Por Cristian Rebosio
El presidente del BCR, Julio Velarde, dijo en octubre que se podría llegar a recuperar la producción perdida por la pandemia. ¿Esto podría ser interpretado como resultado de un manejo responsable de la economía por parte del gobierno?
Lo que estamos viviendo es un efecto rebote. Todo lo que ha caído la economía, se perdió poco más del 11% del PBI el año 2020 comparado con el 2019, posiblemente lo recuperemos en el agregado en una cifra similar. Un rebote no quiere decir que hayan muchas políticas que lleven a eso. Por otro lado, hay un efecto importante del sector minero y agroexportador con crecimiento por encima de este rebote que, a su vez, están compensando el sector servicios, sobre todo en turismo y restaurantes, que cerrará el año sin señales claras de cuándo se va a recuperar. El empleo todavía no ha llegado a niveles pre pandemia. El problema es que el empleo se ha precarizado. Alrededor de dos millones de puestos de trabajo han dejado el empleo por uno de menos tiempo y menos ingreso.
¿Cuál es el panorama de la inversión privada para el 2022?
Todavía no sentimos que estemos con un clima de estabilidad y confianza como para que las inversiones importantes se puedan retomar y, dentro del factor de confianza, uno que genera bastante inestabilidad y no permite tener predictibilidad es el riesgo de una Asamblea Constituyente que no está dentro de la Constitución actual. Genera incertidumbre porque, al no tener visibilidad de cuales van a ser las reglas de juego, las inversiones más grandes difícilmente se van a ver concretadas. Por ahora el BCR estima que la inversión no va a crecer. Otras previsiones de analistas financieros dicen que podría decrecer entre 8% y 10%, lo que es muy grave pensando en salir de esta crisis.
Según el INEI, la economía peruana ha tenido importantes periodos de crecimiento durante este siglo. ¿Usted diría que esta época de bonanza económica se ha reflejado en la calidad de vida de la mayoría de peruanos?
Sí, pero no lo suficiente. En los últimos 30 años hemos sido uno de los países que más ha crecido y ha sido gracias a la Constitución y el modelo de desarrollo que ha generado crecimiento. Sin embargo, el problema se ha dado en el proceso de descentralización que no se ha acompañado de un desarrollo de capacidades, control de presupuestos y obras y capacidad de gestión. El otro factor ha sido los actos de corrupción. A veces le queremos echar la culpa a Lima, la Constitución y hasta a los mismos empresarios, pero la principal causa por la que no hemos podido hacer que este crecimiento sea inclusivo no ha sido porque los empresarios no paguemos nuestros impuestos. Que lo hacemos y financiamos más del 60% del presupuesto anual.
¿El sector empresarial actuó de forma responsable durante la pandemia?
En términos generales, diría que sí. En primer lugar, el sistema de salud en más del 95% es manejado por el Estado. Entonces, cuando colapsó ese 95%, nadie estaba preparado para manejar la pandemia y se voltearon a ver al sistema privado. Aquí lo que ha fallado es que no hubo los convenios para que las personas cubiertas por el sistema estatal puedan ser atendidas en las clínicas. El otro aspecto que no se supo manejar fue el tema del precio de los medicamentos en las farmacias. Lo que pasó ahí es que las compras estatales fallaron: había un desabastecimiento en las farmacias que maneja el Estado y toda esa demanda se dirigió a las farmacias privadas que no contaban con los genéricos y tenían que ofrecer los de marca. Estos eventos causaron ruido y una percepción de que el sector empresarial quiso lucrar con la pandemia. Yo diría que el sector empresarial mostró un nivel de solidaridad sin precedentes ante un país en emergencia y un Estado que no tenía la capacidad de respuesta. En Confiep hemos hecho un levantamiento parcial y todo lo que se contribuyó está valorizado en más de U$233 millones.
No obstante, una investigación del portal Ojo Público reveló que subsidiarias del Grupo Intercorp, que pertenece a Carlos Rodriguez Pastor (el hombre más rico del Perú), recibieron más de S/152 millones de Reactiva Perú. ¿El sector empresarial no debió mostrar su solidaridad dejando este programa para las empresas más pequeñas?
Así estaba diseñado el Reactiva Perú. No solamente era para empresas pequeñas. Hubo empresas que perdieron el 100% de sus ingresos por más de un año. Entonces, ¿queremos que las empresas quiebren? Si hay mecanismos como Reactiva Perú que estaban disponibles a las empresas a tasas de interés bajas, se pide el préstamo y se paga. Simplemente es usar los recursos que da el gobierno para paliar la crisis. Creo que a veces no se entiende que son justamente empresas grandes que generan el 58% del empleo formal y pagan el 82% de los impuestos.
Uno de los propósitos del programa Reactiva Perú era que no se rompan las cadenas de pago. Sin embargo, las empresas grandes que recibieron más de S/3.000.000 fueron las que más aplicaron la suspensión perfecta a sus trabajadores. ¿Por qué recibir el préstamo si se va a suspender a los trabajadores?
Reactiva Perú tenía una serie de controles. No tengo esos detalles. Las empresas grandes no queremos quebrar. Nosotros tenemos una PEA ocupada que sobrepasa los 17 millones. Las empresas grandes empleamos al 58% del empleo formal que es 3,7 millones. Cada persona o puesto suspendido afecta y es algo que no se quisiera hacer, pero es una situación en donde o la empresa quiebra y después no puede volver a contratar o tiene que tomar una medida extrema. Cuando no hay ingresos, hay que buscar medidas para salvar la viabilidad de la empresa.
En una entrevista para Perú21 mencionaba la importancia del dinero que deja la minería en el Perú. ¿Considera que los conflictos relacionados con la minería podrían deberse a que se está encarando la situación únicamente pensando en lo económico y dejando de lado los problemas ambientales?
Siempre que he hablado del tema, se ha mencionado la minería responsable y que no dañe el medio ambiente. Hoy en día, todas las empresas mineras son serias y de primer nivel. Pero no estamos minimizando. Parte del sector minero, y en general el sector empresarial, está empleando altos estándares de sostenibilidad. Eso está por descontando. La preocupación es que somos jugadores globales y las inversiones son miles de millones de soles. Si perdemos competitividad, vamos a estar sacrificando el futuro.
Entre las empresas más sancionadas por infracciones ambientales, siete de las más multadas se dedican a la minería. ¿Eso no contradice que se hable de sostenibilidad?
Si vamos a tener algún tema ambiental, lo más probable es que sea del sector extractivo. Pero se debe sobreentender que esos casos serán del sector extractivo minero por el tipo de trabajo que se hace. Ojala que vaya disminuyendo con el tiempo.
Tuvo la oportunidad de reunirse con el presidente Pedro Castillo, ¿observó predisposición para una mejor dinámica entre el sector privado y el gobierno?
La reunión fue hace dos meses. Fue una reunión protocolar para presentarnos y contar el compromiso del sector privado con la generación de empleo, generar un impacto positivo en el país y apoyar en el proceso de vacunación, que es una continuidad de lo que veníamos haciendo en el gobierno de Sagasti. Podemos ver que ha habido pocos mensajes con respecto a la inversión privada como motor de desarrollo. No ha sido hasta el viaje a Estados Unidos que, de una manera más explícita, el presidente ha reconocido la importancia. Sin embargo, luego estuvo acompañado de algunos anuncios que preocuparon al sector privado y los inversionistas, como Camisea y la expropiación o nacionalización, y hasta ahora no hay tanta claridad de qué es lo que se busca.
¿El nuevo Gabinete genera mayor confianza?
El Gabinete de Bellido nos sometió a niveles de tensión que nunca antes habíamos visto. Comparado con el primer Gabinete y el señor Bellido que provocaba y lo sigue haciendo, el Gabinete de Mirtha Vásquez generó un alivio al ser una persona que fue presidenta del Congreso y cree en la institucionalidad. Aunque se mantuvieron algunos nombramientos de personas cuestionables. Finalmente, este es un gobierno de coalición de izquierda y parece que la primera prioridad es mantener esos acuerdos políticos y creemos que es para promover la agenda política.
¿La reforma tributaria planteada por el ministro Pedro Francke será positiva para el país?
Debemos ser uno de los países con mayor informalidad en el mundo y debe haber empeorado con la pandemia. Tenemos prácticamente a ocho de cada diez trabajadores sin contrato. Hay como 10,3 millones de contribuyentes y de esos 0,15% son las grandes empresas que generamos el 58% del empleo formal. Mira la gran concentración que hay en la parte de arriba. La presión tributaria de los pocos que pagan impuestos es altísima. En este momento que salimos de una crisis con niveles de desconfianza y fuga de capitales, no es oportuno.
¿Confiep debió tener un rol de mayor protagonismo durante las elecciones?
Nosotros tomamos la decisión de ser absolutamente neutrales en el proceso electoral. Hasta fuimos criticados por sectores empresariales, pero el consejo directivo que me honra presidir tuvo esta conversación a la luz de antecedentes del pasado que se interpretaron como apoyo a candidatos. Cualquier cosa que hubiéramos dicho se hubiera interpretado como apoyo a uno o a otro. Creemos que esta decisión fue correcta.
¿Estas críticas vinieron de personas que pertenecen a Confiep?
Es un tema que lo discutimos internamente en su momento dentro de la gobernanza de la Confiep y lo acordamos por unanimidad y consenso. Lo mantuvimos en primera y segunda vuelta. Somos 22 gremios con 32 directivos y son ellos los que toman la decisión. No la tenemos que tomar para lo más amplio del sector empresarial, sino en representación de los 22 gremios que nosotros representamos.
Para mejorar la imagen del sector privado, ¿sería bueno que se pida disculpas por los aportes a las campañas de candidatos cuestionados?
Estos son temas específicos de ciertos empresarios. Cada uno deberá manejar su caso particular. Todos hemos aprendido del pasado. Había formas de hacer las cosas y leyes que las definían de manera diferente. Esa era la forma de financiarse en su momento y ya conocemos los resultados y consecuencias de ello.
¿Le preocupa un avance de ultraderecha en la política peruana?
Me preocupan los extremos, porque con cualquier extremo es difícil de buscar el diálogo y consensos para trabajar. Ningún extremo es positivo. Creo que es un fenómeno global y uno empieza a radicalizarse y aislarse. No quiere decir que uno no quiera convivir con izquierda o derecha, pero creo que ninguno de los dos extremos es positivo.
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