Pie Derecho

Boluarte debe liberarse de la DBA

“La derecha bruta y achorada, término que acuñé hace ya más de una década, la definí explícitamente por tres características de un sector del espectro ideológico derechista: mercantilista en lo económico, autoritario en lo político y conservador en lo moral”

Si la presidenta Dina Boluarte quiere recuperar algunos puntos de credibilidad, tiene que mantener prudente distancia de las huestes de la DBA (derecha bruta y achorada) que la pretenden atarantar ideológicamente.

La derecha bruta y achorada, término que acuñé hace ya más de una década, la definí explícitamente por tres características de un sector del espectro ideológico derechista: mercantilista en lo económico, autoritario en lo político y conservador en lo moral, y que, grados más, grados menos, había aparecido en algunos momentos de la historia política reciente con relativa fuerza.

Hoy busca infiltrar el gobierno de Dina Boluarte, y la presidenta cometería un gravísimo error si se deja cooptar por aquella. Boluarte tiene horizonte de gobernabilidad hasta el 2026, salvo que ocurra algún imprevisto -algo nunca descartable en la política peruana- y debería tener margen de acción para trazar un derrotero ideológico sensato, racional e ideológicamente centrado, mandato que es el que le corresponde.

Eso implica incluir eventualmente ministros de centroizquierda en su alforja, sin que la grita de la DBA le deba mover un pelo. Lo que importa es la eficacia superlativa que debe mostrar, en contraste con el desastre administrativo, social y económico heredado de su antecesor, el inefable, mendaz, golpista y corrupto de Pedro Castillo.

Si a ello le suma un par de reformas de largo aliento, no tardará poco a poco en ir mejorando sus niveles de aprobación ciudadana. Muy por el contrario, si escucha los cantos de sirena de la derecha radical del país va camino al suicidio político ineludible, a estar siempre al filo del abismo, alejada del respaldo ciudadano e hipotecada al soporte chantajista de unas cuantas bancadas en el Congreso.

Lo que sí no puede hacer Boluarte es convocar a nadie que haya sido cómplice directo o indirecto del régimen castillista. Estos personajes merecen el ostracismo más radical y sus intentos por reciclarse firmando comunicados masivos o tratando de regresar al sector público, deben ser rechazados por ciudadanos de toda laya ideológica.

Más allá de eso, debe actuar con la cancha libre de hipotecas y mucho menos de aquellas que provienen de un sector vocinglero, pero minoritario y dañino para el país y que ojalá nunca llegue a capturar al poder. La DBA debe seguir siendo un reducto de radicales descaminados y pasadistas, sin eco en las esferas gubernativas.

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