. Prefiero mil veces el frio, así sea intenso y tenga que abrigarme con lo que encuentre. Según mi memoria, no tengo recuerdo de sentir Lima así de caliente.

El calentamiento global es innegable y no entiendo cómo aún hay gente que defiende la postura de que no existe. El argumento que usan los que están en contra es que el planeta se está calentando hace tiempo, pero ese no es el problema. El problema es la rapidez con la que se calienta, eso es lo que ha aumentado significativamente debido al uso excesivo de combustibles fósiles. En julio del 2023, luego de que se registrase el mes más caliente en los últimos 120 mil años, el secretario de las Naciones Unidas anunció que la era del calentamiento global había acabado para dar inicio al Global Boiling. Mientras el primer término se refiere a la rapidez del calentamiento, el segundo se enfoca en la potencial aparición de olas de calor bruscas que ponen en peligro a las fuentes de agua, la biodiversidad y la salud de los humanos. Ya no es difícil imaginar ciudades enteras afectadas y gente muriendo por golpes de calor. 

Este calor es insoportable, no se puede comer ni dormir tranquilo debido a la temperatura. Cuando tenía 12 años viajamos a Roma con mi familia y se me quedó grabado en la memoria el calor calcinante, jamás imaginé que en Lima llegáramos a sentir algo parecido. Fuimos a una misa al aire libre en el Vaticano dada por el papa Juan Pablo II, que ya se encontraba en sus últimos años. La gente se echaba agua en la cabeza para poder soportar el calor, yo no entendía cómo el papa podía estar en ese calor y con toda esa ropa encima. Yo y mi hermano íbamos a hacer una cola para acercarnos y besar su anillo. Yo me negué porque pensé que me iban a hacer hablar frente a todos, no sé porque, pero pensaba eso. Mi abuela fue en mi lugar, en ese momento tenía casi 70 años, y bromeábamos con que iba a salir en las noticias que una señora peruana se desmayó en el regazo del papa. Nunca fui religioso extremo, nunca me aprendí ni el padre nuestro ni el ave maría, pero sí creía en Dios. Por esos años, aproximadamente, me arrimé más al pensamiento de mi padre y me volví ateo. Ahora mi abuela tiene 89 años y me da miedo cuando sale al sol porque a esa edad puede ser letal.

Lo peor es que las consecuencias que temíamos hace una década ya no son prevenibles, lo más probable es que ocurran. Las metas propuestas por las Conferencias de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP, no se cumplieron y ahora vamos a ver las consecuencias. Es probable que dentro de 10 o 15 años el mundo sea totalmente distinto. Ciudades inundadas por el aumento del nivel del mar, escasez de agua potable, problemas alimenticios en todo el mundo por problemas de agricultura y más. Pero a las potencias parece no importarles y siguen con sus actividades inconsecuentes. De hecho, le agregan más riesgos a la humanidad, ya no sé qué va a ser primero: una guerra nuclear, la inteligencia artificial salida de control o el calentamiento global. Espero que ninguno, pero es el temor que se siente en las personas. 

Otro viaje donde el calor se quedó grabado en mi memoria fue en Egipto con mis tíos. En ese momento aún se podía ingresar adentro de las pirámides. Fue alucinante. Aunque entre el calor y el miedo a que nos dejen encerrados ahí no pude disfrutar mucho. Ya más grande, con mi hermano en Florencia, subiendo a la cúpula de la catedral habré bajado un par de kilos solo por sudar, estaba empapado. Mi hermano me sigue molestando con eso. En ambos viajes estamos hablando de temperaturas mayores a 40 grados. Y en ambos viajes el gusto por la historia hacía que el calor sea pasable. Este año, en Lima, se han registrado temperaturas de 36 grados en cuanto a la sensación térmica. 

Mi relación con el sol nunca fue muy buena debido a mi piel sensible. Nunca me bronceaba, bastaban unos minutos bajo el sol para que esté todo el fin de semana con erisipela y luego me pelaba todo el cuerpo. Mi rutina cuando voy a la playa va del mar a la sombra. Si me quedo en el sol siento que me estoy sancochando y sumado a la sal del mar me pueden llegar a salir hasta ronchas de alergia. Igual con este calor es mejor tener el mar al lado, en las ciudades sin mar la gente debe pasarla horrible. Todo esto hablando de Lima, en Piura y Tumbes se esperan temperaturas de hasta 40 grados, esperemos que no se salga de control. La última vez que viajé al norte en el 2020 ya se sentía el calor bastante intenso. 

Ya debería quedar claro para todos que no se trata de una broma y comenzar a ser más exigentes con las medidas para evitar mayores daños por el cambio climático. Aun se pueden prevenir peores cosas, pero si la humanidad sigue el rumbo que está tomando va a llegar un punto en el que ya no habrá nada que hacer. Por el bienestar de las siguientes generaciones y nuestra vejez es necesario hacer algo al respecto.

A kilómetros de altura, viendo las nubes, nevados y el mundo reducido a figuras diminutas desde las pequeñas ventanillas del avión, se crea un entorno de reflexión y pensamiento. Lo llamo trance de avión. Voy camino a una de mis deudas turísticas, que es conocer Ayacucho, y sólo pienso es su historia.

Definitivamente, un terreno golpeado y marcado por estampas de sangre. Desde los Wari, civilización preinca, que era una sociedad militarizada, y sus expansiones bélicas, mantuvieron esa época de guerras. Probablemente la civilización más poderosa antes de la llegada de los Incas. Imposible no pensar en la batalla de Ayacucho que fue la última de las luchas por la Independencia, fue ahí que se consolidó la liberación ante los españoles y ganamos soberanía. Esta provincia sufrió al desnudo una de las etapas más siniestras de la república, Sendero Luminoso nació en Huanta, ciudad del departamento y logró tomar todo el territorio convirtiéndolo en su centro de operaciones y en lo que llamaron zona roja. En tiempos más recientes, el 2022 por una represión policial abusiva murieron 15 personas, incluido un chico de 15 años. Por eso, hace menos de un mes Dina Baluarte recibió un jalón de pelo en su visita al departamento. No sabía qué esperar de Ayacucho, pero todo esto es lo que pasaba por mi cabeza antes de poner pie en uno los pilares de nuestra historia. 

Francisco Tafur

Dejé mis cosas en el hospedaje y partí rápidamente al Monumento del Santuario Histórico de la Pampa de la Quinua. A una hora desde la plaza de Huamanga, capital de la provincia, se encuentra, cruzando el pueblo de Quinua, con U (no es de mi agrado la huachafería pituca de llamarla Quinóa). En esta pampa fue donde se dio la batalla final de la Independenciala de Ayacucho. El camino entre valles y asfaltado serpenteaba rodeado de las flores amarillas de retama que florecen en esta época. De ahí nace la canción y le dedico una de sus estrofas al titular de mi crónica. El huayno, compuesto en 1969 por Ricardo Dolorier, habla de un evento ocurrido en Huanta en el que miles de estudiantes protestaron debido a un decreto del gobierno militar de Velasco Alvarado que pretendía que los alumnos pierdan el colegio gratuito si se desaprobaba algún curso. La represión fue brutal y dio razón a esta canción de protesta contra el autoritarismo militar. Lamentablemente, por ignorancia se asocia la canción con Sendero Luminoso o apología al terrorismo. La etimología del lugar cae como anillo al dedo por su historia, Ayacucho significa el rincón de los muertos.

En donde la vida
Se hace más fría que la muerte misma
Taita inti arde indignado
Las grandes nieves se descongelan
Y los grandes lagos comienzan a colmarse
El gran aluvión, está por llegar
Para sepultar, mundos que oprimen
Y sobre la tierra nueva; florecerá la retama
Y así las palmas que suenen arriba.

La flor de retama

El pueblo de Quinua es conocido por sus artesanías en cerámica y me llamó la atención que en todos los techos, bajos e inclinados por la lluvia, había una cerámica que asemejaba una iglesia. Es un rito de protección del hogar similar a los toros de Pucará. Ya a 3400 metros de altura, casi mil más que Huamanga, se llegas al punto de acopio para partir a la pampa. Caminé casi un kilómetro y lo demás lo hice a caballo, estaba asustado porque no me subía a uno desde pequeño, también temía que no pueda soportar mi peso. Son alrededor de 300 hectáreas y se transita por el mismo lugar donde los cañonazos se dispararon y la caballería e infantería se enfrentaban a muerte por la liberación del Perú y me atrevo a decir que de Latinoamérica. El obelisco de 44 metros de altura homenajea a los caídos en esa batalla de suma importancia. Me senté un rato a fumar un cigarro e imaginar cómo habrá sido ese caótico momento, hipnotizado por las nubes majestuosas típicas de nuestra sierra. 

De regreso, con el chofer Wenceslao, se nos pasó el rato tomando Volts y conversando. Le conté que yo no había vivido la época del terrorismo porque nací un año después de la captura de Abimael Guzmán. Él me dijo que tenía 10 años y que en la zona fue espantoso. El miedo reinaba el día a día y la gente dormía rezando para que la mañana siguiente no venga con malas noticias. 

Me contaba cómo él y sus 5 hermanos se escondían todas las noches en cuevas o chalas de maíz tratando de mantener el mayor silencio posible. Escuchaban pasos de tropas, ya sean senderistas o militares, ambas les daban tanto pánico que no dormían. Al amanecer tenían que regresar a sus casas rápidamente para no levantar sospechas porque mucha gente acusaba falsamente y en esas circunstancias eso significaba la muerte. 

Al escuchar sus relatos me hervía la sangre por saber que aún hay gente que sigue a Sendero o lo justifica. Francamente, a esas personas les digo directamente que su sentido de justicia es infantil y que a sus opiniones les falta inteligencia: solo la palabra ignorancia los caracteriza. Lo mismo va para quienes defienden las acciones de las fuerzas armadas sin cuestionamientos. Para terminar mi primer recorrido paramos en el Museo de la Memoria y, ahí sí, mi conducta explosiva quería desquitarse con lo que sea. Este pequeño centro esta manejado por las madres y familiares que perdieron seres queridos durante el conflicto armado interno, te cuentan la historia general y testimonios personales que te dejan sin palabras. Este momento oscuro, caótico y bárbaro no debe ser olvidado jamás. Aunque la DBA se esfuerce en echarle tierrita, es deber de todos no caer en sus jugadas amnésicas. 

Francisco Tafur

Al día siguiente me reuní con Carlos Condori, periodista y antropólogo ayacuchano y exdirector de la dirección de cultura en la región, fuimos al Cementerio General de Ayacucho para visitar la tumba de Edith Lagos. No por devoción sino por cultura general. Entre los mausoleos y otras tumbas de policías y ciudadanos muertos en la época del conflicto armado se encuentra ella, que fue partidaria y líder de Sendero Luminoso. 

Ella estudió derecho en la Universidad San Martin de Porres para luego abandonarlo y regresar a Huamanga. Ahí se integró a los destacamentos urbanos del grupo terrorista y se ganó el alias de Camarada Nelly. A los 19 años murió en un tiroteo en Ocabamba. Sus restos fueron trasladados a Ayacucho. Su tumba estaba rodeada de flores y homenajes; me cuenta Condori que antes era mayor, todos los días cubrían su lapida de ornamentos. No entendía por qué tanta devoción hacia una terrorista, sobre todo, en el lugar más golpeado por estos movimientos subversivos. Carlos me comentó que es por ser una joven líder revolucionaria, su entierro fue multitudinario debido a su imagen de símbolo de protesta. Después de la visita rápida, regresamos al hospedaje para una entrevista nutritiva. 

Francisco Tafur

¿Como se recuperó Ayacucho?

Sendero llegó con un mensaje de cambiar la situación, empezar una nueva historia, se volvieron la ley y enterraron todo lo anterior. Sendero se fue contra su propio mensaje. Una vez retirados dejaron al pueblo inerte y abandonado. La visión prejuiciosa de los militares golpeó fuertemente al pueblo. Con la formación de los comités de autodefensa expulsaron a los terroristas. El papel de los CAD fue fundamental. En el mundo andino existe una apreciación a la vida milenaria y los actos de Sendero iban en contra de todas esas costumbres. Luego de la expulsión, la misma población fue recuperando las organizaciones. 

En cuanto al gobierno regional.

Es la misma política de siempre, asociada a obras de infraestructura. La inversión ha crecido, pero todo es infraestructura sin contenido. Construcciones de hospitales gigantes, pero sin especialistas y equipos antiguos. Se han cerrado instituciones educativas en pueblos por falta de personal, son obras muertas o agonizantes. Existe un manejo de recursos mal empleado. La corrupción se encuentra en las obras ejecutadas sin necesidad. Ya es un caso de corrupción institucionalizada. El gobernador Wilfredo Oscorima lleva tres periodos en el cargo.

¿Cuáles son las principales problemáticas en la actualidad?

El principal problema es la corrupción y la inseguridad que ha crecido bastante, no hay indicadores estadísticos, pero está a la vista. Dentro del casco urbano hay una desprotección completa. Otro problema se da porque las posibilidades laborales son escasas para los graduados. No hay trabajo ni mercado. Los jóvenes terminan en servicios o migrando a Lima. Por otro lado, está la violencia familiar. Nunca hubo una política integral de salud mental. Lo peor, es que somos un pueblo acostumbrado a la violencia, es algo normal. El tratamiento hacia las comunidades campesinas andinas se encuentra abandonado y no reciben un tratamiento inclusivo, ya que el 80% habla quechua. 

¿Qué expectativas tienen con el bicentenario?

La verdad que nos ha dejado el tren. La fragilidad en las instituciones se mantiene y las políticas se quedan estancadas sin ejecutar. Había un proyecto para el bicentenario, pasó del Ministerio de Cultura a la PCM y luego regresó al Ministerio. No hay un esfuerzo potencial por mejora desde el poder. No se siente un ambiente del bicentenario. Creo que no se ha logrado una movilización social necesaria. Seguimos manteniendo la imagen de ser un lugar de mayor pobreza. Hay una fractura muy grande entre la provincia y el Estado. 

Luego de despedirnos me dediqué a pasear y visitar iglesias. Se le conoce a Huamanga como la ciudad de las iglesias, solo en este pequeño terreno hay 33. Las más importantes son la Catedral, la de Santo Domingo y la de San Francisco. En la época de los españoles, vieron Ayacucho como centro estratégico de evangelización y por eso la aglomeración de templos. Lamentablemente, los horarios son difusos y muchas están cerradas la mayor parte de la semana, así que sólo tuve la oportunidad de visitar la Catedral que se encuentra en la plaza. Vale recalcar que la Plaza Mayor de Huamanga es preciosa. Durante mi estadía pasaba horas contemplado el movimiento de las personas y la limpieza del lugar. La catedral de Ayacucho o Catedral Basilical de Santa María, de estilo barroco, fue construida en 1632 y es patrimonio histórico cultural de la nación. Cuenta con 10 retablos, expresión artística típica del lugar, bañados en oro. Tal vez el más importante es el retablo de altar mayor de la Virgen de las Nieves. Mis visitas a las iglesias son de naturaleza museológica, ya que en mi opinión esta institución debe desaparecer. Siempre pienso en que los curas, sacerdotes o cualquiera que tenga el delirio de ser elegido por dios debe ser tratado como a los políticos: siempre desde la duda y la desconfianza.

Francisco Tafur

Pasando la página, al día siguiente me desperté con ánimo de trasladarme al pasado. Me dolía la cabeza, pero con dos pastillas se me pasó. Como diría mi tío: dos son una y una es ninguna. Acompañado por mi ahora amigo, Wenceslao y su hijo Dylan, por Bob Dylan, de 8 años, enrumbamos hacia Vilcashuaman, un centro estratégico administrativo Inca, anteriormente de los Chancas. Halcón Sagrado es su significado en quechua. Si algo he aprendido es que las nominaciones del país son dignas de ficciones.

Mientras ascendíamos a 3500 metros de altura. Los paisajes del valle te dejan encantado y el tiempo pasa volando. Chacras con caballos, vacas, ovejas y cabras se ven en cada curva, que, por cierto, son miles. Los árboles de eucalipto te dan la sensación típica de los ambientes de la sierra. Llegando a cierta altura la neblina no permite visualizar los acantilados, solo el camino. Los cultivos de quinua y papa son abundantes en el recorrido.

Francisco Tafur

Arribamos en una plazuela al frente del complejo arqueológico. Es impresionante el poder cautivador de los restos de civilizaciones antiguas. Bajo el sol calcinante, caminamos directo al recinto inca. No es muy grande, pero de belleza única. La base es una estructura incaica y en la cima construyeron una iglesia católica: San Juan Bautista, construida a fines del siglo XVI. Me recordó al Quoricancha en Cusco. Según historiadores, la ciudadela se llegó a albergar a 40 mil personas. Actualmente se mantiene el Templo del Sol y el Ushnu, una pirámide trunca que se encuentra separada a unos metros. Mi pasión por la arqueología y fanatismo por Indiana Jones me tentaba a entrar donde no se puede. Claramente no lo hice. Por alguna peculiar razón cuando camino entre lugares arcaicos me siento cómodo y en casa. Mi curiosidad se potencia a niveles estratosféricos y mi imaginación toma vuelo ante cualquier indicio de antigüedad.

Como dato curioso, durante el gobierno de Fujimori y su íntimo Montesinos se construyó un aeródromo en la zona de Vilcashuaman. Claramente es un sinsentido, no tiene lógica estratégica, política ni económica. Ya les dejo a ustedes cultivar sus propias sospechas.

Retornamos y así termina mi aventura ayacuchana. Sin dudas, es un lugar imprescindible para todo peruano, la importancia de la región rebasa las expectativas. Los paisajes, pequeños pueblos y Huamanga son hermosos. Te cautivan al punto de querer volver definitivamente. Tengo como deuda pendiente probar la Puka Picante, plato típico. Mi amor a la trucha pudo más. Así me despido de este pilar histórico, donde la melancolía reina y, aun así, no se pierde la esperanza. Deseo que en los próximos años se cumplan las propuestas que merece esta provincia.

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