Tiempos de ataques a quienes defendemos derechos

“En el actual escenario de crisis social y política se están dando hechos como la persecución de líderes y dirigentes, así como la hostilización a organizaciones comunitarias e instituciones de gran trayectoria como IDL, la CNDDHH y APRODEH. La impunidad de estos hechos solo contribuye a agravar el conflicto, cortar canales de diálogo y pone en evidencia el quiebre democrático en el que estamos.”

El día de ayer grupos extremistas como «La resistencia» volvieron a amedrentar a organizaciones de derechos humanos como el Instituto de Defensa Legal (IDL), la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH) y la Asociación Pro-Derechos Humanos (APRODEH), mediante insultos, lenguaje violentista y un plantón en las instalaciones de estos espacios institucionales.

Sus estrategias, que se constituyen en actos de acoso, hostilización y violencia, pretenden infundir miedo y reproducir el odio. El objetivo es instalar en el imaginario social que las organizaciones defensoras de derechos humanos y que -por cierto- han hecho mucho por el país, son las enemigas y deben ser repudiadas por la ciudadanía.

Para lograrlo, estos grupos conformados por personas de pensamiento autoritario, fundamentalista, y, posiblemente financiadas por sectores ultraconservadores y anti derechos; difaman a los/as integrantes de las organizaciones, difundiendo información falsa, sin ningún tipo de prueba, pero con mucho fanatismo.

Otra de sus estrategias es utilizar a su favor el miedo al terrorismo. Para ello se encargan de difamar y señalar que estos espacios son «terroristas». “Desde aquí, desde esta jato (casa), se coordinan todas las ONG para defender a los terroristas», manifestaba ayer uno de los asistentes a las afueras de uno de los locales institucionales. Para estos grupos, las organizaciones defensoras de derechos deben ser vistas como enemigas y por lo tanto destruidas.  

Este peligroso discurso no es nuevo, pero en el actual escenario de crisis, con un país desangrándose con los conflictos , la permanente estigmatización de la protesta y las vulneración de derechos de parte del Estado; se constituye en otro escenario de riesgo que pone en peligro el quehacer institucional de organizaciones que durante décadas han trabajado por la defensa de la paz, los derechos humanos, la democracia y justicia social.

La producción de post verdad es una de las estrategias de actores autoritarios y populistas. Inventar narrativas haciendo uso de emociones y de información falsa es una práctica peligrosa que goza de gran impunidad, pero que es parte de la crisis democrática y de representatividad que tenemos. 

En el actual escenario de crisis social y política se están dando hechos como la persecución de líderes y dirigentes, así como la hostilización a organizaciones comunitarias e instituciones de  gran trayectoria como las mencionadas. La impunidad de estos hechos solo contribuye a agravar el conflicto, cortar canales de diálogo y pone en evidencia el quiebre democrático en el que estamos.

Buena parte de la ciudadanía desconoce que son justamente estas organizaciones de derechos humanos, las que han luchado por años por mantener el estado de derecho, denunciar la corrupción en el Estado, fortalecer la democracia; se han enfrentado y han sido también atacadas por organizaciones terroristas. Aun así, han continuado su trabajo convencidas del rol que tienen en la defensa de la paz y una democracia real.

En tiempos tan oscuros, de tanta polarización, de terruqueo masivo, de incertidumbre y miedo; en dónde es clara la irresponsabilidad de las autoridades y la falta de comprensión de los problemas estructurales que arrastramos históricamente es clave que se defienda a las instituciones que defienden derechos. 

La protección de los defensores/as de derechos humanos es una condición clave para la reconstrucción de nuestra democracia y la reconciliación que tanta falta nos hace como país. 


*Fotografía perteneciente a un tercero

Tags:

APRODEH, IDL, la CNDDHH, Sociedad peruana

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