Una mirada a la empresa rural

Una mirada a la empresa rural

“Sin embargo, la realidad también nos permite reconocer que muchas empresas sociales rurales cuentan con recursos limitados, pues la mano de obra empírica, las habilidades de experiencia pura y el bajo capital alarga, pero no corta el camino para el cumplimiento de los estándares requeridos para los mercados locales, regionales y/o nacionales.”.

[EMPRENDE] Pensar siempre en el “paradigma globalizador” ha generado, quizás, para los gobiernos latinoamericanos, la necesidad de impulsar el desarrollo del comercio exterior y la modernización de la tecnología, acentuando en muchos casos los desequilibrios y desigualdades sociales y económicas en sus regiones y motivando de esta forma también, sucesos de migración de las regiones pobres hacia los lugares donde se concentra la mayor y mejor inversión. En muchos casos también permite que las culturas tradicionales vayan perdiendo claridad en sus hechos y que el manejo de la biodiversidad se altere en las regiones. Perdiendo además de vista, muchas oportunidades que se dan, al no reconocer actividades que se encuentran institucionalizadas y que tienen un fuerte componente social, siendo poseedoras de interesantes estrategias que, con el apoyo estatal, podrían revertir situaciones a futuro.

Por mencionar una de ellas, sería bueno auscultar un poco en lo que significan las empresas sociales rurales que son entidades muy organizadas con bienes en propiedad común y que manejan actividades que son por excelencia formas colectivas para la producción y que basan su desarrollo generando todo tipo de bienes bajo los principios agroecológicos sustentables y plasman su mirada en el tema de mercado sin obviar lo ecológico. Aún toman decisiones mediante asambleas, existe la autogestión y hay una economía llamada solidaria que no marca distancia de la tradicional historia de nuestros antepasados.

Creo yo, también, que continuar hablando de una economía solidaria, es seguir considerando la imagen de los apoyos mutuos, de las cooperaciones familiares y de las diversas formas de compartir conocimientos teniendo muy presente el sentido propiamente solidario. Esta estrategia lo que puede permitir es lograr que se satisfagan y se optimicen los procesos de desarrollo en los espacios locales, permitiendo en el sector rural un mejor nivel de vida de su población, motivando la participación conjunta para la potencialización de los recursos. Sin embargo, la realidad también nos permite reconocer que muchas empresas sociales rurales cuentan con recursos limitados, pues la mano de obra empírica, las habilidades de experiencia pura y el bajo capital alarga, pero no corta el camino para el cumplimiento de los estándares requeridos para los mercados locales, regionales y/o nacionales.

Es por esta sencilla razón que una de las prioridades, considero, es la necesidad de fortalecer las políticas para el desarrollo de todo el sector rural y poner en la agenda política la búsqueda de soluciones sostenibles integrales que trabajen procesos y no momentos de asistencia que no llevan a cubrir seriamente la necesidad y la posibilidad de cambio real. De esta forma, no sería iluso pensar en la posibilidad de emprendimientos comunales sostenibles, de la posibilidad de trabajos decentes en el campo, o de frenar las migraciones internas actuales de nuestra población, por una apuesta de cambio y de identidad fortalecida por las nuevas oportunidades que se generarían, en fin, son muchos también los problemas ya conocidos que se enfrenta en el sector rural, como la informalidad, la debilidad de algunas instituciones que no cubren expectativas siendo ineficaces en todo sentido, los sistemas de producción poco desarrollados; las infraestructuras inadecuadas y por supuesto lo más importante los accesos limitados a una buena y verdadera educación, a la inclusión financiera real y asistida y también a la  necesaria asistencia sanitaria. Superar estos temas, harían más eficiente y seríamos más eficaces en un contexto moderno integrado.

También cabe recordar que las economías llamadas rurales no solo son agricultura, como es bien sabido, éstas se caracterizan por tener una gran diversidad de actividades económicas, el turismo, el procesamiento y venta de productos de la tierra, en algunos casos la minería y diversos servicios que salen de la sociedad rural misma, para ello es muy importante contar con intervenciones intersectoriales, y que estén muy adaptadas al contexto rural propiamente. Superar la débil coordinación entre las instancias gubernamentales es fundamental para garantizar que las intervenciones obtengan los resultados esperados. Es papel fundamental del Estado brindar asistencia continua y considerar el acompañamiento constante a todas las apuestas empresariales que pueden surgir o que están plasmadas en la realidad rural, existen los programas sociales, existe la infraestructura, existen los expertos, lo que si falta es la planificación con base a un conocimiento probado de campo que supere los errores que los gabinetes y subjetividades cometen al plantear soluciones de apoyo sostenido, pero no eficaces.

Tags:

comunidades locales, desarrollo rural, economía solidaria, empresas sociales, oportunidades de desarrollo.

Mas artículos del autor:

"Base estratégica de subsistencia: La agricultura"
"Un fenómeno social generador de oportunidades"
"Rutas Productivas: Misterio de Capital (II)"
x