La verdad, ya estoy un poco harta. Con motivo de mi columna de la semana pasada sobre “Castillo y la cultura” se me han venido encima personas que conozco y que pensaba que mantendrían al menos un mínimo de respeto a la hora de tratar de rebatirme. No digamos ya los desconocidos que han enfilado armas para llamarme de todo, desde terruca hasta ingenua. ¿Y por qué? Simplemente por expresar mi opinión, ni más ni menos. Y no se trata de algo nuevo. Mi apoyo al profesor Pedro Castillo es conocido desde hace un buen tiempo, incluso antes de la primera vuelta.

Tampoco es un secreto que soy de izquierda, pero no de esa izquierda que votó apasionada por Verónika Mendoza y que ahora se pone la camiseta del lápiz entusiastamente. Bien por ellos, pues han entendido que las luchas del pueblo deben estar por encima de partidarismos y que hay que apoyar la unidad. Sin embargo, esto no significa que ni ellos ni yo aceptemos incondicionalmente todo lo que diga el profesor Castillo. La crítica constructiva debe tener su lugar bajo cualquier régimen político y debe buscar ampliar los horizontes para que todos, mujeres y minorías sexuales, no vean menoscabados sus derechos.

Por eso, volviendo a lo principal, quiero decir que la reacción de aquellos que apoyan a la candidata Keiko Fujimori ha sido y sigue siendo penosa. El grado de agresividad, inquina y bajeza humana entre quienes se supone cultos y educados me ha revelado los niveles a los que puede hacer llegar el pánico a algunas personas.

Ese miedo sembrado por la mayoría de medios de comunicación, augurando una noche sombría de comunismo, pobreza y destrucción de la democracia si sube el profesor Castillo al poder ya llega a niveles francamente irracionales. Es un miedo surgido también del temor a perder los privilegios que algunos sectores han ampliado o adquirido durante estas tres décadas de neoliberalismo peruano. Por encima de ello, es un temor a que la república criolla fundada en 1821 se convierta en una república mestiza con fuerte raigambre indígena. Y ahí el racismo consuetunidario de muchos limeños y algunos sectores de provincia juega un papel fundamental.

El pánico de esos sectores lleva a justificar los crímenes probados del clan de los Fujimori, hasta el punto de hacer aparecer como aceptable para la democracia a personajes que sabemos a ciencia cierta no tienen vocación democrática, sino que usan la democracia para provecho propio y para afianzar un modelo autoritario. ¿O creen sus partidarios que los crímenes de los años 90, con sus secuestros, asesinatos de periodistas, esterilizaciones forzadas, robos, sobornos, las ansias de perpetuarse en el poder y otras joyitas del fujimorato no se van a repetir si sube la candidata Fujimori?

Por otro lado, para neutralizar ese pánico que causa la candidatura del profesor Castillo y su eventual triunfo hay que desmitificar el fantasma del comunismo. Cualquiera que examine su plan político sabrá que se trata de un modelo de capitalismo con mayor control del estado sobre los recursos naturales y una agenda de industrialización. De ahí al comunismo hay un largo trecho.

Y no hay nada verdaderamente radical en eso. De lo que se trata es de redirigir el modelo económico hacia un estado de bienestar renegociando los términos de las ganancias estatales frente a la inversión para implementar políticas de salud y educación que incluyan a los grandes sectores olvidados. Es una simple cuestión de inversión a largo plazo. El futuro del país requiere que nuestros niños y adolescentes reciban mejores oportunidades.

Si eso les causa pánico a algunas personas, mejor tomen su valeriana.

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Elecciones 2021, Izquierda, Pedro Castillo

Tamaño revoltijo que se armó esta semana cuando la prensa malintencionada y muchos “Keiko lovers” acusaron al profesor Pedro Castillo de despreciar la lectura. Vaya muestra de analfabetismo funcional la de esos detractores. Lo que dijo el profesor Castillo fue algo muy simple y claro, que cualquiera con dos dedos de frente puede entender en su verdadero sentido: “yo sé del hambre del pueblo. A mí nadie me lo cuenta. Yo no necesito leer el libro que viene de la biblioteca que está allá polveándose, porque la biblioteca está en mi nariz, porque la biblioteca la siento, la camino, la vivo”. 

Hasta resuena a César Vallejo: “»Voy sintiéndome revolucionario más por experiencia vivida que por ideas aprendidas” (de una carta del poeta a su amigo Pablo Abril de Vivero en 1928). Es decir, el sufrimiento y el hambre del pueblo peruano es algo que se ha aprendido por experiencia propia, no en las páginas de un libro. Eso no indica ningún desprecio a la lectura, sino que hay formas de sabiduría que pasan por lo personal antes que por su “descubrimiento” en las bibliotecas. Siendo maestro, es obvio que la lectura y los libros son bienes que se aprecian, pero cada cosa en su lugar.

Hecha la aclaración, les guste o no a los analfabetos funcionales del fujimorismo, cabe preguntarse qué se trae el profesor Castillo en el área de la cultura. 

Por lo pronto, ya ha barajado la idea de un nuevo ministerio de Ciencia y Tecnología, apoyado por importantes científicos peruanos, lo cual nos convertiría en un país exportador de bienes tecnólogicos, patentes científicas, pero, sobre todo, un país que ya no dependería tanto de los países más desarrollados para solucionar inmensos problemas locales (¿recuerdan la escasez y la demora de la vacuna anti Covid-19?).

También se ha voceado que se dedicará el 10% del PBI al sector de Educación, tan maltratado después de casi treinta años de constitución fujimorista, en que la educación dejó de ser un derecho universal y una obligación del Estado para convertirse en un servicio, muchas veces en manos de privados, con obvias miras al lucro (¿recuerdan tantas universidades trucha?).

Cabe preguntarse ahora, ¿qué pasará con el ministerio de Cultura?

Para llegar a una hipótesis debemos primero revisar la historia de dicha cartera en los últimos años. Lamentablemente, el MinCul se ha visto manchado desde el escándalo de Richard Swing, el famoso artista de la farándula que cobró jugosas sumas por dar “charlas  motivacionales” a los empleados del ministerio. Despilfarro. Eso ha ocurrido junto a una progresiva visibilización de agendas relacionadas con grupos progresistas y ligados al ecoambiente de las ONG. Las ayudas por la pandemia, las compras de libros, las invitaciones a ferias internacionales, los premios y subvenciones repiten los nombres de los mismos personajes. Hasta hay una poeta que ha recibido por lo menos cinco formas de reconocimiento y se ha llevado más de 50,000 soles. Merecida o no, esa suma revela una cierta tendencia que, como se dice por ahí, favorece a intelectuales provenientes de una o dos universidades privadas y se encuentran en la cresta de la ola de cierto activismo.

El Plan Económico 2021-2026 emitido por el Partido Perú Libre hace apenas unos días

(https://drive.google.com/file/d/15Q0BFGi1gmqax2aVfm0y9WTaZd-0oHhn/view?fbclid=IwAR0bhgUqebiURD0GhIaoherH0y6aTMyMqWQZCiRvTZ0OhZXfyWg9YR1jl9k ) no menciona ni una sola vez qué haría un gobierno de Castillo frente a la cultura, por lo menos lo que convencionalmente se entiende por tal. Casi todo el Plan cubre sectores importantes relacionados con la economía y la industria, pero parece haber un vacío en el diseño de una política cultural que sea consistente con el discurso de “no más pobres en un país de ricos”.

Sin duda, la cultura florecerá si se invierte en educación, pues nuestros niños y adolescentes aprenderán a valorar nuestros bienes culturales, a cultivar diversas ramas de la producción humana, a conservar nuestro patrimonio. Sin embargo, queda la inmensa tarea de mejorar un ministerio para que no refleje la desprestigiada imagen de ser un coto cerrado de cierto progresismo, plagado encima de escándalos y favoritismos.

Al profesor Castillo le queda la inmensa responsabilidad de llevar el lápiz (y también la escoba) para que el escaso presupuesto del MinCul se distribuya de manera que genere más confianza y atienda a todos los sectores culturales, especialmente los de las regiones, los que circulan en lenguas originarias y los que no necesariamente están ligados a los sectores universitarios y profesionalizados.

Ojalá el profesor se vea bien asesorado y tome las decisiones necesarias. Tremenda tarea. 

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Cultura, Pedro Castillo, Perú

¿En qué se parece el Perú a una madre?

No hace falta pensar mucho para llegar a una respuesta. Imágenes del país natal como una fuente generosa de recursos naturales y humanos abundan en la historiografía, no solo en el Perú, sino en todo el mundo. La convencional designación de “patria”, es decir, la colectividad más el territorio, unidos en una amalgama indivisible, es exaltada al rango de sagrada, hasta el punto de que muchos están dispuestos a sacrificar sus vidas por ella.

Pero, curiosamente, el nombre tiene una connotación masculina obvia, pues deriva del latín que señala el lugar de origen de nuestros padres. Se refería en la antigüedad a un espacio mucho más limitado, el de una ciudad o región, semejante a lo que hoy llamaríamos la “patria chica”. Más tarde, con la creación de los estados nacionales modernos y su afán de abarcar espacios más amplios y transregionales, la patria pasó a ser equivalente del país entero, homogeneizado bajo una administración central que supuestamente representa a todos sus habitantes, puestos en el mismo saco pese a sus diferencias.

En efecto, el nombre de “patria” tiene un origen masculino, pero se vuelve femenino por la necesidad de significar ese aspecto protector y a la vez intachable que nos permite pensar en ella con un orgullo profundo y una entrega incondicional. Por la patria se hacen guerras y por la patria se cantan himnos y se saludan banderas. Por la patria aguantamos mil pesares y trabajos, pues el sacrificio supone una mejora, aunque sea a largo plazo. Pero la patria, aparte de una idea, es también una realidad. Está en cada una de las personas que la habitan, en sus valles y sus cerros, en el mar que la besa, en sus ríos turbulentos, en el barrio en que crecimos, en sus “bosques de pinos, / fortalezas, / una ciudad deshecha, / gris, monstruosa, / varias figuras de su historia”, como decía el poeta mexicano José Emilio Pacheco en su famoso poema “Alta traición”.

En el Día de la Madre quiero compartir esta breve reflexión no solo para rendirles homenaje a todas las madres peruanas y del mundo, sino también para subrayar lo importante que es pensar en términos de nuestro futuro, más allá de los lugares comunes que suelen decirse en esta fecha. Pensar en la madre es pensar en su bienestar, con agradecimiento; es pensar en que a ninguna madre le falte el cariño de sus hijos y que estos a la vez se vean siempre amparados por su ternura incondicional.

Pero nada de esto es posible si falta el alimento, el calzado, el mínimo cuidado de nuestra salud. Nada hiere más a una madre que la situación de abandono de sus hijos. Y nada debería herir más a un ser humano que ver a una mujer golpeada, maltratada, violentada, olvidando que en ella podríamos tener a nuestra propia madre, hermana o hija.

La estadounidense Anna Jarvis empezó en 1905 una ardua campaña por designar un día del año en homenaje a nuestras progenitoras. Y finalmente lo logró, instaurándose en la mayoría de países el segundo domingo de mayo para celebrar tal fecha. Las que somos madres sabemos lo que esto significa. Es un día de gozo si tenemos a nuestros hijos cerca y de nostalgia y orgullo si están lejos. Pero de ninguna manera es un día indiferente.

Cuidemos a nuestras madres y cuidamos a nuestra madre, el Perú. Todos sus hijos merecen atención, especialmente los más olvidados. Hagamos de nuestra patria una madre digna, plena, empezando por nuestra progenitora en la familia. Y que ese amor se extienda a todos los peruanos y peruanas, hijos como somos de la misma madre.

“Entre ti y el horizonte / mi palabra está primitiva como la lluvia o como los himnos / Porque ante ti, madre, callan las rosas y la canción”.

 

Realmente es increíble lo que sucede ahora en el Perú. Al observar desde la lejanía una se da cuenta de que carecemos de muchos valores esenciales, y uno de ellos es la dignidad. Tal vez no tengamos memoria en recordar todas las nefastas acciones que vivimos en la década del 90, todo lo que sufrimos los peruanos bajo una dictadura en que la corrupción afloró, como la pus, de mil maneras. Hoy en día tenemos un escenario complejo, con dos opciones electorales, y lo que un grupo importante de peruanos hace es irse por lo malo conocido, ¿por qué?…. Por el egoísmo que los circunda y sin duda por miedo a lo desconocido.

Nuestra nación se une siempre en los partidos de fútbol, cuando juega nuestra selección, pero luego volvemos a caer en ese sentimiento individualista, racista y clasista que caracteriza en gran parte a los sectores dominantes. Lamentablemente, también cunde a veces entre los más populares. He vivido los últimos años en el Perú, y sé que hay gente con mucho potencial. Hay mucho talento y mucha gente óptima y trabajadora. En contraste, he visto también gente que por contactos y “vara” ocupa sitios que les quedan grandes. Por eso apoyo al profesor Pedro Castillo. Creo que la puntualidad, la humildad, y la experiencia de haber trabajado toda la vida lo han preparado mucho mejor para enfrentar a un Perú que cada día sufre más las consecuencias de gobiernos corruptos y mafiosos.

Creo que si realmente queremos un cambio y anhelamos ser mejor país no podemos apoyar ni el robo, ni el crimen y mucho menos a una candidata que ha sido procesada y que todavía lo sigue estando, y que solo busca la impunidad…. Por favor, lo que necesita el Perú es trabajo, inclusión y una economía que trascienda a los más abandonados, sobre todo ahora en esta crisis de dimensiones bíblicas que significa la pandemia, en que los peruanos están muriendo por decenas de miles.

¿Que el Perú se convertirá en Venezuela? Lo dudo mucho. Ya ha asegurado el candidato Castillo que implementará cambios dentro de las normas constitucionales, trabajando a fondo con el nuevo congreso. ¿Que habrá golpe militar si va muy lejos, como predice el Marqués de Vargas Llosa? Pues también hay sectores dentro de nuestras Fuerzas Armadas y Policiales que están por el cambio siempre que se respeten las normas vigentes, lo cual incluye renegociar los contratos con las grandes corporaciones internacionales y utilizar esas ganancias para mejorar los sectores de salud y educación, sobre todo. ¿Que Castillo es “resentido y reaccionario” porque no apoya de plano las agendas por la igualdad de género y de los grupos LGTBIQ? Eso estará por verse, pues esa igualdad debe pasar primero por el empoderamiento social y económico de esos sectores junto con el del resto de peruanos. Y de hecho tiene congresistas que lucharán por esas justas causas. Keiko, por otro lado, fue consistente en bloquear desde su bancada congresal muchas normas en favor de esos grupos a lo largo de los últimos años.

Es un riesgo, sin duda, apostar por esta opción. Pero el riesgo es mejor que la podredumbre, las esterilizaciones, los asesinatos y la escandalosa corrupción que ya le conocemos al clan Fujimori (porque el papá de Keiko sin duda gobernará tras bambalinas, con toda la corte de los 90 que ya la candidata exhibió como su equipo de gobierno).

Recuperemos la dignidad, hermanos peruanos. Nuestro país es muy grande, muy rico en historia y recursos. No dejemos que los saqueadores de siempre, como ocurre desde casi quinientos años, lo sigan depredando.

 

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Elecciones 2021, Pedro Castillo

La mejor manera de conmemorar el Día del Libro en los EEUU fue sin lugar a duda la realización de la Primera Feria Internacional del Libro Latino y Latinoamericano (FILLT 2021) que ofreció Tufts University, en Boston, bajo la iniciativa del poeta e investigador peruano José Antonio Mazzotti y el apoyo del Departamento de Lenguas Románicas bajo el liderazgo del novelista Pedro Ángel Palou. Se inició el jueves 22 de abril y concluyó ayer, sábado 24, con un total de diecinueve horas de transmisión y la participación de cerca de cincuenta escritores, editores y académicos de alto nivel. Realmente fue una forma maravillosa de reencontrarnos en pantalla con muchos de nuestros colegas literatos, ya que por casi dos años no nos habíamos podido juntar por la pandemia que estamos enfrentando. (Ya pueden verse las grabaciones en la página de Facebook y de Youtube de la Revista de Crítica Literaria Latinoamericana).

Durante estos tres últimos días hemos podido respirar y nutrirnos de una variedad increíble de presentaciones, exposiciones, conversatorios y un simposio dedicado al “Inca Garcilaso de la Vega y el Bicentenario”. Asimismo, hemos presenciado la lectura de muchos escritores latinos que viven en los EEUU y otros que siguen habitando en nuestra querida Latinoamérica.

En el simposio sobre “El Inca Garcilaso y el Bicentenario” pudimos apreciar las múltiples facetas de nuestro gran historiador mestizo, que fue también traductor y soldado, desde distintos y novedosos ángulos. Figuras como Bernard Lavallé, Mercedes López-Baralt, Raquel Chang-Rodríguez, Ramón Mujica Pinilla y otros de renombre internacional nos regalaron su erudición y originales planteamientos. Creo que uno de los temas más relevantes sobre el Inca es el que mencionó Mazzotti sobre su actualidad al plantear “el bien común” como premisa fundamental del ejercicio político (al priorizar a los más vulnerables desde el cuidado estatal y no maltratar la naturaleza), la migración (que sufren a menudo millones de peruanos) y el bilingüismo (cuyo incentivo permitiría una mejor comprensión de las realidades heterogéneas de nuestro país). 

Estoy segura de que hoy en día, bajo las circunstancias que padece el Perú, el Inca Garcilaso hubiera estado definitivamente del lado del cambio político por muchas razones. Una de las principales es que como buen renacentista y humanista, pero de claras raíces andinas, no descalificaría nunca a una persona por venir de ámbito rural y por el uso de su castellano regional. Es el caso, por ejemplo, del candidato Pedro Castillo. Y es que en todos estos años hemos vivido una dictadura solapa de la derecha criolla, heredera corrupta de la colonia, teniendo como resultado un Perú zombi, donde la gente muere aun teniendo plata. ¿Por qué? Por la discriminación, el racismo y la carencia de hospitales y de educación, abandonados por el afán de lucro y la poca visión de nuestros gobernantes de los últimos treinta años. 

El Inca Garcilaso hubiera abogado por un estado benefactor, pero altamente eficiente. Demostró una y otra vez que sus parientes maternos lograron resolver el problema del hambre y la desocupación. Y sin duda, en el contexto actual, que no hubieran esperado ingenuamente que el “chorreo” neoliberal resolviera sus problemas.

No es que estemos planteando un regreso (imposible, además) al Tahuantinsuyo. Solo un despistado podría pensar en eso. Sin embargo, hay mucho que aprender de las soluciones que los antiguos peruanos y los hombres y mujeres andinos de hoy son capaces de crear para salir adelante, priorizando el cuidado de toda la comunidad del país. Y para eso se necesita aceptar que existe una mayoría a la que –ya es hora– le toca hacerse cargo de su propio destino. Hay riesgo, sin duda, pero el riesgo es mejor que el abismo en que ya nos encontramos.

Busquemos un Perú mejor, moderno, pero con más conciencia histórica, no solo para que una minoría egoísta se abastezca de dinero, enfangándonos a todos en el individualismo, sino para que, como nación, y asumiendo nuestras diferencias, podamos recibir con auténtico orgullo nuestro maltrecho y manoseado Bicentenario. 

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feria del libro, Inca Garcilaso, Pedro Castillo

Como dice el refrán, “vox populi, vox Dei”: la voz del pueblo es la voz de Dios.

 

En estas semanas turbulentas hemos visto aflorar los más variados detritos contra diversos candidatos. No es algo raro. Son tiempos tensos, agravados por la peor crisis que atraviesa el país desde la guerra con Chile y los años de la violencia terrorista (tanto la de los grupos subversivos como la del estado). Nos estamos jugando, pues, en estas elecciones cinco años más de esa continuidad neoliberal que se ha impuesto desde hace décadas o la posibilidad de un cambio que atienda las necesidades urgentes de la mayoría, no solo en términos de la pandemia y sus más de 150 mil muertos debido a la precariedad de los servicios de salud abandonados por el estado, sino también de otros servicios como la educación, la alimentación, el agua, el desagüe, la electricidad, la conservación del medio ambiente. Es decir, todas aquellas necesidades básicas cuya atención llevaría a nuestro país asalir de su condición subdesarrollada.

 

La postergación de la mayoría no pudo ser paliada por el relativo crecimiento económico que disminuyó la pobreza durante el segundo gobierno de Alan García (2006-2011). Nuestra dependencia de los precios de las materias primas en el mercado internacional nos tiene sujetos a esas fluctuaciones que de la noche a la mañana vuelven a empujar a cientos de miles de peruanos a la pobreza de la que apenas empezaron a salir. En otras palabras, el mentado “chorreo” neoliberal no funciona si el país sigue siendo profundamente dependiente de los intereses extranjeros y del robo y la corrupción generalizados dentro del mismo estado.

 

Traigo estas reflexiones porque me preocupa que haya sectores que han expresado su rechazo visceral a algunas candidaturas, tildándolas de irracionales, terrucas, resentidas y otras joyas. Es decir, amenazando con desconocer los resultados de las elecciones si estos no favorecen a sus candidatos, especialmente los que representan la continuidad neoliberal.

 

Hago, pues, un llamado profundo a todos mis compatriotas a respetar los resultados de las elecciones. Ganen quienes ganen en esta primera vuelta, serán resultado de la opinión y el apoyo libres que la mayoría expresa. En esto consiste la democracia representativa. Pero también hay que considerar que ese voto mayoritario tiene la aspiración de que la democracia formal se transforme en una verdadera democracia participativa, en que los programas sociales y la organización desde el pueblo ayuden a alcanzar una vida digna para todos los peruanos.

 

¿De dónde saldría la plata para financiar los programas sociales? ¿No caeríamos en el viejo estatismo de probada falencia? Uno de los candidatos ya ha expresado claramente su estrategia para mantener mayores capitales dentro del país y financiar así el bienestar de la ciudadanía en su conjunto, no solo la de los más ricos. Que su plan sea viable o no a simple vista es otra cosa. Ese candidato (el profesor Pedro Castillo, a quien ya he expresado mi apoyo anteriormente) tendrá que demostrar su sentido de la realidad y su capacidad de concertación si resulta ser, como parece, uno de los finalistas en las jornadas de hoy. Tendrá que demostrar también que su arraigo en provincias y en los conos urbanos se exprese de manera constructiva, reivindicando la historia del campesinado y los demás sectores trabajadores sin llegar a un revanchismo antilimeño.

 

Sé que escribo esto en un medio periodístico bastante allegado al modelo neoliberal y al consuetudinario centralismoperuano. Por eso agradezco la amplitud de Sudaca.pe para reflejar opiniones desde distintas trayectorias étnicas y políticas. Lo más importante de todo es que respetemos, tirios y troyanos, los resultados del voto popular, que es la voz de Dios.

 

Es nuestra única esperanza de construir un país moderno y cada vez más justo.

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11 de abril, Candidatos, Elecciones 2021

El Marqués de Vargas Llosa sorprendió a la afición hace dos días con su apoyo público a la candidata Keiko Fujijmori.

 

Después de que el 2016 había dicho que de ninguna manera se podía votar por la hija de un comprobado ladrón y asesino como “el Chino”, de pronto “se echa” con la hija del dictador y señala que es el “mal menor” frente al profesor Pedro Castillo.

 

La lógica de este sapazo que el Marqués ha debido tragarse tiene que ver con esa paranoia tan criolla de que los indios no saben gobernarse, y que si llegaran al poder se desataría el caos, la asonada, la ruina masiva e inmediata de la sociedad civil.

 

Esta paranoia se ampara en el “cuco” venezolano y cubano, unimismando en dos realidades distintas un posible escenario supuestamente más catastrófico que la opción de la hija del dictador, que ha demostrado desde la caída de su padre el 2000 que actúa con saña, ambición corrupta (recuerden Odebrecht), flagrante prepotencia y poco sentido democrático.

 

La paranoia también viene de esa arraigada concepción de que “el indígena está corrompido porque aspira a cosas que no son de él, aspira a algo que no le corresponde”, como dijo una poeta oficial, amiguísima del Marqués. O sea, el indígena aspira a compartir los beneficios del crecimiento económico, de la democratización de la cultura, del bienestar para él y sus hijos luego de quinientos años de saqueo y opresión económica y racial.

 

Al profesor Castillo, por ende, le achacan ignorancia, folclorismo, resentimiento, pero principalmente el tocar los intereses del gran capital. Ah, no, eso no se lo pueden permitir. Se “igualaría” con los criollos limeños (o en este caso arequipeños).

 

También, en una graciosa apelación a la bola de cristal, predicen que el profesor Castillo se perpetuaría en el poder y que la democracia se acabaría para siempre (como si ahora no viviéramos ya bajo una dictadura neoliberal que solo busca perpetuarse).

 

Dejémonos de paranoias. No sabemos tanto del profesor Castillo como de Keiko Fujimori. Dentro de los marcos legales, el profesor Castillo tendrá que atenerse a las normas jurídicas e institucionales vigentes para poder implementar sus reformas y la ansiada nueva constitución que garantice salud y educación. No es que por ganar la presidencia Pedro Castillo en segunda vuelta el próximo 6 de junio el Perú se vaya a convertir en un páramo desolador y la inflación se dispare. Hay mucho por ver y sin duda el profesor Castillo tendrá que asesorarse bien para no caer en lo que algunos han llamado “el abismo”.

 

Pero ocurre que el pueblo peruano ya ha estado viviendo en el abismo por treinta años de corrupción y marginación. Ya es hora de que los criollos compartan un poco la mamadera del estado y saquen la cara por el Perú, por ese pueblo de empleadas domésticas, jardineros, ambulantes, obreros, campesinos, indios y mestizos que los sustentan y forman la gran mayoría del país, esperando desde hace siglos alcanzar un poco más de dignidad.

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Keiko Fujimori, Vargas Llosa

Hoy, Domingo de Resurrección, quiero mencionar la palabra “esperanza”, ese sentimiento que emana de una situación que puede devenir en algo positivo y optimista para nuestra heterogénea nación peruana. El próximo domingo 11 de abril habrá elecciones y ahí nos jugaremos nuestro futuro. Lamentablemente, no tenemos muchos candidatos idóneos para escoger. Encima, los antecedentes son muy mala señal: la cantidad de expresidentes que quisieran ser reelegidos han sido procesados o están cumpliendo condena o investigación por algún delito cometido, lo cual indica que quien salga elegido el 11 de abril tendrá un pasivo de corrupción que deberá combatir a sangre y fuego. Esto es muy triste, pero más triste es que los propios partidos políticos liderados por criminales, exconvictos o procesados todavía quieran volver a gobernar el país para seguir delinquiendo. Tanto la dinastía Fujimori como Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kucynski, Vizcarra son personas que no deberían nunca, por decencia, volver a presentarse, ya que tienen a sus espaldas cargos y sombrías sospechas contra ellos. Sus sucedáneos de derecha también tienen las manos sucias. En cambio, hay otros postulantes que no tienen ninguna falta, que son producto de las entrañas de nuestro país y, quizá precisamente por eso, los sectores privilegiados no los quieren, les cierran las puertas y los tratan con clasismo y racismo.

 

Efectivamente, hoy quiero compartir mi inclinación por Pedro Castillo, un hombre que lucha por su gente y por su región. Muy hábil para hacer trabajos y culminar proyectos, nos brinda una innovadora manera para llevar a cabo varias acciones. Siendo un profesor de primaria ha surgido para llevar esperanza a su pueblo, pero desafortunadamente también se le ningunea y no se le da ninguna visibilidad.

 

Sé que este apoyo público me va a traer ataques arteros y no faltarán los “trolls” desde distintas filas. Yo hablo como pienso, porque siempre he sido de izquierda y nunca he dejado de expresar mi solidaridad con los más pobres, con los que han sido abandonados, con los hermanos y hermanas vulnerables de nuestro país. Me guía también mi fe cristiana, que no me deja tirar la toalla incluso en los momentos en que todo parece más oscuro.

 

Y este es uno de esos momentos. Acabo de sufrir la pérdida de un ser amado; casi todos los días escucho de alguien que cae enfermo de Covid y no logra obtener tratamiento. Y muchos mueren, dejando una huella profunda de dolor y desamparo en sus familias. Son ya casi 150 mil peruanos que han pasado “al otro lado” en circunstancias que se podrían haber evitado. Cuarenta años de neoliberalismo y corrupción han llevado a que nos encontremos más indefensos que nunca.

 

Sé que hay otras opciones de izquierda, pero con los años he aprendido a distinguir lo que es auténtico de lo que no lo es. A mí me gusta la gente de base, los que se rompen el lomo trabajando porque es ahí donde se mide el temple de una persona. Los políticos profesionales, los mantenidos o los que son financiados por fundaciones extranjeras no me inspiran confianza. Castillo no será perfecto, pero al menos ha recuperado el espíritu de cambio que siempre debe animarnos.

 

Ojalá que este hombre que parece uno de los pocos honestos de las listas electorales esté bien asesorado y tenga la luz que se necesita para seguir despertando la esperanza de que las cosas cambien y un sentido realista para lograr consenso y no caer en errores. Y que el pueblo sea siempre su juez.

 

Que cada quien vote según su conciencia y su capacidad de imaginar un Perú mejor. Por mi lado, y parafraseando a Vallejo, “hoy solo quiero hablar de la esperanza”.

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Pedro Castillo

La población latina en los Estados Unidos es hoy una realidad innegable que está cambiando la faz del país. Estamos hablando de una población de aproximadamente 55 millones de personas. Dentro de este vasto y variado grupo hay miles de escritores de habla hispana y portuguesa.

 

Desde mi regreso a los Estados Unidos luego de una pausa que interrumpió treinta años de residencia continua, me encuentro instalada en Houston, Texas, observando algunos de los cambios importantes que ocurren bajo la administración de Joe Biden. Por lo pronto, ha facilitado la vida de los “dreamers”, cerca de 670 mil jóvenes latinos y de otras minorías que llegaron muy jóvenes a los EEUU y han vivido como ilegales casi toda su vida, pero que ya son tan estadounidenses como cualquiera que haya nacido acá. El nombre de “dreamers” o “soñadores” viene del Acta “Development, Relief and Education for Alien Minors” (DREAM) propuesta en el Congreso el 2002 para ayudar a esos jóvenes a terminar sus estudios universitarios, reconociendo que ellos no son culpables de su propia situación.

 

El presidente Obama propuso a su vez el 2012 el Acta “Deferred Action for Childhood Arrivals” (DACA)que declara que una vez acabados sus estudios, esos jóvenes podrían tener el camino llano a su residencia o incluso la ciudadanía, lo cual los protege automáticamente de la deportación. Donald Trump se opuso fervientemente a DACA e intentó varias veces que el Congreso la rechazara, sin mayor éxito. Ahora Joe Biden espera pasar el Acta a estatuto de ley, lo cual es una muy buena señal.

 

Naturalmente, este complejo panorama tiene sus manifestaciones culturales. Por ejemplo, la Primera Feria Internacional del Libro Latino y Latinoamericano en la Universidad de Tufts (FILLT 2021), en Boston, familiarizará a estudiantes y maestros, así como al público en general, con el trabajo cultural y literario contemporáneo de la población latina. Así, algunos de los autores más notables de la comunidad latinoamericana y latina dialogarán con profesores y estudiantes de todas partes gracias al Zoom. La Feria del Libro de Tufts también congregará a editores relevantes de la zona de Nueva Inglaterra (noreste de los Estados Unidos).

 

La FILLT ofrecerá un programa de mesas redondas y lecturas literarias, incluyendo a autores de renombre como José Kozer (cubano-americano), Roger Santiváñez (peruano-americano), Carmen Boullosa (mexicana), León Félix Batista (dominicano), Eduardo González Viaña (peruano), Carlos Aguasaco (colombiano), etc. Entre los escritores locales, Adela Pineda, Tino Villanueva, Juan Casillas, Taty Hernández, Mynelys Sánchez Luperón, César Pérez, Yanitzia Canetti (la autora de libros infantiles más publicada en español, con cerca de 500 títulos), Gladys González de Naeckel (historiadora peruana), etc. De Tufts, también participarán los narradores Pedro Ángel Palou (México) y Pablo Martín Ruiz (Argentina) y los poetas Dean Simpson (USA) y José Antonio Mazzotti (Perú), que es el organizador de este evento.

 

La Feria incluye un Premio de Poesía y un Premio de Testimonio en español por obras inéditas escritas por residentes de habla hispana en los Estados Unidos y Puerto Rico. Este premio es el único de su tipo que existe actualmente en los Estados Unidos. Sin duda ha atraído la atención de numerosos escritores y estudiantes que desean desarrollar sus habilidades literarias en español. Axiara Editions ha publicado ya a los ganadores de los premios de Poesía (Cristián Gómez Olivares y Silvia Goldman) y Testimonio (Oswaldo Estrada, con menciones a Rocío Uchofen, José Serna y Fredy Roncalla), quienes participarán en las presentaciones.

 

La diversidad cultural de este evento es evidente, ya que ayudará a apreciar a la población latina y latinoamericana como un agente cultural y no como un grupo sujeto solamente a intereses económicos. En ese sentido, la Feria del Libro contribuirá a lograr una mayor justicia social al valorar en el mundo académico y en los medios de información una producción literaria en español y bilingüe, dado que Boston es uno de los polos de atracción más importantes de la migración latinoamericana en los Estados Unidos.

 

​La Feria del Libro de Tufts se realizará del 22 al 24 de abril próximo y promete estar de cajón. Pronto difundiremos los enlaces vía Facebook Live y Youtube.

 

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