El fútbol es territorio de nostalgias incurables, de héroes que se nos quedan en la retina gracias a una finta maravillosa, un pase magistral, un remate que se convierte en paradigma o un equipo que resulta ser, a la larga o a la corta, la prolongación de uno mismo y sus sentimientos. El fútbol, como decía Eduardo Galeano, “es la única religión que no tiene ateos”.
El hincha suele ser incondicional, no se rinde en las derrotas y conoce bien el placer de las victorias. Los equipos son entidades con existencia; algunos nacen y permanecen, otros desparecen, pero su recuerdo sobrevive en esa maravillosa terquedad con la que el recuerdo vuelve, una y otra vez, trayendo nombres, la remembranza perfecta de una gran jugada o la evocación de una tarde de gloria. Un equipo, en suma, nunca muere. No del todo.
Así lo entiende Ántero Guerra-García, periodista que en los últimos años ha venido realizando un notable trabajo de investigación en relación con el fútbol peruano, reflejado en libros como El fútbol peruano. Protagonistas de su historia (2017), Seleccionario: Diccionario de jugadores de la selección peruana 1927-2017 (2019) y El fútbol macho. 50 años de la Copa Perú (2019).
A estas exploraciones de archivo, de calle y conversación se suma ahora otro libro que prolonga la jugada: Equipos que fueron (2021), impecable trabajo que narra las historias de clubes cuyo recuerdo ha convocado Guerra-García para mitigar los males del olvido.
¿Dónde nace el interés por este asunto? Pues, en esa etapa de la vida en la que suelen suceder las cosas más importantes: la infancia. En las palabras iniciales, Guerra-García ofrece una clave: los nombres de los equipos, algo que resonó en su mente de niño con toques míticos.
Así, Guerra-García describe toda una tipología: nombres de clubes que privilegiaban una figura heroica (Alfonso Ugarte, Mariscal Castilla, Coronel Bolognesi), o adoptaban los nombres de aviadores (Juan Bielovucic, Carlos Tenaud), o del distrito o localidad (Santiago Barranco, Unión Huaral o Porvenir Miraflores) o de los mecenas del equipo (José Pardo, Juan Aurich) o, para hacer corta la lista, clubes que tomaron el nombre de grandes jugadores retirados pero vivos en la fundación (Telmo Carbajo, Walter Ormeño), sin olvidar los cuadros vinculados a instituciones educativas (Cienciano, San Agustín). Todo un universo.
Las fuentes de este trabajo han sido archivísticas, claro está, pero también orales. Horas de conversaciones y apunte de memorias con jugadores y personajes ligados a estos clubes son la materia prima que Guerra-García traduce en un relato ordenado, pero chispeante, salpicado de anécdotas y más de una reminiscencia. Son en total 78 equipos los que retrata aquí el autor, comenzando por Ciclista Lima (creado en diciembre de 1896) y terminando con Cobresol, “El dorado de Moquegua” (fundado en 2008).
Los equipos ya están en el campo. El que falta es usted, lector.
Ántero Guerra-García. Equipos que fueron. Lima, edición del autor, 2021.