Es en este contexto que el pasado 06 de mayo del 2022, el Congreso de la República aprobó la ley que impide educar con enfoque de género, la misma que no cuenta con opinión técnica del Ministerio de Educación como ente rector en la materia. Ahora serán los padres de familia quienes decidirán qué se les enseña a los niños, niñas y adolescentes, en un país donde los padres y madres han sido probables víctimas de violencia, donde los agresores sexuales son miembros del entorno familiar y en donde los adultos tienen un bajísima comprensión lectora o conocimientos lógicos, según el informe del 2021 sobre los “Resultados de la Evaluación de Competencias de Adultos – PIAAC” del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo.
Fueron 88 congresistas los que votaron por este proyecto. Te pregunto, Manuela, tú como mujer que luchó por la causa independentista, ¿consideras que atentan contra la lucha por la creación y sostenimiento de la República? Yo considero que sí atentan contra el futuro de nuestros niños, niñas y adolescentes, que están actualmente en constante riesgo, y, por lo tanto, contra el futuro de la República. El miedo a la educación sexual integral, al conocimiento que lleva a la libertad, puede más en nuestro oscuro Congreso del bicentenario.
“La situación va mejorando día a día gracias a los esfuerzos de diversas instituciones relacionadas a la industria de la Tecnologías de la Información. Proyectos, programas y becas, así como la capacidad que demuestran las mujeres en sus puestos de trabajo hacen imaginar un mejor panorama de cara al futuro. El cambio ya comenzó y el camino lo trazarán las mujeres del mañana”, finalizó Vargas.
Según el IIF de Credicorp, Chile y Panamá son los países que tienen mayor porcentaje de mujeres con nivel ‘logrado’ en inclusión financiera (33%). Le siguen Ecuador (20%), Colombia, Bolivia y Perú (los tres con 12%) y México (6%).
Al analizar las brechas de género por país se encuentran diferencias notorias en el ‘nivel logrado’ de inclusión financiera. Ecuador es el país con la brecha más grande, pues mientras el 34% de hombres se ubica en el nivel logrado, solo el 20% de las mujeres lo alcanza. Por su parte, en México apenas el 6% de las mujeres alcanza el ‘nivel logrado’ y los hombres casi triplican esta cifra (17%).
Gisella Rojo, presidenta de la Comisión de la Mujer Industrial de la SNI, afirmó que la educación de las mujeres y el desarrollo de su espíritu empresarial están en aumento en los últimos años. Entre julio a setiembre del 2021, se registraron 6,5 millones trabajadores independientes. De ese total, el 45% de emprendimientos fueron generados por mujeres (2,9 millones de autoempleos).
Carreras técnicas clave para la reactivación económica
Es importante mencionar que en un reciente informe del Banco Mundial reveló que las carreras técnicas podrían resultar eficaces para impulsar el empleo y la recuperación económica en esta pandemia. “Según detalla el estudio, los egresados técnicos registran menores tasas de desempleo y de empleo informal, situación muy importante a considerar para que las mujeres puedan tener independencia económica”, finalizó el experto de Certus.
Además, la maternidad y paternidad también entran a tallar respecto del rol de cuidado. “Los padres tienen 10 días de licencia por paternidad, pero en algún momento debe haber alguna manera, por ejemplo, en la que los 98 días que le corresponden a la mujer puedan ser distribuidos entre hombre y mujer para que sea también más equitativo. Hay varias políticas que podrían ejecutarse. Pero este tema, el rol de cuidado, es el que a la larga, tiene un impacto más fuerte en la desigualdad entre hombres y mujeres”, finaliza.
Según Softline, compañía que opera en más de 50 países ofreciendo transformación digital y ciberseguridad, si bien la participación de las mujeres en el sector IT es aún menor que la masculina, ésta viene incrementándose y esto se nota en el ambiente laboral. “Ahora los desafíos son otros, en este momento, es la participación de las mujeres en los puestos más altos como los de vicepresidente o en directorios. Es alentador ver que ese techo es cada vez más asequible y que será más fácil para las nuevas generaciones de mujeres alcanzar los puestos de mayor responsabilidad”.
Un reciente informe de la Defensoría del Pueblo (DP) advierte que en el 2021 se registraron alrededor de 16 alertas de desaparición de mujeres, niñas y adolescentes por día, lo que ha significado un total de 5904 casos, representando esto un 7% de incremento frente al 2020.
Más allá de las cifras que son escalofriantes, se viene llamando la atención sobre un problema que se agrava y que demanda de parte del Estado acciones intersectoriales, primero, para conocer mejor las conexiones de la desaparición de mujeres con el feminicidio y otras formas de violencia como la trata de personas; así como para reforzar los sistemas de búsqueda e investigación de los casos.
Según el informe de la DP, de los 146 feminicidios reportados el año pasado, en 19 casos las víctimas fueron previamente desaparecidas; es decir existe una conexión entre ambos crímenes. No se conoce el vínculo que existe entre la trata interna y externa de personas y la desaparición de mujeres, sobre todo teniendo en cuenta que dicho delito es de mucha incidencia en nuestro país y afecta fundamentalmente a niñas, adolescentes y jóvenes.
Son muchos los desafíos alrededor de esta problemática, como, por ejemplo, la necesidad de fortalecer el Sistema de Búsqueda de personas desaparecidas para que se generen protocolos y capacidades especializadas en la búsqueda de mujeres, quienes están especialmente en riesgo de graves formas de violencia de género.
Sin embargo, otro de los desafíos (muchas veces olvidado) es promover una adecuada y diligente investigación de los casos, que permita a los familiares ejercer su derecho a la verdad con dignidad y acceder a la justicia. Definitivamente una dimensión profundamente dolorosa de esta problemática es la angustia y la incertidumbre que viven las madres, padres, hermanos/as o cualquier familiar que busca a una mujer, sin poder conocer – incluso en años- qué paso con ella.
En muchos de los casos judicializados la búsqueda e investigación esta plagada de estereotipos de género que conllevan a la culpabilización de las mujeres por su desaparición; así mismo, pueden pasar años y los familiares ven estancarse los procesos, sin saber qué pasó, se sienten humillados por un sistema que miran con impotencia.
Las mujeres no desaparecen, nos desaparecen, y, si bien se necesita prevenir estos hechos, fortalecer y agilizar la búsqueda en el marco de la debida diligencia, se necesita también garantizar investigaciones idóneas y respetuosas con el sentir de los familiares, quienes tienen derecho a saber qué paso, sin que esto implique su humillación y tormento.
Petite maman ha llegado a la cartelera local. Se trata de una cinta francesa, dirigida por Celine Sciamma. Una de las directoras más sobresalientes de la llamada generación X.
Esta historia está narrada a través de los ojos de Nelly. Pequeña de 8 años que se ha trasladado con su familia a lo que fue la casa de la infancia de su madre, luego de la muerte de su abuela. Hogar que está rodeado por un bosque, en donde conoce a otra niña de su edad.
A Celine Sciamma se le conoce por Retrato de una mujer en llamas. Película ganadora al mejor guión en el Festival de Cannes de 2019, entre otras 28 nominaciones en diversos festivales. Integra el puesto número 28 también, dentro de las mejores películas con temática LGTBI+ de todos los tiempos.
Petite maman combina elementos ya antes vistos en la cinematografía de la realizadora, como el talento de construir escenarios reales que terminan convirtiéndose en personajes necesarios dentro de la narración. Traslada pequeñas situaciones narrativas hacia un hilo que tiene coherencia con sus desenlaces. Ningún detalle sobra, ninguna escena es inútil.
Lo más importante sin embargo, es la manera de abordar universos completamente femeninos. No es solo el hecho de que se habla de mujeres desde la voz de una mujer o el guión y la cámara de una directora. Es que se aborda una serie de códigos gestuales y emocionales que conectan dentro y fuera de la pantalla.
En este universo de género, de feminidad, de emociones compartidas, las generaciones parecen darse la mano y no se disputan el derecho de tener la razón. Un mensaje de profunda sororidad, entre la abuela, madre e hija. Acá las mujeres no intentan competir entre ellas, ni buscan reproducir estereotipos masculinos en versiones femeninas. Simplemente, demuestran una cadena de emociones, que desde la profundidad de sus afectos, experimentan también ansiedades, depresiones y alegrías.
Para este film contó con la actuación de las mellizas Joséphine Sanz y Gabrielle Sanz, en los roles estelares. La directora dice, que para ella es lo mismo dirigir niñas que adultas. Los pequeños además, refiere, aprenden de actuación, mientras la hacen. La naturalidad es el resultado de este trabajo. Es, como dice ella además, una exploración al origen de la feminidad.
Celine Sciamma es fundadora del Colectivo 50/50. Organización de profesionales de la industria cinematográfica y audiovisual, que buscan reflexionar sobre el sentido de la paridad, igualdad y diversidad en el cine. Ellos desarrollan estudios y también acciones que permitan revolucionar la mentalidad patriarcal en el séptimo arte.
Hasta antes de la pandemia, la presencia femenina en la industria del cine no superaba el 10 %. Cifra a nivel mundial. Las cosas han empezado a cambiar, gracias al auge del feminismo. El año pasado por ejemplo, hemos visto realizadoras como Melina Leon, Rossana Díaz Costa, Marité Ugás, Mariana Rondon, Ani Alva Helfer, Andrea Hoyos, Delia Ackerman, Patricia Wiese presentar sus largometrajes con resonancia.
El cine que presentan directoras como Celine, es el que a través de las emociones permiten tejer historias. Sin necesidad de grandes acciones, pero una profundidad que traspasa la pantalla hasta convertirse en una experiencia mágica.
Petite maman está en la cartelera local, es una oportunidad para conocer la cinematografía de Celine, para quienes aún no la hayan tenido y también para explorar la mirada de una niña que no solo construye casas en los árboles sino una identidad desde el nacimiento de su feminidad.