[Agenda País] Del “Día de la Liberación“ anunciado por Trump con el establecimiento de aranceles (tarifas como literalmente se traduce) al “Día del Arrepentimiento”, pasó solamente una semana.
El 2 de abril pasado, Donald Trump, en una sorpresiva aparición en los jardines de la Casa Blanca, anunciaba al planeta el establecimiento de aranceles, según él, recíprocos, para intentar revertir la balanza comercial deficitaria que tiene los Estados Unidos de América comparándola contra el resto de países.
Aun tratando de entender el estrafalario cálculo por el cual a un país le pone 46% de arancel, a otro 58% y a varios 10%, el impacto ha sido brutal. Las empresas exportadoras e importadoras jalándose los pelos, los consumidores aterrorizados ante aumentos de precios, las bolsas de valores tambaleando y hoy rebotando ante el sorpresivo perdón arancelario que el magnánimo Rey de EEUU, Donald I, ha otorgado a sus súbditos internacionales.
A partir del 9 de abril, todos pagarán 10% de arancel, salvo China, con la cual, cada día que pasa, se suben mutuamente las tarifas. Pero el peligro de una guerra comercial mundial e incluso, una militar, no ha terminado.
Si por ahora el enfoque de la administración Trump es China, lo cual puede desencadenar en escenarios inimaginables, el resto de países tiene 90 días para justificar una contrapropuesta arancelaria.
Para el Perú, el establecimiento de aranceles adicionales a los pactados en el Tratado de Libre Comercio (TLC) que el 1ro de febrero pasado cumplió 16 años de vigencia, y donde el 98% de productos están con arancel 0%, podría afectar nuestras exportaciones, más aún hoy, que la ventaja relativa de tener el menor arancel (10%) se ha perdido.
Va a depender de la agilidad de los empresarios en revisar costos y márgenes en la cadena de comercialización, y del estado peruano, principalmente del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (MINCETUR) para la negociación y de PROMPERU en la promoción comercial y búsqueda de nuevos mercados y nichos a través de su red de Oficinas Comerciales en el Exterior (OCEX), para que este 10% sea atenuado y no afecte, principalmente, a los pequeños productores.
El Perú importó de los Estados Unidos en el 2024 un poco más de USD 10 billones mientras que le exportamos al mercado norteamericano USD 9.55 billones, es decir, una balanza comercial superavitaria para el país del norte. Entonces, ¿por qué adicionar aranceles a un país, pequeñísimo en términos de intercambio y con el cual se tiene superávit comercial?
Según el documento emitido por la oficina de Donald Trump, titulado “Barreras en el Comercio International” (Foreign Trade Barriers), si bien el Perú y Estados Unidos mantienen un TLC con cero aranceles, la Casa Blanca considera que existen otras barreras no arancelarias que generan sobrecostos en los productos peruanos, los cuales, se incluyen en los precios de exportación. Esto, para los Estados Unidos, tiene un valor del 10%.
Estas barreras no arancelarias van desde infracciones a la propiedad intelectual, nuevos requerimientos para la importación de carne, regulaciones de la Comunidad Andina sobre cosmética, la extensión de la moratoria a la biotecnología, requisitos para compras gubernamentales, temas sanitarios y fitosanitarios, barreras al comercio digital y procedimientos regulatorios, prácticas laborales, entre las más resaltantes.
Si en estos 90 días el Perú puede presentar un plan con acciones específicas, metas claras y fechas de realización para resolver estos impasses, muchos de los cuales los Estados Unidos considera como violaciones al TLC, no solamente tendremos la oportunidad de regresar al arancel 0% sino, además, iniciar un camino de formalización largamente esperado, así como entrar, más de lleno a la modernización digital, la simplificación administrativa y la inclusión de la biogenética en la agricultura.
Si había necesidad de hacer tanto show (bueno, Trump tuvo un programa de televisión muy exitoso) es algo que podría quedar en la anécdota si al cabo de los 90 días el mundo vuelve a una relativa normalidad en el comercio internacional.
Pero si esta guerra comercial, ahora enfocada en China, no se resuelve, junto con los conflictos que continúan con la invasión de Rusia a Ucrania, y el de los rehenes en Gaza, la mecha de un conflicto armado de envergadura mundial está sobre la mesa.
¡Ya pues Donald, deja de Trumplicarnos!