España

[LA COLUMNA DECA(N)DENTE] Hace poco, desde España, el primer ministro Alberto Otárola anunció el fin de la crisis y el ingreso del país a un “proceso de pacificación”. “En este momento no existe una sola marcha de protesta, ni un camino bloqueado”, sentenció enfático. Pero a qué “pacificación” se refiere. Usualmente, se la entiende como los esfuerzos de un gobierno para poner fin a los conflictos sociales. Lo que implica buscar soluciones pacíficas mediante el diálogo, la negociación y el acuerdo con los adversarios que lo cuestionan con el objetivo de restablecer el orden y la estabilidad social.

Por el contrario, la “pacificación”, implementada por el gobierno, encubre acciones represivas y violaciones de los derechos humanos de cientos de ciudadanos que se movilizaron en su contra desde diciembre del año pasado. En lugar de buscar soluciones pacíficas y fomentar el diálogo, el gobierno recurrió a un uso desproporcionado de la fuerza pública como un instrumento para acallar a sus opositores. ¿No son acaso las detenciones arbitrarias como lo sucedido en el campus de la Universidad San Marcos o las ejecuciones extrajudiciales cometidas por las fuerzas del orden estrategias que buscaron generar un clima de temor y desaliento, con el objetivo de desmovilizar y controlar a la población, limitando su participación en manifestaciones de protesta?

Esa “pacificación” se sirvió de un discurso que estigmatizaba a los manifestantes. El “terruqueo” fue la punta de lanza del mismo, el cual buscó desacreditarlos o “demonizarlos”, presentándolos como elementos violentistas y perturbadores del orden público o como integrantes de Sendero Luminoso. Además, como parte de esa narrativa, se sostuvo que las movilizaciones eran financiadas por el narcotráfico y la minería ilegal. Pese a que la canciller Ana Gervasi señalara que el gobierno no cuenta con “ninguna evidencia” de que fuera así, hoy por hoy, el primer ministro Otárola sigue sosteniendo lo mismo. Con lo cual se trata de justificar, una vez más, la represión policial y militar sin mayor control.

Asimismo, tal “pacificación” es percibida por la ciudadanía como violatoria de los más elementales derechos humanos. Han transcurrido seis meses desde las primeras ejecuciones extrajudiciales cometidos y la investigación de las mismas no avanza con la celeridad que la situación requiere. No está de más mirarnos en el espejo europeo. Esta semana en Francia, un policía asesinó a un adolescente francés. De inmediato, sus conciudadanos se movilizaron en Paris y otras ciudades exigiendo justicia. El policía, una vez detenido, pidió perdón a la familia del menor ejecutado. El presidente Macron hizo lo mismo. A la fecha, las protestas continúan con tal grado de violencia muy pocas veces visto en lo que va del presente siglo. Cientos de manifestantes han sido detenidos y ningún otro ciudadano ha sido asesinado por la policía o el ejército.

Por último, pareciera que la única paz que se ofrece desde el gobierno, resultado de su mentada “pacificación”, es “la paz de los cementerios”. Expresión que se condice con lo dicho por la presidenta Boluarte: “¿cuántas muertes más quieren?”. La paz social no será fruto de la violación de derechos humanos ni de la impunidad. Por el contrario, es el resultado de la prevención y sanción de los delitos cometidos, del respeto irrestricto de los derechos humanos y del fortalecimiento de las instituciones encargadas de hacer cumplir la ley y no de su degradación.

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¿Por qué nuestro país está tan desfasado en cuanto a la salud sexual y reproductiva? No solo es necesario que el Estado peruano cuente con una legislación específica sobre las técnicas de reproducción humana asistida y se incluyan como prestaciones básicas, sino también generar conciencia sobre la infertilidad y las acciones preventivas que se pueden tomar. Muchas parejas hoy en día deciden tener su primer hijo pasados los 30 años, y es recién en ese momento que algunas se enteran de las dificultades que tendrán para lograrlo.

A los 25 años la mujer tiene un índice de fertilidad óptimo, por lo que, según especialistas, lo ideal sería empezar a congelar los óvulos a partir de esa edad. Por desgracia, actualmente no se genera conciencia sobre ello, y muchas veces puede llegar a ser muy tarde cuando la mujer decide hacerlo, además de que es un tratamiento bastante costoso y accesible para un porcentaje bastante reducido de la población.

La infertilidad no debería ser un tema tabú y sus tratamientos tampoco deberían ser un bien de lujo. Toda mujer y/o pareja deberían estar informadas sobre esto desde jóvenes, y deberían poder acceder a los tratamientos necesarios de ser el caso. Que el 20% de parejas en nuestro país tengan problemas de fertilidad no es poca cosa, y el Estado debería ponerlo en agenda para que no solo los privilegiados puedan tener una solución a su alcance.

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CitizenGo también tiene rostros visibles en Perú. Por la mañana, ‘La Encerrona’ dio a conocer que sus representantes en nuestro país son Carlos Polo Samaniego y Alejandro Bermúdez, director de ACI Prensa, una agencia de noticias ultraconservadora. Ambos forman parte del directorio mundial de este colectivo.

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Ignacio Arsuaga posa junto a un autobús de Hazte Oír, su organización asociada a CitizenGO, con un mensaje contra la comunidad trans.

LAZOS CON VOX

Ignacio Arsuaga ha sido vinculado al fundador y líder de Vox, Santiago Abascal. De acuerdo a una investigación de ElDiario.es, Abascal y Arsuaga son amigos. 

Las redes sociales de Vox dan cuenta de fotos que prueban una estrecha relación entre ambos personajes. Una de ellas, por ejemplo, los captó en la calle de Génova en el 2014. Otra prueba del vínculo es que, como parte de sus actividades, Hazte Oír premió a Abascal por su labor como presidente de Defensa de la Nación Española (Denaes), una fundación que impulsa el nacionalismo español, en el 2012. En ese momento, Abascal era militante del Partido Popular. Un año más tarde, fundaría Vox.

Este año, la relación entre Hazte Oír y Vox terminó en discrepancias públicas. Todo indica, sin embargo, que han seguido sus caminos para expandir sus posturas antiderechos por Latinoamérica.

Cabe recordar que una comitiva de Vox se reunió con las bancadas de Fuerza Popular, Avanza País y Renovación Popular en septiembre del año pasado. El objetivo era que los parlamentarios firmen la Carta de Madrid. Este documento nació en la Fundación Disenso, de la que Santiago Abascal, líder de Vox, es “patrono”, según su misma web.  Los firmantes del manifiesto -como los congresistas Muñante y Williams- se comprometen a evitar que dichas iniciativas se consoliden en sus países.

Ese es el trasfondo que esconde la aparición del camión publicitario, un episodio más de la relación entre un sector del Congreso y la derecha más conservadora de España. Esta vez se aliaron contra una asamblea de la OEA que tiene como lema “Juntos contra la desigualdad y la discriminación”.

**Fotoportada por Darlen Leonardo

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Cada 12 de octubre se abre la polémica en torno a la significación del descubrimiento/conquista de América, según la perspectiva en la que nos coloquemos. Lo cierto es que no podemos ignorar que esa es una fecha más que simbólica pues nos devuelve a nuestras identidades heridas, fracturadas y aún en proceso de constituirse. El impacto de la empresa conquistadora fue brutal para los habitantes de esta región del mundo al puto que significó el exterminio de culturas enteras que fueron masacradas, diezmadas por la enfermedad o el trabajo forzoso.

Con todo y lo que significó que España nos trajera también la exquisita cultura occidental, su lengua (en la cual hoy escribo estas líneas), su religión y otros tantos grandes aportes, de ninguna manera podemos tergiversar la historia al punto de decir que eso significó una liberación del yugo imperial de Aztecas o Inkas. Eso sería, desconocer con fines políticos e ideológicos, la tragedia que también significó la conquista.

Vista en perspectiva histórica, como bien dice el maestro José Antonio del Busto. “No somos vencedores ni vencidos somos descendientes de los vencedores y vencidos”. Es decir, debemos ser equilibrados al momento de pensar sobre aquello que nos sucedió. Toda empresa conquistadora, la española, la inka, la azteca, la romana, etc., trae muerte y destrucción, eso es lo inevitable en la locura que significa la guerra. No es eso lo que nos hace más buenos o malos, al final todas las culturas tienen sus aspectos buenos y siniestros. Toda dicotomía implica una simplificación que tiene la finalidad de encubrir al otro y ser utilizada para tratar de justificar posturas igualmente autoritarias como todas aquellas que provengan del chauvinismo.

Pero, también es cierto que, pese a ser cierta, se debe matizar la postura de Del Busto, pues es obvio que se está refiriendo a los mestizos que si bien somos ahora la mayoría no somos todos los que habitamos estas tierras. Esa postura oculta a las culturas indígenas que llevan más de cinco siglos resistiendo con sus lenguas, sus costumbres, sus modos de vida que nos dicen en cada acto que están milenariamente presentes y que no sólo significan la resistencia, sino que tenemos mucho que aprender de ellos, su equilibrada relación con la naturaleza, su solidaridad, comunalidad, su relacionalidad, etc.

Eso es lo que las fuerzas oscurantistas desde la extrema derecha tratan de encubrir intentando cambiar la historia. Tal ha sido el llamado de grupos disparatados como Vox cuando en boca de Iván Espinoza han señalado que “frente al multiculturalismo, nuestras raíces”; desconociendo por completo las profundas “raíces” multi e inter culturales de España. Habría que preguntarle a ese señor de qué raíces nos habla, si de las de la España católica, andaluza, gallega, catalana, musulmana, vasca, etc. Es evidente que este discurso de odio quiere volver a un pasado idealizado par catalizar las fuerzas más oscuras y siniestras de la sociedad señalando que el otro, el extraño, es amenazante. Ya Europa y el mundo vivieron las crueldades que entraña el nacionalismo y la xenofobia.

Pero lo más alucinante de todo esto es que algunos políticos locales como la señora Fujimori o los integrantes de Avanza País se presten como furgón de cola de sus señores de ayer y parece que de hoy también. Desconociendo lo que somos y queremos llegar a ser se colocan al lado de quienes en sus delirios nos desprecian. Eso no sólo significa que no hemos aprendido nada de la historia, sino que además en el fondo no han logrado descolonizar sus mentes y sólo muestran su infinita voluntad de seguir sirviendo al patrón. Los que ayer bailaban al ritmo del baile del chino hoy lo hacen al ritmo que sus nuevos amos les imponen.

Ante estos extremos simplificadores el abordaje intercultural nos enseña que no existen las “culturas puras” que, más bien, todas son una amalgama muchas veces formadas por múltiples contradicciones con las que tenemos que pender a convivir. Nuestra apuesta como país debería ser el de arribar a un entendimiento pluricultural que se reconozca en su diversidad. Un país como el nuestro, ese de todas las sangres, constituye su identidad en la multiplicidad. Pero eso sólo será posible en la medida en que podamos restituir a los pueblos originaros la dignidad que les fue arrebatada, en esa medida el reconocimiento no es suficiente, hace falta la restitución de su propia humanidad en igualdad. Finalmente, ese gran proyecto que tenemos pendiente como comunidad sólo podrá ser posible mediante un nuevo pacto social donde se puedan escuchar todas las voces que conformamos esa hermosa polifonía que es el Perú.

   

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12 de octubre, descubrimiento/conquista de América, España
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