Fútbol

Así, Guerra-García describe toda una tipología: nombres de clubes que privilegiaban una figura heroica (Alfonso Ugarte, Mariscal Castilla, Coronel Bolognesi), o adoptaban los nombres de aviadores (Juan Bielovucic, Carlos Tenaud), o del distrito o localidad (Santiago Barranco, Unión Huaral o Porvenir Miraflores) o de los mecenas del equipo (José Pardo, Juan Aurich) o, para hacer corta la lista, clubes que tomaron el nombre de grandes jugadores retirados pero vivos en la fundación (Telmo Carbajo, Walter Ormeño), sin olvidar los cuadros vinculados a instituciones educativas (Cienciano, San Agustín). Todo un universo.

Las fuentes de este trabajo han sido archivísticas, claro está, pero también orales. Horas de conversaciones y apunte de memorias con jugadores y personajes ligados a estos clubes son la materia prima que Guerra-García traduce en un relato ordenado, pero chispeante, salpicado de anécdotas y más de una reminiscencia. Son en total 78 equipos los que retrata aquí el autor, comenzando por Ciclista Lima (creado en diciembre de 1896) y terminando con Cobresol, “El dorado de Moquegua” (fundado en 2008).

 

Antenor Guerra García

 

Los equipos ya están en el campo. El que falta es usted, lector.

Ántero Guerra-García. Equipos que fueron. Lima, edición del autor, 2021.

 

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Fútbol, Libros, Literatura

 

UNO

Ney, tiene un retrovisor incorporado, volvía por sus pasos, y sin más, hizo un taco fantástico al Elegido. Kylian se posesionó del balón, entró al borde del área e hizo frente a 2 jugadores blancos. Y sucedió lo imposible: Pasó, en medio de ellos, y ante la llegada de un tercero, tiró al arco. Golazo al minuto 93. Si alguien dudaba del francés, pues Él les contestó, con su actuación de esa noche. Es el Mejor del Mundo.

Ayer, ante el equipo parisino, el RM jugó como equipo chico. Como si se sintiera inferior desde el minuto uno. A Ancelotti le salió lo italiano, que tenía escondido. El PSG desnudó las falencias de un inocuo Real. El equipo parisino no se pareció, en nada, al equipo desequilibrado, del año pasado. El 1-0 no muestra lo sucedido en la cancha. Debió ser goleada. Netamente superior el PSG. Y Mbappé opacó, incluso, al Balón de Oro. Lógico, está en su momento. Habíamos dicho que Messi no merecía el Balón de Oro –Se le nota las costuras a Leo – es por la edad y los problemas físicos, que lógicamente aparecen, en esta última etapa de su carrera. Encima falló el penalti.

El Madrid cuenta con veteranos de mil batallas: Modrid 36 años, Benzema 34 años, Tony Kross 32 años, Hazard 31 años, entre otros. Carvajal sufrió lo indecible con KM. Imposible pararlo.

El Real lo va tener difícil para el partido de vuelta. No imposible, va ser un Matar o Morir. Debe recordar su historia. Aun así, dejó una imagen lastimera en Paris.

 

DOS

El Manchester City demostró que, en posesión de balón, nadie le gana. Y si a eso le sumas efectividad, pues imposible. ¿Cómo le puedes vencer si no tienes el balón? Ridiculizó al Sporting de Lisboa. Los únicos que llegaron a ganarle, en algún momento, son Liverpool y Chelsea –añado al Bayern Munich- ¿cómo? Pues con una presión alta y constante los noventa minutos. Ser un Yunque. No dejarlo pensar. Esa es la fórmula ganadora. ¿Existe otra?, que yo sepa, no la hay.

El City, es Líder de la Premier League y, por lo visto, la va a ganar. Sin problemas.

Mientras tanto, Chelsea se coronó Campeón Mundial de Clubes. Han pasado 10 años de la última conquista sudamericana (Corinthians). Pero seamos sinceros, los últimos sudamericanos, que la ganaron, pues anotaron el gol y después se refugiaron atrás. No se puede hablar de superioridad aplastante. En absoluto. Eso sí, le costó al team londinense. Palmeiras, un cuadro tácticamente ordenado, le impuso un cerrojo casi perfecto. A eso, siempre juega el Verdao: a esperar y luego contragolpear.

 

TRES

Antaño el nombre del Real Madrid causaba temor y admiración, al mismo tiempo. A Florentino Pérez le debe dar escozor, no poder competir con el dinero de los jeques saudís o catarís. El que, al inicio de siglo, birló de la forma más desvergonzada a jugadores de elite (Figo, Zidane, Ronaldo, etc) de sus clubes de origen. Pues ahora (como el Barza) no puede competir, con los clubes ingleses y franceses, en comprar los mejores del mundo. Ahí está, el Manchester City, Liverpool, Chelsea o el PSG. La Premier League es la Mejor del Mundo, en forma indiscutible; en tanto, La Liga española está muy por detrás. Los tiempos han cambiado. Todavía está pendiente el tema de la Superliga; que, debido al furibundo rechazo de la afición inglesa, no se concretó. Florentino y Agnelli lloraron miserias para justificarla. Les salió el tiro por la culata.

Entre Liverpool, Bayern, Chelsea, Manchester City y, en menor medida, Inter y Juventus estarán los finalistas de los cuartos de final de la Champions League.

Se vienen partidazos.

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Champions, Fútbol

Lejos están los años de protagonismo peruano en las mejores ligas de Europa, donde no era raro ver goles de Farfán, Pizarro, Guerrero e incluso Vargas en los resumenes deportivos de cada domingo. Aunque no fueron reemplazados por otra camada de estrellas, la selección de hoy sí funciona en lo colectivo, sí es competitiva y sí se juega una posibilidad de ir al Mundial. Paradojas. 

Los peruanos en el extranjero de hoy son más discretos. Pero pasa algo aún más importante: son más. Hoy Perú tiene un equipo donde casi todos sus jugadores militan en equipos del extranjero, lejos del alicaido y pisoteado torneo local. No importa si están en países desconocidos como Moldavia o Emiratos Árabes, o en los estadios vacíos de la segunda y hasta tercera división. 

La lista de migrantes relevantes empieza en Kluiverth Aguilar. No es poca cosa que un jugador peruano pertenezca al Manchester City. Algo le vieron, se lo llevaron y sin entrenar fue prestado al Lommel de la segunda división belga. En octubre participó en tres partidos, y luego ha sido borrado de las convocatorias. A pesar de los bombos, a Aguilar le falta un trecho largo de adaptación a Europa.

También sorprendió la decisión del Newcastle por comprar a Rodrigo Vilca, otro peruano con contrato en un grande europeo. Sin embargo, el extremo fue cedido al Doncaster de la tercera división inglesa. Ahí jugó trece partidos, marcó dos goles y ha vuelto a las reservas de los Magpies para entrenar y esperar su aún muy lejana oportunidad en la Premier League.

Y completa esta breve lista de grandes clubes (pero aún pequeños jugadores) Alessandro Burlamaqui. El mediocentro peruano juega casi siempre en las reservas del Valencia que compite en la tercera división de España. Sin embargo, el técnico del primer equipo lo tiene en el radar y a veces es invitado a entrenar con los mayores. Entrenamiento y perseverancia para llegar a La Liga española. 

Claro, ninguno de estos tres jugadores ha tenido un 2021 exitoso. Aún son jugadores promesa con proyección, aunque en el caso de Vilca y sus ventidós años el tiempo para demostrar se va acabando. Pero no tanto como a otros. Cristian Benavente no juega hace medio año en una cancha de fútbol y ha sido totalmente margido por su equipo, el Pyramids de Egipto. Su camino al éxito parece extinto. 

Paolo Hurtado a penas jugó dos partidos esta temporada en Chile, lejos de las grandes ligas. Matías Succar es suplente en República Checa y anotó solo un gol en el año. Fernando Pacheco acaba de regresar de Brasil sin pena ni gloria. Rhyner es turista en el Volos de Grecia. Y el gran Santiago Ormeño no se pudo ganar una titularidad en el León de México, siendo hoy el tercer delantero del equipo. 

No se asuste. Mejor encaminados también hay jugadores peruanos. Miguel Araujo, por ejemplo, cierra el año como titular indiscutible y figura del Emmen. El equipo holandés busca regresar a la primera división y está entre los punteros del ascenso. Otro titular es Gabriel Costa, estrella del Colo Colo campeón de la Copa Chile y subcampeón de la liga en el 2021. El volante cerró un gran año.  

Punto a parte en esta lista son los casos de Carrillo, Cueva y Cartagena. Juegan, son titulares y hasta brillan en sus equipos. Su presencia y valor en la selección es indiscutible, sobre todo por lo bien que están fisicamente. Pero las ligas de Arabia no son un termómetro realista para medir su trascendencia en el extranjero. El nivel de competencia es muy limitado. Y sí, eso, no hay mucho más por decir. 

Algo similar pasa con los de la MLS de Estados Unidos. El nivel es muy inferior al de Europa o incluso Sudamerica. Ganan bien, juegan, están a tope en lo físico. Pero Flores, Gallese y hasta Reyna podrían estar luchando su presente a un nivel de mayor competitividad. Ruidíaz y Callens son campeones y los mejores en sus puestos en todo el país gringo, ¿pero eso es todo? El único rescatable de esta lista es Marcos López, titular y joven figura que ojalá use la MLS como trampolín.

Y luego están los dos de México. Aquino y Yotún. Gran año para ambos. El primero fichó por el más grande del país, el América, y es el volante ancla titular. Se dice que iría al Manchester United el próximo año, nada menos. Y Yotún fue campeón en el Cruz Azul, habitual titular y jugador clave en tanda de penales. Ojalá decida bien y no vuelva a Estados Unidos, porque aún le queda gasolina.

Un peldaño arriba está Miguel Trauco. Su equipo anda último en la liga francesa, pero el lateral va por su tercera temporada en una de las mejores ligas de Europa siendo titular y ganándose el respeto de la gente. ¿Cuántos laterales peruanos han logrado algo similar? Solo se viene a la memoria Percy Olivares que jugó entre Alemania y España a inicios de los noventa tres años. Hay que apoyar a Trauco.

Dos peruanos jugaron la Champions League este año. Gustavo Dulanto hizo historia al ser el segundo capitán de un equipo desconocido que venció en tres fases preliminares, llegó a fase de grupos, le ganó al Real Madrid de visita y se clasificó a la Europa League. Pero valgan verdades, la liga de Moldavia es aún menos competitiva que Arabia y Estados Unidos. Casi es fútbol amateur. Mención honrosa para el defensa que por tres semanas hizo vibrar al país. 

Me parece más relevante lo de Sergio Peña, quien fue figura en el último tramo de la primera división de Holanda y por poco logra evitar (casi solo) el descenso del Emmen. Luego fue comprado por el mejor equipo de Suecia para ser titular en la Champions League. También levantó la Copa local como figura en cancha. Por todo ello es mi elección como el tercer mejor peruano en el extranjero del 2021. 

Carlos Zambrano es un fracaso en su paso por Boca Juniors. No juega nunca y es más notorio por peleas y escándalos. Pero para no dejar al Perú tan mal, llegó Luis Advíncula. El lateral había sido pieza clave del Rayo Vallecano en lograr el ascenso a La Liga española en julio. Lo compró Boca y ha sido titular indiscutible. Se dio el lujo de levantar la Copa Argentina en cancha. Es mi segundo lugar. 

Y para el primer puesto, todavía quedan Gianluca Lapadula, Renato Tapia y Luis Abram. Empecemos por el último. Cerró una etapa exitosa en Argentina siendo titular indiscutible de Vélez, se casó y fue vendido al Granada, un buen equipo de La Liga española. Pero no se ganó la titularidad a pesar de la lesión de su principal competencia. A veces entra y a veces juega bien. Tiene todo para adaptarse bien.

El caso de Lapadula es extraño. Jugó bien la primera mitad del año en la Serie A, a pesar del descenso de su equipo el Benevento. Anotó algunos goles. Después de la Copa América, debió quedarse en primera. Pero no quiso irse de Italia, tampoco bajar su salario, y no encontró equipo. Se fue a jugar a la segunda. Ahí es el goleador del torneo, pero parece más un premio consuelo para un delantero top. 

Y, entonces, el primer puesto no lo puede tener otro. Renato Tapia es, por lejos, el peruano más exitoso del 2021. En la primera mitad del año se consolidó como titular indiscutible y figura del Celta de Vigo en La Liga española. Subió su ficha a 20 millones de dólares y fue comparado con Casemiro. En la temporada actual, mantiene el mismo nivel. Si fuera un volante de ataque, haría goles y sería un presente más cercano al recuerdo de Pizarro, Guerrero, Farfán o Vargas. 

Pero, bueno, quizás mejor que no lo sea. 

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Fútbol, mejor jugador

Uno. Esa foto viral de Ricardo Gareca en Caracas, atropellado por Cueva en la celebración del gol. El técnico lo contiene, lo enreda entre sus brazos, y una marea de jugadores arman una imposible estatua múltiple entre ellos. Será una celebración histórica aún si Perú no va al Mundial, porque es la resurección futbolística explicada en un retrato instantaneo y eterno. 

También simboliza a la selección peruana de este año. Agarró fuerza con la aparición de Lapadula. En junio, a pesar de haber descendido en la Serie A de Italia con su equipo, fue el artifice del inicio de la remontada en las Eliminatorias. En Quito corrió hasta el último aliento a pesar de ser el primer partido en altura de toda su carrera, a los treinta años. Y evitó la eliminación.

Luego la selección tuvo una Copa América decente alcanzado a jugar todos los partidos del torneo. Probó jugadores, sistemas de juego y variantes, pero al final volvió a los mismos de siempre para remontar en el camino a Qatar. Y lo logró. Ha terminado el 2021 con el mejor puntaje de la tabla, detrás de Argentina y Brasil. El quinto lugar momentaneo es un premio a la perseverancia y la motivación.

Quizás el 2021 es solo comparable en éxito futbolístico con el 2017-2018. Todo lo vivido en el cierre de la Eliminatoria y los meses previos al Mundial, e incluso en Rusia. Aquel fue un fútbol de descomunal factura, una selección comparable únicamente con el top 10 del mundo. Ahora Perú está cerca de esa versión. No gana fácil, pero no pierde entregado. Sufre, pero ha vuelto a entender su juego.

Dos. En otra latitud lejana, el mejor jugador del mundo dejó su casa por más de dos décadas para irse a Paris. Messi puso al mundo en suspenso un par de semanas para hacer un contrato multimillonario (para todos los implicados), y dejar el Barcelona en la ruina futbolística (y económica). Uno a uno se alinearon los nuevos fanáticos del PSG, al que llamaron “el equipo invencible”.

Pero la aventura de Messi no ha empezado bien. Es el ejemplo de como toda la plata del mundo no van a comprar nunca el éxito deportivo. Se necesita trabajo, perseverancia y mucha ambición. Neymar parece un ex jugador, Ramos ya es un jugador retirado y Pochettino no encuentra una estructura defensiva sólida, sobre todo en el medio campo. También el factor psicológico es vital.

Cuánto hubieran querido los hinchas del fútbol ver a Messi jugando para un equipo guerrero con gran hinchada, como Maradona en el Napoli. Hacer realidad ese tipo de proyectos imposibles logrados por megaestrellas. En el Saint-Etienne, por ejemplo, para tirar pases con Trauco. Pero Lionel escogió la lógica estabilidad y el correcto orden de toda su vida. No es, ni de cerca, el personaje Maradona. 

Ahora el PSG se jugará los octavos de final de la Champions League, el verdadero objetivo de Messi, ante un viejo cuco. Real Madrid es el líder absoluto del fútbol español y Ancelotti ha recuperado ese mediocampo solemne entre Kroos, Modric y Casemiro, todos en gran nivel esta temporada. Quizás Messi tenga que esperar una temporada más para ganar la Champions y luego por fin poder retirarse lejos del mundanal ruido de la fama en Miami, donde (dice) nadie lo conoce.

Tres. Los líos administrativos en el fútbol. Los de saco y corbata, los dirigentes, han tenido un año ejemplar, por decir lo menos. Han acaparado titulares y sus decisiones han dado la vuelta al mundo. Primero, a Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, se le ocurrió crear una Champions League con solo los mejores clubes, con el objetivo de recaudar más dinero por el alto nivel futbolístico.

Pero su idea se desinfló incluso antes de que el Sheriff de Tiraspol, un equipo totalmente desconocido y sin historia a nivel continental de Moldavia, le ganó de visita a su propio Real Madrid en Champions. Sí, con Gustavo Dulanto del Callao como capitán. Es por ese tipo de sucesos que la Champions debe incluir siempre a equipos pequeños, para hacer de la gloria del fútbol un sueño posible para todos.

Y luego, a Gianni Infantino, Presidente de la FIFA, se le ha ocurrido hacer un Mundial de fútbol cada dos años. Si así fuera, se pondría en riesgo el gran valor histórico de este torneo. Es decir, que no sea tan dificil ganarlo. Como hoy ocurre cada cuatro años, en una década a penas hay dos o tres mundiales jugados. Eso reduce las posibilidad de que una misma generación gane más de uno. 

La gran mayoría de jugadores tienen diez años de alto nivel futbolístico, y solo los más grandes llegan a jugar más de tres torneos mundiales. Messi y Cristiano, solo ellos, llevan cuatro y se irán por el quinto. Maradona y Pelé jugaron cuatro cada uno. Qué sería del récord de Cubillas con diez goles en Mundiales si un delantero cualquiera francés o danés pudiera jugar siete u ocho mundiales en su carrera.

Cómo cambiaría el fútbol si a partir de ahora los jugadores pudieran tener una carrera con diez o doce Mundiales. Quedarían atrás los récords logrados, por la decisión individual del humano y no por el natural paso del tiempo. Infantino ya cambió demasiado las reglas incluyendo más equipos en el torneo. Hacer más es desligitimar a los campeones, y también a los perdederos y los invisibles. 

El fútbol ha demostrado el 2021 que se trata de perseverancia, trabajo y honor. También la búsqueda de la igualdad, la ambición y la motivación. 

 

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2021, Deporte, Fútbol, Qatar 2022

UNO

“Sus colegas se apiadarán de él, y no serán tan críticos con el seleccionado”, pensó Joao Havelange, entonces Presidente de la CBF, que lo contrató a inicios de 1969. Era un tipo con personalidad. Periodista prolífico, fue corresponsal de la 2da Guerra Mundial, lector ávido y miembro del Partido Comunista. Era ácido crítico de la selección brasileña en aquellos años. Su máximo y único antecedente como DT: había creado el Botafogo más brillante, el del 57 (Didi, Garrincha, Paulo Valentim, Zagalo, Nilton Santos, Quarentinha, etc.) Que ganó ese año, el Campeonato Carioca.

La derrota del Mundial de Inglaterra había calado hondo. Del 66 al 68 Brasil había cambiado más de 4 técnicos y no daba pie en bola. Recordemos que Brasil que vivía una dictadura militar en ese momento. Como es lógico a los militares les preocupaba la selección, necesitaban del Opio del Pueblo. La Dictadura lo necesitaba para legitimarse. Ergo, brindaron todos los medios y recursos al Presidente de la CBF. Lo único que hacía falta era el entrenador adecuado.

Entonces, Havelange lo contrató. Cuestión de supervivencia

Pele había renunciado a la selección y Saldanha lo convenció de volver.

DOS

Recuperó la identidad del futbol brasileño y le añadió la preparación física. Trajo los métodos de los NASA (que estaba en boga en aquellos tiempos) y los aplicó en el Scratch.

“Todos los entrenadores me veían como reserva de Pele” y Saldanha me dijo: “Se acabó, Usted es el primer nombre del equipo; por delante de Pele”, contó una vez Tostao. Aun con la lesión de su retina, esperó pacientemente la recuperación del nuevo ídolo. También Saldanha exigía a Pele despliegue defensivo. Y no le aseguraba la titularidad. Esto molestaba al Rey. Para el intelectual/técnico el Scratch era: Tostao y 10 más.

En las eliminatorias del 69 Brasil arrasó: goleó y gustó. A JS no le temblaba el pulso para elegir los mejores, su team se basaba en jugadores del Botafogo, Santos y Cruzeiro. En vez de Rivelinho, prefería a Edu, el puntero izquierdo del Santos. Piazza era volante de contención (su puesto verdadero en el Cruzeiro) mientras que Clodoaldo era su suplente. Y atrás, optaba por la defensa titular del Santos: Carlos Alberto, Djalma Dias, Joel y Rildo. Gerson y Jairzinho completaban el team. Esto, no era del agrado de la dictadura, que pretendía una selección más diversificada.

 

TRES

“Convoque 23 fieras. Tuvieron que ser 23. Y son fieras porque la fiera más brava es el hombre. Que es una fiera consciente. Nuestro equipo nunca provocó, ni va a provocar. Mas, toda vez que seamos provocados, va a reaccionar de la misma manera. A todas las insolencias, a todos los insultos y todas las provocaciones en cualquier terreno, en cualquier lugar.”

Dichas palabras fueron en alusión al futbol desplegado por los europeos en el Mundial inglés. Luego sendos amistosos, ante Perú (hubo batalla campal) e Inglaterra, reafirmaron sus dichos.

Los militares comenzaron a elucubrar que era un elemento incómodo para el régimen. Su carisma era evidente y el pueblo lo adoraba. Medici no iba a soportar, que, de la mano de un comunista, Brasil conquiste la preciada Jules Rimet. Sería el triunfo de la oposición al régimen fascista.

CUATRO

«Yo no le digo a usted a quién tiene que nombrar en sus ministerios, y usted no tiene que decirme a quién debo nombrar en mi equipo».

Le contestó al dictador, que había pedido por su jugador favorito Dadá Maravilla (goleador del Atlético Mineiro). Se dice que Coutinho, su preparador físico (era militar), cumplía el doble papel: de espía ruin para los milicos. Asimismo, la prensa adicta al régimen, destrozaba a Joao. Luego de un partido amistoso contra un Combinado Mineiro, el Dt Yustrich, técnico del Flamengo, lo insultó ante la prensa. “Joao Sem Medo” fue con su Colt 32 a buscarlo, en las instalaciones del Mengo, para exigir explicaciones. Antaño, había disparado al dueño de una farmacia por abusar de su empleada, o al portero Manga, del Botafogo, sospechado de venderse.

Pero la frutilla del postre fue la denuncia de las torturas y abusos del régimen militar ante los corresponsales extranjeros. Eso no.

Luego de una derrota ante Argentina en marzo del 70, lo destituyeron. Brito, el zaguero titular, hizo lo posible, junto con sus otros compañeros, para evitar su salida. Pero no se pudo. Pele, el mejor jugador del mundo, brilló por su ausencia.

El negro siempre estuvo ligado al poder por conveniencia. En esos años, su situación económica no era de las mejores. Incluso agradeció a Medici, cuando este le pidió que lo representara en la inauguración de la Plaza Brasil, en Guadalajara. Mientras, a Tostao le prohibieron que hable nuevamente de política.

Hubo una reunión de los caciques del grupo: Carlos Alberto, Gerson, Pele, Jarzinho y otro más. Decidieron como iban a formar y jugar. Se lo plantearon a Zagallo y éste lo aceptó. Diversificó el team: Incluyó a Rivelinho (gran acierto), Everaldo (Gremio), Brito (Flamengo) y llamó a Dadá Maravilla. Eso sí, no jugó ni un minuto.

Lo demás es historia harto conocida.

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1970, Brasil, Fútbol

UNO

Hubiera cumplido 61. Pero no pudo ser. Dentro de poco, se cumplirá un año de su deceso. Lo increíble, de ese momento, fueron las muestras de aprecio de todo el ámbito futbolístico, político y artístico. Creo que fue el primer fallecimiento que remeció las redes sociales, en su década y media de creación. Los Milleniales estaban viviendo el inicio de sus nostalgias. Dentro de 20 años recordaran, donde estaban, cuando tuitearon la noticia de su muerte.

Hubo una cantidad considerable de gente, que recordó sus excesos y adicciones. Santos, inmaculados que levitaban, esgrimiendo sus biblias y cruces para denostar al ídolo caído. 

Pues Diego, desde los 15 años, se hizo cargo de su familia, la idolatría, la hipocresía, las víboras, la parentela aprovechadora, políticos inescrupulosos, entre otros. Nadie te prepara para eso. Realmente, no hay un curso sobre como sobrellevar la fama. 

Muchos manifestaron que les importaba tres carajos su vida privada, lo que les importaba era que los hizo felices. Y Diego hizo dichosos a todos. En especial, a la gente de a pie. Pero también, es muy cierto que deseábamos que el 10 fuera feliz. Y no lo fue. Ahí la tragedia Shakesperiana.

Su esposa, le entabló una demanda de divorcio, por abandono de hogar en 2003. Luego hemos conocido las innumerables infidelidades que sufrieron ella y sus hijas, vástagos no reconocidos, amantes ocasionales. Imposible no darle la razón. Ahí se cimentó su caída.

DOS

Nunca pudo controlar sus adicciones a las drogas y alcohol. Jamás. El documental del inglés Kapadia retrata como nunca al Maradona. No es complaciente, ni condescendiente. Crudo, por momentos, y veraz. Muy diferente a otros, que parecen una hagiografía.

Vimos como el argentino era conjugación de 2 personas (Dr. Jekill y Mr. Hyde). El partido ante los ingleses del Mundial 86 lo retrata como nunca. Como el primer gol era una afrenta a su genio, inventó la jugada que no existía. Esa fue su redención. 

¿Acaso crees que no eres la conjugación de 2 personas?, no solo Maradona tenía esa dicotomía.

El doping de marzo del 91 lo convirtió en ex futbolista. Tuvo regresos fallidos. Las adicciones lo tenían aprisionado. Fernando Signorini, su preparador físico, manifestó: “Con Diego voy al fin del mundo, pero con Maradona ni a la esquina”. Sabía lo que hablaba. 

Un aspecto, imposible de soslayar, fue su generosidad. A Diego nunca le interesó, verdaderamente, la plata. Hubiera aceptado gustoso las ofertas que tuvo después de obtener el Mundial o el Scudetto del 86/87. Cuando ganó la UEFA Cup, quiso forzar su salida, pero Ferliano no lo permitió. Dícese que ayudaba a todo aquel que se le acercaba, argentino o de otra nacionalidad. Una vez, jugó un partido de beneficencia por un niño en grave estado. El club se lo había prohibido, ya que el Lloyds no quiso cubrir el seguro, por si se lesionaba. El 10 mandó a la puta al Banco y asistió al partido: en una cancha barrosa, jugó como si fuera la final del Mundial. Y no fue la única vez.

Dicha benevolencia se extendía, ya sea con sus coetáneos o jugadores de generaciones más jóvenes o las personas que trabajan con él. Testimonios hay por doquier.

TRES

Nunca me interesó su efímera carrera como entrenador. Carlitos Fren, su ayudante, hizo saber que Maradona no podía estar en Buenos Aires, se perdía días enteros y se olvidaba del equipo, sea Mandiyú o Racing. No podía entrenar, debía tratarse su adicción. Más patético, fue cuando dirigió la selección argentina. Le colocaron más ayudantes, para darle una mano en la parte táctica. Llegó al Mundial 2010, casi por la ventana. Después, Alemania los devolvió a la realidad.

Su paso por Arabia y por el Sinaloa (donde los dueños eran narcotraficantes), es por demás olvidable.

El espectáculo que montó en el último mundial, fue la gota que rebasó el vaso para la prensa internacional. En la BBC, Drogba, fan suyo, declaró que era triste verlo así, los comentaristas ingleses coincidieron.  Sin embargo, los periodistas argentinos serios hicieron mutis. 

Todo estalló cuando apareció, en el partido celebración, el 30/10/20. Por primera vez, los periodistas, más influyentes, dieron a conocer su postura. Ya era tarde.

CUATRO

Fue junto a Pele y Messi, los mejores de la historia. Siempre considere que Pele fue más completo. Pero Maradona dio ventajas: era gordito, jugaba con una sola pierna y no cabeceaba. Sin embargo, sacó bicampeón a un inexistente Napoli, en la Liga más poderosa de ese entonces. Enfrentó a las defensas más temidas del mundo, en los tiempos que el stopper y el líbero brillaban. Época donde no existía el VAR, ni había 20 cámaras de televisión. Era el futbol violento de los ochenta y en canchas embarradas o llenas de piedras. Donde amonestaban al defensa. después del foul número diez. Y agradece, si lo hacían.

El hijo de puta de Andoni Goikoetxea lo rompió, y ni siquiera lo expulsaron. Otros tiempos.

No está al tope de las estadísticas como goleador, ni en títulos, ni premios. Pero su influencia fue total. Ha sido y es el futbolista más querido y carismático de la historia del futbol. 

Una temporada esplendorosa es llamada Maradoneana, por el 86/87. Y el gol, que él creó, se le nombra de la misma manera.

Eso no se lo quita nadie a Diego.

Te seguiremos recordando. 

Feliz 61.

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Argentina, Diego Maradona, estrella de fútbol, Fútbol, fútbol argentino

En el futbol peruano la frase “La fe es lo más lindo de la vida”, del futbolista Luis ‘Cuto’ Guadalupe, se volvió popular para los momentos desesperados con todos los indicadores en contra. Y si la frase ha tenido tanta acogida es, en parte, porque el deporte siempre ofrece la oportunidad de lograr hazañas que parezcan increíbles, ya sea en disciplinas grupales como el fútbol o en competencias individuales como una maratón o el reciente campeonato mundial de globo ganado por Francesco de la Cruz. 

Sin embargo, las grandes victorias vienen también precedidas por un gran esfuerzo. Un ejemplo de ello es la experiencia de la fondista Gladys Tejeda, que fue la primera peruana en ganar una medalla de oro en los Juegos Panamericanos Lima 2019. Ella lo describe de la siguiente manera: “Llega un momento en que uno se siente desfallecer, otro instante que no siente su cuerpo, pero uno tiene que seguir adelante y continuar porque tienes una meta”.

En el ámbito personal, esta capacidad humana de salir adelante a pesar de todos los obstáculos es denominada “resiliencia”.

Resiliencia y ciclos deportivos

Para Yolanda Robles, psicóloga del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi, esta capacidad tiene determinantes biológicos, pero sobre todo factores sociales que influyen en la persona desde su infancia, tales como la autoestima, la creatividad e identidad cultural. En diálogo con la agencia Andina explicó que la naturaleza de la resiliencia es compleja.

Cuando se tiene, por ejemplo, un fracaso deportivo, con creatividad y autoestima, es posible transformarlo en una oportunidad de crecimiento. Según la psicóloga Alba Niño González, especialista en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, asumir el fracaso puede ser positivo si lo logramos enfocar hacia un nuevo objetivo.

“La derrota si se supera es por tanto un crecimiento psicológico para alcanzar y conseguir subir cada peldaño de nuestro rendimiento hasta llegar al último, vivir la victoria y llevar colgada una medalla, en este caso cargada de nuestro propio trabajo de superación”, indicó al portal UPAD Psicología y Coaching.

En suma, recomienda entender que el rendimiento deportivo es como una curva que en determinados momentos crece, pero que muchas veces se mantiene lineal. Esto no quiere decir que estemos estancados, sino que para llegar a la parte alta de la curva se tuvo que superar un gran entrenamiento físico y mental.

De igual manera, el psicólogo Pep Marí, que entrenó a deportistas de alto nivel, consideró en un artículo de La Vanguardia, que es fundamental seguir al menos tres pasos para salir de una mala racha: reconocer con humildad el mal resultado, analizar las razones que pueden estar detrás y la perseverancia para aplicar distintas soluciones.

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adversidad, Fe, Fútbol, Perseverancia, Perú

Para nadie es una sorpresa que Chile no atraviesa, en la actualidad, por su mejor momento futbolístico. Así lo demuestra no solo su última presentación en la Copa América, sino también su problemático inicio en estas Eliminatorias. Pero, aún así, logró sumar en el ‘Rodrigo Paz Delgado’, una plaza en la que Ecuador había ganado todos sus partidos, con la excepción de la derrota ante Perú en la jornada ocho. 

Así, con un planteamiento que, en principio, se erigió sobre una intención conservadora, pero que, a medida del desarrollo —y la oposición del rival, su reorganización tras una expulsión—, mostró versatilidad y algunos momentos más propositivos, el resultado obtenido fue un empate a cero. Por  el aspecto simbólico, este empate puede significar —tomando en cuenta la dinámica y el carácter cambiante de este torneo— una reacción por parte del seleccionado que dirige Martín Lasarte que, vale decir, se estructura a partir de la presencia de sus ya reconocidos y experimentados jugadores, vigentes desde los procesos más exitosos en años previos. 

El primero de ellos, Claudio Bravo, cada vez que fue requerido, respondió con solvencia. Con cuatro decisivas intervenciones, el experimentado golero del Real Betis demostró no solo encontrarse en alto nivel, sino también el liderazgo que cumple en la escuadra chilena. De precisos servicios para conectar rápidos contraataques, mantiene una cualidad que es de las más valoradas en los guardametas para el fútbol contemporáneo. 

Gary Medel, por su parte, junto a Enzo Roco en la zaga central, cumplió, como la mayoría de las ocasiones, una sólida labor en la última línea chilena. Actuando como central por izquierda, el defensor del Bolonia estuvo acertado para los cruces y cubrir su espacio ante las incursiones por el sector derecho del veloz ataque del ‘Tri’. A pesar de la altura que ganaban de sus laterales —José Hurtado y Pervis Estupiñan— y las modificaciones ofensivas que realizó Gustavo Alfaro, el ataque ecuatoriano careció de profundidad, lo cual indica hasta qué punto hubo un buen desempeño de la última línea chilena, que tuvo aplicados a sus laterales Paulo Díaz y Sebastián Vegas. 

En la primera línea de mediocampistas, Charles Aránguiz, correctamente complementado por Claudio Baeza, no solo recuperó una considerable cantidad de balones —más de treinta—, sino que, además, preciso en los servicios, se incorporó al juego ofensivo. Y, jugando más adelantado, prácticamente libre, estuvo Arturo Vidal, quizá el jugador que, por su personalidad, transmita más —futbolísticamente— en su equipo. A pesar del notorio cansancio que mostró desde gran parte de la segunda mitad, el ‘King’ no dejó, nunca, de disputar cada balón, presionar, luchar en cada zona del campo e intentar todo lo posible en ataque, aunque sin la creación de alguna totalmente nítida.

De importantes participaciones en el Atlético Mineiro que acaba de llegar a las semifinales de la Copa Libertadores, pero ubicado como extremo por izquierda, Eduardo Vargas, ahora de nuevo en su rol como centrodelantero, comenzó con mucha movilidad y se le vio más productivo cuando se recogía para aguantar balones y sumarse al juego interior, pero terminó bien cercado por los centrales ecuatorianos. Lo mismo que Jean Meneses: inició más activo recostado por el sector izquierdo, pero fue diluyéndose en el segundo. No de casualidad, la ausencia de gol —hace cuatro partidos que no marca uno— se presenta como uno de los problemas más marcados de Chile, que, además, no cuenta con Alexis Sánchez y, en cuanto a sus ingresantes para suplir dicho déficit, esta vez no estuvieron finos. 

Evidentemente, el fútbol de selecciones y sus partidos tan juntos, ya no es un espacio en el cual se disponga de muchas sesiones de entrenamiento para ensayar y proponer variantes al modo del de clubes, aunque esto sea cada vez menos absoluto. No obstante, y, por ello mismo, más allá de cualquier otra consideración, resultados como este pueden representar un impulso importante, en términos emocionales y de convencimiento, para afrontar los siguientes cotejos. Apoyado en gran medida sobre el aporte que brinda cada uno de sus referentes, si Chile consigue establecer relaciones más dinámicas y ejecuta comportamientos más sorpresivos en su juego ofensivo en su próximo cotejo ante Colombia, podrá refrendar lo valedero de su empate en Quito. 

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Lapadula llega tarde. Siempre. Tiene 31 años. Cuando acabe la eliminatoria, tendrá 32. Debutó con Perú a los 30. Jugó su primer partido en la Serie A a los 26. Incluso, su debút en primera fue a los 23 años, en Eslovenia. Llega tarde siempre. Ayer en Quito, sin embargo, entró al estadio como si fuera el primer partido de su vida, como si ser el último en la tabla fuera un pretexto para ser el mejor. 

Lapadula corrió como si de eso dependiera su éxito o fracaso. Corrió a 2.800 metros de altura, una condición en la que estaba por primera vez en su vida. Corrió igual, aunque las piernas no respondieran, el aire fuera casi nulo y la boca no pudiera reconocer humedad alguna. Y no se quejó ante la situación. 

Lapadula entró a jugar una final, con un equipo colero, con un punto de quince posibles, tres derrotas seguidas con cero goles a favor y siete goles en contra, y contra un rival duro de vencer en su cancha. Eso dificilmente signifique motivación suficiente para jugarse la vida. Pero Lapadula ha añadido un nombre más a la garra, a la pasión y al sí se puede: “un nuevo comienzo”. 

En el banco de suplentes, Ruidiaz observa a Lapadula mientras celebra los goles de Perú. La ‘Pulga’ no es más que la segunda opción. Ya es hora de decirlo. Lo fue desde mediados del 2016, cuando reemplazó a Pizarro en aquel partido con Venezuela donde perdíamos 0-2 en Lima. Ruidíaz entró, hizo una asistencia para el 1-2 y sobre la hora puso la cabeza en el área chica y decretó el empate. Le salvó el cargo a Gareca, a su equipo de una desgracia histórica y a los peruanos de la desilusión de otra eliminación temprana. 

Han pasado cinco años y 38 partidos en los que Ruidíaz ha empezado de titular o ha entrado desde el banco, siendo la segunda alternativa peruana. Pero solo logró meter tres asistencia más y tres goles, dos en amistosos.

Su sequía goleadora tiene varias explicaciones. El destino final de todo ataque del Perú de Gareca es buscar la oportunidad con un único punta que pelea arriba, recibe de espaldas, gira, jala la marca, descarga, retrocede, presiona. Raúl no es ese delantero. Su mejor versión es recibir con opción de mirar el arco, algunos segundos para llevar la pelota pegada al pie y espacio para colocar. Es rápido y movedizo, pero pierde en el uno contra uno al choque. Tiene definición, tiro de media distancia y encuentra espacios cuando hay confusión. Es oportunista. Pero no un luchador, está lejos de ser el todoterreno que se necesita. 

El temor de quedarnos sin Guerrero pronto es ya una realidad. Contra Colombia, el capitán jugó 30 minutos, aunque estuvo en la cancha todo el partido. Llegó apenas recuperado de una lesión, falto de fútbol y propenso a sentirse de nuevo. A punto de cumplir 38 años, en Brasil dicen que buscará un nuevo club para el 2022. El Inter de Porto Alegre funciona bien sin su estrella, que aún seguro vende algunas camisetas. Pero Guerrero ya no “shegó”, sino que está por irse. 

Y ha quedado claro que Ruidíaz no es su reemplazo. Es una pena, porque es de esos delanteros notables que salen del Perú muy de vez en cuando y encuentran cómo romperla en alguna parte del mundo. Como Maestri en Chile o Mendoza en Bélgica. Raúl lleva 4 años entre México y Estados Unidos, donde ha jugado 150 partidos y ha metido más de 70 goles. Ha sido campeón, goleador de la liga, jugador del año y muchas veces figura del partido. Pero no se adapta a la propuesta de juego del Tigre con la bicolor. 

Hoy, en cambio, miramos al banco y tenemos un nueve más. Lapadula se hizo esperar, lo respetaron y ahora ya tiene cuatro partidos con la selección y dos asistencias. Pelea codo a codo con el defensa rival que en Eliminatorias te marca al cuerpo con patadas y codazos, sabe voltear, girar, pelear cuerpo a cuerpo, retroceder la pelota, encontrar espacios para pegarle. 

Lapadula ha demostrado cualidades incluso mejores. Tiene carisma, se adapta rápidamente, se hace amigo de todos y pone huevos. También va a todas. Tiene ganas de jugar. No regala el partido, presiona alto, busca la dividida, pide perdón cuando no llega, guapea a los compañeros en un esforzado español y va fuerte al choque para intimidar al rival. 

Lapadula tiene los mismos 31 años que Ruidiaz. Ha jugado cinco temporadas recientes en la Serie A y ha metido 37 goles. A decir verdad, no es una figura boyante del fútbol italiano. Lo que lo lleva a ser la mejor opción en el ataque nacional no son precisamente sus laureles en tierras europeas o sus habilidades en el juego. Lapadula tiene hambre. Hambre de gol, de ganar y de triunfar. Parece que entra a la cancha sabiendo que sus años en el fútbol no son infinitos y que ser titular de una selección que pelea la clasificación al Mundial es un bonus para seguir vigente en su carrera en Europa. Ha llegado a pelear el puesto en cada entrenamiento y partido, y a ganárselo. 

Esa misma actitud no la tiene Ruidiaz. A él parece que le sienta bien ser un personaje secundario y está resignado a que el equipo no se adapte a lo que él necesita. Sobre todo cuando hay que salir a buscar el partido ante defensores sudamericanos duros, que no van a dar una pelota por perdida y donde hay que ganarles la posición. Parece entrar a la cancha sabiendo que su carrera en Norteamérica va a seguir vigente triunfando o no en la selección.

Si Lapadula está, tiene que jugar. Que Gareca y el comando técnico busquen otra formación para incluirlo junto a Guerrero, hasta que este le deje el puesto. Aunque se le ha ganado a Ecuador, Perú sigue en el fondo y es momento de reinventarse para no regalar la eliminatoria. Cada partido merece una táctica nueva. La tabla ya no importa, es partido a partido. Como en los viejos tiempos. Esos de la adversidad, que Lapadula parece entender bien.  Tiene 31 años, le quedan pocos en el fútbol. Pero sí, cada vez que juega, parece que fuera su primer y último partido. 

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Deporte, Fútbol, Perú
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