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Bicentenario

A un día de nuestro bicentenario, estamos lejos de ser el país con el que todos los peruanos soñamos, menos aún después de lo acontecido en los últimos 5 años. Han sido años plagados de escándalos de corrupción, actos antidemocráticos, mentiras, polarización, y, sobre todo, decepciones. No en vano, el 93.4% de la población no confía en los partidos políticos y el 91.2% no confía en el Congreso de la República (INEI Percepción Ciudadana 2020). Pero como dicen, no hay mal que por bien no venga.

No todo fue malo en estos últimos años. La última crisis política y los escándalos de corrupción marcaron el nacimiento de una nueva generación política, una generación en donde ser indiferente no está permitido. Como dice la canción “Así es mi raza, noble y humilde por tradición, pero es rebelde cuando coartan su libertad”. Qué cierta es esta letra, y representa bastante bien a esta nueva generación, que se atrevió a salir a las calles cuando consideraron que la democracia estaba siendo vulnerada, o la voluntad del pueblo no estaba siendo respetada. Y prueba de ello son las marchas de noviembre, y las marchas originadas tras la segunda vuelta.

Hoy los jóvenes queremos que nuestra voz sea escuchada, ya no somos simples observadores, y buscamos tener un rol más activo. Esto definitivamente es algo para destacar. Hemos sido los jóvenes quienes incluso hemos motivado nuevas agendas, sobre todo en temas ambientales, temas LGTIBQ, o hasta temas de salud pública como la “Ley 4 Patas”, en la que tuvo un rol participativo la asociación sin fines de lucro WUF, cuyos miembros son jóvenes entre 23 y 33 años, y que demuestra cómo nuestras acciones o deseos pueden derivar en una ley.

Los jóvenes somos el presente y el futuro. Somos el presente porque ya tenemos edad para involucrarnos activamente en la política, y el futuro porque seremos los próximos líderes. Por ello mismo, sobre nosotros recae una gran responsabilidad y tenemos muchos retos por superar para llevar al Perú a ser el país con el que todos soñamos.

El primer reto es el de la información. En los últimos meses, todos hemos sido testigos de cómo noticias falsas que buscan sembrar el miedo y el odio entre los peruanos se han estado difundiendo a través de redes sociales. Incluso, se utilizaron noticias verdaderas pero ocurridas en el pasado, como si se refirieran a la coyuntura por la que atravesaba el país; y medias verdades que causaron mucho daño. Es responsabilidad de todos los jóvenes, para ejercer una ciudadanía responsable, informarnos de manera adecuada, de diferentes fuentes de información confiables, y, sobre todo, de verificar la información que recibimos antes de reenviarla o de formar una opinión.

El segundo reto es involucrarse. Como dijo la historiadora Carmen McEvoy, “la movilización y la política de la calle no es suficiente (…), el siguiente nivel es la política activa.” No sorprende que hoy muchas personas con intenciones genuinas no quieran involucrarse en política, y se debe a la gran decepción que nos hemos llevado por el accionar de nuestros líderes políticos o la poca credibilidad en nuestras instituciones. Pero es hora de cambiar eso, es hora de que los jóvenes participemos en la política municipal o la de nuestra región. Es hora de que los jóvenes con un interés genuino por hacer del Perú el país con el que soñamos invadamos la política peruana.

El tercer reto es la unión. Los jóvenes debemos entender que todos buscamos lo mejor para el país, pero no siempre vamos a coincidir en qué es lo mejor. Es imposible pretender que todos pensemos igual, por ello la tolerancia, el respeto y la empatía deben ser valores fundamentales en todo joven del bicentenario. Solo así, y unidos podremos lograr construir una república de inclusión y dar origen a la política que queremos.

Es hoy jóvenes, es hoy. Luchemos juntos por nuestro país, hagamos realidad la letra de esta canción y cantémosla a todo pulmón “Tengo el orgullo de ser peruano y soy feliz, de haber nacido en esta hermosa tierra del sol…”

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Bicentenario, Carmen McEvoy, Fake news

A papá Ezio

Andarita es el diminutivo de antara, este es un instrumento musical andino que se compone de la unión de varias cañas de diferente tamaño, de modo que al soplar sobre ellas producen diferentes sonidos y, al combinarlos adecuadamente, bellas armonías hacen eco con los cerros, podría decirnos Ernesto, el sensible niño que protagoniza Los Ríos Profundos, célebre novela de José María Arguedas.

La Andarita es también el nombre de un vals, de aires muy andinos, que resulta de la musicalización y reducción de la letra del poema Canto a Luis Pardo, de Abelardo Gamarra “el tunante”, que narra las aventuras del héroe popular y trasgresor del orden establecido, del mismo nombre. Pardo era natal de Chiquián y bandolero, salteador de caminos, y cuenta la leyenda que asaltaba a los ricos viajeros que se trasladaban por sus comarcas, pero ayudaba a su gente, de allí el mito.

Yo provengo de una generación a la que sus padres les enseñaron a cantar ese vals, a punta de verlos en sus jaranas, en tiempos en que la gente se jaraneaba y no había vecino que se quejase, al contrario, el vecino se unía a la fiesta toda vez que igual no iba a poder dormir. Y de muy pequeño le preguntaba conmovido a papá Ezio por el dramático final de Luis Pardo, narrado en la canción:

“Donde están mis defensores,

ya para mí no hay clemencia

Nadie sufre, nadie llora,

si han de matarme ¡en buena hora!

Pero mátenme de frente,

yo soy señores Luis Pardo

El famoso bandolero”

Y mi padre me contaba las hazañas de tan enternecedor personaje y me explicaba que, por aquel entonces, a los bandoleros los mataban de espaldas y por eso, en el poema, Pardo clama por que lo maten de frente, porque él tenía su honor de haber sido un gran bandolero, una leyenda, un hombre que ayudó a su pueblo.

Pasaron los años y corría julio de 1987, Alan García se aprestaba a anunciar, en su mensaje de Fiestas Patrias, la nacionalización de la banca y que su política de reactivación social productiva había llevado a la quiebra al país, con la complicidad de los empresarios más ricos del país. Sin preverlo, yo me encontraba en el Cuzco, con una quincena de amigos recién ingresados a la PUCP, todos de clase media acomodada y lo digo porque será importante en el relato.

La mayoría viajó en vuelo directo en avión desde Lima. Pero el suscrito, junto a Iván Temoche y Adolfo Perleche hicimos la ruta hasta Arequipa por tierra, pasamos unos días donde unos parientes míos, y luego tomamos un avión que tembló todo el tiempo, hasta la capital del Tahuantinsuyo, para reencontrarnos con los demás. El reencuentro debía ser celebrado, sin duda, así que, caminando por el barrio de Santa Ana (ahora parece un sarcasmo enterarme que por ese barrio entraron por primera vez Francisco Pizarro y sus hombres al Cusco luego de derrotar al ejército Inca) nos metimos en la primera cantina que encontramos y nos dimos a beber cerveza del tiempo. Entonces no era como ahora: dos experiencias no podías perderte si ibas al Cuzco en los ochenta, la primera era beber cerveza cusqueña que entonces era un producto regional que solo se saboreaba en el lugar; la segunda era tomarla del tiempo, enfriada por la helada sombra serrana, varios grados de temperatura por debajo de las zonas alumbradas por el sol.

Habríamos pasado como una hora libando, más o menos, y comenzaron los problemas; de las otras mesas arrancaron los puyazos, las agresiones, de carácter racial y alusivos a nuestra proveniencia capitalina. El tono y la frecuencia fueron subiendo rápidamente con lo cual el ambiente se tornó de inminente bronca o de súbita partida del lugar. Comenzamos a hablar del tema en voz baja, había que actuar rápido, pero a mí no me terminaba de cuadrar salir expulsado de un lugar debido a las enconadas y diversas narrativas que pululan en el país porque no hemos tenido clase dirigente capaz de tender mínimos puentes entre culturas y regiones.

“Ven acá mi compañera,

ven oh mi dulce andarita,

tu, sola, sola, solita,

que me traes la quimera”

No sé cómo fue, pero súbitamente, me encontraba en el medio de la cantina entonando con voz temblorosa pero emotiva la melodía y la letra de La Andarita. De ese momento recuerdo el silencio, el silencio tenso, todos comprendieron que ese canto portaba una respuesta a los parroquianos por parte de los visitantes, hasta que alcanzamos el cenit de la canción:

“Por eso yo quiero al niño

Amo y respeto al anciano

Al indio que es como mi hermano

Le doy todo mi cariño”

Es tan fácil criticar, de seguro me trataran de paternalista y hasta de racista ya sea por la manera cómo intenté resolver aquel dilema hace treintaicuatro años o por contarles esta historia a propósito del Bicentenario. Pero más difícil es estar allí, en la posición en la que nosotros nos encontrábamos, y adoptar la postura de buscar una salida que no supusiese el conflicto o la huida, sino el encuentro y el reconocimiento.

En la bicentenaria historia de nuestra república, nunca le hemos dado cara a los potentes imaginarios que hasta hoy nos siguen drásticamente separando, porque muchas veces, además, se amparan en la realidad socioeconómica. Es por eso que suelo sugerir a mis estudiantes -pues finalmente existe un ágora, el aula, en donde se reúnen todas las sangres del Perú- conocerse, dejar sus guetos por un instante, e invitarse. La joven con casa en Asia, y que seguro representa en los demás el estereotipo del “blanco”, pues que les invite un fin de semana a la playa, y el joven cuyos padres poseen una estancia rural en Ayacucho, pues lo mismo, que los invite a una excursión a su tierra, a sus costumbres, a sus apus.

De qué sirve ser iguales en derechos -aunque en la praxis no se cumple- si no nos reconocemos como iguales al vernos, al mirarnos. Si una lección, si una verdad, evidente, nos ha dejado la reciente campaña electoral es que seguimos siendo un país de guetos, o una sociedad de castas, como se decía en tiempos coloniales.

Al final de esta columna, algunos se preguntarán ¿y cómo terminó la historia de La Andarita de Santa Ana? Pues de lo mejor. Cuando terminé de cantar el espacio se convirtió en otro, dejó de estar dividido por mesas y nos confundimos todos en un gran abrazo, si los parroquianos hasta querían cantarnos la Flor de la Canela para darnos gusto.

“Sé humilde y pon la otra mejilla, rompe el hielo, en el Perú la historia explica muchas cosas y tú debes comprenderlo”. Pienso en las enseñanzas de papá Ezio el día del Bicentenario, cómo no compartirlas.

Feliz Bicentenario.

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Andarita, Bicentenario, José María Arguedas

Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 178: Castillo y el contorsionismo político que tendrá que hacer si busca contentar a todos con su Gabinete. ¿Le sirve para eso su experiencia como sindicalista, más bien opositor? ¡Y las falsas ofertas!

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Bicentenario, Pedro Castillo

Continuando esta breve serie sobre el Perú ad portas de cumplir 200 años, desarrollamos ahora en qué condiciones vivimos los peruanos. Descubriremos los datos más relevantes de los avances en las condiciones de vida de los peruanos, pero también de las grandes desigualdades que aún nos caracterizan.

En el Perú existen cerca de 9 millones de hogares. Para el INEI, hogar es “el conjunto de personas, sean o no parientes, que ocupan en su totalidad o en parte una vivienda, comparten las comidas principales y atienden en común otras necesidades vitales básicas.” Es decir, aquellas personas -familia o no- con las que compartimos vivienda y  la comida y cubrimos en conjunto las necesidades básicas. Los más de 30 millones que somos nos reunimos en 9 millones de hogares. Cada hogar tiene entre 3 y 4 personas.

También tenemos un número similar de viviendas ocupadas. Anualmente el número de viviendas crece 3% aproximadamente. Llama la atención eso sí que la tasa anual de viviendas para alquilar o vender crece al ritmo de 10% anual. Sin embargo, el crecimiento de viviendas en cada departamento es dispar. En Madre de Dios, Tacna, Ica, Tumbes, Ucayali y Moquegua las viviendas crecen anualmente a niveles significativamente superiores al promedio nacional. Se va construyendo cada vez más oferta habitacional.

Aun así, son 5 departamentos los que concentran más de la mitad de las viviendas del Perú: Lima (nada menos que el 30%), Arequipa, Piura, La Libertad y Cajamarca tienen el 53% del total de viviendas que existen en el país. Oportunidades para el desarrollo de viviendas hay muchas como vemos.

El ratio hogar / viviendas da cerca de uno, por lo tanto, en general podemos afirmar que cada hogar comparte una vivienda. Cerca del 90% de viviendas en el Perú es casa independiente y apenas el 10% es departamento en edificio. Pero además somos un país de propietarios. El 75% de viviendas es casa propia y el 16% alquilada. Aunque solo la mitad de las viviendas particulares propias tienen hoy título de propiedad

Con respecto a la construcción de las viviendas, se tiene que el 56% de las paredes de las viviendas del Perú son de ladrillo o cemento. Esto era apenas el 35% en 1993, para que se comprenda como ha ido la mejora de la calidad de la vivienda en el país. Además, el 23% tiene paredes de adobe (43% en 1993) y el 9% de madera.

Pero este no es tampoco un dato uniforme. En Lima el 86% de sus viviendas presenta material noble en sus paredes exteriores y en Arequipa el 82%. Pero en Huancavelica apenas el 13%, en Amazonas el 17%, en Apurímac el 21% y Cajamarca el 22%. Una muestra más de la desigualdad que encontramos en el país. Aún más, el 58% de los 1874 distritos del país solo tienen hasta 10% de sus viviendas con esta condición. Más de la mitad.

Si analizamos el dato por material predominante en los pisos de las viviendas, encontramos que el 42% de éstas es de cemento, pero el 32% solo tierra. El 23% lo tienen de parquet o madera pulida o loseta, entre otros. Este es un indicador que ha avanzado también en los últimos años. El cemento predominaba apenas en el 32% en 1993, pero la tierra representaba el 50% de viviendas en ese año. En ratios departamentales, Madre de Dios, Arequipa, Ica, Lima y Tumbes son aquellos que superan largamente el promedio nacional. Pero Huancavelica (18%), Apurímac (24%), Cusco (26%) y Cajamarca (27% son los que están aún muy lejos de dicho promedio.  Otra vez la desigualdad.

Desigualdad que entendemos mejor si consideramos los departamentos que  tienen en mayor proporción que otros pisos de tierra en las viviendas: en Huancavelica, 8 de cada 10 viviendas lo tienen; en Apurímac 7 de cada 10; y en Cajamarca, Puno, Ayacucho y Amazonas, 6 de cada 10 viviendas tienen piso de tierra. Pero qué distinta es la situación cuando la vemos por piso de parquet o madera o loseta: Lima, Callao y Arequipa son los departamentos que tienen estos pisos en mayor proporción que los demás departamentos del país.

El 80% del total de viviendas, más de seis millones, cuentan ya con acceso al agua por la red de pública domiciliaria. Este porcentaje ha duplicado el porcentaje que se tenía reportado en el Censo del 2007. No deja de preocupar el 7% de viviendas que aún obtiene agua de pozos subterráneos o el 5% que la encuentra en un pilón de uso público y otro tanto que se abastece directamente en ríos, acequias o manantiales. Lo que es terrible es el 4% de viviendas que hoy compran agua a nivel nacional. Ahora bien, si hemos avanzado en el alcance de la disponibilidad de agua en las viviendas, no deja de ser preocupante que haya un 12% de quienes reciben agua por red pública que no la recibe los siete días de la semana y el 36% que no la recibe las 24 horas del día.

Asimismo, hay 35% de viviendas que no tienen servicio de cobertura de alcantarillado por red pública dentro de la vivienda. Por el contrario, el 21% de la viviendas del Perú dispone de pozo séptico o pozo ciego o pozo negro. Un problema que urge solución por las repercusiones sanitarias que tienen.

Viendo la situación de las viviendas y los hogares en el país, queda claro que se repiten los nombres de las regiones menos favorecidas en el país, las que deberían haber crecido en sus indicadores y no ocurre. También notamos un mejor desarrollo del alcance a mejores servicios y materiales, pero aún es insuficiente. En la siguiente entrega, culminaremos este breve repaso de qué Perú recibimos en el Bicentenario.

Nota: toda la información es del INEI y se encuentra en su portal institucional: www.inei.gob.pe

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Bicentenario, Perú

En 15 días estaremos celebrando un aniversario más del Perú. Los 200 años en los que San Martín hizo la proclama de la Independencia y desde ese momento el Perú es libre e independiente por la voluntad de… ya lo saben, ¿no? En este artículo queremos sacudirnos un poco de la coyuntura que nos ha golpeado tan duro en las últimas semanas y contar un poco qué país tenemos 200 años después de San Martín. Trataremos de describirlo y esperar que se reconozca en él.

El Perú tiene poco más de 33 millones de personas, según las proyecciones del último Censo. Somos un país poblado. Para darnos una idea, Chile tiene 19 millones de habitantes, Bolivia 11 millones, Ecuador 17 millones. De los países fronterizos, solo Brasil y Colombia tienen mayor población que el Perú.

Dentro del país, no crecemos en la misma proporción. Si bien Madre de Dios, por ejemplo, es un departamento con muy poca cantidad de habitantes (representa al 0.5% de la población nacional), en los últimos 20 años su población creció más de 60%. La fiebre del oro debe haber tenido su influencia. Tumbes, Lima, San Martín y Tacna han crecido por encima del 30% en este período. Pero Cajamarca lo hizo al menos del 10%, al igual que Amazonas o Apurímac, tres de los departamentos con ratios de pobreza más altos en el país.

La población peruana se divide en 24 departamentos, que agrupan 196 provincias y que a su vez reúnen 1,874 distritos. Como dato curioso, la palabra más repetida en los nombres de los distritos es Santo o Santa. Parece que nos gusta encomendarnos a lo divino cuando decidimos el nombre de nuestra comarca. Además, hay 148 distritos que llevan el nombre de alguna persona, especialmente si se llama José o Juan, los nombres más frecuentes. También es curioso que existan más de 50 distritos que incluyan un adjetivo en su nombre. Los más comunes, Alto y Grande. Somos ostentosos.

Somos bastante centralistas. Las proyecciones de población nos revelan que uno de cada tres peruanos vive en la capital. Sólo sumando la población de los siguientes 7 departamentos se logra una proporción similar. A nivel provincial, la suma de las 10 provincias menos pobladas, que están principalmente en Ancash, no llega a 100,000 habitantes; mientras que sólo en la provincia de Lima tenemos 10 millones de personas, representando más del 90% del departamento. Además de ello, se nota que la población costera del Perú se va incrementando con el paso de los años, mientras que decrece la de la sierra y la selva. Los costeños hoy representan el 58% de la población, la sierra el 28% y la selva el 14%.

Hay 74 distritos en el Perú cuya población no llega a los 500 habitantes, y 270 por debajo de 1,000.  El distrito de Huampara en Yauyos apenas tiene 150 pobladores. Pero San Juan de Lurigancho en Lima tiene desde hace buen tiempo más de 1 millón de habitantes, superando a casi todas ciudades de fuera de la capital. Vale la pena preguntarse si tener tantos distritos nos hace un mejor o peor país.

Todos los días en el Perú nacen más de 1.500 nuevos peruanos y mueren más de 400. Tenemos una población relativamente joven, pues la mitad de la población tiene menos de 30 años y el 30% tiene menos de 18 años. La mediana de edad es de 29 años, pero el ratio de edad de mayores se viene incrementando con el tiempo. Si en 1993 la población de 60 a más años era el 7%, hoy es más del 12%.

Somos la mitad hombres y la mitad mujeres. Pero hay dos distritos, Chavín (Chincha) y Alis (Yauyos) donde encontramos 85% de hombres. Es decir, que hay una mujer por cada 9 hombres. Estos dos son parte de los 35 distritos a nivel nacional donde la población masculina alcanza el 60% o más.

Somos un país de “solteros”, el 38% de la población indica que tiene este estado civil. Pero hay una diferencia importante: los hombres sostienen serlo en mayor proporción que las mujeres (41% vs 36%). ¿Alguien miente? Sin embargo, las mujeres señalan ser en mayor proporción separadas o viudas. ¿Tal vez los hombres no asimilan el que hayan terminado su relación. Lo vemos a cada rato en los noticieros.

La tercera parte de la población estudió hasta secundaria, mientras que la cuarta parte tiene algún nivel superior. Más del 6% no tiene nivel educativo. Sólo el 1% tiene postgrado. Por más que nuestros indicadores económicos hayan avanzado estas cifras duelen mucho. Claramente tenemos que lograr mejores cifras en educación.  El 89% de peruanos sabe leer y escribir. Pero además. el 83% aprendió a hablar con el  castellano; mientras que el 14% con el quechua y 2% con el aymara.

Estas son solo algunas cifras, todas tomadas de información pública del INEI, de los censos nacionales. La próxima semana continuaremos con esta radiografía del país.

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Bicentenario, Centralización, Radiografía del Perú

Querida Manuela,

Estamos ya en julio de 2021, mes del bicentenario. Seguimos con la pandemia y todavía no nombran a quien será el nuevo presidente para el siguiente quinquenio. Hay pocas actividades programadas para la celebración, a diferencia de la conmemoración que hubo por los 100 años, cuando Augusto B Leguía organizó grandes fiestas con delegaciones internacionales en el Palacio de Gobierno, en los clubes, carreras hípicas de gala, fiestas populares, la gran parada militar, desfiles escolares, desfiles de carros alegóricos, y una serie de inauguraciones como la inauguración del monumento al generalísimo José de San Martín, en la plaza que desde entonces lleva su nombre y que ha sido tan utilizada para las protestas y marchas democráticas.

Creo que la mejor conmemoración de lo que va para nuestro bicentenario es la Serie Numismática «La Mujer en el Proceso de Independencia del Perú«, acuñada el 30 de diciembre de 2020 del Banco Central de Reserva (Nota informativa. Circular 0037-2020-BCRP), que pone en circulación tres monedas alusivas a mujeres patriotas que colaboraron en la independencia: Heroínas Toledo, Brígida Silva de Ochoa y María Parado de Bellido recorrerán mercados en forma simultánea con las actuales monedas de 1 sol.

Tu seguro que las conociste o escuchaste de ellas. Al igual que tú, recibieron medallas de parte del General San Martín. Brígida Silva de Ochoa fue una valiente patriota que arriesgó su vida siendo informante de los insurgentes, y dio apoyo económico y moral a patriotas prisioneros. Ella fue calificada como una forjadora de la opinión pública, siendo declarada por San Martín como “Hija de la Patria” por sus virtudes y compromiso con la independencia. María Parado de Bellido, como te comenté en mi segunda carta, abrazó con convicción el proyecto independentista con su frase célebre: “No estoy aquí para informar a ustedes, sino para sacrificarme por la causa de la libertad”. La tercera moneda es de Las Heroínas de Toledo, Cleofé Ramos y sus hijas María e Higinia Toledo, tres mujeres que cortaron las amarras del puente colgante sobre el río Mantaro en medio del fuego enemigo con una rapidez que hasta hoy sorprende. Por su liderazgo y valentía, San Martín las reconoció con la Medalla de Vencedoras.

El legado de todas hoy lo celebramos. Ellas, al igual que tú, representan el sacrificio por la patria y son un símbolo de coraje, resistencia y lealtad a los ideales que forjaron la república. Manuela, creo para este bicentenario tan movido, con tan pocos festejos, el mayor logro es que mujeres estén ocupado los puestos más importantes el el Estado: están Violeta Bermúdez Valdivia, Presidenta del Consejo de Ministros; Mirtha Esther Vásquez Chuquilín, Presidenta del Congreso de la República del Perú; Zoraida Ávalos Rivera, Fiscal de la Nación; y Elvia Barrios Alvarado, actual presidenta de la Corte Suprema del Perú y del Poder Judicial (la primera mujer en asumir dicho cargo en el Perú). Asimismo, tres universidades públicas de larga tradición, como la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la Universidad Nacional de Ingeniería y la Universidad Nacional de Educación “La Cantuta” tienen rectoras mujeres. Según datos de la Autoridad Nacional del Servicio Civil (Servir), 5 de cada 10 servidores públicos son mujeres, número que supera al del sector privado donde el promedio de colaboradoras es de 3 por cada 10 colaboradores. Por otro lado, el 24% de jefas de hogar forman parte del aparato estatal a nivel nacional, mientras que en el sector privado solo 19%. Queda claro que hay mucho que trabajar para nosotras, las mujeres, solo espero que para ello no se necesiten 100 años más.

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Augusto B Leguía, Bicentenario

Guillermo Bermejo, virtual congresista electo por Perú Libre

“Es prerrogativa presidencial el llamado a Asamblea Constituyente”

Fecha de declaración:13 de abril del 2021

Fuente:

[1:34-1:37]
FALSO

Durante una entrevista, el virtual congresista electo Guillermo Bermejo, de Perú Libre, desestimó que sea necesaria la aprobación del Congreso de la República para convocar una Asamblea Constituyente, y como parte de sus argumentos, señaló: “También es prerrogativa presidencial el llamado a Asamblea Constituyente”. Luego de revisar la normativa y los antecedentes jurídicos al respecto, Ama Llulla concluye que esto es falso.

 

En primer lugar, cabe señalar que la Constitución Política de 1993 no hace ninguna mención hacia la figura de una Asamblea Constituyente.
Respecto a los mecanismos legales para su reforma, la Constitución establece que la modificación puede ser parcial o total. En el caso de las reformas parciales, estas pueden ser aprobadas por el Congreso de la República en dos legislaturas sucesivas, o de lo contrario, se puede prescindir de la segunda votación, llevando los cambios a ratificarse en un referéndum ciudadano.

 

Título VI
Ahora bien, respecto a la reforma total de la Constitución, la Carta Magna se limita a indicar en su artículo 32 que“pueden ser sometidas a referéndum: La reforma total o parcial de la Constitución; entre otras normas con rango de ley y ordenanzas municipales.

 

Artículo 32

 

Esta es la única referencia que se hace sobre el proceso a seguir para concretar un cambio total de la Constitución en todo el documento.

 

Así también lo señaló el abogado constitucionalista César Landa. “En nuestro sistema no figura una asamblea constituyente, habría que modificar la Constitución para incluir esa figura, si es que se quiere hacer una reforma a través de un órgano distinto”.

 

¿Qué antecedentes existen sobre la reforma total de la Constitución?

 

La propuesta del cambio de la Constitución de 1993 se debate desde el retorno a la democracia en el país, en el año 2000, tras la vacancia por incapacidad moral al expresidente Alberto Fujimori.

 

Por entonces, el gobierno de transición de Valentín Panigua creó una Comisión de Estudio de las Bases de la Reforma Constitucional, a través del Decreto Supremo N° 018-2001-JUS, con el fin de cambiar la Constitución de 1993. Ello se sustentó en que la Constitución de 1993 “fue elaborada y debatida en un escenario de crisis política producto de la interrupción del orden constitucional, y ratificada por un referéndum cuestionado por las irregularidades cometidas en su desarrollo”, indicaba dicho decreto.
Como resultado, este grupo de trabajo liderado por el Ministerio de Justicia, dio tres alternativas para el reemplazo de la Constitución Política de 1993, de las cuales, ninguna otorgaba al presidente de la República la facultad para llamar directamente a una Asamblea Constituyente.

 

Por su parte, el Congreso de la República tomó la decisión de reemplazar la Constitución a través de los mecanismos que se precisaban en la Carta Magna, conforme al artículo 32, con un referéndum. Fue así que se aprobó la Ley 27600, que dio a la Comisión de Constitución del Parlamento la tarea de proponer dicha reforma total, la cual debía ser aprobada por la mayoría del Congreso, y finalmente ratificada en un referéndum.

 

Esta ley fue objetada ante el Tribunal Constitucional (TC) por el Colegio de Abogados de Cusco, llevando así al máximo ente constitucional a pronunciarse en 2003 sobre las formas viables para reformar la Constitución. Así, en la sentencia N° 014-2002, el TC desestimó la demanda, y concluyó que el Congreso podía realizar una reforma total de la Constitución.

 

Además, recogió las tres alternativas dadas por el Comisión de Estudio de las Bases de la Reforma Constitucional del Perú del Poder Ejecutivo y determinó que estas eran viables.

 

La primera alternativa consistía en declarar la nulidad de la Constitución de 1993, y declarar la vigencia de la Carta de 1979. Pero a la vez, se consideraban válidos todas las acciones, nombramientos, compromisos, etc., que hayan sido hechas bajo su vigencia.

 

La segunda posibilidad consistía en utilizar los mecanismos que plantea la misma Constitución de 1993 para reformarla, y así retornar a la Constitución de 1979. Es decir, con la aprobación de dos legislaturas sucesivas, o en una y luego con su ratificación en un referéndum.

 

Mientras que la tercera alternativa fue la única que consideró la posibilidad de convocar a una Asamblea Constituyente.

 

Esta podría concretarse al aprobar una ley de referéndum que consista en consultar a la ciudadanía si se quería retornar a la Constitución de 1979. En caso de que el resultado sea positivo, debía convocarse a una Asamblea Constituyente para que realice los cambios.

 

Otra posibilidad era consultar en el referéndum directamente si la población quería una nueva Constitución Política. En este escenario, de aprobarse, también sería necesaria la convocatoria de una Asamblea Constituyente que realice dicho proceso.

 

Consultado para esta verificación, el constitucionalista Luciano López también descartó que el presidente de la República pueda llamar a una Asamblea Constituyente. “Eso no es posible con la Constitución del 93”, precisó.

 

López explicó que en dicha sentencia del TC, el organismo reconoció la existencia de vacíos en la Constitución debido a que no indica cómo llamar a una constituyente. No obstante, advirtió, el tribunal reconoció la viabilidad de hacer una reforma total a través del referéndum.

 

“De las tres propuestas que dio el TC, actualmente, la única viable sería la tercera, que requiere necesariamente de la participación y aprobación del Parlamento”, añadió. “Como [el presidente] no tiene iniciativa de referéndum, entonces tiene que presentar un proyecto de ley de reforma constitucional para que se llame a una Asamblea Constituyente. Y depende del Parlamento, si así lo decide, pasarle la autógrafa al presidente para que convoque el referéndum”.

 

En ese sentido, si bien la figura de la Asamblea Constituyente no existe en la Constitución, el Tribunal Constitucional ha establecido que el llamado a una Asamblea Constituyente puede darse si esta es aprobada en una ley de referéndum.

¿Es prerrogativa del presidente llamar a un referéndum?

 

Conforme a la Constitución Política y los antecedentes jurídicos, tampoco es una prerrogativa presidencial el llamado a un referéndum.

 

“Eso no es posible con la Constitución de 1993, porque el presidente no tiene iniciativa de referéndum. Es decir, si tú revisas el artículo 118 de la Constitución, que son facultades del presidente. En ninguna tiene la facultad de ir, con acuerdo de su consejo de ministros, a un referéndum sobre lo que le parezca”, explicó López.

 

Por su parte, el abogado César Landa mencionó que la Constitución establece que el presidente tiene iniciativa de reforma constitucional, por lo que puede proponer proyectos de ley al Congreso. Pero, estos deben ser aprobados necesariamente por el Poder Legislativo, recordó Landa. Tal como ocurrió con el referéndum del 2018 sobre la reforma política, que fue propuesto inicialmente por el expresidente Martín Vizcarra.

 

En resumen, ni el llamado a la Asamblea Constituyente, ni el llamado a un referéndum para la reforma total de la Constitución, son prerrogativas del presidente de la República como indicó Guillermo Bermejo. Estas deben pasar necesariamente por el Congreso de la República.

 

Ama Llulla se contactó con el área de prensa del partido Perú Libre para solicitar los descargos de su virtual congresista. También remitió un mensaje directo a Guillermo Bermejo para preguntarle sobre su declaración, pero hasta el cierre de edición, no se obtuvo respuesta.

 

En función a lo expuesto, la red Ama Llulla concluye que es falso que el presidente de la República tenga como prerrogativa el llamado a una Asamblea Constituyente, como aseguró el virtual congresista electo Guillermo Bermejo, de Perú Libre.

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Bicentenario, Elecciones 2021, Red Ama Llulla
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