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Que es ser un Vendedor | Sudaca - Periodismo libre y en profundidad
Marcos Tafur

Que es ser un Vendedor

Las ventas pagaron mi Universidad. Le debo todo a esta profesión, nunca en mi vida me aburrí de vender. Si es cierto que con el paso de los años fui ascendiendo y ganando nuevos puestos, pero nunca voy a dejar de reconocerme como un gran Vendedor.

¿Cuál fue el secreto de mi éxito como vendedor? Muchas veces me pregunté eso. ¿Por qué me fue tan bien y pude asumir varios gastos que a mi corta edad la mayoría de mis amigos de la universidad no lo podían creer?

Bueno, a parte de ser el hijo del dueño, que me ayudó muchísimo con los horarios de entrada y salida y alguna otra goyería por ahí, estoy seguro de que me fue tan bien porque yo nací vendedor nato. Siempre se preguntan si el vendedor nace o se hace, yo siempre digo que el vendedor nace y se va puliendo en el camino, como me pasó a mí, cuando en el negocio de mi padre jamás había escuchado de los pasos de la venta, manejo de objeciones, técnicas de cierre, liderazgo, ventas adicionales, facilidad de palabra, trabajo en equipo, imagen personal etc. Sólo era un muchacho que acababa de salir del colegio y de entrar a la Universidad.

Así que en resumen puedo decir con autoridad que esto fue lo que me hizo diferente en ventas 

  • Siempre hablar con mis clientes.
  • Visitarlos cada cierto tiempo.
  • Solucionarles personalmente los problemas de servicio de cada uno.
  • Tener mucha relación con los clientes.
  • Ser muy positivo y alegre, siempre me quedaba conversando con ellos de otros temas.
  • Tenerlos informados de cambios de precios y stock.
  • No cansarme en la búsqueda de nuevos clientes.

Curiosamente muchos años después, ya en otro cargo, sigo utilizando algunos de estos consejos, pero ahora ya con otros nombres:

  • Empatía.
  • Seguimiento
  • Vocación de servicio
  • Clienting
  • Actitud mental positiva.
  • Información de negocios
  • Estudio de mercado

Por eso no me cansare de sentir orgullo de ser Vendedor y quisiera poder transmitir en estas pocas líneas ese sentimiento a todos mis compañeros vendedores de todo el Perú que tranquilamente deben pasar del millón de personas. Se que muchos de ellos no sienten ese orgullo por ser vendedor, es más, me atrevería a decir que algunos sienten hasta vergüenza. Pero déjenme decirle que esta es una profesión que te permite interactuar con muchas personas, enfrentar retos diarios, manejar estadísticas permanente, fijar tu propio sueldo, capacitarte en forma continua, tener posibilidades de viaje y ganar premios, etc. Claro me refiero a los verdaderos vendedores, a los que se preparan, elaboran sus propias estrategias, se fijan sus metas y cumplen con la mayoría de los patrones de ventas establecidos.

Aprovecho estas últimas líneas en agradecer a los equipos de venta que trabajaron conmigo a lo largo de toda mi carrera, en diferentes empresas como Profuturo, La Curacao, Edelnor, Líder y Conecta Retail.

En el presente artículo, me gustaría hablar acerca de que es ser un VENDEDOR, y sí lo pongo con mayúsculas porque merece todo mi respeto y admiración todos a quiénes se dedican a esta linda profesión.

Toda mi vida se la debo a que siempre fui un Vendedor, puedo tener un título de Ingeniero Industrial, una maestría en Marketing y Ventas, una especialización en Marketing y demás cursos, pero siempre que me preguntan, diré que soy un VENDEDOR. Permítanme un poco hablar de mí, de lo que significó ser un Vendedor desde que tenía 15 años y descubrir que esa era mi profesión.

Descubrí que amaba ser Vendedor, cuándo por primera vez a los quince años un amigo me vendió una llanta de carro a 15 soles. Inmediatamente me fui a varios grifos donde vendían llantas y les ofrecí la que yo tenía. No habré dado mas de tres visitas hasta que uno me ofreció 18 soles, e inmediatamente cerramos el trato. Me pago y le entregué la llanta, yo estaba feliz, esto debido a que había ganado 3 soles en sólo un momento. Para que se haga una idea del valor del dinero en ese momento, llenar un tanque de gasolina costaba alrededor de 30 soles, y para mí en aquel entonces era una buena ganancia. Toda esa noche comencé a pensar donde podía conseguir mas productos similares para yo poder revenderlos a otros establecimientos. Fue así si primer paso en el mundo de las ventas.

Terminé el colegio e Ingresé a la Universidad de Lima, todo un mundo nuevo para mí. Pronto me di cuenta del gran problema en el que me había metido, ya por esas fechas amenazaba el APRA con Alan García a la cabeza de lo que se venía para el Perú, pero no me imaginé que tanto podía afectar la situación económica del país.

A la par de haber ingresado a la Universidad, unos meses antes había empezado a trabajar en el negocio de mi padre y empecé siendo repartidor de los productos que vendíamos. Estuve alrededor de 6 meses hasta que pasé a ser Vendedor de oficina. Atendía a todos los clientes que venían a comprar a la fábrica, empecé con tranquilidad porque me encantaba vender, pero a la vez con nerviosismo porque a mis 17 años todos me veían como el hijo del dueño o el hermanito del Gerente (que era mi hermano mayor) o el hermano de los jefes (que eran mis otros dos hermanos). Pese a todo lo mencionado anteriormente, me fui ganando un espacio y también respeto, porque en unos pocos meses pasé a ser vendedor de calle, dado que por el horario de la universidad necesitaba disponer de libertad de poder movilizarme, así que empezó otra nueva etapa en mi vida.

Mi padre siempre fue estricto conmigo. Siempre me exigía al máximo de lo que podía dar, muchas veces pensaba que yo sólo debía resolver mis problemas, como efectivamente muchas veces sucedió, pero habían otras que yo no podía resolver y fue ahí, en concordancia con el 2do año de gobierno de Alan García donde tuve que madurar 5 años en sólo dos meses. Me vi de pronto en la necesidad de tener que pagar yo sólo mi universidad, por cierto, bastante cara, así que no tuve mas remedio que trabajar mas duro y mas horas, pero eso despertó en mí, la pasión por las ventas, porque fue gracias a ella que pude salir de esa difícil situación.

En poco tiempo ya era el mejor vendedor del negocio, tenía casi el 50% de la participación de las ventas y lo mas gratificante para mí, fue que mis clientes querían sólo que yo los visite y los atienda. Comencé a ganar mucho dinero y podía pagarme la universidad y encima darle una cantidad a mi madre, que muy feliz la recibía, aunque, a decir verdad, no era que la estuviese necesitando, pero para mí era como una devolución a todo lo que me habían dado.

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