Trabajo

Es importante revisar y mejorar los procesos internos de cada equipo para hacerlos más eficiente. Según el estudio “Anatomía del trabajo”, elaborado por la plataforma de organización de tareas y equipos Asana, los trabajadores dedican el 60% de su tiempo a pormenores del día a día y solamente un 27% al corazón de sus labores. Por ello brindan algunos consejos prácticos para mejorar la eficiencia y productividad de los equipos de trabajo:

Elimina las reuniones innecesarias

Una de las maneras más sencillas de mejorar la eficiencia de tu equipo es evitando las reuniones innecesarias. En general las reuniones pueden ser bastante productivas, si es que se cuenta con una agenda clara, si asisten las personas adecuadas y si todos están preparados para aportar. Caso contrario, si se planifica una reunión sin una agenda ni objetivos claros, terminarás consumiendo tiempo valioso de tu equipo. El exceso de reuniones en el día impide el desarrollo de la ejecución del trabajo.

Planifica detalladamente las reuniones

Asegúrate de que cada reunión tenga un objetivo. Crea y comparte una agenda de la reunión para que todos estén al tanto de los temas a tratar. Además, alinea las convenciones acerca de las reuniones, como la necesidad de encender las cámaras. Durante las reuniones toma nota de lo acordado y registra las acciones pendientes con fechas de entrega y responsables.

Reduce el trabajo de menor prioridad

Como es natural, en algún momento tu equipo tendrá demasiadas cosas por hacer. Sin un sistema adecuado que les sea útil para eliminar, posponer, delegar o disminuir tareas no prioritarias, se perderá la eficiencia laboral. Expertos de Asana explican los criterios para cada una de estas acciones:

  • Si una tarea o aspecto del proyecto no es compatible con el objetivo general de la empresa, elimínala.
  • Si hay una tarea urgente que tiene un gran impacto en los objetivos del equipo, termínala y posterga cualquier tarea menos importante para cuando dispongas de más tiempo.
  • Si se te asignan dos tareas de igual importancia, delega una a otro miembro del equipo con mayor disponibilidad.
  • Si hay una tarea que no puedes postergar, eliminar ni delegar, encuentra la forma de reducir el tiempo necesario para finalizarla.

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Esos tiempos en que jugar videojuegos se veía como una completa actividad de ocio, sin mayor propósito que la distracción de otras actividades productivas como los estudios van quedando atrás. Diego Regolar Ripoll, neurocientífico de la Universitat Oberta de Catalunya, precisa al portal 20 Minutos que es posible desarrollar varias destrezas a través de los videojuegos.

Asegura que jugar 30 minutos al día videojuegos de acción estimula la materia gris en la corteza prefrontal y el hipocampo derecho, que es la parte del cerebro responsable de la memoria y el cálculo visual. “Juegos como los de conducción mejoran la memoria, la concentración y la capacidad de hacer varias cosas a la vez”, agrega.

En un evento organizado por EAE Business School, Gerard Pous, gamer conocido como ‘StarK’, también refirió que los juegos de roles, como World of Warcraft promueven el liderazgo entre personas habitualmente tímidas o retraídas. “Creo que eso es algo que le ocurre a muchas personas que juegan, porque muchas son personas introvertidas que encuentran una vía para desarrollar sus capacidades sociales”, explica.

Las habilidades del futuro

Para identificar en qué forma esa experiencia “gamer” o del “gaming” es transferible al lugar de trabajo, ManpowerGroup elaboró el estudio “Game To Work”, que entrevistó a jugadores de 44 países y territorios, incluido el Perú. Entre sus hallazgos se destaca que los “gamers” tienen las habilidades del futuro: un mejor pensamiento crítico, creatividad, inteligencia emocional y resolución de problemas complejos.

Según ManpowerGroup, el 43% de los empleadores dice que es más difícil enseñar este tipo de habilidades sociales, que son de las más buscadas a medida que la automatización y las máquinas realizan tareas más rutinarias. Los diferentes géneros de videojuegos (multijugador o de estrategia) permiten a las personas cultivar habilidades distintas.

Por ejemplo, quienes practican juegos de estrategia como StarCraft o League of Legends, desarrollan el pensamiento crítico, creatividad, resolución de problemas y la percepción social. En cambio, quienes se concentran en juegos de acción como World of Warcraft, Assassin’s Creed o Pokémon, desarrollan habilidades como la colaboración, la comunicación, el juicio y toma de decisiones y la resolución de problemas.

De esta manera, con cada juego jugado, la próxima generación de gamers está desarrollando personas con las habilidades más buscadas por los empleadores: un perfil más social, estratégico, competitivo y diverso.

Luca Giovannini, vicepresidente global de Innovación y Analítica de ManpowerGroup, concluye que “los juegos fomentan la habilidad del aprendizaje continuo y esta capacidad es cada vez más crítica a medida que las personas se adaptan al mundo laboral en constante cambio”.

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Todos hemos procrastinado en algún momento. Se trata del hábito de demorar nuestros compromisos o pendientes de manera irracional e improductiva. Esto a la larga, genera mucho estrés y frustraciones. El psicólogo Cristian Mantilla explica que la procrastinación es el resultado de la lucha entre el cerebro emocional y el cerebro racional, que cuando la voluntad de nuestra razón cede a los caprichos del instinto, caemos en la procrastinación.

El experto brinda algunos consejos para poder vencer la procrastinación y volvernos más eficientes en el día a día:

Acepta que eres adicto a la dilación

El primer paso para afrontar todo problema que estemos cargando es aceptarlo. Asumir que una falla conlleva un derrumbamiento de la voluntad puede resultar útil en algunas personas. Puedes seguir estas pautas para hacerlo:

  • Reflexiona sobre las veces que te has alejado del objetivo y anótalo.
  • Reconoce que la voluntad traiciona con autoengaños como: “solo esta vez”.
  • Ten presente que la primera dilación te permitirá justificar todas las demás.

Genera espirales de éxito

Si nos proponemos una serie de metas asequibles, maximizamos nuestra motivación y le daremos al logro un significado concreto. En las primeras etapas de un proyecto complejo suele ser mejor tener metas de proceso o aprendizaje que de resultado. Las metas consisten en adquirir o refinar nuevas destrezas. La esencia de la espiral de éxito es que el logro crea confianza, mientras se convierte en empeño que genera más logros.

Anímate con otras victoria

Procura rodearte de personas optimistas, pues las actitudes se contagian. Lo que otros creen puede llegar a influir en tu intención de accionar. Comparte tus planes con gente que confíe en ti y te anime a luchar por lo que deseas. Mira películas de motivación, asiste a charlas de personas que han triunfado, y aspira a mejorar para impactar de forma positiva en los demás y la sociedad.

Convierte tus tareas en un juego

Las tareas que odiamos están entre las que más tendemos a posponer, especialmente aquellas tareas repetitivas, monótonas y que resultan muy sencillas de realizar. Procura convertirlas en un juego o reto, para lograr un equilibrio entre tu propia capacidad para desempeñar la tarea y la dificultad de la tarea en cuestión y así generar un estado de flujo constante, con máxima concentración e implicación en lo que estás haciendo.

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Todos hemos tenido malos días, pero a veces podemos empezar a sentir una mala racha en el ámbito laboral que ponga en cuestionamiento nuestro desempeño. Esto puede explicarse con diversos factores pero uno de los principales es el agotamiento o la mala organización.

El psicólogo organizacional Juan Armando Corbin explica que el agotamiento mental está relacionado con el estrés, el exceso de tareas y la falta de recursos. En ese sentido es importante que tomes en cuenta algunas de estas pautas para empezar a cambiar tu estado físico y mental de modo que tu desempeño pueda mejorar en el día a día.

Organización y planeamiento de toma de decisiones

La fatiga se puede disminuir con organización y planeamiento. Hay actividades sencillas que, aunque no lo parezca, nos quitan tiempo valioso. Por ejemplo, podemos decidir con anterioridad qué preparar para la semana, qué ropa utilizar o agendar temas laborales importantes que estén pendientes.

El cuerpo funciona como un reloj biológico y suele estar más apto durante las mañanas, momento que debemos de aprovechar para maximizar nuestra productividad. Tomar decisiones importantes durante la noche puede ser contraproducente pues nuestro cerebro ya se encuentra agotado.

Alimentarse de manera correcta

Esto es básico para cualquier persona. Nuestro cuerpo requiere de una buena alimentación para poder obtener la energía necesaria para el día a día y así desarrollar todas las actividades pendientes. El cuerpo requiere también de todos estos nutrientes de forma diaria por lo que tener una alimentación balanceada, respetando horarios de comidas, puede impactar positivamente en nuestro bienestar y por ende en el nivel de productividad.

Dormir bien para rendir más

Este es uno de los factores más evidentes al momento de hablar sobre agotamiento. El sueño incluso en periodos cortos puede impactar positivamente en las habilidades de resolución de conflictos o problemas. Las siestas de 20 minutos por ejemplo pueden ser muy útiles para recomponerse.

Reducir las distracciones

Son diversas las tareas a las que debemos enfrentar en el día a día, y gran parte del tiempo perdido suele irse en actividades menos importantes como la gestión de correos innecesarios. Es importante apoyarse en herramientas que ayuden a gestionar de forma correcta y rápida nuestras tareas y tiempos para tener claro a qué debemos darle mayor prioridad.

Todo el tiempo estamos tomando decisiones y si estas no son gestionadas de forma correcta o en el tiempo adecuado pueden terminar por afectar nuestro desempeño.

Buenas relaciones interpersonales

Es necesario que en el ámbito laboral manejemos adecuadas relaciones interpersonales, mantener un flujo de trabajo claro dentro del equipo y evitar la sobrecarga laboral para así poder reducir el estrés y evitar problemas en el mediano plazo.

Para ello lo mejor será tener claras las funciones de cada uno de los integrantes del equipo, desarrollar las propias capacidades al máximo, organizar el tiempo y establecer y respetar los horarios acordados.

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Tener buenas habilidades sociales y poder trabajar bien en equipo son actitudes bien valoradas en el trabajo y demandadas ampliamente en los procesos de selección. Sin embargo, estas habilidades son solo unas pocas características de lo que, actualmente, se denomina inteligencia emocional, y que cada vez está siendo más requerido en el ambiente laboral como una capacidad integral.

En líneas generales, la inteligencia emocional es un conjunto de habilidades para identificar y gestionar las emociones propias y las de los demás. Si bien algunas personas la tienen naturalmente, es una habilidad que puede desarrollarse y mejorarse. En la forma definida por el creador del concepto, el psicólogo Daniel Goleman, comprende hasta 12 características entre las que se cuentan la adaptabilidad, la empatía, el trabajo en equipo o la orientación al logro.

En una entrevista con BBC Mundo, Goleman consideró que las principales cualidades para tener éxito en el trabajo son las habilidades de orientarse al logro, la empatía y la influencia. «Escogería la orientación al éxito, entendida como la capacidad de seguir esforzándome para conseguir los objetivos a pesar de los obstáculos. En estos tiempos esto parece muy importante», aseguró.

Así como la orientación al logro puede ser de utilidad en un contexto desafiante como la pandemia, Goleman explica que la empatía y la influencia -entendida como la capacidad de transmitirle un argumento a las personas clave de manera convincente- son características importantes para el nuevo ambiente de trabajo al que los trabajadores se enfrentan. 

El nuevo entorno y la inteligencia emocional

Un artículo de La Tercera de Chile recuerda que, durante el teletrabajo, la capacidad de adaptación se ha puesto de manifiesto. Lo mismo ocurrió con otras habilidades de la inteligencia emocional, por ejemplo, expresar empatía por una colega que trabaja y al mismo tiempo cuida de sus hijos. Incluso el autocontrol ha sido útil cuando el teletrabajo nos abruma.

Paola Rubio, especialista y docente de Aprende Institute, indicó a El Economista que, a pesar del trabajo remoto, la inteligencia emocional cobra relevancia por la necesidad de seguir fortaleciendo las relaciones interpersonales. “Sobre todo en el contexto actual, con clases y jornadas laborales remotas desde casa, la estabilidad emocional, la flexibilidad psicológica y capacidad de adaptación a nuevos escenarios, tolerancia a la frustración y manejo de la incertidumbre son esenciales”, aseguró.

Entre los beneficios de contar con inteligencia emocional en el equipo de trabajo, se cuenta el tener una mayor productividad y crecimiento. Además, los costos asociados a la rotación y el ausentismo laboral se reducen. Esta capacidad también tiene la ventaja de potencial el liderazgo, ya que permite alcanzar metas e influir en otras personas para que, de manera voluntaria, se comprometan con el logro de objetivos comunes.

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En estos tiempos de teletrabajo y necesidad de alta eficiencia, muchas personas han recurrido al multitasking, es decir la capacidad de llevar a cabo distintas actividades de forma simultánea. Muchas veces el multitasking puede resultar positivo si se consigue realizar con eficacia, pero para algunas otras personas puede no ser la mejor opción.

Un informe de la EAE Business School explican algunos beneficios del multitasking:

Ahorro de tiempo: Ser multitasking permite ser más rápidos y eficientes al realizar las labores, lo que implica un mayor rendimiento y facilidad para conciliar trabajo con vida personal.

Aumento de productividad: El multitask bien ejecutado permite asumir volúmenes de trabajo importantes gracias a un aumento del rendimiento sin renunciar a la calidad. Esto también se traduce en un rendimiento económico.

Asumir más responsabilidades: Ser un multitasker eficaz facilita asumir más responsabilidades gracias a esa habilidad para hacer varias cosas a la vez para el logro de una mayor eficiencia.

Trabajo de calidad en entorno caótico: Si el espacio de trabajo o el clima laboral exige una atención constante, el planteamiento multitasking será de ayuda para no sucumbir a las distracciones constantes.

Superar los inicios de una empresa: El multitasking puede convertirse en una necesidad en situaciones difíciles, como por ejemplo cuando iniciamos un proyecto empresarial o en contextos de crisis.

Por otro lado, existen algunas desventajas de esta capacidad adquirida:

Estrés: Este es uno de los factores que más afectan a los profesionales multitask, pues la mayor parte del tiempo se encuentran saturados de trabajo y -pese a que lo intentan- sienten que no suelen llegar a los resultados que esperan.

Entorpecimiento del trabajo: En caso de no prestar la atención requerida en cada tarea por estar realizando muchas a la vez, el trabajo multitarea suele sacrificar calidad en beneficio del tiempo de realización.

Efectos negativos en la vida personal: Cuando un trabajador es multitasking suele estar más cansado e irritado de lo habitual debido a la exigencia laboral y puede trasladar estos problemas a su entorno personal.

Lo recomendable es encontrar el punto de equilibrio entre la lista de tareas pendientes y la productividad que se desea alcanzar, generando una sana organización mediante el criterio de prioridades para ordenar las tareas de mayor o menor urgencia. Además de ser posible, es bueno delegar tareas y desconectarse de los dispositivos electrónicos relacionados al trabajo, sobre todo durante los fines de semana para poder recargarse de energía.

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Cada vez que estamos próximos a pasar por una entrevista de trabajo aparece la pregunta: ¿cuáles son mis fortalezas? El psicólogo Oscar Castillero explica que las fortalezas personales tienen un fuerte trasfondo cultural y suelen están vinculadas a valores universales e incluso pueden relacionarse con las virtudes.

A esto se suma la definición del consultor de Recursos Humanos Jay Canchola que indica que “desde el punto de vista de recursos humanos, las fortalezas laborales suelen definirse en términos de competencias como liderazgo, resolución de problemas o el trabajo en equipo”.

¿Cómo identificar mis fortalezas profesionales?

Canchola explica que una manera sencilla de identificar tus puntos fuertes es escuchar tus emociones al trabajar. Piensa en qué actividades, como el liderazgo o la resolución de problemas, te brindan mayor satisfacción. Una forma más compleja de identificar las fortalezas consiste en la validación externa, es decir, cuando otros reconocen tu capacidad o talento para algo en especial.

Al encontrarte en el proceso de identificar tus puntos fuertes es importante que reconozcas las cosas que te interesan y te llenan y luego buscar las habilidades que se derivan de ellas. Puedes hacer esto mediante la exploración de actividades que te agradan dentro o fuera del trabajo.

Una vez que hayas descubierto tus intereses, determina si eres bueno en ellos. Por ejemplo, si disfrutas de la organización de eventos, anímate a hacerlo en el trabajo y observa objetivamente el resultado de tus acciones. “Cuando eres bueno en algo y lo disfrutas de verdad, has encontrado una verdadera fuerza que debes aprovechar en tu lugar de trabajo”, indica el experto.

Fortalezas más buscadas

Un informe de Forbes indica algunas de las fortalezas más requeridas y valoradas:

Responsabilidad: Sé consciente de que deberás hacer frente a diferentes situaciones y que tus decisiones pueden afectar al equipo. La responsabilidad te muestra como una persona con los pies en el suelo que sabe actuar pensando en el bienestar de la empresa.

Iniciativa: Es importante que mantengas el espíritu vivo y respaldes tus propias ideas. Es muy valorado que tras años de experiencia, continúes con el mismo ánimo del inicio para afrontar nuevos proyectos.

Curiosidad: Para seguir creciendo es necesario seguir aprendiendo. Muéstrate como una persona con expectativas de futuro que desea seguir formándose. De esta manera podrás tener más posibilidades dentro de la empresa.

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Un estudio global realizado por la encuestadora estadounidense Gallup reveló que solo el 15% de los trabajadores se siente entusiasmado por el futuro de sus compañías, cifras que muestran la falta de motivación laboral dentro de una empresa. El psicólogo cognitivo-conductual Xavier Molina explica que la motivación es la clave para entender por qué los seres humanos persistimos en perseguir ciertos logros que no dan ningún fruto a corto plazo.

Muchas veces el pasar largo tiempo en una sola tarea o proyecto puede terminar por agotarnos y desmotivarnos, lo cual impacta negativamente en la calidad de aquello que se nos ha encargado. Si te enfrentas a esta situación, toma en cuenta estas acciones que te ayudarán a mantenerte constantemente motivado, hasta culminar con el proyecto.

Divide el proyecto: Es mejor enfrentarse a varias tareas pequeñas y concretas que a un solo gran proyecto. Una tarea pequeña con una descripción muy clara te permite visualizar fácilmente el final y es la mejor cura para la procrastinación. Un proyecto grande y complejo puede resultar abrumador. Al dividirlo en tareas minúsculas consigues ver claro el camino y la resistencia a enfrentarte a él disminuye.

Concéntrate en tareas sencillas: Si sientes que cuentas con poca energía o pocas ganas, concéntrate en tareas sencillas y rápidas. Cerrar cosas pendientes, aunque sean poco importantes, te dará energía y fuerza para ir por otros objetivos mayores. Si te encuentras agobiado por el gran número de tareas, simplemente elige una y empieza. La resistencia al trabajo irá desapareciendo a los pocos minutos de empezar.

Tómate tu tiempo: Muchas veces confiamos en que podemos hacer una tarea en menos tiempo del realmente necesario. Cuando transcurre ese tiempo y no hemos terminado, aparece la frustración y el desánimo. Sé realista en tu planificación y adáptate si la situación cambia.

Prémiate: Cuando termines una tarea o logres un buen avance, haz algo que te apetezca, que te relaje y que no implique ningún esfuerzo. Puedes dar una caminata de 15 minutos o disfrutar de café.

Hazlo divertido: Una tarea rutinaria puede convertirse en algo más placentero si eres capaz de hacerla de una forma diferente. Escucha música mientras trabajas, o cambia de lugar de trabajo de forma momentánea para cambiar el ambiente.

Comprueba tu progreso: Trata de realizar algún tipo de registro o gráfica que te permita evaluar cómo vas haciendo las cosas. Además de obtener una información valiosa, el aspecto visual te motivará a continuar avanzando en tus objetivos.

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Empezar alguna tarea y después dejarla a medio hacer o tener varias tareas acumulándose y ponerse a perder el tiempo no es tan irracional como parece. Según la psicóloga y coach, Sol Rivera, el cerebro siempre estará pensando en formas de ahorrar energía para sobrevivir por más tiempo y, en esa línea, cumplir con un nuevo hábito pasa a segundo plano.

“Solemos caer siempre en el mismo camino porque lo conocido me tranquiliza, es como un suspiro de paz a mi cerebro que le dice que no tiene que trabajar de más y que puede ponerse en piloto automático. Ahora bien, que estemos cómodos no significa que estemos satisfechos, es más, puede ocurrir”, apuntó.

La incomodidad recién aparece cuando no logramos asistir al curso al que nos apuntamos o cuando abandonamos el gimnasio o la dieta que establecimos. Para que esto no ocurra, Daniel Colombo, Máster Coach Ejecutivo y autor de varios libros sobre este tema, recomienda definir la meta sabiendo desde el inicio que será un proceso y mantener el foco en el objetivo.

“El primer paso representa un 50% de avance en el proceso, porque es sabido que a la mayoría de las personas les cuesta tomar el impulso inicial. (…) La clave para ser constante es la repetición, aunque parezca aburrido. Según la ciencia, para cambiar un hábito hay que hacer lo opuesto durante 21 días seguidos, al menos”, considera.

También aconseja felicitarse por los logros obtenidos porque el cerebro funciona con un centro de recompensas.

Mecanismos psicológicos e informáticos

Si tenemos presente que la mayor parte de los trabajadores estarán obligados a aprender y especializarse en distintas materias de manera constante durante su vida laboral, los métodos de aprendizaje también son útiles para mantener un propósito constante.

Le ocurrió al ingeniero informático Francesco Cirillo, que cuando era estudiante le costaba mucho mantener la atención y creó un método de optimización del tiempo que se conoce actualmente como el “método Pomodoro”, que consiste en partir de una lista de cosas por hacer y dividirlas en tareas que lleven como máximo 25 minutos.

Tras cada 25 minutos en actividad, se puede tomar 5 minutos de relax y por cada ronda de cuatros tareas cumplidas, se puede descansar por 15 minutos. La clave es evitar cualquier interrupción durante los 25 minutos de trabajo y valerse de algún reloj para tomar el tiempo.

Otra técnica desarrollada para mejorar la productividad es el “método GTD”, por las siglas en inglés de “Getting Things Done”, que fue desarrollado por David Allen y consiste en seguir cinco pasos ante una tarea: capturar, aclarar, organizar, revisar y hacer.

En el primer paso, se refiere a recopilar toda la información que tengamos sobre determinado tema y anotarlo para poder liberar la mente donde todo se almacena de forma caótica. Entre las herramientas digitales que sirven actualmente para organizar toda esta información están Trello, Evernote, Focus To Do, entre otras plataformas que facilitan este proceso.

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