Entrevistas

Tiene 63 años. Hace 35 ejerce la medicina. Es internista y reumatólogo. Alquila un consultorio en la Clínica San Felipe, pero asegura que no es empleado de esa compañía y que el modelo de salud privada puede llegar a ser “completamente deleznable”. Recuerda que la salud “avanzaba progresivamente hacia la gratuidad” con la Constitución del 79. Y se adelanta a los detractores: “seguro nos van a decir comunistas”.

Pero además de postular al Congreso, Carlos Glave ha sido voluntario en los ensayos de la vacuna de Sinopharm en el Perú. “Los mismos que decían por qué no se compra, ahora dicen que por qué se compró”, responde a quienes cuestionan que el gobierno haya optado por la opción china.

¿Qué tipo de resultados reportará Sinopharm sobre los ensayos de su vacuna en Perú (fase 3)?

Primero, cuántos se infectaron [y desarrollaron la Covid 19] en un grupo y en el otro. Por ejemplo, si de los 12.000 voluntarios se infectaron 200, se verá si son del ‘grupo placebo’ [sin acción curativa] o del grupo de la sustancia activa. De repente, por ejemplo, son 198 del ‘grupo placebo’ y dos de la sustancia activa. Ahí se ve la eficacia que tiene la vacuna. Aparte, también se sabrá cuántos hicieron anticuerpos. Podría ser que en el ‘grupo placebo’ diez generaron anticuerpos y en el otro grupo, 7.900 de los 8.000. Esos son los outcomes, endpoints o puntos finales de la investigación. El asunto es saber cuánto te protege la vacuna de hacer la infección, y cuánto te ayuda a producir los anticuerpos.

Se argumenta que la vacuna de Pfizer era más eficaz y barata. ¿Cómo evalúa la compra a Sinopharm y AstraZeneca? 

Eso es claramente un problema político. Los mismos que decían por qué no se compra, ahora dicen que por qué se compró. Yo no soy gobiernista, creo que el gobierno tiene muchos errores. Mi posición es que deben cambiar muchas cosas del rumbo en el que está ahora el gobierno. Pero recuerda que la vacuna de Pfizer tenía muchas desventajas: necesitaba congelamiento a -70 grados. O sea, ese es un problema logístico mucho más grande. Punto uno. Punto dos: había cláusulas, según se informó, por las que el Estado asumía los efectos adversos severos.

El tercer problema es la producción de Pfizer ahora mismo. Por ejemplo, muchos dicen: nos ganaron los chilenos. El compromiso que tiene Pfizer con Chile y los Estados Unidos, muy probablemente, no lo va a poder cumplir en lo inmediato. Los chilenos todavía no han recibido la cantidad de dosis prometidas para el primer trimestre. Esto porque la vacuna de Pfizer es una vacuna innovadora, con ARN mensajero y está teniendo problemas de producción. El tipo de vacuna de Sinopharm ya tiene tiempo, [trabaja] con un virus inactivo. Es la vacuna característica, típica, que ya tiene una experiencia mundial.

¿Y en cuanto al precio? 

Sobre el problema del precio, sí, la de Sinopharm era más cara y la otra era más barata. Pero también tenemos un contrato con Covax Facility. Es una alianza internacional que, a través de la OMS, va a facilitar la administración de las vacunas. Eso ya se firmó. Entonces, hay tres rutas principales: la de las empresas, principalmente occidentales; la de Covax Facility y la de las negociaciones con los gobiernos. Ahí está lo importante con Sinopharm. Nosotros hemos participado en estudios clínicos junto con la Universidad de San Marcos y la Cayetano. Eso ha sido bueno y ha facilitado las negociaciones.

También hay mucho interés de grupos anti vacunas, súper conservadores, que tratan de meter lío y quieren que le vaya mal al gobierno. Creo que [la compra] es una buena noticia dentro de todo lo malo de la pandemia. No se trata de tener una sola vacuna, hay que tener todas las vacunas posibles. Si después se pueden arreglar los temas con Pfizer, también. Todas van a ser importantes, sobre todo en esta situación.

Sobre las medidas del Ejecutivo frente a la pandemia, ¿qué mejoras sugeriría?

El Ministerio de Salud ha tenido errores graves. Sigue habiendo muy mala información en la gente. Para controlar la pandemia lo que tenemos que hacer es: más pruebas y detección de casos, rastreo de los contactos y aislamiento de las personas. Acaba de salir una alerta sanitaria del Ministerio que plantea eso. Esa es la estrategia. La estrategia no es decir: “Vayan temprano para que no se compliquen”; sino dar información a la población sobre cómo parar el contagio.

¿Alguna medida concreta?

Se puede tener equipos de rastreadores con la participación de la comunidad. Por ejemplo, quienes toman la temperatura antes de entrar a los establecimientos, hoy lo que hacen solo es no dejar entrar al que la tiene alta, este se va a su casa y sigue diseminando el virus que posiblemente tiene. En otros países con gran atención primaria, aíslan a los que tienen el virus y rastrean sus contactos. Por ejemplo, en Nueva Zelanda, donde casi todo se hace con el DNI. Si entraste al banco, a un restorán y a hacer compras; queda registrado quiénes entraron después de ti. Con eso los aíslas para parar el contagio. ¿Acá qué pasa? Lo devuelven a su casa o la persona se va corriendo para que le hagan pruebas, le están haciendo tomografías al tercer día, le dicen que está teniendo una neumonía, le recetan prednisona y lo complican. No hay una rectoría, no hay pasos claros del Ministerio de Salud para parar la pandemia.

¿Cómo hacerlo viable en cuanto a presupuesto?

El presupuesto es menor, es simplemente la organización de la gente. En lugar de comprar ivermectina o que los médicos comiencen a hacer tomografías rápidamente, porque la gente tiene la idea de que se va a morir, hay que comprar oxímetros para repartir a toda la población. A la gente hay que decirle: aíslate para que no contagies. Si tienes factores de riesgo o si duras más de seis o siete días con síntomas y tu saturación baja de 94, vas a recibir oxígeno. Pero si van al tercer día a recibir oxígeno, se saturan los centros, contagian a más personas y aumenta la mortalidad.

Desde su labor legislativa, ¿cuáles serían los cambios o medidas que impulsaría? 

La especulación en el Perú había salido del Código Penal. O sea, no era delito, en función del libre mercado [fue restituido por el Congreso en agosto, para casos de emergencia, conmoción o calamidad pública]. El acaparamiento sí era delito, pero la especulación no. ¿Cómo afectó esto en la pandemia? Los oxímetros de los que estábamos hablando, que son parte del equipo de todo médico de consultorio, costaban antes de la pandemia S/70. Llegaron a costar S/500 o S/600 en el pico de la ola inicial. La gente que tenía el oxímetro lo tenía guardado y decía: bueno, va a subir, lo guardo hasta que suba. También hay que fiscalizar, por ejemplo, la implementación de plantas de oxígeno. En el parlamento tiene que haber fiscalización y representación de los médicos.

¿Qué acciones cree que se deben tomar en cuanto a los médicos?

Tenemos una mortalidad en médicos que es una de las más altas de Latinoamérica. Tenemos pocos equipos de protección. No tenemos un criterio de apoyo a los médicos. Salen a decir que hay un grupo de médicos que se han ido de lo público a lo privado, sacándole la vuelta [a la norma]. Puede haber algunos cuantos, algunos sinvergüenzas, y hay que sancionarlos, pero la gran mayoría de los médicos está dejando la piel en los hospitales.

Tengo la experiencia de una amiga que ha trabajado en las unidades de cuidados intensivos [UCI] en un hospital, no voy a decir cuál, y que su madre ha tenido Covid y no pudo conseguir cama hace dos semanas. Tres días después consiguió una cama UCI en otro hospital, el Dos de Mayo, y murió. Llegó tarde. La estrategia debe ser cuidar a nuestros profesionales que están ahí, darle todas las facilidades.

¿Evaluó el precedente de la alianza de Verónika Mendoza con Vladimir Cerrón para plantear su candidatura al Congreso por Juntos por el Perú?

Estuve en contra, creo que estuvo mal, pero era necesario participar y no se tenía inscripción. Al final no se efectuó. Era muy necesario participar en las elecciones, lamentablemente no se pasó la valla. Pero mira los resultados. Hubiera sido necesario que entremos al Congreso para justamente ser una de las fuerzas que tratase de evitar todas las tropelías que se han hecho en este Congreso.

Juntos por el Perú propone un Sistema Integral de Salud, que elimine los fraccionamientos actuales. ¿Cómo lo ejecutarían? 

Debe haber un solo sistema de salud: una sola rectoría. Se puede financiar por el gasto, como sucede en Estados Unidos, puede ser también por solidaridad como funciona el Seguro Social, y puede ser también por impuestos, que es lo que nosotros estamos planteando. Seguro allí nos van a decir comunistas, socialistas.

La salud, con la Constitución del 93, se plantea como un derecho que no está entre los fundamentales. La Constitución dice que nosotros garantizamos “el libre acceso”. Y además: promoviendo la inversión privada y público-privada. Ese modelo económico que implica que la salud es una mercancía tiene que cambiar. Eso es un proceso. Si gana Verónika Mendoza o si nosotros llegamos al Parlamento, no cambiará al día siguiente. Así cambie la Constitución, eso no va a cambiar de un día para el otro, pero se puede sentar las bases para avanzar.

¿Apostaría por hacer ese cambio en la Constitución?

Claro, pero el cambio sería incluso volviendo a la Constitución del 79. Allí la salud estaba en el título de Derechos fundamentales. Entender la salud como un derecho fundamental no es una cosa socialista ni utópica. La salud era un derecho y avanzaba progresivamente hacia la gratuidad en la Constitución del 79.

Siendo tan corta la parte formal de nuestra economía, ¿cómo sería posible financiar el Sistema Integral de Salud que proponen a través de impuestos?

Nuestra propuesta no es que, si llegamos al gobierno, tendremos todo esto listo al día siguiente. Toma años. En Reino Unido, Costa Rica, etc., tomó muchos años hacer un sistema único de salud financiado por impuestos. No es por decreto que se cambian las cosas. Lo inicial es que tiene que haber una unificación, que no trabaje por su lado el Ministerio de Salud, el Seguro Social, las sanidades de las fuerzas armadas y policiales, los seguros privados, las clínicas. Tiene que haber una rectoría.

Usted trabaja en la Clínica San Felipe. En agosto un reportaje publicado en IDL-Reporteros evidenció que diferentes clínicas colocan precios de medicinas basándose en valores inflados por los proveedores que aparecen en la revista Kairos. ¿Qué opinión tiene de esa práctica?

Yo no trabajo para la clínica San Felipe, alquilo un consultorio en las torres de consultorio de la clínica. Tengo una opinión sobre el trabajo en las clínicas que no es positiva. Definitivamente, los costos en las farmacias de las clínicas son una cosa abusiva. Son diez veces, y creo que me quedo corto, respecto a lo que se cobra en la farmacia de enfrente. Eso está mal. Y también creo que no puede haber propiedad [vertical] de clínica, aseguramiento, farmacia.

Es otra de las razones por las cuales creo que debemos cambiar mucho nuestro sistema de salud, y tiene que haber una rectoría y una dirección. La actividad privada tiene que ser una actividad suplementaria a la actividad pública. No tengo ningún problema en decir eso. Yo no trabajo para la clínica, trabajo en un consultorio. No soy parte de eso que es muy abusivo y es completamente deleznable, más aún en tiempos de pandemia.

Sobre la relación de propiedad vertical entre clínicas y aseguradoras, ¿tiene alguna crítica concreta?

Al inicio [de mi carrera] entré a la práctica privada. Por ese tiempo empezaron las aseguradoras. Los dueños de las clínicas, los de la plata, comenzaban a pedir que movilices al paciente [que generes exámenes, procedimientos médicos innecesarios]. Tú [como médico] te negabas. Entonces la aseguradora le dijo a la clínica: yo te voy a pagar todo, cuídame el dinero, pero estemos en alianza. ¡Ahora ya no solamente es alianza, sino que las mismas aseguradoras son dueñas de la clínica, de la aseguradora, de la farmacia! Tienen todo el negocio completo. Comienzan a ver de dónde es que sacan más plata porque ese es el objetivo. El objetivo no es la atención a la salud, es sacar más plata.

El que asegura, el que da el servicio, el que hace los análisis de laboratorio, el que vende los medicamentos, todos son del mismo dueño. Ahí la meta es ahorrar plata en los gastos y sacarle plata al que paga que es el paciente. El perjudicado es el paciente. El médico tiene que estar en ese sistema viendo cómo maneja el asunto, y no viendo lo principal que es la atención de la salud. Se distorsiona totalmente la atención en salud.

Sudaca conversó con el presidente del gremio de laboratorios peruanos Adifan sobre el rol de esas empresas en la comercialización de las vacunas, más allá de la de Sinopharm.

El DS 002-2021-SA, que aprueba el reglamento para que las vacunas contra la Covid-19 (entre otros) puedan obtener registros sanitarios temporales, causó polémica ayer lunes. Fue emitido el último domingo por el gobierno y varios especialistas advirtieron rápidamente que deja la puerta abierta para que laboratorios y droguerías privadas importen y comercialicen las ansiadas dosis.

Una posibilidad como esa podía colisionar con la gratuidad y universalidad que el gobierno había prometido para el proceso de vacunación. Horas más tarde, el Ministerio de Salud aclaró mediante una nota de prensa que dicho despacho tendrá la titularidad del registro sanitario condicional (RSC) de la vacuna de Sinopharm, por lo que será el único autorizado para importarla y comercializarla en el país. Y reafirmó que la vacuna será gratuita y universal. 

Sin embargo, no se refirió a ninguna otra de las candidatas a vacunas que podrían aterrizar en el Perú en los próximos meses. Si califican para obtener la autorización sanitaria temporal, los privados podrían importarlas y venderlas, según el DS. Sudaca conversó con José Enrique Silva, presidente del gremio de laboratorios peruanos Adifan, para entender qué implica entre sus afiliados la reciente norma. 

Según su lectura, ¿cuál ha sido la intención del Ministerio de Salud al dar este decreto supremo? 

Que el laboratorio o la droguería se haga responsable de la importación, incluso comercialización, porque le va a vender las vacunas directamente al Estado. En el proceso de compras hay fechas que cumplir y multas por retraso. ¿Quién se ha estado haciendo responsable por las multas? Hasta ahora, en las importaciones que han estado haciendo de medicamentos a empresas no domiciliadas en el país, las ha tenido que asumir el Cenares [Centro Nacional de Abastecimiento de Recursos Estratégicos en Salud], en el caso del Ministerio de Salud, o la droguería del Seguro Social, por ser los importadores. En este caso, el laboratorio o la droguería se hacen responsables. 

¿Qué implica esa responsabilidad?

Tienen que demostrar que durante toda su ruta, hasta el momento en que son entregados, no se rompió la cadena de frío. Y no solo eso: además tienen que hacerle un control de calidad que determine que la vacuna no ha perdido actividad en el trayecto: es decir, que siguen en condiciones de cumplir la función para la que fueron diseñadas. Una vacuna puede no hacerme mayor efecto porque se rompió la cadena de frío en algún momento. Si eso se determina, será sancionado alguien. Ese alguien es la droguería o el laboratorio que traiga dicha vacuna. 

¿Cuál es la diferencia entre droguerías y laboratorios?

Las droguerías son las que no tienen laboratorio [en el país, incluidas oficinas comerciales de laboratorios extranjeros]. Los laboratorios somos los que fabricamos los medicamentos, tenemos plantas en Perú, podemos hacer los controles de calidad. Aquellos que son oficinas comercializadoras, no tienen implementado el control de calidad ni esos mecanismos. 

¿La droguerías tendrían entonces más difícil hacer ese control de calidad?

No tienen instalaciones acá. Van a tener que contratar los servicios [de terceros] para hacer los controles de calidad. No solamente de la cadena de frío, sino que hay una serie de controles que se tienen que hacer en un producto biológico. Eso, una oficina comercializadora no lo tiene. Un laboratorio sí.

¿Quién sería el encargado de certificar que no se haya roto esa cadena de frío y que la vacuna esté en condiciones aptas?

Tiene que ser el Ministerio de Salud, a través de sus órganos de control de calidad. Habrá todo un procedimiento para cuando haya alguna duda de quién es el que tendría que cubrir [la falla]. Generalmente son dos instancias: el que analiza y el que revisa. 

Entonces, ¿ustedes interpretan que las vacunas que no sean parte de este primer proceso con Sinopharm podrán ser importadas y comercializadas por cualquier laboratorio o droguería?

Todo aquel que tenga registro sanitario de laboratorio o de droguería podrá importar. La palabra “comercializar” [en el DS] está orientada a que se las van a vender al Estado. Porque hay otra norma que dice que las vacunas serán universales y gratuitas. El Estado las va a colocar gratuitamente. No puede ser que al costado haya uno que esté cobrando, porque le van a decir: por qué tú cobras si el Estado lo pone gratuito. Pero ojo: vacunar a 30 millones de personas no es cosa de juego. Además, la efectividad es de 79%. Saludamos el hecho de que haya una vacuna, pero no es suficiente. Lo más importante es que no vayan a politizar el tema. 

Entonces, ¿su conclusión sería que el Estado está buscando una vía para aligerar el peso de las contingencias de que las siguientes vacunas lleguen a tiempo, que sigan la cadena de cuidado?

Sin dudas. Es trasladarle al importador esa responsabilidad. Le pongo el caso de la vacuna de Pfizer. Ellos son acá una droguería, su laboratorio lo tienen afuera. Esa droguería tiene que hacerse responsable de que el producto que está viniendo a través del registro sanitario [condicional] temporal cumpla con los requisitos. ¿Ha dicho que tiene 90% de efectividad? Que cumpla con eso. ¿Ha dicho que ha sido conservado desde que salió de la planta hasta el Perú? Tiene que demostrarlo. Si dijo que lo iba a entregar a fines de enero y lo entrega 10 días después, le van a poner una multa. A alguien se la tienen que poner. Para mí, esencialmente esa es la razón de ser del dispositivo legal. 

¿Quiénes podrían ser los actores privados que tuvieran más capacidad para importar vacunas?

Hay varios. Sé que hay por lo menos 4 o 5 laboratorios que están interesados, pero entre estar interesados y haber evaluado todas las variables que se toman después… 

¿El Grupo Intercorp, que tiene integrada toda la cadena farmacéutica [tienen laboratorio, distribuidora y farmacias retail]?

Seguramente, si están dispuestos a hacerse responsables de a quién vacunaron. Si están dispuestos a eso, lo podrán hacer. Ahora, el comprador será el Estado. No creo que vayan a meterse, pero prefiero no decir todas mis especulaciones. Hay un riesgo muy grande. Recordemos que en el caso de Pfizer, el Estado le dice “usted se hace responsable si la vacuna tiene consecuencias”. Eso de hacer modificaciones al ARN es hacer modificaciones al ADN. Y modificar el ADN, usted no sabe si sus hijos le van a salir con algún tipo de defecto*. Nadie ha culminado los estudios necesarios para demostrar la seguridad del producto. Ninguna vacuna. Son registros de emergencia, pueden pasar muchas cosas que todavía no se saben. 

*[Nota de edición: el ARN mensajero de las vacunas no modifica el ADN humano, como desliza Silva. Lee aquí nuestro fact-checking]. 

Mencionó que el comprador y distribuidor de las vacunas que importen droguerías o laboratorios sería el Estado. ¿Esta restricción está realmente en la norma?

Va a ser el Estado, de una u otra manera. Como están los dispositivos [legales], el gran comprador es el Estado. Que puedan haber posteriormente casos en los que quieran dejar que los comercialicen las personas jurídicas que no sean el Estado, habrá que ver. Pero imagínese que usted vaya a una posta médica o un hospital y le pongan la vacuna por lo que le cueste la jeringa y se vaya después a una clínica y le cobren US$75. ¡Van a poner el grito en el cielo! Depende, pues, quién lo ha pagado. Si lo ha pagado el Estado, es gratis. Si lo ha pagado la botica o la clínica, tendrán que recuperar su plata. 

¿Están coordinando una reunión con las autoridades de salud para tener más precisiones sobre este dispositivo?

Así es, estamos solicitando una reunión con la Digemid para que por lo menos diga cuáles son las pautas. Estoy seguro que ellos mismos no la tienen muy clara. Pero el camino se hace andando. No va a pasar una semana sin que tengamos las cosas más claras. 

Por Paolo Benza y Alejandro Guzmán

El último 27 de noviembre, la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) emitió una resolución ministerial que sanciona a Daniel Olivares con una anodina amonestación escrita. Poco más de un año antes, el 8 de agosto del 2019, otra resolución había gatillado el procedimiento administrativo disciplinario que derivó en dicho castigo. ¿Qué hizo exactamente el (ahora mediático) congresista para ser sancionado? ¿La sacó barata o su falta no era para tanto?Este es el caso.

Olivares presidió la Secretaría de Comunicación Social de la PCM entre agosto y diciembre del 2017. Renunció a ese cargo poco después de que el expresidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK) indultara al reo Alberto Fujimori. En ese corto periodo, sin embargo, contrató proveedores de forma irregular para la oficina que dirigía.

¿Cuál fue la irregularidad? Olivares encargó trabajos sin tener una orden de servicio ni haber pasado por el respectivo proceso de contratación pública. El actual congresista pactó con los proveedores sin que medie ningún documento que les permitiera reclamar a la PCM de presentarse luego algún problema. El acuerdo fue únicamente de palabra. “Esto es grave”, alerta Alberto Retamozo, abogado especialista en contrataciones del Estado. La idea era que el trámite se regularizara después, para poder desembolsar los pagos.

Sin embargo, ello no ocurrió. Olivares les hizo a sus proveedores, contratados irregularmente, lo que en el argot popular se conoce como el ‘perro muerto’. Los dejó ‘tirando cintura’ y partió dos semanas de vacaciones. “Dos semanas de distancia, agua salada, sueños ligeros, desayunos largos y otras terapias”, escribió en su Facebook. Por supuesto, ya no regresó a la PCM para pagarles.

El reclamo de Eureka

Un caso es el de Eureka Films, productora a la que la oficina de Olivares contrató por S/187.409. No hubo un documento que autorizase la contratación: Olivares se aproximó al proveedor de manera informal. Ajeno a los caminos regulares de la gestión pública, el congresista argumenta que la elección del proveedor fue resultado de un estudio de mercado. “Eureka fue la mejor opción y por eso se trabajó con ellos”, indicó en descargos enviados por escrito a Sudaca.

Para tener un marco de referencia, el tope máximo para contratar sin realizar un proceso de licitación, según la Ley de Contrataciones con el Estado, es de 8 UIT. Al valor de la UIT en el 2017, dicho tope equivalía a S/32.400. La cifra acordada con Eureka fue mucho mayor. En este caso, la contratación debía hacerse a través del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), cuyos parámetros de contratación no son iguales a los de la ley peruana. Olivares, cabe resaltar, no empezó ningún proceso formal antes de encargar el trabajo al proveedor, ni el regular ni el que se hace a través del PNUD. 

Según los descargos oficiales que Olivares envió a la PCM, el proceso formal de selección del proveedor que elaboraría los videos fue declarado desierto el 8 de enero de 2018, diez días antes de que el Papa llegase al Perú. Dos semanas atrás, el 18 de diciembre de 2017, él había recibido el requerimiento formal para contratar a una agencia de publicidad que elaborara los videos.

En una carta notarial enviada en abril de 2018 al entonces primer ministro César Villanueva, Eureka Films especifica que la empresa fue contactada por la Secretaría de Comunicación Social de la PCM el 1 de diciembre, con “carácter de urgente”. Es decir, más de dos semanas antes de que se emitiera el requerimiento formal, Olivares ya le había encargado el trabajo.

“En dicha oportunidad (01/12/2017), Raúl Gómez Arrieta, productor ejecutivo de Eureka Films, en compañía del suscrito; nos reunimos [con Escudero y Olivares]; a fin de tratar los aspectos técnicos del proyecto audiovisual […] Es importante mencionar que la reunión se llevó a cabo en la oficina del último nombrado [Olivares]”, dice la carta notarial, que firma el gerente general de Eureka Films, Gonzalo Vildosola.

Pero, además de la forma en la que se eligió al proveedor, lo más difícil para este fue el lío posterior para cobrar. “A pesar de que mi representada cumplió de buena fe y a cabalidad con los términos acordados con los servidores de la PCM, Fernando Escudero Ratto y Daniel Olivares Cortés, […] la PCM nunca cumplió con su compromiso de emitir la orden de servicio durante el mes de diciembre de 2017, ni mucho menos con cancelar el servicio brindado”, dice la carta notarial.

El servicio brindado fue la elaboración de ocho videos (un video “madre” y siete videos “tácticos”) para la difusión de información de seguridad frente a la visita del Papa Francisco. En los descargos oficiales que envió a la PCM, Olivares argumenta que ante la inminencia de la visita papal –que fue del 18 al 21 de enero del 2018– optó por omitir el procedimiento regular. “Existían trámites engorrosos que realizar para el cumplimiento de la finalidad”, explica el documento.

“Efectivamente, se contrató a una productora sin el proceso regular”, aceptó Olivares a uno de los redactores de esta nota en enero del 2020. “Por eso es que les he respondido [a la PCM] dándoles la razón. Lo que yo puse por delante es que había una presión de presidencia por sacar rápidamente una campaña de comunicación de seguridad del Papa o dos millones de personas iban a estar inseguras”, alegó aquella vez el ahora congresista. La nota del 2020 no fue publicada. “Si seguíamos los pasos normales, dados los plazos con que se contaba, no se hubiera podido colocar los spots. Actué en base al principio de eficiencia”, agrega hoy.

El acuerdo era regularizar los trámites, emitir la orden de servicio y realizar el pago ese mismo diciembre, pero ello no ocurrió. Cuando Olivares emprendía un viaje de ocio, para desintoxicar su cabeza de los problemas que había tenido que abordar hacia el final del gobierno de PPK, sus proveedores empezaban un complejo camino de cobranza. “[La contratación de Eureka] sucedió días antes del indulto a Fujimori, que fue la razón por la que dejé el cargo, y no hubo oportunidad de corregir lo que hubiera que corregir”, declara Olivares a Sudaca. Su renuncia fue aceptada el 29 de diciembre del 2018. Eureka Films quedó en el aire.

“Esta situación nos perjudica sobremanera, habida cuenta de que aproximadamente el 85% del valor total del servicio cotizado a la PCM corresponde al pago de proveedores, quienes insistentemente vienen exigiendo a mi representada el pago de sus facturas por los productos y servicios utilizados en el proyecto audiovisual”, escribió Eureka Films en su carta notarial. El pago fue regularizado, atendiendo al documento de queja, recién ocho meses después.

“Las oficinas que evaluaron lo sucedido confirmaron que el precio fue el adecuado, que los productos se entregaron y que no causó perjuicio al Estado”, argumenta Olivares. “No hay atenuante, porque esa no es la imputación, sino la de haber generado una adquisición y una obligación de pago al margen de la ley de contrataciones”, le responde Retamozo.

Hay más proveedores

Tres fuentes de la PCM que trabajaron en gestiones posteriores a la de Olivares indicaron que el caso de Eureka Films no es el único en el que se realizaron contrataciones de forma irregular, sino que hay por lo menos otros cuatro. Y este medio ha podido confirmar que otro caso es el de la agencia de comunicación corporativa TOC Asociados, que brindó el servicio de gestión de prensa durante la visita del Papa y a la que, a diferencia de Eureka, nunca se le pagó. 

“[TOC] hizo un servicio de relaciones públicas muy bueno. Entendieron que la premura del pedido y mi salida a los pocos días de la PCM hicieron que los procesos se desordenen. En ese sentido, decidieron asumir su trabajo como un aporte, cosa que se hizo con los canales de TV también. Era la visita del Papa”, señala Olivares. Fuentes vinculadas al servicio de gestión de prensa explicaron a Sudaca que nada de esto es cierto: TOC simplemente tuvo que aceptar que no recibiría el pago acordado. ¿Cuánto era? Las fuentes aproximan que el acuerdo era de S/ 17.500 mensuales durante tres meses. Es decir, más de S/ 50.000 en total.

“Para hacer posible que la campaña de seguridad funcione en ese poco tiempo, contamos con la colaboración de otras empresas que comprendieron la urgencia del tema y se pusieron la camiseta entendiendo la dificultad del momento”, asegura Olivares, sobre la existencia de otros proveedores dejados en el aire.

¿Por qué a Eureka sí se le pagó, mientras que a TOC y a los demás proveedores, no? Retamozo explica que, en un caso así, el pago sólo procede luego de un proceso judicial. TOC y los otros proveedores no iniciaron procedimientos formales de reclamo. En cambio, Eureka sí lo hizo. La carta notarial enviada por la empresa fue la que llevó a la conformación de una comisión que investigó el caso. Fuentes de la PCM confirmaron que la insistencia de Eureka Films fue lo que generó que la entidad estatal abra una investigación y eleve el caso de Olivares a las instancias encargadas de fiscalización.

¿Necesidad pública?

Olivares argumenta que su actuación está respaldada por el reglamento. “Es cierto que no se siguieron paso a paso los procedimientos. Pero lo que he sostenido es que en este caso en particular yo actué en tutela de un fin superior vinculado a la seguridad pública, lo cual está previsto en el artículo 104 del Reglamento de la Ley de Servicio Civil. Si no lo hubiera hecho, no se hubiera dado los spots que se necesitaban”, declaró Olivares.

“Si bien pudo existir la necesidad urgente de realizar actuaciones para garantizar los mensajes de prevención y seguridad durante la visita del Papa Francisco, esto no atribuye facultades especiales o eximentes de responsabilidad, por lo cual su argumento no es suficiente para desvirtuar la imputación en su contra”, aclara la resolución final del caso.

Y hubo sanción. El 27 de noviembre último se emitió la mencionada resolución final. El documento fue firmado por Violeta Bermúdez, actual presidenta del Consejo de Ministros, y señala que la recomendación de la comisión que investigó el caso era que se le imponga a Olivares una sanción de suspensión de la función pública sin goce de remuneraciones, por 20 días. Sin embargo, el órgano sancionador decidió modificar la propuesta, cambiarla por una más suave, y aplicarle una amonestación escrita.

“Entiendo que los pasos hay que seguirlos, y por eso no he apelado”, dice Olivares. Y agrega que “dada la simpleza del caso y la carencia de perjuicio, una suspensión no era factible”. La sanción que finalmente recibió es una de las más leves. “Es un pañuelazo”, critica Retamozo. Queda en la reflexión de cada lector calificar si la amonestación fue excesiva, justa o insuficiente.

Usted es hijo de un exviceministro de Salud del gobierno de Fujimori, y nieto de un ministro de Salud del gobierno de Alan García. ¿Cuál es el momento en el que la Salud en el Perú termina siendo lo que es hoy: colapsada con y sin pandemia?

En los años noventa entra mucho esta idea del mercado de la salud. Como entró en todo, en educación también. Las clínicas aparecieron de una manera más presente, más grande, con más poder. Eso frenó la posibilidad de ampliar el servicio de salud [pública]. Las clínicas atienden a un sector todavía reducido de la población. El sistema público es muchísimo más grande, pero fue creciendo de manera totalmente desarticulada. En la pandemia, no había un sistema central de información de cuántos casos había, cuánta gente había en los hospitales.

¿Es el ingreso del sector privado a la salud lo que explica la precariedad del sistema público o es que la gestión pública es en sí misma ineficiente?

No comparto la idea de que la gestión pública es en sí misma ineficiente. Se dice mucho sobre lo público: se dice, por ejemplo, que es intrínsecamente corrupto, pero los grandes casos de corrupción en este país están vinculados a empresas privadas. Es probable que la entrada más fuerte de lo privado en salud y educación haya deteriorado lo público, pero no tiene que ser así. Fue que entró en un momento donde ideológicamente se quería reducir lo público. Había un discurso que hablaba del Estado mínimo, de que el Estado no debía meterse en la economía, de que los servicios se tenían que dar desde el sector privado, de que el mercado lo iba a regular todo. Eso fue lo que más daño hizo. El problema no era tanto que entren privados, sino la lógica con la que entraban.

La siguiente pregunta obvia es si usted se atiende en una clínica privada. Pero la voy a hacer bien: ¿podría aceptar que el sector privado de salud tiene una mejor atención, en consulta diaria, que el sector público?

Hay algunas clínicas de primer nivel, pero son carísimas. Si tienes un seguro, y normalmente lo tienes porque estás en una planilla, tendrás una atención que seguramente es mejor que la pública. Pero hay un montón de supuestos detrás: tienes que ser un trabajador formal, tener un buen seguro. Si no, es imposible acceder a las clínicas top. Hay un sector inmenso de la población que queda fuera. Lo que quiere la izquierda es que todo el mundo, tenga o no recursos, pueda acceder a sistemas públicos de calidad. Sistemas públicos quiere decir gratuitos. Yo creo que esto sí se puede.

¿El Estado está en capacidad, en un gobierno de cinco años, de pasar a dar un servicio de salud bueno a toda la población?

Tiene que empezar a hacerlo. Un primer paso es la articulación de todo el sistema de salud. Y también tenemos, entre los temas de fondo, la bajísima recaudación tributaria del Estado. Se dice mucho en el Perú que hay plata, que no es como en los ochentas, pero yo creo que no es tan cierto. El presupuesto público todavía sigue siendo un porcentaje chiquitito del PBI.

¿Cómo se relaciona que seamos un país 70% informal con lo que usted dice? ¿No le parece que no poder resolver el tema de la informalidad es lo que hace más discriminador a un Estado?

Si ves el mapa de dónde está la informalidad y dónde está el Perú discriminado, seguramente van a ser muy similares. Pero también hay mucho de un modelo económico que no genera empleo formal. Hace que la gente se las ingenie, porque no hay industria. Cuando leí el libro de Hernando De Soto, El otro sendero, que es sobre los ochentas, él decía que la informalidad en el Perú estaba alrededor de 54% o 55%, y decía que había que cambiar de modelo económico. De hecho, él fue uno de los promotores del modelo económico de la nueva Constitución. Y ahora, 2021, 70% de informalidad. ¿Quién me explica cómo con más libre mercado hay mucho más informalidad?

Si una bancada de derecha llegase con una sustentación técnica seria sobre cómo reducción de impuestos o un Estado más chico generan menos informalidad, ¿estaría dispuesto a escucharla?

Yo no me creo mucho el tema técnico. Hay un economista sueco, que se llama Gunnar Myrdal, que ganó el Nobel el mismo año que Von Hayek, el 74. El primero era socialdemócrata, padre del Estado de bienestar sueco, y el otro es padre de todas las derechas del mundo. Recibieron el Nobel teniendo posiciones antagónicas. ¿Qué decía Myrdal? Que había un elemento siempre político en la teoría económica. Eso es lo que muchas veces los técnicos no quieren reconocer. ¿Qué pregunta te haces, qué datos miras, cómo los interpretas? Tiene que ver siempre con un sesgo. No creo que te puedan demostrar que “menos Estado, más formalidad?

¿Y menos impuestos, más formalidad?

No lo creo tampoco. Si los países más formales tienen esquemas amplísimos de impuestos.

¿Cómo convencer a un ambulante informal que se formalice, si le tiene que decir que le vas a empezar a cobrar impuestos? ¿Cómo más impuestos lo llevarán a formalizarse?

Es que estamos en un punto en donde no se trata de exigirle cosas, sino facilitarle todo. Facilitarle créditos a la mypes, a las empresas unipersonales. Lo que sí puedo coincidir con la derecha es que tenemos que reducir trámites burocráticos. Hay que hacer las cosas muchísimo más fácil. Y mira ah, siendo de izquierda, coincidiría con la derecha en que en este país debería ser más fácil poner una empresa. Pero una vez que solucionemos ese tema: sí pues, todo el mundo debería pagar impuestos. No puede ser que haya un amplio sector de la población que no pague impuestos.

¿Cuál de sus contendores le parece el más ortodoxo en ese sentido?

Renovación Popular, que me parece que es muy derecha. Hernando De Soto también, aunque vaya aliado con una persona que era cercana al Movadef. Y el fujimorismo, que tuvo mucho de populismo y ahora es más de ultraderecha y conservadurismo. Y no veo a otros. Los otros no se definen tan claramente.

¿Ustedes sí podrían hacer coalición en el Congreso con una bancada eventual del Partido Morado?

En determinados temas. Por ejemplo, en temas de libertades y políticas de reconocimiento, creo que sí.

¿Y en temas económicos, para darle estabilidad económica al gobierno, independientemente de que si alguno lo lidera?

Lo veo un poco difícil, depende mucho de ellos. Ahora, el Partido Morado ha ido variando de posición. Antes decía “no” a la Asamblea Constituyente, “no” a la nueva Constitución, ahora dicen que sí. Yo he escuchado a varios de sus voceros que ellos están ahí para defender el modelo económico. No sé si ese es su motivo de vida todavía.

¿Piensa que Julio Guzmán es una veleta?

Ha tenido varias posiciones que han sido súper ambiguas o no han sido claras. En el tema universitario, patinó. Promoviendo créditos similares a los de Chile, que han sido la base de grandes movilizaciones estudiantiles. Después ha dicho que no, me imagino que por Daniel Mora. Pero en otros temas también ha tenido cambios bien drásticos.

¿Diría que el Partido Morado no tiene sustancia?

Mira, yo diría que con ellos habrá posibilidad de conversar en temas de libertades individuales, pero que tiene que tener propuestas más solidas en temas económicos, reforma del Estado, programas sociales. No los veo ahí. Me parece que tienen más demandas liberales identitarias, que las compartimos, pero deberían ir más allá.

Esta es de diccionario: se le critica a la izquierda siempre tener propuestas muy bienintencionadas, pero cuando se les pregunta de dónde van a sacar el dinero para hacerlo, no saben cómo responder. ¿De dónde diría que vamos a sacar el financiamiento para los programas sociales que le faltan a los morados?

Tenemos que sacar los recursos fundamentalmente de una reforma tributaria. Una reforma tributaria que ponga, por ejemplo, el impuesto extraordinario a la riqueza, algo que se está haciendo en otras partes del mundo, que tenga un sistema de pagos progresivo, los que más tienen pagan más, como pasa en otras partes del mundo, mejorar la política de evasión y elusión tributaria, camino que ya estamos empezando, eliminar exoneraciones que ya no se justifican, y ampliar la base.

Usted presidió la Megacomisión del Congreso que investigó a Alan García. Ese es un tema mucho más grande que lo que permite esta entrevista. ¿Qué hay que hacer con la Comisión de Ética para que no termine abriendo proceso a un congresista por fumar un ‘porro’, con intencionalidad política?

Los informes técnicos deberían ser elaborados por equipos externos. No le puedes quitar al congresista el voto. Pero entra el presidente de la Comisión de Ética con su partido, tiene su gente que elabora los informes y, si eres del partido, te saca un informe favorable. Si eres de la oposición, te saca un informe que te demuele. Eso no puede ser. Tienes que tener un equipo neutral que arme los informes de calificación, y el Congreso tendrá que votar.

En una lectura honesta del escenario político: ¿cree que van a tener mayoría en el Parlamento para impulsar algo como eso?

Espero que sí. Cuando fui congresista, del 2011 al 2016, hubo denuncias contra parlamentarios nuestros al inicio, no habían pasado ni seis meses. Tuvimos tres casos: Omar Chehade, Celia Anicama y Amado Romero. Los tres pasaron por la Comisión de Ética. Yo era miembro. Nosotros votamos por la sanción. Después, no he visto eso. He visto un blindaje brutal.

En la última década, la izquierda ha llevado la bandera anticorrupción y sus representantes terminaron metidos en casos emblemáticos: Susana Villarán y Ollanta Humala. ¿Por qué no ocurriría lo mismo ahora?

Lamentablemente, la corrupción atravesó todo el espectro político. En el caso de Ollanta Humala hay una acusación sobre aportes de campaña que ya debería realizarse. Está de candidato y hasta ahora no lo acusa la fiscalía. El caso de Susana Villarán también fue bastante complicado, porque era un aporte además cuando era autoridad. Incluso Humala podría decir que no era presidente cuando recibió el aporte. En el caso de Susana eso la complica más, por supuesto. Nosotros tenemos que defender nuestras posiciones con nuestra propia trayectoria.

¿Podría reconocer que el nacionalismo es un proyecto corrupto que nace desde la izquierda?

El nacionalismo representó una aspiración de cambio popular para millones de personas. Hoy la acusación más fuerte sobre Ollanta Humala es la del aporte de campaña. No veo, como en el caso del APRA, casos de corrupción por todos lados: colegios emblemáticos, Agua para Todos, los narcoindultos, el Metro de Lima. Una cosa es que otras personas hayan cometido actos de corrupción. Yo me alejé por diferencias políticas, ideológicas, pero no lo vería como una experiencia corrupta de la izquierda. Humala nunca dijo que fuera de izquierda. Decía que representaba a los de abajo, que era un nacionalismo popular.

¿Le parece menor el tema del Gasoducto?

Me parece importantísimo, pero no veo que haya muchos avances. Odebrecht, pese a toda la colaboración que está haciendo en casos de corrupción, sigue sin aceptar que haya dado sobornos a funcionarios.

¿Tiende a pensar, entonces, que en ese caso Ollanta y Nadine Heredia son inocentes?

Solamente les doy el beneficio de la duda, porque sí me llama la atención que Odebrecht no quiera reconocer. Solo han aceptado sobornos privados. PPK paralizó el gasoducto sin haber activado la cláusula anticorrupción. ¿Será un interés monetario tan fuerte que ponen en riesgo toda su colaboración eficaz, o será que no hubo corrupción, y se le pagó solo a privados y no a miembros del gobierno? Yo tengo la duda, más allá de si me gustaría que fueran o no inocentes.

Yehude Simon está de licencia de Juntos por el Perú, como corresponde políticamente en estos casos, pero está acusado por haber recibido presuntos sobornos por Olmos. ¿Por qué no pasaría aquí algo parecido al nacionalismo?

Yehude está separado. Y quien lleva la presidencia desde hace bastante tiempo es Roberto Sánchez. Fue así en el 2020, y esa distancia entre Roberto y Yehude ha aumentado desde entonces. En el 2021, no hay ninguna presencia de Yehude Simon.

¿Entonces Yehude no tiene ningún operador político en el partido?

Hay gente que simpatiza con él, sin dudas. Es un partido que él ha construido. En el Partido Humanista, desde hace muchos años, hubo un liderazgo dual. Roberto Sánchez no es un líder reciente. Ya tenía un liderazgo dentro del partido y por eso asume la presidencia. Yehude tiene que responder a la justicia por las acusaciones que le han hecho.

Inadvertido, como un turista más, pasea en la Catedral de Lima un hombre que en sus documentos personales lleva el apellido más famoso del Perú. Un apellido que carga una historia ineludible, no solo para nosotros; sino para el mundo: la de la conquista del Imperio de los Incas. Pero ese apellido pasa inadvertido, también, como él en este momento en la catedral, a la hora de pagar facturas, me dice: «El apellido no es tan importante, no tiene relevancia. Cuando uno tiene que pagar facturas, nadie te pregunta cómo te llamas».

Hernando de Orellana-Pizarro, el vizconde de Amaya, ha caminado por todos los rincones de este museo religioso y nadie ha notado que es el descendiente de Francisco Pizarro, a pesar de que viste diferente a los demás: un terno azul y una corbata púrpura, el color de la realeza que simboliza poder, lujo y ambición, tal vez palabras que definan a su pariente.

—En su vida, ¿se ha encontrado con más personas que piensan que el apellido Pizarro es malo o con más personas que creen que el apellido Pizarro es bueno? —le pregunté.

—Probablemente los que piensen que es malo no te lo dicen —contesta haciendo un gesto como si quisiera hacer memoria—. Hay quienes quieren ver la historia por la cara negra.

En la Catedral de Lima, hay una capilla entera dedicada al Conquistador, en el lugar se luce el escudo de armas de los Pizarro hecho de mosaicos, así como escenas del acontecimiento que cambió el rumbo del incario, pero la joya más valiosa, aquí, es un cráneo que, según estudios realizados en el 2006, pertenecen a Francisco Pizarro.

A pocos metros, unas bancas de madera vacías invitan a tomar asiento.

—¿Qué conoce acerca de la cara negra de su antepasado?

—Es inevitable decirlo, pero las páginas más negras sobre la historia de la propia España y de los conquistadores las escribimos los propios españoles.

 

Vizconde Hernando de Orellana-Pizarro

—Por ejemplo que Pizarro era un criador de cerdos…

—Eso no es cierto. Francisco Pizarro es el hijo bastardo de un noble trujillano. Y como hijo bastardo, no vivía en la casa del padre; sino en la casa de su madre, y esa familia era modesta, asentada en una región pobre del siglo XVI, una región agrícola. Con lo cual, cerdos cuidaban todos o no cuidaba nadie. Ese relato, se produce como consecuencia de una lucha interna entre los españoles. Una vez que termina la conquista, aparecen dos grandes figuras españolas de la conquista: Hernán Cortés y Francisco Pizarro. Cortés es ilustrado, sabe escribir, sabe defenderse y se rodea de unos grandes cronistas; mientras que Pizarro es analfabeto y no se preocupa de escribir su historia. Entonces, lo que sucede es que comienza una competencia entre los seguidores de Hernán Cortés y de Francisco Pizarro, de tal manera que para ensalzar la figura de Hernán Cortés, lo que se hace es echar mentiras y bajar el nivel humano de Francisco Pizarro. Pero todos sabemos que el imperio más grande de América era el incario, no el azteca.

Vizconde Hernando de Orellana-Pizarro

II

EL TRASTO DE PIZARRO

Primero en el atrio de la catedral, luego en una esquina de la plaza de armas de Lima y finalmente a las orillas del río Rímac. Estos cambios de ubicación de la única estatua que hay de Pizarro en el centro histórico, dan la sensación de que existe un intento de descabalgar al Conquistador de su lugar en la historia. Hernando de Orellana-Pizarro, el número 16 en la descendencia de la hija del marqués, Francisca Pizarro Yupanqui casada con su tío Hernando Pizarro, cree que estos movimientos son decisiones políticas: «No cabe duda. Desde mi punto de vista, los políticos tratan de elaborar un relato que se ajusta a los intereses políticos de cada momento. Es decir: si en un momento alguien tiene un relato histórico en función de sus objetivos políticos que establece que Pizarro es un personaje a quien se le debe descabalgar; pues desarrollad ese relato y actuad en consecuencia. Teniendo paciencia, vendrán otros políticos que piensen en recuperar».

—¿Es injusto?

—No, porque la historia es la historia. Tú puedes cambiar la estatua de sitio, pero no puedes cambiar la historia. Podrás elaborar un relato a tus intereses, pero la historia no la vas a cambiar. Los estudiosos de la historia, los historiadores, no van a pensar que Pizarro es distinto y que la historia es distinta solo porque la estatua está en el centro de la plaza, esté en el atrio del palacio o esté en el parque de La Muralla. Ese, es un problema del peruano, no es un problema de la historia. Es problema del peruano decidir dónde quiere colocar el trasto: Y, ¿con este trasto qué hago?, ¿lo llevo al desván, lo pongo en el salón o dónde lo pongo? Esa decisión la tienen que tomar los peruanos. Los peruanos tienen que saber quiénes son sus héroes y quiénes son sus villanos. Y tienen que colocar a sus héroes en su sitio y a sus villanos en su sitio, donde crean que tienen que colocarlos. Pero, eso no va a cambiar la historia. Y eso, no va a cambiar el apellido Pizarro ni va a cambiar ninguna realidad. Esto también pasa en España. Políticamente, cuando alguien quiere que la gente no se preocupe por lo que se tiene que preocupar, se dedica a desenterrar a Franco. ¿Y ahora, qué hacemos con Franco?, ¿dónde ponemos a Franco?, bueno, pues, ahora dónde ponemos a Pizarro. Yo no me siento ofendido porque además el parque de La Muralla es un parque muy bonito. No me puedo sentir ofendido por eso.

—Pocos conocen que Francisco Pizarro está enterrado en la Catedral de Lima. Tal vez cuando se enteren querrán cambiarlo de lugar.

—Mejor no dar ideas.

III

¿HÉROE O VILLANO?

Un dato que me parece curioso es que por mucho tiempo, hasta el año 1977, los restos humanos de Francisco Pizarro descansaban eternamente en la misma tumba del santo más importante del Perú, el único arzobispo de Lima canonizado, me refiero a Toribio de Mogrovejo. A raíz de esto, me planteo la pregunta de este capítulo. ¿Por qué el hombre villano, “sanguinario” —para el imaginario colectivo—, fue enterrado en una cripta destinada únicamente para altas autoridades eclesiásticas del virreinato y, más aún, en compañía de un santo? Para el vizconde de Amaya esto es un gesto significativo que puede explicarse sencillamente.

—La historia de la humanidad se escribe por conquistas —dice con una mirada atenta a los lujos que decoran la Catedral de Lima y oyendo mis preguntas—. La historia de la humanidad se escribe por la expansión de grupos humanos a costa de otros. No hay ningún episodio en la historia que no haya sido una conquista. Los romanos, los árabes, los franceses, los alemanes, los incas con todas las etnias sometidas, los mochicas con el resto de etnias sometidas. Con lo cual, esto es como dice el Evangelio: «el que esté libre de pecado que tire la primera piedra».

Detrás del lugar en donde estamos sentados, está la entrada a la capilla donde finalmente reposa el cuerpo de Pizarro. Allí dentro, hay unos murales que narran visualmente su desembarco en Tumbes y su encuentro con la cultura del nuevo mundo. Se presenta a un Pizarro valeroso, inteligente y esforzado, como lo han retratado los hispanistas. Pero también, en esta capilla, hay lugar para describir al hombre de carne y hueso. Unas láminas muestran al detalle las heridas que sufrió el día de su asesinato: fracturas en la base del cráneo ocasionadas por penetración de espada y la huella de que Pizarro, en su intento de defenderse de sus atacantes, pierde el ojo izquierdo. Una muerte aciaga que revela el odio de sus detractores, en su mayoría españoles, como antes lo señaló Hernando de Orellana-Pizarro. Una oposición estrictamente motivada por el deseo del poder, que para arrebatárselo confeccionó un relato de opresión contra el mundo andino.

—Hay otra cosa que es ineludible —me dice el heredero de Pizarro—. Que cuando se produce una conquista, cuando se produce una guerra, cuando se produce un conflicto, hay un vencedor y un vencido: el vencedor se lleva la gloria y el vencido lleva en sí la pérdida, el sacrificio y la pérdida. Entonces, lo que no se puede negar es que como consecuencia de la conquista española de América no se produjo esa pérdida, esa pérdida es evidente. Esa pérdida también se produjo cuando los árabes conquistaron España o cuando los romanos conquistaron España o cuando los godos conquistaron España o cuando los franceses invadieron España o cuando Atila conquistó medio mundo. Es algo que tiene que entrar dentro de nuestra historia pero lo que no debe de hacer es oprimirnos.

La famosa entrevista de Pizarro con Atahualpa en Cajamarca también es un episodio que ha dado pie a innumerables rumores. Dicen que el marqués en el fondo no quiso conversar con el Inca y que sólo codició su oro, por eso le tendió una trampa, lo apresó y lo ejecutó, no sin antes recibir un gran rescate.

—Es difícil saber cómo se desarrollaron esos acontecimientos. —dice—. Cuando tú te metes a un imperio, capturas a tu enemigo y liberarlo puede significar que te corte la cabeza entiendo que debe ser complicado. Entiendo que debía haber muchos motivos para no liberar a Atahualpa desde el punto de vista estratégico. Parece que hubo muchos intereses políticos y económicos para que Atahualpa no saliese libre de allí.

—¿Mintió, entonces, Francisco Pizarro? —le pregunté.

—Mentirosos somos todos —me contestó convencido.

Kevin Carbonell Allende, autor de la columna y Hernando de Orellana-Pizarro descendiente de Francisco Pizarro

Kevin Carbonell Allende, autor de la columna y Hernando de Orellana-Pizarro descendiente de Francisco Pizarro

IV

LA MOMIA PIZARRO

Hasta 1977 se creyó que Francisco Pizarro era una momia descubierta a finales del siglo XIX en la cripta de los arzobispos de la Catedral de Lima, eso se creyó hasta el día en que unos obreros, que ayudaban a remover escombros de las catacumbas de la catedral, hallaron por casualidad al verdadero Pizarro. Una caja de plomo contenía la calavera del Conquistador. Y un ataúd, los demás huesos del cuerpo. La primera pista que despertó la polémica, fue la inscripción grabada en el cofre de metal: «Aquí está la cabeza de Don Francisco Pizarro, quien descubrió y conquistó los reinos del Perú y puso en la Real corona de Castilla». Pero, además, un acta fechada en 1661 que certificaba la autenticidad del cráneo. Luego, con las herramientas de la ciencia forense utilizadas por el investigador Raúl Greenwich, se corroboró.

—La certeza de que este personaje es el que nosotros pensamos, es su forma de muerte —Me dice De Orellana-Pizarro observando los vestigios de su antepasado—. Porque todos los españoles, o todos los europeos de su época aquí en el Perú, en el siglo XVI, vivirían más o menos igual. Entonces, su forma de vida, probablemente no nos hubiera permitido identificar quién era; sin embargo su muerte sí nos ha permitido identificar quién era. Con lo cual se desentraña una incertidumbre histórica y hoy sabemos lo que tenemos aquí en esta capilla.

—¿Se siente orgulloso del apellido Pizarro?

—Sí, yo en definitiva me siento orgulloso del apellido Pizarro. ¿Por qué no vamos a estar orgullosos del apellido Pizarro? —me responde con una pregunta y continúa.

—Le preguntaremos a los descendientes de Julio César si se sienten orgullosos de Julio César, a pesar de que Julio César conquistó la Galia —defiende como si se encontrara en un juicio de residencia—. Le preguntaremos a los descendientes de Napoleón si se sienten orgullosos de Napoleón a pesar de que conquistó media Europa o Europa entera. Nuestro antepasados fueron personajes que conformaron el mundo tal y como lo es hoy, y fueron actores principales de la conformación de este mundo. Hicieron una aportación relevante a la construcción de este mundo. El Perú no sería el Perú actual si no hubiese sido por los acontecimientos en los que participó Francisco Pizarro. Antes de los españoles había una realidad, y después de la llegada de los españoles hay otra realidad que no es España. Porque España está allá lejos, y la realidad nueva es la realidad peruana.

Esta vez, la entrevista no terminó como la de Pultumarca, donde alguien terminó ajusticiado.

 

Alberto Beingolea dio esta entrevista a mediados de noviembre. La coyuntura, sin embargo, obligó a publicar solamente sus respuestas sobre los sucesos que en esos días ocupaban urgentemente al país: la caída del breve gobierno de Manuel Merino. Pero la convulsión ha pasado y la campaña ya empieza a calentar. Por eso, Sudaca recupera ahora lo que dijo sobre su campaña y sobre el PPC. Este es el candidato Beingolea, el cuarto más votado en las congresales del verano que, sin embargo, no obtuvo una curul porque su partido no pasó la valla.

Después de lo ocurrido en el Congreso, ¿cree que el PPC se hubiera perjudicado si continuaba la alianza con APP, que tuvo un papel central a favor de la vacancia?

Eso ya es pasado, no hablaré de eso. Ahora el PPC tiene una candidatura propia. Hemos tratado durante mucho tiempo de convencer a más gente, resignando inclusive nuestras propias ambiciones. Hemos tratado de convocar, pero la gente no entiende. Hoy vivimos un mundo difícil en donde es un todos contra todos, sin razón. Es “vamos a pelear porque tenemos que pelear”. Nosotros hemos intentado conciliar, buscar, sumar. Creemos en la unidad nacional y, bueno, lo hemos intentado.

¿Hubo alguna otra posibilidad de alianza o algún partido con el que a usted le hubiera gustado hacer esa convocatoria?

Te repito, yo ya no quisiera hablar de eso. Solo te diré esto: nosotros conversamos con prácticamente todas, o todas, las fuerzas de este sector de la cancha, de esto que vamos a definir como centro político. Y con todos encontramos la misma actitud. Todos son divos, todos son los salvadores de la patria. Entonces así es medio difícil, ¿no?

Ahora que ya están corriendo solos, ¿cree que es una ventaja que el PPC no haya colocado congresistas en las últimas dos elecciones?

Sí, a la luz de los hechos es una tremenda ventaja porque queda evidencia, para quienes recuerdan un poco y tienen memoria, que en estos congresos desastrosos el PPC no estuvo. Mientras el PPC estuvo dentro del Congreso por lo menos había una luz de un grupo a veces más grande, a veces más chico, de gente sensata, que ponía tranquilidad y que evitaba que circunstancias como estas ocurriesen. Pero eso terminó.

¿Es un capital político, entonces, que utilizarán en la campaña?

No sé si lo usemos, porque la gente suele no tener mucha memoria, pero espero sí recordarlo. O sea, a nosotros no pueden responsabilizarnos de lo que está ocurriendo. Yo no entiendo cómo después de esto la gente puede votar por APP o por Acción Popular, o por Podemos Perú, o por cualquiera de estos grupos. O por Frepap, que fue el voto tan coolde las últimas elecciones. A ver, quisiera ver que vuelvan a votar por ellos. No lo entendería. El PPC es un partido que mientras estuvo en el Congreso hizo las cosas bien. Tú del PPC solamente escuchabas en el Congreso buenas opiniones. Podías no estar de acuerdo, pero tenías que admitir que era un grupo de gente honesta que trabajaba por el país.

En los últimos años el PPC ha sufrido una serie de reveses: derrotas electorales, alianzas rotas, problemas internos, etcétera. ¿El partido se siente frustrado?

No. Creo que son las historias normales de cincuenta y tantos años de historia. Haber vivido supone haber tenido experiencias, buenas y malas. Eso es algo que un partidito que nace de la noche a la mañana no puede contar, nosotros sí. Hemos enfrentado dictaduras, hemos pasado cierres, hemos perdido inscripción, nos hemos vuelto a inscribir, hemos tenido victorias, derrotas, hemos pasado de todo. Es parte de tener tantos años en la vida de la república. El PPC no es una anécdota en la vida del Perú, el PPC ha acompañado más de medio siglo a la historia del Perú, y toca de todo, ¿no?

Lo preguntaba porque, cuando usted asumió la presidencia del PPC en el 2017, declaró a El Comercio que era urgente una reingeniería partidaria. Dijo: “necesitamos volver a nuestros mejores momentos”. ¿Qué evaluación hace de su gestión como presidente del partido, dado que los reveses han continuado después del 2017?

Ortega y Gasset dice: “yo soy yo en mi circunstancia”. Estos tres años del gobierno del partido habría que analizarlos también en función a las circunstancias. Nadie podría haber pensado, cuando comenzó el gobierno, en diciembre del 2017, que íbamos a tener el cierre del Congreso, unas elecciones congresales. El panorama que nosotros teníamos era unas elecciones municipales inmediatas y, con serenidad, a tres años y medio, unas elecciones presidenciales para las cuales nos íbamos a preparar. El PPC venía de unos descalabros electorales. Por primera vez en la historia el PPC no tenía congresistas. Eso fue con la directiva pasada.

Veníamos de una campaña municipal que había sido desastrosa. Estábamos en nuestro peor momento. Correspondía una reingeniería partidaria. Lo primero que hicimos fue lograr que las comisiones políticas sean expresión real de todas las regiones. Luego vinieron las elecciones municipales en donde tomamos la decisión de participar con la idea de acercar otra vez al PPC al electorado. Creo que no fue mala la campaña. Mucha gente dice que pudimos haber ganado.

La gente dice que nuestro plan de gobierno era el mejor y que en el debate ganamos nosotros. Nadie pensaba que íbamos a tener unas elecciones para las que no estábamos listos y en las que nos presentamos con nuestra mejor voluntad. Y, a pesar de que no pasamos la valla, el candidato número uno a Lima tuvo la cuarta votación más alta en todo el país. Siendo malos los resultados, en ambos hemos subido el porcentaje de lo que veníamos. Y nosotros aspiramos a que esto siga porque nos queda la evidencia que nuestro actual candidato presidencial ha tenido muy buenas votaciones personales.

Usted fue el candidato a la alcaldía de Lima en el 2018 y la cabeza de lista en las congresales del 2020. ¿Siente que el intento de volver a los mejores momentos ha recaído básicamente sobre sus espaldas? ¿Siente ese peso?

[Piensa] Eso tendrás que contestarlo tú, ¿no?

¿Se ha sentido solo en ese intento?

[Piensa] No, me he sentido acompañado de un partido que está presente. Hoy en este esfuerzo me acompaña el directorio, así le llamamos, que está integrado por diez pepecistas, figuras importantes dentro del partido. Está el CEN, por otro lado, en donde tengo una compañía de un grupo de jóvenes dirigentes que son secretarios nacionales. Están los secretarios regionales, con permanente participación en todas las decisiones. Está la gente del plan de gobierno, en donde hay exministros, exviceministros, gente importante que está trabajando en ese rubro. De manera que yo me siento acompañado por un partido vivo, que existe, discute, debate, saca decisiones, y camina adelante.

¿Qué tan ilusionado y comprometido está usted con su precandidatura?

No sé si ilusionado sea la palabra, estoy comprometido. Hace veinte años yo era un abogado con un programa deportivo muy exitoso, mi situación económica era estupenda. O sea, yo muy bien. Y tomé la decisión consciente de meterme de cabeza en mi partido para colaborar con cambiar las cosas y, entonces, comencé a trabajar con intensidad, pensando en la formación de los jóvenes. Luego tomé una decisión que no fue fácil, diez años atrás, la decisión de postular, porque entendí que había que comprometerse más, que el Perú te exigía más compromiso. Me di cuenta de que yo también tenía que jugar. Por eso salió el slogan de “el 10 entra a la cancha”. Porque me decían ‘10’ en la interna. Entonces dije: “okey, hay que salir a jugar”. Con todo el sacrificio personal, familiar, económico que eso significaba. Lo hice con consciencia y con convicción. Si las personas que sabemos que somos buenas no nos metemos, vamos a dejarle esto a la gente que está hundiendo el país. Entonces, absolutamente comprometido. Esa es la palabra, no es ilusión, es compromiso. Es mi deber comprometerme y llegar hasta el final. Y dejar lo último en la cancha. O sea, voy a darlo todo por intentar.

¿Y eso no le genera ilusión?

Me genera compromiso. ¿Ilusión de cambiar las cosas? Por supuesto, es lo primero con lo que comienzas. Más que ilusión es un ideal. O sea, yo soy idealista, toda la vida lo fui, y siempre soñé con un Perú mejor. Pero, más que ilusión lo que me genera es un enorme compromiso con mi patria. La patria es la tierra de tus padres. Yo no soy un improvisado en esta tierra. Y lo digo con convicción porque esa es otra cosa que veo. Casi siempre los peruanos elegimos a un extranjero, o un hijo de extranjeros, o alguien que está vinculado. Yo no entiendo. En ese sentido sí reclamo más nacionalismo. Esta es mi tierra, es la tierra de mi familia, es la tierra de mis hijos. Aquí están enterrados mis abuelos, aquí está enterrado mi padre y aquí estaré enterrado yo el día que me muera.

En las coordinaciones previas a la entrevista me comentó que estaba estudiando un doctorado.  

Sí, en San Marcos.

¿Va a interrumpir el doctorado para hacer campaña?

No quisiera. Voy a tratar de no interrumpir nada. O nada de lo que pueda. Tengo un programa deportivo diario que se emite a nivel nacional. Lo hago todos los días, es mi trabajo. He hablado con mis auspiciadores y les he explicado que no se preocupen, que lo voy a seguir haciendo. Me quita una hora de chamba diaria. Dos, yo dicto clases en la universidad San Martín. Aspiraría a seguir dictando. Si tú me preguntas: ¿en qué momento te sientes más feliz en tu vida? Cuando estoy dictando clase. Me encanta. Es mi cable a tierra. Hago consultorías como abogado, eso sí voy a tener que dejarlo porque algunas las hago para instituciones estatales. Ahí habría un choque evidente. La consulta privada la voy a tener que dejar también.

Pero es lo único que pienso dejar. Si gano la presidencia sí creo que voy a tener que dejar el doctorado, pero lo dejaría faltando un ciclo, me quedaría con la espinita. Si estoy en el cuarto ciclo de seis, no falta nada, ¿no? Yo creo que puedo hacer la campaña mientras curso el quinto y, si salgo presidente, pues bueno, me quedaré debiendo el sexto.

Decía que va a continuar con su programa de periodismo deportivo. Usted ha dedicado mucho tiempo al fútbol, incluso me llamó la atención que en su descripción de Twitter dice “periodista deportivo” antes que “militante del PPC”. Además, no dice “presidente del PPC”, sino “militante”.

Es una tontería, no hay ningún significado en eso. Nada.

La pregunta que quiero hacerle es si le importa más el fútbol que la política, o, en este caso, ¿el fútbol o su campaña?

Me interesa muchísimo más la política que el fútbol, largamente. A mí me decían, cuando yo hacía periodismo deportivo, antiguamente, que no me meta en política. Ese era uno de los problemas que había. En la época de esplendor de mi programa deportivo estábamos en los peores años del fujimorismo y yo pegaba muy duro en mi programa. A mí me llamaban los directivos del canal a decirme que me calle. Porque yo creo que el fútbol, como lo definió no sé quién, pero Markarián lo dijo en su momento, “el fútbol es la cosa más importante de las cosas que no importan”. O sea, si ya no hay fútbol, no pasa nada. La política es muchísimo más importante. La política significa la organización de nuestra sociedad, la vida del país. No hay punto de comparación. Te digo que voy a continuar con mi trabajo no porque me muera por el fútbol, que por cierto me muero por el fútbol, sino porque es mi trabajo, y yo tengo que vivir. O sea, la gente tiene que saber que yo soy un candidato que trabaja para vivir. Es la manera como mantengo a mis hijos, y cuando esté en campaña tengo que seguir trabajando. Ya lo he hecho en tres campañas, así que no hay ningún problema, se puede. Es difícil, duermes menos, pero se puede y te quedas en paz.

Hay otro precandidato que también ha pasado muchos años vinculado al fútbol. ¿Usted conoce personalmente a George Forsyth?, ¿qué puede decir de él y de su candidatura?

Lo conozco personalmente. No tenemos amistad, lo conozco. Pero no diría nada de su candidatura. No me parece elegante. Te tocaría a ti juzgar su candidatura, ¿no? Solo lamento que haya dejado La Victoria a la mitad de su gestión, no me parece responsable. Si yo busco el voto de la gente, cumplo mi palabra primero, después lo que quieras.

Honestamente, ¿cuáles cree que son las posibilidades reales del PPC en este proceso electoral?

Ganar. Honestamente, el voto en la última elección ha sido muy fragmentado. El que quedó en segundo lugar me parece que alcanzó el 9% o el 9.5%. Eso, ¿qué cosas te dice?, si nosotros duplicamos la votación que obtuvimos en la última elección, estamos en la segunda vuelta. Así de sencillo. Por supuesto, mi análisis es mucho más complicado y no lo voy a compartir contigo, pero, en una matemática simple, nuestra opción es ganar. Nosotros apuntamos a ganar.

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Alberto Beingolea, Candidatos presidenciables, Elecciones 2021

Hoy domingo se sigue debatiendo en el Congreso la aprobación de una nueva Ley de Promoción Agraria. Mientras espera la decisión del Congreso, Fernando Cilloniz dice que la nueva ley es “similar” a la anterior. Según él, esto es porque la ley derogada le hizo mucho bien al país y no puede cambiarse mucho más.

Cilloniz es parte de una familia estrechamente ligada al trabajo de la tierra. Se crió en Chincha y fue siempre empresario de la agricultura, como sus padres y ahora sus hijos. De hecho, ellos también son empresarios relacionados al rubro agroexportador en Ica. –

Fue gobernador regional de Ica entre el 2015 y 2018, cargo al que llegó “gracias a” Fuerza Popular. Pero está distanciado de Keiko Fujimori, quien lo tildó de traidor –intuye– porque no quiso contratar gente del partido en su gestión. Fue amigo de Vizcarra, pero ahora le parece una “porquería y un corrupto”. También califica a PPK como corrupto. Toledo, García y Humala son otros impresentables y Sagasti, un débil.

Ingeniero, ¿quiénes votarán por usted?

Se sabrá el día de la elección. Por lo que hice en Ica, creo que los agricultores de la tierra y los pacientes de la salud. Combatí la corrupción de los médicos y mejoré la atención en los hospitales. Hicimos el hermanamiento del agua con Huancavelica. Entonces, podrán votar por mí los interesados en tener agua, sobre todo en la costa.

¿Los iqueños votarán por usted?

No todos. Algunos sí. Otros me dicen corrupto, ladrón. De todo. Otros me detestan. Así es la democracia.

¿Por qué le dicen eso?

Han creado un mito. Ellos dicen que soy ladrón y corrupto, yo digo que no soy ladrón y corrupto. No me siento corrupto. Pero en democracia es así.

También le dicen que no hizo nada por Ica.

Hay mucho de eso. Pero ahí están los hospitales, ahí están los reservorios, el agua, los caminos. Pero que digan que no hice nada, no hay problema.

¿Eso dice la mayoría o la minoría?

No he hecho esa evaluación. Pero no importa. A mi me enternecen mucho los testimonios de pobladores de Huancavelica. Hicimos reservorios de agua desde las partes altas de la cuenca hasta las comunidades campesinas, y después por la gravedad los excedentes bajaron a Ica. En Huancavelica hay más agua y eso lo ha visto muy poca gente, porque a muchos peruanos no les gusta ir a la sierra.

Y el destino de esa agua que baja de Huancavelica es la agroindustria, ¿no?

Al final es la agroindustria. Pero los principales usuarios son las comunidades altoandinas que no tenían agua. La agroindustria obviamente se beneficia porque está abajo y a la larga el agua baja, pero también dimos agua arriba. A la larga, todos ganamos.

¿Fueron justificadas las protestas de los trabajadores de la agroindustria en Ica y la costa norte?

Totalmente justificadas en tanto estaban derivadas a la informalidad. Yo estoy en contra de los services. Sin embargo, ocurrieron muchos actos vandálicos. La protesta legal es contra la informalidad y el maltrato. Pero hubo vandalismo. Yo he visto imágenes de vándalos tirando piedras a niños, carros secuestrados sin comida, sin agua, sin nada.

Esos “vándalos”, ¿pueden ser calificados como terroristas?

El vandalismo es un acto terrorista. Tirarle piedras a unos niños es parecido a tirarles bombas. No entremos en semántica. Esos niños han sentido terror de ver a unos vándalos tirándoles piedras.

Entonces, comparte las declaraciones de su hijo Benjamin [gerente general de SAFCO Perú, una empresa agroexportadora de Ica] cuando dijo en RPP que las protestas le hicieron recordar al terrorismo. 

Ustedes los periodistas deforman esa versión. Yo acabo de escuchar lo que dijo Benjamin. “Me hizo acordar a la época del terrorismo”. Benjamín nació en 1981, en esa época había mucho terrorismo. Lo de Ica “le hizo acordar”, no dijo “son terroristas”.

Hay un temor permanente entre la derecha conservadora sobre un resurgimiento del terrorismo. ¿Está de acuerdo con esa idea de estar en estado de alerta?

El terrorismo está muy golpeado en comparación a los setenta y ochenta. Pero hay que ser conscientes. Yo tendría mucha preocupación de que volviese. El terrorismo fue brutal y no queremos eso.

Vive usted con el temor, por ejemplo, de que salga un candidato como Verónica Mendoza…

No, yo vivo muy tranquilo. Hay inseguridad en el Perú, pero yo vivo mucho más tranquilo en el Perú que seguro Colombia o México. Yo no creo que Verónika Mendoza se preste a propiciar la vuelta del terrorismo, sería una desquiciada y no lo es. Es muy inteligente y culta, aunque está equivocada porque es más pro Estado, quisiera tener un Estado más grande y aumentar los impuestos. Por ejemplo, quiere una segunda reforma agraria. Habría que preguntarle cómo. Si es como la primera, es expropiar las empresas y darles a los trabajadores. Eso suena bonito, pero no funcionó y no funciona porque hay que saber de gestión de tecnología. Eso podría empobrecer al campesino, como se empobreció luego de la reforma de Velasco.

Por treinta años, las políticas del Estado han favorecido a la agroindustria con leyes y orientación para fomentar su crecimiento, subsidios.

Me hace gracia tu pregunta porque lo pones en un tono negativo. Como si el Estado ha subsidiado a unos pocos empresarios y esos pocos han abusado de los trabajadores y ningún trabajador dignificó su vida. La Ley Agraria promovía las inversiones en el Perú y funcionó. Para el bien del Perú, de los trabajadores, de los empresarios, de los consumidores… Llevamos frutas y hortalizas a todo el mundo. Yo no tengo ningún reparo en reconocer que eso fue bueno para el Perú.

¿Usted cree que una persona que gana S/1.500 mensuales en el campo puede tener una vida digna?

Sí, todo depende de cuánto ganabas antes de ganar S/1.500. Si ganabas S/3.000 y ahora te bajan, es indigno. Pero si no tienes que comer, como es el caso de la mayoría de migrantes que vienen a Ica y de frente entran a ganar ese dinero, se siente bien. Y cómo trabajan con sus hermanos y en familia, hacen 6.000 o hasta S/7.000 al mes y se compran su carrito, dignifican su vida. Hay muchos peruanos que ganan menos de 1.500 y nadie habla de ellos. La mayoría ganan más de S/1.500 [en el agro].

¿Cuál debería ser el salario mínimo de un trabajador agrícola?

El salario mínimo no existe. El salario mínimo es cero. El desempleado no tiene salario. El salario mínimo legal es un papel con tinta en el Perú, no tiene relevancia. En el caso de Ica, hay jóvenes que trabajan en la agricultura informal y seguramente ganan S/500 al mes, y hay jóvenes que trabajan en empresas formales y competitivas que pueden ganar S/3.000 al mes. El mercado determina el salario. Todos quisieran que ganaran S/5.000 al mes, yo también lo quiero, pero a eso se llega gradualmente como ya llegaron los países más desarrollados.

El trabajador agrícola tiene un contrato temporal, va de una empresa a la otra, y no puede agruparse para formar gremios o sindicatos para representarlos. ¿Eso no le parece un problema?

Los contratos tienen que ser temporales, porque las cosechas son temporales. Tú no puedes mantener en una planilla todo el año la cantidad de gente que necesitas para la cosecha. ¿Por ser temporales no se pueden organizar? No es verdad. Sí se pueden organizar y estaría bien que se organicen. Es legal el sindicalismo, yo estoy a favor de eso. Pero no deberían ir a la estabilidad laboral absoluta, que ha generado 70% de informalidad en el país con la ley regular. En cambio, la ley agraria ha fomentado la formalidad, el contrato temporal ha propiciado el trabajo formal y el pleno empleo es real en Ica. Pero no en el sentido que trabajan en una sola empresa, sino en varias y así tienen trabajo todo el año.

Y si pasan de una empresa a la otra, ¿cómo forman sindicatos?

No, no, todo queda ahí cerca no más. Las empresas son chicas y todo queda cerca. Se pueden formar sindicatos y existen sindicatos. Yo estoy a favor.

¿Qué opina de la gestión del gobierno respecto a las protestas?

Lo veo muy débil a Sagasti, muy permisivo del vandalismo. Eso de ordenar no desbloquear la carretera fue una muestra de debilidad. Eso de haber derogado la ley agraria feliz a la primera es pura debilidad. Yo creo que la vamos a pasar mal porque es un presidente muy débil. Todos los días hay bloqueos en cualquier lugar del país…

¿Estarán de acuerdo los empresarios con el texto sustitutorio de la nueva ley agraria, que se sigue debatiendo ahora mismo en el pleno del Congreso?

La propuesta es similar a la ley derogada. Incluso es más parecida en cuanto a los beneficios que percibían los trabajadores de la empresas formales [que el proyecto de ley de la Comisión Multisectorial]. En ese sentido, las pequeñas empresas van a permanecer informales. Incluso, algunas empresas poco competitivas van a pasar de la formalidad a la informalidad. A la larga, esta nueva ley perjudicará a muchos trabajadores.

Entonces, ¿usted está de acuerdo con los términos del texto sustitutorio?

No estoy de acuerdo porque sube la valla de la formalidad para las pequeñas y medianas empresas.

¿Podría decirse que el empresario invierte en la región Ica para fomentar el desarrollo? Por ejemplo, mejorando los servicios, las calles.

No todos, pero yo he visto inversiones. Por ejemplo, el Santuario de Luren lo reconstruyó una minera, Shougang. Yo he visto postas médicas, colegios, campos deportivos, veredas, redes de agua y desagüe, construidas por empresas. Lo que ha habido en Ica es mucha corrupción de las autoridades. Por supuesto que el crecimiento agroexportador no se refleja en Ica, que es una inmundicia por la función municipal que negocia con la basura y está por todos lados.

Entonces, usted responsabiliza al Estado de que en Ica no se vea un desarrollo urbano acorde con el boom agroexportador.

Hay mucha precariedad, pero hay muchas nuevas organizaciones muy bonitas donde muchos trabajadores del agro han comprado sus casas. Hay muchos centros comerciales muy bonitos, muy bien puestos que se han establecido a raíz del dinamismo de la agroindustria. No obstante, la basura es un problema y eso es el alcalde. En Chincha y Pisco no hay agua potable, pero no es por el acuífero, es por la corrupción de las autoridades.

¿Qué hizo como gobernador para corregir el tema del agua potable en Chincha o Pisco?

Yo tengo una propuesta que es crear una autoridad autónoma del agua donde no se metan los políticos. Lo mismo para todos los servicios vitales del Estado. Hay que repetir el éxito del Banco Central de Reserva.

Si la gente le dice que usted es el candidato de la Confiep, o del empresariado, ¿qué diría?

De la Confiep es mentira porque no soy miembro. Pero sí del empresariado. Encantado. Yo sí quiero promover el empresariado en el Perú, empezando por la microempresa.

Los empresarios también cometen errores. Por ejemplo, en Ica los agroexportadores han sobreexplotado las reservas de agua del acuífero.

Sí, eso hay que regular. Tiene solución: o se van algunas empresas de Ica o guardamos más agua en reservorios. La primera trae pérdida de empleo, entonces prefiero la segunda opción.

Para hacerlos hay que hacer obra pública y según me dice es difícil por la corrupción del Estado. 

Puede ser privada, también. Desde el Gobierno de Ica estábamos gestionando una inversión privada de unas empresas para hacer reservorios en Huancavelica y después iban a recuperar la inversión a través de la tarifa de agua. Mi sucesor no lo siguió. Yo prefiero que lo hagan empresas privadas y no el Estado, para que no hayan todos estos escándalos de corrupción.

¿Le tocaron congresistas que buscaron favores?

Betty Ananculí me traía listas de cientos de militantes de Fuerza Popular que había que darles trabajo. (Miguel) Elías me ordenaba destituir al jefe de un hospital porque no le gustaba. (César) Segura me exigía el brevete falso para su hija. Todo eso viví y los desenmascaré ante la prensa. Ante la justicia no porque el Poder Judicial no funciona.

Pero ya se alejó de Fuerza Popular. ¿Qué lo diferencia de Keiko Fujimori?

Lo moral. En tanto a economía de mercados somos muy parecidos. Igual es Acción Popular, el APRA, el Partido Morado, Perú Patria Segura, el PPC y Fuerza Popular. Todos pensamos igual. Lo que me diferencia de ella es lo moral. Fuerza Popular vende puestos en el Congreso, el que paga tiene los primeros puestos y eso no es correcto. Ella dijo que yo era un traidor porque parece que quería que yo contratara a militantes del partido, tipo Richard Swing. Pero yo no entro en eso. Entonces, efectivamente, yo no contraté militantes o eran la minoría.

¿Esto también lo diferencia de PPK? Muchos dirían que son muy parecidos.

Sí, lo moral. A mi no me parece bien hacer consultorías para Odebrecht sabiendo que uno tiene información privilegiada.

Entre Keiko y PPK, ¿quién es el responsable de estos últimos cinco años?

La corrupción en general, el Congreso fujimorista y este último también, igual o peor. El Ejecutivo de los últimos veinte años, también. Toledo y Alan García, impresentables, coimeros. No es un problema de ideologías de derecha o izquierda, sino de la corrupción.

Usted en el 2019 dijo que Vizcarra era su amigo. ¿Qué piensa ahora?

Es un coimero como los anteriores, como Humala y Toledo. Es una porquería. A mi me lo presentaron como el gran gobernador de Moquegua, honesto, que apostó por la educación. Me engañaron, como a muchos peruanos. Es mentiroso. Está yendo al Congreso por el poder del congresista, que es muy amplio. Algunos congresista se creen reyes, se transforman y abusan de su poder. Vizcarra está yendo al Congreso para usar malamente el poder del congresista para salir de todas las inmundicias.

¿En algún momento lo buscó Vizcarra? 

Nos hemos reunido muchas veces, cuando fui gobernador y él ministro. Desató la traba de la autopista Pisco-Chincha. Parecía una buena persona, pero resulta que era un gran coimero.

¿Eso lo hace más peligroso?

El corrupto funge de honesto. Vizcarra dice que su bandera es la lucha contra la corrupción. Es difícil para la población creerle a los políticos después de eso.

Usted tiene la misma bandera, podrían pensar lo mismo. 

Tienen toda la razón en dudar de mí, no los culpo. Es inevitable. Pero hay que seguir en la brega.

La última: ¿qué piensa de la Generación del Bicentenario?

Me parece un bonito nombre y estoy seguro que la juventud va a salvar a este país. Admiro la firmeza y valentía de muchos jóvenes, pero cuestiono severamente a esos vándalos que se infiltraron en las marchas, a esos salvajes que destruyeron propiedad de otros. Yo he visto esas imágenes de un contenedor en llamas lanzado a la policía y demás.

¿Hubo excesos de la policía?

De hecho, pero hubo exceso de parte de los vándalos. Unos policías salvajes dispararon abusivamente y tienen que ser sancionados, así como los vándalos que lanzaron contenedores en llamas. Cuidado con los infiltrados.

Los jóvenes salieron a las calles en todo el país para protestar contra la vacancia de Vizcarra. Cayó el gobierno de Merino. Los jóvenes que trabajan en el campo se manifestaron en regiones contra el régimen laboral de las empresas agroexportadoras. Se derogó la Ley de Promoción Agraria. La participación política de la juventud ha sido determinante en las últimas semanas y probablemente siga siéndolo en los días que vienen.

Los jóvenes demostraron que sí les interesa la política y están dispuestos a correr riesgos -policiales y sanitarios- para hacer sentir su voz. La evidencia también es estadística: según la encuesta de noviembre del IEP, el 75% de jóvenes entre 18 y 24 años tenía algo o mucho interés en la política. ¿Cuál es la paradoja? Que los jóvenes no tienen representación etaria en política institucional. Una muestra es lo que ocurre en el espacio de representación política por excelencia: el Poder Legislativo.

La juventud está subrepresentada. El 16.3% de peruanos tiene entre 20 y 29 años, pero el porcentaje de congresistas de hasta 30 años es de apenas 4.6%. Solamente hay tres congresistas menores de esa edad y, luego, otros tres que fueron elegidos con 29 y cumplieron 30 después de la elección de enero.

Pero ni siquiera ellos representan la voz de la juventud en temas netamente políticos. Los tres congresistas menores de 30 años votaron a favor de la vacancia de Martín Vizcarra, algo que -horas después- su generación rechazó en las calles. Entre los que tienen 30 años cumplidos, dos votaron a favor y una, Arlette Contreras, se abstuvo.

Las sangrientas protestas ciudadanas protagonizadas por los jóvenes estallaron, precisamente, a consecuencia de la vacancia de Martín Vizcarra. Uno de los mensajes más expuestos en las pancartas de los protestantes, quienes terminaron asediados por las bombas lacrimógenas pese a marchar pacíficamente, fue “este Congreso no me representa”.

Foto: Luca Daniel / Sudaca

¿Jóvenes sin juventud?

Los tres congresistas más jóvenes del Parlamento son María Bartolo (27, Áncash), quien fue elegida por UPP, pero ahora es vocera de la bancada Nueva Constitución; Alexander Lozano (28, Madre de Dios), de UPP; y Luz Cayguaray (29, Loreto), del Frepap. Luego están los que tienen 30 años: Paul García (Callao), de Acción Popular; Felícita Tocto (Cajamarca), que postuló con Somos Perú pero ahora es de la bancada Descentralización Democrática; y Arlette Contreras (Lima), que llegó al Congreso con el Frente Amplio pero luego se desligó de la bancada y vota como no agrupada.

En los 9 meses que llevan en el cargo, estos seis congresistas sí han impulsado algunos proyectos de ley dirigidos a su generación. Por ejemplo, García y Cayguaray propusieron leyes para bajar las pensiones y suspender la matrícula de centros educativos, entre ellos institutos y universidades, mientras dure la emergencia sanitaria. García también propuso una ley que busca promover la inserción laboral y el empleo de jóvenes en las entidades públicas.

Tocto impulsó la Ley General de Juventudes del Perú, para proteger los derechos de la juventud y promover su participación ciudadana. Contreras impulsó la eliminación del matrimonio adolescente, para disminuir los casos de violencia sexual contra las mujeres jóvenes. Incluso, García propuso un proyecto que fomenta directamente la participación política de los jóvenes, mediante una cuota de 20% de candidatos al Congreso menores de 29 años.

Y lo más interesante es lo siguiente: después de la vacancia, García -que votó a favor- y Contreras propusieron declarar el 14 de noviembre como el Día Nacional de la Conmemoración de la Generación del Bicentenario. El proyecto también establece la necesidad de crear el Ministerio de la Juventud. Este proyecto, como la mayoría de los antes citados, todavía no es debatido en comisión.

Pero ese supuesto interés por la agenda juvenil no aterriza en las votaciones más importantes. El interés por la vacancia de Vizcarra de los tres parlamentarios menores fue potente. Lozano y Bartolo firmaron la segunda moción. Por supuesto, votaron a favor de aprobarla. García y Tocto -de 30- también votaron para sacar al presidente. Luego, obstruyeron la primera salida de la crisis: en la votación para elegir a Rocío Silva Santisteban como presidenta, Bartolo se abstuvo y Cayguaray votó en contra.

Sudaca intentó contactarlos para conocer la razón de sus votos y su trabajo de representación con el electorado coetario. Cinco de ellos no respondieron, a pesar de que cuatro dijeron que sí lo harían. No es coincidencia que quienes votan en contra de la voluntad popular no quieran atender a la prensa. 

La única que respondió fue Arlette Contreras. Ella votó en contra durante la primera moción de vacancia y se abstuvo en la segunda. “No apoyé el primer pedido de vacancia porque merecíamos unir esfuerzos para seguir luchando contra la pandemia. En el segundo intento cambió bastante el contexto. Se evidenciaron con más claridad las denuncias sobre Vizcarra. La corrupción es un problema que no podemos subestimar y, como joven, la rechazo”, argumentó.

Arlette Contreras, la única congresista joven que respondió a Sudaca. Foto: Prensa de la congresista.

¿Por qué?

Sin respuesta de los congresistas, Sudaca se comunicó con militantes jóvenes de diferentes partidos para entender por qué un grupo tan grande de personas no encuentra representación equivalente. Una de ellas está afiliada al partido que protagonizó el intento de vacancia: Acción Popular. Su nombre es Milagros Muñoz, tiene 25 años. Pese a que la bancada accionpopulista fue responsable directa de la vacancia, ella cree que el sentimiento general de las juventudes de su partido se orientó a apoyar las protestas de noviembre. “Todos se sentían defraudados”, asegura.

A Muñoz, sin embargo, le parece “normal” que los políticos no vean las cosas tan claras cuando ya han asumido un cargo. “Lo comparo con esas veces en las que eres el que le dice al amigo ‘oe, esa flaca no es para ti, no seas gil, cómo no te das cuenta’. Pero cuando a ti te toca, tú terminas siendo el gil que no se da cuenta porque estás metido en el problema”, comenta. Dice, además, que la gente en las calles nunca ha participado en política y no entiende lo que sucede por dentro.

Arlette Contreras tampoco cree que haya oposición entre la calle y los congresistas. “Ser congresista es diferente. Se tiene conocimiento de primera fuente del escenario político. No todos los detalles se conocen a través de los medios de comunicación. Si yo no fuera congresista, mi percepción hubiera sido distinta”, comenta.

Pero más allá de la percepción cualitativa sobre la vacancia, las cifras son claras: hay un problema estructural. ¿Por qué son pocos los jóvenes que postulan al Congreso y poquísimos los elegidos? De más de 24 millones de electores, en enero postularon 209 candidatos de entre 25 y 30 años. Ese es el rango etario con más electores en el país: incluye a más de 1.700.000 personas. Solo tiene a seis congresistas.

Hay varios factores que ayudan a explicar la discordancia. Según una encuesta del IEP de noviembre, el 65% de peruanos no se siente representado por ningún partido. La baja participación en las elecciones internas refleja fielmente el poco interés en militar y, entre militantes, de participar. “La madre del problema está en que nuestros partidos no representan a nadie y menos a los jóvenes”, dice la politóloga María Paula Távara.

Un militante joven del Partido Morado, cuya identidad se mantendrá en reserva, tiene el mismo diagnóstico: hay muy pocos vasos comunicantes entre la participación civil y la política partidaria. “Hay muchos jóvenes que hacen política no partidaria, activistas. Dar el paso a militar en un partido, la gente no lo hace”, sostiene.

Para Távara, hubo un punto de quiebre en la relación entre los partidos y los jóvenes: la ‘ley pulpín’. Fue una de las primeras acciones de los partidos, desde el Congreso, que tocó directamente los intereses de la juventud actual. La relación quedó rota desde entonces.

Foto: Giovani Alarcón

Marginación partidaria

Pese a todo, hay jóvenes que militan. El problema es que igual casi no candidatean. De los 2.326 candidatos inscritos en las últimas elecciones, solo 209 tenían menos de 30 años. En 2016 los jóvenes representaban el 30% del padrón electoral, mientras que los candidatos jóvenes eran solo el 7% de postulantes. Gabriela Vega, politóloga que encabeza el proyecto de capacitación para candidatos jóvenes Recambio, explica que la culpa es, principalmente, de los partidos.

“Son los partidos los canales institucionales que tienen que adaptarse para poder vincularse con ellos y ellas, no al revés. Los jóvenes han hecho y están haciendo lo que les corresponde: están expresándose, participando, interviniendo en la esfera pública a través de sus manifestaciones, porque los partidos y bancadas no canalizan sus demandas”, afirma.

Távara agrega que los partidos no tienen espacios para la juventud. “Los liderazgos más antiguos de los partidos están acostumbrados a ser adultistas y machistas”, sostiene. Para ella, una cuota juvenil, como la que propuso el proyecto de ley de García, obligaría a los partidos a atender a sus juventudes. Es una propuesta debatible. “Los partidos políticos no apuestan por los cuadros jóvenes. Nos ven como una cuota”, sostiene la congresista Arlette Contreras.

El afiliado al Partido Morado detecta una barrera cultural. Para él, algunos políticos asumen que ‘juventud’ es igual a inexperiencia, y no siempre es así. En el caso de las mujeres el panorama puede ser más incómodo. “Mis amigos mayores a veces no me hacen caso, pero también por ser mujer. Es algo de lo que jamás me quejo, pero sí me molesta. Si tengo carácter, soy mandona. Si un pata tiene carácter, es líder”, reclama Muñoz.

Arlette Contreras no es militante, pero llegó al Congreso con el Frente Amplio. Ella también se ha sentido minimizada por ser una mujer joven. “No se me daba el espacio ni se reconocía mi voz”, afirma. Ella considera que hay una forma de actuar de los políticos mayores: imponerse sobre los jóvenes y minimizar sus ideas. “El Frente Amplio ni siquiera quería firmar mi primer proyecto de ley”, cuenta.

Y el otro problema es la plata. Los tres militantes jóvenes consultados por Sudaca coinciden en ese punto. “Una elección es una inversión y muchos jóvenes no tienen dinero. Entre las costas electorales, la campaña interna y la externa, es bastante plata”, comenta Muñoz. “Muchos jóvenes serían estupendos candidatos y candidatas, y no están postulando porque saben el costo enorme que eso implica. ¿Cómo puede postular un joven precarizado, con pocas oportunidades de empleo, sin estabilidad laboral, sabiendo que competirá con personas que van a invertir mucho dinero?”, se pregunta Eduardo Maldonado, del Movimiento Nuevo Perú.

¿Cuánto puede costar una campaña? “Se gastan mínimo unos S/20 mil. Una campaña misia y corta”, asegura Maldonado. Muñoz sugiere una cifra más alta. “S/70 mil para el Congreso, y es un presupuesto misio. Los mejores podrían meterle S/300 mil”. La cifra, claro, varía de acuerdo al tipo y cantidad de propaganda.

Sin votos

Más allá de la disposición de los jóvenes para involucrarse en los partidos y del interés de los partidos para darles cabida, los votos no los acompañan. De 209 candidatos menores de 30 años en las últimas elecciones solo fueron elegidos 6. Un factor clave es la ubicación de los jóvenes en las listas: les suelen dar los números más altos. En Lima, el promedio del número de lista de los jóvenes fue 22. La única que consiguió entrar al Congreso, Arlette Contreras, postuló en cambio con el número 8. Pero no es lo único.

Muñoz dice que es un problema de carencia de habilidades políticas. “Les falta aprender a hacer política. Puede haber gente muy buena y capaz, pero si no tienen la muñeca para defenderse de otros políticos, es lo mismo que nada. Entonces, parecen con poca preparación. La gente asocia al joven con ‘pulpín’ inexperto. Lo que más debemos cuidar es, si ya sabemos que ese es el cliché, no caer en el error de desesperarnos y parecer ‘nuevos’”, comenta.

“Me resulta bastante cuestionable el discurso que tiene que ver con la ‘preparación’ y la ‘experiencia’. Eso es clasista y es falso. El Congreso es un espacio donde debemos estar representados todos. En un país donde un gran porcentaje no tiene empleo fijo, maestrías ni educación superior, exigirle a la gente que vote, no por quien la represente, sino por quien tenga títulos, experiencia empresarial y éxito económico, es ir en contra del propio sentido del Congreso”, afirma Maldonado.

Al final, no solo los votantes jóvenes sienten que no están representados, sino que los pocos políticos jóvenes que llegan ni siquiera asumen la representación de su generación. Consultada sobre su representatividad entre los jóvenes, por ejemplo, Arlette Contreras respondió: “Yo represento a las mujeres. Hago un trabajo dirigido a favor de los derechos de las mujeres y las personas más vulnerables”.

¿Representarán los próximos congresistas menores de 30 a su generación? ¿Seguirá subrepresentada la juventud en el Parlamento? Todo indica que sí. Los cuatro meses que faltan para las elecciones de abril son muy poco tiempo para cambiar un problema estructural, pero la coyuntura -al menos- ha dictaminado que los jóvenes sí quieren participar de la discusión pública del país. El reto está dado.

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Juventud, Política

Es mediodía del domingo y la casa de Fernando Olivera permanece en penumbras. Han cortado la luz en toda la zona, asegura. Estamos en San Isidro y lo acompaña en la mesa su precandidato a vicepresidente, el excongresista cusqueño Carlos Cuaresma. Unas horas antes hemos estado en Lince, donde Olivera fue a su local de votación para completar, con la elección mediante delegados, las internas de su partido. Este todavía no ha terminado su proceso de inscripción.

Olivera asegura que le están poniendo trabas porque le tienen miedo. No lo quieren –dice– como contendor en la elección del próximo año. Tras la votación hemos abordado su antiguo Chevrolet y hemos ido a un banco. Olivera ha dado a entender que debía depositarle algunos viáticos a los miembros de su equipo. Me ha pedido amablemente que le espere en el carro vacío. Ha demorado apenas unos minutos.

Al llegar a casa se ha olvidado de apagar las luces de su Chevrolet, dos veces. Ahora estamos sentados en la mesa, con una bandera del Perú colgada a su espalda. Su vicepresidente lo mira mientras habla. Interviene cada cierto tiempo con alguna interjección: “¡aja!”, “¡claro!”. Olivera se recuesta y me mira fijamente. Siento que algo se frota contra mi pierna. Bajo la mirada y es el gato. El gato de Olivera me está ronroneando la pierna. Sigo con las preguntas.

Durante los discursos que ha dado en la mañana ha recalcado que le están poniendo trabas para inscribir su partido porque le tienen miedo. ¿Quiénes cree usted que le tienen miedo?

El sistema de corrupción, que está en todo enquistado: en el Poder Judicial, la Fiscalía, el Poder Ejecutivo, la economía.

¿Pero quiénes son las caras de ese sistema?

Son todos los que están allí. La economía, que domina el país mediante un sistema oligopólico [¡La Confiep!, agrega su vicepresidente] al que nadie le pone freno. Es deber del Estado frenar los abusos oligopólicos.

¿Se considera, entonces, un candidato más tirado hacia la izquierda?

No, mire, esas tipificaciones de ‘izquierdas’ y ‘derechas’ son caducas. Ya vemos lo que han hecho los que se llamaban de izquierda y nacionalistas. Recibían millones del extranjero, primero de Venezuela, luego de Brasil. También los que se llamaban revolucionarios, como el Apra, que es el partido de la corrupción. O los otros, que llegaron al municipio. Esas izquierdas que medran de la pobreza, sobre todo las cúpulas, porque las bases lo que claman es justicia.

¿Usted estaría dispuesto a nacionalizar alguna industria estratégica o definir los precios en algún mercado?

Esas son viejas recetas que no han dado resultados. Pero lo que sí tenemos que hacer es que los organismos reguladores funcionen de verdad. Que no sean un apéndice de las empresas.

En un eventual gobierno suyo, ¿sería amigo o enemigo de los empresarios?

La empresa privada tiene un rol importante que asumir. El sector privado tiene el deber de crear trabajo, que es el mejor programa social que existe. De quienes sí somos enemigos es de aquellos que se llaman empresarios pero no son más que mercantilistas. Mercantilistas son aquellos que se acercan al poder de turno para obtener prebendas. Esos son nuestros enemigos. Pero el empresario que trabaja y solo quiere reglas iguales para competir, el pequeño empresario, ese tendrá estabilidad.

¿A qué oligopolio le haría la guerra primero?

Sector financiero. ¡Las tasas de interés que se cobran en el Perú no tienen ningún sustento comparándolas con las tasas internacionales! ¡Te cobran unas tasas de usura! ¿Uno tiene que quedarse mirando eso como gobierno? ¿Acaso uno tiene que ser estatista para fijar las tasas de interés máximas?

¿Usted fijaría las tasas de interés?

Pero por supuesto, dentro de las facultades que tiene el Banco Central de Reserva…

Pero el BCR es un ente autónomo.

Sí, pero va a tener que cumplir su deber. Autonomía no significa estar al margen de la Constitución y la ley. ¡Que tome nota el señor Velarde! Claro, muy aplaudido por los bancos, pero muy cuestionado por las víctimas de los bancos. Aquí se aterran con el tema de las AFP, y yo digo: es dinero de los trabajadores, ellos tienen derecho a disponer del 100%

Entonces, hubiera promovido un proyecto de retiro de AFP, similar al de este Congreso. 

Yo promuevo la libertad absoluta del retiro. El gran poder de las AFP no está en la comisión que cobran, sino en la administración de los miles de millones que tienen de todos los trabajadores.

Sigo intentando ubicarlo políticamente. Habla de fijar el precio de las tasas de interés pero, del otro lado, me habla de las recetas fallidas de la izquierda.  

Perdóneme: no voy contra los bancos ni contra las AFP. Voy por la libertad de los trabajadores en la disposición de sus fondos y porque los bancos cumplan su rol dentro de lo que debe ser una economía social de mercado, donde no debe haber abusos de situaciones oligopólicas. Y donde la SBS y el BCR, en nombre del Estado peruano, tienen el derecho de fijar las tasas máximas. Los bancos deben seguir siendo privados, no soy estatista.

¿Con qué político histórico se identifica?

Es que lo que sucede es que la historia del Perú republicano es la historia de la corrupción. Ha habido gobiernos civiles, militares, democracias, dictaduras. Aquí está Historia de la Corrupción en el Perú  [Olivera tenía el libro de Alfonso Quiroz al lado de su mesa]. Aquí está retratado. Y el drama del Perú es que los presidentes han estado directamente involucrados en eso.

Bueno, usted fue parte de un gobierno cuyo presidente tiene el caso más avanzado de corrupción por Odebrecht. 

Sí. Y yo no sé si los periodistas del diario El Comercio tienen que ver con lo que hacía José Graña Miró Quesada. No, ¿no cierto?

Reportero y ministro son puestos con un nivel de decisión distinto. 

¿Por qué? Seamos claros: a mí nadie me ha dado ni un sol y, si hubiera sabido de corrupción, la hubiera denunciado. No nos meta en las responsabilidades que tendrá que pagar Toledo, y ejemplarmente. Le digo: yo lo traeré y haré que pague por los delitos cometidos.

Con perdón de que se exalte un poco: Toledo en esa época ya era conocido por no ser necesariamente honesto. Se le habían descubierto varias mentiras. 

No sé, ¿en los medios de comunicación qué salía? Lo de Zaraí, las borracheras que se pegada y lo de sus parientes. Evidentemente eso estaba muy mal, pero nosotros participábamos de un acuerdo de gobernabilidad. El Perú necesitaba estabilidad política después de la dictadura corrupta de Fujimori. Teníamos que convocar inversiones de mediano y largo plazo, rescatar la economía, al magisterio se le duplicó el sueldo. ¿En ese entonces quién iba a sospechar que quien hablaba con un discurso anticorrupción, que así llegó al poder, iba a estar con una camarilla de extranjeros para obtener ingresos ilícitos?

El siguiente gobierno también necesitará estabilidad a gritos. 

La tendremos. El 28 de julio voy a proponer, además, la revocatoria al cargo para todos los electos, empezando por el presidente de la República bajo el principio de ‘el pueblo me pone, el pueblo me saca’. Para los congresistas también, por supuesto. Esa política de ‘me eliges y yuca por cinco años’ terminará. Pero también vamos a plantear la censura ciudadana. ¿Qué poderosa es la funcionaria [Fiorella] Molinelli, no? ¿Cuál es el presupuesto de imagen de EsSalud?

¿Cómo podría un funcionario de alto rango tener estabilidad para trabajar en una institución, cualquiera, si es que puede ser revocado por el pueblo?

¿Ah sí? Bueno, si hace bien las cosas, tendrá la estabilidad que merezca.

Así no funciona la política peruana, ¿no?

Bueno, a la que usted está acostumbrado. Se tiene que rescatar la confianza del pueblo peruano y acabar con esas corruptelas. Molinelli es cómplice de Vizcarra en el caso de la adenda de Chinchero. Ella firmó la adenda por delegación de Vizcarra y hoy es cabeza de un proceso judicial abierto. Y continúa ahí. Entra Vizcarra, la mantiene. Sagasti, la mantiene. ¿A usted le parece que debe continuar una funcionaria que ha comprado pruebas rápidas a varias veces su precio? Sin embargo, es intocable por los grandes medios de comunicación. Hasta cuando sale una denuncia tan grave.

No tengo nada que debatirle en ese punto. Le hago otra pregunta: usted fue nombrado embajador en España sin tener experiencia diplomática previa. ¿Cómo se explica eso?

Se explica en que a uno lo tratan siempre de combatir los enemigos que va cosechando en el camino. Usted debe saber que hay nombramientos políticos. Eso es muy legal. Yo era jefe del Frente Independiente Moralizador, partido con representación parlamentaria. ¡Y yo no pedí ser embajador en España, que quede claro! ¡A mí me pidió Toledo y tardé un mes en responderle! Creí que podía ser útil a los peruanos en el exterior.

¿Tuvo resultados como embajador?

Pregúntele a los peruanos en España.

¿Pero cuáles fueron?

¿Por qué cree que sobre mi gestión en España nadie dice nada? Le doy logros concretos: para nuestra comunidad peruana era un problema obtener licencia de conducir allá. Pues yo logré el reconocimiento de los brevetes del Perú en España. Otro: logré un acuerdo de seguridad social para que los aportes que habían hecho aquí los peruanos que migraron sean reconocidos. También la homologación de títulos. En España había escasez de médicos, y conseguí que uno de de aquí pueda ejercer allá.

Quiero tocar unos temas finales. Usted fue breve ministro de Relaciones Exteriores. Ahora que están de moda los ministros breves, es una anécdota que quisiera escuchar de su lado. 

Es toda una historia. El odio de Carlos Ferrero se remonta a la época de la transición. Nosotros tumbamos al gobierno de Fujimori con el ‘vladivideo’ el 14 de setiembre. Fuimos nosotros, no fue la Marcha de Los Cuatro Suyos ni otros medios. La mezquindad llega a tal extremo que dicen que Canal N lo sacó. No, yo se lo di.

Fue el momento más importante de su carrera, ¿no?

No, tampoco. Fue muy importante, pero uno que la población recuerda mucho hoy es ese debate memorable con Alan García…

Ya le pregunto sobre Alan. Pero decía de Ferrero…

El siguiente paso tras la caída de Fujimori era tomar el Congreso presidido por Martha Hildebrandt. La oposición tenía mayoría. El cambio de presidente del Congreso era vital, porque era quien iba a asumir el poder. Coordiné con un sector del fujimorismo que se podía considerar decente. Lo hice con la congresista Cecilia Martínez Del Solar, viuda de Rodrigo Franco. Ella logró 7 u 8 congresistas dispuestos a apoyar, pero había que saber quién iba a asumir la presidencia del Congreso.

¿Qué tiene que ver todo esto con Carlos Ferrero?

Un día, sería pues 12:30 o 12:45, me llama el vocero de Perú Posible. Me dice ‘Fernando, estamos convocando una reunión para coordinar’. Bueno, evidentemente no quieres que esté presente, porque de aquí hasta allá me tardaré hora y media. Pues no estaré. Fue Anel Townsend  con Cecilia Martínez Del Solar. Townsend propuso a Valentín Paniagua en nuestro nombre. Sin embargo, el vocero de Perú Posible dijo que debía ser uno de su partido. Paniagua había dicho que era un demócrata y había declinado. El candidato de Perú Posible era Carlos Ferrero. Iba a ser el presidente de la transición. Yo digo: ¿qué acuerdo es este? Cojo el teléfono, llamo a Valentín, le digo ‘te hemos propuesto y no tienes derecho negarte’. No ha habido ningún acuerdo. Le digo que voy a consolidar los votos, convocar una reunión y que acepte.

¿Desde entonces le tenía inquina Ferrero?

Al día siguiente, viendo que teníamos los votos, vinieron y pidieron sumarse. Y ya pues, le dimos la primera vicepresidencia a Ferrero. ¿Cuál fue su venganza? Ferrero era presidente del Consejo de Ministros cuando Toledo me pide que asuma la Cancillería, porque él me lo pide. Yo le digo: se debe respetar que los ministros  se designan a propuesta del premier. La víspera del juramento, a las 7 de la noche, fui convocado con Ferrero ante el presidente. Ahí [Ferrero] le propone que yo sea designado ministro. Sin embargo, al día siguiente clavó la puñalada: una vez que juré dijo que no estaba de acuerdo. ¡No hubiera firmado la resolución!

Un tema ineludible: va a ser su primera elección sin Alan García [a su vicepresidente se le escapa una risa]

Bueno, eso usted lo dice. A mí no me consta.

¿Cree que Alan García no ha muerto?

Es una fuerte probabilidad [Olivera lista una serie de ‘pruebas’ que no vale la pena reseñar].

Pero, más allá de eso, usted normalmente ha hecho sus candidaturas atacando a Alan García. ¿Cómo va a llenar ese vacío?

Si bien García personificaba a la corrupción, el sistema continúa. Cambia de rostros. Hasta tiene émulos. Vizcarra es uno de ellos, pretende ser el heredero de Alan García. Alan García era el padrino de la corrupción, pero van tomando el rol otros. A todos en conjunto los enfrentamos. Contra todas las adversidades, estamos logrando nuestra inscripción.

¿Podría aceptar que parte importante de su carrera política se sostuvo en atacar a Alan García?

¿Y usted puede aceptar que le diga que lamento que esté tan desinformado? Por si acaso, yo inicié mi carrera en la función pública en la Fiscalía de la Nación, fui secretario general desde 1981. Ahí enfrenté casos de corrupción y narcotráfico.

Sin quitar ese trabajo, ¿no considera que una parte importante de su carrera fue atacar a García?

Ese es un simplismo al que se cae producto de los psicosociales. ¿No entiende que el tema no es el nombre y apellido? Es el sistema de corrupción. Nosotros promovimos la comisión investigadora de La Cantuta. ¡Qué Alan García, Alan García! Mi trayectoria en el Parlamento usted la puede ver.

¿Sintió pena del suicidio?

En principio, no celebro la muerte de nadie. Lo que sí hubiera sido materia de celebración es el día en que García era sentenciado en un debido proceso. Ese día habría habido una fiesta popular en el Perú.

¿Le preocupa que en esta elección su partido obtenga una votación similar a la del 2016. Se lo pregunto en buena lid [El Frente Esperanza obtuvo 1,3%. Su vicepresidente exclama: “¡No!”].

Pero usted no tiene ningún elemento de juicio para vaticinar ello. ¿Le hace la misma pregunta a Forsyth?

Bueno, no pienso que él vaya a ser presidente, pero está arriba en las encuestas. 

¡Ah, que bueno! ¿Para usted las encuestas son ciertas? ¿Las encuestas no se compran? Cada partido que tiene dinero resulta teniendo su encuestadora. Después del debate [del 2016], donde nadie discute que el vencedor fui yo, y que fue memorable, un vocero de una encuestadora me dijo que yo había ganado el debate y que estaba creciendo 1,5% diario [Olivera no quiere dar el nombre de la persona]. Pero claro, me dijo: “tuvimos que poner a Kuczynski como ganador”.

¿Realmente cree que su resultado final se debió a las encuestadoras?

A varias cosas. Estoy convencido que hubo fraude, eso se va formando con las encuestadoras famosas. Te van direccionando. Usted dice que Forsyth tiene votación porque las encuestadoras lo dicen. Y que yo no tengo nada por lo mismo. Los medios van promoviendo a los que dicen las encuestadoras y a otros, como yo, nos silencian. El día que inscribimos las candidaturas el 2016 un importante medio puso en su portada todos los símbolos de los partidos, y nosotros no existíamos. ¿Sabe por qué? Porque yo en la campaña denunciaba las coimas de Lava Jato. ¿Acaso no estaban comprometidos los intereses de los Graña en grupos de medios de comunicación? Cuando, para cumplir las formas, me citaban a algún canal, no me dejaban hablar. Me venían con ‘las pichulitas’ [y hace el gesto] y las cartas al Vaticano.

¿Eso de las cartas falsas al Vaticano va a ser su Espada de Damocles por siempre?

Oiga, ese asunto fue manejado ejemplarmente. Curiosamente, fue el único tema que se atrevió a citar Alan García en el debate y no tuvo ninguna repercusión. Fue un comportamiento ejemplar.

¿No llevó cartas adulteradas al Vaticano?

Oiga, no voy a caer en el juego de hablar de ese tema, que en su momento mereció un comunicado de la nunciatura, en nombre de la Santa Sede, agradeciendo el tratamiento del Estado peruano. El propio Cardenal Cipriani [también lo dijo] a mi persona. Yo, como católico que soy, traté de evitarle un daño a la Iglesia católica [Olivera ha alegado antes que solo llevó las cartas para comprobar su veracidad].

Con esta termino: ¿convocaría a un referéndum para cambiar a una nueva Constitución, de cuya elaboración participó como constituyente?

Sí. En una democracia el pueblo manda. No hay que tenerle miedo al pueblo. Habrá elecciones para una nueva Constitución y cada uno fijará sus posiciones. No creo que la solución de los problemas del Perú esté en ello, porque el papel aguanta todo. En la Constitución del 93, yo logré dos avances: incorporar mecanismos de democracia directa la figura del Defensor del Pueblo. Ahora hay candidatos, que no se qué se han fumado, que dicen que son los creadores de la Defensoría, ¡casi, casi autores de toda la política antiterrorista!

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