Hoy comparto con ustedes una delicia encontrada en mis archivos.

En 1978 circuló el manifiesto “Hora Zero: mensaje desde adentro”, firmado por nueve de los miembros de la Segunda Fase de ese resonante movimiento literario, reagrupado en 1977 sin la presencia ni apoyo del fundador original de 1970, el poeta Juan Ramírez Ruiz. En su reciente libro Hora Zero: una historia, José Carlos Yrigoyen y Carlos Torres Rotondo le dedican solamente una oración a este manifiesto para comprobar la inserción del grupo en el Frente Obrero Campesino Estudiantil y Popular (FOCEP) del líder de izquierda Genero Ledesma y para señalar únicamente –respecto al contenido– que en el mismo “se fustiga a los poetas de La Sagrada Familia” (pág. 330), grupo que existió entre 1977 y 1979 y en el que el poeta Róger Santiváñez figura como fundador.

La pregunta que cabe hacerse es: ¿por qué tan poca atención a este manifiesto de 1978, a diferencia de, por ejemplo, uno anterior, de 1977, “Contragolpe al viento (nuevas respuestas)”, al que dedican diez páginas (308 a 318) en su libro? ¿Por qué solo una oración frente a diez páginas? Suena raro, ¿no?

“Hora Zero: mensaje desde adentro” es un manifiesto en el que se adopta una perspectiva desde “el pueblo” para enjuiciar la poesía aparecida por esos años. Se inicia con una cita del Che Guevara (“No tener calidad es faltarle el respeto al pueblo”), amén de otras frases de Mao Tse Tung extraídas del Foro de Yenán, y se explaya a lo largo de seis apartados (de carácter policial o, más bien, para estar acordes con aquellos años, comisarial), que paso a enumerar: “Respuesta histórica a un compromiso histórico”, “Quien actúa como impostor en poesía, tendrá que rendirle cuentas al pueblo”, “Estos son los culpables: ¡cuidado!”, “Estos, sus delitos”, “Otros piratas” y “El relámpago de la revolución: la poesía integral”. Es el tercer apartado el que llama la atención, leído desde la perspectiva supuestamente historiográfica del libro de Yrigoyen Miró Quesada y Torres Rotondo.

En “Estos son los culpables: ¡cuidado!”, los miembros de la Segunda Fase de Hora Zero consignan una lista de poetas a los que insultan (ellos dicen “denuncian”) con epítetos que no voy a reproducir. Solamente consignaré los nombres de los escritores “culpables”: Gregorio Martínez, Marco Martos, Cesáreo Martínez, Hildebrando Pérez, Juan Cristóbal, Enrique Sánchez Hernani, José Luis Roncal, Víctor Mazzi y Róger Santiváñez. ¿Róger Santiváñez, el poeta realzado en la dedicatoria de Hora Zero: una historia junto a Juan Ramírez Ruiz, Jorge Pimentel y Enrique Verástegui? Pues sí. Es por este motivo, sumado al hecho de la prácticamente desaparición de este “Mensaje desde adentro” en Hora Zero: una historia, que cobra importancia y sentido observar qué culpa concreta se le encontró en 1978 a Santiváñez.

La expresión se encuentra al final de la segunda página del manifiesto, que consta de once páginas mimeografiadas. Es la siguiente y no son más de diez palabras: “Róger Santiváñez: peligrosísimo sobón y agilito para llegar al parnaso”. ¿Queeeé? ¿Premoniciones? Como antes con su grupo La Sagrada Familia, centro de los ataques de Hora Zero-Segunda Fase en su “Mensaje desde adentro”, y como después con Kloaka (ambas agrupaciones según el propio Santiváñez fundadas por él mismo junto a otro colega de turno), el autor de Kloaka & los subterráneos ¿confirma las sospechas de entonces o más bien las niega? Para sopesar esta respuesta, bien vale volver a mirar la dedicatoria de Yrigoyen y Torres Rotondo en su libro Hora Zero: una historia: “Para Juan, Jorge, Enrique y Róger. Sus libros están escritos en el Paraíso”. Aparte de esta entrada al Jardín del Edén poético decretada por Yrigoyen Miró Quesada y Torres Rotondo, a Santiváñez le agradecen haber colaborado generosamente con sus archivos y recuerdos a llenar numerosos vacíos de la pretendida historia.

Lo cierto es que, como afirmé en mi reseña del libro el domingo 28 de noviembre último, titulada “Hora Zero: una historieta” en esta misma columna, el libro que se hace pasar como “una historia” (pero que según su editor es “la historia”) de Hora Zero está tan lleno de vacíos, silenciamientos y arbitrariedades que más parece queso suizo por donde entran a su gusto los comensales que un trabajo que merezca la menor confianza para un investigador. A lo sumo, queda como testimonio de dos admiradores y amiguísimos del grupo para saldar cuentas con los críticos de Hora Zero-Segunda Fase, dándole al ensayo autoficcional estatuto de historia. Como bien dice el refrán, el papel aguanta todo. Cabría añadir: también encubre lo que le conviene.

¡Siempre en poesía!

HORA ZERO II

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Hora Zero

La cultura peruana anda últimamente de historieta en historieta. Con lo sucedido el último domingo 5 de diciembre, la nueva historieta estuvo vinculada a un intento golpista contra el gobierno de Pedro Castillo, orquestado desde América TV o Canal 4, un conocido canal de televisión perteneciente al conglomerado de El Comercio, de la familia Miró Quesada. El viernes 10, en su columna del semanario Hildebrandt en sus 13, el periodista Carlos León Moya lo sintetizó de esta manera: “Cuarto Poder, o lo que queda del programa, anunció un reportaje que contenía un audio, y nada más escandaloso en el Perú que un audio. Lo anunciaron con tiempo. Vinculaban al Presidente. Ponían imágenes de su casa en Breña. De seguro uno de los visitantes a la casa de Castillo había grabado algo ilícito. Era la excusa –la preciada excusa– para que el pleno del Congreso admita la moción de vacancia. Pero el reportaje fue un desastre. Una estafa”.

Precisamente, esta última palabra fue la que utilizó ese mismo domingo 5 el periodista Juan Carlos Tafur en el programa de la competencia Panorama, en Canal 5, aficionado a su vez a los mismos afanes progolpistas. Consultado sobre el reportaje de Cuarto Poder, Tafur afirmó, contundente, ante la cara adolorida de la conductora Roxana Cueva: “Califica como estafa periodística. Creo que se generaron expectativas a lo largo de la semana, promovidas por el propio canal de televisión”. Al día siguiente, lunes 6, el periodista Umberto Jara, conocido por su paso como editor periodístico en Canal 4 del fujimorista programa La revista dominical de los 90 y del fujimontesinista Hora 20 en el 2000, escribió en su muro de Facebook: “La emisión de anoche del programa Cuarto Poder tiene detrás un tema de fondo muy grave. Está demás decir que ha sido una muestra del peor periodismo y una burla al país. […] Sin embargo, desde mi punto de vista, la responsabilidad central no está en los periodistas. Me explico. Actualmente, Cuarto Poder está a cargo de tres personas: Gilberto Hume, Christian Sotomayor y Oscar Malca, ninguno de los tres tiene calidades periodísticas destacables. En otros rubros probablemente tengan algún talento (oculto). Entonces, pedirle peras al olmo es inútil. Hacen lo que pueden y lo que vimos es lo que pueden. En cambio, la responsabilidad central está en el sector de la familia Miró Quesada que controla América Televisión. Ellos son los responsables de la línea informativa que tiene ese canal”.

El martes 7, la periodista Laura Grados anunciaba desde su cuenta de Twitter el despido de los conductores de Cuarto Poder, Sebastián Salazar y Tatiana Alemán, así como de los productores Christian Sotomayor y Oscar Malca. “Laura, de verdad ¿Oscar Malca? ¿En serio?”, inquirió una sorprendida Rocío Silva Santisteban de inmediato. Efectivamente, se trataba del conocido escritor ligado a los grupos ochenteros Macho Cabrío y Ómnibus de Arequipa. Malca, autor de una sola novela y dedicado toda su vida al periodismo y la intriga política, acaba de publicar a mediados de este 2021 (junto con Mario Molina) la historieta o novela gráfica En la cara no, “uno de los títulos puntales del género en nuestro país” como aseveraría por esas mismas fechas José Carlos Yrigoyen Miró Quesada desde El Comercio.

Pues bien, ahí los tenemos. Malca, empleado de los Miró Quesada (además, exeditor de Somos, suplemento de El Comercio) e Yrigoyen Miró Quesada. Todo queda en familia. 


* Desde Madrid nos llega información de que otro miembro de los Macho Cabrío, íntimo de Malca, el gestor cultural Alonso Ruiz-Rosas, y el encargado de la Embajada del Perú en España, Eduardo Pérez del Solar, sostuvieron conversaciones con la progolpista presidenta del Congreso María del Carmen Alva durante la visita de esta a la capital española. Literatura y poder: hay mucho gato encerrado aquí.

Enlaces: 

https://www.facebook.com/umberto.jara.5/posts/2150364455142373

https://larepublica.pe/politica/2021/12/06/juan-carlos-tafur-sobre-audio-de-cuarto-poder-califica-como-estafa-periodistica/

https://twitter.com/Lauletras/status/1468345614517870594?t=8zW-1xF-Vb-SKQATRi2nOw&s=07&fbclid=IwAR3IPYdG9Ow0lekuJ0tNdnLOPJ-eC3UZr1kJJDMuOfqpTYG_3m8VWO0dFXM

https://twitter.com/Lauletras/status/1467831028727304198?t=oyZDgchk_A-FuOH7uCKusg&s=07&fbclid=IwAR2cqR-tgXPE3AX0ToYp1yVOz3FwOqDA49am3ata5Ds0rIRvvuI012Qr5g8

https://elcomercio.pe/eldominical/columna/ciudad-horror-jose-carlos-yrigoyen-noticia-535623-noticia/?fbclid=IwAR3_Oj2tcdZhwn0BfBXuEsvkH6d5R661daLYSU0qevszT_yT_JLlOHBBU0M 

https://elcomercio.pe/luces/libros/en-la-cara-no-el-nuevo-comic-peruano-por-que-el-critico-de-luces-le-puso-4-de-5-estrellas-oscar-malca-mario-molina-noticia/?outputType=amp&fbclid=IwAR1-0LGZr8M3rdNQ-UuMkrlCTMLEpTzuZiULGzJaN1jwjHxtV4Q0uu1iRRs

https://elcomercio.pe/luces/comic/mario-molina-y-el-fenomeno-de-en-la-cara-no-con-este-libro-quiero-reinventarme-como-dibujante-oscar-malca-peru-novelas-graficas-noticia/?fbclid=IwAR3jaL_yXUQB-5sJvSAa5QlUB3eAIAnYPE68p3jEXECbPl3kZStaMGdx_SA 

https://www.facebook.com/EmbajadaPeruEnEspana/photos/pcb.4714629058595006/4714627368595175/

https://larepublica.pe/politica/2021/12/11/maria-del-carmen-alva-presidenta-del-congreso-denigra-al-peru-en-espana-vox-pedro-castillo/?fbclid=IwAR1dIz52xXSLknSwhCUXxUbq_Fc-vdMC4e7E1jeqhELQ33nbo3A3xKq0rW8

 

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Canal 4, Cuarto Poder, Grupo El Comercio, Miró Quesada

Se viene hablando del “Quinto Suyo” desde los años 90, cuando se hizo cada vez más visible la enorme ola migratoria de peruanos hacia el extranjero, motivada por las crisis económica y política de la década del 80, que además estuvo bañada de violencia, caos y corrupción. No que la cosa haya cambiado mucho desde entonces, aunque el país está más pacificado que en aquellos años, sin duda. (Muertos sigue habiendo, como Bryan e Inti y las víctimas de la represión estatal contra las protestas populares, sin mencionar el VRAEM, etc.; la necropolítica neoliberal, que le llaman). 

Lo cierto es que muchos peruanos continúan viendo en otras partes del mundo la posibilidad de alcanzar mejores niveles de vida y enriquecer su experiencia personal y profesional. Se calcula que deben ser cerca de tres millones los peruanos que viven en el extranjero, es decir, casi un 10% de la población del país. Son muchos peruanos, pues. Son muchas vidas transformadas. Son muchas y nuevas formas de peruanidad. Y eso revierte en la sociedad peruana a través de las remesas que envían esos “exiliados” a sus familias y las mil variantes de la globalización.

El coloso del norte ha sido el principal destino de la gran mayoría de esos nuevos migrantes. En conjunto, forman parte de la gran oleada que se conoce con el nombre de “los nuevos latinos”, no porque no haya habido migración peruana anterior, sino porque su número se ha multiplicado geométricamente en los últimos cuarenta años. Ahí están los estudios de don Teófilo Altamirano para probarlo. Entre esas vidas están las de numerosos artistas e intelectuales que han optado por hacer de los Estados Unidos su país de residencia.

El año 2015 la Asociación Internacional de Peruanistas y la Embajada del Perú en Washington organizaron el Primer Encuentro de Escritores Peruanos en los EEUU, con un éxito tan grande que más de 150 escritores profesionales (o al menos con un libro publicado) mandaron sus propuestas. Se hizo una selección rigurosa y el resultado todavía puede verse en el programa de ese Encuentro:

https://sites.google.com/site/encuentrodeescritoresperuanos/ 

El fenómeno de los escritores peruanos no ha hecho sino crecer. Existen editoriales de origen peruano como Pukiyari (dirigida por la escritora Ani Palacios), Axiara (del escritor Eduardo González Viaña) y Asaltoalcielo (que mantiene el poeta José Antonio Mazzotti), así como asociaciones y grupos de lectura que forman un mercado alternativo al de la academia y tienen cada vez un público más amplio, si bien hay que reconocer que las publicaciones en español son abrumadoramente minoritarias frente a las que ocurren en inglés en los EEUU. Mucho más las que se dan en lenguas originarias (el quechua, por ejemplo).

Por eso es importante reconocer que la literatura peruana en el país de Whitman, pese a su vigor, es todavía un fenómeno en transformación y crecimiento. Por lo mismo, los autores que llevan años o décadas acá (yo escribo ahora desde Colorado Springs) han ido asimilando el impacto del exilio de facto que viven cuando se mudan completamente (quizá para nunca volver, salvo por esporádicos viajes familiares) al terruño natal. Los peruanos llevamos al Perú siempre en el corazón, y lo mismo pasa con los escritores. Pero, a la vez, podemos experimentar con otras visiones, otros sabores y colores, otros sonidos. Eso, en el caso de narradores y poetas, deriva en novedosas producciones que difieren de los estilos, temáticas y preocupaciones de los autores que se quedaron en el Perú de manera permanente. Ni mejores ni peores. Simplemente diferentes.

Con ese motivo, el Instituto Cervantes de la Universidad de Harvard ha organizado para las 3 de la tarde de este jueves 9 de diciembre (fecha emblemática para el Perú) un panel de lujo con tres especialistas en el tema: “Ulises Juan Zevallos-Aguilar, que se centrará en los narradores de los años setenta y ochenta; José Antonio Mazzotti, que analizará la poesía, con la nostalgia, el destierro y la renovación como conceptos clave; y Juanita Heredia, que abordará las migraciones y las ciudades como temas centrales en las narrativas del siglo XXI”, según reza el cartel oficial.

Va a estar jugoso, pues son cientos los escritores involucrados en este gran movimiento literario de nuestro Quinto Suyo. Los interesados pueden inscribirse previamente en este enlace, de manera gratuita:

https://bit.ly/RSVP-Observatorio

Como dicen por acá, “ si yu leiter, aligueiter”.

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“Quinto Suyo”, estados unidos, Instituto Cervantes de la Universidad de Harvard

Hay una tendencia cada vez más de moda por hacer pasar testimonios personales y amicales como relatos verídicos o “historias”. Si bien es cierto que la disciplina de la musa Clío debe estar sujeta a constante revisión, porque incluso en su ejercicio más serio no está exenta de articulaciones retóricas –como ya demostró hace décadas Hayden White–, se espera que haya un mínimo de rigor en el uso y cita de las fuentes y que se mantenga una perspectiva neutral. De lo contrario, se está haciendo grueso partidarismo y pasando gato por liebre.

Esto es lo que sucede con el reciente libro Hora Zero: una historia, de José Carlos Yrigoyen Miró Quesada y Carlos Torres Rotondo, aparecido en Lima a fines de este 2021 bajo el sello Pico y Canto, a cargo de Víctor Ruiz Velasco, quien en un post reciente en su Facebook dice que esta no es “una” sino “la” historia de Hora Zero, ya que “así de luminoso es este estupendo trabajo”.

Vayamos, pues, por partes.

En la contratapa del libro, repitiendo palabras de la introducción, los autores afirman: “Esta no es una historia contada por dos horazerianos, pero sí por un par de escritores que admiran la poesía de Hora Zero y su legado literario, humano y social. Por eso mismo, han vuelto sobre la historia del movimiento poético peruano más importante del siglo XX con la finalidad de iluminar sus rincones más oscuros y profundizar en sus zonas menos concurridas”. Y así, hablan de una “épica fulgurante del colectivo [que] termina incólume y vigente”. Es decir, desde el principio reconocen su favoritismo por HZ, especialmente el de la Segunda Fase, iniciada en 1977, luego de cuatro años de la ruptura de la fase inicial (1970-1973).

Es precisamente ahí donde se asoma el “rincón más oscuro” del libro: el papel distorsionado que le atribuyen a Juan Ramírez Ruiz, fundador de la primera fase en 1970 junto con Jorge Pimentel, en el devenir del movimiento. Cuando en la misma introducción señalan “el inmenso silencio que nos legó Ramírez Ruiz”, se saltean el marxismo-leninismo que aparece clarísimo en el manifiesto “Palabras urgentes-2” (1980) de JRR, reafirmando el espíritu revolucionario que lo guiaba y que según él –y con razón– abandonaron los miembros de la Segunda Fase de HZ a partir de 1977. Si bien en la sección sobre “Palabras urgentes-2” se citan algunos fragmentos, el sentido fundamental de la denuncia del oportunismo y personalismo del HZ-Segunda Fase no queda muy claro. No olvidemos tampoco las declaraciones del mismo JRR en esa misma dirección. Así, en esta “historia” se termina descafeinando a Ramírez Ruiz y, a lo sumo, dejarlo como un personaje problemático y elusivo. Hora Zero es, sin duda, un fenómeno importante en la poesía peruana del circuito letrado, pero al sobredimensionamiento que practican los autores se le notan demasiado los tintes.

Este carácter de historieta se acentúa precisamente en su no entendimiento de la herencia poética e intelectual de Juan Ramírez Ruiz. Trataré de explicarme. Tanto Yrigoyen como Torres se enmarcan a sí mismos como dos escritores-cronistas miraflorinos (el señalamiento distrital no es gratuito) que apuestan por rescatar en formato mítico oralizador un anecdotario rockeril y poético de la Ciudad Jardín en los estertores de su reputación arcádica y en paralelo con la desacralización de Sebastián Salazar Bondy en su ensayo Lima, la horrible de 1964, precisamente el año que da marco al inicio de la trama de Hora Zero: una historia en la Universidad Nacional Federico Villarreal. Cuando Yrigoyen Miró Quesada y Torres Rotondo inician su libro con una cuestión de principios titulada “Once años después” (de la publicación el 2010 de su libro Poesía en rock, se entiende) expresando ser “muy conscientes del inmenso silencio que nos legó Juan Ramírez Ruiz”, silencio situado “al margen de la oficialidad y los poderes mediáticos”, ilustran su ideología de carácter burgués. Este carácter es el que convierte en “silencio” a un discurso autorial que nunca dejó de alentar (expresar, sentenciar, fijar) una posición ideológica de transformación radical, en sintonía con ambas “Palabras urgentes” de 1970 y 1980. Luego de retratar la realidad social y literaria nacional en una “época de desfallecimientos y omisiones”, el primer manifiesto señala: “compartimos plenamente los postulados del marxismo-leninismo, celebramos la revolución cubana”. Y en el segundo, Ramírez Ruiz es enfático desde la primera palabra: “Todo debe estar expuesto al aire de los días para que cada cosa sea recortada por la luz del sol. Por más dolorosos que sean ciertos hechos es necesario que se conozcan si con ellos se abren nuevas perspectivas a la realidad”. Ninguna “poética del silencio”: la ruta de Juan Ramírez Ruiz (que es la de Vallejo, la de Heraud) está clara y elocuentemente fijada. Esa ruta es la de la historia, no la de la historieta para el imaginario conservador de la Ciudad Jardín postmodernamente contraculturalizada.

Mención aparte, y en relación con el tema de mi anterior columna “¿Qué pasa en la Kloaka?”, es la presencia de Róger Santiváñez, cuya entrada –vía la dedicatoria del libro– al “Paraíso” horazeriano, nada menos que al lado de la “Santísima Trinidad” de Ramírez Ruiz, Pimentel y Verástegui (desplazando, por ejemplo, a Tulio Mora), explica suficientemente su revisionismo y (llamémoslas así) ambigüedades sobre el Movimiento Kloaka, sobre las que no hace falta abundar. Ese es el paradisiaco importe, pues, los ágiles testimonios con que Yrigoyen Miró Quesada y Torres Rotondo han podido parchar diversos momentos en la construcción de su historieta sobre Hora Zero.

Para terminar: los autores del libro abundan en citas insultantes hacia algunos de los críticos de HZ-2, pero no reproducen las réplicas de los insultados. Mala y manipuladora práctica. Hubiera sido ideal que, en ejercicio igualitario, citaran el famoso manifiesto de Kloaka –firmado por Santiváñez– en que se refieren a Jorge Pimentel, uno de los fundadores del HZ-2, de esta manera en enero de 1984: “Jorge Pimentel: chichero (poético) malo, ya sabemos que no tiene chamba (tiene que publicar un libro [Palomino] para decirlo); eres un bluf; gritoneas en el Queirolo y lloriqueas en el regazo del sistema; animador hz, eres el ‘belmont’ del 70” (Manifiesto “Carta a los imbéciles de la poesía peruana: quema de basura”).

En fin, conocido es que Yrigoyen fue corrector de los libros de Alan García y que lo vincula una fuerte amistad con la familia de Jorge Pimentel. No se trata de atacar a las personas, pero si lo hacen, no pueden estar inmunes al mismo chocolate.

Salud y espero su réplica.

—–

 

Puede leerse el texto completo del manifiesto “Palabras Urgentes-2” de Juan Ramírez Ruiz aquí:

https://tajo-tajodido.blogspot.com/2015/10/juan-ramirez-ruiz-palabras-urgentes-2.html?m=1&fbclid=IwAR2T8b9OaQc7gzdesuHDBEhOfeVrJUCKjAlqPHPGSGXvQJ_n3J9dAA0oxUM

 

Hora Zero_ una historieta

 

 

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Hora Zero, Poético

En las últimas semanas se ha removido el cotarro literario por la aparición de algunos documentos y comentarios sobre el ya legendario grupo Kloaka, que agitó el ambiente cultural en la Lima de los años 80 y es hoy ya parte indiscutible del canon literario peruano.

Este grupo, que asumió el nombre oficial de “Movimiento Kloaka”, realizó recitales, performances, exposiciones y conciertos (y a veces todo junto). Se fundó en 1982 y duró hasta mediados de 1984. Causó adhesiones y rechazos. Hirió con lanza punzante y fue también repelido por el “establishment”, sobre todo el periodístico. Sus consignas eran, entre otras, “hay que romper con todo”, “abajo los imbéciles de la poesía peruana”, “todos dan, todos reciben”, “de Kloaka sólo se sale muerto o expulsado” y otras ricuras. En suma, hicieron chongo y fueron muy polémicos, pero lo importante es que produjeron poemarios importantes y ayudaron a renovar el lenguaje de nuestro parnaso, estancado en ese entonces en la retórica del conversacionalismo. Y lo hicieron con un claro e indomable espíritu anarquista, arriesgando sus vidas en momentos en que el Perú estaba “hasta su caigua” y en que levantar la voz y repudiar el sistema era suficiente para ser invitado a la Avenida España y sufrir las “caricias” de nuestras fuerzas del orden.

La polémica reciente se debe a que hay dos versiones sobre la fundación del grupo que compiten por prevalecer. Es como si la fama adquirida hubiera llevado a un revisionismo que reclama más atención de unos miembros por encima de otros. Yo tengo –claro– mi versión, pero no me interesa entrar en debate. Lo que sí veo es que, a pesar de que Kloaka se disolvió hace casi cuarenta años –meses después de una purga o “expulsión” en enero del 84–, sigue presente en el imaginario de los poetas de entonces y los más nuevos. 

Yo por afinidades y amicales me identifico con la generación del 80, a la que Kloaka pertenece. Conocí a los Kloaka ya en los 90, cuando no eran un grupo, pero igual se reunían y hacían recitales a título personal, como lo siguen haciendo ahora. De ellos, como decía, han quedado poetas imprescindibles como Domingo de Ramos, Róger Santiváñez, José Antonio Mazzotti, Dalmacia Ruiz Rosas, Mary Soto, José Alberto Velarde, Mariela Dreyfus, Guillermo Gutiérrez y Edián Novoa. De sus “boutades” queda la nostalgia. Ahora ya son todos sexagenarios y, como a cualquiera a esa edad, no les quedaría bien desgañitarse en el coliseo.

Pero la llama de la anarquía y la crítica a nuestra injusta sociedad no debe nunca apagarse. Esa es la lección de Kloaka que todos extrañamos. Y un poco de su humor corrosivo, por supuesto, porque sus manifiestos eran una parodia abierta de la solemnidad de manifiestos anteriores como los de Hora Zero.

Ahora que tras cuarenta años el Perú sigue viviendo bajo una dictadura financiera y expoliadora de nuestra naturaleza y nuestros pueblos originarios, con el sobrenombre de democracia neoliberal, la poesía merece encenderse de nuevo y entregar su lección de valentía y creatividad, que tanta falta nos hace. 

Nuestros poetas deben seguir dando el ejemplo.

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Bajo el impecable liderazgo del poeta Rafael Hidalgo, esta semana gozaremos del IX Festival Internacional La Huaca es Poesía, una actividad que se inició el 2013 y que se vio interrumpida los dos últimos años por la maldita pandemia que aún nos asola. Con todas las precauciones y protocolos del caso, el Festival se realizará en formato presencial en una de sus tres fechas, amparado por el imponente perfil del complejo arqueológico Mateo Salado, en el distrito limeño de Pueblo Libre (Plaza de la Bandera), donde tiene su sede esta heroica iniciativa de verdadero amor a la poesía.

El evento incluye tres días distintos en que numerosos poetas nos ofrecerán tanto un panorama internacional como otro del “Perú profundo” en lenguas originarias. Tanto internacionalmente como en nuestras tradiciones indígenas, la poesía se desplegará en una gran gama de poetas compartiendo su talento. 

El miércoles 17 de noviembre a las 8 de la noche (hora peruana) se dará inicio al Festival en formato virtual con la participación de Magdalena Biota (Argentina), Jorge Hurtado (Perú), Javier Llaxacondor (Perú), Juan José Rodinas (Ecuador), Gavy Sambuccetti (Argentina), Pablo Salazar-Calderón Galliani (Perú) y Maggie Velarde (Perú).

El viernes 19 a partir de las 5 de la tarde y en formato presencial leerán los siguientes vates, bajo el título de “Las voces poéticas en lenguas originarias convergen”: Dina Ananco (Amazonas), Gloria Cáceres (Ayacucho), Alida Castañeda (Apurímac), Washington Córdova (Apurímac), Hugo Carrillo (Apurímac) y Dante Gonzales (Áncash). Asimismo, ese día se presentarán Warmi Danzao Killarí (Danza de tijeras), el reconocido músico Piero Bustos y la pintora Natasha Cabrera. Se hará asimismo una transmisión internacional con el poeta José Antonio Mazzotti (desde Estados Unidos) y el novelista Eduardo González Viaña (desde España)

Y el sábado 20 a las 8 pm harán su incursión las voces femeninas de Andrea Cabel (Perú), Mónica Carrillo (Perú), Patricia Colchado Mejía (Perú), Lourdes Ortiz Sánchez (México), Cecilia Podestá (Perú), Carolina Sánchez Pinzón (Colombia) y Fiorella Terrazas (Perú).

Todas las fechas se transmitirán por los canales de Facebook Live y Youtube de La Huaca y contarán con la presencia de Rafael Hidalgo como presentador, siendo moderadoras de las reuniones las jóvenes y talentosas poetas Brenda Vallejo y Valeria Chauvel y el arqueólogo Santiago Morales Erroch, encargado de los trabajos de restauración de la huaca Mateo Salado. 

Para la primera y tercera fechas es importante resaltar que La Huaca es Poesía ha acogido siempre a poetas de muchos países, sobre todo latinoamericanos, por lo que se ha constituido a lo largo de estos años en un faro del quehacer poético en lengua castellana. Sin embargo, conscientes de que este idioma no es el único vehiculo de comunicación ni creación en el Perú, el equipo de La Huaca siempre ha intentado ampliar sus horizontes hacia las por lo menos 48 lenguas originarias que siguen vivas dentro de nuestro territorio nacional. De este modo, se apuesta por una verdadera inclusividad, dando luz a talentos muchas veces desconocidos que escriben y cantan en quechua, aimara, shipibo, awajún y algunas otras de esas hermosas lenguas.

Es increíble que, a estas alturas, siendo el proyecto de La Huaca es Poesía una dependencia del Ministerio de Cultura, no reciba ni un centavo de apoyo y todas las actividades tengan que hacerse de puro corazón, como se dice. Se trata, además, de la única iniciativa de este tipo a nivel mundial que se realiza de manera constante sobre un centro arqueológico, lo cual potencia la exposición de nuestra historia milenaria a la vez que visibiliza a nuestros y nuestras poetas por todo el mundo. Ni en México con sus magníficos templos mayas y aztecas, ni en Egipto con sus afamadas pirámides, ni en Grecia con su Partenón, ni en Roma con su Coliseo se hace de esos espacios un recinto de la poesía de manera regular como en nuestra Huaca limeña. 

Desde ya, les deseamos al equipo de La Huaca es Poesía todos los éxitos y agradecemos de antemano la difusión de este tipo de eventos, tan necesarios para nuestra sociedad en la actualidad, tan carente de poesía y tan pletórica de mercadeo literario.

 A La Huaca todos esta semana.

Parte del equipo de La Huaca es Poesía: de izquierda a derecha, Santiago Morales Erroch, Valeria Chauvel Moscoso, José Antonio Mazzotti, Brenda Vallejo Mezarina y Rafael Hidalgo, director del proyecto.

 

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Actividad, internacional, La Huaca es Poesía, poetas, voces

Desde tiempos coloniales las relaciones entre lo que hoy son Argentina y Perú se han visto alimentadas por diversos acontecimientos de tipo cultural, militar, político y, por supuesto, literario.

Se sabe, por ejemplo, que el primer contacto que tuvo un europeo con el imperio incaico fue a través de los territorios de las actuales Argentina y Paraguay, cuando en 1525 el explorador portugués Aleixo García llegó a la zona del Collasuyo e intercambió objetos que alimentarían las fantasías de los conquistadores por una civilización hecha de oro. Pizarro, desde el norte, les ganó por puesta de mano a esos conquistadores del Chaco y logró la conquista como ya la conocemos. Pero, ¿qué hubiera pasado si los incas hubieran sido conquistados desde el sur? Nunca lo sabremos.

Lo que sí sabemos es que el virreinato del Perú, creado en 1542, comprendía los vastos territorios de Charcas y todo el Cono Sur, hasta que recién en 1774 la corona española decidió crear el virreinato del Río de la Plata y separarlo del virreinato del Perú. Esa fue la base de las divisiones territoriales surgidas de la independencia, lo que no anulaba el comercio constante entre el Cuzco, el Alto Perú y Buenos Aires que se llevaba a cabo desde viejos tiempos.

Con el desembarco del general José de San Martín en 1820 en la bahía de Pisco se reforzaron los lazos políticos, y los culturales encontraron su expresión en propuestas como las de Belgrano de entronizar a un príncipe incaico en el poder de la naciente Argentina o en los símbolos como el sol que hoy ostenta la albiceleste bandera del hermano país.

Y hay muchos otros indicios más, como el apoyo de Perú a la Argentina durante la guerra de las Malvinas y la actual migración peruana al país del Plata, que crea una interesante fusión culinaria y cultural en ese querido sur. 

En términos de poesía, por lo menos dos autores peruanos terminaron viviendo en Argentina: Alberto Hidalgo y Reynaldo Jiménez. La poesía peruana, en general, goza de buena recepción por esos lares, así como los vates argentinos son muy apreciados en el Perú.

Con todos esos antecedentes y algunos eventos poéticos realizados en la década pasada, finalmente se dará el Primer Gran Encuentro de Poesía Perú-Argentina, que busca ampliar el mutuo conocimiento académico entre ambas tradiciones poéticas, incluyendo el importante componente de la creación a través de recitales conjuntos.

Se trata, pues, de un súper congreso que cubrirá no solo el estudio académico de numerosos autores peruanos y argentinos, sino que reunirá a creadores notables de ambos países a fin de que contrasten sus obras y dialoguen sobre temas de interés común.

 El evento es organizado por la Asociación Internacional de Peruanistas (AIP), la Universidad de Buenos Aires (UBA) y el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) y empieza el miércoles 24 de noviembre hasta las últimas horas del jueves 25. Poetas peruanos como nuestros queridos Carlos Germán Belli, Marco Martos, Domingo de Ramos, Mónica Carrillo, Carlos López Degregori, Andrea Cabel, Róger Santiváñez, Rubén Quiroz, Ethel Barja, José Antonio Mazzotti, Luis Fernando Chueca, Paolo de Lima, Pedro Favarón, Ch’aska Anka Ninawaman, Rafael Hidalgo y las jovencísimas Valeria Chauvel y Brenda Vallejo se juntarán con los argentinos Diana Bellesi, Daniel Freidemberg, Irina Garbatzki, Denisse León, Bernardo Massoia, Claudia Masin, Lila Zemborain, Susana Villalba, Carlos Battilana, Loreley El Jaber, Lucas Margarit, Guillermo Siles, Sonia Scarabelli y Alicia Genovese, entre otros.

Las ponencias no son menos interesantes, pues cubrirán temas que van desde César Vallejo y las revistas altiplánicas de los años 20 hasta el neobarroco de Néstor Perlongher y la complejidad de Oliverio Girondo y Alejandra Pizarnik.

 Por supuesto, el encuentro será virtual y todos los detalles aparecen en el siguiente enlace:

 https://asociacioninternacionaldeperuanistas.blogspot.com/2021/11/primer-gran-encuentro-de-poesia-peru.html

Siempre hubiera sido mejor llegar a Buenos Aires, comerse un buen bife empujado por su vino tinto y departir con poetas y estudiosos en esta fiesta de la poesía. Pero la pandemia es cruel y no nos deja hacer todo lo que quisiéramos. Como decía Borges:

“Nadie pierde (repites vanamente) 

sino lo que no tiene y no ha tenido 

nunca, pero no basta ser valiente 

para aprender el arte del olvido. 

Un símbolo, una rosa, te desgarra 

y te puede matar una guitarra”.

 

rostros-literarios

Los rostros de César Vallejo, Alejandra Pizarnik, Oliverio Girondo y Ch’aska Anka Ninawaman iluminan el encuentro

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Argentina, lazo político, Literatura, Perú

Una de las voces más prolijas y auténticas de las últimas generaciones, Miguel Ildefonso (Llima, 1970) nos sorprende con una nueva publicación este año del Bicentenario. Se trata de Comentarios irreales (Lima: Horizonte, 2021), libro en que el reconocido poeta (uno de los más premiados en la historia de la poesía peruana) rinde homenaje a dos figuras notables de nuestra historia literaria: el Inca Garcilaso con su ya clásica crónica titulada Comentarios reales (1609) y Antonio Cisneros, con su propio poemario Comentarios reales (1964).

De este modo, Ildefonso se instala dentro de una prestigiosa tradición de “comentaristas” de la historia del Perú, cada uno con sus propios rasgos. Asimismo, incluye como epílogos de su libro dos largos poemas dedicados a otras dos figuras inolvidables de nuestra poesía en español: Alejandro Romualdo y Enrique Verástegui.

Como apunta lúcidamente Paul Forsyth en el prólogo: “Se trata de un Perú que es muchas voces, páginas, ruinas. Y es muchos años y asaltos, también, muchos poemas, huesos recuerdos, y mucha bala y mucho palo, y en sus páginas se encuentra el relato del poco oro, del poco pan, de la poca vida ante la tánta muerte…”.

El poemario, en efecto, es una larga denuncia del estado calamitoso del pueblo peruano. Si el Inca Garcilaso nos había pintado un imperio incaico justiciero y equibrado, con sus gobernantes piadosos y sabios y un pueblo feliz y rico en virtudes, donde no faltaba techo ni pan; y si Antonio Cisneros nos ofrecía un versión revisionista del heroísmo de nuestros próceres y figuras célebres, fundadoras de una república fallida, Ildefonso pone el dedo en la llaga con respecto a la corrupción, el abuso y la prepotencia del sistema tras cuarenta años de neoliberalismo.

Ya con una sólida carrera en la poesía peruana contemporánea, después de catorce poemarios como Vestigios (1999), Canciones de un bar en la frontera (2001), Las ciudades fantasmas (2002), Himnos (2008), Los desmoronamientos sinfónicos (2008), dantes (2010), El hombre elefante y otros poemas (2017) y Esquirlas (2019), entre otros, Ildefonso sigue trabajando su estilo poético, en el que confluyen diferentes elementos, donde destacan el estilo coloquial y la intertextualidad. Estos crean imágenes en que la sonoridad del lenguaje es muy importante.

En la primera parte del libro, titulada “Una saga distópica”, dividida en trece apartados, nos dice, por ejemplo:

sin ignominia

fabrica en sinonimia

la Sacra Católica Cesárea Mag

estad hurtando la falsificación de folios

​​masticando el oro

​​del diente hermano

O también:

Francisco de Chaves borrose de la lista

​​de Odebrecht

dejando como allegados en Caja

​​marca

67 soldados a caballo y 110 a pie

Este corte de palabras para adquirir nuevos sentidos (“Mag / estad”, “Caja / marca”) no es inusual en nuestra poesía reciente. Lo usan, por ejemplo, Róger Santiváñez y José Antonio Mazzotti en algunos de sus libros, pero no por eso en Ildefonso pierden efectividad.

Otro rasgo importante del libro es su versatilidad de imágenes, en que elementos de textos del pasado se mezclan con los del presente, creando un gran cuadro a manera de mosaico en que confluyen la tradición y la modernidad, fragmentos de crónicas y metáforas alucinadas, en cierto modo reflejo de nuestra heterogénea conformación como país.

Aparecido en este año del Bicentenario, Comentarios irreales es una valiosa reflexión sobre nuestro devenir, que reafirma a Miguel Ildefonso como uno de los poetas peruanos más interesantes de las últimas décadas.

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Bicentenario, Comentarios irreales, Miguel Ildefonso

Desafortunadamente, todavía se respira racismo y clasismo en una sociedad como la nuestra. La mayoría de nuestras familias afroperuanas y de ascendencia indígena han experimentado alguna agresión racista en su vida cotidiana, ya sea yendo a una tienda o a degustar alguna comida en uno de estos cafés cosmopolitas que encontramos en distritos “pitucos” como San Isidro o Miraflores.

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