Si el 2024 nos ha parecido un año penoso, el 2025 se asoma con visos de serlo aún más. No hay en el horizonte nada que permita atisbar una mejoría, así sea leve, del panorama político, económico y social.

Desde el Ejecutivo se mantendrá incólume la retahíla de escándalos palaciegos, ya que no hay propósito de enmienda ni arrepentimiento. Seguirá en pie la ausencia total de políticas públicas, en particular la vinculada al manejo de la pandemia de inseguridad ciudadana que nos asola. La gestión mediocre del gobierno se desplegará sin reparos este año entrante.

El Congreso seguirá haciendo de las suyas. Si los inicios marcan la pauta, ya vemos un frívolo viaje del titular de este poder del Estado en medio del escándalo de la presunta red de tráfico sexual en el corazón del Legislativo. Todo hace prever que, sin importar las atingencias públicas que han hecho los presidentes del Poder Judicial y del Ministerio Público seguirá irreversiblemente su marcha la andanada de proyecto inconstitucionales y antidemocráticos. Si a ello le sumamos la avalancha de proyectos populistas (exoneraciones tributarias y demás) que el Parlamento seguirá perpetrando con la anuencia del Ejecutivo, el panorama no pinta bien.

El 2025 es un año electoral. Normalmente, eso la da un respiro al gobierno e históricamente está probado que ello redunda inclusive en un aumento de la aprobación gubernativa. Pero el panorama electoral que se avecina es de espanto. En el peor de los casos habrá como 60 candidatos, lo que convertirá esta elección en un sainete. Y la presencia de candidatos radicales de izquierda con posibilidades reales de triunfo, espantará el flujo de inversiones privadas, lo que, a su vez, afectará la dinámica económica que ya empezaba a mostrar signos de recuperación.

La irritación popular crecerá como la espuma este año, convirtiendo el país en un terreno propicio para la insurgencia de conflictos sociales de envergadura y la reaparición de la protesta como actor político, tema ausente en el lamentable año anterior. El 2025 empieza cargado de sombras ominosas y no hay ningún indicio de que ello vaya a cambiar de giro. No hay sujetos políticos capaces o con voluntad de dar un golpe de timón.

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lo peor del 2025

[Música Maestro] (*) NOTA DEL AUTOR: El 2025 arrancó con la muerte, a los 82, del popular cantautor argentino Leopoldo Dante, Leo Dan. Sus seguidores, que se cuentan por millones en Latinoamérica, lamentan su pérdida. 

Cuando éramos niños o adolescentes, las grandes estrellas de la música a las que admirábamos eran personas adultas, fuertes. Y establecíamos con ellos una relación casi jerárquica, como la que teníamos con nuestros padres y profesores de colegio. Pertenecían -aunque de una manera más libre y relajada- al mundo “de los grandes”. Claro, hablamos de hombres y mujeres cuyas edades oscilaban entre los 25 y los 55 años mientras que nosotros, quinceañeros, podíamos ser sus hijos o sus nietos. Y, salvo las noticias de muertes prematuras -por enfermedades, por excesos, por accidentes- siempre frecuentes en el mundo del arte, en líneas generales todos estos personajes aparecían ante nuestros ojos como superhéroes invulnerables, semidioses inmortales.

Hace unos días pensaba en ello cuando, en medio de las sordideces de poca monta que han hecho irrespirable el aire de este país -el Congreso y su red de prostitución, el reggaetón que musicaliza a la vez los TikToks de sicarios y de niños en edad escolar, el estilo estúpidamente “magalizado” de los reporteros de la televisión, los balbuceos de nuestra “clase política” presidencial, congresal, ministerial-, se difundió la noticia del colapso que sufrió el baladista español Raphael, cuya juventud nos parecía, en los videos, eterna. Afortunadamente, el cantante se recuperó y sigue entre nosotros, a sus 81. Lo mismo le ocurrió a nuestra querida Susana Baca quien pasó momentos muy difíciles de salud durante toda la primera mitad del desastroso año que acabamos de dejar atrás. A pocos días de cumplir los 80, la cantante e investigadora afroperuana salió de la UCI y hoy se alista para supervisar la grabación de un documental sobre su intensa y fructífera vida artística.

Lastimosamente, no corrieron con la misma suerte muchas otras luminarias de distintos géneros musicales, países y épocas, en el transcurso de los últimos doce meses. Leyendas del jazz, populares personajes locales, ídolos del pop-rock que estremecieron a sus seguidores en las décadas doradas de la música de consumo masivo y artistas de culto que, al margen de los grandes públicos y las modas, se las arreglaron siempre para destacar en tiempos en que había que ser realmente bueno para sobresalir. 

Uno de los fallecimientos más comentados del 2024 fue el del norteamericano Quincy Jones (3 de noviembre, 91). Conocido por su trabajo junto a Michael Jackson en sus álbumes Off the wall (1979), Thriller (1983) y Bad (1987), Jones se hizo mundialmente famoso en 1985 como arreglista y productor del himno benéfico We are the world, ensamblando a USA for Africa, un conjunto de más de cincuenta megaestrellas del pop, soul y rock que se reunieron para llevar algo de alivio a la hambruna africana, siguiendo los pasos de la cruzada artística que, un año antes, había iniciado el irlandés Bob Geldof. Jones tenía, para ese momento, una larga trayectoria como trompetista y director de orquestas, trabajando con Ella Fitzgerald, Count Basie y Frank Sinatra, entre otros nombres grandes del jazz. 

Entre sus innumerables lanzamientos discográficos destaca una producción de 1981, The dude, que contiene tres superéxitos de aquella década, el disco-electrofunk Ai no corrida y las baladas Just once y One hundred ways, ambas interpretadas por el cantante de R&B James Ingram (1952-2019). En 1984 se reunió con Sinatra, con quien no grababa desde 1966, para lo que sería su último LP, L.A. is my lady que contiene, además de una colección de standards de los años treinta como Stormy weather o Mack the knife, el famoso tema-título que Jones coescribió con su esposa Patty Lipton y la pareja Alan y Marilyn Bergman, autores de The way we were, balada que grabó Barbra Streisand para la película del mismo nombre de 1973.

También en el mundo del jazz, este 2024 despidió a tres legendarias figuras de la era del bebop: el saxofonista Lou Donaldson (9 de noviembre, 98), el baterista Roy Haynes (12 de noviembre, 98) y el saxofonista Benny Golson (21 de septiembre, 95), uno de los dos últimos sobrevivientes de aquella histórica foto grupal tomada en una calle del barrio negro de Harlem, New York, en la que 57 músicos posaron para la revista Esquire -el otro es “el coloso del saxofón”, Sonny Rollins, actualmente de 94 años. Golson apareció en la película The Terminal (Steven Spielberg, 2004), protagonizada por Catherine Zeta-Jones y Tom Hanks. En el film, un ciudadano de un país ficticio soviético viaja hasta los Estados Unidos para buscar el autógrafo de Golson, una promesa que había hecho a su padre, amante del jazz.

Pero si estos casos parecen bastante comprensibles, debido a las avanzadas edades de los personajes, en la orilla opuesta tenemos, por ejemplo, el del extraordinario tecladista y compositor norteamericano Shaun Martin, integrante del colectivo de jazz-fusion Snarky Puppy -aquí podemos verlo, tocando Sleeper, tema del álbum We like it here (2014). Martin falleció apenas a los 45 años, el pasado 3 de agosto. Del mismo modo, el universo pop quedó estupefacto ante la trágica muerte de Liam Payne, uno de los integrantes de la exitosa banda británica One Direction, ocurrida el 16 de octubre, tras caer del tercer piso de un hotel en Buenos Aires, Argentina. Nell Smith (17), falleció también trágicamente en un accidente de tránsito. La joven cantante canadiense se había hecho conocida en el submundo del indie-rock, al grabar en el 2021 -con solo 14 años- un oscuro disco de covers de Nick Cave, titulado Where the viaduct looms, acompañada por el siempre sorprendente quinteto estadounidense The Flaming Lips.

La música popular latinoamericana también perdió a una de sus figuras históricas, el compositor colombiano Juan Madera Castro, autor de La pollera colorá, una de las cumbias más interpretadas de todos los tiempos. Madera escribió la canción originalmente en 1960 y desde entonces se convirtió en emblema del folklore tropical colombiano. Falleció a los 102 años, el día de nuestras fiestas patrias, 28 de julio. También en Colombia lloraron la partida del acordeonista Egidio Cuadrado (21 de octubre, 71), considerado una leyenda del vallenato, que integró la banda de Carlos Vives en sus discos Escalona: Un canto a la vida (1991), Escalona: Volumen 2 (1992) -dedicados a Rafael Escalona, antiguo compositor de este popular ritmo del país cafetero- y, especialmente, Clásicos de la provincia (1993), producción con la que Vives internacionalizó el vallenato, con canciones como La hamaca grande y La gota fría. Mientras tanto, nos enteramos de la muerte del nuevaolero argentino Heleno (16 de septiembre, 83), famoso entre nosotros por canciones como No son palabritas (1973) o La chica de la boutique (1971).

El ejército del pop-rock clásico ha perdido a algunos de sus más destacados soldados. Por ejemplo, el guitarrista Dickey Betts (18 de abril, 80), de The Allman Brothers Band; la legendaria estrella de la guitarra eléctrica instrumental Duane Eddy (30 de abril, 86); el cantante y guitarrista Greg Kihn (13 de agosto, 75), recordado por sus éxitos ochenteros Jeopardy (1983) y The break-up song (1981); Richard Tandy (1 de mayo, 1976), tecladista y miembro fundamental de Electric Light Orchestra. La banda MC5, pioneros del hard-rock y punk en Detroit, perdió a tres de sus integrantes: el cantante y guitarra líder, Wayne Kramer (2 de febrero, 75), el baterista Dennis Thompson (9 de mayo, 79), y su manager, el poeta y promotor de conciertos John Sinclair (2 de abril, 83). 

También volaron a otras latitudes el padre del blues británico, John Mayall (22 de julio, 90), quien lanzó a la fama a Eric Clapton, Peter Green, Mick Jones y muchos otros; Steve Albini (7 de mayo, 61), productor de importantes artistas del rock de los noventa como Nirvana, PJ Harvey o Pixies; el vocalista japonés Damo Suzuki (9 de febrero, 74), del cuarteto de alemán Can; el bajista y fundador de Grateful Dead, Phil Lesh (25 de octubre, 84); Tito Jackson (15 de septiembre, 70), uno de los hermanos mayores del “Rey del Pop”, Michael Jackson; o el vocalista y compositor Eric Carmen, famoso por la balada All by myself, de su álbum debut de 1975, grabada tanto en inglés como en español con el título Sola otra vez por la diva canadiense Celine Dion en 1996; y por Hungry eyes, uno de los temas centrales de la banda sonora de la recordada película ochentera Dirty dancing (1987).

Asimismo, los fanáticos de Jethro Tull, insigne banda inglesa de prog-rock, lamentaron la muerte de su baterista en el periodo 1981-1988, Gerry Conway (29 de marzo, 76). Chris Cross, bajista de Ultravox, una de las bandas más importantes y creativas de la new wave, falleció a los 71, el 25 de marzo. En los predios del hard-rock y heavy metal, recibimos la triste noticia del fallecimiento del energético bajista T. M. Stevens (10 de marzo, 72), quien acompañara a Steve Vai durante la gira del disco Sex & religion (1993), además de trabajar con un amplio rango de artistas de rock, funk y jazz. 

Otra leyenda del metal, el cantante original de Iron Maiden, Paul Di’Anno, sucumbió a los problemas de salud que lo aquejaban desde el año 2020, el 21 de octubre a los 66. Por su parte, cruzaron la línea el vocalista de los hard-rockers Great White, Jack Russell (7 de agosto, 63); Peter Collins, productor de bandas como Rush, Queensrÿche o Alice Cooper (28 de junio, 73); Jerry Abbott (2 de abril, 80), padre de los hermanos Vinnie Paul y Dimebag Darrell, batería y guitarra de Pantera. Asimismo, dos integrantes de la banda de culto Brujeria, icónicos representantes del death metal californiano que jugaban con letras y sobrenombres en jerga mexicana, también se mudaron al otro barrio: los vocalistas John “Juan Brujo” Lepe (18 de septiembre, 61) y Ciriaco “Pinche Peach” Quezada (17 de julio, 57).

In-a-gadda-da-vida era, hasta hace un par de décadas, uno de los temas que definían al “rock clásico”. Lanzado originalmente en 1968, es un viaje lisérgico de casi veinte minutos que ocupaba todo el Lado B del segundo LP del cuarteto californiano Iron Butterfly. Doug Ingle (78), vocalista, organista y compositor de este himno del rock ácido, falleció el 24 de mayo. Lo siguieron Jimmy Hastings (18 de marzo, 85), saxofonista de Caravan, una de las mejores exponentes de la escena de Canterbury; Brit Turner (3 de marzo, 57), baterista de Blackberry Smoke, vibrante grupo de blues-rock que visitó Lima teloneando a Slash en el 2019; J. D. Souther (17 de septiembre, 78), coautor de exitazos de Eagles como New kid in town o Heartache tonight; y el escocés Joe Egan (6 de julio, 77), quien alcanzó la fama en el grupo Stealers Wheel, con el tema Stuck in the middle with you (1973). Asimismo, dos miembros de las bandas de Frank Zappa, el bajista Tom Fowler (73) y el vibrafonista Ed Mann (70), fallecieron uno después del otro, los días 2 y 1 de junio, respectivamente.

Muchos creemos que el Perú es un lugar mejor tras la muerte de Alberto Fujimori (11 de septiembre, 86). El problema es que, por cada político corrupto mueren tres o cuatro estrellas de nuestra música popular, dejándonos la sensación de estar cada vez más a merced del mal gusto y la vulgaridad. Yola Polastri (7 de julio, 74), fue una conductora infantil que dedicó su vida a lanzar canciones entretenidas y blancas, las mismas que son recordadas por toda una generación que creció con ellas, con mensajes positivos y didácticos, a leguas de distancia de lo que hoy escuchan nuestros niños. 

Siguiendo con la escena local, el histórico Lucas Borja, segunda voz y guitarra de Los Romanceros Criollos (10 de mayo, 90); el (in)combustible rocanrolero César Alemán, más conocido en el ambiente subte como César N (18 de marzo, 55); el baterista original de Frágil, Arturo Creamer (28 de mayo, 69); el baladista nuevaolero Gustavo “Hit” Moreno (5 de marzo, 86); y Johnny Farfán (1 de abril, 81), estrella del bolero cantinero; enlutaron a sus seguidores. Finalmente, el lamentable deceso de Flor Quispe Sucapura (23), ocurrido el 3 de abril, una joven puneña que buscaba construirse una carrera en el huayno moderno bajo el nombre artístico de “Muñequita Milly”, es un hecho que combina varias de las taras sociales del Perú y del mundo moderno: la obsesión por las cirugías estéticas, la ausencia de escrúpulos de los charlatanes que las ejecutan y la eterna impunidad que no castiga a los responsables.

Las muertes del pianista y director de orquestas Sergio Méndes (5 de septiembre, 83) y del saxofonista David Sanborn (12 de mayo, 78) fueron cubiertas por medios especializados en jazz moderno. Mientras que, por un lado, el brasileño colocó al bossa nova y la samba en primera línea de las radios “easy listening”; el norteamericano se paseó tanto por el blues y el rock como por el jazz moderno y la fusión, con una discografía amplia y diversa, alternando con estrellas como David Bowie, Miles Davis, los hermanos Brecker, Al Jarreau o su cómplice, el virtuoso bajista Marcus Miller.

El latin-jazz también perdió al bajista Tony Banda (15 de diciembre, 68) quien, junto a su hermano, el timbalero Ramón Banda, formó parte de la poderosa sección rítmica del reconocido conguero Ildefonso “Poncho” Sánchez entre 1983 y 2013. Los barbudos hermanos Banda, de origen mexicano, lanzaron en el 2003 un sensacional disco llamado Acting up! El trompetista cubano Manuel “Guajiro” Mirabal, que el mundo conoció como integrante de Buenavista Social Club, falleció a los 91 años, el 28 de octubre. En el Perú, la comunidad salsera lamentó la prematura muerte, el 5 de diciembre, de Dante “Salsófilo” Corrales, animador de la popular orquesta chalaca Zaperoko, especialista en covers de salsa dura.

El director de orquesta, pianista y educador japonés Seiji Ozawa (6 de febrero, 88), fue la personalidad más importante de la música académica que nos dejó este 2024. Histórico conductor de la Orquesta Sinfónica de Boston, fue admirado tanto por la crítica especializada como por el público, por sus apasionadas y precisas interpretaciones. También en este campo, el legendario concertista italiano Maurizio Pollini (23 de marzo, 82), especialista en el periodo clásico del piano -Debussy, Beethoven, Chopin. Finalmente, el director de orquesta, pianista y educador húngaro Péter Eötvös, continuador del modernismo de Pierre Boulez y su compatriota Béla Bartók, que escribió óperas, sinfonías, soundtracks para directores de su país y música electrónica incidental, así como adaptaciones de obras literarias de Anton Chejov o Gabriel García Márquez, falleció un día después, el 24 de marzo, a los 80.

La música country, acostumbrada a despedir a sus estrellas más longevas, como el actor y compositor Kris Kristofferson (28 de septiembre, 88); pasó por un duro trance tras conocer que Toby Keith, uno de los principales exponentes del género desde los años noventa, había sido diagnosticado con cáncer estomacal. El intérprete y compositor de varios himnos nacionalistas que han sido usados indistintamente por gobiernos demócratas y republicanos falleció a los 62 años, el 5 de febrero. 

Por su parte, partieron también la cantautora folk Melanie Safka (23 de enero, 76), una de las estrellas protagonistas del Festival de Woodstock; el bajista de reggae Aston “Family Man” Barrett, de la formación original de Bob Marley & The Wailers (3 de febrero, 77); el británico Steve Harley, líder de The Cockney Rebel, banda seminal de glam-rock (17 de marzo, 73); la chanteuse francesa Francoise Hardy (11 de junio, 80); Slim Dunlap (18 de diciembre, 76), guitarrista de The Replacements; la cantante de gospel y soul Cissy Houston (7 de octubre, 91), madre de Whitney Houston; el histórico productor de The Kinks y The Who, Shel Talmy (13 de noviembre, 87); y el cineasta canadiense Norman Jewison (20 de enero, 97), director de clásicos como Fiddler on the roof (1971) y Jesuschrist Superstar (1973).

Finalmente, vale la pena mencionar a los siguientes caídos entre enero y diciembre del año que se fue: Chris Karrer (2 de enero, 76), multi-instrumentista, compositor y pionero del krautrock alemán con su banda Amon Düül II; el productor Frank Farian (23 de enero, 82), también alemán, que lanzó a la fama a actos como Boney M, No Mercy y Milli Vanilli; René Toledo (6 de febrero, 66), guitarrista cubano de enorme presencia en sesiones de grabación de artistas de latin-pop como Jennifer López, Marc Anthony, Ricky Martin, entre otros; Michael Ward (1 de abril, 57), guitarrista de The Wallflowers; Mike Pinder (24 de abril, 82), tecladista de The Moody Blues; los rockeros argentinos Javier Martínez (4 de mayo, 78), baterista de Manal, y Willy Quiroga (21 de noviembre, 84), bajista de Vox Dei; el tenor y ex congresista peruano Franceso Petrozzi (27 de mayo, 62); y Herbie Flowers (5 de septiembre, 86), destacado bajista de sesión que trabajó, entre otros, con David Bowie y Lou Reed, en clásicos como Space oddity y Walk on the wild side, entre otros. 

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MC5, Obituarios 2024, Quincy Jones, Yola Polastri

[Migrante al paso] La bulla de las máquinas de construcción no dejaba caminar tranquilo. Decenas de policías expulsaban a migrantes que vendían carteras, polos, entre otras cosas. La gente caminaba tranquila, como si fuera normal. Algo no estaba bien con esa ciudad. Varios amigos viven en Barcelona y hablan maravillas de ella; yo no entendía por qué. De todas las ciudades españolas en las que estuve, esta fue la más hostil. Mientras caminaba con maletas, notaba cómo me miraban con desprecio; yo les devolvía la mirada. Caminé unas cuadras más por La Rambla, una de las avenidas principales, que va desde el puerto hasta la plaza de Cataluña. Era fácil notar la decadencia. En algún momento debió haber sido hermosa; ahora está todo sucio y descuidado. No se aleja mucho del centro de Lima. Mi instinto latino me llevó a ponerme la mochila hacia adelante, y tuve razón. En los cinco días que estuve allí, vi robos y peleas. Tal vez lo único que me gustó a mi llegada fue ver los puestos de periódicos, que ya no suelen verse en ningún lado, pero ahí aún estaban, aunque nadie los compraba.

Hace unos días, viendo noticias, apareció un video de cómo espantaban turistas tirándoles agua y gritándoles que regresaran de donde venían. Le echan la culpa a los turistas de que los alquileres estén muy altos y, en general, todo suba con el turismo masivo, desde restaurantes hasta la Coca-Cola que compras en la tienda. En la última década, el precio de la vivienda ha aumentado un 68%. Cuando estuve allí, hubo dos protestas por el mismo motivo, con todo lleno de carteles que decían: “Menos visitantes, más turistas”. Todo estaba detenido; tenías que caminar mínimo media hora para llegar a tu destino. Si bien pueden tener razón, no es culpa directamente de quienes viajan. Nadie tiene por qué ser tratado mal por ser turista. En todo caso, deberían mantenerse en el margen de su reclamo, que exige un nuevo modelo económico para que sea sostenible el turismo y el bienestar de los habitantes. De lo contrario, se ganarán el odio de quienes viajan, y tampoco les conviene porque es una de sus principales fuentes de ingreso.

Uno de esos días de protesta crucé todo el barrio gótico y sus calles estrechas, la zona más antigua de la ciudad, hasta poder encontrar un taxi. Desde varias cuadras atrás se ve La Sagrada Familia de Gaudí. Es enorme. No es de mi gusto, demasiado huachafa, pero sí es genial. Lleva más de 140 años en construcción y siguen al pie de la letra las indicaciones del arquitecto. Han corroborado los datos con la tecnología actual y no tiene ningún error. Una de las cosas que he aprendido en mi corta vida es que el hecho de que algo no te guste no quiere decir que no tenga mérito, y este fue uno de esos casos. Para entrar pasas un puesto de seguridad como el del aeropuerto para evitar atentados. Cuando ya estás muy cerca, no llega a verse la cima, como un rascacielos de Nueva York. Por dentro sí me encantó. Hay vitrales de colores distintos y, al entrar, la luz crea un ambiente digno de una iglesia de esa magnitud.

Algo similar me pasó en el Museo Teatro de Dalí. Saliendo de la ciudad de Barcelona, después de una hora en carro, llegas al pueblo de Figueras. En 1954, el artista Salvador Dalí, que ya era reconocido mundialmente por su talento y excentricidad, presentó un proyecto para remodelar el antiguo teatro de su ciudad natal, que había sido destruido por bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial. Por fuera parece una especie de palacio rojizo adornado con esculturas de huevos que coronan todo el borde del techo. Desde un inicio, te das cuenta de lo extravagante que era este tipo. Al entrar, se ha mantenido la estructura con escenario, pero está todo repleto de obras que nunca antes había visto. No son sus cuadros más conocidos, más bien son intervenciones que, para la época, fueron innovadoras. Desde cuadros que solo pueden apreciarse a través de fotografías hasta un carro que va inundándose desde adentro en lo que sería la platea del teatro. En este caso, la genialidad de Dalí es innegable, pero lo que hizo con su elevada técnica y sus amistades políticas, en mi opinión, fue un poco degradante para lo que podía hacer. También, por sus declaraciones;es notorio un resentimiento hacia Picasso por vivir en su sombra.

A pesar de las miradas de desprecio que recibes, logras darte cuenta de que no es una ciudad perdida, solo necesita poner en orden ciertos aspectos y podría regresar al esplendor que una vez tuvo. Me quejaba de la comida, pero luego, pensando en retrospectiva, me di cuenta de que no era porque fuera mala, solo que después de estar en Andalucía, Portugal y el País Vasco, es difícil encontrar algo de ese nivel gastronómico. También, por no poder evitar sentirme amargado de recibir cierta discriminación por ser “sudaca”, en sus palabras, tener una comida amena no era fácil de lograr.

De todo se aprende. Lamentablemente, por ser blanco y heterosexual, nunca he sido objeto de discriminación en mi país, pero tengo un montón de amigos que sí. La mayoría de nuestra población ha sufrido el peso de esto. El racismo en nuestro país es algo serio, y quien no lo crea es porque vive en una burbuja. Las pocas veces que he sido excluido, he sentido rabia y hasta ganas de golpear. Imagínense lo que se debe sentir recibir ese trato toda una vida y también por generaciones. Así ha sido por más de seis siglos en nuestro territorio. La discriminación, el machismo y la homofobia en la que estamos sumergidos son la principal fuente de la situación caótica en la que nos encontramos. Existe demasiado odio hacia las diferencias y, lo peor, es que es la élite la que está más identificada con estas características repugnantes.

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Barcelona, decadencia, Discriminación

Fue uno de los gerentes señalados por ocasionarle al distrito de Carabayllo un perjuicio económico cercano a los trescientos mil soles y ahora la Empresa Municipal Inmobiliaria de Lima lo ha colocado en una gerencia que manejará directamente el presupuesto en una decisión que invita a preguntarse si en las gestiones relacionadas a la Municipalidad de Lima existe descuido o indiferencia ante estos antecedentes.

Con la llegada del 2025 también está empezando el tercer año de gestión del alcalde Rafael López Aliaga al frente de la Municipalidad Metropolitana de Lima. Durante este periodo, el líder de Renovación Popular, que llegó al sillón municipal prometiendo que convertiría a la capital en potencia mundial, ha acumulado una serie de cuestionamientos por diversos temas, como promesas incumplidas, polémicas condecoraciones a aliados políticos y, como parece ser una costumbre en la política peruana, la falta de criterio al momento de designar funcionarios.

Es sobre este último punto cuestionado que Sudaca ha encontrado un caso que, nuevamente, pone al descubierto los errores por parte de la actual gestión de la Municipalidad de Lima y sus entidades adscritas. En esta oportunidad, un recientemente nombrado gerente en una de estas empresas que son propiedad de la municipalidad habría tenido un escandaloso antecedente que generó un perjuicio económico por cerca de trescientos mil soles para un distrito en el cual trabajó.

ESCÁNDALO EN CARABAYLLO

A finales del año 2020, el despacho de la alcaldía del distrito de Carabayllo recibe un oficio emitido por el Órgano de Control Institucional en el cual se remitió un informe correspondiente a una auditoría sobre el pago de bonificaciones por escolaridad a los trabajadores de dicha municipalidad y que comprendía el periodo de mayo del 2017 a enero del 2020.

Según el informe emitido como resultado de la auditoría realizada, la conclusión indicó que, bajo el concepto de bonificación por escolaridad, se habían otorgado “importes superiores a los establecidos anualmente en las leyes de presupuesto” y que esta situación se había repetido durante los años 2018, 2019 y 2020.

Cristian Rebosio

Como resultado de esta irregularidad que se repitió por varios años, el perjuicio económico a las arcas de la Municipalidad Distrital de Carabayllo habría alcanzado una cifra cercana a los trescientos mil soles y, para que se concrete esta escandalosa situación, habrían estado involucrados numerosos gerentes y subgerentes que ocuparon estos cargos durante los años mencionados anteriormente.

Cristian Rebosio

Ante estos hechos, la Municipalidad de Carabayllo debió iniciar un procedimiento administrativo disciplinario a aquellas personas que habían pasado por las gerencias de Administración y Finanzas así como de Planeamiento, Presupuesto y Cooperación Internacional a lo largo de esos años.

Cristian RebosioEn esta larga lista de involucrados figura el nombre de Herber Luis Minaya Rondán, quien desde el 1 de enero del 2019 fue designado en el cargo de confianza de gerente de Administración y Finanzas en la Municipalidad Distrital de Carabayllo hasta que concluyó sus funciones en abril de ese mismo año.

Cristian Rebosio

En el documento revisado por Sudaca se puede observar que el informe de auditoría consideraba responsable a Minaya Rondán, como gerente de Administración y Finanzas, por haber “dado trámite” a numerosos informes en los cuales se hacían mención a estas cuantiosas cifras que terminaron generando un considerable perjuicio al distrito.

Cristian Rebosio

Como resultado, Herber Luis Minaya Rondán fue señalado como presunto responsable de haber vulnerado artículos de la Ley de Presupuesto del  Sector Público, un artículo de la Ley del Servicio Civil y el decreto supremo referido a las disposiciones para la bonificación por escolaridad. También se explica que Minaya habría incumplido con las funciones específicas del cargo que ostentaba.

Cristian Rebosio

Por lo explicado, la falta de Herber Minaya Rondán fue catalogada como “falta grave” y podía ser suspendido sin goce de remuneraciones hasta por un año. Sin embargo, cabe señalar que esta resolución de gerencia municipal se dio a conocer en diciembre del 2021, cuando habían pasado más de dos años de la salida de Minaya Rondán del cargo de gerente de Administración y Finanzas.

El tiempo transcurrido también terminó por beneficiar a otros de los implicados que vieron cómo se declaraba de oficio la prescripción de la falta administrativa que generó el cuantioso perjuicio a la municipalidad debido a que habían pasado varios años del momento en el cual se produjeron los hechos cuestionados.

Cristian Rebosio 

LA NUEVA OPORTUNIDAD

No obstante, lo ocurrido durante el paso de Herber Luis Minaya Rondán por la Municipalidad de Carabayllo parece no haber sido un obstáculo para que vuelva a ocupar una importante gerencia y esta vez en la Empresa Municipal Inmobiliaria de Lima (EMILIMA), la cual se encarga de administrar el patrimonio inmobiliario municipal y también tiene bajo su responsabilidad el desarrollo de proyectos para el centro histórico de la capital.

Minaya Rondán pasó a ocupar, desde octubre del año pasado, el puesto de gerente de Planificación, Presupuesto y Modernización de la Empresa Municipal Inmobiliaria de Lima en lo que será una nueva oportunidad laboral en la que volverá a tener en sus manos el manejo del presupuesto, un encargo que en Carabayllo no dejó los mejores recuerdos.

Cristian Rebosio

Pero esto no sería un caso aislado. Anteriormente, Sudaca ha informado sobre las cuestionables designaciones realizadas por quienes actualmente manejan la Municipalidad de Lima que no ha tenido reparos en colocar en puestos importantes a excolaboradores del actual alcalde y hasta ha contratado a personas acusadas de mentir en certificados de trabajo.

Por el pensamiento político que predomina en las filas de Renovación Popular resultaba previsible imaginar que la gestión de Rafael López Aliaga sería inflexible en su intención de erradicar cualquier vestigio de progresismo en el gobierno municipal. Sin embargo, parecen no ser igual de implacables al momento de evitar el ingreso de funcionarios con un pasado cuestionado.

Ha sorprendido a muchos la altisonancia con la que se ha referido a Keiko Fujimori, el burgomaestre limeño Rafael López Aliaga, señalando que le importaban un rábano las opiniones de la lideresa naranja.

Es, sin embargo, la actitud correcta que la derecha tiene que desplegar frente al fujimorismo, el gran adversario a derrotar en los comicios del 2026, junto con la izquierda radical que de todas maneras va a ser protagónica.

Tiene que erigirse una derecha antifujimorista, que sepa endosarle, además, al fujimorismo las culpas graves de la crisis política por la que transitamos, que empezó el 2016 con la labor de zapa contra PPK y que ha continuado ahora con la connivencia pueril con la que el fujimorismo sostiene al régimen de Dina Boluarte y con la profusa lista de desaguisados legislativos que desde el Congreso las huestes naranjas han avalado y seguirán avalando hasta que culmine el mandato mediocre que nos gobierna.

Es indefendible políticamente la actuación de Keiko Fujimori y no merece por ello consideración estratégica alguna. Es más, Keiko Fujimori no es precisamente un faro político o de pensamiento ideológico cono para que sus opiniones sean tomadas en cuenta como referente a tener predicamento.

Hace bien López Aliaga en marcar distancia del fujimorismo. Es algo que la centroderecha debería también hacer y no mostrarse acomedida o mirar de soslayo la crítica durísima que el fujimorismo merece. La derecha debe tomar distancia clara y frontal del gobierno a la vez que de su aliado, el fujimorismo.

Si quiere evitar otra vez una segunda vuelta en la que Keiko Fujimori, con su 10%, sea dirimente contra un candidato de la izquierda virulenta y antisistema, la derecha y la centroderecha deben empezar desde ya a desgastar ese núcleo duro que Fuerza Popular mantiene, y ello pasa por ejercer una implacable y dura campaña que denuncie las tropelías que las fuerzas naranjas han desplegado con fruición estos años.

El ser humano necesita ciclos, inicios y finales. Por ello, cada comienzo de año se vive como una oportunidad de reflexión, una posibilidad de hacer las cosas de forma diferente, talvez mejor que en el periodo que acabó.

El 2024 fue un año duro para la igualdad y los derechos humanos. De forma eufemística podríamos decir que se libraron varias batallas. Los y las defensores de derechos tuvieron que resistir varios embates de sectores afanados en instalar el autoritarismo y retroceder en materia de derechos. ¿Se retrocedió? Definitivamente sí.

Es difícil describir cada retroceso y embate, pero podríamos resumir algunos: la eliminación del lenguaje inclusivo, la indolencia y falta de atención a los casos de violencia sexual en la amazonia, la amenaza a la existencia del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, la persecución a las organizaciones de la sociedad civil con los proyectos legislativos que modifican la Ley del APCI (Agencia Peruana de Cooperación Internacional), la permanencia de Ministros que atacan los derechos humanos, la falta de reformas en la PNP, la inexistente reforma del programa Aurora y el blindaje a la minería ilegal que promueve la  trata y explotación de niñas y mujeres.

Lo cierto es que el 2024 nos mostró que tenemos una clase política podrida, a tal nivel que se empieza a destapar una red de explotación sexual en el mismo Congreso; y, la primera autoridad del país realmente no ha hecho nada para favorecer los derechos de las mujeres y niñas, más allá de ofrecer pena de muerte con gran irresponsabilidad, no ha fortalecido las políticas públicas para la prevención y atención de la violencia de género, ni ha dado impulso a nada que tenga que ver con la igualdad.

Las consecuencias las vemos en la permanencia de la violencia y la desigualdad, así como en el desinterés de muchas autoridades. El patriarcado se ha fortalecido de la mano de una presidenta indolente y de un Congreso mafioso.

¿Qué nos espera el 2025?  Es incierto, por supuesto. Pero si las autoridades que tenemos permanecen los resultados serán los mismos y seguiremos viendo la destrucción de la democracia y de lo avanzado en décadas en materia de derechos e igualdad.  

Una democracia necesita igualdad de género, de lo contrario no es democracia.

Cosas positivas, por supuesto que existen. Entre las saltantes la comprobada existencia de un movimiento feminista diverso generacionalmente y con presencia en gran parte del país. Mujeres y diversidades de diferentes edades que responden y activan frente al abuso y la violencia. Organizaciones y colectivas que se articulan para resistir. Aunque este no sea un movimiento masivo, su presencia se hace sentir en el escenario público y político.

El 2025 hay que verlo con esperanza, no hay duda, pero con una dosis fuerte de realidad. Si las autoridades no cambian, las cosas van a empeorar y le toca a la ciudadanía asumir una voz visible, más crítica y opuesta al atropello que hemos vivido.

En el 2025 esperemos no tener más Ministros que minimizan la violencia sexual contra niñas diciendo que estás son “prácticas culturales”, no que trate de “ratas” a las víctimas del abuso.

Esperemos no tener una presidenta que solo habla de los derechos de las mujeres cuando quiere victimizarse y nunca para ofrecer cambios reales.

Esperemos, de verdad, que este sea un mejor año, en dónde la sociedad civil sea respetada y no atacada, en dónde los autoritarismos queden atrás y podamos reconstruir el país.

Es utópico, pero el inicio de año nos permite soñar para volver a tomar impulso.

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Más Igualdad, No Más Retrocesos

[Agenda País] La perspectiva mundial y la peruana son, ahora, diferentes a las que teníamos un año atrás.

En el contexto internacional, Rusia continuaba su avance en tierras ucranianas, Joe Biden se perfilaba como el candidato demócrata a la reelección presidencial, Emmanuel Macron lucía fuerte y real en la siempre convulsionada Francia e Israel era vapuleado por una gran parte del planeta, incluida la misma ONU, por su respuesta estratégica y militar frente a los terroristas que perpetraron la vil masacre del fatídico 7 de octubre de 2023.

También, Bashar al-Assad dictador de Siria, se veía muy seguro en su puesto que contaba con el apoyo ruso, mientras que Xi Jinpingcontinuaba la expansión china consolidándose como la mayor fuente de manufactura del mundo.

Un año después, errores y aciertos de los políticos que lideran las principales potencias mundiales han hecho cambiar el panorama casi en 180 grados.

El primero en cometer un gran error fue Emmanuel Macron, que, con un pecado de soberbia, disolvió el parlamento francés ante la estrepitosa derrota de su partido en las elecciones del parlamento europeo y el sideral triunfo de la derechista Marine Le Pen. ¿Qué tenía que ver una cosa con la otra? Un exceso de confianza que ha llevado a Francia a tener dos nuevos primeros ministros en 5 meses y con la posibilidad que el nuevo parlamento no avale el reciente gobierno formado por François Bayrou, un viejo conocido de la centro-derecha. Incluso, un Macron nervioso pidiendo, entre líneas, disculpas por tan arriesgada apuesta al disolver el parlamento, podría no terminar su segundo mandato ante tanta inestabilidad política.

Alemania le ha seguido los pasos y a fines de febrero, nuevas elecciones parlamentarias podrían poner un gobierno de derecha de nuevo en el poder del país germánico. Si le agregamos a Italia y a otros países que han optado un giro a la derecha, Europa entra pues, a un período de reconfiguración política.

La Rusia neoimperial con Putin como nuevo Zar, ha entrado en dificultades en su incursión en Ucrania y perdido el control de Siria dejando en el abandono a Bassar al-Assad quien ha tenido que salir corriendo para asilarse en Moscú. Siria va rumbo al desmembramiento e Israel ha aprovechado para invadir la franjaterritorial neutral que la separaba de Siria y ha bombardeado objetivos militares sirios. Una victoria israelí que debilita indirectamente a Irán y sus afanes por desaparecer del mapa a Israel.

Con un Biden senil y desconcertado en el debate presidencial con Trump, los demócratas optaron por la vicepresidenta Harris como sucesora en la carrera por la oficina oval de la Casa Blanca, pero vanos fueron las risas forzadas o los discursos woke de la candidata porque el pueblo americano lo que quería era mayor seguridad y mejor economía, así como dejar los temas de género para los estados. Trump se los dio y barrió, tanto así que controla ambas cámaras, la de representantes y la de senadores.

Trump ha marcado ya varias líneas de gobierno. Le dice a Ucrania que acepte pérdida de territorio mientras que le reducirá el apoyo militar y a Rusia que pare la mano, por lo que no va a quedar otra cosa que un acuerdo entre ambos rivales, probablemente este mismo 2025.

A China y a México, los grandes proveedores manufactureros de USA, los tiene en la mira, pero sobre todo el primero, con quien no quiere una guerra comercial, pero tampoco, que lo invada con productos baratos que afecten la propia manufactura norteamericana. Europa también se está alineando en ese sentido.

Si a todo ello le agregamos los vientos liberales que ya sonaron en Argentina con Milei, que se vienen en Venezuela con el triunfo de Edmundo Gonzáles y Maria Corina Machado, el fracaso del cambio de constitución chileno y el evidente deterioro de lo que queda de Bolivia, está claro que el mundo está virando hacia la sensatez y hacia un reacomodo de las fuerzas políticas con preponderancia de la derecha, tanto liberal como conservadora.

El Perú no escapa a esta realidad, más aún que en el 2025 entramos a un año preelectoral donde sabremos, hacia finales del mismo, quienes serán los candidatos para presidente, diputados y senadores. También sabremos si “Dios es peruano” como reza el dicho popular, y alumbra a los políticos para que consoliden alianzas, y podamos tener una competencia de menos de 15 partidos y no la sábana electoral de más de 50 si es que los egos se sobreponen a la búsqueda del bien común.

El 2025 puede ser un muy buen año para el Perú. Los precios de las materias primas siguen altos, el contexto internacional va a favorecer el comercio y el turismo, las inversiones mineras comienzan con más fuerza en el país, el puerto de Chancay ya está en operaciones y el ampliado aeropuerto internacional Jorge Chavez estrenará pronto el nuevo terminal y las dos pistas.

En todo este contexto, la presidenta Boluarte debería ya simplificar las líneas estratégicas de su gobierno con miras a la transición democrática del 2026, y concentrarse en devolver la seguridad a los ciudadanos (indispensable para un clima de paz en las elecciones generales) y a reforzar la lucha contra la pobreza teniendo como objetivo la reducción del índice de la pobreza multidimensional.

Seguir enfrascados en la pelea diminuta, en la palabra mal dicha o en el peinado fuera de moda, solo nos hunde en la política farandulera y no nos permite darle la importancia y el foco en lo sustancial, que es llegar a la transición presidencial del 2026 con una mejora de la economía y con mayor seguridad ciudadana. Depende también de nosotros.

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