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El Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales (Movadef) se resiste a desaparecer. La organización sobrevive a la muerte del sanguinario fundador del grupo terrorista Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, entre la victimización y el apoyo a iniciativas del gobierno. Una de estas es la Asamblea Constituyente.

Actualmente, el Movadef es liderado por Alfredo Crespo, exabogado de Abimael Guzmán y quien ostenta el cargo de secretario general. Crespo está en la actualidad con arresto domiciliario al ser intervenido en el marco del operativo policial Olimpo, en diciembre del 2020, realizado para cazar a simpatizantes de Sendero Luminoso.

En el 2018, Crespo asumió el liderazgo del Movadef ante la muerte de Manuel Fajardo, otro de los abogados de Guzmán. “¿Se compromete a cumplir y/o asumir consecuentemente el cargo de secretario general guiándose y aplicando nuestra guía Ideológica, el marxismo, leninismo, maoísmo, pensamiento Gonzalo?”, le preguntaron a Crespo en la juramentación. “Sí, me comprometo”, respondió él en una reunión ante cien personas en Jicamarca, y en medio de aplausos.

Documento de la Dirección Contra el Terrorismo de la Policía que da cuenta de la juramentación de la nueva directiva del Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales, en el 2018.

La juramentación de Crespo fue clandestina, en sintonía con uno de los lemas del movimiento: “el partido es secreto o no es nada”. Pudo ser grabada gracias a la infiltración de agentes policiales.

La número dos de la organización, Estela Guillermo Álvarez (subsecretaria nacional, de acuerdo al organigrama), se encuentra presa a raíz de la misma operación Olimpo. En total hay 51 activistas del Movadef con prisión preventiva, 18 con comparecencia restringida y 8 con arresto domiciliario por estas pesquisas.

Según los planes de su fundador, Manuel Fajardo, el Movadef apuntaba a expandir su radio de acción en todo el país (para el 2018 ya tenían 5.000 inscritos y 68 bases a nivel nacional, salvo en Cajamarca, Loreto y Madre de Dios). El operativo Olimpo frenó sus aspiraciones.

“En los últimos diez años han sufrido golpe tras golpe. Primero la Operación Perseo [un megaoperativo realizado el 2014], luego Olimpo, después la muerte de su líder máximo. Los veo debilitados”, dice el antropólogo Dynnik Asencios, investigador del Instituto de Estudios Peruanos y estudioso de Sendero Luminoso.

De hecho, Guzmán murió sin arrepentirse, según su abogado Sebastián Chávez. “Una vez me dijo: ‘Si te metiste para soldado, tienes que aprender a marchar’. Él decidió iniciar la lucha armada porque estuvo plenamente convencido de que era lo que correspondía”, dice Chávez, quien es considerado por la Dirección Contra el Terrorismo (Dircote) como integrante del Ratio Luris, otro organismo salido de las entrañas de Sendero Luminoso, que funciona como brazo jurídico del Movadef. 

“Los integrantes del Movadef no tienen arrepentimiento de lo que se hizo. No han hecho un deslinde. Y eso es un gran problema. Así no podemos convivir todos en democracia”, dice, por su parte,  el investigador Asencios.

AFINIDADES

Según la Dircote, el Movadef se creó en el 2009 por orden de Abimael Guzmán y Elena Yparraguirre para impulsar un movimiento “pro-amnistía”. En estos últimos meses, el grupo no sólo se centró en pedir la liberación de Abimael Guzmán. También saludó la elección de Pedro Castillo y Perú Libre, y apoyó la iniciativa de una nueva Constitución con el lema “¡Asamblea Constituyente ya!”, sin que esto signifique un pacto formal con el gobierno.

Constituyente
Julio, 2021. El comunicado del Movadef en el que respalda una asamblea constituyente y saluda la proclamación de Pedro Castillo como presidente.

“Saludamos al compañero Pedro Castillo, le deseamos éxitos en su gestión y esperamos que propicie una real democratización de la sociedad peruana, que permita mejores condiciones para desarrollar el camino del pueblo”, escribió el movimiento en su sitio web, tras confirmarse en julio pasado el triunfo del profesor cajamarquino en las elecciones presidenciales.

Movadef también promueve la recolección de firmas para el referéndum por una Asamblea Constituyente en su cuenta de Youtube. Y su base en Puno ha realizado pintas a favor de la asamblea, el caballo de batalla de Perú Libre.

En esa región se encuentra César Tito Rojas, sindicado por la Dircote como miembro fundador del movimiento. Tito hoy es dirigente de la Federación Nacional de Trabajadores en la Educación del Perú (Fenate Perú), el gremio fundado por el presidente Pedro Castillo. Su nombre saltó a la palestra cuando visitó la sede de la Presidencia del Consejo de Ministros el pasado 7 de septiembre. Lo cierto es que el sindicalista vino como parte de una delegación de dirigentes puneños, representantes de otros gremios, para denunciar el abandono de un hospital regional. 

La cercanía de Castillo con algunos miembros del Movadef, sin embargo, es indisimulable. El 2018, el candidato presidencial de Perú Libre y cuatro representantes del Conare-Sute participaron de un evento de educación en La Paz organizado por Álex Chamán, representante en ese país del movimiento que pedía la amnistía de Guzmán. 

La Fenate Perú, el gremio fundado por Castillo, acaba de lanzar su propia agrupación política. La ha bautizado como Partido Popular y Magisterial. El liderazgo del partido ha recaído en Mery Coila, exsecretaria de Organización del Movadef en Tacna. La firma de la profesora también figura en los planillones del movimiento prosenderista, aunque recientemente declaró que se arrepentía de haberlo hecho.

El Movadef también se ha sumado al coro oficialista de que hay persecución política contra Perú Libre.  El grupo colgó hace apenas un mes el video de un conversatorio sobre esta supuesta persecución política al partido de Vladimir Cerrón, donde se entrevista a dos militantes de la agrupación del lápiz, Jorge Aliaga y Luis Tarazona. En el evento una de las presentadoras comparó la situación de Perú Libre “como en su momento fue la campaña contra la inscripción legal del Movadef, cuando tuvo la intención de inscribirse en el Jurado Nacional de Elecciones”.

El 2011 el Jurado Nacional de Elecciones cerró la puerta a la pretensión del Movadef de convertirse en partido político al señalar que el “pensamiento Gonzalo”, ideario que suscriben, desemboca en actos violentos.

El discurso de victimización también inunda las redes senderistas. “¿Es acaso casual la persecución a los activistas del Movadef, a los compañeros Aduviri, Cerrón, Santos, a los abogados de Ratio Iuris, a las organizaciones como Perú Libre, Conare Sutep, Fudepp, a los compañeros detenidos en el operativo Olimpo? De ninguna manera”, dice el Movadef en su portal oficial. 

Diciembre, 2020. Detención de Paul Leonardo Fernández, secretario de Movilización del Movadef, en el marco de la Operación Olimpo. Foto: Ministerio del Interior.

Otros organizaciones fachada de Sendero, como la asociación de abogados Ratio Luris, manifiestan una defensa cerrada  del ministro de Trabajo, Íber Maraví, acusado de pertenecer a Sendero y próximo a ser interpelado en el Congreso. “¿Cuál es el problema si es que en algún momento (Maraví) tuvo un pensamiento distinto? A Maraví por un tema de hace cincuenta años están pidiendo su cabeza. En el Perú no se puede ser comunista”, dice a Sudaca Sebastián Chávez, abogado de Abimael Guzmán y Elena Yparraguirre. El letrado hace referencia a las acusaciones contra Maraví sobre una presunta participación en atentados terroristas en Ayacucho, en 1981.

Miguel Sánchez Calderón, por ejemplo, otro de los abogados de los cabecillas senderistas y miembro de Ratio Luris según la Dircote, apoyó en redes la postura del líder de Perú Libre, Vladimir Cerrón, y el congresista de esa agrupación, Edgar Tello, de rechazar la ley para incinerar el cadáver de Abimael Guzmán.

El presente de los grupos de fachada de Sendero Luminoso como el Movadef, sin embargo, es el silencio. “Solamente el 5 % de su accionar es abierto; mientras que el 95 % está relacionado a ‘trabajo clandestino’”, dice un reciente informe de la Dircote. 

Los seguidores de Abimael Guzmán prefieren expresarse en las redes sociales y no dar entrevistas para evitar represalias de las autoridades. Los del Movadef no han cuestionado hasta el momento al presidente Castillo por promulgar la ley que permite cremar a Abimael Guzmán y la cúpula terrorista, aprobada en el Congreso. Los senderistas han apostado por respaldar desde su sitio web la victimización de la viuda del fundador de Sendero.  Y es que Yparraguirre ha denunciado el «asesinato” de su esposo, el genocida Abimael Guzmán, porque no lo dejan ver el cadáver. 

Pese al fuego graneado en las redes sociales del Movadef, el gobierno -como en todos los casos relacionados a Sendero-  no ha dicho esta boca es mía.

*Fotoportada: Darlen Leonardo

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Abimael o Guzmán debían ser más consensuales, pero desde el modo de llamarlos ya constituyen dos sujetos distintos. Debían ser consensuales porque agredieron a nuestra sociedad como nadie lo había hecho antes, e iniciaron, ellos solos, una guerra que duró más de una década y que nos costó 70 mil vidas humanas. 

Es cierto que hay causas estructurales como reza la CVR para que estos dos sujetos, que en sustancia son uno solo, armasen la grande en el Perú, pero pongamos las cosas en contexto. En 1980 recuperamos la democracia luego de 12 años de dictadura militar, y salimos de un fallido proceso de reformas radicales. A ello hay que añadirle la herencia de una inmensa e impagable deuda externa, esto es crisis económica, que toda América Latina había adquirido la década anterior desde que a los países de la OPEP, en 1973, se les ocurrió embargar el petróleo multiplicando cuatro veces su valor en pocas semanas. Por si fuera poco, el Perú atravesaba un vertiginoso cambio demográfico y una masiva migración del campo a la ciudad que el Estado, así, empobrecido como se encontraba, no estaba en capacidad de atender. 

El dato, en el que nadie repara, Constitución del 79 en mano, es que por primera vez en nuestra historia republicana teníamos algo parecido a una democracia gobernando el país, solo que a ese par de señores, que en realidad conforman una sola sustancia, no se les vino en gana regalarnos la oportunidad de construirla y lo petardearon todo, comenzando por la esperanza. ¿Y después vienen mis colegas a llamarla década pérdida?, podrá ser latinoamericano el mote, pero en el Perú se trata de una década petardeada por el terrorismo ¿por qué no llamar las cosas por su nombre?  

Y hablando de eso, los que me conocen saben lo lejos que estoy de la DBA, pero ¿por qué no puedo llamarle terrorismo al terrorismo? ¿cómo? ¿porque no incluye a las fuerzas armadas? ¿y porque tendría que ponerlas al mismo nivel que las bandas subversivas? Sé que las FFAA violaron derechos humanos, no hablo de errores o excesos, designo las cosas por su nombre, pero no por eso voy a caer en el maniqueísmo de plantear una guerra entre dos bandos en condiciones de igualdad, cuando de lo que debo hablar es de una sociedad atacada por bandas terroristas; a su turno, las FFAA deberán responder por sus crímenes, eso nadie lo discute, en todo caso, yo no lo discuto. 

Así veo las cosas y no voy a plantearlas de otra manera.  Y por favor que no me aplaudan las cruces de Borgoña, cuya mirada racialista del país, ya cumplido el Bicentenario de esta paradoja que llamamos república, contraviene, una vez más, el reloj de nuestro telúrico proceso histórico. ¿Velasco no les hizo comprender la sustancia del Perú? ¿Haría falta más o ya podemos sentarnos a construir un proyecto inclusivo para el país?

Termino hablando de la reconciliación que debe darse entre dos bandos, sí: las Fuerzas Armadas y los sectores sociales que fueron dañados por ellas. A este nivel, los voceros de aquellas deben tener la humildad (que hasta ahora no asoma) para reconocer que allí hay un gran trabajo por delante, desde dentro de las instituciones castrenses y proyectado hacia la sociedad. Pero ni Sendero, ni el MRTA tienen asiento en esta cena de paz.

Los dos sujetos, Abimael y Guzmán, han partido, junto a su única sustancia, la que debe esparcirse en sus cenizas, por los confines más remotos del planeta. Dudar en este punto es acuchillar, una vez más, la vieja herida que tanto le duele a nuestra sociedad y que aún no cicatriza.  

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Abimael Guzmán, fuerzas armadas, MRTA, muerte de Abimael Guzmán, sendero luminoso

Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 221: Renuncia el representante del MEF en Indecopi. Velarde dice que ha aceptado quedarse. ¿Por qué le cuesta tanto al oficialismo el tema Sendero? Y David orgulloso de salir en Cosas.

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Todos los días de lunes a viernes «Si el Río suena» con Patricia del Río, entrevistas exclusivas. Este es nuestro episodio número 6.  Lurgio Gavilán – quien pasó de niño senderista a soldado del ejército peruano y luego monje franciscano – nos reveló cómo fueron esos años para poder entender el daño que causó Sendero Luminoso en las familias peruanas. Además, la ex ministra de justicia Marisol Pérez Tello explica las leyes que le permitirían al estado peruano definir qué hacer con el cuerpo del terrorista Abimael Guzmán.

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¿La cercanía de Sendero Luminoso, en su versión política, al gobierno, implica el riesgo de que retornen las acciones subversivas o que la violencia terrorista reaparezca en el país? No, no va por la generación de ese temor la aprensión que genera la constatación de esa cercanía.

La preocupación democrática legítima estriba en que el pensamiento marxista leninista maoísta, matriz del senderismo y credo de muchos allegados a Castillo, simplemente considera a la democracia una “pelotudez”, como la ha calificado el congresista radical Guillermo Bermejo, con absoluta y descarnada sinceridad.

Si el sector filosenderista del gobierno sigue cerca del poder, el riesgo de que se dinamite por dentro la democracia representativa es alto, porque es ése un objetivo explícito de ese pensamiento, su no creencia en las formas de la democracia representativa, a las que considera expresiones decadentes del dominio burgués sobre una sociedad mayoritariamente proletaria que aspiraría a un régimen comunista abierto y desenmascarado.

Mientras Castillo no rompa con el filosenderismo, la democracia peruana está en riesgo. Se intentarán varios caminos para destruir la democracia y no cejarán en ese esfuerzo. Uno de ellos es el de la Asamblea Constituyente, un mecanismo pensado para construir una república comunista y respecto del cual aún no existe certeza si el régimen forzará las cuestiones de confianza para disolver el Congreso y poder convocarla.

Otro camino es el de la destrucción paulatina de las instituciones tutelares de la sociedad peruana, mediante su infiltración y control (Fuerzas Armadas, Policía Nacional, red de gobernadores regionales, autoridades municipales y regionales a través de un triunfo electoral el próximo año, sojuzgamiento del Poder Judicial y el Ministerio Público, agresión a la prensa independiente, etc.).

El gobierno de Castillo no es solo un riesgo para la sostenibilidad del modelo económico, que tantos éxitos ha tenido en las últimas décadas en cuanto la reducción de la pobreza y de las desigualdades. Por ahora Francke, y ojalá la permanencia de Velarde, garantizan un manejo responsable de la economía, pero su estabilidad es relativa y precaria y a la primera de bastos el régimen puede dar un golpe de timón hacia fórmulas más estatizantes o populistas.

No obstante, el riesgo mayor es que desde el poder se logre lo que con la dinamita y los fusiles, Abimael Guzmán no pudo hacer, como fue la destrucción del sistema democrático peruano. Mientras Castillo no deslinde con los sectores marxistas leninistas maoístas que abiertamente profesan ese credo y que pululan a su alrededor, el peligro señalado está vigente y presente.

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El único homenaje sincero del gobierno a la victoria digna y ejemplar que se logró contra Sendero Luminoso, a partir de la captura -un día como hoy hace 29 años- de su cabecilla Abimael Guzmán, y que hizo que una organización vertical y rígida como la subversiva, se cayera como un castillo de naipes, pasa porque el presidente Castillo aparte de su entorno a cualquier personaje involucrado directa o indirectamente con cualquier pasado vinculado al senderismo o con actuales relaciones a través de los organismos políticos de fachada de Sendero Luminoso, como el Movadef o el Fenate.

Cualquier tuit o post en redes sociales, o declaración oficial, cae en saco roto si ello no se produce. Puntualmente hablando, poco o nada significa que el Primer Mandatario lance un post condenando el terrorismo a propósito, ayer, de la muerte de Guzmán, si mantiene a su lado a su premier Guido Bellido y a su ministro de Trabajo, Iber Maraví.

Según la última encuesta de Datum, contratada por Lampadia, un 32% de la población considera que Sendero Luminoso o el Movadef tienen “mucha presencia” en el gobierno y un 26% señala que tiene “alguna presencia”. En total, un 58% de la ciudadanía percibe la cercanía subversiva a las esferas del poder.

A la vez, preguntada la población respecto de la continuidad en sus cargos de los ministros con expresiones de simpatía por Sendero Luminoso, un rotundo 79% considera que deben ser removidos.

Resulta claro que los devaneos políticos del gobierno con gente abiertamente simpatizante del senderismo o con un pasado cercano a él, horada la percepción que el gobierno en su conjunto tiene. El reducido crecimiento que muestra en sus niveles de aprobación (sube de 39 a 41%) -coincidiendo en ello con CPI-, no tardará en revertirse si desde Palacio no se toman decisiones claras y rotundas respecto de los funcionarios de gobierno denunciados por su filosenderismo.

Además de la influencia radical de Vladimir Cerrón, la incompetencia evidente de varios ministros y las denuncias de violencia de género de tres titulares de pliego, se suma la pesada mochila que el gobierno de Castillo ha decidido colgarse al hombro: la presencia soterrada o desenmascarada de elementos prosenderistas.

Aunque parezca inaudito, no es Cerrón el mayor peligro de este gobierno. Está bajo control y su presencia en el gabinete no es determinante. Es más mediático y tiene más perspectiva política, pero la mano tenebrosa que mece la cuna del gobierno es la de Sendero Luminoso, a la cual es más allegado el propio presidente Castillo. Esa es la que hay que extirpar si queremos evitar que el país ingrese a una espiral de dinamitación de la democracia peruana.

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«Quiero abandonar este mundo como un comunista» le escribió, en octubre del 2020, Mikis Theodorakis a Dimitri Koutsoumbas, líder del KKE, la principal fuerza política de izquierda de Grecia, en una carta en la que dejaba indicaciones precisas sobre cómo y dónde debían ser sus funerales, un tema que, a una semana de su fallecimiento, ha desatado intensas polémicas que enfrentaron a cortes judiciales con los deudos del compositor y activista, quien dejó el mundo físico el pasado 2 de septiembre, un mes y medio después de cumplir 96 años de edad.

El daño más grave que hizo Sendero Luminoso fue haber terminado, de formas sanguinarias y brutales, con la vida de decenas de miles de compatriotas en las zonas más pobres y abandonadas de nuestro país. Pero la estela de terror y barbarie de SL dejó, además de esa concreta sombra de muerte en familias que nunca hallaron paz ni justicia, un perjuicio subjetivo que viene afectando a prácticamente dos generaciones: la estigmatización de la izquierda como sinónimo de maldad, resentimiento y pobreza espiritual.

Cuando, en septiembre de 1992, vimos aquellas tomas borrosas de video casero en las que Abimael Guzmán y su cúpula de crápulas hacían la ronda y palmoteaban como oligrofrénicos al compás de Zorba El Griego, algo pasó en la mente de los jóvenes que observábamos esa danza, entre ridícula y macabra. En nuestras charlas de universidad, la alegre y mediterránea melodía ya no nos remitía a aquella entrañable película que protagonizó Anthony Quinn en 1964 sino que se volvió la banda sonora de la captura del esperpéntico líder terrorista.

Muchos salimos pronto de la oscuridad, a través de lecturas, películas y canciones. Pero muchos otros no lograron escapar de aquello y hoy llenan, con polos de la selección peruana y boqueando pestíferos prejuicios, las manifestaciones contra el comunismo como si tal sistema de ideas fuera equivalente del terrorismo ramplón y asesino, cosa imposible por muy anacrónicos y desfasados sean la mayoría de sus postulados. Y que celebrarían, en sus eventos auspiciados por Erasmo Wong, la muerte de Mikis Theodorakis, comunista hasta los huesos. Si supieran quién fue, por supuesto.

Esa ignorancia primordial es, además, acicateada por una élite que, desde los medios concentrados y asociados a la derecha más recalcitrante, se dedica a invisibilizar a aquellas personalidades que ensalzan a la izquierda, para evitar que toda esa masa, por lo menos, se entere de que también existen seres humanos valiosos formados desde un pensamiento «de ala zurda más que diestro», parafraseando a Silvio Rodríguez.

La trayectoria personal, artística y política de Mikis Theodorakis (Chíos, 1925) plantea un grave problema a esa derecha bruta y embrutecedora. ¿Cómo criticar a un músico que enfrentó, cara a cara, una de las peores dictaduras del siglo 20 -la Junta Militar que aplastó los derechos civiles en Grecia de 1966 a 1974-, que lo encarceló, censuró y torturó? ¿Qué podrían reprocharle al artista que peleó contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial, que rechazó la Guerra del Golfo Pérsico, que tendió puentes de hermandad entre Grecia y Turquía y criticó al gobierno de su país por estrechar lazos con Benjamín Netanyahu?

Se me ocurre que, por esa imposibilidad de mencionar su nombre sin decir que se trataba de un hombre de izquierda, es que el fallecimiento de este músico universal desapareció de los medios locales al día siguiente, mientras sigue siendo noticia en Grecia y otros países de Europa, donde no cesan de reseñar hasta hoy su importancia como principal responsable de la internacionalización del folklore griego, además de impulsar ideas elevadas sobre cultura, humanismo, arte y su relación con la vida del pueblo. Como político, Theodorakis sirvió a su país como activista, parlamentario y ministro, durante el gobierno de Konstantinos Mitsotakis (1990-1993), padre del actual Primer Ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis, quien decretó tres días de duelo nacional y acondicionó una capilla ardiente en la Catedral de Atenas, donde cientos de personas se hicieron presentes para despedir a su ídolo.

Para el mundo entero, el nombre de Mikis Theodorakis es sinónimo directo de Zorba, The Greek, la mencionada película (basada en libro epónimo de Nikos Kazantzakis), en que un rústico y desenfadado hombre cretense, Zorba, enseña a vivir a un acartonado señorito inglés. Michael Cacoyannis, director de la cinta, lo convocó también para su ciclo de largometrajes basados en clásicas tragedias griegas, entre las que destaca la sensacional partitura de The Trojan Women (1971), protagonizada por Katherine Hepburn. Además, puso música a dos importantes películas de su compatriota Costa-Gavras: Z (1969) y State de siege (1972), ambientada en Uruguay en tiempos de la guerrilla urbana de los Tupamaros. Aunque Hollywood también se rindió a los encantos de Zorba, su relación con el cine norteamericano fue más bien de distancia y hasta cierta hostilidad, con la excepción de su trabajo en Serpico (Sidney Lumet, 1973), en que Al Pacino encarna al valiente oficial de policía que desmontó, con sus denuncias, las redes corruptas del departamento de policía de New York.

Pero la obra musical de Mikis Theodorakis trasciende, por mucho, a esta danza, también conocida como sirtaki. Theodorakis ha compuesto cientos de canciones, decenas de sinfonías, conciertos y óperas -la mayoría basadas en textos clásicos y modernos de la literatura griega- y obras cargadas de su ideología política. Por ejemplo, en Bulgaria se editó su obra Lithurgy of the children killed in the war (Balkanton Records, 1986), de gran impacto en este país de Europa Oriental. O la sobrecogedora Mauthausen Trilogy (1965), también conocida como The ballad of Mauthausen (con textos del poeta griego Iakovos Kambanellis). La suite, inspirada en los horrores del campo de concentración de Mauthausen, Austria, en el que fueron sacrificados casi 300,000 judíos, fue interpretada por famosos cantantes, entre ellos, la norteamericana Joan Baez

Luego de pasar cuatro años en prisión -y de recibir el apoyo de grandes nombres de la comunidad artística mundial como el compositor ruso Dmitri Shostakovich, el escritor inglés Arthur Miller, los músicos norteamericanos Leonard Bernstein y Harry Belafonte, entre otros-, se dedicó a escribir contundentes canciones de protesta que inspiraron a las juventudes que finalmente forzaron la caída del régimen militar. Estas canciones se hicieron muy populares en el área mediterránea, en las voces de María Farantouri y Antonis Kalogiannis (fallecido en febrero de este año) quienes, junto a Theodorakis, se convirtieron en la conciencia social del pueblo griego. En 1971 fue invitado a Chile por Salvador Allende y devolvió la cortesía musicalizando el Canto general de Pablo Neruda. Aquí podemos ver y oír al compositor dirigiendo a la orquesta y al grupo Quilapayún, en un programa especial realizado en España en 1981.

A diferencia de Vangelis -el otro gran músico griego del siglo 20-, la música de Theodorakis conecta a sus oyentes con el alma y espíritu del pueblo griego desde sus entrañas regionales, pero desde un punto de vista clásico, orquestal, sinfónico, donde violines y pianos se unen a bouzoukis y panderetas en comunión atemporal. Pero si de explorar sus amplios recursos se trata, una recomendación puede ser el álbum Song and guitar pieces (Columbia Records, 1967). En estas grabaciones participa el reconocido guitarrista australiano John Williams y contiene adaptaciones musicales del Romancero gitano de Federico García Lorca. 

Pero, además de Zorba, The Greek –aquí bailada de manera intensa por el compositor y Anthony Quinn, en 1995-, hay una melodía de Theodorakis que es muy conocida para nosotros. Una canción sinuosa y romántica, de quiebres ondulantes y bouzoukis picados, que hasta ha sido cantada por los Beatles. Se trata de la adaptación al español de The Honeymoon Song (título original: An thimithis t’oniro mou), un tema de 1959. Grabada en los setenta por la cantante Gloria Lasso, con textos del poeta Rafael de Penagos, se hizo muy popular en la voz de Paloma San Basilio, con el nombre de Luna de miel (LP Grande, 1987). Como Zorba, este tema universalizó el sonido del folklore griego y condicionó, para bien y para mal, su uso en el cine, la televisión y el turismo.

Como el macartismo más rancio e intolerante, el mundo occidental orientado a la derecha le ha dado la espalda al bagaje musical de uno de los compositores más prolíficos de música instrumental contemporánea, alumno del director de orquesta y compositor francés Olivier Messiaen (1908-1992) y constante animador del Epidaurus Festival, donde estrenó varias de sus obras. Este festival, que se celebra cada año desde 1955, ya anunció que la edición del 2022 tendrá un programa especial de homenaje a Mikis Theodorakis, a quien describen como “una figura icónica de la música, cuya obra visionaria y amplia muestra el lenguaje griego de forma única, con canciones que expresan apasionadamente las luchas de nuestro país por la libertad y la auto determinación”. 

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En los años ochenta, aparecieron -durante el régimen democrático de Fernando Belaunde Terry- dos grupos terroristas que generaron zozobra al país, estos fueron Sendero Luminoso, liderado por Abimael Guzmán, y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), liderado por Victor Polay. 

Ambas agrupaciones, que hicieron mucho daño al país, en los noventas fueron desbaratados. Sobre Sendero Luminoso, que es la organización criminal al que le quiero dedicar estas líneas ahora para los que nos leen puedan apreciar quienes fueron, una vez capturado Abimael Guzmán Reynoso, se dividió en dos agrupaciones: Movimiento por la Amnistía y los Derechos Fundamentales (Movadef) y Proseguir. 

Desde su aparición, uno de los objetivos del Movadef es continuar su lucha terrorista bajo la aparición política en el escenario peruano. Han decidido, luego de la captura de Abimael Guzmán, continuar políticamente buscando la amnistía de lo que ellos denominan “presos políticos” a los terroristas hoy presos, entre los que figura Guzmán Reynoso (o camarada Gonzalo). Nada fácil por supuesto al inicio, pero con el pasar del tiempo (al infiltrarse en diversas organizaciones como el Sindicato de Profesores u otras organizaciones políticas regionales) han logrado reconstruir operadores políticos que les ha permitido tener presencia a través de protestas sociales. 

En el caso de los Proseguir, una vez capturado el líder terrorista y rompiendo con su la estructura tradicional de Sendero Luminoso, decidieron irse hacia el Valle del Río Apurímac, Ene y el Mantaro (VRAEM) y establecer alianza con los narcotraficantes para así tener financiamiento y continuar con lo que ellos denominan la “guerra popular”. Esa zona, que actualmente está como zona de emergencia, es un sector que ha financiado diversas organizaciones regionales con el fin de tener presencia en el escenario político y así generar las condiciones para su aparición posterior. 

Estas minorías activas presentadas, en un escenario de colapso de los partidos políticos y de preferencias electorales que no pasan del 20%, han tenido su encuentro, movilización y éxito electoral a través de la organización política llamada Perú Libre. A través del líder de este partido, Vladimir Cerrón (según estudios como el de Antezana) existen nexos con el narcoterrorismo del VRAEM. Y a través del actual presidente Pedro Castillo, existen nexos con el Movadef. Sino miremos el apoyo del Conare Sute (vinculado al Movadef) a la movilización que lideró Castillo en la huelga magisterial el 2017.  

Como podrá leer -estimado lector- en este éxito electoral que han tenido han confluido y ahora se encuentran gobernando. Eso nos debe advertir de las estrategias y tácticas que tienen estos grupos terroristas a lo largo del tiempo en el país y en lugares donde ha habido presencia terrorista. 

La situación es complicada, pero no difícil de superar. Para ello es necesario establecer alianzas en todos los frentes para desbaratar la narrativa que han construido y el objetivo político que tienen entre manos. La democracia que tanto nos ha costado construir debe ser defendida. Podrá estar en crisis, pero es la que genera capacidad de resolver civilizadamente los grandes problemas que tiene el país. A los 200 años de nuestra independencia, reflexiones sobre el tema y tomemos medidas los que creemos en las libertades.

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