En noviembre, los naranjas, incluida Jeny López, votaron por la abstención cuando se planteó interpelar a Silva. Un mes después, en diciembre, los fujimoristas no apoyaron una moción de censura contra el profesor chotano que impulsó la congresista del Partido Morado, Susel Paredes.
López niega, sin embargo, que su actuación signifique un intercambio de favores. “No lo he visto por ese lado. Quien no la debe no la teme. Yo no trabajo de esa manera. Mi trabajo es transparente, limpio, honesto y lo que me llevó a ser congresista es la vocación de servicio”, dice.
La bancada fujimorista se tomó su tiempo para forzar la salida del ahora exministro. Recién decidió aplicarle la guillotina cuando arreciaron las críticas en su contra por instalar una “agencia de empleos” para personas allegadas a Perú Libre en el MTC. Fuerza Popular presentó una moción de censura recién el 23 de febrero, seis días después de la visita de Jeny López.
Tres días más tarde, el 26 de ese mes, se conoció la confesión de Karelim López que puso en jaque al gobierno, especialmente al imbatible Juan Silva. La lobbista dijo ante el Ministerio Público que hay una mafia de reparto de obras enquistada en el MTC.
Solo ante las revelaciones de Karelim López, el Congreso decidió acelerar la caída de Silva y debatir su salida en el Pleno del 28 de febrero. Con la soga al cuello, Silva renunció al cargo de ministro.
Al ser consultada sobre si apoyaba o no la censura a Juan Silva, la fujimorista Jeny López responde con evasivas: “Soy congresista de Fuerza Popular. Y, como se puede dar cuenta, nosotros como bancada votamos en bloque”.
A Silva lo reemplazó en el puesto otro chotano, un hombre de su máxima confianza: Nicolás Bustamante. Mientras tanto, el 2 de marzo, Jeny López, acompañó al ministro de Educación, Rosendo Serna, en su visita a Ucayali. Aquí parece que no pasó nada.
Fotoportada: Darlen Leonardo