¿Podemos aspirar a que el 2026 (se ve cada vez más difícil que Castillo caiga antes, gracias a sus topos parlamentarios) se unan, en la derecha, Fuerza Popular, Renovación Popular, Avanza País, el APRA y Alianza Democrática (de Roque Benavides)? ¿A que en el centro, Alianza para el Progreso vaya con los morados, Podemos, el partido Nacionalista y el Partido del Buen Gobierno, de Jorge Nieto, pacto al cual podrían sumarse Fernando Cillóniz, Carlos Anderson y Pedro Cateriano (Cillóniz también podría ser parte del primer pelotón de la derecha)?
No consideramos a Acción Popular en ninguno de los conglomerados, porque después de la conducta inmoral que vienen exhibiendo desde la irrupción del recientemente condecorado Manuel Merino, pasando por la gestión de Maricarmen Alva y la proliferación de rentados oficialistas en el actual Congreso, no es un partido de fiar, no es una colectividad con la cual se pueda hacer un acuerdo firme, leal y duradero.
No puede haber más de dos o tres candidatos del centro y la derecha. Lo esencial es que ambas colectividades pasen a la segunda vuelta y evitarnos el trance de una jornada definitoria contra algún antisistema (en las segundas vueltas ya no priman los factores ideológicos sino emocionales), como Guido Bellido o Antauro Humala, quienes en el polo izquierdista arrasarán una vez más con la acomodaticia Verónika Mendoza, por más que ella intente, cínicamente, presentarse como radical.
El Perú es sociológica e ideológicamente de derecha y de centro, según las encuestas. Sería una muestra de inmadurez soberana que la clase política alineada con esos principios ideológicos se atomice y genere una situación que le permita a la minoritaria izquierda, en cualquiera de sus variantes, aparecer como protagonista.
El centro y la derecha tienen que sentarse desde ya y plantear pactos, dividirse cuotas parlamentarias, designar probables planchas, hacer campaña larga, no apostar a que compitan todos en la primera vuelta y después apoyar al que pase (está probado que en el Perú no hay endoses: recordemos cómo más del 20% de los votantes de López Aliaga en la primera vuelta del 2021, terminó votando en la segunda vuelta por Pedro Castillo). Es la hora de pensar en el Perú antes que en el propio interés.
–La del estribo: expectativa de ver El ocaso de una estrella, sobre la vida de la cantante de jazz, Billie Holiday, con la actuación de Ebelin Ortiz, la dirección de Mateo Chiarella y la producción de Carlos Arana. Va en el teatro Ricardo Blume hasta el 19 de setiembre.
