Me pasó algo muy curioso el fin de semana. Entre la subida del dólar y, por defecto, del aceite, del pollo, de la papa y del pan, me percaté que mis mascotas, dos perros que en principio pertenecían a mi hermana pero que hace un buen tiempo decidí cuidar, se quedaban sin comida. Hasta aquí nada extraño. Todo en orden. Cada dos meses hago el pedido de su alimento. La última vez fue en marzo. Ya tocaba.

La tienda donde siempre hago esa compra queda muy cerca de mi casa y como allí me conocen y yo al dueño del negocio, paso la tarjeta de débito por el POS sin mirar más detalles, recibo el producto, con él la boleta de venta, y regreso a casa. Ya en casa, dejo las cosas en su lugar y las llaves en la barra de la cocina, recibo una llamada y por alguna razón necesitaba un papel para anotar algo que en estos momentos no recuerdo qué era. Meto las manos en los bolsillos y lo único que encuentro es la boleta que me dieron en la tienda de comida para perros. Escribo lo que tenía que escribir y mientras lo hacía vi la cifra que había pagado hacía unos minutos. Me causa sorpresa. ¿La comida del perro también subió de precio? Termino de hablar por teléfono y de escribir sobre la boleta. Llamo al dueño del negocio y lo primero que le digo es si tal vez se equivocaron al cobrarme no unos soles más sino varios soles más. ¿Quizá el cajero digitó en el POS donde pasé mi tarjeta la cuenta de otro cliente? No hay equivocación, me responde. La comida del perro también subió de precio. Pero estrepitosamente.

El dueño de la tienda me cuenta que hay alimentos importados y otros fabricados en el país pero que hasta esos necesitan insumos del extranjero. Lógicamente la producción se tenía que ver afectada por la subida del dólar. Además, me explica que cada año, por la inflación, las empresas que le proveen a su negocio suelen subir sus precios pero que nunca como ahora. Dice que tiene que ver con la incertidumbre asociada a la coyuntura política y que si Castillo ganara las elecciones los perros también se morirían de hambre.

Sin duda. Los animales también la verían verde o, mejor dicho, no la verían. Quizá Pedro Castillo deba ir pensando, de aquí a una próxima campaña electoral, en unos 20 ó 30 años, en proponer un programa para la pobreza perruna. Esa de “barriga llena, corazón contento” caería bien también para nuestros amiguitos perritos. Claro, si de aquí a 20 ó 30 años Vladimir Cerrón le permite ser el candidato a la presidencia.

1 DE JUNIO DEL 2021 

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Dólar, Elecciones 2021, Perú

“María, ¿dónde están mis medias negras?”, grita Lucho, quien ya tenía buen rato buscando las famosas medias en el cajón, donde él las guardaba habitualmente. María responde: “Lucho, están en el cajón de siempre”. Lucho más molesto le contesta: “que no están, que ya he buscado por todo el cajón y no hay nada”. “Lucho, aprende a buscar. Las medias están ahí, yo misma las dejé en ese cajón ayer”, le responde María. “Me quieres decir que yo no sé buscar, que soy un inútil”, le contestó Lucho, ya bastante molesto. Finalmente, María se acerca donde Lucho, coloca su mano sobre el cajón, y con un aire de superioridad, sin dejar de mirarlo a los ojos, dejándole claro con esa actitud y en esa mirada que no sabe buscar, que es medio inútil y muchas otras cosas más, estira la mano, toma las medias negras y se las entrega. A lo que Lucho medio balbuceando le dice: “es que ese no es su sitio, es que ahí no se colocan, es que, es que… etc, etc”. ¿Alguna vez te ha pasado o te parece conocida la escena?

Si te parece conocida esta escena, si te ha pasado a ti, personalmente, que no “encuentras” algo que está frente a ti, te invito a que sigas leyendo. Más aún si crees que de lo que te quiero hablar es de que los hombres no sabemos buscar. Con mayor razón quieres leer este artículo, porque no tiene nada que ver con eso. Realmente lo que tiene que ver es con algo que nos sucede muchas veces en diversas áreas de nuestra vida: sólo vemos lo que conocemos.

Solo vemos las cosas como nosotros sabemos que son. Solo vemos las cosas, de la manera que creemos que son o, solo vemos las cosas que creemos que existen. Y no solo se trata de las cosas materiales que no vemos, se trata de cualquier cosa que no creemos que puede ser, que no creemos que es real, o que no creemos que existe. Incluso puede tratarse de la experiencia que estamos percibiendo de nuestra vida o las cosas que están sucediendo en ella.  A esto se le llama sesgo de confirmación, que básicamente es una propensión para dar más importancia y credibilidad a los datos que encajan con nuestras creencias que a aquellos que las contradicen. En pocas palabras queremos confirmar lo que ya sabemos.

Por ejemplo, con Lucho y María. No necesariamente es que Lucho no sepa buscar, puede que sí, puede que no. Realmente, lo que sucede en este caso en particular, es que él estaba “buscando donde se supone” deben estar. Es decir, él en realidad no estaba buscando las medias en todo el cajón, lo que estaba haciendo era buscarlas solamente en el lugar donde se supone deben estar.

Su cabeza le decía: las medias están en el lado izquierdo del cajón, porque allí es donde él las deja. Entonces, lo que estaba sucediendo es que él solo miraba allí, en el lado izquierdo, no en otro lado. Y aquí viene lo importante e interesante: no es que sus ojos físicamente no veían las medias, es que su cabeza le decía que la medias “tenían” que estar en el lado izquierdo, y no en otro lado. Y esto podría pasar con otras situaciones. Como, por ejemplo, cuando tienes un problema. Si tú dices que el problema no tiene solución, lo que le estás diciendo a tu cabeza, a tu mente, es que no se puede resolver y por lo tanto tu cabeza no va a encontrar una solución, porque tú no crees que la haya. Y lo contrario también sucede. Si tú crees que existe una solución, tu mente buscará y encontrará una, porque tú estás diciendo que existe.

Vamos a ver otra forma que nuestra mente “no nos deja ver”.  Digamos que tenemos un amigo que nosotros creemos que actúa de manera “A”, “B” y “C”. Lo que nosotros creemos de esta persona es eso, ni siquiera somos conscientes de que en realidad sólo actúa de esas maneras, que es sólo un comportamiento, lo que sucede es que nosotros creemos que él es así, como una verdad absoluta. (Te recomiendo que leas el artículo Tener éxito o tener la razón de esta columna, donde hablamos de la diferencia entre ser y actuar).  Entonces, puede ser que, en algún momento, por alguna razón, esta persona decida cambiar y comience a actuar de manera “X”, “Y” y “Z”. Lo más probable es que no lo notemos, o que no nos demos cuenta, porque nuestra mente está esperando que actúe de la manera que yo ya sé (A – B – C) y no es capaz de darse cuenta de los cambios, que en algunos casos podrían ser muy grandes. Nuestra mente no quiere lo desconocido, nuestra mente quiere encajar las conductas en las conductas conocidas. Lo desconocido lo desecha.

En los siguientes artículos profundizaremos más sobre porque nuestra mente quiere apegarse a lo conocido, y desechar lo desconocido. Por ahora te dejo con esta frase:

«Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto»,

Henry Ford.

Para desarrollar todo tu potencial, debes comenzar a creer que lo tienes. Todo se crea dos veces: primero en la mente, y luego en la realidad. Así que te invito a que definas como quieres que sea tu vida y comiences a verte en tu mente de esa manera, te aseguro que cada vez estarás más cerca de “ver’” y “vivir” esa realidad.

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Creciendo entre amigos, Solo vemos lo que conocemos

Según información del portal Ponte en Carrera, los trabajadores con educación superior técnica pueden llegar a tener un salario de hasta S/ 4,900 mensuales. Son cada vez más los jóvenes peruanos que se animan a seguir carreras técnicas que les permitan contar con educación superior en un tiempo menor que el requerido por una universidad.

Dentro del ranking elaborado con información de la Planilla Electrónica 2019 del Ministerio de Trabajo, podemos encontrar carreras tecnológicas mejora pagadas, como:

Ingeniería electrónica

Esta carrera permite que los profesionales desarrollen e innoven en productos electrónicos. Las áreas de desarrollo son las instalaciones, montaje, mantenimiento y reparación de equipos e instrumental electrónico y eléctrico. Sus egresados tienen una remuneración de entre S/ 1,200 y S/ 4,900.

Ingeniería Naval y Aeronáutica

Los egresados de esta carrera cuentan con conocimientos científicos vinculados a la invención, diseño, perfeccionamiento, y mantenimiento de los vehículos aéreos, así como nuevos procedimientos en la industria. La remuneración puede ser de hasta S/ 4,400 para los jóvenes egresados. Se estima que el ingreso promedio de estos trabajadores es de S/ 2,381.

Ingeniería Minera, Metalurgia y Petróleo

La capacitación de los estudiantes se da en operaciones técnicas en las áreas de metalurgia extractiva en su etapa de concentración de los minerales, aplicando los métodos de concentración adecuados y los métodos hidrometalúrgicos de recuperación metálica. El salario mensual de esta profesión técnica puede ser de hasta S/ 2,900. El ingreso promedio para jóvenes profesionales es de S/ 2,045 al mes.

Ingeniería Mecánica

En esta carrera técnica se aplican conocimientos tecnológicos en el trabajo de instalación, producción, mantenimiento y reparación de unidades, equipos, motores y sistemas. Según el ranking del Ministerio de Trabajo, la remuneración mensual puede llegar a ser de hasta S/ 3,100 y la mínima de S/1,000. El ingreso promedio al mes es de S/ 2,022 para los jóvenes egresados.

Técnico en Ciencias de la Computación

Las computadoras, cada vez más potentes y tecnificadas, han hecho que los técnicos en este sector estén muy bien remunerados. En este caso, los sueldos oscilan entre los S/. 1100 y S/. 3400.

Otra de las carreras técnicas mejor remuneradas son: técnico en Química; técnico en Contabilidad y Finanzas; y técnico Agropecuario.

Según el Ministerio de Educación, más de 400,000 jóvenes estudian actualmente una carrera técnica en 768 institutos de educación superior tecnológicos (IEST) de todo el Perú.

El mayor número de IEST, públicos y privados, funciona en Lima, donde hay 167. Le siguen en orden de proporción Arequipa (59), Cajamarca (49), Cusco (45), La Libertad (44), Áncash (41), Lambayeque (38) y Junín (38), entre otros.

 

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carreras, ciencia y tecnología, mejor pagadas, mejores sueldos

En época de elecciones, sobre todo en las segundas vueltas, las discusiones políticas se salen de control: basta que una persona haya escogido a un candidato distinto al de la mayoría para que el grupo de WhatsApp se vuelva un solo de ofensas, la reunión familiar se convierta en gritos, y los extraños en Facebook se sientan con derecho a proferir insultos. En este contexto un cliché se repite con mucha frecuencia: “No destruya amistades por simples diferencias políticas”. Yo no estoy seguro de que este consejo, tomado en sentido literal, sea muy saludable. Ciertamente habría que pensarlo dos veces antes de guardar amistad, por ejemplo, con un neonazi. Pero más allá de casos extremos, yo creo que uno debe romper con algunas personas dependiendo de la forma en que estas suelan encarar las discusiones políticas.

Mi idea es que, si su amigo o familiar es una bestia para discutir, lo mejor es alejarse de esa persona.

El presupuesto básico para una discusión es que ambas personas se presenten con un cierto grado de vulnerabilidad. Ambas aceptan que desconocen la verdad sobre un punto, o que no poseen la imaginación suficiente para concebir argumentos que los hagan dudar sobre algo que creen verdadero. Una buena discusión es como un juego de Jenga. Para pasar un buen rato jugando Jenga no importa tanto quién sea el ganador, sino qué tan alta es la torre que alcanzan a construir juntos. Un buen jugador de Jenga no espera que su contrincante se equivoque y bote la torre, sino más bien desea que el otro consiga colocar una pieza más, para así enfrentar un reto mayor y poner a prueba sus propias capacidades. Ahora bien, imagine que una persona insiste en jugar Jenga con usted, usted accede, pero al cabo de un rato, cuando le toca a usted su turno, la persona le mete un patadón a la mesa para que la torre se desmorone a pedazos, y luego se levanta vociferando ¡gané, gané! Si al cabo de unos días la misma persona se le acerca y le pide jugar de nuevo (y es más, ¡le dice que le encanta jugar con usted!), lo aconsejable, evidentemente, es rechazar la invitación.

En el caso de una discusión, si mi interés es encontrar la verdad, entonces lo que más me conviene es que mi interlocutor articule sus ideas con la mayor claridad posible, para así poder evaluarlas con cuidado. Y si mi interés es poner a prueba algo que yo considero como verdadero, debo también esperar con paciencia, y sobre todo, interpretar los argumentos de mi oponente de la mejor manera posible. Pues cuando interpreto un argumento o idea de manera tendenciosa lo único que hecho es crear una versión distorsionada que es mucho más fácil de refutar, lo cual me da la falsa ilusión de que he ganado la discusión – esto es equivalente a patear la mesa cuando mi oponente de Jenga está intentando poner su pieza, quedándome así con la sensación idiota de que soy un gran jugador.

Si en discusiones previas una persona le ha mentido, se ha burlado de sus ideas, lo ha interrumpido constantemente, lo ha interpretado tendenciosamente, levanta la voz, se irrita, etc., entonces no hay vínculo de amistad o filial que lo obligue a aceptar una invitación para discutir, ni disculpa o excusa que valga. ¿Mi consejo? Evite a toda costa a esa persona. Y si esa persona le pregunta por qué no quiere discutir, evite explicárselo, porque ese intento de explicación también conlleva una discusión.

En elecciones hay que distinguir claramente entre aquellos amigos o familiares que buscan una discusión con usted como instrumento para manipularlo y que vote por un determinado candidato (y para ello usarán mentiras, buscarán asustarlo, infundirle vergüenza, etc.), y aquellos que realmente quieren tener un intercambio de ideas; entre aquellos que quieren patear la torre, y los que buscan construirla más alto. Un votante realmente convencido de que su opción es la mejor no tendría por qué mentir para defenderla, o tergiversar las posiciones contrarias. Al contrario. Su posición se solidificaría aún más si consiguiera rebatir los mejores contraargumentos, no los peores. Y si usted genuinamente no sabe por quién votar, qué mejor que buscar conversación con aquellos que realmente la van a ayudar a construir una alta torre de ideas. Lo que se debe evitar a toda costa es jugar Jenga con Chewbacca.

* Manuel Barrantes es profesor de filosofía en California State University Sacramento. Su área de especialización es la filosofía de la ciencia, y sus áreas de competencia incluyen la ética de la tecnología y la filosofía de las matemáticas. Obtuvo su doctorado y maestría en filosofía en la Universidad de Virginia, y su bachillerato y licenciatura en la PUCP.

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Elecciones 2021, Jenga, Perú

Si hay alguien en Fuerza Popular que no puede negar conocer a Jorge Barata ese es Luis Carranza Ugarte, el jefe del plan económico de la candidata Keiko Fujimori. 

La empresa de Carranza fue una socia clave de la constructora Odebrecht en el consorcio Rutas de Lima SAC, el mismo que a inicios del 2013 había obtenido un sospechoso contrato de más de $498 millones para mejorar las carreteras y administrar los peajes de nuestra capital por un periodo de 30 años.

 

El economista era entonces presidente del directorio de Sigma Capital, una empresa que es parte de la firma Sigma Safi y que asesora a esta en la administración de un fondo de inversión llamado, redundantemente, Sigma FI.

Este fondo coloca recursos de sus clientes -entre estos algunas AFP- en distintos proyectos de infraestructura. “Somos el vehículo por el cual los fondos de pensiones pueden entrar en el capital de proyectos de infraestructura, como Rutas de Lima”, explicó el mismo Carranza en una nota del diario La Primera, el 21 de octubre de ese año, ocho meses después de que Rutas de Lima firmase el contrato con la comuna limeña.

Para ese momento el jefe del plan económico naranja aún no se hacía directivo del consorcio, pero meses después, el 7 de julio del 2014, las cosas cambiarían.

Durante una reunión del directorio Rutas de Lima, hasta entonces conformada por representantes de Odebrecht, se decidió aumentar el capital en el consorcio. Sigma FI, el fondo que ayudaba a administrar Carranza, decidió transferir a la sociedad $37 millones de dólares y hacerse con el 10% del accionariado.

 

De Sigma FI a Rutas de Lima SAC. Este documento del BCP, acreditado por la notaría Laos de Lama, acredita la transferencia de 37 millones de dólares a la cuenta N° 193-2177359-1-33 del consorcio en el que participaba Oebrecht, como parte del aumento de capital. Este aporte le permitió a Luis Carranza ser parte del directorio junto a Jorge Barata, entonces presidente de Odebrecht Latinvest.

 

Con la transferencia hecha a través de una cuenta del BCP, Luis Carranza fue nombrado en el directorio que ya conformaban Jorge Barata, Nelson Vieira de Bulhoes, Ricardo Boleira Sieiro Guimaraes y Fernando Antonio Ocampo Vásquez. Todo consta en un acta de aquella fecha inscrita en la Notaría Eduardo Laos de Lama a la cual Sudaca pudo acceder.

En el documento se puede leer que la sesión del acuerdo estuvo dirigida por el mismo Barata, como presidente de Odebrecht Latinvest, quien después de casi dos años y medio de esa fecha, a inicios de 2017, comenzaría a confesar sus coimas en el Perú. Aunque la fiscalía brasileña ya tenía en la mira a la constructora al menos desde el 2013.

 

El acuerdo del directorio en el que se acepta el aporte de Sigma FI a Rutas de Lima SAC fue presidido por Jorge Barata (arriba) y fue legalizado notarialmente.  Después, el directorio de Rutas de Lima, con Luis Carranza como flamante director, fue inscrito en Registros Públicos (abajo).

 

Rutas de corrupción

La historia de Rutas de Lima empezó en septiembre del 2012, durante la gestión de Susana Villarán como alcaldesa de Lima, cuando la comuna capitalina le adjudicó el proyecto “Vías Nuevas de Lima”. El 9 de enero del 2013, dos meses antes de la consulta de revocatoria contra Villarán, el contrato se firmó.

“La MML [Municipalidad de Lima] entregó la explotación de los peajes de las vías metropolitanas por 30 años [Rutas de Lima] y 40 años [Línea Amarilla] sin una proyección adecuada de la recaudación a obtener en esos plazos. Las concesionarias, con poca inversión, recuperarían su capital en poco tiempo y aumentarían sus ganancias muy por encima de lo declarado en su iniciativa privada, en agravio de las finanzas de la MML y del bolsillo de los usuarios de los peajes”, se lee en el informe del 2018 elaborado por la comisión Lava Jato, que entonces presidía la excongresista de Fuerza Popular Rosa Bartra.

El informe señala, entre varias de las irregularidades, que la municipalidad de Lima contrató “los servicios de asesoría legal externa del estudio de abogados Rebaza Alcázar & De las Casas para el análisis del proceso de iniciativa privada”.

Según el informe, el estudio tenía como consultor externo a Fernando Antonio Ocampo Vásquez, quien a la vez era director de Rutas de Lima. El bufete de abogados participó del acto de revisión de los documentos solicitados para el contrato de concesión.

No solo eso. Uno de los socios del estudio, Gonzalo de las Casas, era director junto a Luis Carranza en el negocio de los fondos de inversión de Sigma.

El 2017, además, se terminó por confirmar que para hacerse del proyecto, Odebrecht había pagado coimas. Los gastos aparecían en las planillas del Departamento de Operaciones Estructuradas de Odebrecht de febrero y octubre del 2014. El receptor era José Miguel Castro, exgerente municipal de la gestión de Villarán.

Carranza renunció al directorio de Rutas de Lima el 2016 y lo reemplazó el ya mencionado Gonzalo De las Casas. 

Si bien ni él ni los exdirectores del consorcio son investigados por la Fiscalía -únicamente están siendo procesados los funcionarios públicos-, la Procuraduría Ad Hoc ha solicitado, en enero pasado, la incorporación de la Constructora Norberto Odebrecht y del consorcio Rutas de Lima como terceros civiles responsables en las investigaciones contra Susana Villarán.

Según el abogado penalista Luis Lamas Puccio, la  figura del “tercero civil responsable” no impide que en el camino se pueda encontrar responsabilidad individual de los directivos de una empresa para conocer si era política de la compañía realizar actos irregulares, como pago de coimas o, simplemente, si sus directivos “lo sabían”. ¿Cómo se puede descubrir eso? “A través de los testimonios de los involucrados”, responde Lamas Puccio.

Carranza ya ha desfilado por el Ministerio Público cuando fue llamado a declarar por el caso de la Línea 1 del tren eléctrico. Él había sido uno de los ministros de Alan García que firmaron decretos que terminaron permitiendo la ejecución y la adjudicación de la obra, según contó el exsecretario de Palacio Luis Nava.

Según Registros Públicos, Carranza sigue figurando como presidente de Sigma Capital. Al cierre de esta edición, el exministro no había respondido nuestras consultas.

 

(*) Focomposición de Portada: Leyla López

Fotografías tomadas de Andina en la que aparecen Jorge Barata (izquierda) y Luis Carranza (derecha), y atrás de ambos, el peaje administrado hoy por Rutas de Lima.

 

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Jorge Barata, Luis Carranza, Odebrecht, Rutas de Lima
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