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Presidente Castillo archivos | Página 12 de 16 | Sudaca - Periodismo libre y en profundidad

Presidente Castillo

El gobierno del profesor Castillo nació sin cabeza y fue creciendo desorganizado. Desde la campaña electoral, los peruanos sabíamos -sí, tú sabías- de las deficiencias y la evidente falta de liderazgo de Pedro Castillo, no como líder sindical o político cajamarquino; sino para un cargo presidencial. Los dos primeros meses de gobierno no tuvimos una real figura de presidente que sepa dónde está parado y tome el timón del país con una seguridad que no haga dudar. Pero esas dudas sobre Castillo que se hicieron tendencia en Twitter durante la campaña electoral ahora se han convertido en certezas. Tenemos un presidente débil, pero sus fanáticos seguidores no lo quieren decir.

Es evidente que Pedro Castillo calló y pasó por paños tibios por largos dos meses -tiempo en el que su imagen como «líder» se debilitó- las acciones y declaraciones irresponsables e impertinentes, no sólo de Guido Bellido, también de otros ministros cuya continuidad sólo ayudó a dejarnos claro que Castillo no es el líder que necesitamos.

Sin embargo, el twitt que colmó la «paciencia» o quizás sacudió, sólo un poco, al presidente fue el que publicó el expresidente de Consejo de Ministros, Guido Bellido, respecto a Camisea. El premier, quien debe responder al presidente, pretendió marcar la agenda al mismo, sin reunión de Consejo de Ministros, sin una llamada al jefe del Estado. Guido Bellido se creyó el Sony Corleone izquierdista de la política, pero sólo quedó como un Fredo Corleone en su escaño.

Señor presidente: usted permitió que le marcaran la agenda durante estos meses y delegó el poder que le dimos para que lo ejerzan los más radicales del partido que lo llevó al poder: Perú Libre. Sin embargo, con sus nuevas alianzas vemos cómo de un error pasa a otro de manera rápida, desleal y derrotista. Pedro Castillo ha cedido el manejo del país a esa izquierda «caviar», como muchos «opinólogos» y políticos de derecha han calificado, a un grupo de políticos y «opinólogos» con tendencias progresistas e izquierdistas que siempre ven la piedra en el ojo del adversario, pero jamás en el suyo. Yo los llamo la «Izquierda posera», que ha estado en diversos gobiernos, pero que siempre difunden el discurso del cambio.

Es importante hacer la pregunta: ¿Qué objetivo busca el presidente con este coqueteo en el tiempo con la izquierda de Verónika Mendoza? La excandidata presidencial está ubicando a sus «mejores» cuadros en el gabinete y ha logrado sentar en la PCM a su compañera Mirtha Vásquez, quien hasta el momento no tiene ningún cuestionamiento grave para manchar su inauguración como jefa de ministros, y ello genera más molestia en la oposición, porque saben que será un poco más complicado lanzar los dardos. Pero para nada imposible.

El presidente quiere cambiar la percepción y rostro de su gobierno que inició con el puño rojo de guerra, por otro puño rojo de guerra, pero con un discurso un poco más florido, sin llamar «explotadoras» a las empresas y que le encanta colgarse de la figura del genocida Alberto Fujimori para alborotar y hacer gritar a su público en Twitter, porque más allá no han logrado nada transcendental más que diversas marchas, nuevamente, contra los Fujimori.

Entiendo la molestia y sentimiento de traición de Perú Libre: el presidente está delegando la responsabilidad de gobierno a una izquierda «posera» que en las elecciones generales obtuvo 6.6% de la votación nacional, sólo un punto arriba del desaparecido Partido Morado, los dos partidos con menos representación en el Congreso. El Perú les dio la espalda, pero Pedro Castillo les está regalando el poder, sin merecerlo

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Guido bellido, Izquierda, Presidente Castillo

Todos los días de lunes a viernes «Si el Río suena» con Patricia del Río, entrevistas exclusivas. Este es nuestro episodio número 24.

Para el analista político José Carlos Requena, la principal motivación del presidente Castillo para mantener a Guido Bellido como premier habría sido la desconfianza en el entorno político al que recién ingresaba.

Además, en conversación con nuestro comentarista económico David Rivera comentamos cómo este nuevo gabinete puede mejorar la situación económica del país.

Y recuerda que los jueves también puedes darle una mirada divertida a la coyuntura del país en nuestro segmento «Golpe Bajo» con Jenny Llanos.

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Guido bellido, José Carlos Requena, nuevo gabinete, pcm, Presidente Castillo

Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 234: Castillo le pidió la renuncia a Bellido. Analizamos a los voceados para los recambios en el Gabinete. ¿Quién es el real ganador de la batalla en el Ejecutivo?

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Guido bellido, Presidente Castillo

Recuerdo un artículo de Mario Vargas Llosa del año 2006, en el que defendía a Günter Grass de las duras críticas que despertó el que se hiciera público que a los quince años, formó parte de las Waffen-SS, poco antes del final de la guerra mundial. Las Waffen-SS eran las escuadras paramilitares que dirigió Heinrich Himmler y que cometieron los principales y atroces crímenes de guerra. El artículo llamaba la atención porque Vargas Llosa no había mantenido buenas relaciones con Grass y su socialismo. De hecho, en el mismo artículo, él recordaba una polémica muy dura durante el congreso del PEN Internacional de 1986 cuando Grass le pidió que se disculpara con Gabriel García Márquez por haberlo calificado como “cortesano de Fidel Castro”. Ante la indignación de Grass, Vargas Llosa le respondió por escrito que no sentía lástima alguna por su afirmación, pues contenía verdad. Veinte años después, de pronto Vargas Llosa defiende a Grass. El nobel peruano dijo que lo defendería, como él, puso a la democracia por encima del comunismo y porque pertenecía a la “estirpe de escritores” protagonistas ideológicos de grandes temas políticos sociales, culturales y morales, agitadores de conciencias y líderes de una gesta intelectual, como Victor Hugo, Sartre o Camus. 

¿Dónde se ubica Vargas Llosa respecto de esa estirpe? Pues se ubica como un anticomunista, defensor de la democracia y testigo de cómo los escritores jóvenes se han liberado de la carga política en la civilización del espectáculo, cosa que le parece saludable. Un intelectual que ha logrado despertar de aquella ingenua ficción de creer que con la obra de un autor se puede cambiar el mundo. Ese despertar se lo recomienda a Grass. Finalmente, nada de lo ocurrido, dice Vargas Llosa afectará la obra literaria del autor del Tambor de hojalata, la gente olvidará que perteneció a la élite de la SS, aunque quedará cierto rabo de paja en lo que se refiere a sus opiniones políticas. En síntesis, perderá en el ámbito ideológico pero no en el literario. 

Vargas Llosa también tiene rabo, sino varios, de paja. Declarado anticomunista acérrimo, perteneció al grupo político Cahuide, en el que recibió lecciones marxistas del padre del expresidente Ollanta Humala, don Isaac, con el fin de reconstituir el partido comunista perseguido por Manuel Odría y su temible director de gobierno Alejandro Esparza Zañartu. Apoyó la Revolución Cubana hasta que en 1971 se detiene al poeta Heberto Padilla. Entonces, fastidiado también por la cultura popular e indigenista de los gobiernos de izquierda, incluido el de Juan Velasco, decide dejar el Perú y América Latina. Esa postura contra indigenista queda manifiesta cuando es convocado para presidir la Comisión Investigadora de los Sucesos de Uchuraccay en 1983. Su desconexión atraviesa el informe al describir a la comunidad bajo un enfoque decimonónico de “civilización y barbarie”, razón por la cual los comuneros se presentan aislados cultural y geográficamente y por ello capaces de asesinar a los periodistas. Deja de lado la responsabilidad de los Sinchis y, peor aún, ignora su solicitud de protección a las fuerzas armadas. Como consecuencia, el mismo año cientos de comuneras y comuneros fueron asesinados por Sendero Luminoso hasta que la comunidad quedó abandonada.  Vargas Llosa retorna en vano para liderar a la derecha en las elecciones de 1990, en las cuales es vencido por Alberto Fujimori. Como dos años después del autogolpe, se inicia la última dictadura que hemos vivido, Vargas Llosa desarrolla un discurso a favor de la democracia, de crítica al dictador que mantuvo su prestigio, no obstante, profundizaba su condena a la barbarie indígena peruana. En 1996 publica La utopía arcaica, crítica a la obra de José María Arguedas y el indigenismo. Tras la caída de Fujimori, conformó la Fundación Internacional para la Libertad y luego, a lo largo de las elecciones, respaldó a los candidatos opositores a la heredera Keiko Fujimori, investigada por montar una red de corrupción a través de su partido político. 

Y de pronto, en las últimas elecciones, el cambio fue sorprendente. Casi a la manera del poeta Ezra Pound, que pasó de ser un joven de antisistema a morir siendo un fascista –que, por cierto, parecía lidiar con la demencia–, Vargas Llosa de pronto apela al recurso de saber “votar bien” para justificar su apoyo a Keiko Fujimori y la desconcertante recurrencia al enfoque de civilización y barbarie con el que critica al presidente Pedro Castillo. Probablemente hasta aquí podría su literatura, como la de Grass, no verse afectada. Pero quizá haga inolvidable este episodio su aparición en las investigaciones de los Panama y los Pandora Papers, pues ya no se trata de una postura ideológica, sino también de realizar prácticas empresariales usualmente oscuras en términos fiscales, que remiten al estilo fujimorista: la cara bárbara del capitalismo, el trato íntimo con la corrupción, esa vena que despreciaba a los Zavalitas y que lo sienta animoso a Vargas Llosa en la mesa con Haya, Beltrán y Ravines, jugando a repartirse el poder en el Perú como en los años sesenta. 

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Keiko Fujimori, Mario Vargas Llosa, Presidente Castillo

Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 233: ¿Castillo está en contra o a favor de la cuestión de confianza? Otra vez la Comisión de Constitución. La ratificación de Velarde en espera presidencial. ¡Y el pedido de renuncia en la ARCC!

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ARCC, Comisión de Constitución, Presidente Castillo

Hemos sido testigos, durante algunos meses de mandato de Pedro Castillo, que el silencio es parte de su estilo de gobierno, pero -de un tiempo a esta parte- también hemos sido testigos de un estilo de gobierno en la que la palabra empeñada no es más que una mentira frente al plan que maneja, el cual es el de llevar adelante como sea una asamblea constituyente.

Eso lo pudimos apreciar en estas últimas semanas en la interpelación al ministro de trabajo -Iber Maraví- que tiene presuntos vínculos con el Movadef, brazo político de Sendero Luminoso. ¿Qué dijo el presidente a la oposición? Pues sostuvo que no estaba dentro de sus planes llevar adelante una cuestión de confianza si es que censuraban al ministro en cuestión. Al día siguiente, en plena sesión de censura, Pedro Castillo emitió un tuit en el que manifestaba que la cuestión de confianza formaba parte del equilibrio de poderes. 

¿Qué se puede interpretar de todo este entramado político? Pues que no se puede entablar conversación ni negociación alguna con un plan maximalista (léase Asamblea Constituyente y generar poder a través de las elecciones municipales y regionales) que tiene en mente el presidente y Perú Libre. 

Como dijo Winston Churchill, durante la Segunda Guerra Mundial ante la posible invasión Nazi a Inglaterra: “No se puede negociar teniendo la cabeza en la boca del lobo”. Y es que sucede exactamente lo mismo para la política peruana. Tenemos a un ejecutivo que tiene todo el aparato estatal para poder llevar adelante la Constituyente, y de paso cerrar el Congreso vía cuestión de confianza, que no pretende negociar con la oposición. Tácticamente, de manera coyuntural, establece ciertos “acuerdos” (como mantener a Julio Velarde en el Banco Central de Reserva) para calmar a cierta parte de la oposición que cae ingenuamente en lo que sostiene el presidente. 

Ante este escenario, es necesario que la oposición política salga de su burbuja limeña y comience a tejer nexos con la oposición social en regiones para así hilvanar estrategias que generen retroceso en el plan que tiene el Ejecutivo. El constitucionalista Lucas Ghersi, con la franciscana recolección de firmas que viene haciendo por todo el Perú para impedir cualquier intentona constituyente, nos ha demostrado que se puede establecer ciertas alianzas que permitan generar las condiciones para cambiar la correlación de poder existente. A tenor de ella, otra estrategia es tener en mente hacer oposición política y democrática a través de la participación en las elecciones regionales y municipales el 2022. 

Si la oposición logra generar legitimidad social en regiones va a ser muy difícil que el Ejecutivo intente cualquier estrategia de cambio del Estado de Derecho que vivimos actualmente. Para eso, necesitamos real politik de parte de nuestra oposición para construir esa mayoría que en estos momentos se encuentra dando respaldo a Pedro Castillo y su proyecto maximalista.  

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Iber Maraví, Movadef, Presidente Castillo

Me he ausentado del país las dos últimas semanas. Vaya que se vive de una manera distinta la realidad de las cosas y la apreciación que se hace de las mismas. Pero estar fuera no ha hecho que perdamos conexión o información con lo que ocurre en este cada vez más lejano y extraño Perú, al que se quiere con todo y con nada.

Así que vamos al entendimiento de algunos sucesos que han marcado algunos días extraños y que me permito haberlos visto de costado.

Lo primero que llama la atención es esta suerte de ley matemática o acción recíproca entre los diversos elementos de la política nacional. Cómo si fuera un axioma aritmético, sin importar el lado de la ecuación que represente, lo que antes fue negro hoy es blanco y lo que hoy es blanco hoy es negro. Solo cambia el emisor, el mensaje y la interpretación, la misma.

Si se descubrieron chats del fujimorismo llamados “La Botika”, donde se daba cuenta de una estrategia de desestabilización del régimen de parte de una aplastante mayoría congresal; hoy han aparecido los chats de la bancada oficialista, haciendo lo mismo: tratando de tumbarse elementos que le dan solidez al régimen (claro, desde el oficialismo, faltaba más). 

Independientemente de lo que representan, el hecho es claramente grave. Una bancada afín al partido del gobierno que petardea a los ministros del gobierno que no son del partido de gobierno. Perdone si suena mal escrito, pero no da. Hasta la gramática es dura para tratar de entender este panorama.

Pero como si axioma -decíamos- se tratara, han salido hordas de afines al régimen a responder: que la investigación de Epicentro exagera, que no se dice nada que en chats grupales no se encuentre, que finalmente se trata de conversaciones privadas… Desde el otro lado se desliza la idea de llamar al premier al Congreso para que explique esto. Invertimos los papeles, pero el resultado es el mismo. Polarización, defensas absurdas, discursos que son memes. 

Porque en el fondo, no importa de qué se trate sino del efecto que queremos dar al hecho, para estar a favor o no. El espíritu de tribu que nos domina está haciendo que ya no exista perspectiva, sino que más bien todo el arsenal argumentativo se valore en torno apoye a una u otra posición. No me da la gana que así sea. Oh, entonces debo ser un “tibio”, esa neocategoría clasificatoria que no permite tutías.

El problema con ello es que ya parece no haber un camino devuelta en esta aventura. Si el experimento de Asch hace 50 años ya nos hablaba de que la conformidad social podía modificar nuestros propio juicio, imagínenselo ahora con redes sociales a tope donde los algoritmos de afinidad nos muestran siempre aquello que más de acuerdo está con esa percepción distorsionada.

Que haya personas que consideren que las cosas solo se pueden analizar en torno a una sola orientación hace que la discusión política pierda fundamento y se vuelva más una guerra de barras en la que quien grite más fuerte va a ganar.

Sin embargo, este fenómeno no ha pasado desapercibido para el oficialismo, o mejor dicho el total del gobierno, que prefiere la comunicación por Twitter antes que la llegada formal a los públicos. El problema con eso es que Twitter no es un ligar para comunicar ofíciela mente nada y es una hoguera donde las palabras llegan incendiadas antes de entrar.

Así las cosas, el PCM decide estar muy locuaz detrás de su cuenta tuitera. Pero parece movido más pro un afán provocador que por un intento de tener una llegada limpia de los mensajes a la población. Bellido suelta mensajes como un militar siembra minas en terrenos hostiles. Busca quien explote con ellos. Azuza a las juventudes del partido a usar la red del pajarito azul como una trinchera de combate. 

Pero es tan pobre de argumentos -y de data- que cae y cae. El ridículo (no encuentro otra palabra) sobre el uso de materia prima de parte de Qali Warma es sobresaliente. Lo interesante es que desde el mismo ministerio le respondieron al premier. Desnudar tensiones de esa manera solo tiene dos explicaciones: una falta total de impericia en el manejo de la cosa pública o mostrar a un público que no es el limeño cómo hay que luchar “contra todos”. Otra vez una narrativa victimiza desde el poder.

Mientras tanto Castillo juega ludo en palacio o esa es la impresión que causa. No toma acción ni pide protagonismo. Deja el piloto automático. Ese nivel de conflicto es adecuado para el, que viene de una vertiente asambleísta, desde donde la contradicción interna es la que permite avanzar.

Castillo exaspera. Pero estoy seguro que lo sabe mejor que nadie. Su estilo es esperar y tomar posición. Si la correlación de fuerzas se inclina hacia Bellido allí estará el. Si lo hace en contra, adiós gabinete.

Además, la idea de futuro de Castillo es un acertijo sin respuesta. Cada vez que promete algo, decide jugar a la incógnita de cuando será. Prometió cambios en el gabinete hace semanas, el gabinete sigue siendo el mismo. Prometió paridad, seguimos dando vergüenza en ello. Promete, promete, promete. Sin fecha de caducidad.

Prometió Reforma Agraria hoy. ¿Sabemos qué significa eso? Después de analizar un poco su discurso… la única respuesta posible es que no.

Pero la oposición sigue sin tomarse en serio y eso hace que proyecte una imagen más cómica que seria. Una encuesta reciente del IEP señala que hay más gente que considera que Cerrón es opositor al gobierno antes que ¡Lopez Aliaga!

Sería anécdota si no fuera el Perú. La oposición sigue devaneándose en lo mismo que la campaña. Fraude y terrorismo. Cómo si fueran argumentos que sean valiosos hoy. De bluf en bluf se avanza poco. Se pierde representación. Fuerza. Y no se articula discurso alguno.

Somos precarios. Pero no tenemos que andar demostrándolo a diario.

 

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pcm, Presidente Castillo

Es un sismo político de gran magnitud el que ha detonado el destape de Anuska Buenaluque en Epicentro.tv, en el que se confirma que al interior del gobierno se libran luchas fratricidas y se despliegan zancadillas mortales entre sí.

Los alfiles de Cerrón (y él mismo): Guido Bellido, Waldemar Cerrón y algunos sumisos congresistas allegados, enfilan baterías en un chat privado partidario en contra de integrantes del propio gobierno y establecen estrategias para hacerles daño.

Así, arremeten contra el canciller Maurtúa, el vicecanciller, la primera vicepresidenta Dina Boluarte, la congresista Betsy Chávez, los ministros Aníbal Torres y Pedro Francke, etc. Y, sin ninguna atribución legal para permitírselo, el secretario general de Perú Libre, Vladimir Cerrón instruye los pasos a dar para golpear a sus enemigos dentro del régimen.

Queda claro que el pasmo político del Presidente de la República genera un vacío que, en este caso, un enfebrecido Cerrón trata de llenar a toda costa, a punta del poder que le brinda su bancada fiel y su testaferro en el Premierato.

El gobierno flaquea y se tambalea, no por obra y gracia de la oposición congresal, de los medios periodísticos adversos o de algún imaginario sabotaje de los poderes fácticos. El régimen hace agua por obra y gracia de sus propios integrantes, dedicados con más ahínco, que a gobernar, a capturar cuotas de poder a favor de cada uno de los grupos de la coalición de izquierdas que, dizque, nos gobierna.

Ya se entiende el desmadre cojonudo en medio del cual estamos. Castillo no ata ni desata, se resigna a ser mero espectador de las luchas intestinas, sin zanjar en favor de ninguna de ellas, provocando así un resultado de parálisis, mediocridad y exabruptos por doquier, sin orden ni concierto.

Tal descuajeringue político no se veía ni en los peores momentos del casi inimputable Alejandro Toledo, quien al menos tuvo la sabiduría de nombrar buenos ministros que hiciesen la tarea de gobernar a la que él no era muy afecto que digamos.

Esto solo lo puede arreglar el Presidente, quien tiene que ponerse los pantalones y expectorar de las cercanías de Palacio a los conspiradores cerronistas, que, a sus espaldas, traman golpes políticos contra otros integrantes del propio gobierno, faltándole el respeto a la mismísima investidura presidencial. Si Castillo deja pasar por alto estos hechos, corroboraría que es un pelele con el que se equivocaron grosera e irresponsablemente millones de peruanos.

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cerronistas, Palacio, Presidente Castillo, Vladimir Cerrón
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