Pie Derecho

Minería ilegal en la mesa de diálogo

“Bien podría convocar a Hernando de Soto, quien ya ha tenido contacto con ellos y ha cultivado una relación de confianza, y que se siente una comitiva de alto nivel del gobierno para negociar una tregua, la suspensión del financiamiento y la concesión legal a algunos términos demandados”

Se sabe de la presencia de los remanentes de Sendero Luminoso detrás de muchas de las protestas violentas que ocurren en el país en estos días. Pero cuando se habla del financiamiento de las mismas (cuestan una fortuna en términos logísticos), el gobierno parece estar dando palos de ciego.

Voceros del Ejecutivo hablan del narcotráfico y el contrabando como eventuales financistas, sin ningún sustento. ¿Qué ganarían estas mafias atizando la hoguera de la protesta social? No ganan nada. Al contrario. Y si quieren tener contactos oficiales ya los tienen en abundancia sin necesidad de recurrir a la protesta para adquirir vocería.

Cosa distinta ocurre con la minería ilegal, que ella sí sostiene financieramente la protesta, según diversos especialistas en el tema. Porque su lógica es otra. Los mineros ilegales quieren ganar poder político, posicionamiento local y sumar cientos o miles de ciudadanos a su causa y lealtad, les va a ser muy útil en el futuro.

Si esto es así, no entendemos qué lleva al gobierno a la parálisis. ¿Quiere interlocutores para el diálogo y no los encuentra en las vocerías organizacionales o políticas? Pues que busque a los que están detrás de las protestas y trate de entender su lógica, sus demandas, sus aspiraciones.

Al respecto, por ejemplo, bien podría convocar a Hernando de Soto, quien ya ha tenido contacto con ellos y ha cultivado una relación de confianza, y que se siente una comitiva de alto nivel del gobierno para negociar una tregua, la suspensión del financiamiento y la concesión legal a algunos términos demandados. Si tiene éxito en su propósito, veremos cómo la protesta irá menguando por inanición en diversas partes del país, dejando sin piso a los violentistas políticos (castillistas radicales y neosenderistas camuflados en el Movadef).

Es imperativo el diálogo y en esa perspectiva, no debe cerrarse las puertas a ningún actor partícipe de las protestas. La paz social debe ser recuperada lo antes posible y si de paso ello sirve para iniciar el proceso de formalización de un sector económico hoy ilícito, que ya mueve más dinero que el narcotráfico, y que bien podría sumarse a la economía formal, con los beneficios que ello conlleva (tributación, respeto ambiental, etc.), bienvenido sea.

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Dina Boluarte

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