Todos los que tenemos un pariente o un amigo afectado por esa enfermedad tan antigua como el hombre llamada cáncer, sabemos que en el Perú una parte de los pacientes muere irremediablemente por errores de diagnósticos, pero, sobre todo, por esa timba mensual que los pone en manos de un nuevo oncólogo cada 30 días, arrojándolos muchas veces a las manos de doctores que guardaron sus juramentos hipocráticos junto a las bolsas de la ropa vieja, de los zapatos con hueco y de los resentimientos, las envidias y las oportunidades perdidas.

Para entender de dónde vienen y a dónde van los oncólogos que abren nuestra historia clínica, la miran por encima y nos recetan lo que les viene en gana, hurguemos en sus probables biografías. Primero, en la cúspide de la cadena alimentaria están los hijos de los oncólogos famosos, con consultorio en clínica de primera y los yernos de los famosos. Esos médicos viven bien, ganan bien y están en contacto con la modernidad. Jamás atienden o atenderán a un canceroso pobre.

Segundo, son médicos que han sido y seguirán siendo asistentes de los oncólogos famosos. Atienden a los asegurados y aspiran a tener alguna vez un consultorio en un centro especializado de lujo; mientras ese día llega, atienden rápido, mal y con desgano a los pacientes de EsSalud. Viven renegando de su suerte y odiando a sus pacientes y a los parientes de estos. 

Tercero: ¿cómo cree usted que funciona el cerebro pasional de un oncólogo que no ocupa una plaza fija en un hospital de Salud, reemplaza esporádicamente a los médicos que tienen consultorio en clínicas y no tienen futuro en la especialidad.

Esos son, a grandes rasgos, los perfiles de quienes “atienden” a nuestros amigos y parientes cancerosos. Dios se apiade de ellos.

El pasado 18 de enero, el alcalde metropolitano de Lima condecoró a la filántropa María Teresa Dulanto por su incansable labor en favor del grupo más sufrido y segregado del país: el de los niños pobres que sufren algún tipo de leucemia y cuyos padres carecen de los medios necesarios para solventar un tratamiento que aumente sus posibilidades de supervivencia.

Fuera de las condecoraciones, de los aplausos que sirven de muy poco y del apoyo desinteresado de algunas personas que donan a la Asociación que preside María Teresa, todo resulta insuficiente, ya que la incidencia de esa terrible enfermedad en los niños peruanos pobres crece año tras año, mientras la asignación estatal a los hospitales de salud decrece ante el sufrimiento de los niños y la desesperación de sus progenitores.

Para enterarnos desde adentro del tamaño de la desesperanza de los niños y de sus padres, le preguntamos a María Teresa cuál es la magnitud de la enfermedad y cuáles los problemas visibles del drama.

informe Viviana Rodriguez

  El pasado 18 de enero, el alcalde metropolitano de Lima, Rafael López Aliaga, condecoró a la filántropa María Teresa Dulanto por su incansable labor en favor de los niños con cáncer.

“Los dolores, las desatenciones, las carencias y los sufrimientos que enfrentan los niños son los mismos que enfrentan los adultos, pero los primeros, además, están hacinados en hospitales que ya están colapsados por los adultos en iguales y peores condiciones. Entonces, ambos grupos etarios sufren las carencias de camas hospitalarias, de médicos especializados y de medicamentos de última generación. En el tema de los menores de edad, el sufrimiento se multiplica porque un día cualquiera la enfermedad debuta sin causa aparente; a partir de ese momento, y mientras los médicos provincianos los diagnostican tarde, mal y nunca, la mitad de los niños fallece. De los sobrevivientes, una parte de ellos consigue un médico que diagnostica la enfermedad y ordena su traslado al hospital infantil de la avenida Brasil. El niño, que ya está en una etapa avanzada del mal, llega a un nosocomio que no está acondicionado para enfermos de cáncer infantil, y, mucho menos, para pacientes afectados por leucemia. A partir de ahí, el niño enfermo y diagnosticado de leucemia solamente recibe suero, mientras espera que haya una cama disponible en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) o en el Hospital del Niño de San Borja, donde, dicho sea de paso, yo logré que se implementara el Centro de Transplante de Médula, pero, por falta de camas hospitalarias especializadas, se convirtió en un hospital de tratamientos contra el cáncer infantil donde los médicos son oncólogos, pero no hematólogos pediatras, oncólogos pediatras y oncólogos para tumores sólidos.

En ese instante comienza un capítulo nuevo del drama ya teñido con los colores de la tragedia, pues los médicos ordenan una quimioterapia, luego de la cual los niños regresan a su provincia y se preparan para la siguiente quimioterapia. Cuando se acerca la fecha para venir a Lima a recibir la siguiente quimio, los padres y amigos comienzan nuevamente a buscar el dinero para financiar el viaje familiar y el alojamiento y alimentación de los padres. Cuando consiguen el dinero y llegan al hospital para recibir la quimioterapia, los padres se encuentran con un médico que no tiene idea del avance de la enfermedad, porque en los hospitales peruanos no hay forma de hacerse una tomografía o una resonancia magnética, porque, por ejemplo, en el Hospital Rebagliati, el único resonador existente no funciona hace un año, y los dos tomógrafos están malogrados y no se espera la reparación de por lo menos uno de ellos antes de mayo”, indica María Teresa Dulanto.

 

 

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Cáncer, ESSALUD, INEN, Leucemia, Minsa

Saludos estimados lectores, es grato nuevamente escribir para compartir ideas, desde este espacio de análisis, ante el el uso responsable, de la IA en la Administración Pública. 

En la actividad social y económica existe la tendencia al uso intensivo de la Inteligencia Artificial para la Gestión y análisis de datos que permite ofrecer servicios inclusivos sostenibles en el tiempo, eficientes y centrados en los ciudadanos. La automatización de los procesos del Estado encamina a la toma de decisiones ágiles y que generen valor a la atención al ciudadano. 

Sin embargo, ante el problema estructural profundo de la división de los actores sociales de una nación, que son el Estado, el Congreso, las empresas y la sociedad civil, es reflejo una vez más, de la brecha actual de la administración pública vs el uso papel. De la misma manera, la seguridad jurídica y los derechos básicos fundamentales.   

Cada vez más, la tendencia al cero papel se va desarrollando. Esa desmaterialización de documentos, canales de transmisión, firmas digitales, se va gestando. La desterritorialización, y la desestatalización como actividad desarrollada sobrepasa los límites y el marco normativo de un Estado, también va avanzando. 

El uso por la Administracion de aplicaciones basadas en sistemas Web e Internet y otras tecnologías de la información, combinando con procesos para implementar esas tecnologías, permitir el acceso y entrega de información y prestación de servicios al público, a otras agencias y a otras entidades de gobierno. 

Los y riesgos en el diseño y la utilización de la algoritmia son altos. 

Los temas de regulaciones de ley se están construyendo. El concepto jurídico – inexistente del concepto de la IA abre una inseguridad jurídica. De la misma manera como existe un reglamento europeo de IA donde indica qué tecnologías deben incluirse y cuales no bajo este concepto y así poder determinar el régimen jurídico aplicable, crea riesgos. 

La confianza al uso de la tecnología se da por un tema de regulación, donde el marco jurídico debe estar y debe además ser garante de nuestros derechos fundamentales. 

Hoy, existen lagunas en la privacidad de los datos y en la protección de la intimidad. 

No existe la transparencia, sigue habiendo sesgos, permanece la tibieza en la rendición de cuentas, no existe un sistema de ciberseguridad robusto o sostenible que le haga frente a la desinformación. Nadie ni el Estado, es consciente de las mareas de fake news. 

Gobierno Digital o la Transformación Digital del Estado es una reforma de modernización del Estado peruano 

Alain Dongo es el nuevo secretario de Gobierno y Transformación Digital tras la salida de Marushka Chocobar, desde el 5 de agosto del 2023. Si bien la OCDE, con relación a Perú, ha colocado al país en un lugar privilegiado, no se sienten ruidos ni acciones o actividades sobre el avance del Gobierno Digital. Este 14 de febrero Perú se ha adherido a la Declaración sobre un futuro digital fiable, sostenible e inclusivo, todavía hay mucho por seguir impulsando el desarrollo inclusivo y el fortalecimiento institucional con enfoque a la ciudadanía que ya es digital. De la misma manera, dar y crear un marco jurídico para la protección de datos, que es responsabilidad del Congreso. Parece que nadie lo sabe hacer o quizás desconocen alcance en el tema. 

Desde que empezó la gestión, no se escucha comunicación alguna. Como siempre digo, el silencio no es rentable para nadie. Menos para un País que está en crisis y anhela noticias de progreso real, para recuperar una esperanza aún futura. 

Tal como lo ha informado Sudaca en las últimas semanas, la situación de la industria pesquera en el Perú, especialmente en la zona sur, ha entrado en un periodo de crisis que el tiempo sólo ha empeorado y parece entrar en una etapa decisiva. Sin embargo, a diferencia de aquellas que golpean a un país como efecto rebote de alguna crisis internacional, en esta oportunidad quienes la han causado, y también quienes la podrían detener, son las propias autoridades peruanas encargadas del sector pesquero.

Esta crisis que tiene como actor principal a la anchoveta no se debe a la escasez del recurso ni a una posibilidad, aunque sea mínima, de un caso de pesca irresponsable que ponga el riesgo la supervivencia de la especie. Lejos de cualquier escenario de esa índole, la anchoveta parece mostrarse abundante en la costa peruana, aunque el gran beneficiado con su captura es Chile.

CRISIS Y MALAS DECISIONES

José Huiza es tripulante de una embarcación con capacidad para doscientas veinte toneladas y, con respecto al presente de la pesca de anchoveta en el sur, señala que “la anchoveta en el sur se pega a la costa y no se encuentra fuera de las cinco millas”. Huiza y sus colegas respetan las regulaciones vigentes para la pesca de esta especie, pero son estas mismas las que hoy ponen en riesgo su futuro laboral.

“En esta primera temporada no se ha pescado nada y se ha suspendido hasta nuevo aviso”, comenta y agrega que la situación ha sido similar en los últimos años. “Tanto el año pasado como este, la pesca no está muy buena y por lo menos cinco empresas han cerrado”, contó José en declaraciones para Sudaca.

No obstante, José señala que esta crisis se podría remediar si existiese voluntad por parte de las autoridades peruanas. Tanto para él como para muchas personas que se dedican a la pesca en la zona sur, resulta desconcertante ver el desinterés que existe en los responsables de las regulaciones para la pesca peruana mientras que Chile aprovecha el recurso que Perú desperdicia. “Con Chile compartimos stock y ellos son los que pescan. Esa pesca pasa por nuestra costa y ellos la pescan porque tienen normas favorables a los pescadores”, explica Huiza.

De acuerdo a la información correspondiente a los últimos dieciséis años, el desembarque de anchoveta en el norte chileno ha crecido considerablemente mientras que los números de esta actividad en el sur peruano muestran una reducción constante que no ha tardado en reflejarse en los cierres de empresas que se dedican a este rubro.

Informe - Cristian Rebosio

 

“Llevamos varios golpes a nivel nacional, como El Niño Costero y la pandemia del Covid. Como resultado de estos golpes al sector pesquero, el 70% de los negocios están en riesgo”, explica Germán Orozco, quien es armador de la flota de madera, y explica que la mala temporada del 2023 ha generado costos de operación inesperados para el sector.

“El costo operativo se ha duplicado porque todas esas embarcaciones normalmente hacían una faena de dos o tres calas (lance de la red) para completar las toneladas que tienen permitidas y, en la segunda temporada de pesca del 2023 han salido ocho o diez veces”, comenta sobre el panorama que enfrentaron durante el último año.

Orozco señala que esta crisis afecta a diferentes rubros en la zona sur que normalmente tenían más trabajo gracias a la pesca. “Hablamos del sector ferretero, carpinteros, soldadores y mecánicos. Si no hay liquidez, no se puede contratar la mano de obra”, cuenta Germán y advierte que, en caso no se tomen medidas pronto, “no vaya a ser que cuando tomen la decisión muchas empresas tengamos problemas de quiebra”.

Para Germán, la reducción de la talla de captura de la anchoveta podría aliviar los problemas del sector pesquero en el sur. Sin embargo, también denuncia que “falta factor de decisión para salvar a la clase empresarial formal. Vemos que se está favoreciendo a los informales y prueba de ello es la harina de anchoveta que están haciendo las fábricas de harina residual con tallas menores”.

UN MIEDO IRREAL

Tal como lo señalan Germán Orozco y José Huiza, la reducción de la talla mínima de captura de la anchoveta podría aplacar los efectos de una crisis que por ahora amenaza con arrasar un sinnúmero de empleos, pero para ello sería necesario que se cambie una disposición que, según sus defensores, busca asegurar la sostenibilidad del recurso. Sin embargo, estos temores a una depredación irresponsable de la anchoveta podrían ser un miedo irreal más que una posibilidad científicamente respaldada.

“La anchoveta es una de las especies más abundantes del mundo en los últimos sesenta años”, comenta Luis Icochea, profesor de oceanografía de la Universidad Nacional Agraria La Molina, y le señaló a Sudaca que también “es una de las especies que mejor manejo tiene en el mundo. Todas las embarcaciones de anchoveta tienen control satelital, control de pesos exactos e inspectores abordo”.

“En Japón y China hay cuotas de anchoveta de uno y cuatro centímetros para las 80 a 100 mil toneladas, porque ellos lo usan para un producto seco o refrigerado. En otros países ocurre eso y nadie dice que están depredando”, agrega Icochea y cuestiona que “ahora hay políticas y dirigentes que están detrás de suspender las temporadas”.

Luis Icochea considera que, entre las soluciones que se debería adoptar para la pesca peruana de anchoveta, se podría tener en cuenta un aumento del porcentaje de tallas menores. “Si tienes una población donde predominan entre diez y doce centímetros, entonces tendrías que fijar una cuota en base a la abundancia estimada como se hace en muchas partes del mundo”, comenta sobre esta posibilidad.

“Chile se está favoreciendo. Están pescando muy bien y hasta pueden salir dos veces a hacer faena entre la milla uno y dos”, señala Icochea sobre las diferencias entre las regulaciones de los dos países que hoy afrontan un presente radicalmente opuesto en lo que respecta a su industria pesquera.

“Aquí había predominado la de 11.5 centímetros y decían que es juvenil, pero no lo es porque ya maduró sexualmente”, cuestiona Icochea y compara esta situación con lo que ocurre en Chile. “En Chile no hay talla mínima legal y la anchoveta que sacan en Arica es de once centímetros”, agregó.

Tanto Perú como Chile parecen gozar en la actualidad de una abundante cantidad de anchovetas en sus costas. Sin embargo, los testimonios y los datos de los últimos años demuestran que, mientras Chile ha implementado políticas que los mantienen protagonistas en la pesca de esta especie, Perú se ha resignado a ser un espectador que no actúa mientras miles de peruanos ven una crisis que parece empujarlos al peor desenlace posible.

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Tiene razón el expresidente Pedro Pablo Kuczynski cuando advierte que muchos candidatos no recorren el país como sí lo hace Antauro y otros candidatos radicales de izquierda.

Es irreemplazable la visita física a un lugar remoto. Genera un recuerdo cognitivo y afectivo inigualable en el ciudadano que la recibe. Sobre ese recuerdo luego será más fácil que se asiente el mensaje del candidato, porque, claro está, en los pocos meses que dura la campaña propiamente dicha es materialmente imposible recorrer todo el país, y se debe uno limitar a las grandes capitales regionales y un par más de cada lugar, con suerte y buena logística.

Pero con la suficiente antelación, como la que existe hoy, con casi dos años por delante, sí es perfectamente factible emprender esa ruta de visitas permanentes, sostenidas, indetenibles.

Eso lo viene haciendo Antauro y varios más del grupete de potenciales candidatos radicales disruptivos que asoman en el horizonte preelectoral. Ya cuentan con un piso electoral importante (alrededor del 20% del electorado) y si le suman la dispersión del centro y la derecha, hoy con casi treinta candidatos, aspirarán, con éxito a pasar a la segunda vuelta, ya no solo uno quizás dos de ellos.

Mientras ellos recorren el país, palmo a palmo, qué hace la centroderecha. Sale en canal N, RRP, Willax, algún noticiero de señal abierta, escribe en diarios que ya casi nadie lee y cree que así está sembrando semillas para el futuro. A lo sumo, de vez en cuando sus portavoces ofrecen entrevistas a radios regionales, creyendo que con ello suplen el valiosísimo contacto físico real.

La centroderecha está perdiendo las elecciones del 2026. Si algo ha cambiado el país del 2021 a la fecha ha sido para peor. Y ya el 2021 se inclinó por un candidato radical. Con mayor razón, si no hay respuesta potente de la centroderecha, lo volverá a hacer el 2026.

Y si eso ocurre, a llorar al río. Habremos perdido el país, porque la izquierda que vendrá no será democrática y al desastre económico que ocasionará, le sumará la destrucción de la ya exangüe institucionalidad democrática que mantenemos. La ruta de Venezuela y Nicaragua estará a la vuelta de la esquina.

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Manejar en Lima es aprender todo un sistema aparte del evidente que cuenta con reglas de tránsito, etc. Todos los conductores de la ciudad han desarrollado el tercer ojo, uno en la nuca y tal vez más. Si no es imposible, puedes terminar consumido por el flujo automovilístico y quedarte, literalmente, estancado. Nunca aprendí a manejar mecánico, de frente automático cuando me llevaban el primer año a la universidad, que aún tenía 17 años. John, mi maestro al volante, me dio una primera lección que hasta ahora no la olvido y la tengo en mente cuando manejo. Estar detrás del timón es como tener un arma me decía. Lo único que impide que te vuelvas loco y atropelles a la gente sin cesar es tu propio control, más allá de querer hacerlo o no. Si pierdes ese control o manejas desmedidamente, efectivamente puede ser letal. Felizmente no me ha pasado nada grave salvo uno que otro choque sin mayores consecuencias. Tal vez, lo peor que recuerdo fue chocar el carro de mi mamá con el de mi papá. Nervios de principiante. 

John me recogía de la Universidad de Lima, cuando estudiaba ahí, y esas fueron mis pruebas de fuego para manejar luego ya solo. Para regresar tenía que entrar a la Javier Prado y cruzar al otro extremo en menos de 100 metros para dar la vuelta en u y entrar al otro sentido de la avenida. Después de varios meses de hacer eso lo logré Aun no experimentaba el temible road rage, furia al volante, por la emoción de las primeras semanas manejando. Iba feliz, con lentes de sol, rock y reggae a todo volumen y una mano salida por la ventana con un cigarro. En ese momento no sabía lo ridículo que me veía, pero no me importaba tampoco. Disfrutaba mi propia ilusión por mi primer carro. 

La segunda prueba para manejar en Lima la tuve en la carretera y Huaylas, la avenida más caótica que conozco. Igual hay un truco para aligerar su tránsito y es ir por el carril del medio. La primera vez, luego de pasar por Huaylas me fui hasta Cerro Azul en el kilómetro 140, mi playa favorita, pero está bien lejos. Me moría de miedo cuando los autobuses gigantes pasaban por el costado a 80 o 100 kilómetros por hora que hacían que mi pequeño carro se sacuda. Como tenía amigos en el carro mi única meta era llegar seguro sin cometer negligencias. Agarré el timón con las dos manos y sin darme cuenta tensé todo el cuerpo. Cuando llegamos me dolía la espalda, parecía que me había quedado en la misma posición. En fin, si puedes manejar en todas las situaciones que he mencionado ya estás preparado para Lima, aunque en esta ciudad no se puede estar ciento por ciento seguro al volante. Ya que para que la viabilidad funcione tienes que contar con los otros pilotos y eso se sale de tu control. 

Cada vez más autos; mayor contaminación y gasto económico improductivo, retrasos en cargas; la segunda ciudad con más tráfico del mundo; se pierden 68 horas extras al año; renovación de vías fuera de la vista; el tiempo medio en hora punta es de 30-60 minutos; según la pérdida de productividad el tráfico genera un costo de 2 mil millones de soles anuales; San Juan de Lurigancho y Ate tienen los peores resultados de contaminación por autos; mal empleo de semáforos y vías mal comunicadas y un paupérrimo trabajo de la PNP en el área de tránsito.

Esta semana salí en San Valentín por el cumpleaños de un amigo y el regreso fue espantoso. Sumado a que vivo en Barranco y se ha vuelto un infierno por su mala viabilidad. Miraflores estuvo pesado, pero avanzaba. Tranquilo en el carro enano de mi madre, un Fiat 500 de hace 10 años, escuchando Oasis y cantando. Llegando al límite con Barranco hasta bajé el volumen para pensar bien qué hacer. Era una estampida de carros que quería ingresar al distrito

Me puse nervioso porque hace dos años que no manejaba en estas circunstancias. Entré en modo tráfico: preparado para unas cuantas mandadas de mierda, meter carro y no dejarse intimidar por los micros de los que vale la pena recalcar su salvajismo. El diminuto carro no es una buena herramienta para las circunstancias, nadie te respeta y se meten como si fueras un triciclo. Antes sí caía en la tentación de pelearme sin límites. Ahora ya soy más relajado felizmente. Si quieres conocer la verdadera cara de un peruano míralo manejar. Muestran lo peor de cada uno. Simplemente no hay respeto y es la ley de la jungla. Por alguna razón la gente cree que se trata de competir y en el caso de los hombres parecen jugar a ver quién la tiene más grande. Bueno, qué se puede esperar de un país con la masculinidad frágil.

Las parejas de mis costados comenzaban felices, parecían coquetearse. Bastaron 20 minutos y ya se estaban peleando. Las motos locas se meten entre los carriles. Los típicos falsos bravucones que creen que pueden hacer lo que quieran por tener camionetas gigantes que no sirven para nada acá. Yo los cerraba a propósito con mi carro de un metro. Me molesta cuando se meten en partes de la ciclovía o se creen vivos por adelantar por donde no se debe. Unas 5 peleas de carro a carro. Nunca llegan a nada, pero es divertido verlas. Lima está mal de la cabeza, pero tiene su gracia.

Cuento dos anécdotas para entender un poco como se rige la psique colectiva del tráfico. Estaba bajo el sol y puse mi carro para que un camión no pueda adelantarnos en contra. Ojo que mi comportamiento infantil también entra dentro del análisis. Se puso a mi lado de alguna forma y me comenzó a insultar. Le expliqué y me contestó: ¿acá dónde está la autoridad? Me quedé pensando y es cierto, en las calles la policía y quienes deben regular están ausentes, en la propia capital. Me quedé sin palabras e igual me quedé ahí, sin moverme. Era conflictivo

La otra se dio cuando vi cómo un policía estaba manejando borracho, su compañero con una cerveza y prendían la alarma para hacer lo que quisieran. Ya todos vimos el video viral de un policía persiguiendo a otro para multarlo. En eso se basa nuestro tráfico. En una carrera sin reglas sin la noción de mi primer aprendizaje: manejar es como tener un arma. Lo olvidaba, me demoré 1 hora y 20 en llegar a mi casa. 

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¿Qué situación observó que lo llevó a realizar un estudio sobre las variaciones en la talla de la anchoveta en Perú?

El fenómeno que se observó era que, con frecuencia, las tallas que se presentaban en una cantidad significativa organismos eran muy pequeñas con respecto a la talla mínima de captura. Se dio un evento significativo en el volumen de estos organismos en las capturas y quisimos saber cuáles eran las consecuencias que podían ocasionar esto.

¿Desde cuándo empiezan a notar estos cambios?

Se empezaron a observar desde inicios del año 2000 y no un caso puntual sino repetitivo. Había un tipo de secuenciación que en algunos años aumentaban estos organismos pequeños, luego se daba un receso en la población e incrementaban nuevamente las tallas. Algo que encontramos muy interesante a nivel oceanográfico fueron algunos cambios de régimen ambiental y, a partir del año 2000 y 2012 o 2013, se dio un cambio de régimen no muy abrupto pero que sí se ve un pequeño cambio que podría estar relacionado en la abundancia de organismos de tallas menores. Eso es un fenómeno que afecta el crecimiento de la población en términos de talla y no de abundancia. Había más organismos, pero de tallas más chicas y eso se debe a una sobrepoblación. Son tantos que no caben y lo que hacen es crecer menos. Se están reproduciendo a tallas más chicas por el efecto de sobrepoblación.

De acuerdo a la situación actual de alta variabilidad ambiental, ¿cómo esto estaría influenciando en los ecosistemas marinos?

Podemos decir que, cuando encontramos condiciones de La Niña o ambiente frio, observamos que había fuertes condiciones de anomalías en la temperatura superficial del mar y, cuando estas anomalías pasaban el más o menos negativo, había consecuencias sobre todo a nivel de poblaciones. Encontramos que condiciones heladas generan sistemas de afloramientos, que en ese momento eran muy fuertes porque se pasaban el negativo, entonces la parte de crianza donde el stock se encontraba creciendo y alimentándose para alcanzar esas tallas para la pesca se veía fragmentada y se descomponía en dos secciones. Esa agua que salía del fondo del mar rica en nutrientes fragmentaba el área de crianza y, como estos organismos dependían mucho de las corrientes, esa parte que se había aislado regresaba a su área de crianza natural y se mezclaba en el trayecto. Si un fenómeno del Niño era muy fuerte, las aguas frías se iban al fondo y eso no permitía que los organismos tengan acceso a los alimentos, crecían más lento y, como consecuencia, se quedaban en tallas chicas. Cuando hay una condición ambiental que no favorece, su energía la usan para sobrevivir. 

¿Estos cambios en el ecosistema están afectando la abundancia y calidad del alimento para la anchoveta en el Perú?

Sí, podríamos decir que la calidad de alimento cambia y también disponibilidad. Lo que ingiere ya no manda los mismos nutrientes necesarios para crecer y alcanzar la reproducción.

En una época de constantes cambios en el clima, mucho de ellos hasta inéditos, ¿podría ocurrir que la anchoveta esté también en un constante cambio de su estructura?

Sí, los organismos van a estar respondiendo a los cambios especialmente si son intensos. Si no son tan intensos podrían encontrar un equilibrio. Estos cambios pueden tener un periodo dependiendo de la intensidad. Aun cuando sabemos que por condiciones ambientales no se ha definido un ciclo como tal, podríamos estar asociando que la población va a estar respondiendo a estos cambios en especial si son intentos y van a estar respondiendo porque el ambiente es dinámico. Si encuentro condiciones adversas, me refugio. Ahorita lo que está sucediendo es que estamos acelerando los cambios sin que la población tenga tiempo para adaptarse y eso podría estar ocurriendo con las tallas chicas. El cambio es tan rápido que con más frecuencia hay tallas chicas. Generalmente le afectan más las anomalías positivas, lo cálido. Podría darse incluso una talla más chica de reproducción. Pero es consecuencia del cambio que se está dando, no de una actividad de aprovechamiento. Porque, si fuese así, también veríamos una reducción del stock.

¿Cada cuánto tiempo se ven estas reducciones de talla?

Si la población se mantiene en un tamaño estable de stock, la talla chica que se determine para captura en ese momento no perjudica a la población. Porque lo que estamos haciendo es predecir la talla en que podemos aprovechar el recurso con respecto a las condiciones que imperan en ese momento. No podríamos determinar qué tanto en el futuro puede mantenerse una talla porque el cambio podría ser aleatorio y no se dan de manera consecutiva un año tras otro. Tendríamos que hacer un aprovechamiento adaptativo del recurso de manera anual.

En el estudio que realizó sobre la zona sur del Perú, ¿cuál fue su principal hallazgo?

Lo más interesante que encontramos fue la fragmentación del hábitat. Los fenómenos de surgencias intensos podían fragmentar las áreas de crianzas y, en primera instancia, se podía pensar que se estuviera aprovechando el uso de un recurso de manera descuidada cuando en realidad no se estaba haciendo. Porque esa fragmentación de hábitat origina dos áreas de crianza. Una distante de la que se encuentra normalmente en la costa y el regreso de esa nueva área de crianza de manera natural estaba generando esa problemática de anchovetas chicas. Eso para nosotros fue sorprendente porque no lo teníamos contemplado. Veíamos nada más que la mezcla de los organismos se daba y había organismos pequeños en las capturas, pero cuando íbamos al área de crianza no se estaban encontrando los organismos chicos y los resultados de los informes decían que no estaban ahí. Esto era la consecuencia de fenómenos de surgencia intensos y que, independientemente de que fuesen intensos, la población se mantenía saludable creciendo como si estuviesen en su área natural.

¿Conoce el caso de otras especies que, al igual que la anchoveta en Perú, presenten variaciones biológicas que tengan relación con los cambios en el ecosistema?

Nosotros trabajamos en el noroeste de México y encontramos un cambio en las tallas mínimas de captura de la sardina crinuda asociados a la talla de reproducción. Dentro de esos estudios que hicimos encontramos que la talla mínima de madurez era dinámica, no se mantenía estática a través del tiempo y eso podría implementarse en el manejo de recurso pesquero que es adaptativo. Se exploraron algunas estrategias de manejo ya que previamente se mantenía una talla mínima de captura para todo el recurso. También encontramos que había dos unidades biológicas y cada una tenía diferentes parámetros poblacionales. Es la misma especie, pero está dividida en dos stocks. 

¿Qué le recomendaría al manejo pesquero peruano ante estas variaciones en las tallas de primera madurez de la anchoveta?

Lo que tenemos que analizar es como está estructurada la población. Tenemos que definir bien los periodos de muestreo, cuánto tiempo hay entre los muestreos y donde están tomando la muestra. Tendríamos que ver ese crecimiento y esos indicadores reproductivos.

Entonces, ¿se podría reducir la talla mínima de captura sin que esto afecte la sostenibilidad del recurso?

Un manejo adaptativo ayuda a aprovechar de manera responsable un recurso garantizando que se mantenga a través del tiempo. En una época también se dio ese fenómeno de tallas chicas en las capturas, por allá por 2008, y hubo mayor abundancia del stock y teníamos esa característica de una gran cantidad de organismos de tallas chicas. Va a depender de que tengan la disposición de analizar información. 

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Una de las principales características de estos tiempos modernos y ultra tecnológicos es que, a diferencia del pasado, todos tienen posibilidades para darse a conocer y que, como consecuencia de ello, ya no existen barreras para difundir cualquier propuesta artística gracias al uso de plataformas alternativas como iVoox, SoundCloud, MySpace, BandCamp, Spotify y afines, o el consabido efecto multiplicador de las redes sociales (Instagram, YouTube, TikTok, etc.), a través de las cuales una infinidad de bandas y artistas individuales sin potencial comercial -parafraseando a Frank Zappa- pueden poner sus canciones a disposición de quien quiera conocerlas, sin tener a los medios masivos como filtro obligado. 

Este axioma se cumple, ciertamente, pero solo de manera parcial. A pesar de la omnipresencia de los entornos virtuales en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana, estos mantienen en general -por lo menos en el Perú- una categoría inferior frente a lo que se exhibe/difunde en los medios convencionales (radio, televisión, periódicos), siempre más asociados a lo formal, lo oficial, lo que merece ser conocido e impuesto como lo único que debe consumirse. Como es natural, los presupuestos que manejan las corporaciones de medios siempre serán infinitamente superiores a lo que puedan hacer colectivos de jóvenes músicos sin padrinazgo alguno, lo cual solo confirma esta diferencia y hace que cada logro en el ciberespacio sea el resultado de un trabajo arduo, constante y comprometido.

Conscientes de eso, los comunicadores peruanos César Medina (48) y Jorge Vértiz (46) lanzaron el podcast Programa Mixtura en el año 2009, con la finalidad de dar espacio a aquellas opciones de rock nacional que, por falta de contactos o por ser exponentes de géneros poco amables y/o extremos (que podríamos definir, de manera sintética, como «subterráneos» o «independientes»), jamás lograrían sonar en radios comunes y corrientes del dial o de la web, a pesar de tener, en muchos casos, públicos cautivos que siguen fielmente sus trayectorias, adquieren sus producciones y asisten a sus conciertos. Y no solo de Lima, sino que comenzaron a internarse en las escenas regionales para descubrir aquellos grupos que el aburrido centralismo nos impide detectar a simple vista.

Poco a poco, César y Jorge fueron remando a contracorriente de todas las tendencias, empujando su emprendimiento de difusión y gestión artística, impulsados por esa pasión que comparten por el rock independiente y su multiforme árbol de subgéneros. Y fueron ampliando su programación, incorporando bandas de países con escenas locales históricamente muy activas y prolíficas como Argentina, Chile, Brasil, México, Uruguay o España pero también de otros menos esperados como plazas activas para el rock, como Ecuador, Costa Rica, Cuba, Paraguay, Bolivia y así, dando cabida a músicos tradicionalmente ignorados por las parrillas de «radios-rock-and-pop» que, encerradas en Lima, se concentran solo en aquello que esté más de moda o que, si es nuevo, reúna los atributos requeridos para asegurar éxitos masivos y evitar polémicas o incomodidades (temas inocuos/superficiales/divertidos, sonidos amigables, identificación con determinados sectores socioeconómicos, políticos y hasta raciales, etc.)

Hoy, 15 años y 743 ediciones después, Programa Mixtura sigue adelante, en sus trece, pero con una audiencia que ahora se extiende por toda Latinoamérica y España. El podcast de una hora de duración se transmite, en versión de estreno, todos los sábados a las 6pm en la página web www.programamixtura.com y es retransmitido durante la semana siguiente en dos emisoras FM (en Argentina y Chile) y ocho radios online en España, Argentina, Costa Rica y Perú. Por supuesto, en la mencionada página están alojadas todas y cada una de sus ediciones. Asimismo, Programa Mixtura, en silencio y al margen del mainstream, ha sido el único medio local acreditado en varias ediciones de los prestigiosos festivales Cosquín (Argentina) y Altavoz (Colombia), experiencias que les han permitido mejorar su trabajo online y ampliar su red de contactos con bandas internacionales.

Estos logros han sido construidos a pulso por Medina y Vértiz, una labor solitaria y tenaz que ha ido creciendo de forma orgánica y sin auspiciadores. Cuentan, eso sí, con el respaldo de los mismos artistas, músicos de todas las regiones del Perú que los reconocen como una plataforma libre y siempre abierta para apoyarlos. La página web es sencilla y de fácil navegación, lo que refleja tanto la independencia como el presupuesto ajustado. Debajo de cada link/programa, los oyentes pueden encontrar el listado de canciones que forman cada emisión, las mismas que son presentadas escuetamente y sin interrupciones por los conductores. Mientras César usa su voz abierta, sin efectos, la de Jorge suena ligeramente distorsionada, como si estuviera en otro lugar o con un megáfono. La versión de la banda de surf-rock instrumental Los Protones de El cóndor pasa, clásico de Daniel Alomía Robles -incluido en Las hijas del diablo, su segundo álbum del año 2011- les sirve como cortina de entrada y salida. Aquí podemos escuchar uno de los últimos programas, emitido el sábado 3 de febrero.

Todos estos elementos hacen de Programa Mixtura una opción diferente y con personalidad propia, anclada en la filosofía DIY -Do It Yourself- que recogen de la subcultura punk e inspirados tal vez por el trabajo seminal del británico John Peel (1934-2004), con la salvedad de que el destacado promotor de bandas poco comerciales hizo lo suyo desde la amplia plataforma de la BBC de Londres. Sobre el hecho de que el podcast y los grupos locales que propalan sean masivamente desconocidos o ignorados por grandes cantidades de público, César Medina -uno de los dos motores de Programa Mixtura- expone su punto de vista con claridad y convicción: «El público para el rock nacional no es un público masivo, es difícil que una banda tenga mucha convocatoria. En nuestro caso, mantenerse consecutivamente por 15 años no ha sido nada fácil. Pero creemos y queremos seguir aportando nuestro trabajo en pro de una escena que no tenga fronteras».

En una década y media de trabajo, Programa Mixtura ha construido su propia comunidad, a la que consideran una familia: “En el primer año -nos comenta César- la mayoría de contactos los buscábamos nosotros mismos. Con el paso del tiempo considero que Mixtura se ha convertido en un medio de comunicación conocido, aunque eso no se evidencie en nuestro propio país. Cada vez que he viajado fuera del Perú he sentido el reconocimiento de la gente, no solo de bandas sino también de medios. Cada semana recibimos muchos correos de grupos, lo cual vemos con bastante agrado porque es también una medición del trabajo que hacemos”.

Pero Programa Mixtura no es solo un podcast semanal de canciones que jamás se podrán oír en Oxígeno, Zeta Rock & Pop (o en la fenecida Oasis). También es promotora de conciertos y sello discográfico, los otros dos caminos que usa para promover una escena musical inquieta y ávida de hacerse escuchar, que es invisibilizada por las entelequias de siempre. Hasta la fecha han lanzado ocho CD recopilatorios con bandas locales y extranjeras, que ellos mismos distribuyen cada vez que viajan por el interior del país o a festivales en el exterior. Y en cuanto a tocadas, las han organizado en Lima, Cusco, Arequipa, Ilo (Moquegua), entre otras ciudades, así como también en Chile, Argentina y Bolivia.

Aunque sus géneros predilectos son, a todas luces, los relacionados al punk -duro o melódico- y sus conexiones con el reggae y el ska, una combinación muy frecuente en bandas argentinas y uruguayas, la paleta sonora de Programa Mixtura también ha evolucionado con el tiempo, con bandas de blues-rock, funk, indie pop y fusiones de todas las índoles que coinciden con géneros más extremos como el hardcore punk, heavy metal o post-punk. El común denominador es que no los pasen en las radios “normales”. Por eso, un hecho garantizado es que en Programa Mixtura jamás escucharán loas a Pedro Suárez Vértiz ni a Libido, por mucho que estén publicitando el retorno al escenario de su formación original. «No programamos bandas comerciales, me parece que ellos tienen suficiente espacio en emisoras de señal abierta. Tenemos preferencia por las bandas under», sentencia Medina.

Detrás de este esfuerzo que algunos desubicados podrían catalogar de hobbie poco rentable, subyace una preocupación de fondo. La forma en que los medios han tratado, desde siempre, a la escena pop-rock nacional, un microcosmos en el que se reflejan todos los vicios y taras sociales que nos persiguen desde que se instauró la república fallida que hoy somos. Esa escena débil y fragmentada que languidece entre los mitos creados por el reduccionismo publicitario de los medios masivos –“el punk nació en el Perú con los Saicos”- y los ídolos de barro –“Pedro Suárez Vértiz fue un genio del rock”- tiene en Programa Mixtura un bastión que junto a los blogs Apostillas desde la disidencia -del experimentado crítico John Pereyra (Hákim de Merv)-, Rock Achorao o Perú AvantGarde -del músico experimental Wilder Gonzáles Ágreda- se sostienen sobre la base de una actitud que tiene mucho de idealismo pero también de protesta. La lucha por no desaparecer. En ese sentido, apunta César, “lamentablemente el rol de la prensa es bastante cuestionable”.

“Creo que nos falta ser constantes -dice Medina sobre la escena nacional-. Este es un proceso a largo plazo y no todos llegan al final. Hay que aclarar también que “la escena” no son solo las bandas sino también el público, los medios, los administradores de locales. Entre todos debemos empujar el mismo coche y quizás ese ha sido el mayor obstáculo, hay mucho ego de por medio”. Una respuesta como esta podríamos haberla leído hace diez, veinte o cuarenta años en alguno de los heroicos fanzines que también optaron por ese camino utópico, casi quijotesco, de crearle espalda ancha a una expresión juvenil que nunca logró despegar como sí ha ocurrido en otros países, tanto por falta de apoyo estatal -sistema educativo, políticas culturales- como por los propios vicios de nuestra idiosincrasia: racismos, clasismos, argollas, limitaciones de presupuesto, conformismo, excesos de adulación y autobombo, etc. (más sobre este tema aquí). 

Por Programa Mixtura desfilan tanto bandas experimentadas como nuevas. Todas comparten el hecho de ser absolutamente desconocidas para el público consumidor de radios convencionales. Y, aunque porcentualmente dedican mucho más espacio a grupos nuevos, sí reconocen la importancia de darle “una mirada a lo que se hizo años atrás”. Esto con relación al documental Rompan todo (Netflix, 2020), largamente comentado en su momento, en el que se cuentan los albores del rock en español pero desde un punto de vista limitado y, hasta cierto punto, superficial: “Hay muchas historias que se van creando cada día, en cada esquina de algún lejano país; pero ese documental es un registro histórico que sirve para mostrar quizás a quienes encendieron la mecha en Latinoamérica, en un tiempo y condiciones distintas a las que vivimos. Lo que rescato es que existan este y otros testimonios, como también hay varios reportajes y documentales en YouTube que cubren otros aspectos del rock latinoamericano”. 

En sus 15 años en el aire, Programa Mixtura ha cruzado caminos con las bandas y se ha codeado con ellas, sintiendo lo que sienten los músicos emergentes de aquí y allá. “Hay bandas que vienen luchando muchos años y se siguen manteniendo dentro de un circuito independiente. Nosotros hemos visto el crecimiento de varias bandas locales pero como te comenté anteriormente no creo que podamos hablar de masividad acá. Algunas pueden hasta haber tocado en festivales masivos, pero llegar a ser realmente masivos es totalmente distinto. Como ejemplo te podría citar una banda extranjera que ha pasado por eso. Aliento de Perro (Argentina), banda que conocí cuando solo tenía un demo publicado. Con el paso de los años fue abriéndose camino, lanzando discos y metiéndose a pura constancia dentro de un circuito. En la actualidad casi todos sus conciertos son llenos totales, han tocado en Uruguay, México, Chile y ahora irán para Colombia”.

Para celebrar el quinceañero, César y Jorge van a tirar la casa por la ventana con dos conciertos de ingreso libre, a realizarse los días viernes 23 y sábado 24 de febrero. El primero será en el local Poco Floro (Av. Alfonso Ugarte 1434, Cercado de Lima) y el segundo, en Lima Noise Underground (Av. Primavera 1288, Surco). Entre las bandas invitadas, todas recurrentes en su programación habitual estarán los nacionales Los Protones -consolidada agrupación de rock instrumental inspirado en grupos del pasado como The Ventures (EE.UU.) o Los Belkings (Perú)-, Gato Garage -cuyo epónimo álbum debut apareció el año pasado, con un sonido rugoso entre el rock y el punk-, Narcótico, Radio Cósmica, el cuarteto Los Arman (que celebran veinticinco años de carrera) y, desde Chile, el experimentado trío de punk melódico Niño Calavera. Están avisados. 

Isaac Goldemberg (Chepén, 1945) es un escritor judío peruano que explora, en su literatura, los elementos que se dan cita en él para configurar su identidad bicultural, además de brindar a los lectores, una mirada de primera mano a un universo casi desconocido en materia literaria local: la experiencia de la vida judía en el Perú. Novelas suyas como La vida a plazos de don Jacobo Lerner (1978) o Tiempo al tiempo (1984) van en esa dirección, más allá de constituir formas de autoficción, debido a ciertas coincidencias entre lo vivido por sus personajes en esas ficciones y la propia existencia de su autor.

Goldemberg ha sumado a esas indagaciones su propia poesía. Libro de las raíces / Saphi libro (2024) es su más reciente antología de poemas, publicada esta vez en versión bilingüe, español y quechua. En estos poemas aparece la otredad como motivo central, una otredad, vale la pena aclarar, vivida interiormente. El yo poético expresa y analiza su pertenencia a dos mundos, dos órdenes culturales. Su autor, naturalmente, tiene la misma intención, tal como declara en “El otro de mí mismo”, texto que funciona claramente como un gesto prologal:

“(…) yo fui peruano antes de ser también judío”.

“Al poco tiempo de llegar a Lima, descubro que mi padre es judío y comienzo a preguntarme quién soy, qué soy. Busco espejos para reconocerme, pero no los encuentro. Es necesario ser otro, me digo. Y ese otro es mi padre. Hay que ser como él: judío. Es decir, tengo que dejar de ser para ser. Sin embargo, no dejé de ser del todo porque la forma de vida de Chepén y su paisaje siguieron poblando mis recuerdos y mis sueños y me sirvieron de referente para apreciar con mayor intensidad todos aquellos paisajes que después invadieron mi imaginación como parte de mi cultura judía. Entonces el cerro de Chepén se convirtió en el monte Sinaí, la acequia que lo atraviesa en el río Jordán y el desierto que lo rodea en el desierto de la Judea bíblica” (pp.11-12).

Goldemberg exhibe plena conciencia de su doble pertenencia. Allí están, en sus propias palabras, la memoria de la infancia transcurrida en Chepén, el recuerdo de una abuela cajamarquina y quechua hablante, antiguos huaynos y la escritura reveladora de Arguedas y Vallejo representando sus lazos con la peruanidad. Por otra parte, se produce un encuentro con los mitos de su otra identidad: una diáspora personal, la errancia, el humor y todo un cúmulo de referencias culturales y simbólicas que transparentan lo judío.

¿Es esta una reunión pacífica, sin sobresaltos? Aparentemente sí. “Ser el otro de mí mismo” como declara Goldemberg (p.14) no reviste mayor conflicto, más allá del proceso vivido a lo largo de varias décadas y que ha desembocado en ese autorreconocimiento pleno, efectivo y, sobre todas las cosas, productivo. “Inventario” es, en ese sentido, un poema muy emblemático: “Nací en los clavos de Jesús./ En su corazón de fina estampa./ En la estrella de seis puntas./ En el vientre de los huacos./ En el padre y su palabra inaudita./ En la madre y su sombra contraria./ En la lengua muerta de su ausencia grave” (p.25).

Otro tanto sucede con el poema “Autorretrato”: “El peruano es tan riste/ como el murciélago/ El peruano es más triste/ que el gato/ El judío es menos triste/ que el zar/ El peruano es el más triste de todos/ El judío es triste/ El peruano es muy triste/ El judío es tristísimo” (p.51).

Libro de las raíces no solo muestra la valía de una poesía que apela a muchas formas discursivas, desde ecos del haraui hasta el romance, pasando por formas clásicas y otras populares, como las canciones o las fábulas. Más conmovedor todavía es saber que a lo largo de estos versos, en un mundo imaginario el hablante resuelve, funde y refunda un universo personal marcado por la biculturalidad, por el sentido de pertenecer a dos culturas. En tanto, en el mundo contingente, su autor no termina de pensar, todavía, en las próximas palabras que mantendrán con vida a estas revelaciones.

Isaac Goldemberg. Libro de las raíces / Saphi libro. Lima: Casa Tomada, 2023.

Entre la primera y la segunda vuelta del 2016, se cruzaron en una sala previa al set de un programa de televisión, José Chlímper y Mercedes Aráoz. El primero le dijo, con claridad: “Meche, si sumamos los 73 votos de Fuerza Popular, los 18 de ustedes, de Peruanos por el Kambio, PPK, y los 9 de Alianza para el Progreso, tenemos cien congresistas. Si no hacemos las reformas que el Perú necesita, las próximas elecciones las gana el comunismo”.

No se equivocó en su pronóstico el destacado empresario. El 2021, en efecto, ganó las elecciones el izquierdista radical, Pedro Castillo, y condujo al país a un caos económico, político y social, del que todavía no nos recuperamos.

La responsabilidad fue mutua. De Kuczynski,porque no supo o no quiso tender todos los puentes necesarios para entablar una alianza potente con el fujimorismo. De Keiko Fujimori, porque, infantilmente, dolida por la derrota, ordenó, desde el inicio, petardear al gobierno de PPK, hasta provocar su abrupta salida del poder, inaugurando la crisis política permanente en la que vivimos desde entonces.

El 2016 la mesa estaba servida para un gobierno de derechas que, sin zozobra, pudiese desplegar las reformas que necesitamos a gritos en varios ámbitos del quehacer público. En los pasivos históricos del fujimorismo, que pretende reeditar la performance electoral el 2026, quedará ese lastre.

Hoy, el desafío es más complicado. La tarea no consiste en administrar una mayoría parlamentaria ya alcanzada, sino en conseguirla a punta de un esfuerzo mayúsculo de conciliación multipartidaria previa a las elecciones que se efectuarán de acá a poco más de dos años.

Para decirlo con meridiana pulcritud: si la derecha no se une en torno a una figura políticamente atractiva y conforma una lista parlamentaria potente, otra vez será la izquierda la ganadora y nuevamente hará retroceder al país décadas de desarrollo.

No nos cansaremos de insistir en ello. No es buena estrategia que haya una veintena de candidaturas, bajo el pretexto de que así habrá mayor representación parlamentaria, y que luego de la primera vuelta, se endosarán apoyos. Primero, porque tal endose no existe en una segunda vuelta. Y segundo porque la dispersión puede hacer que tranquilamente pasen a la segunda vuelta dos candidatos de izquierda. Ojalá la cordura se asiente en la mente de la pléyade de personajes con ansias presidenciales, en algunos casos, absurdas y muertas de nacimiento.

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