Daniel Parodi

Vasalla del Jardín

"A 123 años del nacimiento de Felipe Pinglo, los jóvenes todavía identifican al compositor del vals El Plebeyo, emblemática canción que cuenta con versiones grabadas por celebres interpretes argentinos, mexicanos, entre otros. Hagamos mucho más por este excelso embajador de nuestra cultura"

Entre todos los valses del Felipe Pinglo Alva, hay uno dedicado a la violeta. Su nombre es Decepción, y ese es, talvez, uno los puntos más discutibles de la obra. De allí se deriva el nombre de este artículo, que es parte de uno de los versos del tema y que le hace quizá más honor a la canción y a la flor.

Como en otras obras de Pinglo, Decepción comienza hablando en tercera persona y presentando la situación, la trama de la que trata la composición: “la flor que el jardín relievó, con su lindo matiz y fragante exhalar”. Nótese la amplitud del léxico de Pinglo y la elección del verbo relievar, que significa exaltar o engrandecer y que el compositor de los Barrios Altos aplica a las flores, en particular a la violeta, protagonista del relato, en el esplendor del verano.

Esta, sin embargo, será súbitamente atacada: “El cierzo invernal ayer, ha escogido audaz, para escarnecer”. Luego, la presentación del tema describe con más precisión el ataque inclemente del que es objeto la violeta: “doblega el talle femenil al posarse en su ser, un verdugo tan cruel”, Finalmente, al igual que con El Plebeyo Luis Enrique, la tercera persona de la narración le cede la palabra a la protagonista de la canción: “sintiendo cercano el fin, canta esta canción antes de morir”. Y, súbitamente, la violeta cuenta su historia:

Soy Violeta gentil, vasalla del jardín

Que cupido travieso creó

Mi delito es morir, por amar una flor

Que jamás ha sentido el amor

Me gusta mucho la metáfora de la vasalla del jardín. Normalmente, las violetas son las flores que más resisten los rigores del invierno, también tienen la característica, que comparten con otras flores, de no requerir mucha luz para brotar, por lo que preferentemente se les suele cultivar en ambientes dentro de casa. Por esa razón, en la poesía de Pinglo, la violeta es la última flor en ser elegida por el verdugo invernal para ser escarnecida, es la última vasalla del jardín en resistir el asedio del cierzo. De allí que clama:

Me hace falta el calor

Que lanzó el Astro Rey

Todo acusa esta humilde orfandad

Ya no se oye el cantar de los pájaros mil

Que a las flores besan por vivir

Esta estrofa, que es la última del vals, nos muestra a la violeta sola en el jardín, ya no hay nadie. Fue la última en resistir el crudo invierno, por eso la humilde orfandad, por eso los picaflores ya no hacen su trabajo de polinizar las flores para permitir la reproducción de decenas de especies vegetales. La Violeta está sola, y puede notar el silencio de ese jardín vencido-ya no se oye el cantar– que no pudo soportar más el asedio del invierno, como un castillo medieval, finalmente superado en todas sus defensas.

Este bello vals de Felipe Pinglo tiene la particularidad de ser breve. Consta de la estrofa de introducción en tercera persona y la estrofa de desenlace en primera persona. Polifacético, el Bardo criollo tiene valses extensos y otros que representan poemas breves como sus Boston vals Horas de Amor, Oh Mujer y Hawái.

Respecto de la música, la melodía es sutil, suave y ligeramente cadenciosa, lo que genera un hermoso maridaje con la letra. Tiene, además, una variante genial cuando, apenas iniciada la canción pasa, súbitamente, si comenzásemos en Re, a Fa sostenido, desafiando la escala tradicional del vals criollo, pero obteniendo por resultado el placer estético que ofrece la genialidad musical, precisamente cuando se quiebra una estructura tradicional suplantándola por otra novedosa y de delicada belleza.

El pasado 18 de julio se cumplieron 123 años del nacimiento de nuestro gran compositor criollo Felipe Pinglo Alva. Si observamos el panorama de su obra, en un hombre, como José Carlos Mariátegui, autodidacta, podemos observar una búsqueda constante de nuevas formas y de nuevos destinos, tanto musicales, literarios y temáticos.

En nuestra historia, hay personajes que vienen obligadamente juntos. Por ello, si el Estado se ocupa de homenajear a Haya de la Torre, tendrá que hacerlo con el ya mencionado Mariátegui, pues representan las dos miradas del Perú, desde la izquierda, cuando se nos iba, junto con la década de 1920, la vida del Amauta. Del mismo modo, los reconocimientos que desde el Estado se le brindan a Chabuca Granda, se le deben brindar también a Felipe Pinglo, pues lo contrario significa excluir, no solo al propio artista, sino al Perú que lo ama y lo venera.

A 123 años del nacimiento de Felipe Pinglo, los jóvenes todavía identifican al compositor del vals El Plebeyo, emblemática canción que cuenta con versiones grabadas por celebres interpretes argentinos, mexicanos, entre otros. Hagamos mucho más por este excelso embajador de nuestra cultura.

Link el Vals Decepción, equivocadamente nombrado como Astro Rey, interpreta E-Zequiel

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Historia, Música

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