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Covid-19 archivos | Página 2 de 9 | Sudaca - Periodismo libre y en profundidad

Covid-19

Con la llegada de la pandemia, miles de negocios tuvieron que reformular sus procesos de entrega, políticas de atención al cliente, entre otros. Además de este factor coyuntural, fue importante la aparición de un perfil de consumidor responsable, que ya existía previo a la COVID-19.

Con el paso de los años, los consumidores han tomado mayor conciencia ambiental. Un estudio realizado por Kantar Perú (Who Cares, Who Does, 2020) revela que el 48% de peruanos afirma que buscan marcas que usen envases reciclables, el 45% ha dejado de comprar, ocasionalmente, productos por su impacto ambiental y el 33% señala que, de haber un producto sustentable, empezaría a usarlo.

Luis Fernando Terry, director de la carrera de Marketing y Gestión Comercial de la Universidad Le Cordon Bleu, señala que “Sin lugar a duda, la elección de alternativas eco-amigables se ha vuelto relevante para la decisión final de un perfil de consumidor responsable. Antes se tenía la percepción de que las acciones eco amigables generaban sobre costos para las organizaciones. Gracias a la tecnología e industria, han surgido nuevas alternativas que permiten a las empresas acercarse a una gestión amigable con el medioambiente mediante campañas de reciclaje, uso de bioplásticos, empaques de celulosa, desarrollo de subproductos, entre otros”.

En nuestro país, aproximadamente un 35% de los consumidores ya se preocupan por la gestión eco-amigable de las organizaciones y toman acción sobre ello. “Claramente el valor agregado que le añade una gestión de marketing sostenible y eco-amigable a la organización se verá reflejada en el nivel de consumo de los peruanos más sensibles con el impacto de nuestras acciones en el medio ambiente”.

Transitar a lo eco-amigable no es difícil, Luis Fernando Terry, nos menciona 4 acciones que podemos implementar en nuestro negocio:

-Identifica a tu público objetivo: plantea sus valores, sus propósitos, miedos, temores y las necesidades que lo llevan a adquirir tus productos.

-Reconoce su toma de decisiones: Identifica cuáles son los atributos determinantes que lo ayudan a decidir su compra. Identifica su ruta de compra (customer journey map), su ruta de consumo (consumer journey map), y genera ideas sobre cómo podrías reducir su estrés y fortalecer su conciencia.

-Rediseña tus procesos: Revisa tus procesos de negocio, evaluando cómo podrías incorporar en tus actividades los principios de economía circular. Busca diferenciarte no sólo como el mejor producto, sino también como la mejor opción para el planeta.

-Asegúrate de cumplir: El consumidor estará atento a que tu compromiso sea real, y no sólo sea una estrategia comercial. Busca asesoría, para que puedas ingresar al mundo de la gestión sostenible, que genere valor para el emprendedor, pero también a la sociedad y al entorno que te provee de energía y recursos.

En estos últimos años la manera de pensar, sentir y construir de un emprendedor ha cambiado. Un estudio de Ipsos Perú revela que un 72% de ellos cambió la forma de ofrecer sus productos por efectos de la pandemia. En ese sentido la nueva generación de empresas busca trascender con un propósito más allá del éxito comercial, su apuesta va por generar un valor a las nuevas generaciones.

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Covid-19, marca ecoamigable, Marketing sostenible

 

Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. Hoy nuestro episodio número 330.

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Covid-19, Mascarillas

 

¿Cuanto dura una semana? ¿Pregunta estúpida? En fin de cuentas nos estamos refiriendo a una unidad de medida natural, ¿no? Una que marca de manera indeleble nuestras existencias. ¡Nada que ver! El día, un latido del corazón —vivimos 27540 del primero y alrededor de 4 mil millones del segundo—, son naturales. La semana no.

En la historia de la creación, previa a la naturaleza, se introduce la semana. Día 1, día 2 y así hasta que el CEO del universo termina el negocio y pone un nombre a aquello que es ocio, cuya raíz en hebreo es la misma que la palabra huelga, un paro para que no todo sea igual.

La semana, a pesar de aparecer en el génesis está íntimamente ligada al trabajo tal como lo hemos terminado concibiendo a partir de la revolución industrial y la urbanización: una actividad que se realiza en una secuencia cotidiana y luego se interrumpe. Los seres humanos tenemos una identidad multidimensional, que integra distintos aspectos, pero organizada alrededor del trabajo, que nos permite, no importa nuestro apellido, género, en función de nuestras capacidades y aprendizajes, situarnos en la sociedad, procrear, criar hijos, ser ciudadanos, practicar religiones, tener pasatiempos, perseguir sueños. La semana también define lo público frente a lo privado, desmarca lo interno de lo externo. Todo lo anterior, sometido a cambios, modas, cuestionamientos, era el marco dentro del que se desenvolvían nuestras vidas. Hasta que llegó la pandemia.

Ahora, repito la pregunta, ¿cuánto dura una semana?

Si hay algo que mi actividad profesional —la psicoterapia, el coaching, la intervención en crisis, los seminarios y conferencias— me permite es acercarme a las estrategias que emplean los seres humanos para torear las dificultades de la existencias, los hitos del ciclo vital, los retos de las estaciones que debemos recorrer, las tareas que encaramos en nuestras distintas condiciones y los papeles que protagonizamos en la obra que media entre nuestro nacimiento y el fin de juego que significa nuestra muerte.

Y si hay algo que viene resonando en mis oídos desde marzo de 2020 hasta este momento, es la perplejidad frente a la sucesión de los días que no parece tener pausa que no sea el colapso de las fuerzas y la pataleta que hace nuestra mente cuando ya no da más. Todas las unidades temporales se estiran y encogen, nos apachurran o muestran términos huidizos que nos dejan permanentemente en offside.

¿Cuándo el negocio se convierte en ocio y viceversa?, ¿el ocaso o el amanecer quieren decir algo al respecto?, ¿cuán distintos son jueves y sábado? La cosa ya venía poniéndose entreverada y borrosa antes del Covid: exceso de reuniones situadas en cualquier momento del día, revisión de correos cada 6 minutos, para no hablar de redes sociales activas sin parar. Todo eso ha aumentado con la pandemia. Si en 2004 podíamos mantener nuestra atención focalizada durante dos minutos y medio, hoy no nos da para más de 47 segundos.

Ahora que se habla de regreso a los lugares de trabajo, por lo menos a una manera de laborar que, nos dicen, será híbrida —término que también apunta a contrahechos ejemplares producto de especies distintas—, ¿volverá el tiempo a discurrir por sus cauces habituales?

La verdad, nadie lo sabe. Una cosa es el trabajo remoto en casa como parte de una estrategia sanitaria y otra alternar días de presencialidad con jornadas virtuales como parte de nuevos arreglos laborales. Es más, la hibridez podría terminar de matar la semana como metrónomo de las actividades que, para volver al Génesis, hacen sudar nuestra frente.

 

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Covid-19, Empresa

 

En todas las sociedades, más allá de diferencias culturales y matices políticos, mucho se hace en nombre de los niños. La pandemia cuyas presas se encuentran en el otro extremo del ciclo vital pareció cambiar las prioridades. Muchos se quejaron de que se estaba hipotecando la vida de los menores en nombre de evitar la muerte de los viejos. 

Una de las desgracias indiscutibles del COVID es que ha prácticamente desescolarizado a por lo menos un billón de alumnos en el mundo. La factura se anuncia monumental, tanto en salud mental como en déficit educativo y menoscabo de habilidades sociales. 

En los países de ingreso medio y bajo las cifras son espeluznantes: se calcula que alrededor de 70% de niños de 10 años no pueden comprender textos sencillos, muchos han adquirido la tercera parte de conocimientos matemáticos para su nivel de edad y, en general, se ha triplicado la probabilidad de salir del sistema educativo y no volver más a él. Aún en países desarrollados una cuarentena de dos meses equivale a la pérdida de un quinto del año escolar.   

Escuelas vacías no solo impactan en el conocimiento. Todos esos alumnos huérfanos de aulas, recreos y profesores de carne y hueso, significan, sin duda, menores ansiosos, tristes, desmotivados, con marcadas dificultades para sostener esfuerzos y una atención saltarina que prefiere las redes sociales y los videojuegos antes que cualquier actividad académica remota. 

Pero la escuela no es solo un espacio donde se aprende y se socializa. En muchos países es un canal que hace llegar alimentos y procedimientos médicos que gran cantidad de hogares no pueden ofrecer. Los programas asistenciales funcionan, tienen un impacto indudable tanto en lo físico como lo educativo. Por ejemplo, durante el primer año de la pandemia alrededor de 400 millones de niños dejaron de recibir una comida al día. 

Otro factor que muchas veces se deja de lado es que niños fuera de la escuela deben quedarse en casa donde se evidencia de manera grosera y dolorosa las desigualdades respecto de los recursos tecnológicos que hacen posible la educación remota. 

En muchos países antes de la pandemia ya casi toda su población estaba en línea. Las cuarentenas encontraron a alumnos y maestros conectados. Sus gobiernos socorrieron a los menos privilegiados potenciando sus infraestructuras caseras y apoyaron a los profesores menos duchos en los menesteres virtuales. 

Los peruanos tenemos muy presente las sesiones televisivas que eran pálidos sucedáneos de las clases escolares y los esforzados estudiantes que escalaban cerros armados de sus teléfonos celulares para encontrar el acceso a la señal educativa. Nunca fueron tan evidentes las distancias y diferencias entre quienes poseen las bondades de la modernidad y quienes recogen sus migajas. 

Pocos días nos separan de la vuelta a la educación presencial. En medio de un contexto político que enerva la concreción eficiente de políticas públicas, nos preguntamos si el regreso a clases será una vuelta a la experiencia educativa que la epidemia pasmó. ¿Que pasará si hay muchos contagios entre alumnos y profesores, cuántas familias habrán perdido fe en la escolaridad o esta se habrá hecho incompatible con la necesidad de trabajar, podrán niños cuyos músculos mentales han perdido fuerza y agilidad seguir las demandas de programas que no han cambiado demasiado?

Ojalá nuestros indudables éxitos vacunatorios pudieran replicarse en el campo de la escuela. Es poco probable. Nunca, señor ministro de educación, la educación ha sido tan mortal. 

 

 

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Covid-19, Cuarentena

Mientras los casos por COVID–19 van en aumento, pero su mortalidad baja considerablemente debido a las vacunas, el Ministerio de Salud (MINSA) publicó la Resolución Ministerial N° 10-2022 que redujo el tiempo de aislamiento y cuarentena en Lima Metropolitana y el Callao. En ese contexto, es necesario recordar ciertas disposiciones que deben tener en consideración los empleadores respecto a la prestación de servicios de sus trabajadores.

Martin Ruggiero, laboralista del estudio Payet, Rey, Cauvi, Pérez, analiza algunas de las principales medidas a observar:

¿El empleador puede requerir a su colaborador someterse a una prueba molecular para acortar el plazo de la cuarentena?

Sí, en virtud de su facultad de dirección y en atención al Principio de Prevención en materia de Seguridad y Salud en el Trabajo. “En esta línea, cabe recordar que las pruebas de tamizaje requeridas al personal no deben generar un costo o retención salarial de ningún tipo, conforme a lo dispuesto en la Ley N° 29783, Ley de Seguridad y Salud en el Trabajo”, comenta Ruggiero.

¿El trabajador en aislamiento tiene derecho a recibir descanso médico o un certificado de incapacidad temporal?

Sí. “Ante un caso sospechoso y probable de COVID-19, el establecimiento de salud o el empleador procede a otorgar el certificado médico o certificado de incapacidad temporal, por el tiempo considerado para el aislamiento, para proteger y resguardar la salud e integridad del trabajador”, señala el laboralista.

¿Qué acciones debe realizar el empleador para implementar el regreso progresivo de sus trabajadores al trabajo presencial?

El responsable del servicio de seguridad y salud en el trabajo de cada empleador debe identificar los puestos de trabajo con asistencia presencial imprescindible, acondicionar la infraestructura, garantizar distanciamiento seguro en los puestos de trabajo, implementar medidas de protección colectiva, establecer controles de riesgo, distanciamiento y ventilación, y garantizar y proveer de Equipos de Protección Personal (EPP). Además debe realizarse una vigilancia permanente de la salud de los trabajadores, monitorear los factores de riesgo psicosocial, y evaluar la necesidad del retorno de los trabajadores de grupos de riesgo, según el nivel de alerta.

¿El personal que no cuenta con esquema completo de vacunación puede prestar servicios de forma presencial?

No. Toda persona que realice actividad laboral presencial deberá acreditar su esquema completo de vacunación contra la COVID-19, siendo válidas las vacunas administradas tanto en el Perú como en el extranjero.

“En el caso de los prestadores de servicios de la actividad privada que no cuenten con el esquema completo de vacunación, deberán prestar servicios a través de la modalidad de trabajo remoto”, manifiesta el experto. Cuando la naturaleza de las labores no sea compatible con el trabajo remoto, se entenderá producido el supuesto de suspensión del contrato de trabajo, sin goce de haberes, salvo que las partes acuerden la suspensión imperfecta del vínculo laboral.

Finalmente, se debe tener en cuenta que en Lima Metropolitana y el Callao, se restringe el desplazamiento fuera de su vivienda a la persona expuesta a un caso sospechoso, probable o confirmado de COVID-19 por un lapso de 10 días contados a partir del último día de exposición con el caso. Sin embargo, el plazo podría acortarse a 7 días si hay una prueba molecular negativa, realizada a partir del día 5 posterior al último día de contacto.

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Covid-19, Omicron, Prueba molecular, Trabajo

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Covid-19, Minsa, Omicron

Más de 36,000 casos confirmados de Covid–19 se registraron en las últimas 24 horas en el Perú, según datos del Ministerio de Salud (MINSA). La variante Ómicron, mucho más contagiosa que otras, se está moviendo rápidamente en nuestro país, y frente a ello existen muchas dudas, incluso en el ámbito laboral.

Sudaca conversó con la abogada laboralista Katy Noriega, del estudio Philippi Prietocarrizosa Ferrero DU & Uría, para resolver algunas dudas claves:

¿Qué debe hacer el trabajador que da positivo a Covid-19?

Noriega indica que, de dar un resultado positivo, el trabajador debe informar inmediatamente al empleador. “Debemos privilegiar el uso de las tecnologías para realizar cualquier tipo de comunicación, de modo que podamos evitar dispersar el virus.

¿Qué debe hacer la empresa si el trabajador se contagia en las oficinas?

La abogada laboralista explica que pueden darse cuatro tipo de situaciones:

Caso confirmado: Es aquella persona que cuenta con una prueba molecular o antígeno positiva. La empresa debe ordenar inmediatamente el aislamiento del trabajador, y el médico ocupacional tiene la capacidad de atender a estos síntomas, incluso dar prescripciones para controlar los síntomas.

Caso sospechoso: La persona con síntomas y que podría estar contagiado.

Caso probable: Es la persona que además de tener síntomas, tiene el antecedente de un contacto directo con un caso confirmado.

Contacto directo: Al margen de la presencia o no de síntomas, se sabe que tuvo contacto con un caso confirmado.

En los últimos tres casos, Noriega comenta que la indicación del servicio de salud a cargo del médico ocupacional debe ser que el trabajador acuda a un centro de salud para obtener una prueba de diagnóstico. “La recomendación es que se tiene que acompañar a estas personas desde el aislamiento domiciliario”, indica Noriega. Luego, el empleador debe dar las pautas sobre cuál va a ser el seguimiento a la salud de estos trabajadores.

¿Qué pruebas son válidas para obtener un descanso médico?

La Resolución Ministerial 1275 indica que ambas pruebas son válidas.  “El Ministerio de Trabajo ha salido recientemente a ratificar esto, que no debería ser necesario, pero en vista que en algunas empresas estaban siendo más rigurosas pidiendo la prueba PCR, han indicando que no existe ningún sustento legal para rechazar una prueba y privilegiar otra, más aún con la alta demanda de estas”, explica Noriega.

¿Quién debe costear la prueba?

La abogada laboralista explica que no hay alguna disposición que indique quién tiene que costear la prueba. “Lo que debe quedar claro es que en ningún caso el empleador puede obligar al trabajador a costear una prueba para el retorno a la actividad. El empleador no puede decirle al trabajador ‘para que yo te admita en el empleo, tienes que demostrarme tu resultado’. No se puede atentar contra los ingresos del trabajador”, explica. Agrega además, que en caso la empresa gestione la toma de prueba, no se le puede descontar el costo al trabajador.

¿El trabajador que tenga descanso por Covid–19 debe seguir laborando desde casa?

“Cualquier descanso médico, incluido este, implica que permitamos a los trabajadores invertir este tiempo en la recuperación de su salud. Esto quiere decir que incluso si yo tengo la capacidad de realizar trabajo remoto, no debería hacerlo porque estaría destinando el periodo de descanso en la realización de trabajo”, explica Noriega.

 

Foto: Diario El Peruano.

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Covid-19, Minsa, Omicron

Para Carlos Almonacid – Representante de la Adjuntía para la Administración Estatal de la Defensoría del Pueblo – el Estado debe poner reglas claras para la aplicación de pruebas PCR a personas con síntomas de Covid y así reducir la demanda sobre estos insumos.

Además, indicó que es importante que los empleadores sean flexibles y permitan que su personal tome el descanso médico ante síntomas de Covid sin requerir documentos innecesarios para así evitar la propagación del virus.

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Covid-19, medicamentos, precios altos, pruebas covid, tratamiento covid 19

Los primeros días de la tercera ola han estado marcados por la búsqueda masiva de pruebas Covid-19. A pesar de que el Ministerio de Salud implementó 222 puntos de detección gratuita en Lima y Callao, la demanda fue más alta y el resultado ha sido el caos. En las colas se juntaron personas con síntomas, los que necesitaban un resultado para justificar su inasistencia al trabajo y quienes no tenían los S/ 250 que, en promedio, están cobrando los laboratorios y las clínicas privadas.

De los dos tipos de pruebas a disposición, las moleculares son las más confiables porque detectan el material genético del virus. Sin embargo, requieren de un laboratorio para obtener el resultado, lo que hoy puede tardar varios días. Las pruebas antigénicas, en cambio, dan resultados en menos de 30 minutos. No requieren ningún laboratorio, pero su precisión es menor porque no detectan el material genético, sino las proteínas generadas en la parte externa del virus.

LA CAPACIDAD DEL SECTOR PÚBLICO

Por la alta demanda, los resultados de las pruebas moleculares que el INS procesa -que antes tomaban máximo 48 horas- empezaron a demorar más de cinco días con el arranque de la tercera ola. Según Óscar Escalante, director ejecutivo de Enfermedades Transmisibles, hasta la última semana de diciembre el instituto recibía unas 3.500 a 4.000 muestras diarias. Sin embargo, la variante ómicron superó cualquier cálculo previo. 

“La primera semana de enero hemos tenido picos de 15.000 y eso ha provocado estos retrasos en los primeros días”, indicó a Canal N, respecto a las muestras que reciben únicamente los laboratorios del INS. A nivel nacional -si se le agregan los laboratorios de regiones, de EsSalud y las FFAA- la capacidad de procesamiento total alcanza las 20.000. 

“Los laboratorios públicos, es decir, los laboratorios de las regiones más el INS, pueden llegar a procesar 20.000 pruebas moleculares; mientras que los laboratorios privados han reportado tener una capacidad para procesar hasta 50.000”, detalla el INS a Sudaca.

Precisamente, el jueves 13 de enero se inauguró en Lima Este un nuevo laboratorio del INS para procesar estas pruebas. Es el número 123 de los autorizados a la fecha. De ellos, 63 laboratorios son públicos y 60 privados.

El INS también comunicó para este informe que se está coordinando la habilitación de ambientes adicionales y el incremento de recurso humano para que la capacidad de procesamiento de muestras crezca. “Sin embargo, es importante tener en cuenta que se aplican diversas estrategias […], como principalmente pruebas antigénicas para los sintomáticos y las moleculares para asintomáticos con factor de riesgo”, indicaron.

Esto último tiene que ver con un anuncio del Minsa del 10 de enero. Para hacer más eficiente el diagnóstico, se ha dispuesto priorizar la toma de pruebas moleculares para personas con comorbilidades y adultos mayores de 60 años, mientras que las pruebas antigénicas se aplicarán al resto de personas con síntomas de Covid-19, quienes también deberán pasar por consulta médica. De esta manera se busca afrontar la alta demanda, mientras se amplía la capacidad de procesamiento.

LOS PRECIOS POR LAS NUBES DEL SECTOR PRIVADO

Según los últimos reportes de la Superintendencia Nacional de Salud (Susalud), a diciembre más de 100 establecimientos ofrecían el servicio de toma de muestras para pruebas moleculares en Lima. Estas luego son enviadas a los laboratorios para su procesamiento. Los precios van desde S/90 hasta S/467. El promedio se sitúa en S/250, pero varía conforme se incrementa la demanda. Este sistema también ha colapsado y los resultados están demorando más de 48 horas. 

Por ejemplo, Luis Dasso, un joven abogado, estuvo recorriendo varios laboratorios de Miraflores el día lunes y muchos ya tenían las citas copadas. Pero en uno de estos, Expertta Salud, lo recibieron y le prometieron darle los resultados entre 12 y 24 horas. Pagó S/210. “Pasaron 48 horas y no me atendían el teléfono, ni el WhatsApp, ni correos. El miércoles tuve que ir hasta el mismo local, ya con algunos síntomas, para que me den mis resultados y ahí recién me los entregaron”, comentó. 

El caso de su novia, Carla Vega, fue más complicado. Desde el miércoles que se enteraron de los resultados, ella solicitó un descarte a domicilio con Rímac, un seguro privado que tiene a través de su empleador. Al día siguiente le pidieron que haga el pago por el servicio (un deducible de S/ 50) y, por más que insistió, nunca fueron a tomarle la muestra. Con la aparición de los primeros síntomas, volvió a llamar para pedir un médico a domicilio. Lo único que obtuvo es que distintas personas la llamaran para repreguntarle los síntomas una y otra vez, sin asegurarle fecha y hora para su atención.

“La última vez que el médico se comunicó conmigo quedaron en venir sábado en la mañana, pero no vino nadie. Llamé al médico, al seguro y me cortaban la llamada. Por redes también me quejé, dejé mis datos y nada”, asegura. Al cierre de esta nota, un cuarto médico le había ofrecido cumplir con la consulta a domicilio, a tres días de reportado el caso. 

Sobre los altos costos de las pruebas, Guillermo Alva, gerente de la Asociación de Clínicas Particulares del Perú (ACP), dice que en los costos se incluye los insumos que se utilizan, el personal capacitado que se moviliza para realizar la toma de muestra, la implementación de laboratorios de análisis, y el soporte administrativo y logístico necesario para la compra de los insumos. 

“Se necesita contar con más proveedores [de insumos]. Esto pasa también por los permisos de importación que tienen las droguerías. Para los mismos hospitales públicos, para que puedan conseguir sus insumos, también sería importante. No es lo mismo tener una sola marca que veinte”, comenta.

Actualmente, solo las droguerías que se encuentran en el Registro Nacional de Establecimientos Farmacéuticos de Digemid tienen permiso para comercializar insumos para pruebas Covid-19, y únicamente pueden venderlos a los establecimientos y laboratorios autorizados.

Alva dice que la causa de los altos precios es la demanda global. “Los proveedores de los insumos también tienen que salir a comprar al exterior, importar y se tiene que considerar el incremento de los fletes. Son factores externos que los laboratorios no manejan”, agrega. En su último reporte de inflación de diciembre, el Banco Central de Reserva (BCR) da cuenta de un aumento persistente en el precio del transporte de productos entre países.

“El costo de transporte de productos plásticos, textiles, químicos y papeles se ha más que duplicado en el tercer trimestre frente al mismo periodo del año anterior [2020]”, anotan. En el caso de productos químicos, el incremento ha sido de 116,5% en el tercer trimestre.

Mientras, hay pacientes que han preferido buscar los autotest para hacerse ellos mismos las pruebas antigénicas, mediante el método del hisopado. El Minsa autorizó desde noviembre la importación de estas pruebas para su venta al público. Según pudimos comprobar, en los catálogos virtuales de las principales cadenas de farmacias el producto “SARS-CoV-2 Antigen Self Test Nasal” de Roche aparece en situación de agotado hace varios días. El producto comprende un kit de cinco pruebas a un precio de S/215.

 

¿Y LOS BIÓLOGOS?

En la toma de la muestra, la cadena de custodia, el procesamiento y la interpretación de los resultados, los biólogos tienen un importante papel. Tanto en el sector público como en el privado.

Según Gardenia Jiménez, decana nacional del Colegio de Biólogos del Perú, en el sector público son más de 4.000 biólogos que están trabajando en laboratorios al diagnóstico de Covid-19. En el sector privado, se cuentan entre 2.500 y 3.000.

Si bien la contratación de estos profesionales debería ser mayor ante la tercera ola, Jiménez advierte que el año pasado, con la Ley 31125 que declaró en emergencia el sistema nacional de salud y plantea su reforma al 2024, se establecieron beneficios que no alcanzan a los biólogos.

La ley dispone que el Ejecutivo brinde un seguro de vida a los profesionales de la salud de diferentes regímenes laborales (incluyendo al régimen especial de Contratación Administrativa de Servicios-CAS) y prohíbe la contratación de técnicos o auxiliares bajo locación de servicios. Sin embargo, se exceptúa a algunas especialidades que sí podrían contratarse bajo servicio de terceros, sin incluir a los biólogos.

“Esperemos que esto se supere y se trabaje desde ese enfoque si queremos lograr resultados favorables en nuestra población que es lo más importante. Ya se ha presentado el Proyecto de Ley 921-2021, en la Comisión de Salud del Congreso, para corregir este error. No solo pedimos por los biólogos, sino por los químico-farmacéuticos, psicólogos, trabajadores sociales que han sido excluidos de esta norma”, precisa.

Para el decano del Colegio Médico del Perú, Raúl Urquizo, el déficit de profesionales de salud es a todo nivel y por ello habían planteado que puedan trabajar en dos instituciones a la vez. “El ministro de Salud ha hablado con el Parlamento, pero solamente para Covid-19 y el problema no es solo Covid”, asegura.

A todo ello se agrega que las contrataciones CAS-Covid -que son las contrataciones temporales que se habilitaron para atender la emergencia sanitaria- se renuevan por dos o tres meses. Eso desincentiva el trabajo en el sector público, que es donde se atiende la mayoría de la población. 

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