Pie Derecho

Se necesita otro Fredemo

“A los radicales se les enfrentará mejor con un gran frente, un buen plan de gobierno y un equipo de tecnócratas ya organizado de antemano, listo para actuar desde el 28 de julio del 2026”

La mejor manera para la centroderecha no solo de afrontar con éxito las elecciones del 2026 sino de ejercer luego un gobierno afiatado y viable, es reeditar la experiencia del Frente Democrático que organizara Mario Vargas Llosa en 1990 con el concurso de Fernando Belaunde y Luis Bedoya Reyes.

En esa ocasión no solo se armó un frente electoral de diversas agrupaciones sino que se dispuso una comisión de plan de gobierno que hizo un trabajo formidable y, además, se armaron cuadros técnicos preparados para tomar las riendas del poder y administrar el Estado eficiente y honestamente.

Se perdieron las elecciones, es verdad, pero no por las acciones señaladas sino por groseros errores de campaña cometidos y un candidato poco dúctil para entender la realidad cambiante de la política y la sociedad. Ello permitió que un outsider, como era entonces Alberto Fujimori, se hiciera del gobierno.

¿Puede ocurrir lo mismo? Sí, sin duda. Ya hay varios candidatos disruptivos que asoman en el horizonte con posibilidades (Antauro, Álvarez, Bellido, etc.), pero lo cierto es que si se cae derrotado frente a ellos no va a ser por organizarse sino todo lo contrario, por no hacerlo. Se les enfrentará mejor con un gran frente, un buen plan de gobierno y un equipo de tecnócratas ya organizado de antemano, listo para actuar desde el 28 de julio del 2026.

En la izquierda clásica ya está habiendo esfuerzos para aglutinarse. Que no sorprenda que haya un frente de izquierdas, más allá de los radicales o de una prima donna como Verónika Mendoza que cree que, sola ella, puede evitar un nuevo fracaso, sin percatarse de que la sumatoria de errores cometidos, la convierten ya en la Lourdes Flores de la izquierda peruana (no tiene ninguna posibilidad).

Le corresponde a la centroderecha organizar un gran frente, o dos a lo sumo, que evite que la atomización de candidaturas (hasta ahora ya hay más de veinte de ese perfil ideológico), le sirva en bandeja el triunfo a los radicales, que aprovecharán que tienen un bolsón de partida en el sur andino (15% de votación asegurada), y que, dado el caso, podría llevarnos al indeseado y terrible escenario de una segunda vuelta entre dos candidatos de izquierda.

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