Juan Carlos Tafur

La sombra conservadora

"Es absolutamente normal en términos psíquicos la multiplicidad de fórmulas eróticas que se despliegan en las sociedades liberales".

A propósito del día internacional del orgullo LGTBIQ (lesbiana, gay, trans, bisexual, intersexual y queer) celebrado este lunes en el mundo y en nuestro país, cabe manifestar sincera preocupación por la proliferación de futuros parlamentarios conservadores en el próximo Congreso de la República.

Por lo pronto, los de la bancada de Perú Libre sumados a los de Renovación Popular ya constituyen un número significativo (37 más 13, suman 50), a los que se sumarán, sin duda, parlamentarios de bancadas como Avanza País, Podemos, Alianza para el Progreso, del keikismo o de Somos Perú, y que a la postre seguramente harán mayoría congresal.

Ello nos hará ir a contramarcha de la tendencia mundial a favor de las libertades morales e individuales concomitantes al desarrollo del capitalismo liberal, que en líneas generales ha permitido que el feminismo o el arte contemporáneo, como expresiones contestatarias, se sumen a la causa de la diversidad sexual como elementos propios de una cultura moderna.

El erotismo humano tiene cada vez más libertad de expresar y manifestar su inmensa complejidad y variedad, que paulatinamente hará que, inclusive, la heterosexualidad excluyente sea minoritaria. Los seres humanos, liberados de las ataduras biológicas del instinto animal, hemos logrado desplegar un erotismo saludable fuera de los imperativos genéticos.

Es absolutamente normal en términos psíquicos la multiplicidad de fórmulas eróticas que se despliegan en las sociedades liberales. No hay patología ni motivo de discriminación alguno.

Se espera, en consecuencia, que la legislación respectiva de los países que acogen el reino de las libertades se adecúe a esa realidad y supere atavismos excluyentes y discriminatorios.

Mal pronóstico tiene esta causa de la libertad con el nuevo Congreso próximamente entrante. Será necesario movilizar a la sociedad civil, a los colectivos activistas y a los líderes de opinion liberales -sean de derecha o de izquierda- para impedir que se retroceda en una lucha esencial, tan importante como la defensa de las libertades políticas o económicas.

No hay sociedad liberal ni democrática que se pueda preciar de serlo si no incorpora en su orden establecido el más profundo respeto y tolerancia por las hoy minorías eróticas que pronto serán predominantes. Es una causa de la modernidad que se debe mantener en ristre.

 

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